martes, 29 de octubre de 2019

La memoria y la amnesia



Cuando parece que hay temas casi agotados, surgen autores que son capaces de dar una visión más completa y compleja de la habitual hasta ahora. Este es el caso de Géraldine Schawrz, una periodista y realizadora de padre alemán y madre francesa que vive actualmente en Berlín. Subtitula el libro en mi opinión de una forma un tanto engañosa porque, aunque es cierto que trata en varios momentos de algunos componentes de su familia, el libro está dedicado en su casi totalidad a analizar el comportamiento que tuvieron las poblaciones de Alemania, en primer lugar, de Francia, en segundo, y de Austria e Italia en forma más resumida, en los sucesos de la represión de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y también en cómo lo vivieron, y justificaron en algunos casos,  una vez terminada la guerra.
Dice José Álvarez Junco en el Epílogo:

“Lo esencial es su modélica actitud como historiadora. Porque no escribe para reivindicar a sus antepasados como víctimas, ni para denunciarlos como verdugos. Schwarz no quiere identificar culpables, sino entender cómo funcionaba aquella sociedad, cómo fue posible aquel horror. Su actitud no es condenatoria, sino “comprensiva” (en el sentido de intentar comprender, no de minimizar culpas de nadie)". (p. 388)

Efectivamente, Schwarz realiza un gran análisis que, además, presenta de forma clara y con una gran agilidad para la narración, pero desde luego también se muestra enormemente crítica con muchas actitudes. Así, por ejemplo en el siguiente fragmento:

“El desconocimiento del objetivo preciso de las deportaciones de los judíos no redime a la mayoría del pueblo alemán de su responsabilidad de haber dejado perseguir y saquear a sus vecinos, sus colegas y los comerciantes de la calle, de haber participado a veces en ello y de haber asistido sin protestar a las deportaciones.” (p. 203)

Asimismo critica duramente el parón que se hizo enseguida en la política de desnazificación, parón que llevó al ingreso de exnazis en el gobierno. Todo esto hablando de Alemania, pero también critica lo sucedido en Francia. Un ejemplo:

“Después de la guerra, durante mucho tiempo, mi madre, como la gran mayoría de sus compatriotas, se dejó engañar por la historia oficial, que afirmaba que su país había resistido mayoritariamente a los alemanes y se había liberado de su yugo a fuerza de combatir.” (p. 176)

Hasta ahora no he hecho mención a su familia entre otras cosas porque, como decía al principio, creo que la utiliza más bien como una excusa que le permite ir contando el resto. Su abuelo, que llegó a tener el carnet del partido nazi, se aprovechó de una familia judía que tuvo que vender su fábrica para irse de Alemania y su abuela denunció al socio para que tuviese que irse al ejército y así librarse de él. Sus padres eran muy críticos con el nazismo.
El libro lo ha dividido en 14 capítulos. En los 7 primeros se centra en Alemania sobre todo en la inmediata posguerra y es donde aparecen más sus abuelos paternos. Por cierto, me han gustado especialmente todos los datos que ofrece sobre las represalias de los aliados en los momentos finales de la guerra y las destrucciones que ocasionaron. A continuación se centra en Francia, momento que aprovecha también para contar algunos aspectos de su vida en ese país y criticar la educación recibida. El capítulo 12 lo dedica a la caída del Muro y a diferenciar lo sucedido en la RFA y la RDA. El capítulo 13 lo titula irónicamente: Austria-Italia: arreglillos con el pasado. Finalmente, en el 14 escribe sobre la actualidad con la llegada de inmigrantes y el rebrote de los movimientos de extrema derecha en gran parte de Europa que, lógicamente, ve con mucha preocupación.
Creo que estamos ante un libro cuya lectura resulta muy recomendable por los temas que trata, la visión tan completa y matizada que ofrece y lo bien que está escrito. También es relevante que aunque, como he dicho, la familia aparezca de una forma un tanto tangencial, sí resulta útil para ver cómo se vivía y actuaba a un nivel más personal, es decir, lo que se suele denominar como microhistoria. Yo ya lo he incluido en la lista de mis mejores lecturas del año.
Hay una buena reseña de Jordi Corominas en elconfidencial.com y una interesante entrevista de Marc Bassets con la autora en elpais.com.

Géraldine Schwraz, Los amnésicos. Historia de una familia europea. Traducción  Núria Viver Barrio.

miércoles, 23 de octubre de 2019

Las redes sociales



El título y el subtítulo son muy expresivos de lo que va un libro cuya frase final, un tanto descorazonadora, es:

“Y estas infraestructuras de poder centralizado, persistente y oscuro no están diseñadas para ayudarnos a gestionar esa crisis. Están diseñadas para gestionarnos a nosotros durante la crisis. No nos van a servir para hacer frente al poder. Las herramientas del poder nunca sirven para desmantelarlo.” (p 290)

La autora, que demuestra un conocimiento muy preciso y en profundidad de los temas que aborda en el libro, lo ha dividido en los siguientes siete apartados: Adicción, Infraestructuras, Vigilancia, Algoritmo, Revolución, El modelo de negocio y Manipulación. Los enunciados son lo suficientemente expresivos para saber de qué trata en cada uno.
Hay libros, y este es uno de ellos, que leo a pesar de que hay partes que soy incapaz de seguir por mi desconocimiento de lo más básico. En este caso, al llegar por edad, 70, muy tarde a la informática y a Internet, desconozco incluso la jerga que se utiliza, por lo que me cuesta muchas veces seguir los razonamientos y entender los porqués de lo que me cuenta Peirano. No obstante, con que solo haya sido capaz de captar un 10% de sus informaciones, me resulta suficiente para quedarme profundamente preocupado no por mi futuro, que también, sino sobre todo por el futuro de gentes como mi hijo. 
Si de este libro se puede extraer una conclusión bien podría ser esta: se han creado los medios para una descentralización del poder y de la información, para una mayor democratización de la sociedad a partir de la participación de los ciudadanos y, sin embargo, estamos asistiendo a la acumulación y centralización de ese poder en unas cuantas empresas que, además, se están unificando y fusionando cada vez más. Esto es, al final, el resultado está siendo el contrario del que desearíamos.
Dejo algunos fragmentos en los que se pone esto de manifiesto:

“Pronto será imposible comprar tecnologías que no escuchen lo que hacemos en nuestra casa, vehículo, oficina, todo lo que ocurre a su alrededor y envíen toda clase de datos a las mismas cinco compañías.” (p. 103)

 “Hoy, Palantir es conocido como el Departamento de Precrimen de Trump, porque su tecnología predictiva es utilizada por la policía para detectar “zonas de calor” donde podría estallar la violencia. También detecta grupos o personas “de interés”, que hayan asistido a manifestaciones, participado en huelgas, tengan amigos en Greenpace, usen tecnologías de encriptación o hayan apoyado a otros activistas en redes sociales.” (p. 122)

En ambos casos vemos el grado de control que ya es posible obtener. Además:

“Esta es la banalidad del mal de nuestro tiempo: los mejores cerebros de nuestra generación están buscando maneras de que hagas más likes. Y no es verdad que estemos libres de culpa. Todo empezó porque queríamos salvar el mundo, sin movernos del sofá.” (p. 54)

Cuando la autora habla de manipulación no se centra solo en lo que sucede en las redes sociales, aunque es a lo que dedica más espacio, sino que se refiere también a otros casos. Reproduzco el siguiente fragmento por la actualidad que tiene para lo que pasa estos días por aquí:

“Durante el ataque, los grandes medios cubrieron a los pocos violentos, y abandonaron a los miles de manifestantes pacíficos que habían sido brutalmente apaleados sin motivo.” (p. 178) (Se refiere a lo sucedido en Génova, Italia, en 2001. En 2012 unos policías “fueron encontrados culpables de brutalidad policial y falsificación de pruebas.”)

Un libro así merece un comentario más detallado de alguien que conozca bien estos temas que, como ya he dicho, no es mi caso. No he encontrado ninguna crítica interesante, pero sí dos buenas entrevistas con la autora: la de Manuel Ángel Méndez en elconfidencial.com y la de Pablo Romero en publico.es.
Además de los aspectos más importantes que se tratan en el libro, a mí me han llamado también la atención otros que son un tanto colaterales. Así: al fin me he enterado de qué es eso de la nube; he descubierto la existencia y funcionamiento del “sistema de crédito social” chino; he tenido una versión y visión distinta de lo ocurrido en Seattle y Génova y he conocido mejor la relación de Goebbels con la radio, entre otras muchas cosas interesantes.
Un libro de lectura muy recomendable a pesar del miedo que pueda infundir y de las pesadillas que pueda provocar.
He echado en falta  un apartado específico dedicado a la bibliografía porque creo que es insuficiente con lo que se cita en las notas.

Marta Peirano, El enemigo conoce el sistema. Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención.

martes, 22 de octubre de 2019

Sobre la Primera Guerra Mundial



He afirmado ya varias veces en el blog, comentando otros libros de autores franceses, que en ese país se está haciendo una gran transformación del concepto de novela, que hay muchos autores que buscan en los temas y en su tratamiento otras formas de ver y de escribir. También he reconocido mi predilección por ello.
Vuillard es uno de estos autores. Ha escrito sobre la llegada de los nazis al poder en El orden del día,  una novela que le valió el Premio Goncourt en 2017, y otro premio con 14 de julio donde narra la toma de la Bastilla.
En la que ahora comento se enfrenta al tema de la Primera Guerra Mundial y vuelve a hacerlo con la misma técnica y el mismo estilo que en las obras anteriores. Por un lado, dando pinceladas precisas y concisas de los aspectos más relevantes del conflicto. Así, explica el plan Shlieffen, las alianzas entre estados previas al conflicto y cómo se pusieron en funcionamiento una vez iniciado este, los distintos ataques y contrataques, etc. Por otro lado, lo hace con su personal estilo: frases cortas, terminología muy adecuada y precisa (hay más de un término que me ha hecho acudir al diccionario) y una gran concisión que no le resta capacidad de análisis.
En este caso, además, por el tema tratado, también aparecen varias veces fragmentos que llevan una elevada dosis de carga crítica sobre la guerra. Dejo los dos siguientes como ejemplo:

“Los soldados comprenderán  muy pronto que los han mandado hasta allí para algo que no tiene nada que ver con lo que les han dicho, muy pronto sabrán que el deber, la patria, Alemania y Francia, ¡en fin!, son un decir, historias que les cuentan para arrastrarlos fuera de sus casas. Lo entenderán muy pronto, pero demasiado tarde. Verán que su vida, ahora, no importa nada, que han prevalecido otros intereses muy distintos, que su vida entera ha sido requisada, vendida, arrojada a un gran sacrificio que no tiene la menor utilidad para ellos.” (p. 31)

“Y después vendrá la batalla del Somme (…) Durante los seis primeros minutos, los combates causarán treinta mil víctimas, superando en mucho la jornada del 22 de agosto de 1914. Transcurridos cuatro meses, se habrán ganado doce kilómetros. Casi medio millón de muertos para ir de Maricourt a Sailly-Saillisel.” (p. 147)

No obstante lo dicho, es el libro que menos me ha gustado de los tres leídos de Vuillard pero, como me pasa con el cine de Woody Allen, aunque me parezca inferior a los anteriores también he disfrutado con su lectura. Quizá he echado en falta algo más de personalización como hizo, por ejemplo,  en los momentos de la toma de la Bastilla ya que, además, es un tema que se prestaba muy bien a ello.
En cualquier caso se trata de un libro absolutamente recomendable.
Hay una interesante entrevista de Óscar Caballero en lavanguardia.com.


Éric Vuillard, La batalla de Occidente. Traducción Javier Albiñana.


lunes, 21 de octubre de 2019

“Gracias a todos”: Nuevas citas XXIII


Hace ya siete años que autoedité Gracias a todos en el que recogía la mayoría de las citas que había ido recopilando hasta entonces. En este tiempo he seguido con mi vieja costumbre y he pensado que sería una buena idea publicarlas en el blog organizadas por temas, con algún comentario si se tercia, tal y como hice en el libro.



Soledad


La soledad no es la falta de amigos y conocidos, hay siempre suficientes, sino el hecho de vivir en una sociedad que no oye las advertencias y continúa caminando con los ojos cerrados por el terrible camino del fratricidio, arrastrando en pos de sí a todos y cada uno.
Nadiezhda Mandelstam, Contra toda esperanza

  
La soledad es el estado ideal si uno pudiese elegir a las personas que quiere evitar.
Karl Kraus, Dichos y contradichos


El mundo es una cárcel  en la que es preferible la prisión incomunicada. Karl Kraus, Dichos y contradichos


Si supiera a ciencia cierta que habré de compartir la inmortalidad con determinadas personas preferiría un olvido aparte.
Karl Kraus, Dichos y contradichos



La hora siguiente jugué al póquer conmigo mismo. Esa es la expresión más triste que conozco de la soledad. Por otra parte, nunca me siento tan derrotado por el aburrimiento y el cansancio como cuando intento ganarme dinero a mí mismo.
No se puede caer más hondo en la soledad.
Henning Mankell, Botas de lluvia suecas



Suicidio


Soy demasiado orgullosa. Tampoco me gusta depender de los demás. Me despediré de este mundo con la cabeza alta, me mantendré en pie hasta el último momento, sin estar enchufada a ningún aparato por las venas ni por la nariz. Yo misma elegiré el momento y el modo…
Yasmina Khadra, La ecuación de la vida



Así que nos surge el interrogante de cuál es la mejor forma de morir para los mayores. El suicidio no es nada infrecuente, pero la eutanasia sería mucho más preferible, y debe cambiar la ley que la impide; los mayores deberían tener el derecho de elegir cómo morir teniendo en cuenta, además, el sufrimiento de los seres queridos. 
Lewis Wolpert, Por ti no pasan los años. La sorprendente naturaleza del envejecimiento



En la prohibición cristiana del suicidio hay algo que guarda profunda relación con la naturaleza humana: el hombre no toma esa decisión aunque su vida suele ser mucho más terrible que la muerte, como nos lo ha demostrado nuestra época.
Nadiezhda Mandelstam, Contra toda esperanza



Pensaba que el hombre podía considerarse hombre mientras sintiera en todo momento y con todo su cuerpo que estaba en condiciones de quitarse la vida, que estaba dispuesto a intervenir personalmente en su propia existencia. Esta conciencia es la que le proporciona a uno la voluntad de vivir.
Varlam Shalámov, Relatos de Kolimá, Vol IV, La resurrección del alerce



 (…) abogué con fervor por el derecho de toda persona a poner fin a su vida cuando lo desee, sin tener en consideración a los demás.
(El autor se refiere a algo que dijo en 1883)
Arthur Schnitzler, Juventud en Viena (una autobiografía)



“La muerte más voluntaria es la más hermosa: La vida depende de la voluntad ajena; la muerte, de la nuestra”
Montaigne citado en el Prefacio de
Stefan Zweig, Montaigne



Los animales no se suicidan. Los hombres lo hacen cuando desaparece la alegría de vivir, por lo general a causa de un dolor físico o psíquico terrible. (…)
Albert Camus escribió en una cita ya célebre: “Sólo existe un problema filosófico serio verdaderamente: y es el suicidio. Juzgar si la vida merece la pena vivirla o si no es responder a la pregunta fundamental de la filosofía.” Henning Mankell, Arenas movedizas



-¿No le parece extraño que el suicidio sea considerado un crimen?, preguntó Hackett-. Nunca lo he comprendido. Imagino que es cosa de los curas, con su discurso sobre el alma inmortal y cómo no te pertenece a ti, sino a Dios. Pero sigo sin entender qué pinta ahí el cuerpo mortal; está claro que no vale gran cosa y que cada uno debería poder hacer con él lo que le apeteciera. Existe, sin duda, el pecado de la desesperación, pero ¿no podría verse de otra forma, que alguien tuviese tanta prisa por llegar al Cielo que decidiera poner fin a su vida para acortar la espera?
Benjamin Black, Muerte en verano



He de esperar a lo que pase con M., mantenerme a su lado mientras me necesite, cuidarla mientras pueda, y luego, rápidamente… No es preciso comprar una pistola ni conseguir morfina. Uno puede tirarse también por la ventana. Es lo más barato.
Esta noche he calculado la distancia que separa el balcón del asfalto y me he echado atrás. Pero tarde o temprano habré de actuar.
Imre Kertész, La última posada


Hay una envidia del suicida, como se envidia al que se despide de un trabajo odioso haciendo un corte de mangas al jefe. No se le perdona que tome la última palabra y niegue al mundo el derecho a réplica.
Sergio del Molino, La mirada de los peces



“Los suicidios son homicidios tímidos. Masoquismo en vez de sadismo”, registró Pavese en su diario; me tomo la libertad de corregirle: el suicida busca la muerte, actúa con premeditación y alevosía y es por tanto un asesino, un asesino medroso quizá, un asesino tímido.
Clara Usón, El asesino tímido



El suicidio afirma el libre albedrío de los humanos y, por tanto, usurpa la potestad de un ser supremo sobre la vida, cuestionando el poder de Dios: se trata de un desafío a la eternidad
Nazanín Armanian/ Martha Zein, No es la religión, estúpido



Dicen que cuando uno se va, es porque ya se ha ido. Me animo a glosar: cuanto te suicidas, es porque ya estás muerto.
Laura Restrepo, Los divinos



La definición más corta que conozco de un ser humano: el derecho a  añorar dejar de existir.
Per Olov Enquist, El ángel caído



A veces el suicidio es un acto lógico que comete alguien con un gran intelecto, al constatar que delante de él hay un muro, un abismo, un pantano, mientras los estúpidos y los miopes siguen pululando en el tremedal de las esperanzas y del optimismo.
Otras veces, el suicidio es una manifestación de la ceguera, de la limitación: la persona no ve más que una pared en la desesperación y, en su miopía, no nota que la salida, el camino, está justo al lado.
Y a menudo el suicidio es la consecuencia de una enfermedad mental de los alcohólicos, los morfinómanos, para quienes el verdor de la hierba, el mar, el sol, todo se ha cubierto de una costra de melancolía y dolor.
(…)
Pero una cosa está clara para mí: el suicidio no es simplemente una acción, es una superación, bien de los fuertes, bien de los débiles. Pocos, muy pocos, fuertes y débiles, son capaces de dar este paso terrible, espantoso, voluntario, último…
Vasili Grossman, Que el bien os acompañe



Tabaco


El tabaco, que casa admirablemente con el alcohol (si el alcohol es la reina, el tabaco es el rey), es un amable compañero con el que afrontar todos los acontecimientos de una vida. Es el amigo de los buenos y de los malos momentos. Se enciende un cigarrillo para celebrar una alegría y para ahogar una pena. Estando solo o acompañado.
El tabaco es un placer en todos los sentidos: de la vista (es bonito ver bajo el papel de plata los cigarrillos blancos, alineados como para la revista), del olfato, del tacto… Si me vendaran los ojos y me pusieran entre los labios un cigarrillo encendido, me negaría a fumar. Me gusta sentir el paquete en el bolsillo, abrirlo, palpar la consistencia del cigarrillo, notar el roce del papel en los labios, gustar el sabor del tabaco en la lengua, ver brotar la llama, arrimarla, llenarme de calor.
Luis Buñuel, Mi último suspiro



El tabaco es la alegría suprema del preso, es la prolongación de la vida. Aunque repito que la vida no sé si es un bien o no.
Varlam Shalámov, Relatos de Kolimá, Volumen V, El guante o RK-2



Lo malo de fumar era que el deseo de fumar resultaba mucho mayor que la satisfacción que se obtenía con el acto de fumar en sí.
Benjamin Black, El lémur



Kraus, que siempre me recuerda a Cioran, muestra aquí una cierta misantropía.
Bastantes citas son sobre el suicidio y la eutanasia. Creo que es otro de los grandes temas del momento y uno de los que está costando más aprobar y regular. No veo otro motivo que la enorme influencia que aún tiene la religión en general y la maldita iglesia católica en nuestro caso. No obstante, “más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas…”
La idea de Wolpert del sufrimiento de los seres queridos me parece importante.
La de Shalámov me parece fundamental.
Magnífico Montaigne y citado por alguien que tomó su propia decisión.
Gracioso el final irónico de la de Black.
De acuerdo con Usón: asesino y no homicida. Se hace con pleno conocimiento y premeditación.
Yo no cuestiono el poder de dios, según la cita de Armanian, cuestiono y niego su existencia.
Me gusta mucho la de Grossman Buena descripción aunque en la lista final le falte alguna palabra.
Hace ya más de diez años que dejé de fumar, pero la frase de Buñuel me ha recordado que yo también me sentía así cuando fumaba. Una desgracia como otra cualquiera porque, visto desde hoy, me parece una de las estupideces, si no la mayor, que he cometido en mi vida. En este sentido hay mucho de cierto en la frase de Black.

viernes, 18 de octubre de 2019

Buen conjunto de relatos



A lo largo de este año he leído dos libros del ciclo Ramas entrelazadas en el que Tisma escribe sobre los momentos de la guerra y la inmediata posguerra en Novi Sad,  su ciudad natal. Aún me quedan otros dos para terminar el ciclo. El que ahora comento es diferente. Se trata de un conjunto de nueve relatos en los que no se dice dónde se desarrollan, aunque se supone que es en la ciudad citada,  y en varios tampoco se sabe muy bien cuándo, aunque todos transcurran después de terminada la guerra.
Tisma es un magnífico escritor tanto por su estilo como por la profundidad de lo que cuenta. En sus novelas suele partir de distintos personajes y los va alternando en los capítulos; aquí, lógicamente, no puede utilizar esa técnica, pero consigue que varios de sus relatos sean auténticas novelas cortas y, sobre todo, logra una gran intensidad dramática.
Prácticamente en todos tiene una fuerte presencia la violencia y en muchos la violencia de género, De hecho son mujeres la mayoría de los personajes que son asesinados en los diferentes relatos. Solo en uno es una mujer  la que comete el asesinato matando a hachazos a quien la había engañado y pegado.
Los personajes de estas historias pertenecen en su mayoría a lo que podríamos llamar clases populares, son gentes con muchas carencias y no solo económicas y, además, por lo general bastante infelices. Creo que de alguna manera Tisma pretende dejar constancia de cómo quedó su sociedad después del conflicto bélico.
Los dos primeros relatos no me han gustado especialmente, pero a partir de ahí  me he ido metiendo en las diferentes historias de las que destacaría tres: Todo su yo, Personalidad y, el más largo, La tormenta.
Hay que decir también que si bien el autor en algunos momentos no ahorra las escenas duras, tampoco se regodea en ellas.
Un buen libro para acercarse a un escritor que ha aportado una obra no muy extensa, pero sí creo que importante para el conocimiento de lo que sucedió en la guerra y tras ella en una zona de Yugoslavia.

Aleksandar Tisma, Sin un grito. Traducción L.F.Gallardo y T. Pistelek.


lunes, 14 de octubre de 2019

Periodismo del bueno


Tras la lectura de Una historia sencilla y Opus Gelber, ambas de la autora, he quedado enganchado a sus libros. Para mi gusto, Guerriero comparte con Caparrós, cada uno con su estilo y sus temas, además de su nacionalidad su capacidad para hacer literatura y muy buen periodismo al mismo tiempo.
El libro dedicado al pianista Gelber es uno de los mejores que he leído este año y ahora se le une este Plano americano en el que se recogen los perfiles de 26 personajes que, salvo en el caso del inédito dedicado a Roberto Alt, fueron publicados entre los años 2002 y 2017 en diferentes medios de Chile, Argentina, México, Colombia o España.
Para realizarlos utiliza indistintamente entrevistas con el propio personaje, con amigos y gente cercana, artículos sobre él o ella, escritos del propio personaje, datos sobre su vida, etc. Con todo ello termina conformando un texto que tiene un poco de crónica, de reportaje y de análisis, con lo que el lector termina teniendo una idea bastante completa del personaje.
Dice Mario Vargas Llosa en su crítica en elpais.com que los perfiles: “son una verdadera proeza narrativa, por la cercanía que consiguen, introduciendo al lector en la intimidad de todos ellos, en la pulcritud o el caos en que viven o vivieron, en los objetos de que se rodearon, sus padres, mujeres o maridos, o hijos, y en su manera de trabajar, en sus éxitos y fracasos, en sus grandezas y pequeñeces.”
Remito al que esté interesado a esta reseña porque es realmente magnífica y dice cosas no solo muy bien dichas sino, sobre todo, muy positivas sobre el carácter de la escritura de Guerriero.
Una característica de la autora, que ya conocía de sus libros anteriores y que me encanta, es que deja que los personajes se muestren como son y es muy poco intervencionista, al menos en lo que luego escribe. Además, por lo general usa citas de otros para caracterizar a los personajes y muy pocas veces su propia impresión.
Entre los personajes predominan los de nacionalidad argentina, pero también hay chilenos, uruguayos y un español. Además hay gran variedad de profesiones: poetas, periodistas, escritores, artistas plásticos, diseñadores, cantantes, una bailarina, etc., y un cierto equilibrio de géneros pues hay diez mujeres.
A la inmensa mayoría los he conocido al leer el libro ya que no tenía ni idea de su existencia, sin embargo, puedo decir que prácticamente todos me han interesado, lógicamente en distinto grado, sobre todo porque la autora sabe extraer de todos ellos el lado más humano. Particularmente me han llamado la atención: Ida Vilariño y Claudio Bertoni, quizá por la riqueza de las poesías que reproduce de ambos.
En fin, es un libro más que recomendable. Un libro para ir leyendo poco a poco, disfrutando de las diversas personalidades y de la forma de trabajar de esta gran periodista que es Leila Guerriero.
Dos críticas un tanto intrascendentes. Por un lado, me ha sorprendido que la autora cometa el error, aunque es bastante común, de decir que Juan José Millás tiene un problema de pronunciación con la letra “r” cuando el problema lo tiene con la “l”. Por otro lado, he encontrado 6 o 7 erratas no relevantes, pero es algo bastante raro en las publicaciones de esta editorial.

Leila Guerriero, Plano americano.



viernes, 11 de octubre de 2019

La situación de la mujer coreana



Desde hace tiempo me gusta buscar libros de literaturas alejadas tanto en el espacio como, sobre todo, en las concepciones culturales. En este sentido, la literatura coreana era uno de los agujeros negros hasta la traducción y publicación por la editorial Rata de dos magníficas e intrigantes novelas, La vegetariana y Asuntos humanos,  de la escritora Han Kang. Por todo ello, al ver el otro día este libro de otra escritora coreana y, además, publicado por una editorial como Alfaguara no dudé ni un instante en adquirirlo.
Una vez leído el primer capítulo que se desarrolla en 2015, pensé que estaba otra vez ante una novela de tema intrigante y tratamiento duro. Sin embargo, la continuación me demostró que no era así. A partir del siguiente capítulo la autora nos cuenta la historia de la joven de 33 años que aparece al principio. Una historia en la que sucede lo mismo, primero en su familia que da mayor importancia a su hermano que a ella y a su hermana; luego en el colegio donde los alumnos tiene preeminencia sobre las alumnas; posteriormente en la universidad en la que pasa exactamente lo mismo; al llegar al mundo del trabajo se encontrará con una situación parecida y, finalmente, cuando tenga novio, se case y tenga una hija, deberá abandonar el trabajo, porque gana menos que el marido y centrarse en el cuidado de la niña.
Como se ve, se trata de reflejar y describir la situación de la mujer en Corea del Sur en los últimos treinta años. Una situación de inferioridad y minusvaloración que ha sido, y aún sigue así en determinados ambientes, tradicional también en el mundo occidental. Esta descripción se acompaña en ocasiones con datos, estadísticas e informaciones cuyas fuentes se citan a pie de página.
Estamos pues más ante un alegato y una llamada de atención que ante una novela propiamente dicha. Algunos de los personajes que aparecen son prototipos para demostrar situaciones más que seres de carne y hueso. Curiosamente, a pesar de tratar un tema tan vital, la forma de hacerlo es bastante desapasionada; da más la impresión de que estamos leyendo un informe sociológico que una historia personal y, además, está escrita de una forma bastante ligera. Solamente el principio y las dos últimas páginas se salen un poco de este esquema.
El libro parece ser que ha sido un gran  éxito de ventas en Asia y puedo entenderlo, pero no creo que suceda lo mismo por aquí pues el máximo interés es sociológico, para conocer lo que pasa en otros lugares, y no desde luego literario. Me parece una lectura irrelevante.
Hay una reseña donde se da una versión bastante diferente en senorasytacitas.wordpress.com.

Cho Nam-joo, Kim Ji-young, nacida en 1982. Traducción Joo Hasun.

jueves, 10 de octubre de 2019

Zweig nunca se acaba




Zweig es un autor inagotable. He leído un montón de libros suyos y sin embargo, por suerte,  aún me quedan algunos pendientes. Este en particular no me había animado hasta ahora porque de los tres escritores sobre los que escribe solo había leído bastante de Balzac, pero hace cuarenta años, y apenas nada de los otros dos. Sí, ya sé que es imperdonable que un lector habitual como yo no conozca la obra de autores como Dickens y Dostoievski. De ambos tengo libros en casa desde siempre y me he prometido a mí mismo no dejar pasar mucho tiempo sin leer, sobre todo,  al gran escritor ruso.
Dice Zweig en la introducción hecha en 1919 para la edición conjunta en un libro de estos ensayos que: “presuponen un conocimiento de las obras: no pretenden ser una introducción, sino sublimación, condensación, extracto.” (p. 10)
Por lo que acabo de comentar, en mi caso ha servido para animarme a la lectura y, desde luego, para haber disfrutado con la escritura y la capacidad analítica de Zweig. Este placer que procura la lectura de cualquier texto del autor es lo que más me animó, unido a la opinión de un amigo que, curiosamente, es el único libro que había leído de Zweig. (Ahora ya no es así).
De cada autor se pueden extraer cosas interesantes. Así, yo destacaría:
De Balzac: Su saber enciclopédico; el ser capaz de privarse de todo por la creación literaria; el vivir encerrado en una habitación; su intensidad y voluntad y la no existencia entre sus personajes de tipos mixtos lo que es más pobre que la realidad, pero más intenso.
De Dickens: Su enorme popularidad; el ser un símbolo de la vida burguesa y de la tradición inglesa; el talento descriptivo y, por encima de todo, su obra inmortal: el tratamiento de la infancia.
De Dostoievski es más difícil sintetizar porque ocupa más de la mitad del libro dada la clara preferencia que por él tiene Zweig, no obstante puedo destacar: Su vida tan trágica hasta el punto de que en algunos momentos leer sobre ella da un poco de angustia; el hecho de ser un enfermo que triunfa sobre su destino; su ludopatía y, muy especialmente, la importancia de la pasión y el tratamiento psicológico de los personajes.
Esto no son sino unas breves pinceladas de lo que se puede encontrar un lector en este libro, pero como ya decía antes, lo mejor es cómo lo cuenta Zweig, con qué expresividad y con qué pasión a veces, y siempre con una escritura muy elaborada.
Recomendable con las precisiones que hace el propio autor.
Hay una buena reseña en nullediesinelinea.es

Stefan Zweig, Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski). Traducción
J. Fontcuberta.


miércoles, 9 de octubre de 2019

Fotografías comentadas




Sigo con la labor de conocer la obra de esta interesante y magnífica escritora francesa. Evidentemente, como pasa casi siempre que se lee todo lo publicado de un autor, hay unas cosas que gustan más y otras menos o incluso a veces nada. Hasta ahora me había no solo gustado sino en muchos casos emocionado lo leído de Ernaux. No puedo decir lo mismo de este libro.
Dice la autora en un prólogo que hace a modo de presentación y explicación del libro:

“No puedo definir el valor y el interés de nuestra empresa. (..) Foto, escritura, en ambos casos se trataba para nosotros de conferir más realidad a momentos de goce irrepresentables y fugitivos. El mayor grado de realidad, sin embargo, se alcanzará solamente si estas fotos escritas se transforman en otras escenas en la memoria y la imaginación de los lectores.” (p. 16)

Tengo que reconocer que a mí ni me ha interesado demasiado ni se ha producido esa transformación en la memoria o en la imaginación.
En el libro se presentan catorce fotografías en las que se plasman escenas posteriores a las relaciones amorosas entre Ernaux y Marie que era en esos momentos, años 2003 y 2004, su compañero. Cada fotografía, reproducida por cierto en blanco y negro, se acompaña de un breve comentario hecho por separado de ambos.
En estos comentarios aflora a menudo la situación por la que atraviesa ella en esos momentos al padecer un cáncer de mama y estar en tratamiento de radioterapia y quimioterapia. En lo que cuenta sobre esto está lo mejor del libro ya que demuestra, una vez más, un gran valor y seguridad en sí misma para decir algunas de las cosas que dice. También puede ser interesante algún detalle en el que se puede apreciar cómo se inicia una relación. Pero, al lado de esto, hay en cada fotografía la descripción de lo que en ella aparece, algo que me ha resultado reiterativo y poco atractivo como lector. Puede ser que alguien especialmente interesado en la fotografía sí le encuentre sentido a esto, pero en mi caso tengo que decir que no uso cámara de fotos ni en los viajes.
Me parece un libro prescindible sobre todo teniendo en cuenta el resto de la obra de Ernaux que, por cierto, se va a reeditar a lo largo del año con lo que podremos seguir disfrutando de su escritura.
La edición española cuenta con la reproducción al final del libro de las fotografías en color, algo que no se hizo en su día en la edición francesa.
Un comentario más favorable se puede encontrar en la buena reseña de Marc Peig en unlibroaldia.blogspot.com, fiel seguidor de la autora y artífice de mi afición por ella.

Annie Ernaux/Marc Marie, El uso de la foto. Traducción Lydia Vázquez Jiménez.

lunes, 7 de octubre de 2019

Primera novela de un buen escritor



En la recuperación que estoy haciendo de la obra de este escritor le llega el turno a la primera novela que publicó. Está escrita entre 1996 y 1999, es decir, cuando tenía entre diecinueve y veintidós años lo que me parece un dato enormemente significativo. Esta edición está revisada en 2014-2015 aunque no creo que se hayan hecho cambios sustanciales.
Tengo que decir de entrada que me sorprende que esta pueda ser una novela escrita por alguien tan joven. Se aprecian en ella detalles de una escritura bastante consolidada y madura. Por un lado, la misma estructura empleada a partir del montaje de escenas en varios escenarios, así: la recogida de la basura (Demetrio y el Negro, los protagonistas, son basureros), las relaciones adúlteras de Demetrio, los recuerdos de juventud de este y, finalmente, las relaciones que establecen con algún mendigo. Por otro lado, el uso de los diferentes lenguajes, sobre todo, la transcripción del habla popular y, especialmente, de la del Negro.
La historia está contada en LXV breves capítulos en los que va alternando los diferentes temas sin que el lector en ningún momento se pierda, sino que, bien al contrario, sigue toda la peripecia de los protagonistas con interés. Aunque es cierto que me ha costado unas pocas páginas entrar, también lo es que cada vez me ha ido gustando e interesando más. Desde luego ya se podía adivinar la existencia de un escritor con un prometedor futuro.
Para completar el comentario dejo una par de citas de críticas que se han hecho y que he recogido de la página web de Neuman:

“Esta primera novela tiene mucho bueno y digno de encomio. Lo mejor a mi gusto es la espléndida manera en que la obra está organizada y el ritmo con que se desvela la trama. La creación de los personajes, más la mezcla de lenguajes hispánicos, demuestran don de creador.” (Germán Gullón Abc Cutural.)

 Bariloche es bastante más que la promesa de un nuevo escritor; es una mirada extrañada sobre las ciudades y un conflicto con el lenguaje de pertenencia. (Claudio Zeiger, Página/12)

Libro recomendable como lo son todos los que he leído de Neuman. Lo mejor es que aún me quedan varios por conocer.


Andrés Neuman, Bariloche.