Me uno a otros blogueros en condenar lo que está pasando en Siria. Una vergonzosa carnicería del presidente genocida Al-Assad contra sus opositores. No es posible callar más. Por ello me uno y comparto el manifiesto que Jesús Sancho Revilla y Juan Ramón Martín Menoyo han suscrito, y que dice así:
Desde diciembre de 2010 hasta la fecha, ha irrumpido inesperadamente en el escenario internacional la primavera árabe. Evidentemente, las circunstancias históricas, culturales, religiosas y políticas que se dan en países como Túnez, Egipto, Marruecos, Bahrein, Jordania, Libia, Argelia, Yemen, Arabia Saudí o Siria son diversas, pero es indudable que comparten también elementos muy importantes, uno de ellos el hartazgo de la mayoría de su población, ante unos regímenes brutalmente dictatoriales, que han practicado arbitraria e impunemente la represión y la corrupción durante décadas. Estos regímenes asumían que podrían seguir pisoteando la dignidad, y los deseos de justicia y libertad de sus compatriotas indefinidamente. Pero de repente la gota colmó el vaso de una ciudadanía árabe hastiada, y las revueltas, manifestaciones e insurrecciones, a veces pacíficas a veces violentas (cuando las autoridades han insistido en la represión); aún con seguimientos y ritmos dispares, se han extendido de manera inexorable desde Túnez a Bahrein.
La diversidad cultural, política y religiosa no ha impedido que los árabes se hayan levantado como un solo pueblo, en un ejemplo irrepetible de dignidad colectiva frente a la tiranía. La solidaridad y colaboración entre los revolucionarios egipcios, tunecinos, bahreiníes, libios, yemeníes o sirios sientan un emocionante precedente, que ha inspirado y posiblemente inspirará futuras movilizaciones de ámbito global. Es evidente, sin embargo, que han existido, existen y existirán intereses espurios, injerencias, y manipulaciones de distintas potencias para redirigir las primaveras árabes en la dirección que conviene a sus intereses. Pero no puede haber discusión en el carácter genuinamente popular de las insurrecciones árabes. Los regímenes en la mayoría de los casos habían eliminado la mayor parte de la oposición organizada, por lo que las revoluciones han estado protagonizadas por ciudadanos anónimos que se han movilizado espontáneamente con medios escasos, y han ido adquiriendo una organización básica mientras las protestas se iban desarrollando y extendiendo. No era esperable, por ello, que en menos de un año se crearan movimientos políticos con un discurso, programa, y organización lo suficientemente sólidos para llevar a cabo las transformaciones necesarias en estos países, pero cabe esperar que esa asombrosa energía, valor y organización popular sean el fermento de esas necesarias nuevas organizaciones políticas.
Es claro, que existen y existirán muchas dificultades, como la mencionada carencia de una organización política, las injerencias externas, o el intento de elementos de los regímenes anteriores en mantener la estructura de poder y evitar los cambios que reclama la mayoría del pueblo árabe. Precisamente por eso consideramos que es un deber moral reafirmar nuestro apoyo y solidaridad con los que defienden la dignidad, justicia y libertad, porque son de los nuestros.
En el caso de Siria, el recrudecimiento de la represión, como indican los criminales asedios con armamento pesado de ciudades como Homs, Hama y Dera´a, exigen un pronunciamiento contundente de los que nos identificamos con la lucha del pueblo sirio contra la tiranía del régimen. Los abajo firmantes queremos hacer constar nuestra más absoluta condena ante la brutal represión que se vive en Siria y que ha dejado gran cantidad de muertos. Las cifras varían según sean la fuente que proporciona los datos, pero con toda seguridad asciende ya a varios miles de personas, siendo en su mayoría sirios desarmados. A pesar de los innumerables llamamientos desde distintos organismos como la ONU, asociaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y distintos gobiernos al presidente Bashar Al Assad para que aplique reformas y cese la represión, ésta continúa y se intensifica.
Así como en su día muchos rechazamos y condenamos el brutal bombardeo de Israel sobre Gaza en la operación “plomo fundido”, que dejó más de 1.400 muertos palestinos, entre ellos 400 niños; hoy también rechazamos y condenamos la represión que el ejército sirio comete contra la población civil que se manifiesta pidiendo cambios políticos y sociales. No se puede decir lo mismo de EEUU y la mayoría de los países de Europa, que si bien hoy condenan la represión en Siria, no actuaron ni de lejos de la misma manera cuándo Israel bombardeó Gaza, mostrando así claramente su doble moral de callar ante los crímenes de los aliados y alzar la voz ante los crímenes de los países incluidos en la “lista negra”.
Del mismo modo, queremos dejar claro que en ningún caso apoyamos o apoyaremos una intervención militar en Siria, ni las injerencias que se están llevando a cabo por parte de EEUU y Arabia Saudí. Debe ser el propio pueblo sirio quien decida cómo quiere gobernarse, sin represión, sin interferencias. Consideramos en la práctica imposible que el pueblo sirio pueda pronunciarse y decidir su futuro libremente si Bashar Al-Assad y su régimen permanecen en el poder, por lo que consideramos que la única salida para evitar una guerra civil extremadamente cruenta es que renuncie como hicieron Mubarak y Ben Ali, para así favorecer una transición hacia un sistema político que recoja las legítimas aspiraciones de justicia, dignidad y libertad de los sirios. No queremos una transición tutelada por las estructuras del régimen con apoyo de EEUU (como está pasando en Egipto), quien pretende imponer sus tiempos y políticas al margen del pueblo.
También criticamos el silencio cómplice de Rusia y China y la utilización del derecho de veto que tienen en la ONU. Consideramos que ambos países deben actuar con responsabilidad y presionar a Siria para que cese la represión en vez de protegerla y armarla.
Por tanto, rechazamos las injerencias de EEUU, Arabia Saudí, Rusia o China, así como una posible intervención militar y condenamos la represión y la violación de derechos humanos que se está llevando a cabo en Siria por parte del régimen.
Asimismo, reclamamos la expulsión del Embajador de Siria en Madrid, ya que en una coyuntura como la actual, su presencia, lejos de favorecer iniciativas para el cese de la represión, sirve sólo para que personas relacionadas con la misión diplomática lancen veladas amenazas de actuar contra los sirios que protestan frente a la embajada y también contra los familiares de los mismos, residentes en Siria.
Finalmente, queremos manifestar nuestra solidaridad con las víctimas, los heridos, los detenidos, los exiliados y las personas de diversas ideologías, etnias y confesiones que se manifiestan; unidas todas ellas por su oposición al régimen y en defensa de la dignidad, justicia y libertad de los sirios. Les animamos a que prosigan el proceso de unidad en torno a un bloque opositor al régimen con una organización y discurso cada vez más sólidos y con capacidad de movilizar a más ciudadanos. Son muchos los retos que se le presenta a la sociedad siria y consideramos fundamental en este momento la unidad de acción de la oposición para la consecución de las legítimas aspiraciones de la mayoría de la población. Asimismo os animamos a participar en las manifestaciones que se están produciendo en España (organizadas por la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio) y a colaborar en la campaña de envío de ayuda humanitaria que organiza la misma asociación.
¡VIVA SIRIA LIBRE!. DIGNIDAD, JUSTICIA Y LIBERTAD.
Si os identificáis con el manifiesto, rellenad por favor los campos que se incluyen al final de este enlace. Gracias por vuestra colaboración y solidaridad.
Salud y República