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lunes, 12 de febrero de 2018

Otra perspectiva de Afganistán



En los últimos tiempos estoy recuperando bastante el respeto y  la admiración que siempre había tenido por la profesión de periodista. La información y la comunicación me parecen elementos clave para un desarrollo de la democracia y para ir consiguiendo un mundo mejor. A esta recuperación está colaborando un grupo de periodistas entre los que quiero destacar aquí a Mikel Ayestaran, Xavier Alkorta y Ramón Lobo. Estos tres están dedicando, o como en el caso de Lobo ha dedicado, su trabajo a hacernos conocer mejor lo que pasa en esos lugares del mundo de los que solo tenemos noticia cuando algo malo sucede.
El libro que ahora comento fue publicado originalmente en 2010, pero no lo he conocido hasta esta nueva edición.
Dice Lobo en un capítulo a modo de introducción:

“A veces, antes de partir el periodista emborrona su libreta de notas con ideas absurdas para combatir el pánico en cualquiera de sus formas: miedo al fracaso, a no entender, miedo a no saber contar, miedo a no regresar, o regresar incompleto.” (p. 14)

Confesión que ya indica de qué tipo de persona se trata: sincera y sensible. Y tras la lectura del libro esa primera impresión queda perfectamente corroborada.
Fruto de dos viajes a Afganistán enviado por El País -ese diario que tuvo una buena época aunque ahora sea objeto de mi más absoluto desprecio-, salen estos cuadernos en los que el autor más que intentar explicarnos lo que pasa en la política afgana, y a pesar de que se desplaza porque hay elecciones presidenciales, lo que busca y consigue plenamente es contarnos cómo lo pasa la gente que vive en un país que lleva decenios en permanente conflicto. Y para eso, nada mejor que acompañar a esa gente, hablar y sentir con ella. Así veremos a la dueña de un restaurante que enseña a leer a sus empleados, a un niño que vive de la venta de zumos en la calle, a un cambista de divisas, a unos libreros (¡qué moral  y qué amor a la cultura hay que tener para serlo en esas circunstancias!), a un trabajador de obras públicas, etc. Y también recorreremos el mercado de pájaros, el cementerio de los ingleses o estaremos en el hotel Serena.
Todo ello de la mano de un reportero que sabe sacar mucho partido a sus observaciones y transmitirlas de forma clara. De vez en cuando establece también algunas analogías con otros conflictos en los que ha estado presente como Irak o la exYugoslavia que resultan interesantes.
Al final, el lector logra una visión bastante profunda de la vida en ese país  o, mejor dicho, en su capital que es donde desarrolla Lobo su trabajo. La situación en el resto del país debe de ser seguramente mucho peor.
Dos breves fragmentos pueden resumir bien la idea bastante negativa y pesimista que el autor transmite:

“Aquí, más allá de los saqueadores de cuello blanco, no hay clases sociales, todos son pobres y supervivientes.” (p. 51)

“En Afganistán la gente nace y crece en la incertidumbre cotidiana y en la certidumbre de que nada cambiará gane quien gane la guerra, gane quien gane las elecciones.” (p. 111)

Y también reproduzco otra idea porque creo que recoge muy bien cuál es uno de los principales problemas que tenemos los occidentales cuando nos enfrentamos a estas situaciones:

“En estas condiciones de inseguridad y sensación de fracaso, los que más fuman en Kabul son los extranjeros, sean de la OTAN, Naciones Unidas, diplomáticos, humanitarios, empresarios, buscones varios o periodistas. Esta tribu de occidentales parece empeñada en organizar la vida de unos señores muy pobres a los que nadie ha preguntado por sus  gustos, tradiciones, anhelos y manías.” (p. 60)

Un libro magnífico. Escrito con gran sensibilidad y gran respeto a todos los que aparecen en él. Un texto de un buen periodista que, retomando una idea del gran Kapuscinski tantas veces citada, tiene que ser también una buena persona para hacer así su trabajo. (Reconozco que ya tenía esta idea tras la lectura de su anterior libro Todos náufragos.)



Ramón Lobo, Cuadernos de Kabul. Historias de mujeres, hombres y niños atrapados en una guerra.