Tan indiscutibles hoy como inclasificables en sus comienzos, cuando no se definían ni como murga rodante ni como banda punk transigiendo desfachatada hacia otros géneros. Hacían cumbia, cuarteto, tarantelas, ska, boleros, música alternativa, punk, justo cuando todos querían ser el kurt cobain argento o sonar como AC-DC, rockeros de purasangre. Hoy, si bien tocan un estilo variopinto (y hasta ¡cualquiera de los doce integrantes puede cantar!) lograron que se asiente la pulpa de su identidad rockera con otros tintes, y se han exportado con éxito a México, Perú y otros rincones de Latinoamérica.
Infaltables en casamientos, cumpleaños, navidades, cancha, carnaval, o cualquier festividad argentina: Los Auténticos Decadentes. Su nombre nos interpela desde la cubierta de cada disco pero a la vez es la marca registrada de que habrá un par de hits asegurados. Ya le habíamos dedicado una entrada a los otros éxitos del caudillo de la banda: Jorge Perro Viejo Serrano.
En la primer entrega de Rocandombe le dimos tratamiento a los que bautizaron la amalgama: Los Piojos. Luego continuamos con un grupo de los noventas que supo combinar candombe con rock: Los Visitantes. En esas entradas hicimos referencia a la pasada al conjunto que hoy nos convoca, y algunos otros que aparecerán si seguimos tirando del ovillo (hola, ¿Vicentico?... si si, salen ustedes la próxima).
Con dos muestras de canciones ya clásicas de nuestras fiestas populares alcanza para pintarlos enteros como aportadores a la fusión de rock y candombe.
Para el disco Fiesta Monstruo de 1993 tuvieron el buen tino de convocar al doctor Alberto Castillo a una edad avanzada, para cantar juntos Siga el baile, esa mezcla de milonga y candombe de la década del 40 creada por el uruguayo Carlos Warren a la que le pusieron instrumentos rockeros.
Nos vamos con lo que resume el estilo de murga y candombe de Los Auténticos Decadentes: El Murguero, que formó parte de ese gran disco llamado Mi Vida Loca de 1995.