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martes, 8 de marzo de 2022

Una familia judía en Polonia


Soy un lector asiduo de libros que traten del tema del Holocausto. En este blog se pueden encontrar bastantes entradas comentando muchos de ellos. Siempre que veo en las librerías alguno que trate este tema lo ojeo con detenimiento y es muy habitual que lo compre. Ayer mismo descubrí que se acaba de publicar un libro de Raul Hilberg, el  primer investigador en profundidad sobre el Holocausto, titulado Ejecutores, víctimas y testigos. La catástrofe judía contada a través de sus protagonistas (1933-1945), libro que, lógicamente, compré.

El que hoy comento se incluye en uno de los posibles enfoques al tratar este tema que es el de la narración de la biografía de alguien que vivió la época y sufrió persecución. En este caso se trata del padre de la autora que, habiendo nacido en 1927, estuvo internado en varios campos de concentración y al finalizar la guerra fue recluido en un orfanato específico para jóvenes judíos ya que había perdido a gran parte de su familia.

Son varios los libros que han utilizado este enfoque y suelen ser muy interesantes porque muestran la represión y sus efectos a partir de realidades muy concretas. Sin embargo, en el caso del libro de Sznajderman el tratamiento que ha hecho hace que sea un texto tremendamente irregular y, creo, no demasiado interesante al menos para un lector español, con la salvedad de lo que enseguida comentaré.

El primer capítulo lo dedica a mostrar la familia de su padre con gran profusión, excesiva para mi gusto, de material fotográfico. Familia que en su mayor parte desapareció en el Holocausto. En el segundo sigue indagando pero más centrada ya en su padre y en él afirma:

“Este libro nace de sus silencios: mi padre es de los que permanecen callados, su silencio es enorme, abismal; una puede ahogarse en él fácilmente. Por eso empecé a recordar: en contra de ese silencio, en contra del olvido y en contra de la nada que quisiera engullirlo todo.” (p. 110)

Luego dedica bastante espacio a su “familia polaca”, es decir, a su familia materna porque, no lo he dicho hasta ahora, la autora proviene por parte de padre de una familia judía asimilada, pero la otra pata es una familia polaca (esta diferencia la hace la propia Sznajderman a pesar de que, como acabo de decir, se trataba de una familia judía asimilada y, por lo tanto, podríamos pensar que era también una familia polaca).

En esto está lo mejor del libro o, al menos, lo que a mí más me ha aportado y me ha resultado más interesante. Me refiero a las más o menos  treinta páginas que dedica a contar las actitudes del pueblo polaco con respecto a la población judía. Tengo que advertir que, como ya he dicho muchas veces en distintas entradas del blog, mi actitud hacia el pueblo polaco está muy marcada por la serie documental Shoah de Claude Lanzmann. Desde que la vi he tenido un sentimiento de fobia hacia ese pueblo que se consolidó con el “Papa polaco” y más recientemente con los gobiernos que democráticamente están eligiendo. (Estos días me estoy reconciliando un poco viendo la solidaridad que están demostrando con los ucranianos que huyen). Debido a esa fobia me han interesado las informaciones que da la autora que no son, desde luego, muy favorables y me reafirman en mis sentimientos.

Volviendo al libro, dejo tres fragmentos como ejemplo del tipo de actitudes hacia los judíos: 

“Me pregunto cómo eran las relaciones con vuestros vecinos polacos. ¿Manteníais alguna? Lo dudo mucho. Los polacos no acostumbraban a entablar amistad con las familias de judíos asimilados, pero, en cualquier caso, me gustaría creer que no fueron vuestros conocidos ni vuestros vecinos los que en 1942 acudieron a toda prisa con sus carromatos a desvalijar las casas (…) después de la liquidación de los guetos locales” (p.28)

“(…) El mundo judío no existía para la nobleza rural polaca. Y, si existía, solo era un parte de su mundo: una parte imprescindible solo de vez en cuando. Jamás igual, siempre peor, siempre sumisa, nunca digna de un interés verdadero, y solamente a ratos necesitada de los cuidados y de la protección de los señores.” (p.223)

“La Iglesia católica también apeló al Papa para que salvara a los católicos perseguidos, pero no mencionó a sus hermanos judíos.” (p.224)

 

Este es el núcleo de lo que puede interesar más a un lector español de un libro que a lo largo de sus casi 300 páginas se hace un tanto complejo de seguir por la dificultad de los nombres de personas y pueblos (hubiera sido enormemente útil un organigrama familiar como suele haber en este tipo de libros). Además, se detiene en más de una ocasión en enumerar los lugares, calle y número, donde había una tienda de calzado, una pastelería, etc., que pueden interesar a un habitante de la zona, pero no a otro tipo de lector.

Por estas cosas considero que es un libro muy irregular, bien escrito, con la frialdad necesaria en muchos momentos, pero también con pasión en otros, aunque, al menos en mi caso, el interés decaiga en demasiados tramos.

 

Monika Szajderman, Los falsificadores de pimienta. Una historia familiar.

Traducción: Anna Rubió y Jerzy Slawomirski.

 

miércoles, 23 de febrero de 2022

En la senda de Philip Kerr


Hay ya una cierta tradición de novela policiaca que se desarrolla en el período histórico en el que el nazismo gobernó Alemania. Que yo haya leído están, por un lado, Ben Pastor, una escritora italiana pero que ha vivido treinta años en Estados Unidos y, sobre todo, el recientemente desaparecido Philip Kerr, un escritor escocés cuyo personaje protagonista, Bernie Gunther, me ha hecho pasar muy buenos ratos de lectura.

Massimi está en la misma línea que ambos en el sentido de centrar sus historias en ese periodo y, además, también como ellos, hacer aparecer a personajes reales en la novela, en este caso, Heydrich y Göring principalmente.

El caso de esta novela se origina a partir del famoso incendio del Reichstag del que nunca quedó del todo aclarada su autoría. Esto le permite a Massimi elucubrar desde la ficción cuál habría podido ser esta. Para ello, construye una trama en la que un excomisario de policía va a Berlín buscando a su exmujer porque cree que va a tener participación en un atentado organizado por la resistencia contra Hitler. En la labor de búsqueda irán participando diversos personajes que en su mayoría pertenecen a la policía.

La historia está bastante bien construida y Massimi narra también con bastante agilidad, pero tiene el problema de su excesiva extensión, 461 páginas, que lleva a que en la parte central de la novela le cueste avanzar y la lectura se haga por momentos un tanto tediosa. Kerr, para mí el maestro de este subgénero, también escribe novelas muy largas, pero tiene la gran ventaja de que posee un gran sentido del humor y eso hace que rompa de vez en cuando la seriedad del relato con las salidas de su policía/detective protagonista.

Parece ser que esta es la segunda novela de una serie de la que la primera obtuvo más de un premio. Quizá en ella reflejó las principales características de algunos personajes, algo que yo echo en falta en esta. Siempre dice cómo visten y cómo es su físico, pero nada más. Los secundarios aparecen y desaparecen sin que algunas veces tengamos claro el porqué.

En fin, es un libro entretenido, pero que está lejos de los mejores ejemplos existentes en el género.

 

Fabiano Massimi, Los demonios del Reich. Traducción Xavier González Rovira.

 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Otra buena investigación


Este libro sale de una línea lateral cuando investigaba sobre su abuelo, una investigación que plasmó en el magnífico libro Calle Este-Oeste que ya comenté en el blog hace año y medio.

Este abogado inglés y profesor de Derecho Internacional tiene una envidiable capacidad investigadora, pero es que, además, sabe transmitirla como el mejor periodista. Su agilidad narrativa es total teniendo en cuenta que el material no siempre debe de resultar fácil de transmitir.

En este libro ha elegido a un nazi alemán, Otto Wätcher, que tuvo diversos cargos en el gobierno de la Polonia ocupada siendo responsable de la muerte de miles de judíos.

Sands conoció a su hijo y este le puso en contacto con la inmensa documentación que había guardado su madre, Charlotte, que era la esposa de Otto y nazi convencida.

El libro está dividido en cuatro partes: Amor, Poder, Huida y Muerte. El título ya da una idea bastante aproximada del contenido. Wätcher murió en Roma en 1949 y Sands indaga entre otras cosas en la causa de su muerte.

El libro tiene 454 páginas de texto y otras 100 con las notas, fuentes y el índice analítico. Evidentemente, esa extensión ya da una idea de la investigación llevada a cabo por el autor y el equipo que colabora con él. No hay más que echar un vistazo a las fuentes para darse cuenta del trabajo y el tiempo invertido.

Con todo, y como decía más arriba, lo realmente no sé si decir sorprendente es la capacidad de transmisión de la información del autor. Algo que podría resultar farragoso y aburrido lo convierte en interesante y tremendamente entretenido. Además, gracias a los diferentes pasos que va dando y a los hilos que va siguiendo se conocen cosas como: la complejidad del espionaje en los años 40 donde vemos a Italia, USA y la URSS “cazando” nazis para convertirlos en espías suyos y conocemos la existencia del “Certificado Persil” (los que ya tenemos unos años hemos conocido y usado ese detergente); la facilidad con la que los nazis huían a través de Italia y, en este caso, la facilidad para viajar de Charlotte y el dinero de que disponía o el ambivalente papel del Vaticano, papel que ha sido puesto en cuestión ya en muchos estudios.

He hablado de la narración, pero esta no sería tan interesante sin una investigación como la que hace Sands. Obviamente, la presentación en el libro es bastante cronológica y lineal, pero no quiero ni imaginar las vueltas que debieron de dar tanto el autor como su equipo para ir casando las distintas informaciones que iban obteniendo.

Me ha llamado la atención que en un momento determinado Sands acude a alguien que vive muy cerca de él, y que resulta ser nada menos que John le Carré, para que la ayude con una informaciones sobre el espionaje al terminar la guerra.

No estamos ante el típico libro sobre nazis. En este vemos también la historia de amor y el lado humano de un personaje tan deplorable como fue Otto Wätcher, tanto como para que su hijo, aunque no le creía tan asesino,  colabore en un libro sobre el daño que hizo.

Tan recomendable como el anterior aunque reconozco que ese me gustó algo más, quizá también por la sorpresa que supuso. 

Hay dos reseñas interesantes: la de Andrés Seoane en elcultural.com y la de Anna Abella en elperiodico.com.

 

Philippe Sands, Ruta de escape. Traducción Francisco J. Ramos Mena.

 

 

 

 

 

lunes, 4 de octubre de 2021

Tema importante; desarrollo irregular


“El presente libro es el resultado de las investigaciones y debates inscritos en un proyecto de I+D (…) Entre los investigadores se cuentan uno con formación de jurista, varios politólogos e historiadores y una arquitecta, pero el trabajo resultante es un ensayo de Historia actual sobre la evolución de un fenómeno político multiforme que normalmente se agrupa bajo la denominación común de “ultraderecha” (…)” (p. 12)

Con estas palabras se inicia la introducción y ya nos da una pista de algunas de las características que tiene y también de alguno de sus problemas.

De las seis personas que intervienen solo conocía a dos: al profesor Veiga, del que leí hace años todo lo que publicaba sobre el conflicto yugoslavo, y a Steven Forti del que he leído recientemente varios artículos y también  he visto alguna intervención en la televisión.

El libro está dividido en tres partes. La primera está dedicada al Colapso de la civilización soviética, 1985-2014 y en ella  se muestra cómo van a ir surgiendo diferentes tendencias y grupos ultranacionalistas. Principalmente se habla de Rusia y de Yugoslavia. En la segunda, Marasmo en el mundo feliz neoliberal, 2008-2018, se centran sobre todo, aunque no exclusivamente, en algunos países de la Unión Europea como Hungría, Polonia o Grecia. También dedican bastante atención a los problemas de Ucrania. La tercera, Síntesis, culturas y definiciones, es una especie de popurrí ya que hay muchas páginas dedicadas a Italia, otras a la arquitectura del “Nuevo estado autoritario”, a los oligarcas o al turbocapitalismo, etc. Cierran con un Epílogo demasiado breve en el que se plantean algunas conclusiones.

Hasta aquí la mera enunciación del contenido. Antes hacía mención a los problemas que tiene el libro que son varios. Por un lado, la gran cantidad de información enormemente detallada que se da de casos como, por ejemplo, el ruso que hacen que el lector no especialista ande un tanto perdido. Por otra parte, el libro está escrito a muchas manos o, para ser más exactos, en cada parte se nota que hay más de una y, lo que es peor, no siempre con una escritura demasiado correcta y clara lo que dificulta la lectura y también lleva a que se incurra en algunas repeticiones. Finalmente, aun entendiendo que los autores no quieran dejar definiciones ni clasificaciones de los fenómenos estudiados, de tal manera que se tenga la tentación de intentar catalogar cada uno el grupo que quiera, no me parece suficiente al trabajo que aportan en el capítulo de conclusiones. Creo que para lo que dicen no habría hecho falta tanta información previa.

¿Considero pues inútil la lectura de un texto así? Evidentemente no. Teniendo en cuenta que lo más complejo está al principio yo habría tenido la tentación de abandonar su lectura y no ha sido así. Entre las muchas informaciones hay bastantes que me han aportado cosas que no solo no conocía, sino que además me parecen muy interesantes como puedan ser: el auge del nacionalismo en el este de Europa incluso antes de la caída del comunismo; los datos que se dan sobre el dinero que el Parlamento europeo da a los grupos ultra; las informaciones sobre el reformismo de Orbán en Hungría y su política económica “populista”;  la creación de la OYA con apoyo norteamericano para echar a Milosevic en una operación de lo que luego se ha llamado “guerra híbrida”; la relación entre el 68 y la Alt Right, lo mismo que la lectura de Gramsci que hace el francés Alain Benoist y que lleva a la “guerra cultural”.

Hay muchas más cosas, aunque para eso haya que leer también muchas páginas cuyas informaciones no interesan a un lector corriente incluso interesado por el tema. Creo que el principal problema es que los autores no se hayan planteado hacer una edición menos académica y, en todo caso, que no hayan revisado un poco más el texto dado a la editorial haciéndolo más legible. Para colmo, hay bastantes erratas impropias de una editorial como Alianza aunque ninguna importante.

¿Recomendable? Depende del interés que se tenga por el tema y de la capacidad de pasar páginas sin tener por ello mala conciencia.

 

VV.AA., Patriotas indignados. Sobre la ultraderecha en la Posguerra Fría. Neofascismo, posfascismo y nazbols.

 

 

martes, 9 de marzo de 2021

Microhistoria


Este es el libro de un historiador que también es novelista y eso se nota mucho. El libro toca diferentes géneros pues va de la biografía a la política pasando por la historia propiamente dicha hasta el ensayo, y todo adobado con un toque de un cierto suspense. Por todo ello, se lee con mucha facilidad y resulta especialmente entretenido.

El 7 de noviembre de 1938 el joven Herschel Grynszpan compró una pistola, se dirigió a la embajada alemana en París y disparó contra un miembro del cuerpo diplomático. Poco antes se había enterado de la expulsión de sus padres a Polonia por ser judíos. A él lo habían enviado a Francia precisamente para evitarle problemas. Su actuación fue una venganza por lo sucedido a sus padres y tuvo una consecuencia enormemente grave al ser aprovechado por el régimen nazi para, al culpar a un judío del atentado, lanzar dos días después la “Noche de los cristales rotos” que tantas víctimas causó.

Koch reconstruye en el libro, basándose casi exclusivamente en fuentes secundarias, aspectos de la vida del joven Grynszpan y, sobre todo, lo que le sucedió una vez detenido por las autoridades francesas hasta terminar siendo entregado a las alemanas para ser juzgado.

En este proceso el autor entra en los entresijos de la política francesa con interesantes informaciones en las que el ministro Bonnet no sale precisamente muy bien parado. A mí me ha recordado en muchos momentos cosas que aparecen en La tristeza y la piedad, el extraordinario documental de Marcel Ophüls,. También hay buenas interpretaciones sobre la política alemana e incluso sobre el famoso pacto de Munich. En todo caso, lo más relevante es lo que sucede con ese joven y la estrategia que se le ocurre para defenderse e incluso evitar el juicio al plantear que el atentado se debió a un problema en la relación personal con Ernst von Rath, dada la presunta homosexualidad de este, a quien por cierto Grynszpan no conocía y que tuvo la mala suerte de ser el primero que se cruzó en su camino al entrar en la embajada.

Koch va desgranando lo que pasó con muchas informaciones entresacadas de diferentes fuentes con la honradez intelectual de decir abiertamente que desconoce algunos datos.

En el recorrido son muy interesantes las reflexiones sobre el uso de la mentira por parte de Goebbels con magníficos textos en los que este explica las ventajas de su uso (algo, por cierto, de plena actualidad y no solo en Estados Unidos). También unos fragmentos de discursos de Himmler dirigidos a reclutas de las S.S. donde ya, a la altura de 1938, anticipa el Holocausto que ya empieza su camino a partir de la Noche de los cristales rotos.

Un interesante libro de historia que se lee casi como una novela en la que, eso sí, todo lo que se cuenta es real. Un magnífico ejemplo de cómo se pueden ilustrar momentos de la historia haciéndolos entretenidos para el lector.

 

Stephen Koch, El chivo expiatorio de Hitler. La historia de Herschel Grynszpan y el inicio del Holocausto. Herschel Grynszpan Traducción  Ana Bustelo Tortella.

 

 

 

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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Un tema inagotable



 

Una vez más se comprueba que el tema de la represión nazi, ya sea en los campos de concentración o en los de exterminio, no tiene límite ni punto final. En este caso se trata de una militante francesa de la resistencia que fue detenida y luego trasladada a Auschwitz junto con otras 230 mujeres de las que solo sobrevivieron 49.

Delbo, una vez liberada después de más de dos años en cautividad, estuvo recuperándose en un sanatorio en Suiza donde escribió los textos que dedicó a su experiencia en el campo de concentración. La obra consiste en una trilogía, Auschwitz y después, de las que en esta edición se publican los dos primeros textos: el que da título al libro y Un conocimiento inútil que constituye la segunda parte del libro.

Hay que decir también que el libro en su edición original francesa no se publicó hasta 1970.

En él se recogen las experiencias de la autora, pero también la de otras mujeres que a veces aparecen con su nombre y otras veces simplemente con su historia.

Las dos partes de esta edición tienen unos contenidos algo diferentes. En la primera, Ninguno de nosotros volverá, la autora narra fundamentalmente la vida cotidiana en el campo y por eso aparecen de forma recurrente temas como: el frío, la sed, el fango y el olor. Mención especial merece el relato “Calle de la llegada, calle de la partida” con el que se inicia el libro y que es de lo mejor que he leído nunca sobre el tema de la llegada a los campos. Esta primera parte, o primer libro, me ha recordado en varios momentos a la forma de contar de Primo Levi. Sin embargo, en la segunda, Un conocimiento inútil, encuentro más el eco de la narrativa de Shalámov, en sus relatos sobre los campos de Kolimá, porque se centran más en algunas personas o hechos como pueden ser la cena de Nochebuena o una representación teatral. Los relatos finales se dedican a la liberación y la llegada a Berlín.

Sobre el libro dice su editora María Bohigas:

"La ambición literaria no era menor, Delbo quiso hacer una obra literaria, no testimonial. Ella no quería hacer un trabajo periodístico, sino literario". (Recogido en lavanguardia.com)

Creo que lo consiguió aunque también que algunos relatos son un reflejo tremendamente realista de los hechos en los que, además, no se ahorra ninguna nota de la crudeza con que actuaban los y las vigilantes.

El siguiente fragmento puede ejemplificar bien ese carácter literario, al mismo tiempo que es también  un buen resumen de la situación que se vivía:


 "Cuando el silbato silba al despertar hay una pesadilla que se paraliza, otra pesadilla que comienza

  hay apenas un instante de lucidez entre ambas, en el que escuchamos los latidos de nuestro corazón para averiguar si tiene fuerza para latir aún mucho tiempo

  mucho tiempo significa días porque nuestro corazón no puede contar en semanas ni en meses, contamos en días y cada día cuenta mil agonías y mil eternidades.” (p. 83-84)

 

Finalmente, reproduzco otros dos fragmentos que, aunque parezcan algo contradictorios entre sí, reflejan muy bien los aspectos psicológicos de un internamiento de esas características.

 

“Hablar era hacer planes para el regreso, porque creer en el regreso era una manera de forzar la suerte. Las que habían dejado de creer en el regreso estaban muertas. Había que creer, creer a pesar de todo, contra todo, dar verosimilitud a ese regreso, realidad y color, planeándolo, materializándolo en todos su detalles.” (p. 141)

 

“Diréis que al ser humano puede arrebatársele todo salvo la facultad de pensar e imaginar. No sabéis nada. Se puede convertir a un ser humano en un esqueleto que gorgorea diarrea, quitarle el tiempo para pensar, la fuerza para pensar. Lo imaginario es el primer lujo del cuerpo que recibe suficiente alimento, goza de una franja de tiempo libre, dispone de rudimentos para fabricar sus sueños. En Auschwitz no se soñaba, se deliraba.” (p. 230)

 

Por todo lo dicho, estamos ante otro interesante texto sobre los campos que aunque sin aportar informaciones que no se conozcan las trata de una forma magnífica y contribuye a conocer mejor algunos aspectos de esa triste historia.

Hay una reseña muy buena y muy completa de GustauNerín en elnacional.cat.

 

Charlotte Delbo, Ninguno de nosotros volverá. Traducción Regina López Muñoz.

 


viernes, 12 de junio de 2020

Gran síntesis




Desde hace muchos años he ido leyendo todo lo que caía en mis manos sobre el tema de los campos de concentración en general y sobre los de la época nazi en particular. En este blog inicié una sección que he titulado Mis temas recurrentes precisamente con la entrada referida a este tema. En ella se recoge lo que había leído hasta 2011, pero desde entonces he seguido ampliando la biblioteca porque también se siguen publicando libros, particularmente memorias, sobre el particular. En este contexto la obra que ahora comento creo que marca un pequeño hito en las publicaciones sobre el tema concreto del Holocausto. De hecho en el título original inglés aparece la expresión “Una nueva historia”.
Creo que para iniciar el comentario del libro de Rees nada mejor que reproducir una larga cita del Epílogo que incluye la frase con la que se cierra el libro:

“(…) no quería que este libro se basara  tan solo  en los testimonios orales, y por eso cito también muchos discursos, diarios y documentos de la época. Mi objetivo era tejer todo este material de forma que examinara cómo se fueron tomando las decisiones del Holocausto, contando también con la amplísima y excelente bibliografía que se ha escrito en este campo desde la guerra.
A lo largo de los últimos veinticinco años,  he leído muchas memorias impresionantes de los supervivientes del Holocausto, así como diversos estudios académicos de gran profundidad; pero no he encontrado una obra general que intente combinar tanto la potencia emocional de los testimonios entrevistados de primera mano como el análisis de las maquinaciones del Estado nazi, al estilo de lo que he intentado hacer en este libro. De aquí mi esperanza, también a este respecto, de que la presente obra sea al menos una parte de una “nueva historia”
(…)
 Por último, aunque el contenido del libro que ahora se acaba es angustiante, sigo pensando que es importante comprender por qué ocurrió tal crimen; porque esta historia nos cuenta, quizá más que ninguna otra, de qué es capaz nuestra especie.” (p. 529-531)

Aquí se deja constancia de lo que, en mi opinión, constituye la principal aportación: el empleo sistemático de testimonios en su gran mayoría inéditos de gente que vivió esa época. Lo hace,  además,  con gente que estaba en diferentes situaciones pues junto a supervivientes de los campos, entrevista a quienes hicieron de guardianes o a ciudadanos normales.
También de la cita se desprende otro aspecto del libro, en este caso no original, pero sí relevante y es que Rees no escatima las descripciones del horror, y horrores, que se produjeron sobre todo en los campos de exterminio; de ahí ese carácter angustiante que menciona y que a mí me ha hecho tener que cerrarlo algunas veces para tomar aire y poder continuar, a pesar de que, por lo que decía antes, soy alguien habituado a leer atrocidades.
Reproduzco a continuación un fragmento como ejemplo, sobre todo por la parte final:

“Lo que las cámaras de gas ofrecían no era tanto una forma de matar a más personas en un solo día, en comparación con los fusilamientos, sino un medios de hacer que el asesinato resultara más fácil… para los asesinos.
En el verano de 1941 no estaba especialmente claro, para los nazis, que el medio más idóneo para sus fines fueran las cámaras de gas. Es casi increíble, pero Widmann y su equipo también probaron ideas como encerrar pacientes mentales en una especie de refugio subterráneo y hacerlo saltar por los aires.” (p. 285)

El libro está dividido en 18 capítulos que siguen un riguroso orden cronológico desde el primero, Orígenes del odio, hasta el último, Asesinar hasta el fin (1944-1945). En todos demuestra el autor su dominio del tema así como su enorme capacidad para contar las cosas con claridad y con gran agilidad. Rees es productor y director creativo de documentales para la BBC y eso se nota. Es un texto fácil de seguir aunque, como ya avisaba antes, no siempre fácil de aguantar. Creo que lo recomendable es irlo leyendo poco a poco, como mucho un capítulo al día, al menos es como yo lo he hecho.
En un libro así, que además tiene más de 600 páginas, es difícil destacar algo. Quizá podría señalar algunas de las cosas que más me han llamado la atención por diferentes razones. Así: la diferenciación de tres formas de antisemitismo; la descripción del sadismo como uno de los motivos de los asesinatos; el análisis que hace de la conferencia de Wansee que resulta distinto al que se lee habitualmente; la durísima crítica que hace de la actuación de las autoridades francesas y la comparación que hace con respecto a la de las italianas; el triste papel del papa Pío XII o, en otro orden de cosas, el detalle de la negociación de Eichmann ofreciendo a los aliados 1 millón de judíos a cambio de 10.000 camiones.
A lo largo del texto se ofrecen también multitud de cifras que resultan todas ellas realmente brutales.
Además, hay un buen repertorio de fotografías tanto en blanco y negro como en color.
Quiero terminar el comentario con un fragmento que puse en las redes sociales el día que lo leí porque me parece que es de una gran actualidad y de aplicación a nuestra realidad política:

“Al igual que muchos de los adversarios políticos de Hitler, Schuschnigg (el canciller austríaco) tenía un perfil relativamente intelectual (…). Ante esta clase de personas, Hitler era un contrincante casi invencible. Usaba el recurso de acumular acusaciones, una detrás de otra, en rápida sucesión, sin dar tiempo a la respuesta. Schuschnigg fue uno de los primeros estadistas extranjeros que cayó derrotado por esta táctica (y tras él vinieron más). No pareció comprender que Hitler no respondía a una argumentación intelectual. El líder alemán no era un estadista “normal”, sin embargo. Ni aspiraba a llegar a un acuerdo satisfactorio para las dos partes ni le importaba que los “hechos” que exponía fueran falsos.” (p. 149)

Rees ha escrito un libro que de alguna manera podría considerarse el equivalente a lo hecho por Claude Lanzmann con su serie Shoah. Si esta me parece lo mejor que se ha filmado nunca sobre el Holocausto, el libro también me parece la mejor y más completa síntesis sobre un tema del que hay una bibliografía tan abundante como inabarcable.


Laurence Rees, El Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verdugos. Traducción Gonzalo García.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Inagotable Auschwitz




A pesar de lo mucho que he leído sobre el tema de los campos de concentración y de exterminio –como está reflejado en la entrada correspondiente de la sección del blog Mis temas recurrentes-, el tema nunca queda agotado, bien sea porque aparecen libros con reflexiones sobre lo ocurrido, bien, como es el caso, porque aportan vivencias desde otros puntos de vista. En este caso, se trata de un libro escrito por un médico holandés que, además, coincidió en el campo con su mujer con la que pudo tener algún tipo de relación.
En una Nota escrita por la familia para la presente edición se dice:

“Lo importante de Auschwitz: última parada es que fue escrito durante la guerra y en el campo de concentración. El texto ni se ha adaptado ni se ha visto influido por recuerdos cambiantes o por conocimientos que no se han adquirido hasta más tarde, tras la liberación, lo que convierte la historia en algo fresco y sincero, concediéndole un gran valor histórico.” (p. 236-237)

Esta es otra de las características del texto, su inmediatez que si bien le resta algo de agilidad en la narración, le confiere una gran verosimilitud y cercanía. También es bastante novedoso el hecho de utilizar un personaje ficticio, Hans, para erigirlo en protagonista contando la historia en tercera persona, en lugar de, como es lo habitual en este tipo de libros, contarla en primera persona como recuerdos o memorias que son. Se tiene así a veces la sensación de que se está leyendo una novela.
Es curiosa la historia de las ediciones del libro. La primera se hizo en 1946 en una editorial comunista que quebró enseguida con lo que el libro cayó en el olvido. Hasta 1980 no se volvió a editar en una editorial que pronto se arruinó y volvió a desaparecer. Ha sido ahora, 75 años tras la liberación, cuando se ha vuelto a reeditar a nivel mundial y expuesto por todas partes el cuaderno original en que fue escrito.
El libro tiene el valor testimonial que tiene todos estos libros. Aquí, además, está muy enriquecido por el hecho de que también estaba en el campo su mujer, Friedel, con la que se había casado recientemente durante la estancia de ambos en un campo de tránsito antes de ser deportados a Auschwitz. Precisamente será ella quien le cuente los experimentos para la esterilización que están haciendo en el block de las mujeres, a veces con imágenes muy duras. También se narra un interesante debate sobre el carácter científico de estos experimentos.
Dentro de ese carácter testimonial son interesantes las descripciones que hace, sobre todo al principio, de aspectos de la vida cotidiana: levantarse, lavarse, limpieza, hacer las camas, desayuno,…o la distribución “clasista” en las literas: arriba los prominentes, abajo la gente normal.
Además de lo referido por Friedel, no faltan otras imágenes sobre la dureza que aparecen más al final del libro. Así, un polaco cuenta las barbaridades que hacen los alemanes con los niños, o las narraciones de los supervivientes de Birkenau que se van encontrando cuando ya los SS han huido sobre el funcionamiento de las cámaras de gas y de los crematorios. No obstante, estos son temas bastante más conocidos porque han sido contados en muchos libros tanto de supervivientes como de investigadores.
En un libro como este no puede faltar una alusión, aunque sea mínima, a la responsabilidad del pueblo alemán. Así:

“- ¿Crees entonces que la responsabilidad es solo de las SS o, mejor dicho, del partido? – preguntó Kabeli-. ¿Son entonces ángeles el resto del pueblo alemán?
-Desde luego que no –admitió Hans-. Todo el pueblo alemán es responsable. Ahora están perdiendo la guerra y renegarán de sus dirigentes, pero si la hubieran ganado, nadie le habría preguntado nunca al Führer por los métodos que había utilizado ni dónde estaban todos los comunistas y los judíos.” (p. 222)

Un testimonio más que añadir a la ya larga lista de los existentes, eso sí,  con algunas aportaciones novedosas de las que ya he dejado constancia.
Hay una interesante reseña de Bruno Pardo en abc.es.

Nota: Que el tema no se agota lo demuestra que, en estos momentos, tengo tres libros recientes sobre el Holocausto en general y Auschwitz en particular en el estante de libros pendientes.

Eddy de Wind. Auschwitz: última parada. Cómo sobrevivir al horror (1943-1945). Traducción Julio Grande.


martes, 29 de octubre de 2019

La memoria y la amnesia



Cuando parece que hay temas casi agotados, surgen autores que son capaces de dar una visión más completa y compleja de la habitual hasta ahora. Este es el caso de Géraldine Schawrz, una periodista y realizadora de padre alemán y madre francesa que vive actualmente en Berlín. Subtitula el libro en mi opinión de una forma un tanto engañosa porque, aunque es cierto que trata en varios momentos de algunos componentes de su familia, el libro está dedicado en su casi totalidad a analizar el comportamiento que tuvieron las poblaciones de Alemania, en primer lugar, de Francia, en segundo, y de Austria e Italia en forma más resumida, en los sucesos de la represión de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y también en cómo lo vivieron, y justificaron en algunos casos,  una vez terminada la guerra.
Dice José Álvarez Junco en el Epílogo:

“Lo esencial es su modélica actitud como historiadora. Porque no escribe para reivindicar a sus antepasados como víctimas, ni para denunciarlos como verdugos. Schwarz no quiere identificar culpables, sino entender cómo funcionaba aquella sociedad, cómo fue posible aquel horror. Su actitud no es condenatoria, sino “comprensiva” (en el sentido de intentar comprender, no de minimizar culpas de nadie)". (p. 388)

Efectivamente, Schwarz realiza un gran análisis que, además, presenta de forma clara y con una gran agilidad para la narración, pero desde luego también se muestra enormemente crítica con muchas actitudes. Así, por ejemplo en el siguiente fragmento:

“El desconocimiento del objetivo preciso de las deportaciones de los judíos no redime a la mayoría del pueblo alemán de su responsabilidad de haber dejado perseguir y saquear a sus vecinos, sus colegas y los comerciantes de la calle, de haber participado a veces en ello y de haber asistido sin protestar a las deportaciones.” (p. 203)

Asimismo critica duramente el parón que se hizo enseguida en la política de desnazificación, parón que llevó al ingreso de exnazis en el gobierno. Todo esto hablando de Alemania, pero también critica lo sucedido en Francia. Un ejemplo:

“Después de la guerra, durante mucho tiempo, mi madre, como la gran mayoría de sus compatriotas, se dejó engañar por la historia oficial, que afirmaba que su país había resistido mayoritariamente a los alemanes y se había liberado de su yugo a fuerza de combatir.” (p. 176)

Hasta ahora no he hecho mención a su familia entre otras cosas porque, como decía al principio, creo que la utiliza más bien como una excusa que le permite ir contando el resto. Su abuelo, que llegó a tener el carnet del partido nazi, se aprovechó de una familia judía que tuvo que vender su fábrica para irse de Alemania y su abuela denunció al socio para que tuviese que irse al ejército y así librarse de él. Sus padres eran muy críticos con el nazismo.
El libro lo ha dividido en 14 capítulos. En los 7 primeros se centra en Alemania sobre todo en la inmediata posguerra y es donde aparecen más sus abuelos paternos. Por cierto, me han gustado especialmente todos los datos que ofrece sobre las represalias de los aliados en los momentos finales de la guerra y las destrucciones que ocasionaron. A continuación se centra en Francia, momento que aprovecha también para contar algunos aspectos de su vida en ese país y criticar la educación recibida. El capítulo 12 lo dedica a la caída del Muro y a diferenciar lo sucedido en la RFA y la RDA. El capítulo 13 lo titula irónicamente: Austria-Italia: arreglillos con el pasado. Finalmente, en el 14 escribe sobre la actualidad con la llegada de inmigrantes y el rebrote de los movimientos de extrema derecha en gran parte de Europa que, lógicamente, ve con mucha preocupación.
Creo que estamos ante un libro cuya lectura resulta muy recomendable por los temas que trata, la visión tan completa y matizada que ofrece y lo bien que está escrito. También es relevante que aunque, como he dicho, la familia aparezca de una forma un tanto tangencial, sí resulta útil para ver cómo se vivía y actuaba a un nivel más personal, es decir, lo que se suele denominar como microhistoria. Yo ya lo he incluido en la lista de mis mejores lecturas del año.
Hay una buena reseña de Jordi Corominas en elconfidencial.com y una interesante entrevista de Marc Bassets con la autora en elpais.com.

Géraldine Schwraz, Los amnésicos. Historia de una familia europea. Traducción  Núria Viver Barrio.

domingo, 14 de abril de 2019

Feliz recuperación



Curiosa historia la de esta novela. Escrita en 1938, se publicó en inglés al año siguiente y desapareció hasta que el año pasado apareció el manuscrito mecanografiado entre unos papeles del auto, un escritor que murió en 1942, con solo veintisiete años, al ser torpedeado el barco en el que viajaba desde Australia a Inglaterra.
“Una novela impresionante, asombrosamente equilibrada y de un agudo sentido de la observación (…)” dice en el Posfacio Peter Graf, a quien se debe la edición por primera vez en alemán en 2108.
Realmente es cierto ese sentido de la observación que se manifiesta en multitud de detalles de esta novela en la que el protagonista, un empresario judío llamado Otto Silbermann, viajará por parte de Alemania huyendo e intentando salir del país ante la persecución desatada por los nazis. Berlín, Aquisgrán, Múnich, Dresde, Dortmund, son algunos de los destinos a los que se desplazará siempre en tren y en los que tendrá gran cantidad de aventuras encontrando gentes de todo tipo, desde nazis recalcitrantes hasta algún alemán que intentará ayudarlo.
Magníficamente construida y con unos diálogos formidables, la novela se lee casi de un tirón y nos muestra de una forma tremendamente realista la atmósfera del momento y lo que tuvo que suponer para los judíos. Parece evidente que tiene bastantes elementos autobiográficos como, además, confirma el editor en el mencionado Posfacio.
A mí, seguramente por la época en la que se desarrolla, pero también por algunos aspectos del estilo, me ha recordado un poco a Sebastian Haffner y  a Hans Fallada.
Un libro de lectura muy recomendable y otra buena aportación de la editorial Sexto Piso que está publicando unos libros muy interesantes.

Ulrich Alexander Boschwitz, El pasajero. Traducción José Aníbal Campos.


lunes, 1 de octubre de 2018

¿El último Kerr?



He titulado así la entrada porque hasta ahora creía que este era el último libro que se publicaría de Kerr, de hecho creo que ya es una publicación póstuma, y, sin embargo, por alguna cosa que he leído, puede que quede aún otro que dejó escrito antes de su fallecimiento. Ojalá sea así.
Si en el comentario de la anterior novela decía que parece que Kerr había vuelto a coger impulso con esta serie, esta de ahora me reafirma en la idea. Creo que el descanso que supuso la dedicación a la miniserie sobre fútbol, bastante floja en mi opinión, le debió de motivar para volver con más ganas a contar historias de su gran personaje Bernie Gunther.
La historia se desarrolla en dos momentos temporales distintos. En octubre de 1956, en el que nos cuenta la huida de Bernie a través de Francia perseguido por la Stasi y en abril de 1939, cuando a punto de celebrarse el 50 aniversario de Hitler se produce un asesinato donde va a ir a descansar y hay que resolverlo con rapidez. Realmente lo de 1956 no es más que un pretexto para meterse en lo importante: el mundo nazi con sus intrigas y sus luchas internas, un mundo en el que el gran personaje que es Gunther da lo mejor de sí mismo y es capaz de afirmar cosas como:

“Lo que más me irrita de los nazis no es que se supone que debo odiar a los judíos, Friedrich. Y no lo hago. No los odio. No más de lo que odio a todo el mundo hoy en día. Lo que me resulta mucho más difícil de sobrellevar es que se supone que debo adorar a los alemanes y todo lo alemán. Eso es mucho pedirle a un berlinés. Sobre todo, ahora que Hitler está al mando.” (p. 321)

En todo caso, el Bernie Gunther de esta novela está algo más contenido que en otras anteriores y saca menos a relucir su ironía y sarcasmo. Tampoco tiene relaciones con mujeres ni amorosas ni meramente de juego sexual. Eso sí, no ha perdido su instinto ni su capacidad investigadora.
Como casi siempre en la obra de Kerr, por cierto que esta es la novela número 12 de la serie, aparecen e intervienen en la historia personajes reales. Aquí los más importantes son Heydrich y Martin Bormann.
También, como pasaba en la anterior, hay referencias negativas sobre los franceses del tipo de: malos conductores, delatores natos, camisas mugrientas en la Francia de provincias, sensación de que hay más policías que nobles y títulos hereditarios y solo van caminado a la panadería y al estanco (por contraste con los paseos por el campo de loa alemanes), entre otras lindezas.
Un libro, como todos los de la serie, muy entretenido y que demuestra una vez más la enorme capacidad de este escritor escocés para meterse, y meter al lector, en esa época y ese mundo.

Philip Kerr, Azul de Prusia. Traducción Eduardo Irirarte.

jueves, 16 de agosto de 2018

Otra perspectiva de los campos de concentración




Esta novela autobiográfica se publicó en Italia en 1979 y no ha sido traducida al castellano hasta ahora a pesar de ofrecer otra perspectiva de los campos de concentración. La autora, una joven cercana a la ideología fascista en aquellos momentos, quiso comprobar que eran mentiras las cosas que se afirmaban de los campos nazis y se fue a trabajar a Alemania para lo que se trasladó y vivió en campos de trabajo e incluso en Dachau.
¿Es literatura del Holocausto como se afirma en el Prólogo o en la contraportada del libro? Creo que no, que esa calificación está pensada para los libros que hablan de la represión de los judíos, algo que en este libro apenas si aparece, pero en todo caso se trata de un texto muy interesante e instructivo por el punto de vista desde el que está escrito.
El libro consta de cuatro partes escritas en diferente momentos: 1953-54, 1961, 1975 y 1977, pero siempre con la misma protagonista, la autora y, además, sin que la historia se continúe tras cada parte. Así, si en la primera se produce la huida de Dachau, en la segunda se describe el accidente que la dejó paralítica y todo lo que sucedió tras él, para retomar en la tercera su trabajo en la IG Farben y la vida en el lager para finalmente, en la cuarta parte, que esta vez sí continúa la anterior, mezclar la pura narración con interesantes reflexiones sobre la memoria y la ocultación como, por ejemplo, la siguiente:

“Esto es lo que ahora me interesa comprender. De dónde me viene tamaño bloqueo, por qué durante tantos años he podido pasar por alto los nudos esenciales de ese pasado violento, creyendo tal vez que así podría aprender la lección que éste me enseñaba.” (p. 345)

También hay una reflexión que recuerda mucho las cosas que decía su compatriota Primo Levi, el autor que mejor ha reflejado lo que era la existencia en un campo de concentración:

“Me refiero a la absoluta normalidad del delito, de la violencia física, de la delación y la perversión como algo cotidiano en las relaciones, muy pronto todo ello se convertía en algo natural, familiar.” (p. 354)

Tengo que reconocer que leyendo la primera parte estuve a punto de abandonar la lectura;  no entendía bien lo que me contaba ni me interesaban demasiado las peripecias de los diversos personajes, pero decidí darle una oportunidad ante las referencias a críticas que la editorial ha recogido en una pestaña del libro.  Acerté, pues  la segunda parte, para mí la mejor del libro, es realmente potente con la narración bastante escalofriante de las operaciones tras su accidente  y las recuperaciones posteriores.
Aunque es un libro de 500 páginas es muy recomendable por ser, como decía al principio, la visión de una joven proveniente del fascismo. Además, d’Eramo es una buena narradora y no se corta al contar las experiencias más duras sobre todo en el tema de sus operaciones y posoperatorios. Lo menos interesante del libro es lo que cuenta sobre los campos porque ya se han publicado muchos libros sobre el tema y en este no hay apenas aportaciones novedosas, quizá no era así en el momento de su publicación. Lo que sí resulta interesante es la peripecia personal de la autora en ellos.


Luce d’Eramo. Desviación. Traducción Isabel González-Gallarza.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Peculiares memorias


Estamos ante un libro peculiar en su confección ya que, aunque habla en primera persona el propio Fritz Thyssen, el libro lo escribió Emery Reves, un periodista y editor de origen húngaro,  que se basó en las confesiones que le hizo Thyssen y en sus propias aportaciones. Además, el libro se preparó en París y luego se publicó en Nueva York en una fecha tan temprana como1941 cuando Thyssen había sido detenido y encarcelado por el régimen. También es importante que la edición no contó con el visto bueno sino más bien con la protesta del propio Thyssen.
Como se afirma en el Prólogo de Juan Bonilla hecho para esta edición:

“Reves por lo tanto, jugador de ventaja como pocos, hombre enamorado de la actualidad y de los grandes nombres, hizo pasar por obra de Thyssen el libro, y aunque muchas de las cosas que cuenta están pintadas con colores exacerbados y tratan de salvaguardar la dignidad del propio Thyssen  (…), lo cierto es que a lo largo de todo el libro desliza información preciosa de las altas esferas nazis, de la manera de hacer negocios en un régimen corrompido en el que abundaban los botarates y, ni que decir tiene, los lameculos.” (p.12)

Aquí se menciona uno de los aspectos más interesantes del libro: el conocimiento de Thyssen y los contactos con las jerarquías del régimen hacen que sus informaciones sean especialmente valiosas. Además, es también muy relevante el hecho de que se trate de un industrial conservador y católico, por lo que nos da una buena perspectiva de cómo se veía el régimen desde esos sectores sociales.
Thyssen colaboró económicamente con los nazis al principio hasta que en un momento determinado se separó del régimen. A explicar ambos momentos se dedica la mayor parte del libro en el que no se elude la crítica, sobre todo a los aspectos económicos, como se puede ver en los ejemplos que siguen:

“Los nacionalsocialistas nunca han tenido un verdadero plan económico. Entre ellos, unos eran enteramente reaccionarios, otros abogaban por un sistema corporativo, otros sostenían los puntos de vista de la extrema izquierda. A mi juicio, Hitler ha fracasado porque ha considerado como una gran habilidad el asentir a la opinión de todo el mundo.” (p. 154)

“Durante siete años he tenido que luchar contra toda esa gente ignorante e incapaz. Es perder el tiempo discutir sus estúpidos proyectos o refutar sus especiosos argumentos. De hecho, el régimen nazi ha arruinado la industria alemana.” (p. 177)

Dos temas que me han interesado de forma especial son: por una parte, la visión que tiene de los movimientos revolucionarios de 1918 y 1919 y, por otro lado, lo que cuenta del fuerte rechazo del régimen por el catolicismo.
Un libro bastante interesante y con muchas aportaciones curiosas, pero que cuenta con la pega de no saber muy bien qué hay de cierto en todo lo que cuenta el autor y cuánto de justificación por el apoyo dado en los primeros años al régimen. Además de no saber, obviamente, qué partes son las que no gustaron a Fritz Thyssen. 
Hay una reseña muy buena y completa de Alejando Díaz-Agero en abc.es.


Fritz Thyssen, Yo pagué a Hitler. Traducción L.Rivaud.