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lunes, 30 de marzo de 2009

CCXXIII

Otro treinta y el niño que alguna vez fui, se retuerce por las calles venerando sus ángeles perdidos. El polvo de las estrellas, desdibujado en el cielo de los hologramas -sutiles espejismos de seguir viviendo-. El remordimiento fue anticipado; la anticipación, tardía. Todo patas para arriba en un carnaval premeditado que paradójicamente, nos tomó por sorpresa. Y después de muertos, nos echaron a la vida sin preguntar. Así como la primera vez, pero ahora con un paño gris sobre los ojos, anticipando todo lo que aún no habiamos visto, ni volveríamos a ver. Forcejeando con el viento, asaltándolo por la espalda y en un constante estado de sitio emocional, quizás podremos ganar la batalla que libra una marca de jabón para la ropa, y que ya se ha convertido en mi lait motiv existencial.

viernes, 5 de septiembre de 2008

XXII

Sufro lapsos inconstantes en los que, como ahora, desnudo mi cabeza o vivo tomando agua, en una especie de purificación espiritual. Pero no es conciente. Sólo me doy cuenta al verlo en perspectiva, alejándome de mi mismo. Aunque tal vez, debería pensar que lo que realmente purifica es el hecho de alejarme de mí, de mis deseos y pasiones, que tan ciegamente me enclaustran, escamoteando las leves ansias de levantarme y seguir. Cuando el frío palidece el corazón, la brisa acaricia mis mejillas y acompaña en el letargo, perro fiel e inescindible. Cuando el tiempo parece no avanzar, percibo el presente. ¡A no dormirse, hermano! Que la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otros planes.

Lennon Dixit