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miércoles, 21 de mayo de 2008

La Teoría del Color

Imagen:HLSColorSpace.pngHoy he impartido en mi curso de la Universidad (Saber ver el Arte) una clase centrada fundamentalmente en la Teoría del Color.

No voy aquí a meterme en detalles sobre la historia de la Teoría del Color o si es o no válida y hasta qué punto. Sobre esas cuestiones baste investigar un poco sobre la Teoría del Color aceptada comúnmente o la teoría alternativa de Kueppers.

Lo que sí es cierto es que la Teoría del Color, y su aplicación práctica difieren notablemente. Por ejemplo, en Bellas Artes hemos estudiado cómo la mezcla a partes iguales de los tres primarios da el negro puro. Pero en la pintura, aplicación práctica de esa teoría, lo único que conseguimos es un gris sucio: verdoso en el caso de los acrílicos caros y violáceo en el caso de la pintura plástica para paredes.

Como dice una ingeniosa cita, "En teoría, la teoría y la práctica son iguales. En la práctica no".

En el caso de la teoría del color, esta diferencia provoca dos tipos de problemas:
  1. Por una parte, no se suele entender bien la propia Teoría del Color. Hay malos entendidos por culpa de la mala literatura: libros en los que se explica que el bermellón es un color primario, por ejemplo. Aplicando ese falso conocimiento, un aprendiz jamás podrá obtener colores como el violeta. También se entiende mal el concepto de colores secundarios y terciarios. He leído libros para la ESO donde se dice por ejemplo ¡que el amarillo anaranjado es terciario!
  2. Por la otra, alguna gente estudia con detalle y éxito la teoría, y esperan que pueda ser aplicada tal cual en la práctica. Cuando la práctica contradice lo esperado, simplemente ignoran el problema. Compran, por ejemplo, un cyan de proceso (que en pintura se obtiene mezclando azul primario con blanco) y esperan que las mezclas salgan limpias.
En ambos casos el divorcio entre teoría y práctica es evidente, unos la estudian mal y la aplican con fe ciega. Los otros la estudian bien y la aplican también con fe ciega. Ese es el problema.

Mi experiencia sobre este tema es que la teoría del color ayuda. No es exacta. Del mismo modo que no se puede hallar la cuadratura del círculo, el esquema de los colores-pigmento que derivan de los colores-luz, no tiene una correspondencia exacta en la práctica, en la realidad. Conocer la teoría por una parte y utilizar pintura de colores primarios reales por la otra permite comprender en qué medida la teoría del color se puede aplicar realmente en la pintura. Ayuda a descubrir todo el potencial que la teoría del color puede aportar a la mezcla de colores y a la realización de cuadros.

http://cgfa.sunsite.dk/chardin/chardin31.jpgPero tampoco es tan difícil. Pintar durante una temporada utilizando sólo los colores primarios permite ir descubriendo las desviaciones sobre la norma. La práctica permite ver cómo funcionan las mezclas en la realidad. Porque no se comportan exactamente igual a lo que indica la Teoría del Color; influyen los materiales utilizados, las cantidades... pero paulatinamente se va desarrollando la habilidad de entender realmente el funcionamiento de la mezcla sustractiva al mezclar los colores en la paleta. Al final mezclar se convierte en algo intuitivo y simplemente "vemos" los componentes cromáticos de los tonos, sin tener que calcular porcentajes.

No en vano los pintores han venido utilizando el color durante miles de años con resultados magníficos, sin que existiese nada semejante a la Teoría del Color. Un legado práctico obtenido durante siglos de ensayo y error. Nuestros museos y colecciones están llenos de los resultados de esos experimentos, y en ellos se basaron los estudios que nos han llevado a construir una magnífica -aunque todavía incompleta- Teoría del Color.

¿No sería profundamente estúpido que precisamente desentrañar los secretos de nuestra percepción nos sirva sólo para meter la pata? La Teoría del Color, combinada con el "instinto", abre enormes posibilidades. Se está llegando a un control mucho más preciso de los artificios de la pintura, del color, gracias a las aportaciones de la ciencia en este campo. La fe ciega en la teoría o en la tradición, en una palabra, la rigidez que anima a no disminuir, a no conciliar la distancia entre teoría y práctica constituye una muestra de lo poco sabios que podemos llegar a ser los homo sapiens sapiens.

Del mismo modo que un piloto experimentado no podría realizar un aterrizaje forzoso confiando sólo en su intuición y aún menos sólo en sus instrumentos, un pintor de nuestra época que pretenda estar bien formado no debería desdeñar su intuición pero tampoco los conocimientos útiles que nos aporta la Teoría del Color.

Como en tantas cuestiones, podríamos recordar la máxima de Paifocles de Eirís, filósofo gallego del siglo IX: "Sentidiño, ho, sentidiño".