LAMENTO
A UN AMIGO SOBRE UNA PÉRDIDA
He
perdido el viento.
Ya
sé que los vientos no se pierden,
que
aparecen o desaparecen,
arrecian
o amainan,
pero
yo lo digo como lo siento:
he
perdido el viento.
Conocí
al viento casualmente
y
paulatinamente
me
fui habituando a él,
me
agradaba su forma
de
envolverme,
su
ligereza, su frescura,
aunque
aparentemente anárquico
era
regular en sus presencias,
así
que
empecé a esperar su llegada
y a
lamentar su partida.
Hace
algún tiempo
el
viento empezó a fallar,
no
venía con la misma
regularidad
de antes,
lo
que presagiaba
un
cambio de dirección
que
finalmente se produjo.
Y
dejó de soplar.
Por
eso
no
te puede extrañar
que
necesite desahogarme:
me
falta el aire.
Ya
sé que el viento es libre
como
todo lo que vale la pena
en
la naturaleza,
y
que precisamente
por
eso es valioso,
pero
yo también soy libre
de
desahogar mis sentimientos
que
aunque
probablemente
tienen
más que ver
con
mi propia forma de ser
que
con la falta del viento,
aún
así
no
me permiten dejar
de
echarlo de menos.
Pedro
Casas Serra (20-04-1995)
No hay comentarios:
Publicar un comentario