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miércoles, 27 de julio de 2016

Playa Karon, Phuket (Tailandia)



Nuestros días de relax en Tailandia los pasamos en la isla de Phuket, situada
al sur del país y unida al continente por un puente de modo que, por su gran
tamaño, no da la la sensación de ser una isla en el mapa.

Nuestro destino estaba en la costa central occidental de la isla: la playa de
Karon, 2,5 km de playa con una arena finísima y prácticamente sin gente en
esta época del año.

Un auténtico lujo que nos permitió tener la sensación de disfrutar de un
verdadero paraíso para nosotros solos.



Nos alojamos en el Hilton Phuket Arcadia, un resort muy completo con un
inmenso espacio exterior lleno de jardines, lagos e instalaciones que ya os
mostraré en una entrada posterior.

Mi idea inicial al visitar este país era buscar un alojamiento más auténtico tipo
cabaña, al menos en las islas, pero cuando se viaja con un grupo de amigos
hay que hacer concesiones y respetar la opinión de la mayoría: no todo el
mundo está dispuesto a experimentar una estancia más natural en un entorno
de selva tropical donde algunos animalitos y bichitos autóctonos no parecen
nada amigables.


Nuestro hotel estaba a pie de playa, sólo atravesando una pequeña carretera, y
el mar podía verse desde prácticamente todas las instalaciones y habitaciones.




Dependiendo del oleaje, esta playa es buena para surfear y es frecuente la
práctica del parapente.



La vegetación tropical llega hasta la misma playa y tanto los salvavidas como el
personal dedicado a alquilar tablas o parapentes habilitan espacios para estar y
protegerse del calor en la propia vegetación, a modo de cabañas improvisadas.




Una playa cuidadísima y, como os decía, prácticamente vacía en esta época
del año.

El agua a una temperatura ideal: creí que nunca diría ésto porque a mí
el agua del mar siempre me parece fría pero os aseguro que parecía
climatizada.

A pesar del oleaje se trata de una playa segura porque la zona que no
cubre se alarga bastante hacia el interior y, por otro lado, los vigilantes
estaban siempre atentos.

Largos paseos, jugar con las olas, buscar tesoros de costa...




Y conocer otros viajeros interesantes, como Tom, un joven neozelandés que
había iniciado una aventura en solitario pasando por varios países del índico
para recorrer luego media Europa a partir de Madrid. Prácticamente el mismo
recorrido por ciudades europeas que está realizando ahora Javier en su primer
interrail. Aunque parece ser que no coincidían en fechas en las distintas
ciudades, quien sabe, el mundo es un pañuelo.


Como os decía, en un entorno de selva tropical puedes encontrarte con otros
habitantes menos deseados.

Vimos caracoles del tamaño de una mano, ciempiés gordetes de más de
diez centímetros, el mismo tamaño de una especie de babosas de agua
en un color rosa chicle, lagartos gigantes (dragón de Komodo) en el río
del mercado flotante de Amphawa y hasta una serpiente en la playa.

Fue Javier quien la descubrió: ¡eh, mirad un palo que se mueve!

Al salir del agua no era un palo, era una cobra que se dirigía hacia el agua.
Al preguntar al salvavidas nos dijo que no era frecuente pero que a veces
venían para refrescarse, que no atacaban si no se las molestaba pero que
si mordían eran mortales (hizo un gesto pasándose el dedo índice por la
garganta).


Lo dicho, como en el paraíso, con serpiente y todo ;-)


A pesar de los "peligros", ¿quién se puede resistir a disfrutar de un
entorno y atardeceres como los de allí?

Yo, desde luego, repetiría. ¿Y tú?

lunes, 18 de julio de 2016

Reportaje fotográfico preboda estilo country



El día que estuve haciendo a mi sobrina Helena las fotografías para el post
del vestido Love Piropo, nos acompañaron su chico, Ángel, y mi sobrino
pequeño Alberto, que nos ayudaron a llevar el trípode y organizarnos con
el atrezzo.



Al acabar la sesión de fotos les pregunté a Helena y Ángel si querían que
les hiciera algunas fotografías juntos a lo que accedieron encantados.

El escenario y el vestuario dieron como resultado unas fotografías que
bien podrían ser de una preboda estilo country.

Pero no, no es que en la familia suenen campanas de boda: esta pareja dice
estar muy bien así y todavía no tienen intención de casarse ni tener hijos,
a pesar de las ganas que tienen mis padres de ser bisabuelos y tenemos
todos de contar con un bebé en la familia.

Alberto es el más pequeño pero ya es un adolescente y echamos de menos
un pequeñín en el que volcar nuestra ternura.

Tendremos que esperar, sin embargo, a que esta linda pareja se decida
a ser padres.










La maravillosa luz y el precioso entorno de las Tablas de Daimiel dieron como
resultado unas fotografías llenas de encanto, creo.



No fuimos los únicos en querer inmortalizar el lugar y el momento: una
pareja nos pidió que les hiciéramos una fotografía con el móvil y fue
Helena la encargada de hacerlo mientras yo fotografiaba a los tres.


La primavera estaba en todo su esplendor y los humedales mostraban
una imagen idílica.


Os deseo un feliz comienzo de semana.

lunes, 6 de junio de 2016

Paseo por los alrededores de Chaouen (Marruecos)



¿Pensando en las vacaciones?

Nosotros este año las cogeremos prontito, al menos una parte.

Javier está en estos momentos haciendo el Camino de Santiago con su
padre y en poco más de una semana estaremos los dos en Tailandia
junto a un grupo de amigos.

Luego Javi tendrá su primer interrail por Europa y yo me tomaré unos
días en un destino tranquilo y rural.

Javier ha superado su primer curso de carrera, ¡con nota!, y eso se
merece un verano "a full".



Aún tengo algunos lugares de nuestros destinos de vacaciones anteriores
que compartir con vosotros por si os decidís a visitarlos y os sirve de ayuda.


Hoy una última entrega de nuestro viaje al pueblo azul de Chaouen que
visitamos estas Navidades y, si entonces se mostraba precioso, puedo
imaginar cómo lucirá en esta época del año, exultante de vegetación.


Ya os mostré el magnífico bed & breakfast en el que nos hospedamos,
Casa Perleta, que en sí mismo merece una visita a este precioso pueblo
marroquí, un mágico atardecer desde La Alcazaba y una excursión
imperdible a las Cascadas de Akchour donde vivimos una experiencia
maravillosa.


Nuestro último paseo será por el viejo Chaouen que se encuentra fuera
de la muralla.



Una agradable excursión rodeados de agua y verde pues seguiremos el curso
del río hasta llegar a los antiguos lavaderos que aún siguen siendo utilizados
para lavar alfombras y también para hacer la colada.




Un lugar donde se respira calma y en el que el tiempo parece haberse detenido.


A lo largo del río, en la zona más próxima al pueblo encontraremos puestos
de zumos y chiringuitos donde disfrutar de este tranquilo entorno.





Siguiendo el curso del río, a la derecha, hay una colina coronada por una
edificación blanca con minarete.

Se trata de una vieja mezquita construida durante el protectorado
español y restaurada hace poco como centro de actividades culturales
puesto que la población autóctona apenas la utilizó para su uso religioso.

La edificación en sí misma no es gran cosa pero destacan las vistas
panorámicas del conjunto de Chaouen, distinguiéndose perfectamente
la parte antigua, dentro de la muralla, de la parte nueva.





Un paseo muy agradable en un entorno tranquilo salpicado de pequeñas granjas
con economía de subsistencia en las que no faltan, sin embargo, lindos jardines.



Si finalmente os decidís a visitar Chaouen me encantaría que me contarais.

Soy toda oídos.