YA
«Este PSOE YA no es de sus
dirigentes, ni de los actuales ni de los históricos. Este PSOE es de sus militantes, y por consiguiente del
pueblo». Son palabras literales de Óscar Puente en su discurso en el Congreso,
ayer mismo, durante el desarrollo de la investidura fallida de Núñez Feijóo. El
grueso de la opinión publicada -y yo creo que esta vez también de la opinión
pública- ha gastado el tiempo, la voz y la pluma en desgranar la sorpresa de la
elección del interviniente, así como el uso -dicen casi todos que intencionado-
de una muletilla que utilizaba con mucha frecuencia el expresidente de Gobierno
Felipe González: por consiguiente. Yo no sé si es para tanto, aunque,
cuando se dispone de tiempo para la preparación de una intervención y uno es
consciente de que todo el mundo va a buscarle tres pies al gato, puede -y tal
vez deba- medir cada palabra.
Las circunstancias y el contexto me llevaron a seguir ese
discurso y alguno más. Pensaba que se trataba de defender, de explicar y de
contestar un programa de gobierno que presentaría el candidato y no de otras
disquisiciones.
Un debate de investidura puede que sea el principal
acontecimiento político de toda una legislatura pues da paso a lo que puede ser
el desarrollo de toda ella. Por otra parte, en ninguna otra ocasión los focos
se concentran tanto ni una palabra irradia con tanta luz. Ya los medios se
ocupan de casi todos los aspectos, que son muchos, y clasifican, ganan,
pierden, descalifican, encumbran… Y hasta analizan. Para todo ello están; sobre
todo, deberían estar para lo último. A ellos les dejo el trabajo.
Este breve comentario se quiere centrar en solo una palabra. Se
halla en el discurso de Óscar Puente y no se trata del dichoso latiguillo por
consiguiente, sino de la tercera palabra acotada al principio: YA.
«Este PSOE YA no es de sus dirigentes». O mi entendimiento no da para
mucho o estamos ante un adverbio que marca un tiempo. Pero un tiempo que
distingue el presente del pasado. Es decir, el PSOE, ahora, sí es YA
de sus militantes; luego, el del pasado no lo era.
Nótese, para empezar, que se trata del mismo partido en el que
el señor Puente ha militado y milita. Si tiene razón, menuda enmienda a la
totalidad que le presenta a su propio partido y en qué lugar tan desprotegido
queda él mismo. Si la tuviera, deberían pensar, tanto él como el partido, qué ha
estado haciendo durante tantos años en esta formación.
Como uno no cree en las verdades absolutas, tiende a considerar
las afirmaciones por grados de certeza o de falsedad. Pero tanto para el pasado
como para el presente. Y ahí ya tal vez debamos agachar la cabeza y no sacar
tanto pecho. ¿El PSOE de ahora es de sus militantes? Formalmente sí. ¿Y en la
práctica? Sería bueno revisar estatutos, analizar elecciones, describir comités
de esto y de lo otro, constatar las inercias, desmantelar intereses espurios,
descubrir ententes… E tutti quanti.
Matar al padre es una tentación que se repite como el ajo.
Lo hacen los creadores artísticos casi por obligación, en una especie de
adanismo imbécil que les encumbra a unos altares de humo de los que habrán de
caer en las siguientes generaciones. Y ya se ve que los imitan algunos
políticos, que también caerán en el rechazo y en el olvido el día menos
pensado.
Claro que también hay padres que se empeñan tal vez demasiado en
no conceder la mayoría de edad a sus hijos.
Pero así, de un solo tajo, no se puede cortar la cabeza a nadie.
Sobre todo, cuando las comparaciones pueden dejar a los sacapechos desnudos y a
la intemperie.