Pues bien, ya tenía piso y ya había visto muebles y hecho muchas cuentas y pasado noches sin dormir, pero las más negras nubes se cernían sobre mi futuro inmobiliario y una serie de catastróficas desdichas hicieron que me confirmaban que me alquilaban el nuevo piso el día 14 y que me tuviera que mudar el 23. ¿Que cómo se organiza una mudanza en 9 días y a una casa sin un solo mueble? Pues eso mismo digo yo.
- Menos mal que tenías vacaciones
- No, no, las vacaciones ya se habían acabado
- Aprovecharías la jornada intensiva de verano ¿no?
-....
- ¿Qué te pasa? ¿Te ha entrado algo en los ojos?
- mmmno no
- ¿Estás llorando? ¿Lloras cuando digo "jornada intensiva"?
Rehago mi pregunta ¿Cómo se organiza una mudanza y se amuebla una casa en 9 días mientras se trabaja mañana y tarde? ¿Deja secuelas? No, qué va, qué exagerada es la gente.
Bueno, lo único que he notado... vamos, que es una tontería, casi no merece la pena comentarlo. En fin, que lo único que he notado es que desde entonces algunos días cuando me levanto, resulta que me he convertido en un hombre de esos que se dejan la uña del dedo meñique mucho más larga que las demás.
Lo del cambio de sexo me da un poco igual, pero lo de la uña... lo de la uña me está volviendo loca! ¿Por qué narices hago una cosa tan rarita?
Pues lo dicho, que aquí estamos 9 días antes del día D, con presupuesto de esos que eufemísticamente se llaman "modestos" y a las claras, cosas mucho menos bonitas que no pienso decir porque soy una señorita. Por lo menos algunos días.
A lo que iba es que empezó un período loco de búsqueda desesperada de lo más básico, de listas de cosas por hacer, de presupuestos imposibles y de calendarios que se miraban una y otra vez, por si aparecían días de más.
¡Quién me iba a decir que, en medio de semejante locura, iba a encontrar el amor! Sí, sí, el amor con mayúsculas, el amor incondicional, el amor ese al que cantaba Lolita con cara de estar en la sala de espera del dentista (ella sabrá por qué).
Lo primero en todas las listas era buscar una cama, porque claro se puede vivir en una casa sin sofá, sin sillas, sin armarios, sin cuadro de ciervos, pero no sin una cama o por lo menos un colchón. En este momento es importante hacer notar que los muebles en general, se entregan muuucho más tarde de lo que se encargan y en agosto, se entregan muuuucho más tarde, en concreto en septiembre, como pronto.
En El Corte Inglés ya había visto una cama "Coraje" de oferta que supuestamente entregaban en 10-15 días y que no me atreví a comprar, por si al final no podía alquilar ese piso y terminaba encontrando uno amueblado, además el famoso día 14, el día que recibí la gran noticia lo que todavía no había recibido era la tarjeta del susodicho Corte Inglés con la que pensaba pagarla.
Hasta alguien tan poco competente en matemáticas como yo, parecía bastante claro que no daba tiempo a recibir la cama a tiempo.
Así que ese mismo día llamé a la dependienta que nos atendió, la Señorita Romy, que me había dado el teléfono directo de su sección, para preguntarle una cosa de la oferta que ahora no recuerdo ni lo que era, pero nunca me he alegrado tanto de descolgar un teléfono:
- ¿Señorita Romy, por favor? Soy la del colchón y canapé Coraje y que me lo voy a comprar pero que...
- Ah, sí, sí, me acuerdo pero esa oferta... espera un momento. Pepiiiiiiiiii ¿dónde está el papel que nos mandaron ayer de la oferta de Coraje? Ah sí, está aquí, que quitan la oferta el día 15.
- ¿Quéeeeeeeeeeeeeee?
- Sí, aunque era hasta el 31, mañana 15 (festivo) es el último día
¡¡Me dio un coraje!! La Señorita Romy siguió hablando:
- Bueno pero si le interesa, yo te guardo el colchón (¡pobre! dónde lo iría a meter) y tú vienes incluso el viernes, más tarde no, que me voy de vacaciones
- Gracias Señorita Romy, eres muy buena, le pondré tu nombre a mi primera hija (no sé lo que opinará la muchacha de que la llame "Señorita Romy" pero bueno). Pero es que lo iba a pagar con la tarjeta y no me la han mandado todavía
- No pasa nada, voy a preparar todos los papeles para que aunque no la hayas recibido, en Atención al Cliente te hagan no sé qué gestión y puedas comprarlo.
- (ya con lágrimas en los ojos) Romy, te quiero, pero es que necesito el colchón el día 23 y no me da tiempo
- Yo llamo a los de Pikolín a primera hora el viernes y les meto prisa (a ver si no me dicen que a ellos plin). Bueno, pues le llamo yo ¡no llame, no hace falta!. Llamo y aviso, y si viene un día que no esté hablas con mi compañera Pepa y le dice que todo lo tengo en mi carpeta y ...
- Señorita Romy, cásese conmigo.
Al final fuimos a comprarlo el mismo día que hablamos como a las nueve de la noche y me dijo que ya tenía la tarjeta concedida y que aunque no la tuviera físicamente no pasaba nada y que lo cerrábamos todo y hasta nos presentó a Pepa y todo.
El viernes me llamó a primera hora y me dijo que sí, que el colchón me lo entregaban el día 23.
Recordad: Señorita Romy de El Corte Inglés de Nuevos Ministerios en Madrid, la mejor dependienta de España y alrededores. Yo nunca la olvidaré, solo lamento no haberle pedido un mechón de su cabello para hacerme un relicario.
Este blog está enfocado a la dominación mundial, o en su defecto la de algún polígono industrial que esté mal vigilado.
lunes, 23 de septiembre de 2013
viernes, 13 de septiembre de 2013
Aventuras (mobiliarias) a mí (II)
Tal y como os decía en este último mes – más o menos – he descubiero un
mundo para mí ignoto hasta este momento: el de las misas negras.
¿Que qué tal están? Bueno… no están mal del todo, si no te
importa tener que quitarte un montón de plumas al volver a casa. Como a mí sí
me importaba y además resulta que me había metido una ceremonia vudú y no en
una misa negra, me dedique a la decoración.
Para aproximarse al mundo del mueble, empece tanteando
internet para primero: asustarme mortalmente de todos los precios, segundo: tomarme
un coñac para reponerme, tercero: tomarme un café para que se me pasara la
cogorza y cuarto: enfrentarme a la realidad del asunto mobiliario (después del
inmobiliario)
Pero se ve que debía seguir borrachaa, lo único que
explicaría que viera anuncios como este:
Ofertas en canapés
abatibles a precios (resaltado) IMBATIBLES
Por si acaso alguien no lo había cogido.
O un comentario a una tienda:
Tienda de muebles
"La cuca"
"esta tienda es
muy cuca."
Todavía no sé si es irónico
Pero lo que demuestra que debía estar más borracha que una
salamandra, es que viera esto:
Desde mi ignorancia decorativa, me parece que es como si el
sofá de tus padres hubiera tenido un hijo con un impermeable de Sandie Shaw.
Pero yo que sabré en el anuncio dice que “..
le añade un toque muy roquero”…. Un toque roquero, ahora se explica por
qué Ozzy Osbourne se hizo satánico.
Oye, y si esta fuera la pieza central de mi salón y todo lo
demás tiene que combinar ¿dónde podría escoger lo demás? ¿Se subastarán en
alguna parte los enseres de Estudio 54?
Como os decía yo estaba muy desorientada el tema de elección
de muebles en general, pero lo que tenía muy claro era la marca de mi colchón
¿por qué? ¿alguna comparativa calidad-precio de las existentes en el mercado?
¿recomendaciones de internet? ¿el primo del hermano del vecino de mi cuñado es
un enterado del sector?
No hombre no, lo mío estaba basado en algo realmente serio y
de fiar: Yo quería que por fin poder decir “A mí plin, yo duermo en Pikolín”.
Si esta no es una razón de peso (para ingresar en un frenopático pero razón de
peso al fin y al cabo) me diréis cuál lo es.
Así me acerqué a su web, donde pude ver los nombres que les
ponen a sus colchones
- Coraje
- Ánimo
- Energía
- Fuerza
No es por meterme en sus cosas pero yo les recomendaría
quitar la máquina de red bull de la sala de reuniones donde hacen los
brainstroms.
Aunque ¿sabes lo que te digo? Que a mí plin.
viernes, 6 de septiembre de 2013
Aventuras a mí (I)
Por fin he vuelto de mis vacaciones blogueras, como algunos
recordaréis dije que dejaría este
sagrado espacio de las letras en barbecho durante todo el verano porque iba a
emprender una ambiciosa empresa enfrentándome a tan magnos retos que hasta el
tío ese que tiene un programa de televisión en el que come insectos vivos en
medio de un bosque (cuando los cámaras se están comiendo un bocata del cátering
a dos metros de él) se rendiría avergonzado tamaño desafío y se rendiría (justo
antes de lavarse los dientes, espero)
¡Me he mudado de casa! Ah ¿que no parece que sea tanto? A ver:
el que lo ha dicho, sí tú, tú ahora no disimules que te he visto, tú ¿hace
mucho que no te mudas, no? Claro que reconozco que hay mudanzas y mudanzas...
Pero seguro que no llevabas demasiado tiempo en la
casa que dejabas y no te había dado tiempo a que se estratificaran años y años
de “por si acasos”. Ya se sabe, lo que se guarda por si algún día se necesita,
confiando además en no solo los vas a necesitar sino que lo vas a encontrar el
día que lo necesites, algo más inocente que pensar que se puede hacer una
mudanza desde la playa.
Algunos os darán explicaciones sensatas de este fenómeno,
pero yo os voy a desvelar lo que realmente nos lleva a guardar las declaraciones
de la renta de 1.993: son los duendes.
Que sí, que sí, unos duendes griegos que se llaman todos Diógenes,
que viven en cada casa y cuando vamos a tirar algo, lo sacan por la noche del
cubo y vuelven a guardarlo. Y así ese trozo de papel en el que apuntaste “C/ Serrano
228 – 5º A” y que sabe San Cucufato lo que signifca, vuelve a tu vida para siempre jamás.
Lo peor
es que encima lo guardan donde primero les pilla (los duendes no son conocidos
por su capacidad organizativa, qué os voy a contar) de manera que cuando
busques desesperadamente la garantía de la lavadora, solo encuentres una
revista cuyo titular te dé que pensar que quizá ha quedado vagamente desfasada “Urdangarín
considerado el yerno ideal por los españoles”.
Lo primero pues fue luchar a brazo partido con el maldito
griego ese que vivía en mi casa (y cómo vivía el tío, como un marqués… qué digo
un marqués ¡un duque!) sorprendiéndome a cada minuto de que tanto enser inútil pudiera
caber en un piso tan pequeño, quién sabe ¡A lo mejor he estado viviendo en una
casa de 150 m2 todos estos años y yo creía que era un mini piso!
O si preferís la versión clara y concisa de un compañero de
trabajo que también se ha mudado este verano
- No sabía que pudiera tener tanta
mierda en casa
Cada uno cuenta las cosas a su manera, qué duda cabe.
Lo segundo, buscar el piso en cuestión. Sobre este tema se
ha escrito mucho, especialmente en el Muro de las Lamentaciones. Así que no
incidiré más sobre lo que tantas veces se ha dicho sobre el ambiguo significado
de los términos “luminoso”, “céntrico”, “oportunidad” o directamente “cédula de
habitabilidad” pero sí os diré que visitar pisos te hace darte cuenta de cuán
variado es el espectro humano que nos rodea sin nosotros sospecharlo (sobre
todo, los que no viajáis en metro).
Digo humano y no inmobiliario porque al margen de cómo sean de
ridículas las cocinas, ye-yés los baldosines y abyectos los cuadros de ciervos con
un costado arrancado por perros
enfurecidos (enfurecidos sin duda por llevar viendo un sofá de sky hace cuatro
décadas) , lo que a mí me ha sorprendido ha sido que … un inciso, si yo pudiera
viajar a un solo momento del pasado para intentar cambiar el curso de la historia,
yo sin duda escogería el momento en que un pintor tipo pensó:
- ¡Qué idea he tenido, voy a crear una imagen que sea al mismo tiempo
de buen gusto e instructiva para que la gente se relaje cuando llega a casa y
se olvide de las preocupaciones cotidianas cuando descansa por la noche en el sillón antes de
dormir: Un ciervo aterrorizado que intenta huír de una jauría de perros
asesinos!
A lo mejor creyó que la gente pensaría
- Mira, a mí Peláez me ha vuelto a robar la grapadora en la
oficina pero el ciervo este está mucho peor, que se lo llevan comiendo desde el
año que nos casamos.
Pues aún sabiendo que existío ese ser humano (y varios millones
que compraron el cuadrito de marras) aún así nunca pensé que conocería a
alguien que se jacta de no tener llave del buzón desde hace treinta años y no
haber perdido una carta jamás, como he conocido este verano. Una cosa ¿cómo sabes que no ha perdido una carta
si no te ha llegado? Por ejemplo está claro que no habéis recibido la
publicidad de ninguna ferretería que te informo que venden cerraduras de buzón
por cuatro duros (y después cuatro euros, que así fue el redondeo, más o menos)
Una vez que encontré casa,
lo siguiente fue buscar muebles, una experiencia nueva para mí. A ver si
me explico, yo no es que hasta este momento viviera sin muebles, aunque no
sería tan sorprendente si pensamos que hay gente que vive sin llaves del buzón
desde hace 30 años y ciervos que viven sin un costado desde hace 40, pero iba
tirando con cosas heredadas y el concepto “decoración” era totalmente ignoto
para mí, motivo por el cuales mis cuitas en ese terreno son tan apasionantes
que os invito a conocerlas en próximas entregas de “A Phineas y Ferb les quería
yo ver mudándose de casa”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)