CARTOGRAFÍA
DESCRIPCIÓN:
En la zona conocida como “La
Piedra del Barranco” hay un pequeño mirador en un apartadero del Camino de los
Eres, que se asoma a un espacio natural que rodea la Piedra del Barranco, una
roca de grandes dimensiones que quedó encajada en este lugar posiblemente
procedente de algún desprendimiento ocurrido en tiempos pretéritos, barranco
arriba.
Piedra del Barranco.
La ruta la iniciamos por un acceso empedrado que conecta enseguida con
una pista de tierra que discurre por el cauce del Barranco de la Piedra,
continuación de la cuenca del Barranco de Añavingo; en suave descenso iremos avanzando
junto a la Piedra del Barranco por la citada pista, que discurre con firme
bastante compacto, hasta que lleguemos, después
de unos trescientos metros, a la Calle Juan Pablo II y hacia la derecha iremos
a buscar una vereda que desciende escalonada hacia la carretera TF-523; una vez
en esta última continuamos por el arcén unos metros para conectar con el Camino
de Cosme, una rampa cementada que asciende con fuerte pendiente por el Lomo de
Cosme hacia el Monte de los Frailes y la zona de cultivo de las medianías.
Camino de Cosme (izq.), Camino de La Calzada (dcha.).
En
la primera curva de esta subida, tendremos que desviarnos a la derecha por el
Camino de la Calzada, que continúa con fuerte pendiente y asfaltada bordeando
el imperceptible Barranquillo de lo de Cartas. En pocos metros, después de
pasar bajo una canalización que cruza el camino, termina el pavimento junto a
una vivienda y empieza un sendero empedrado que continúa en ascenso y
delimitado por un murete de piedra seca; avanza con vistas al Pico del Valle (2022
m.), que se alza majestuoso sobrepasando el pinar que forma el Monte Verde,
también podemos ver Las Morras y el Lomo de Abarzo, que separa el cauce del
Barranco de las Gambuezas del de Añavingo, éste último bajo la cuerda montañosa
de la dorsal, donde se hacen visibles la Montaña de Ayosa (2076 m.) y el Roque
de Ayesa (2033m.); en un primer plano, la vista de unas huertas de cultivo bajo
el Lomo de Cosme nos da idea de la importancia agrícola del entorno.
Empedrado en el Camino de la Calzada.
El
camino continúa su avance zigzagueando entre Vinagreras (Rumex lunaria),
Inciensos (Artemisia thuscula), Jaguarzos (Cistus monspeliensis),
Malpicas (Carlina salicifolia) y Pencones (Opuntia maxima), hasta
terminar su empedrado un poco más adelante, dando paso a una vía asfaltada que
gira un poco a nuestra derecha, evitando seguir de frente por el Camino de Las
Montesinas; nuestra ruta progresa su camino por el asfalto y en fuerte ascenso,
bordeando multitud de huertas de cultivo y alguna vivienda aislada. En pocos
metros encontramos una bifurcación a la derecha que ignoraremos, es el Camino
de la Boruga; siguiendo de frente a unos cien metros, veremos cómo se inicia
una vereda también por la derecha que con suelo empedrado y bordeando la tapia
de una propiedad particular, conecta directamente con el Camino de la Montañeta.
Pico del Valle.
Camino de La Montañeta.
Por
este último avanzaremos en fuerte ascenso por un camino de un ancho
considerable y que presenta un firme con un empedrado medianamente conservado,
aunque unos metros más adelante se encuentra muy deteriorado por lo que el paso
se hace algo precario y muy irregular; crecen numerosas Vinagreras (Rumex
lunaria), Jaguarzos (Cistus monspeliensis),
Magarzas (Argyranthemum frutescens), Inciensos (Artemisia thuscula),
Matorriscos (Lavandula canariensis) y un largo etcétera de especies, que en algunas ocasiones invaden
el trazado del camino.
Camino de la Montañeta.
Canal de Araya; de fondo el Pico del Valle y las cumbres de Arafo.
Más arriba el Canal de Araya cruza el recorrido, en el
lugar donde hay una caseta de registro hidráulico; continúa siempre en ascenso,
esta vez bordeando los muretes de piedra seca de unas huertas de cultivo y
enseguida desembocaremos en una pista asfaltada; por ella misma giramos a la
derecha, dejando detrás el Camino de la Montañeta, el cual continúa su ascenso
hacia la zona conocida como Gorgo.
Pavimento empedrado antes de desembocar en la carretera.
Nuestra ruta progresa con un desnivel de
subida más suave y bordeando también algunas huertas de cultivo, aunque en
pocos metros se acentúa su pendiente; a la altura de una casa aislada, en la zona
conocida como Los Barranquillos, termina el asfalto y continúa el camino con
firme de tierra, aunque unos metros más adelante lo encontraremos más compacto
y rocoso, incluso con algunos tramos que presentan restos de empedrado. Sigue
ascendiendo y vadeando un barranquillo donde hay unas huertas muy bien
cimentadas sobre unos muros hechos de piedra viva y de tosca; luego asciende
más fuertemente con un trazado más estrecho y suelo empedrado, así como casi
oculto por la densa vegetación que crece en sus márgenes; enseguida
desembocamos en la carretera TF-523, justo a la altura donde se encuentra el
edificio de la Bodega Comarcal del Valle de Güimar.
Camino de Los Loros junto a la Bodega Comarcal.
Cruzamos
la carretera con la debida precaución y conectaremos con el Camino de Los Loros, una calle asfaltada que asciende
fuertemente por la trasera de la bodega; a los doscientos metros abandonamos la
calzada y cogemos un camino ancho con firme de tierra que aparece por nuestra
derecha y que camina entre Jaguarzos (Cistus monspeliensis) y Vinagreras
(Rumex lunaria) en dirección a vadear el cauce del Barranco de Los
Loros.
Después de cruzarlo hay un tramo empedrado que asciende sinuoso unos cuantos
metros hasta que concluye de nuevo en una calle asfaltada; andaremos en fuerte
ascenso y en línea recta por la misma, bordeando numerosas fincas de cultivo,
donde también hay alguna vivienda aislada. Más adelante el camino gira varias
veces a derecha e izquierda y después confluye con el Camino de la Tapia o
también llamado Camino de Mariri, que gira hacia la derecha en forma de pista
de tierra, dejando al lado contrario la vía asfaltada que se dirige en
dirección a la carretera TF-523.
Horno de tosca cerca del Camino de La Tapia.
Galería de Afoña, en el cauce del barranco.
Por dicha pista avanzaremos junto a unos
Castañeros y algunas Higueras, cruzando el cauce del Barranco de Afoña, donde
se encuentra la Galería de Afoña, pudiéndose vislumbrar alguna de sus
infraestructuras; en unas huertas de propiedad particular también podemos ver
un viejo horno de tosca en muy buen estado de conservación.
Cruz de Afoña (izq.); Camino de Afoña (dcha.).
Restos de empedrado en el Camino de Afoña.
Iremos
hacia la derecha por la pista hasta encontrar una vieja cruz de madera sobre un
muro de piedra de tosca, es la Cruz de Afoña; justo al lado comienza el Camino
de Afoña, que comienza en ascenso entre Tabaibas (Euphorbia lamarckii) y
Jaguarzos (Cistus monspeliensis); se va abriendo paso entre un terreno
rocoso y con firme empedrado bordeando el Barranco de Afoña. Enseguida
pasaremos junto a un hito etnográfico muy importante, la Casa de Afoña, que
presenta un estado medio ruinoso, la cual incluye en su exterior una era y un
horno de tosca, recubiertos ambos con una capa de cemento.
Casa, horno y era de Afoña.
El trayecto sigue su
rumbo ascendente bordeando las paredes hechas de piedra seca pertenecientes a
las huertas de cultivo colindantes; la frondosa vegetación invade parte del
recorrido ocultando algunos tramos de su pavimento empedrado, creciendo por el
entorno numerosas Malpicas (Carlina salicifolia),
Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Vinagreras (Rumex lunaria) y Bejeques
(Aeonium arboreum), estos últimos entre las rocas que delimitan el
camino. En su avance sin parar de ascender, llegaremos a un tramo bastante
sinuoso donde abunda el terreno formado por una capa de malpaís volcánico, que pertenece
a la erupción de Media Montaña (1224 m.), por la cual transitaremos más
adelante; hay varios Pinos Canarios (Pinus canariensis) aislados y en un
momento determinado también un gran ejemplar de Alcornoque Mediterráneo o comúnmente
llamado en Canarias, Bellotero, del que podemos aprovechar su amplia sombra
para un descanso.
Tramo de tosca con alguna atarjea.
Continuaremos
luego pisando sobre un firme de tosca donde son visibles algunas atarjeas
esculpidas en dicho terreno, que zigzaguean entre los muros delimitadores del
camino y algunos pequeños tramos que se conservan con el viejo empedrado. Entre
la vegetación más común, que hemos citado anteriormente, van apareciendo otras
especies a medida que alcanzamos niveles de superior altitud, como pueden ser
los Taginastes (Echium virescens); las Tabaibas Amargas (Euphorbia
lamarckii) y algún que otro ejemplar de Escobón o Tagasaste (Chamaecytisus proliferus).
Camino de Afoña.
Paisaje del Valle de Güimar.
Las panorámicas del
Valle de Güimar son inmejorables, así como la permanente visión del Pico del
Valle (2022m.) y de las cuerdas montañosas que protegen los Barrancos de
Añavingo y de Las Gambuezas; también de la Ladera de Güimar, que cierra el
valle por el sur, por donde circula la Pista de Anocheza y asciende el Camino
Real del Sur. Nos
vamos acercando cada vez más a la Media Montaña (1224 m.), internándonos en el
Paisaje Protegido de Siete Lomas, como así lo indica una baliza informativa;
éste es un paisaje protegido que se encuentra en su totalidad en el Valle de
Güimar, compartido por los tres municipios, es una zona agrícola donde
predomina el cultivo de autoabastecimiento, formada por una serie de lomas que
se extienden entre los barrancos que se precipitan desde las cumbres hacia la
costa; son coladas volcánicas pertenecientes a las erupciones de Media Montaña
(1224 m.) y del Volcán de Arafo o Montaña de las Arenas (1583 m.).
Indicación del paisaje protegido de Siete Lomas(izq.).
El camino,
que en ocasiones hay que intuirlo, continúa subiendo hasta llegar a una zona
con menos desnivel y pisando en un firme más arenoso, donde hay unos grandes
ejemplares de Escobones (Chamaecytisus proliferus) y algunos Pinos
Canarios (Pinus canariensis); a nuestra izquierda podemos vislumbrar el
Lomo del Rayo y el Lomo Redondo unas lomas agrestes donde abundan los
Castañeros, siendo una de las zonas agrícolas de recolección de este fruto de
las más importantes del municipio de Arafo.
Lomo Redondo y Lomo del Rayo plagado de castañeros.
En
unos metros estaremos en las inmediaciones del lugar denominado el Llano del
Naranjo y poco después desembocaremos en la carretera TF-523, justo en el punto
kilométrico 9; caminaremos por el arcén de la misma hacia la derecha unos cien
metros, hasta encontrarnos el inicio de una senda estrecha que está cimentada
sobre un pequeño muro de piedra seca, fácil de distinguir.
Punto kilométrico 9 de la carretera TF-523.
Se adentra
paulatinamente, bastante pedregoso y en suave ascenso bajo un pequeño pinar,
avanzando luego entre unos Castañeros que crecen entre Taginastes (Echium
virescens), Escobones (Chamaecytisus proliferus) y Codesos (Adenocarpus
foliolosus). Más adelante sale del bosque y comienza a ascender con fuerte
desnivel mediante una estrecha vereda bastante marcada, que discurre sinuosa
por la base del Lomo del Rayo; a nuestra derecha quedan las llamadas Calderas
de Media Montaña, unos pequeños valles cubiertos de picón, que se precipitan
desde la cima de la montaña.
Sendero por las laderas de Media Montaña.
El sendero es bastante irregular y algo incómodo
de caminar ya que está formado por multitud de piedras sueltas provenientes de
la erupción del volcán de Media Montaña (1224 m.), aun así continúa su avance
entre Vinagreras (Rumex lunaria) y Jaguarzos (Cistus monspeliensis);
pasaremos de largo una bifurcación a la derecha que se dirige a la cumbre de la
montaña y a la zona de Chivisaya, nuestra ruta sigue de frente bordeando un
barranquillo que se une más abajo al Barranco de Afoña y en cuestión de minutos
estaremos coronando un lomo perteneciente al cráter de la montaña.
A la derecha
podremos ver la altitud máxima de Media Montaña (1224 m.) y en su base el
Barranquillo del Brezo, así como un pequeño valle donde hay alguna casita de
campo y unas huertas, también es visible la Casa de Chivisaya; más alejado se
vislumbra el Lomo de los Belloteros y al fondo de la imagen, la Ladera de Chafa
donde son evidentes y notorias las Lajas de Chafa. De
frente vemos como el sendero está algo marcado y se dirige con moderado
desnivel de elevación hacia la zona denominada La Punta del Pinar; transcurre
entre multitud de Taginastes (Echium virescens), Jaguarzos (Cistus
monspeliensis), Malpicas (Carlina salicifolia), algunos Cerrajones (Sonchus
acaulis) y también Chagorros (Sideritis oroteneriffae) siguiendo su
claro avance muy sinuoso, mediante un firme muy pedregoso y algo inestable.
Media Montaña (1224 m.).
Sendero hacia la Punta del Pinar.
Poco a poco nos vamos introduciendo en el interior del pinar y es cuando el
sendero zigzaguea aún más y avanza con un firme muy cómodo, aunque vayamos por
una zona algo rocosa; por nuestra derecha vemos claramente el cauce del
Barranco de los Aguiluchos o también llamado Barranco
de la Gota y al fondo, la Montaña Colorada (1633 m.). El sendero conecta en
un momento determinado con una pista forestal, justo en una curva muy cerrada
de la misma, la cual evitaremos y continuaremos subiendo por el camino que
zigzaguea muy marcado entre algunos Escobones (Chamaecytisus
proliferus) y Cerrajones (Sonchus acaulis),
desembocando poco después y de nuevo en la misma pista; esta vía se dirige por
la derecha hacia Los Lomitos y muere en la carretera TF-523 a la altura de la
Montaña Colorada (1633 m.).
Montaña Colorada (izq.).
Sendero por Los Lomitos.
Frente a nosotros veremos claramente como continúa
el sendero ascendiendo con moderado desnivel, hasta que veamos otra curva muy
cerrada perteneciente a la misma pista forestal; es en este punto donde
desaparece el sendero y tendremos que avanzar por dicha vía para seguir su
rumbo por la zona conocida como El Cejo.
Pista forestal por la base de Montaña del Charco.
Más adelante cruzaremos la cabecera
del Barranco del Charquillo, donde encontraremos una bifurcación por la derecha
que evitaremos; la pista transcurre prácticamente llana por las inmediaciones
de la base de la Montaña del Charco (1627 m.), la Hoya de los Codesos y luego
por el entorno de Morra Blanca, para más adelante progresar por la zona
denominada La Camita, terminando dicha pista en la cabecera del Barranco del
Lomo de los Codesos y en Los Corrales de La Camita, donde hay unas cuevas
hechas por el hombre, de las cuales desconocemos su función.
Cuevas en Los Corrales de La Camita.
Aproximadamente
doscientos metros antes del final de la pista forestal y campo a través entre
el pinar, nos acercaremos al borde del Barranco de San Pedro, donde comienzan
las denominadas Pendientes de Gorgo; es este el punto más espectacular de toda
la ruta ya que las vistas panorámicas son inmejorables, en primer plano y bajo
la Montaña de la Laja (1673 m.), podemos ver la majestuosa Laja de Cheque, un
dique rocoso que corta perpendicularmente el cauce del Barranco de San Pedro y
termina en el borde del Barranco de La Laja, en la vertiente sur de dicho
barranco podemos ver el Lomo de las Albarditas y más allá el lomo llamado la
Chapa de la Piedra Cumplida, por donde asciende la Morra y Los Pasos de Cheque;
en la dorsal montañosa distinguimos el Roque de Ayesa (2033 m.) y la Montaña de
Ayosa (2076 m.), asomando entre la masa forestal.
Laja de Cheque o de San Pedro.
Valle de Güimar (dcha.).
A
partir de este punto comienza un descenso bastante expuesto hacia el barranco,
que en algunas ocasiones discurre por el borde del mismo, circula por la zona
conocida como Morra Alta y sin camino definido, aunque los pasos son firmes ya
que el trayecto no es muy complicado; en el entorno crecen numerosos Escobones
(Chamaecytisus proliferus), algunos Codesos (Adenocarpus foliolosus),
Malpicas (Carlina salicifolia), Cerrajones (Sonchus acaulis),
Vinagreras (Rumex lunaria) y Bejeques (Aeonium arboreum).
A
medida que continuamos con el descenso, que siempre discurre entre la masa
forestal que nos queda por nuestra izquierda y el cauce del Barranco de San
Pedro por la derecha, el Valle de Güimar se va abriendo paulatinamente a
nuestra vista, pudiendo observar toda la comarca del municipio, que se extiende
bajo la Ladera de Güimar. Poco
a poco vamos saliendo de la parte boscosa en la zona conocida como Piedra del
Astillero, encontrándonos un desnivel más moderado de bajada, aunque la
exposición al borde del barranco es algo mayor; si miramos atrás, la imagen de
la Laja de Cheque es completamente diferente, ya que desde este punto la vemos
de frente y con toda su longitud, uniendo el Barranco de San Pedro con el de La
Laja. De nuevo entramos en una zona más frondosa y bordeando el pinar; en pocos
metros vemos el camino de acceso a la Galería de San Pedro por debajo del nivel
del terreno que estamos pisando y sobre Los Toscones, conectando con él pocos
metros después.
Giramos a la izquierda un poco,
metiéndonos en el cauce de un pequeño barranquillo mediante el canal de dicha
galería y luego evitaremos ir paralelamente a una pared de piedra seca que se
dirige al Camino de Gorgo, una zona donde abundan los castañeros. El canal será
la referencia para continuar la ruta por él, adentrándonos en el pinar por una
vereda bien definida que continúa su curso descendente y muy sinuosa.
Al final de Las Pendientes de Gorgo.
Barranco y Galería de la Piedra Cumplida.
El cauce
del barranco que queda a nuestra derecha es el Barranco de la Piedra Cumplida y
el camino transcurre bastante expuesto hacia el mismo, es una garganta bastante
profunda y escarpada que alberga en el fondo la Galería de la Piedra Cumplida, la
cual divisaremos desde nuestra posición. El zigzagueante recorrido está
escoltado por abundante vegetación característica de las medianías de esta
parte de la isla, así que los Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Amagantes
(Cistus symphytifolius) y Escobones (Chamaecytisus proliferus),
son las especies más comunes que podemos observar; en ocasiones el recorrido no
da la oportunidad de asomarnos al paisaje de una forma más expuesta, pudiendo
disfrutar de la vista de las agrestes paredes del cauce del barranco y parte
del Valle de Güimar.
Castañeros.
En
un momento determinado pasaremos por las inmediaciones de unos muretes de
piedra seca, que pertenecen a unas huertas donde abundan los castañeros; esta
zona es una de las más prósperas en el municipio de Arafo en lo que se refiere
a este tipo de cultivo, abundando durante el trayecto hasta que desemboquemos,
bajo un pinar, en un pequeño llano de tierra anexo a la carretera TF-523;
tendremos que ir por dicha vía unos metros hasta que veamos a nuestra derecha
como desciende con fuerte pendiente un pequeño tramo asfaltado que enseguida se
convierte en un camino, es el Camino de Cosme.
Zona de El Tablonito.
Camino de Cosme.
Empieza en la zona conocida como
El Tablonito con firme bastante compacto, por terreno de tosca y marcado por
ambos muros de piedra seca que han resistido el paso del tiempo; algunos Pinos
Canarios (Pinus canariensis) acompañan el recorrido, así como numerosos
Jaguarzos (Cistus monspeliensis), Amagantes (Cistus
symphytifolius) y Vinagreras (Rumex lunaria), que en muchas
ocasiones ocultan el recorrido. Avanza después bastante pedregoso, en línea
recta y siempre en descenso, con algunos pequeños tramos que conservan el viejo
empedrado; luego, con una bajada muy resbaladiza e irregular, confluye con la
carretera de acceso al Parque Recreativo de Los Frailes.
Camino de Cosme.
Pista de acceso al Monte de Los Frailes.
Iremos
hacia la derecha por dicha vía asfaltada, que discurre bajo un talud rocoso
propenso a desprendimientos y que un poco más adelante cruza el Barranco de la
Piedra Cumplida donde, en poca distancia, existen tres galerías, La Galería del Aderno, a pocos metros de la pista, la Galería Tinerfe, que está
situada en una de las vertientes del barranco y la Galería del Corral del
Guanche, situada después de la Fuga de Chucarco, que no la tendremos a la
vista.
Mirador en el Camino de Los Frailes (dcha.).
Llegaremos poco después al Mirador del Camino de los Frailes, una
atalaya desde donde podremos admirar una imagen panorámica inmejorable del
Valle de Güimar, donde son visibles los tres municipios que lo componen. Unos
metros antes de este mirador y junto a un vallado de madera, tendremos que
desviarnos de la carretera e ir por una pista de tierra que conecta
directamente con el Camino de la Granja; éste empieza a descender muy
pedregoso, entre Vinagreras (Rumex lunaria), Malpicas (Carlina
salicifolia) y Jaguarzos (Cistus monspeliensis), luego discurre
entre algunos Pinos Canarios (Pinus canariensis), cuyo pinocho forma un firme
más compacto y fácil de caminar, poco después se acerca al vallado de una finca
colindante anexa a una canalización que bordea el camino.
Camino de La Granja.
Avanzaremos junto a
dicho canal y mayoritariamente pisando el empedrado del que está formado el
camino, que transcurre sinuoso y siempre en descenso; más adelante y después de
un buen tramo en bajada, nos encontraremos junto al camino unos registros
hidráulicos anexos a la propia canalización que nos ha acompañado en todo
momento durante el camino y que pertenecen a las galerías que han quedado
detrás, también hay una pequeña edificación relacionada con el agua de las
galerías.
Firme empedrado en el Camino de La Granja.
Unos metros después pisaremos sobre firme de tosca un pequeño tramo
muy sinuoso que enseguida converge, junto a un tanque distribuidor, con el
camino de acceso a la Casa de la Granja, un inmueble que fue propiedad de la
orden religiosa de los dominicos en la que vivían algunos monjes pertenecientes
al convento de la Basílica de Candelaria, dicha construcción contaba con una
Ermita, habitaciones para vivienda, cocina con horno, una bodega y una era en
el exterior; actualmente su estado de conservación es aceptable.
Registros hidráulicos en el camino.
Casa de La Granja (dcha.).
Tramo empedrado.
El
Camino de la Granja continúa su rumbo de frente y en bajada, mediante un ancho
trazado con firme empedrado, que discurre por una lomada que se extiende entre
el Barranco de Los Pilones y el Barranco de la Piedra Cumplida; más adelante
avanza junto a una canalización anexa y varias edificaciones pequeñas que
sirven de cuarto de aperos para las huertas allí existentes.
Camino de La Granja.
Después, por la
zona conocida como El Portillo de la Granja, el firme se torna algo pedregoso y
luego combina unos tramos asfaltados con otros de tierra y unos metros más
adelante, de nuevo con otro empedrado, justo antes de encontrárnoslo
completamente asfaltado. Por nuestra derecha veremos, en un momento
determinado, la Presa de los Eres, un enorme depósito de agua edificado en el
cauce del Barranco de Los Pilones actualmente seca y en estado de abandono.
Presa de Los eres.
Camino de Los Eres.
Desde este punto tendremos un paisaje digno de admirar, la silueta omnipresente
del Pico del Valle (2022m.), tras la vertiente sur del Barranco de Añavingo, en
cuya cabecera se encuentra el Roque de Ayesa (2033 m.) y la Montaña de Ayosa
(2076 m.); también la dorsal montañosa que separa el Valle de Güimar del de La
Orotava, donde podremos ver la Montaña de la Laja (1673 m.) y la Montaña Colorada
(1633 m.), entre muchas otras cumbres. El
recorrido continúa sin parar de descender y pocos metros después desemboca en
el Camino de los Eres, una calle también asfaltada que se dirige a la zona de
cultivos de medianías que hay por el Lomo de Juan Lianes.
Piedra del Barranco.
Nuestra ruta sigue
bajando con fuerte pendiente por esta calle y luego bordeando el Risco de la
Fuente (563 m.), un promontorio rocoso donde crece un solitario Pino canario
(Pinus canariensis) y bajo el cual hay una vivienda; después de dejar detrás la
bifurcación con el Camino de Juan Lianes que se inicia por nuestra derecha,
llegaremos de nuevo al mirador donde dimos comienzo la ruta, habiendo hecho,
por tanto, un recorrido circular.
© Texto y fotografías de Francisco Fariña
No hay comentarios:
Publicar un comentario