Estoy viendo esta serie. He empezado a verla. Es curioso porque, fuera de la ficción, estoy tan cansada de la realidad política y mediática en general, que lo extraño es que haya caído en esta historia que toca todo aquello que últimamente detesto. Y, no por falta de interés personal, sino por amor propio.
Necesitaba un respiro. Sigo necesitando este alejamiento tan recomendado para la salud física y mental. Aún a riesgo de quedarme sin palabras en los debates de actualidad que se generan alrededor de una mesa, de un café, de un buen vino. Puedo llegar a soportarlo. Es más, me siento bien cuando me siento alejada de todo lo que se dice, se comenta, se rumorea...
Pero, lo de Borgen, desde mi punto de vista, es un aprendizaje. Un entretenimiento también. El ser humano precisa de pasar el rato, incluso a veces sin acercamientos a grandes conocimientos. La vida también es perderse en frivolidades. También es eso. Sin una tontería a tiempo, estaríamos todavía más muertos, más vacíos.
Me gusta la serie porque me he enamorado completamente de su protagonista: la Primera Ministra de Dinamarca. La veo inteligente, cálida, fría también. El personaje, desde mi punto de vista, es maravilloso.
Y navega ella entre las aguas de los juegos políticos y la familia. Esa conciliación tan imposible de llevar en determinadas posiciones. Porque, si es ya difícil conciliar siendo un ciudadano normal, podremos imaginar la dificultad a la que se enfrentan personas que ocupan cargos de este tipo, para conservar aquello que es tan indispensable, tan natural.
Todo en esta vida requiere su esfuerzo. Sin una preocupación continua, es fácil que, aun los vínculos más fuertes, pierdan esa fortaleza y se rompan sin remedio.
Toca entonces esta serie la conciliación, los entramados políticos, los juegos sucios, el sexo, el amor, los hijos, el papel tan injustamente destacado de la prensa política, las frustraciones personales, las apariencias.
Hace pensar en el papel que juega la protagonista, que ni ella muchas veces sabe cuál es... Porque es tan difícil perderse cuando uno debe depositar su confianza en tantos.
Es, básicamente, una serie psicológica. Una serie en la que juegan un papel tan importante las miradas. Ese juego de miradas de Borgen es espectacular. Y no olvidemos que es una serie danesa; tan alejados supuestamente de los sentimientos más nuestros. Al final, es cierto, todos somos personas de corazón y cerebro. Y el corazón siempre tiene un papel fundamental en nuestras vidas, seamos del frío norte o del cálido sur...
En resumen, esta ficción me ha llegado. Quizá, porque, en cierto modo, no sea tanta ficción.
Me gustan las series psicológicas; las series que se centran en lo que sentimos que, en definitiva, es lo que somos.
*Los blogs no se mueren si no los dejamos morir.