Invocación a mi padre https://sientopasareltiempo.blogspot.com/2016/08/invocacion-mi-padre.html A los padres siempre se les echa de menos y cuando vas adquiriendo
responsabilidades, más. La relación con nuestros padres, a causa de la
diferencia de edad y de situación, fue desigual, y al alcanzar
responsabilidades y dificultades en las que ellos podrían aconsejarnos
ya no están para hacerlo. No sé si lo habrá oído, aunque él hablaba con
sus difuntos (o eso decía). A mí me gustaría poder hacerlo con él, pero
me lo represento. Las dificultades de comunicación con los padres se
deben a la diferencia de edad y circunstancias que tenemos respecto a
ellos; en vida siempre nos llevan 30 o más años y los mundos respectivos
son distintos. Eso dificulta que puedan ayudarnos con su experiencia,
aunque sí pueden hacerlo siempre con el recuerdo de su ejemplo y
conducta. Imagino el tesoro de experiencias que podríamos compartir con
nuestros padres si viviéramos con una edad más próxima, con un estatus
más parecido. Hoy, en que la media de longevidad del hombre ha crecido
mucho, ello es más fácil, pero siguen habiendo distancias culturales,
religiosas, de educación, que hacen difícil la comunicación y el
aprovechamiento de sus experiencias vitales. En muchos aspectos, no sólo
físicos, reproducimos a nuestros padres. Lo malo es que las
experiencias no se transmiten porque vivimos en diferentes tiempos
históricos: cuando nosotros somos niños, ellos son adultos, cuando
nosotros somos adultos, ellos son ancianos o han muerto. Te imaginas
cómo podrían ilustrarnos unos padres que fueran de nuestra edad. Con los
padres pasamos por muchas etapas, desde la admiración de la infancia,
pasando por la rebeldía de la adolescencia y la indiferencia de la
juventud, y cuando mejor podríamos entendernos, desaparecen. La
educación y las circunstancias alejaban a nuestros padres de nosotros.
Ellos tenían que traer el dinero a casa; la educación de los hijos
quedaba en manos sólo de las madres. Eso nos hizo desconocerlos en gran
parte lo que equivalía a desconocernos en parte a nosotros mismos.
La poesía es un juego.
El cariño nos sobrevive.
A menudo
pinto al aire libre, y en los parques de Barcelona veo siempre personas,
grupos de personas, que viven en ellos: comen, duermen... sin presente y
sin futuro.
Ceder al amor siempre.
Hablamos de nuestra
historia, de la que hemos vivido, de aquella en la que hemos participado
y que ya pertenece a los libros, al mito, a la fábula; como nosotros
mismos.
Poeta, sí, pero hay tantas maneras de serlo.
El
momento presente donde tantos lo publican todo en Internet. (Me acuerdo
de un antiguo profesor mío de ESADE que al acabar su clase borraba
cuidadosamente de la pizarra todo lo que había escrito (claro que él
tenía sus razones, era un represaliado por el franquismo por pertenecer a
la Asociación Democrática de Militares).
Con una llama se representaba en los cuadros barrocos la inspiración divina.
Hay el amor de la mística y la mística del amor.
En
Cataluña, Joan Margarir, casi desde el principio escribió sus poemas en
catalán y castellano, y así los tiene publicados en libro. Él, en
alguna entrevista, dice que sus poemas van surgiendo a la vez en ambas
lenguas, cosa que él explica por las circunstancias históricas que le
hicieron bilingüe.
Es necesario aprender a estar solo con uno mismo.