DE MI MESA DE TRABAJO
Mi mesa se halla siempre muy llena de papeles. Y de libros. Ya es proverbial que de vez en cuando se despeje y quede un nuevo hueco pequeñito en blanco con la intención siempre fallida de dejar más espacio desnudo y sin ocupar. Vano intento, al poco tiempo, los libros vuelven a llenar los escasos huecos que van quedando libres y los papeles con notas se van acumulando y formando un bulto cada vez más alto. ¡Y eso que padezco la enfermedad del orden en mis cosas! MI familia lo sufre más que nadie.
En esa rima de papeles apunto notas de todo tipo; unas proceden de lecturas y otras se me van ocurriendo, como pájaros o nubes que aparecen sin saber muy bien cómo ni por dónde. Con el paso del tiempo, algunas cuajan en poemas o breves textos en prosa, otras apenas se dejan ver como simples imágenes de los mismos escritos, y el resto se pierde en el fondo del olvido.
Hoy voy a rescatar alguna de ellas y ya veré si alguna vez les doy cauce y autonomía para que se desarrollen y se extiendan por su cuenta. De momento las salvo del cesto del silencio y dejo un pequeño huequecito en mi mesa para que otras palabras vengan a ocupar su puesto:
.- Vivir en las preguntas y morir en las respuestas.
.- Anímate al peligro de asomarte a tu interior.
.- ¿Acaso son las piedras el único legado de mis muertos?
.- No es posible volver a ningún sitio sin haberse marchado antes del mismo.
.- Descomponer la física de todos tus cabellos.
.- Las sombras de su cuerpo inventaban el mundo cada tarde.
.- La esbelta desnudez de una mirada.
.- Ya no tengo recuerdos en que poner los besos.
.- Y seguir ascendiendo hasta la gloria mística del verso.
.- Quedarse enamorado de lo que más dolor me ha producido.
.- Morirnos sin remedio por no vivirnos juntos.
.- No encontrar la manera de acostumbrarse a amar.
.- La eternidad del tiempo parada en la delicia.
.- El tiempo pasa y pasa escalando silencios.
.- La memoria del tiempo y las personas tendida en los balcones.
.- Lavar mis ojos con las primeras aguas de la infancia.
.- La tarde se ha hecho un ocre pergamino.
.- Mirar el horizonte y descubrirlo desnudo y sin memoria de todo cuanto quise.
.- El silencio vestido de oquedades nocturnas.
.- La infancia me recoge como una madre anciana que me aguarda.
.- Sus días eran cuadros de agujas y madejas.
.- El chopo baila absorto y solitario un baile vertical consigo mismo.
.- Anida el arco iris en sus ojos.
.- El corazón dicta las únicas medidas del espacio. Y también las del tiempo.
.- Hoy siento triste el aire.
.- Tender en crucifijos las camisas.
.- Varón de soledades es el viejo.
.- Te observo con descaro en el lucro sobrante de la tarde.
.- Mirar unas cortinas de pesadumbre y noche.
.- Mirar hacia la muerte, el póstumo paisaje de tinieblas.
.- La lluvia en tu ventana, lienzo líquido.
.- Fundirse en la esperanza de otro saber más alto y más sublime.
.- El castillo estira sus torres para abrazar al cielo.
.- Descubrir con tristeza la señal inicial de los olvidos.
.- Dormir con la presencia de todos los fantasmas en la mente.
.- Hay ríos ermitaños y ríos que se ahogan de bañistas.
.- Salmodiar otros nombres aunque siempre sea el tuyo.
.- Cuidado con la herida del recuerdo.
.- Dejar que cada yema reviente con su tiempo.
.- Hay ríos torrenciales y ríos que se agotan desde las altas cumbres.
.- Conocer al dedillo la dimensión exacta de tu cuerpo.
.- Ponerle a los dibujos y palabras la exactitud y el ritmo de una vida.
.- La inexpresiva lluvia del silencio.
.- Un fundido de horas mirándome en tus ojos.
.- Mirando el movimiento de tu cuerpo contra el atardecer.
.- Los días de este mundo son solo los que tú cuentas.
.- Hoy es el primer día -también, acaso, el único- del tiempo que nos queda.
.- Aquí paz y después guerra // Aquí pan y después tierra.
.- Aprobar en un máster de tu cuerpo.
.- El momento preciso en que la tarde abandona la lucha contra el día.
.- Si no sangra el poema, no es poema.
.- ¿Contigo y conmigo?, ¿Conmigo y sintigo?, ¿Contigo y sinmigo?
.- Es el sexo, que sangra en la materia y termina en la noche más profunda.
.- La sal que en los mares sazona los sudarios del pasado.
.- La arena que devuelve el cansancio del tiempo a ras de suelo.
.- El horizonte marca los límites del sueño.
.- Tu gesto de cansancio silencioso.
.- Ofrecerte las manos maduras de alegría.
.- Esa ley que se cierne sobre el vivir cansado de diario.
.- Extranjero: esa piel con costumbre de otras luces.
.- Descubrirse desnudo, desprendido del lastre de los días.
.- Las sombras que dominan los sitios del olvido.
.- Súplica a la carne: Te pido, carne mía, que sepas derrumbarte dignamente.
.- Bajo un simple paraguas se esconde la tristeza cuando llueve.
Hay mucho material para extender la lluvia y la palabra. Todo es ponerse a ello. Ya veremos.