jueves, 19 de diciembre de 2024

Recordando...

 


Si todo va bien, y no hay contratiempo alguno, en una semana habremos celebrado el día de Navidad. 





He de confesar que el personaje de barba blanca, casi siempre vestido con un traje de color rojo, llegado de las frías tierras del norte, desbordante de alegría y que parece encarnar el espíritu de la navidad, me gusta muchísimo.


 Sin restarle ni un ápice a mi fervorosa admiración y cariño por los Sabios de Oriente; desde muy pronto ejercí de paje de Sus Majestades ayundando a mis abuelas a preparar la noche mágica de Reyes, ¡Qué ilusión contenida desde entonces!


Recuerdo la primera vez que Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás, Kris Kringle, como quiera que se llame, visitó la casa de mi abuelo una Nochebuena cuando estábamos toda la familia reunida. Jamás olvidaré la cara de asombro, alegría y sorpresa de los más pequeños; en esa ocasión me tocó hacer de elfo (hace ya más de treinta y cinco años, yo acaba de empezar a trabajar...)


   Mientras desgrano recuerdos de las navidades pasadas, miro con cierta nostalgia las ilustraciones de Santa Claus que he recopilado a lo largo de los años, con esto me basta para mantener el espíritu de la navidad con serenidad, calma, alejada del ruido comercial .


 "Él me guiño un ojo y me hizo saber,
que podía estar tranquilo, no había qué temer.

No habló una palabra, no dijo ni mu,
terminó su trabajo antes que yo dijera ¡uf!

Arrugó la nariz, los calcetines llenó,
y de un salto muy brusco, por la chimenea salió.

Ya en el trineo a los renos silbó,
para salir volando,
como hojas de un árbol que el viento arrastró.

Desapareció de mi vista pero le oí exclamar:
¡Buenas noches a todos y feliz Navidad!

(Clement C. Moore, Nochebuena) 








miércoles, 4 de diciembre de 2024

Así de sencillo...

 


 Ya estamos en diciembre, así de un brinco o de un paso de gigante nos plantamos en esta época, tan admirada por unos y tan denostada por otros. Hemos dejado atrás once meses de este año en curso al que sólo le faltan unos días para acabar, y yo apenas me he dado cuenta.  


Hace unos días leía una frase de H.D. Thoreau que decía:

 "¡Simplifica tu vida! Mantén tus necesidades y deseos simples y disfruta de lo que tienes. Vive el presente. ¡Simplificar!"


El caso es que ese "simplificar" me resuena todo el rato como un suave eco en mi interior, sobre todo, después de la vorágine que he tenido durante estos últimos días. Por lo tanto, he decidido hacer caso a esa íntima vocecilla que no deja de susurrarme y voy a simplificar y a tratar de hacer que estos próximos días sean lo más simples y sencillos que pueda (esto no significa que sean anodinos o insustanciales) 


Voy a empezar con la decoración navideña, es costumbre adornar la casa durante el puente de la Constitución, pero como estaré de viaje, mañana me ocuparé de esta tarea y espero conseguir un ambiente discreto y acogedor sin exceso de adornos que puedan romper la armonía y serenidad que tanto necesitamos al llegar a casa. 


 Tengo idea de simplicar mucho cenas, comidas, regalos y lo que haga falta para tener tiempo simplemente de estar con la familia, o sencillamente, de disfrutar de cada momento sin complicarme la vida con menús excesivamente elaborados, pienso robarle algo de mucho tiempo a la cocina...


Incluso simplificaré la lista de regalos, sólo una sorpresa por cada miembro de la familia; lo mejor de todo es que todos estamos de acuerdo con la frase de Thoreau, lo que me facilita mucho las cosas.


 Mi ser es de silencio. En la quietud

del campo, solo, donde siempre,

debajo de las peñas, mantengo

la contemplación largo rato.

Sin más allá: vivir sintiendo

que la vida te pertenece

por completo, pararte a comprender

esa simpleza mientra te escucha,

largo rato, el silencio. Para volver

a congraciarse con el mundo.

Fermín Herrero (Sin ir más lejos)


¡Simplifica!