Teníamos ganas de probar el ascenso con esquís por las trochas del Solano de Las Eras que se limpiaron el año pasado, completando así otra de las partes de la propuesta que hizo Casa Baretón en el año 2010 para crear el Circuito de Raquetas de Las Eras. No solo tenía como único objetivo el circuito en sí, sino que se completaba con actuaciones como esa que permitían muchas más opciones, como se está demostrando poco a poco.
Mientras subíamos por el bosque, paró de nevar y, antes incluso de salir a la tasca, ya se abrían grandes claros y empezábamos a ver el sol. Esto nos animó bastante y ya veíamos claro que las previsiones se iban a cumplir.
Tras un buen rato de dudas propiciadas por una intensa niebla y de nuevo pensar en que la previsión se iba a equivocar, el cielo se abrió volviendo a colocar la euforia del grupo por las nubes.
Y no era para menos, encontrarte ya en cierta cota elevada, con una fina capa de nieve polvo reciente sobre una base estable y con una visibilidad extraordinaria, permitían sonrisas en nuestras caras miraras a quien miraras y miraras a donde miraras.
Una pequeña liada justo antes de llegar al pico, nos hizo colocarnos en su arista escarpada. Yo opté por echar los esquís en la mochila, Pablo volvió a por ellos para corregir la traza y Jaime y Ruben se decantaron por un almuerzo tranquilo mientras Pablo y yo nos juntábamos en la punta.
Todos disfrutamos de la metedura de pata, eso sí, cada uno a su manera.
Mientras veíamos todo lo que teníamos alrededor recordábamos la incertidumbre pasada hacía un rato por la niebla y, aunque poco, aún quedaba un pequeño temor a que se nos volviera a echar y no nos permitiera disfrutar de una bajada con la perfecta visibilidad que teníamos.
Rápidamente nos dispusimos a disfrutar de la esquiada y nos volvimos a juntar todos con la sonrisa de oreja a oreja por lo a gusto que dejaba esquiar la nieve. De esas que, aunque no sepas, parece que esquías con una técnica exquisita.
Tras esquiar la pala, nos tentó subir caprichosamente el cerro que lleva a Quimboa Alto solo por la buena pinta que tenía. Mientras Jaime nos esperaba, Rubén, Pablo y yo tiramos para arriba.
Al dudoso funcionamiento de mi GPS últimamente, se unió mi falta de previsión, y justo cuando subíamos hacia Quimboa me quedé sin pilas. ¡Otro día sin track de verdad!, y sin poder comprobar si sigue dando errores y problemas.
Tras la bajada del cerro, todos juntos de nuevo, disfrutamos de una nieve espectacular por el mismo recorrido de ascenso.
Una entretenida bajada de supervivencia por la trocha del solano de Las Eras, ahí ya si con la nieve transformada, pusieron fin a un día que había empezado con incertidumbre y que fue mejorando conforme avanzaba la jornada, pasando a un segundo o tercer o cuarto plano, las liadas y los fallos de la tecnología.
(Creado sobre mapa)