Llevamos ya un par de meses en Málaga. Empezar en una nueva ciudad durante la pertinaz crisis que está pasando esta parte de la Galaxia no es sencillo. Mi lista de sustitutos baja, sube y vuelve a bajar... poco a poco voy acercándome, ¡pero es tan lento! Mientras tanto nos estamos buscando la vida. Envío currículums, vamos moviendo cosas, buscando contactos... parece que hay posibilidades, pero por ahora no hay nada potente.
Estamos organizando en Ferrol, gracias a la ayuda de mi suegro, la venta de obra de Carmen y mía en lA CASA De lOS CuADROS, haciendo ofertas mensuales bastante agresivas y unas suscripcionesque ofrecen pago a plazos y precios al 50% de descuento sobre tarifas ya de por sí muy bajas. En el enlace de arriba podéis echarle un vistazo a las ofertas...
Aquí hemos empezado a dar clases de pintura y dibujo en la Academia Unitec. Las clases están arrancando: la semana pasada nos estrenamos en el aula y en la calle. Se trata de unas clases en las que por una parte se dan tres horas de práctica en el aula y luego tenemos dos horas de visitas a exposiciones, museos, talleres, escuelas... o bien clases de teoría, pases de diapositivas o documentales... El jueves pasado tuvimos la presentación, se empezó a dibujar, y el sábado por la mañana salimos a visitar una exposición que estos días se puede ver en Málaga: una antológica de Antonio Berni (1905-1981), pintor y grabador argentino.
Carmen, por su parte, está pintando cada semana y ya busca lugares donde exponer. Parece que poco a poco se van perfilando fechas, lugares...
A ver si en breve os podemos dar buenas noticias sobre nuestra nueva vida malagueña. Aunque todavía no están yendo las cosas como nos gustaría y toda ayuda es poca en estos momentos, lo cierto es que estamos animados. Asumimos que las cosas llevan tiempo, y el boca a boca hará sus efectos cuando vayamos entretejiendo nuestras vidas en esta ciudad.
Somos optimistas, al fin y al cabo estamos en un lugar donde cada día sale el sol, pese al otoño.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
miércoles, 22 de septiembre de 2010
MUNDO NUEVO
Llevo meses sin escribir una línea aquí.
Los que sois mis amigos en el Facebook sabéis bien qué ha pasado en mi vida para que deje de participar en mi propio blog, en el del Hartismo, etcétera.
Por si conocéis la calle, esta imagen os dará una pista. Pero incluso aunque no conozcáis ni la calle ni la ciudad, el nombre "Mundo Nuevo" es suficientemente expresivo: nos hemos mudado.
Ahora, y seguramente durante muchos meses, vivo en Málaga, en unos días vendrá mi mujer Carmen y mis tres hijos. Iniciamos una nueva etapa, quizá algo incierta al principio, con las dificultades propias de todos los comienzos, agravadas por la pertinaz crisis económica que pasa esta parte del Sistema Solar. Pero con la vista puesta en un futuro a medio plazo en el que el notable alto (8,4210) que saqué en las oposiciones a secundaria de este año en Andalucía, dará sus frutos.
Así que supongo que en como mucho unos meses volveré a escribir en este blog, y empezaré a organizar algunas actividades del Hartismo aquí en el sur. Saludos a todos y agradecimientos varios por vuestra enorme paciencia durante todos estos meses.
Los que sois mis amigos en el Facebook sabéis bien qué ha pasado en mi vida para que deje de participar en mi propio blog, en el del Hartismo, etcétera.
Por si conocéis la calle, esta imagen os dará una pista. Pero incluso aunque no conozcáis ni la calle ni la ciudad, el nombre "Mundo Nuevo" es suficientemente expresivo: nos hemos mudado.
Ahora, y seguramente durante muchos meses, vivo en Málaga, en unos días vendrá mi mujer Carmen y mis tres hijos. Iniciamos una nueva etapa, quizá algo incierta al principio, con las dificultades propias de todos los comienzos, agravadas por la pertinaz crisis económica que pasa esta parte del Sistema Solar. Pero con la vista puesta en un futuro a medio plazo en el que el notable alto (8,4210) que saqué en las oposiciones a secundaria de este año en Andalucía, dará sus frutos.
Así que supongo que en como mucho unos meses volveré a escribir en este blog, y empezaré a organizar algunas actividades del Hartismo aquí en el sur. Saludos a todos y agradecimientos varios por vuestra enorme paciencia durante todos estos meses.
Y bueno, para los que sois algo cotillas y no me tenéis en el Facebook, os pongo un par de enlaces a los dos blogs nuevos que son fruto de estas nuevas circunstancias mías y de mi familia:
- lA CASA De lOS CuADROS,
donde podéis ver y comprar obra mía y de mi mujer, o bien suscribiros a la galería - PINTA MÁLAGA
sobre las nuevas clases de dibujo y pintura que daremos a partir de octubre recorriendo las bellas y pintorescas calles de Málaga
sábado, 26 de junio de 2010
Perséfone en Vergina
Estoy estudiando para la oposición, y preparaba el tema de la pintura griega. Mucha gente no lo sabe, pero en la Grecia antigua la pintura era tenida por más avanzada y más realista incluso que la escultura. A todos nos suenan las esculturas griegas (aunque suelen ser copias romanas mejor o peor realizadas), pero por desgracia, la gran pintura griega clásica se ha perdido para siempre. No tenemos ni un solo cuadro de los muchos que pintaron los legendarios pintores Zeuxis, Parrasio o Apeles. Ni un solo ejemplo de sus logros, que se dice sólo la pintura renacentista y posterior llegó a igualar.
Pero hoy he encontrado, al fin, fotos de las pinturas encontradas en unas tumbas macedónicas en Vergina, que a diferencia de las copias pompeyanas, son obra de un buen pintor griego, seguramente del siglo IV a.d. C.
Perséfone en este fresco desde hace 2400 años. Sorprende la expresión de esta cabeza, o la delicadeza de la línea, el colorido rico pese a la enorme limitación cromática de la paleta antigua.
La pintura es algo maravilloso.
Si queréis saber más de este hallazgo, visitad este blog, donde encontré toda la información, y si queréis más imágenes aquí las tenéis.
Pero hoy he encontrado, al fin, fotos de las pinturas encontradas en unas tumbas macedónicas en Vergina, que a diferencia de las copias pompeyanas, son obra de un buen pintor griego, seguramente del siglo IV a.d. C.
Perséfone en este fresco desde hace 2400 años. Sorprende la expresión de esta cabeza, o la delicadeza de la línea, el colorido rico pese a la enorme limitación cromática de la paleta antigua.
La pintura es algo maravilloso.
Si queréis saber más de este hallazgo, visitad este blog, donde encontré toda la información, y si queréis más imágenes aquí las tenéis.
sábado, 19 de junio de 2010
Saramago y la flor más grande del mundo
Ayer murió José Saramago, el autor del primer libro que leí en portugués: "A jangada de pedra" (La balsa de piedra). Hace unos años mi amigo Juan Pablo Etcheverry vino a Ferrol para hacer una película que le había encargado otra amiga nuestra, Chelo Loureiro, una mujer inquieta como pocas, productora entonces para Continental y hoy cabeza visible de su propia empresa, Abano Produccións.
La idea era hacer un corto infantil sobre un cuento maravilloso de Saramago (según parece el único "infantil" que tiene) y con música de Emilio Aragón.
Los que conocíamos a Juan Pablo no lo terminábamos de creer... ¿Juan Pablo haciendo un cuento infantil? Todos recordábamos las asquerosas vísceras de un galgo de plastilina en su magnífico "Dog Interface", los drogatas-autómatas, la masacre de pollos y conejos en Linko Killer Machine...
Al final el corto salió adelante, ¡y vaya cómo salió!
Y lo mejor de todo es que yo pude ayudar a lo largo del proceso, y ahí estoy, en los créditos, junto al resto del equipo y claro, junto a José Saramago. Todo un honor.
Valga este vídeo de Juan Pablo y compañía, con mis poquitos granos de arena, para homenajear a Saramago en el día de su regreso a Portugal. Y más personalmente, como recuerdo de aquella etapa y de aquella gente tan estupenda, todos amigos y todos de talento, como Juan Pablo Etcheverry, Diego Mallo y Chelo Loureiro.
jueves, 17 de junio de 2010
Leer a Arnheim después de a Gombrich
De nuevo, como hace dos años, estoy leyendo a Arnheim tras leer varias cosas de Gombrich. Me está costando un poco, de nuevo, adaptarme a la rudeza de Arnheim tras disfrutar como un enano con Gombrich. Con decir que en "Arte e Ilusión" a veces repetía, pese a las prisas, un párrafo "a cámara lenta" por simple placer...
"Arte y Percepción Visual" aspira a ser un manual imprescindible en el estudio del artista, y terminar tan destrozado y lleno de manchas como aquellos manuales de Le Brun que llegaban a estar rotos de tanto usarse. Pero mi libro azul no está ni la mitad de gastado que el ejemplar que tengo entre manos de "Arte e Ilusión" de Gombrich o el "Nuevo Dibujar con el lado derecho del cerebro" de Betty Edwards.
Arnheim me produce sentimientos encontrados. Por una parte admiro su rigor científico cuando habla, por ejemplo, de las fuerzas presentes en un cuadrado con un círculo descentrado sin lanzarse a elucubrar. Las primeras páginas de este libro siguen intrigándome como la primera vez, aunque ya sé la respuesta que Arnheim va a dar. Pero por otra parte, cuando Arnheim hace digresiones, cuando deja volar su imaginación invadiendo campos ajenos para encontrar las explicaciones que su campo no le da, casi siempre me decepciona (al contrario que el bueno de Ernst) porque llega sólo a los tópicos, a ilusionadas simplezas que llevan a hacer cosas como venerar el triángulo amarillo de Kandinsky.
No obstante contiene valiosas reflexiones sobre la percepción que en gran medida coinciden con las observaciones de Gombrich, confirmándolas.
Pero en general, "Arte y Percepción Visual" se me hace un libro pesado, y más después de releer con auténtico deleite "Arte e Ilusión". Para mí le sobra mucho de digresión gratuita, si Anheim se limitara a las partes más técnicas, las que tratan sobre psicología de la percepción y los comentarios que apoyan sus observaciones el libro sería mucho más ameno y fácil de entender.
Ayer mismo, en el primer capítulo de esta obra, dedicado al equilibrio, leí esta frase: "La danza moderna se ha embarcado en un interesante conflicto al subrayar el peso del cuerpo humano, que el ballet clásico pretendía negar, y al mismo tiempo seguir la tendencia general de paso de la pantomima realista a la abstracción." (pág. 45, "Arte y percepción visual", Rudolf Arnheim, Ed, Alianza Forma, 1999 (16ª reimpresión), ISBN 84-206-7003-0
Yo aún sigo intentando entender esta frase, y más en concreto qué es la "pantomima realista" y por qué es algo enfrentado a la abstracción. Puede que esta falta de claridad sea culpa de la traducción, en la que inevitablemente se pierden matices. Pero en fin, son varias las cosas que he tenido que leer sin enterarme de nada o en otros casos sintiendo que no me convencen.
No obstante, al leer este libro poco a poco voy acostumbrándome a establecer un "filtro" y eliminar lo que me resulta puro "ruido", lo que sólo me distrae del meollo de la cuestión sin aportar interesantes revelaciones. De este modo, al final me resultará, de nuevo, una lectura provechosa. Aunque eso sí, agotadora.
"Arte y Percepción Visual" aspira a ser un manual imprescindible en el estudio del artista, y terminar tan destrozado y lleno de manchas como aquellos manuales de Le Brun que llegaban a estar rotos de tanto usarse. Pero mi libro azul no está ni la mitad de gastado que el ejemplar que tengo entre manos de "Arte e Ilusión" de Gombrich o el "Nuevo Dibujar con el lado derecho del cerebro" de Betty Edwards.
Arnheim me produce sentimientos encontrados. Por una parte admiro su rigor científico cuando habla, por ejemplo, de las fuerzas presentes en un cuadrado con un círculo descentrado sin lanzarse a elucubrar. Las primeras páginas de este libro siguen intrigándome como la primera vez, aunque ya sé la respuesta que Arnheim va a dar. Pero por otra parte, cuando Arnheim hace digresiones, cuando deja volar su imaginación invadiendo campos ajenos para encontrar las explicaciones que su campo no le da, casi siempre me decepciona (al contrario que el bueno de Ernst) porque llega sólo a los tópicos, a ilusionadas simplezas que llevan a hacer cosas como venerar el triángulo amarillo de Kandinsky.
No obstante contiene valiosas reflexiones sobre la percepción que en gran medida coinciden con las observaciones de Gombrich, confirmándolas.
Pero en general, "Arte y Percepción Visual" se me hace un libro pesado, y más después de releer con auténtico deleite "Arte e Ilusión". Para mí le sobra mucho de digresión gratuita, si Anheim se limitara a las partes más técnicas, las que tratan sobre psicología de la percepción y los comentarios que apoyan sus observaciones el libro sería mucho más ameno y fácil de entender.
Ayer mismo, en el primer capítulo de esta obra, dedicado al equilibrio, leí esta frase: "La danza moderna se ha embarcado en un interesante conflicto al subrayar el peso del cuerpo humano, que el ballet clásico pretendía negar, y al mismo tiempo seguir la tendencia general de paso de la pantomima realista a la abstracción." (pág. 45, "Arte y percepción visual", Rudolf Arnheim, Ed, Alianza Forma, 1999 (16ª reimpresión), ISBN 84-206-7003-0
Yo aún sigo intentando entender esta frase, y más en concreto qué es la "pantomima realista" y por qué es algo enfrentado a la abstracción. Puede que esta falta de claridad sea culpa de la traducción, en la que inevitablemente se pierden matices. Pero en fin, son varias las cosas que he tenido que leer sin enterarme de nada o en otros casos sintiendo que no me convencen.
No obstante, al leer este libro poco a poco voy acostumbrándome a establecer un "filtro" y eliminar lo que me resulta puro "ruido", lo que sólo me distrae del meollo de la cuestión sin aportar interesantes revelaciones. De este modo, al final me resultará, de nuevo, una lectura provechosa. Aunque eso sí, agotadora.
martes, 25 de mayo de 2010
Manel Fontdevila
Normalmente las épocas de crisis, a pesar de las penurias económicas y la tristeza generalizada, son épocas en las que florece el arte. Se dice que la necesidad agudiza el ingenio, y por lo que se ve, el talento brilla más cuando hay necesidad... y menos moscas en el pastel.
Pero si esta afirmación es cierta, y creo que sí, lo es mucho más en la ilustración satírica, porque precisamente en las épocas en las que los políticos,usureros banqueros, etc, tienen que dar explicaciones más a menudo, sus pifias se ven más y resultan aún más risibles.
Manel Fontdevila, un famoso dibujante de cómic, cuya "Parejita" de "El Jueves" es ya casi como de la familia, ilustra desde hace un tiempo unas viñetas para el diario "Público", que se pueden encontrar en este blog: http://blogs.publico.es/manel/.
En él, su manejo de la expresión, caracterización de los personajes y dominio del dibujo en general lo colocan no sólo ya como uno de los grandes de la viñeta satírica, sino del dibujo de nuestros tiempos, como podéis ver en la imagen. Vaya aquí mi aplauso y mi reconocimiento, con peloteo incluido si es necesario.
Pero si esta afirmación es cierta, y creo que sí, lo es mucho más en la ilustración satírica, porque precisamente en las épocas en las que los políticos,
Manel Fontdevila, un famoso dibujante de cómic, cuya "Parejita" de "El Jueves" es ya casi como de la familia, ilustra desde hace un tiempo unas viñetas para el diario "Público", que se pueden encontrar en este blog: http://blogs.publico.es/manel/.
En él, su manejo de la expresión, caracterización de los personajes y dominio del dibujo en general lo colocan no sólo ya como uno de los grandes de la viñeta satírica, sino del dibujo de nuestros tiempos, como podéis ver en la imagen. Vaya aquí mi aplauso y mi reconocimiento, con peloteo incluido si es necesario.
jueves, 20 de mayo de 2010
El asunto del estilo (y 2)
Hace poco he publicado aquí un texto sobre las "excusas", los pretextos que los distintos artistas ponen para justificar su "hacer". El estilo buscado, el estilo como una disciplina deliberada ("voluntad de estilo") entra en la categoría de estas "excusas". Otra acepción de estilo sería el "estilo real", el estilo resultante, normalmente involuntario, que finalmente va afectando a la apariencia de la producción de un artista, y por extensión, de una escuela, un periodo histórico o una región del planeta. Es esta acepción de "estilo" la que Gombrich estudia en su brillante ensayo "Arte e Ilusión".
En realidad el hecho de que en un artista la voluntad de estilo y el estilo real coincidan es secundario. Entendido como el estilo real, el estilo resultante -deliberado o no- es algo que trasciende a las "excusas" y constituye efectivamente un apasionante objeto de estudio en todo el arte de cualquier época y lugar. Quizá no en todas las épocas se ha sido consciente de la existencia del estilo como algo distintivo, o al menos no en todas las épocas los artistas han sido conscientes de que podían variar el estilo, la apariencia de sus obras casi a voluntad.
Como la intuición va por delante de la mente, lo cierto es que este tema, mucho antes de que yo tomase conciencia de su importancia, se había convertido para mí en un foco de atención tanto como espectador que como practicante del arte.
Es por esta fascinación por los estilos, por esta conciencia que siempre tuve de que eran en realidad algo elegible por lo que seguramente me he sentido atraído por algunos artistas que precisamente hacían gala en su obra de ese mismo conocimiento. Picasso, por ejemplo, que fue cambiando de estilo, dejando a sus seguidores exhaustos o perdidos, en ocasiones mirando al pasado y en otras sacándose de la manga nuevos dogmas que en seguida él mismo dejaba de cumplir; Stravinsky, su alma gemela en la música (uno de mis autores favoritos). David Hockney dio un paso más, y no sólo utiliza diferentes estilos en sus obras, teniendo unas realistas, otras expresionistas... sino que combina varios estilos en una misma obra.
Esta revelación sobre lo intercambiable del estilo la tuve de niño al hojear los libros de pintura que tenía mi madre en casa. Me ha hecho, por una parte, relativizar y desmitificar el asunto del estilo, lo cual seguramente es bueno. Pero también me ha impedido apostar por algún estilo en concreto con la ilusión del creyente. Sabía, por los experimentos de Picasso, Stravinsky y Hockney, que el estilo era como una careta, una especie de adorno como los que los arquitectos victorianos superponían a sus estructuras de fundición. Y por esa razón sabía que algo de impostura residía en esa apariencia. En el fondo equiparaba el estilo al efectismo puro y duro. Y seguramente en parte suele ser así. Durante años he renunciado conscientemente a dejarme llevar por los estilos históricos o contemporáneos, intentando purificar mi arte para que el estilo consistiera en la misma desnudez del dibujo o la pintura "puros".
Pero evidentemente, hasta el renunciar al estilo o incluso despreocuparse de esta cuestión es tan inútil como perseguir un estilo determinado: el resultado, sea el que sea, por muy desnudo de estilos que pretenda mantenerse, tiene finalmente un "acabado" concreto, y además está condicionado por un modo de hacer personal de su autor, con lo que finalmente hay siempre un estilo reconocible.
Esto lo aprendí por propia experiencia, ya que en mis dibujos, en los que había evitado copiar los tics estilísticos de mis maestros y compañeros o los de mis más admirados artistas, la gente -y yo mismo- reconocía mi mano. La confirmación vino durante los largos quince años que llevo dando clases de dibujo y pintura. Mis alumnos, quieran o no, siempre acaban haciendo dibujos parecidos a los míos. Porque inevitablemente, por más que me esfuerce en no tocar sus ejercicios, acaban "pensando el dibujo" con criterios semejantes a los míos. Comparados con los de mi mujer, mis alumnos dan más importancia a la línea que a la mancha, perfilan más, utilizan menos las texturas...
La última exposición que he preparado, "Desajustes" (hasta el 30 de mayo en A Coruña) me ha hecho más consciente de este asunto, al combinar dos visiones diferentes (a veces dos acabados y estilos diferentes) en una imagen nueva. Una "excusa" como esta, basada puramente en la técnica, ha terminado por conferir a los cuadros de esta exposición un acabado o estilo inconfundible y muy alejado de lo que Raoul Dufy y su hermano hicieron durante años mediante un recurso técnico análogo. Al final mis cuadros son 100% Anxo del mismo modo que lo eran los que no estaban "desajustados".
Si lo pienso, este tema de los estilos ya lo había abordado en algunos cuadros que pinté con anterioridad. Por ejemplo: "Yo no encuentro, busco", de 2007, en el que dividí el cuadro en 16 partes, cada una con un estilo distinto; o "Por San Xoán molla o pan" con la que gané un premio en Madrid, en el concurso de Anfaco del año pasado, imitando ese estilo informalista-dibujoso que suele verse en tantas exposiciones. Seguramente el estilo es una de mis obsesiones desde siempre, aunque yo mismo no lo supiese.
En fin, que el asunto del estilo tiene mucha miga. Hemos perdido seguramente para siempre la unidad de estilo de otras épocas y esa bendita despreocupación que permitía a los barrocos buscar el estilo entendido como excelencia y no como ropaje de sus obras. Pero precisamente por eso, porque hoy podemos darnos cuenta de que el estilo es elegible pero al fin y al cabo inevitable, también creo que no deberíamos, como artistas, obsesionarnos hasta tener sudores fríos por esta cuestión. Lo estilístico tampoco debería ser una "disciplina de partido", pues en realidad el estilo lo elegimos nosotros y nada impide cambiarlo cuando sea necesario. El estilo es una cuestión secundaria, puesto que incluso aunque renunciemos a crear un estilo nuevo o a adoptar uno existente nuestras obras siempre tendrán un estilo determinado, y si el talento nos acompaña nuestras obras siempre se reconocerán entre las de otros, del mismo modo que un Picasso o un Hockney se reconocen siempre como tales sea cual sea el color que estos artistas-camaleones hayan adoptado.
En realidad el hecho de que en un artista la voluntad de estilo y el estilo real coincidan es secundario. Entendido como el estilo real, el estilo resultante -deliberado o no- es algo que trasciende a las "excusas" y constituye efectivamente un apasionante objeto de estudio en todo el arte de cualquier época y lugar. Quizá no en todas las épocas se ha sido consciente de la existencia del estilo como algo distintivo, o al menos no en todas las épocas los artistas han sido conscientes de que podían variar el estilo, la apariencia de sus obras casi a voluntad.
Como la intuición va por delante de la mente, lo cierto es que este tema, mucho antes de que yo tomase conciencia de su importancia, se había convertido para mí en un foco de atención tanto como espectador que como practicante del arte.
Es por esta fascinación por los estilos, por esta conciencia que siempre tuve de que eran en realidad algo elegible por lo que seguramente me he sentido atraído por algunos artistas que precisamente hacían gala en su obra de ese mismo conocimiento. Picasso, por ejemplo, que fue cambiando de estilo, dejando a sus seguidores exhaustos o perdidos, en ocasiones mirando al pasado y en otras sacándose de la manga nuevos dogmas que en seguida él mismo dejaba de cumplir; Stravinsky, su alma gemela en la música (uno de mis autores favoritos). David Hockney dio un paso más, y no sólo utiliza diferentes estilos en sus obras, teniendo unas realistas, otras expresionistas... sino que combina varios estilos en una misma obra.
Esta revelación sobre lo intercambiable del estilo la tuve de niño al hojear los libros de pintura que tenía mi madre en casa. Me ha hecho, por una parte, relativizar y desmitificar el asunto del estilo, lo cual seguramente es bueno. Pero también me ha impedido apostar por algún estilo en concreto con la ilusión del creyente. Sabía, por los experimentos de Picasso, Stravinsky y Hockney, que el estilo era como una careta, una especie de adorno como los que los arquitectos victorianos superponían a sus estructuras de fundición. Y por esa razón sabía que algo de impostura residía en esa apariencia. En el fondo equiparaba el estilo al efectismo puro y duro. Y seguramente en parte suele ser así. Durante años he renunciado conscientemente a dejarme llevar por los estilos históricos o contemporáneos, intentando purificar mi arte para que el estilo consistiera en la misma desnudez del dibujo o la pintura "puros".
Pero evidentemente, hasta el renunciar al estilo o incluso despreocuparse de esta cuestión es tan inútil como perseguir un estilo determinado: el resultado, sea el que sea, por muy desnudo de estilos que pretenda mantenerse, tiene finalmente un "acabado" concreto, y además está condicionado por un modo de hacer personal de su autor, con lo que finalmente hay siempre un estilo reconocible.
Esto lo aprendí por propia experiencia, ya que en mis dibujos, en los que había evitado copiar los tics estilísticos de mis maestros y compañeros o los de mis más admirados artistas, la gente -y yo mismo- reconocía mi mano. La confirmación vino durante los largos quince años que llevo dando clases de dibujo y pintura. Mis alumnos, quieran o no, siempre acaban haciendo dibujos parecidos a los míos. Porque inevitablemente, por más que me esfuerce en no tocar sus ejercicios, acaban "pensando el dibujo" con criterios semejantes a los míos. Comparados con los de mi mujer, mis alumnos dan más importancia a la línea que a la mancha, perfilan más, utilizan menos las texturas...
La última exposición que he preparado, "Desajustes" (hasta el 30 de mayo en A Coruña) me ha hecho más consciente de este asunto, al combinar dos visiones diferentes (a veces dos acabados y estilos diferentes) en una imagen nueva. Una "excusa" como esta, basada puramente en la técnica, ha terminado por conferir a los cuadros de esta exposición un acabado o estilo inconfundible y muy alejado de lo que Raoul Dufy y su hermano hicieron durante años mediante un recurso técnico análogo. Al final mis cuadros son 100% Anxo del mismo modo que lo eran los que no estaban "desajustados".
Si lo pienso, este tema de los estilos ya lo había abordado en algunos cuadros que pinté con anterioridad. Por ejemplo: "Yo no encuentro, busco", de 2007, en el que dividí el cuadro en 16 partes, cada una con un estilo distinto; o "Por San Xoán molla o pan" con la que gané un premio en Madrid, en el concurso de Anfaco del año pasado, imitando ese estilo informalista-dibujoso que suele verse en tantas exposiciones. Seguramente el estilo es una de mis obsesiones desde siempre, aunque yo mismo no lo supiese.
En fin, que el asunto del estilo tiene mucha miga. Hemos perdido seguramente para siempre la unidad de estilo de otras épocas y esa bendita despreocupación que permitía a los barrocos buscar el estilo entendido como excelencia y no como ropaje de sus obras. Pero precisamente por eso, porque hoy podemos darnos cuenta de que el estilo es elegible pero al fin y al cabo inevitable, también creo que no deberíamos, como artistas, obsesionarnos hasta tener sudores fríos por esta cuestión. Lo estilístico tampoco debería ser una "disciplina de partido", pues en realidad el estilo lo elegimos nosotros y nada impide cambiarlo cuando sea necesario. El estilo es una cuestión secundaria, puesto que incluso aunque renunciemos a crear un estilo nuevo o a adoptar uno existente nuestras obras siempre tendrán un estilo determinado, y si el talento nos acompaña nuestras obras siempre se reconocerán entre las de otros, del mismo modo que un Picasso o un Hockney se reconocen siempre como tales sea cual sea el color que estos artistas-camaleones hayan adoptado.
jueves, 13 de mayo de 2010
EXCUSAS o el asunto del estilo
Desde hace años soy militante del escepticismo artístico. Estudiar ya en mis tiempos de instituto los movimientos artísticos de la historia, en especial la aceleración en el ritmo de aparición de nuevos "ismos" desde mediados del siglo XIX me ha hecho relativizar bastante la cuestión del estilo. Mi propia experiencia como alumno de arte en mi ciudad (Ferrol) me ha ido aportando experiencias muy valiosas en este sentido. Fui alumno del gran pintor expresionista Ricardo Segura Torrella, cuya destreza dibujando me impresionó desde el principio. Con él estuve tres años, en los que aprendí a dibujar solamente, y aún creo que, de seguir vivo Ricardo, todavía ahora podría seguir aprendiendo dibujo con él.
Ricardo Segura tenía un trazo firme, enérgico y lleno de vida, que apabullaba. Tanto, que sus alumnos se reconocían a la legua por su manera de dibujar. Los trazos de Segura, que él llamaba "las putaditas" conformaban un estilo "Segura Torrella" uniforme, al que curiosamente el propio Segura Torrella no estaba, ni mucho menos, atado. Segura, en definitiva, no era un "seguriño".
Cuando reviso los blocs de dibujo de aquella época, curiosamente, puedo notar su impronta, en el contraste, en los temas... pero no tanto en el estilo. Más o menos seguí mi camino de perfeccionamiento sin adoptar los tics de su trazo. En aquella época, realmente, mi ideal de dibujo empezaba en Segura, pero también devoraba libros de Leonardo, de Durero, de Ingres, de Picasso... y buscaba extraer sus secretos tanto como los de mi profesor.
Por aquel entonces mi obsesión era encontrar un "estilo" personal y lograr que ese estilo fuese reconocible y único para obtener el éxito (inventar mi propio "Cubismo"). Pero ningún estilo me parecía sincero en mí, porque sabía que cualquier estilo que imitase era eso, simple imitación y no fruto de mi trabajo o investigación. Lo hablé con Segura y con los artistas que conocía, incluida mi madre y Carmen, cuando la conocí. Concluí que debía despreocuparme. Quizá, con el tiempo, acabaría teniendo un estilo propio, aún sin buscarlo.
Al llegar a la Facultad, y pese a algún buen profesor, el nivel intelectual de este debate bajó a niveles descorazonadores. Para la mayoría de los profesores de allí, el estilo no sólo debía buscarse, sino que era algo importantísimo. Para ellos era necesario primero pensar qué estilo te convenía y luego afanarse en hacerlo conocido. Me dio asco esta actitud. Quisieron convencernos, en lo que llamaban "Historia del Arte" de que efectivamente el estilo era una decisión previa al oficio, y hasta que el oficio no importaba si el estilo era bueno. Pero mi intuición, confirmada por cada exposición nueva que veía, me decía todo el tiempo que no. Por primera vez me pareció que todo lo que decían los artistas en plan "yo soy cubista pero con un poco de expresionismo" eran sólo excusas, que valen en la medida de que motivan para pintar cuadros, hacer esculturas, etc...
Tras cuatro años en Pontevedra, Carmen y yo nos trasladamos a estudiar a Barcelona, y allí al fin tuvimos Historia del Arte de verdad. Se nos enseñó, por ejemplo, la evolución desde Pietro Cavallini a Masaccio pasando por Giotto, la diferencia entre las distintas escuelas locales del Renacimiento, las corrientes del Barroco... Con el tiempo también he ido leyendo maravillosos textos, como los de Gombrich en "Arte e Ilusión", que desarrollan este tema en profundidad y me han hecho afianzar mis intuiciones.
El estilo es para mí una especie de modo de hacer particular de una escuela, país, movimiento y en definitiva de cada artista, pero no es imprescindible obsesionarse con él, buscarlo de antemano o intentar que sea original (esta es otra cuestión de la que ya hablaré). En estos años he ido desarrollando una especie de teoría, un pensamiento sobre las motivaciones para pintar, que abarca algo más que el estilo, pues están también temas, técnicas, etc, que viene a ser eso de las excusas, pero que he formulado por primera vez de forma más o menos cuidada para el catálogo de mi actual exposición coruñesa. Aunque lo he publicado aquí ya, os vuelvo a traer este texto en un nuevo con-texto. Helo aquí:
Ricardo Segura tenía un trazo firme, enérgico y lleno de vida, que apabullaba. Tanto, que sus alumnos se reconocían a la legua por su manera de dibujar. Los trazos de Segura, que él llamaba "las putaditas" conformaban un estilo "Segura Torrella" uniforme, al que curiosamente el propio Segura Torrella no estaba, ni mucho menos, atado. Segura, en definitiva, no era un "seguriño".
Cuando reviso los blocs de dibujo de aquella época, curiosamente, puedo notar su impronta, en el contraste, en los temas... pero no tanto en el estilo. Más o menos seguí mi camino de perfeccionamiento sin adoptar los tics de su trazo. En aquella época, realmente, mi ideal de dibujo empezaba en Segura, pero también devoraba libros de Leonardo, de Durero, de Ingres, de Picasso... y buscaba extraer sus secretos tanto como los de mi profesor.
Por aquel entonces mi obsesión era encontrar un "estilo" personal y lograr que ese estilo fuese reconocible y único para obtener el éxito (inventar mi propio "Cubismo"). Pero ningún estilo me parecía sincero en mí, porque sabía que cualquier estilo que imitase era eso, simple imitación y no fruto de mi trabajo o investigación. Lo hablé con Segura y con los artistas que conocía, incluida mi madre y Carmen, cuando la conocí. Concluí que debía despreocuparme. Quizá, con el tiempo, acabaría teniendo un estilo propio, aún sin buscarlo.
Al llegar a la Facultad, y pese a algún buen profesor, el nivel intelectual de este debate bajó a niveles descorazonadores. Para la mayoría de los profesores de allí, el estilo no sólo debía buscarse, sino que era algo importantísimo. Para ellos era necesario primero pensar qué estilo te convenía y luego afanarse en hacerlo conocido. Me dio asco esta actitud. Quisieron convencernos, en lo que llamaban "Historia del Arte" de que efectivamente el estilo era una decisión previa al oficio, y hasta que el oficio no importaba si el estilo era bueno. Pero mi intuición, confirmada por cada exposición nueva que veía, me decía todo el tiempo que no. Por primera vez me pareció que todo lo que decían los artistas en plan "yo soy cubista pero con un poco de expresionismo" eran sólo excusas, que valen en la medida de que motivan para pintar cuadros, hacer esculturas, etc...
Tras cuatro años en Pontevedra, Carmen y yo nos trasladamos a estudiar a Barcelona, y allí al fin tuvimos Historia del Arte de verdad. Se nos enseñó, por ejemplo, la evolución desde Pietro Cavallini a Masaccio pasando por Giotto, la diferencia entre las distintas escuelas locales del Renacimiento, las corrientes del Barroco... Con el tiempo también he ido leyendo maravillosos textos, como los de Gombrich en "Arte e Ilusión", que desarrollan este tema en profundidad y me han hecho afianzar mis intuiciones.
El estilo es para mí una especie de modo de hacer particular de una escuela, país, movimiento y en definitiva de cada artista, pero no es imprescindible obsesionarse con él, buscarlo de antemano o intentar que sea original (esta es otra cuestión de la que ya hablaré). En estos años he ido desarrollando una especie de teoría, un pensamiento sobre las motivaciones para pintar, que abarca algo más que el estilo, pues están también temas, técnicas, etc, que viene a ser eso de las excusas, pero que he formulado por primera vez de forma más o menos cuidada para el catálogo de mi actual exposición coruñesa. Aunque lo he publicado aquí ya, os vuelvo a traer este texto en un nuevo con-texto. Helo aquí:
Cuando un artista pinta suele centrarse en algo que le motiva: un tema, una técnica, un empeño revolucionario, un estilo... así tenemos paisajistas, acuarelistas, cubistas, seguidores de Bouguereau... A cada pintor le parece que su obsesión es la esencia misma del arte... La mayoría llegan a creer que lo que les motiva, sea lo que sea, es una especie de misión trascendental que les hace mejores que los demás.
Pero a mí me parece que estas obsesiones, estas motivaciones son sólo “excusas”. Una idea que revolotea en la cabeza del artista y le motiva para coger los pinceles y desmelenarse, pero nada más. Da igual que consista en el puro contraste visual entre un par de colores, la expresión del sentimiento de angustia por la crueldad del mundo, la imagen de la divinidad majestuosa o la descripción anatómica del sexo femenino. Da igual, incluso, que se trate de algo noble, lleno de buenos sentimientos por toda la Humanidad o inconfesables ansias íntimas y oscuras. Al final, lo que cuenta es que esa “excusa” ha servido para que un artista, una persona con un oficio un tanto raro, se haya sentido motivada durante un tiempo para sacar de su interior nuevas obras, volcando su inteligencia y destreza en un lienzo, una tabla, un papel...
Saber que tan sólo son excusas quita algo de gracia a utilizarlas. Uno ya no puede ser un fanático convencido del surrealismo, o volcarse alegremente en la salvación del mundo mediante los paisajes al pastel. Así que me limito a hacer lo que me apetece y si me preguntan, esa es mi excusa. Pensando qué hacer para esta exposición, me ha parecido bien ahondar en una técnica que vengo practicando desde hace un tiempo: los “desajustes”.
Lo de los “desajustes” es algo tan simple como hacer una mancha de colores y luego superponer un dibujo que no se ajuste completamente, como en los cuadros de Raoul Dufy (1887-1953). Un día decidí probar esa técnica, para pintar más rápido en un concurso de pintura ídem, y ahí empezó todo. Pronto vi que no sólo se trataba de rapidez o un efecto extraño; separar mancha y línea me hacía más consciente de la función de ambos componentes de la pintura. Los cuadros que os traigo aquí son el resultado de este juego, en el que muchas veces he fracasado porque mancha y línea tendían a coincidir casi al mílímetro, de modo que he tenido que desarrollar sistemas para forzar el desajuste, cambiando a propósito perspectivas, estilos, posturas....
Supongo que antes o después cambiaré de “excusa” y abandonaré los “desajustes”. O no, ¡quién sabe! Pero mientras, esto me ha servido para pintar nuevos cuadros, probar cosas nuevas y en definitiva... pasármelo pipa pintando.
martes, 11 de mayo de 2010
Últimos ajustes a "Desajustes"
Pasado mañana, miércoles, a las 8 de la tarde inauguro la exposición "Desajustes" en el Club del Mar de San Amaro (A Coruña). Estoy con los últimos preparativos.
Hoy os traigo, como aperitivo, los textos del catálogo. El mío, titulado "Desajustes" y el de Mariano Casas, que se llama "¿Desajustes?". Debo confesar que me da un poco de reparo el texto de Mariano, no estoy acostumbrado a que digan estas cosas de mí...
Las imágenes que presiden este post son los dos últimos dibujos que he hecho hoy para la exposición con el móvil Nokia 5800. Lo cierto es que a pesar de que no tengo tiempo para nada he podido pintar cuadros nuevos, a ratos libres. Mañana debo acabar un par de cuadros para llevar.
Hoy os traigo, como aperitivo, los textos del catálogo. El mío, titulado "Desajustes" y el de Mariano Casas, que se llama "¿Desajustes?". Debo confesar que me da un poco de reparo el texto de Mariano, no estoy acostumbrado a que digan estas cosas de mí...
Las imágenes que presiden este post son los dos últimos dibujos que he hecho hoy para la exposición con el móvil Nokia 5800. Lo cierto es que a pesar de que no tengo tiempo para nada he podido pintar cuadros nuevos, a ratos libres. Mañana debo acabar un par de cuadros para llevar.
DESAJUSTES
Por Miguel-Anxo Varela Díaz
Por Miguel-Anxo Varela Díaz
Cuando un artista pinta suele centrarse en algo que le motiva: un tema, una técnica, un empeño revolucionario, un estilo... así tenemos paisajistas, acuarelistas, cubistas, seguidores de Bouguereau... A cada pintor le parece que su obsesión es la esencia misma del arte... La mayoría llegan a creer que lo que les motiva, sea lo que sea, es una especie de misión trascendental que les hace mejores que los demás.
Pero a mí me parece que estas obsesiones, estas motivaciones son sólo “excusas”. Una idea que revolotea en la cabeza del artista y le motiva para coger los pinceles y desmelenarse, pero nada más. Da igual que consista en el puro contraste visual entre un par de colores, la expresión del sentimiento de angustia por la crueldad del mundo, la imagen de la divinidad majestuosa o la descripción anatómica del sexo femenino. Da igual, incluso, que se trate de algo noble, lleno de buenos sentimientos por toda la Humanidad o inconfesables ansias íntimas y oscuras. Al final, lo que cuenta es que esa “excusa” ha servido para que un artista, una persona con un oficio un tanto raro, se haya sentido motivada durante un tiempo para sacar de su interior nuevas obras, volcando su inteligencia y destreza en un lienzo, una tabla, un papel...
Saber que tan sólo son excusas quita algo de gracia a utilizarlas. Uno ya no puede ser un fanático convencido del surrealismo, o volcarse alegremente en la salvación del mundo mediante los paisajes al pastel. Así que me limito a hacer lo que me apetece y si me preguntan, esa es mi excusa. Pensando qué hacer para esta exposición, me ha parecido bien ahondar en una técnica que vengo practicando desde hace un tiempo: los “desajustes”.
Lo de los “desajustes” es algo tan simple como hacer una mancha de colores y luego superponer un dibujo que no se ajuste completamente, como en los cuadros de Raoul Dufy (1887-1953). Un día decidí probar esa técnica, para pintar más rápido en un concurso de pintura ídem, y ahí empezó todo. Pronto vi que no sólo se trataba de rapidez o un efecto extraño; separar mancha y línea me hacía más consciente de la función de ambos componentes de la pintura. Los cuadros que os traigo aquí son el resultado de este juego, en el que muchas veces he fracasado porque mancha y línea tendían a coincidir casi al mílímetro, de modo que he tenido que desarrollar sistemas para forzar el desajuste, cambiando a propósito perspectivas, estilos, posturas....
Supongo que antes o después cambiaré de “excusa” y abandonaré los “desajustes”. O no, ¡quién sabe! Pero mientras, esto me ha servido para pintar nuevos cuadros, probar cosas nuevas y en definitiva... pasármelo pipa pintando.
¿DESAJUSTES?
Por Mariano Casas
Por Mariano Casas
¿Y dónde está el desajuste?, se preguntará el que lee estas líneas y ve estos cuadros...¿qué es lo que no se ajusta a qué en estos cuadros, en esta exposición?.
Muchos pintores darían todo lo que estuviera en su mano, venderían su alma al diablo por poder "desajustarse" como lo hace Anxo, pero, aaah, amigos, ahí está el truco, desajustarse lo hace quien puede, no basta con querer.
¿Que el dibujo sigue un curso y la mancha otro?, ¿que a pesar de ese aparente desajuste, la armonía, la belleza, el alma del cuadro, de la pintura...no desaparece de los lienzos? ¿dónde está el truco?...¿qué es lo que tienen estos cuadros?...¿los ha calcado?...¿tiene un equipo de ayudantes, o de ingenieros, como los grandes cocineros, que dictan el camino a su pincel?...¿porqué Anxo pinta como otros no podemos? ¿será acaso lo que come?..¿habrá ido a una universidad de esas de pago?..¿es magia?...
Es más sencillo que todo eso...más sencillo para él, claro. Saber qué decir y saber cómo decirlo son dos ingredientes que rara vez coinciden en un artista, y cuando coinciden de una manera tan rotunda todo parece fácil, hasta jugar con el significante sin que el significado se resienta un milímetro.
Hoy parece un sacrilegio pedirle a un artista que conozca su oficio, a un pintor que sepa pintar, y por eso resulta aún más sorprendente reconocer en un pintor no sólo esa cualidad de una manera absoluta, sino además el poder convertir ese saber hacer en algo que no tiene nada que ver con el virtuosismo gratuito, sino con algo que va mucho, muchísimo más allá de todo eso.
De todos los pintores que conozco, y conozco muchos, probablemente Anxo sea el que mejor SABE PINTAR, pero en sus cuadros, en su trabajo, esto es sólo el principio, es lo que está en los tubos de pintura, en los pinceles...
Todo lo demás, lo más importante, lo que no se puede aprender, está dentro de los cuadros. El oficio parece insignificante cuando se tiene además talento...cuando en cada cuadro hay algo que llama al espectador, que lo atrapa y que lo seduce. Y cuando las cosas que uno hace lo retratan a sí mismo y no sólo a las cosas que le rodean. Eso es lo que yo llamo pintura.
En fín, amigos, el único desajuste posible ante estos cuadros, ustedes lo comprobarán, es verlos y no desearlos. Pero eso sería un desajuste muy grave en un espectador de los cuadros de Anxo...yo de hecho, aún no conozco a nadie que lo haya padecido.
Y no se preocupe...usted TAMPOCO lo sufrirá.
jueves, 6 de mayo de 2010
Dibujos hechos con el móvil Nokia 5800
Desde su primitiva función de servir para comunicarnos han pasado a convertirse en una extensión de nuestros cerebros. Los teléfonos móviles (celulares al otro lado del charco) nos acompañan todo el día y además sirven como listín telefónico, recordatorio, despertador... Los smartphones aumentan la lista de sus funciones y casi casi son ordenadores en miniatura...
Mi teléfono inteligente es el Nokia 5800 XpressMusic. He descubierto que no sólo sirve para todo esto, también es una estupenda herramienta de dibujo. Aquí os dejo una carpeta virtual con dibujos hechos sobre su pantalla táctil resistiva (así se llama esta tecnología), que junto con aplicaciones como XpressSketch o PaintPad permiten acabados de gran sutileza y precisión.
Muchos de estos dibujos los he hecho para la nueva exposición que inauguro la semana que viene en Coruña (Club del Mar de San Amaro).
Mi teléfono inteligente es el Nokia 5800 XpressMusic. He descubierto que no sólo sirve para todo esto, también es una estupenda herramienta de dibujo. Aquí os dejo una carpeta virtual con dibujos hechos sobre su pantalla táctil resistiva (así se llama esta tecnología), que junto con aplicaciones como XpressSketch o PaintPad permiten acabados de gran sutileza y precisión.
Muchos de estos dibujos los he hecho para la nueva exposición que inauguro la semana que viene en Coruña (Club del Mar de San Amaro).
miércoles, 21 de abril de 2010
"Desajustes", en mayo
Estoy preparando estos días una exposición para el Club del Mar en A Coruña (donde ahora está exponiendo mi mujer, Carmen Martín) que se titulará "Desajustes".
A diferencia de otras exposiciones que he hecho, que aludían al tema como hilo conductor, este nombre alude a la técnica o el juego técnico utilizado.
Siempre me han llamado la atención los cuadros de Raoul Dufy (1887-1953), que superponía un dibujo de línea a un fondo de color y nunca llegaban a coincidir bien del todo, como en un grabado con el registro desajustado.
El caso es que un poco por este gusto mío por Dufy y otro poco por jugar empecé a hacer cuadros de paisaje con esta "técnica", aprovechando las ocasiones en las que acudía a concursos de pintura rápida. A mí normalmente un cuadro me lleva dos sesiones por lo menos, y me costaba un poco adaptarme al ritmo de estos concursos; se me ocurrió que para acabar a tiempo podría ir pintando de forma "normal" hasta que quedase más o menos una hora. Y entonces, con un pincel y tinta china podría dibujar sobre la mancha, estuviese como estuviese, y podría dar un acabado "digno" al cuadro, supliendo con recursos dibujísticos -mucho más rápidos para mí- lo que le faltaba todavía a la composición.
Así empecé, hace unos tres o cuatro años. Tuve la suerte además de que algunos cuadros en los que usaba este "truco" al final gustaban y hasta los premiaban, así que continué. A veces lograba terminar el cuadro de forma "normal" y no añadía prácticamente dibujo a tinta. En la exposición "cús" muchos de los cuadros tenían dibujo superpuesto aunque de forma más o menos discreta.
Pero quería mejorar el desajuste, darle protagonismo a este recurso, aunque no siempre lo lograba: a veces comprobaba que el dibujo me acababa coincidiendo casi al milímetro con la mancha previa. Así que ahora busco métodos para conseguir desajustar: uno de ellos es cambiar de perspectiva, como en el cuadro de Vilalba que veis arriba. En estos casos empiezo manchando de pie y luego me siento en el suelo para dibujar encima. Otras veces empiezo en estilo expresionista, desaforado y saliéndome del sitio casi a propósito, y luego superpongo un dibujo acabado y más o menos realista. Otras veces el cambio de perspectiva es sutil pero juego con distintas escalas... Estos días he estado experimentando con el desnudo, cambiando la perspectiva o incluso la postura de la modelo...
Lo cierto es que con esta "técnica" puedo pintar bastante más rápido y además me lo estoy pasando muy bien. Espero sorprenderos cuando inaugure la exposición el día 12 de mayo. Estáis, por supuesto, todos invitados (hasta la Señora de Verde). Pensad que si no os gusta mucho la exposición al menos los pinchitos valdrán la pena.
"DESAJUSTES" (atención, cambio de fecha, nueva fecha: 12 de mayo)
Exposición de pinturas desajustadas de Miguel-Anxo Varela
Del 12 al 30 de mayo en el Club del Mar de San Amaro (A Coruña)
Inauguración: miércoles 12 de mayo a las 8 de la tarde.
A diferencia de otras exposiciones que he hecho, que aludían al tema como hilo conductor, este nombre alude a la técnica o el juego técnico utilizado.
Siempre me han llamado la atención los cuadros de Raoul Dufy (1887-1953), que superponía un dibujo de línea a un fondo de color y nunca llegaban a coincidir bien del todo, como en un grabado con el registro desajustado.
El caso es que un poco por este gusto mío por Dufy y otro poco por jugar empecé a hacer cuadros de paisaje con esta "técnica", aprovechando las ocasiones en las que acudía a concursos de pintura rápida. A mí normalmente un cuadro me lleva dos sesiones por lo menos, y me costaba un poco adaptarme al ritmo de estos concursos; se me ocurrió que para acabar a tiempo podría ir pintando de forma "normal" hasta que quedase más o menos una hora. Y entonces, con un pincel y tinta china podría dibujar sobre la mancha, estuviese como estuviese, y podría dar un acabado "digno" al cuadro, supliendo con recursos dibujísticos -mucho más rápidos para mí- lo que le faltaba todavía a la composición.
Así empecé, hace unos tres o cuatro años. Tuve la suerte además de que algunos cuadros en los que usaba este "truco" al final gustaban y hasta los premiaban, así que continué. A veces lograba terminar el cuadro de forma "normal" y no añadía prácticamente dibujo a tinta. En la exposición "cús" muchos de los cuadros tenían dibujo superpuesto aunque de forma más o menos discreta.
Pero quería mejorar el desajuste, darle protagonismo a este recurso, aunque no siempre lo lograba: a veces comprobaba que el dibujo me acababa coincidiendo casi al milímetro con la mancha previa. Así que ahora busco métodos para conseguir desajustar: uno de ellos es cambiar de perspectiva, como en el cuadro de Vilalba que veis arriba. En estos casos empiezo manchando de pie y luego me siento en el suelo para dibujar encima. Otras veces empiezo en estilo expresionista, desaforado y saliéndome del sitio casi a propósito, y luego superpongo un dibujo acabado y más o menos realista. Otras veces el cambio de perspectiva es sutil pero juego con distintas escalas... Estos días he estado experimentando con el desnudo, cambiando la perspectiva o incluso la postura de la modelo...
Lo cierto es que con esta "técnica" puedo pintar bastante más rápido y además me lo estoy pasando muy bien. Espero sorprenderos cuando inaugure la exposición el día 12 de mayo. Estáis, por supuesto, todos invitados (hasta la Señora de Verde). Pensad que si no os gusta mucho la exposición al menos los pinchitos valdrán la pena.
"DESAJUSTES" (atención, cambio de fecha, nueva fecha: 12 de mayo)
Exposición de pinturas desajustadas de Miguel-Anxo Varela
Del 12 al 30 de mayo en el Club del Mar de San Amaro (A Coruña)
Inauguración: miércoles 12 de mayo a las 8 de la tarde.
miércoles, 7 de abril de 2010
Una exposición que se completa en Internet
La exposición "Para Elisa" que Carmen inaugurará hoy miércoles a las 8 de la tarde en el Club del Mar de San Amaro (A Coruña) presenta cuadros sobre Elisa, dentro y fuera del vientre materno.
Un inciso: hemos podido confirmar a última hora que en la presentación de la exposición actuará Xurxo Varela, que nos traerá una selección de piezas musicales para viola de gamba entre las que no puede faltar, por supuesto, una adaptación de la celebérrima "Para Elisa" de Beethoven, que ya hace unos siglos le copió a Carmen el título de la exposición. Es todo un placer y un honor.
Prosigo: en "Para Elisa", además de pinturas hay bastantes dibujos, que no cabrían en la sala, por lo que Carmen ha querido presentarlos en un álbum virtual. Son los dibujos sobre Elisa que mi pintora preferida ha estado haciendo cada día durante la preparación de la exposición en dos libretas que le regalé: una libretita Moleskine que estrenó en el hospital apenas una hora antes de dar a luz y un catálogo de Canson Mi-Teintes antiguo. Podéis acceder a ambas galerías haciendo clic en las imágenes de aquí abajo:
Moleskine con dibujos:
Catálogo Canson Mi-Teintes (color):
Dentro de unos días también publicaremos en esta página el catálogo en formato PDF, donde se podrá leer el estupendo texto que Mariano Casas ha escrito para la ocasión.
Y también se publicarán en su blog (y web) las bases del concurso "Juega con Elisa" que Carmen ideó para que los visitantes a la exposición podáis ganar un cuadro.
Un inciso: hemos podido confirmar a última hora que en la presentación de la exposición actuará Xurxo Varela, que nos traerá una selección de piezas musicales para viola de gamba entre las que no puede faltar, por supuesto, una adaptación de la celebérrima "Para Elisa" de Beethoven, que ya hace unos siglos le copió a Carmen el título de la exposición. Es todo un placer y un honor.
Prosigo: en "Para Elisa", además de pinturas hay bastantes dibujos, que no cabrían en la sala, por lo que Carmen ha querido presentarlos en un álbum virtual. Son los dibujos sobre Elisa que mi pintora preferida ha estado haciendo cada día durante la preparación de la exposición en dos libretas que le regalé: una libretita Moleskine que estrenó en el hospital apenas una hora antes de dar a luz y un catálogo de Canson Mi-Teintes antiguo. Podéis acceder a ambas galerías haciendo clic en las imágenes de aquí abajo:
Moleskine con dibujos:
Catálogo Canson Mi-Teintes (color):
Dentro de unos días también publicaremos en esta página el catálogo en formato PDF, donde se podrá leer el estupendo texto que Mariano Casas ha escrito para la ocasión.
Y también se publicarán en su blog (y web) las bases del concurso "Juega con Elisa" que Carmen ideó para que los visitantes a la exposición podáis ganar un cuadro.
martes, 6 de abril de 2010
Todo a punto para inaugurar "Para Elisa" en A Coruña
Estamos ya con los últimos preparativos de la exposición de Carmen en Coruña: mañana por la tarde montamos y el miércoles inauguramos a las 8. Os invitamos a acercaros por el Club del Mar de San Amaro. Son, como decimos en la nota que hemos enviado por correo electrónico a amigos y conocidos: "Cuadros sobre el nacimiento de Elisa hechos por la autora de las pinturas... y de la niña."
La exposición se completa en Internet con el cuaderno de dibujos on-line que se colgará en el blog de Carmen (http.//carmova.blogspot.com) y su web (http://www.carmenmartin.com). La exposición incluye un juego ("juega con Elisa", en el que podréis ganar un cuadro nuevo de Carmen Martín) que también se resolverá en la Red.
La exposición se completa en Internet con el cuaderno de dibujos on-line que se colgará en el blog de Carmen (http.//carmova.blogspot.com) y su web (http://www.carmenmartin.com). La exposición incluye un juego ("juega con Elisa", en el que podréis ganar un cuadro nuevo de Carmen Martín) que también se resolverá en la Red.
martes, 23 de marzo de 2010
Exposición "Para Elisa"
Con un título prestado de Beethoven (o no), Carmen inaugurará una exposición el próximo miércoles día 7 en el Club del Mar de San Amaro de A Coruña. Un lugar que nuestro amigo el pintor Pedro Bueno ha decorado con unos estupendos murales exteriores de tema marítimo.
Carmen lleva varios meses preparando la exposición, pues tratará de nuestra hija recién nacida, Elisa, desde el embarazo, los momentos antes y después del nacimiento y el puerperio con la adaptación a casa, las consabidas visitas de familiares y amigos, etc.
Así pues habrá cuadros y dibujos de los cuatro últimos meses de embarazo, de Elisa durmiendo o despierta, y de Elisa en los brazos de familiares y amigos.
El catálogo tiene un genial texto de introducción de nuestro amigo Mariano Casas y muchas imágenes, como las que aquí os mostramos.
Carmen lleva varios meses preparando la exposición, pues tratará de nuestra hija recién nacida, Elisa, desde el embarazo, los momentos antes y después del nacimiento y el puerperio con la adaptación a casa, las consabidas visitas de familiares y amigos, etc.
Así pues habrá cuadros y dibujos de los cuatro últimos meses de embarazo, de Elisa durmiendo o despierta, y de Elisa en los brazos de familiares y amigos.
El catálogo tiene un genial texto de introducción de nuestro amigo Mariano Casas y muchas imágenes, como las que aquí os mostramos.
viernes, 12 de marzo de 2010
Pelirrojas
Como bien sabréis soy orgulloso padre de tres niños, pues hace unos pocos días nació Elisa, a la cual dediqué el post anterior. Según es de ley estas dos semanas han sido de follón, con visitas, papeleos que hacer y múltiples enhorabuenas y demás.
Elisa es, por lo que parece, pelirroja. Su cabello tiene el color del cobre limpio y brilla, claro, como recién estrenado. Siempre he sentido debilidad por las pelirrojas y similares, aunque mi mujer niegue la pertenencia a esa raza. Para mí no hay colores mejores ni peores, pero evidentemente el rutilismo es una condición minoritaria, por lo que los pelirrojos en general y los puros en particular suelen llamar la atención allá donde vayan. En Galicia reciben el nombre de "roxos" (amarillos o anaranjados) o "rubios"/*"ruibos"/"roibos" (rojos), ambas palabras originarias respectivamente del latín (russeu- o rubeu-) que significan "rojo". En castellano, sus equivalentes, "rojo" y "rubio" intercambian sus significados. Curioso...
Pero no es a eso a lo que voy. Lo llamativo es que no falta el típico comentario, ejemplificado en lo que me pasó con una vecina de Viladóniga. Preguntó sobre mi recién nacida, y surgen los tópicos, como es normal: "¿llora mucho?" "¿es buena?" etcétera... Al final le comento como curiosidad -y orgulloso de ello- que nació pelirroja. Y su comentario es "...bueno, lo importante es que esté sanita"
Según parece esta superstición anti-pelirrojos viene de antiguo. Ya los romanos los consideraban de mal agüero, y con la cristianización los pelirrojos eran los del bando del diablo. ¡Cuántas melenas pelirrojas habrán ardido en las piras de la Inquisición!
La anécdota es muy representativa de una cierta mentalidad y épocas supuestamente pretéritas. Pero con diferentes palabras y gestos se repite en donde uno menos se lo espera. Incluso algunos pelirrojos se han autoconvencido de que algo malo tienen.
Para mí, al menos en mi entorno, el eritrismo -puro o impuro- me supone una fuente de belleza que puedo disfrutar constantemente. ¡Cuántos dibujos y cuadros hice ya de mi hermosa mujer y los que pienso hacer de mi hija pelirroja! Pero yo creo que en realidad todo es relativo. Hay pelirrojos y pelirrojas poco agraciados, morenas preciosas, rubios bellísimos... creo que la suerte de los artistas es que somos quizá algo más sensibles a todo este despliegue de formas y colores que conforman la belleza natural. Al menos nos paramos más a mirar y podemos plasmarlo. Y sobre todo, si hay una tontería grande es la de suponer que un color es mejor que otro. Todo tiene su belleza: rojos, azules, verdes, violetas, blancos, negros, amarillos... Quiero elevar un canto a la diversidad de la belleza y contra la tontería tan presente en la enseñanza artística respecto a los efectos psicológico-místicos del color en el ser humano.
A este respecto os recomiendo leer los comentarios y el post de mi amigo Mariano Casas que ha vuelto a pintar en colores después de una larga etapa de tinta china negra en la que ha hecho cosas maravillosas.
Elisa es, por lo que parece, pelirroja. Su cabello tiene el color del cobre limpio y brilla, claro, como recién estrenado. Siempre he sentido debilidad por las pelirrojas y similares, aunque mi mujer niegue la pertenencia a esa raza. Para mí no hay colores mejores ni peores, pero evidentemente el rutilismo es una condición minoritaria, por lo que los pelirrojos en general y los puros en particular suelen llamar la atención allá donde vayan. En Galicia reciben el nombre de "roxos" (amarillos o anaranjados) o "rubios"/*"ruibos"/"roibos" (rojos), ambas palabras originarias respectivamente del latín (russeu- o rubeu-) que significan "rojo". En castellano, sus equivalentes, "rojo" y "rubio" intercambian sus significados. Curioso...
Pero no es a eso a lo que voy. Lo llamativo es que no falta el típico comentario, ejemplificado en lo que me pasó con una vecina de Viladóniga. Preguntó sobre mi recién nacida, y surgen los tópicos, como es normal: "¿llora mucho?" "¿es buena?" etcétera... Al final le comento como curiosidad -y orgulloso de ello- que nació pelirroja. Y su comentario es "...bueno, lo importante es que esté sanita"
Según parece esta superstición anti-pelirrojos viene de antiguo. Ya los romanos los consideraban de mal agüero, y con la cristianización los pelirrojos eran los del bando del diablo. ¡Cuántas melenas pelirrojas habrán ardido en las piras de la Inquisición!
La anécdota es muy representativa de una cierta mentalidad y épocas supuestamente pretéritas. Pero con diferentes palabras y gestos se repite en donde uno menos se lo espera. Incluso algunos pelirrojos se han autoconvencido de que algo malo tienen.
Para mí, al menos en mi entorno, el eritrismo -puro o impuro- me supone una fuente de belleza que puedo disfrutar constantemente. ¡Cuántos dibujos y cuadros hice ya de mi hermosa mujer y los que pienso hacer de mi hija pelirroja! Pero yo creo que en realidad todo es relativo. Hay pelirrojos y pelirrojas poco agraciados, morenas preciosas, rubios bellísimos... creo que la suerte de los artistas es que somos quizá algo más sensibles a todo este despliegue de formas y colores que conforman la belleza natural. Al menos nos paramos más a mirar y podemos plasmarlo. Y sobre todo, si hay una tontería grande es la de suponer que un color es mejor que otro. Todo tiene su belleza: rojos, azules, verdes, violetas, blancos, negros, amarillos... Quiero elevar un canto a la diversidad de la belleza y contra la tontería tan presente en la enseñanza artística respecto a los efectos psicológico-místicos del color en el ser humano.
A este respecto os recomiendo leer los comentarios y el post de mi amigo Mariano Casas que ha vuelto a pintar en colores después de una larga etapa de tinta china negra en la que ha hecho cosas maravillosas.
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