HAY VECES
Enfrentarse
al misterio con las ganas
de
encontrarlo de cara y desafiarlo.
Y,
al mirarlo de frente,
descubrir
que es inútil el empeño
de
tratar de entenderlo,
y conformarse
con
dejarse llevar por sus secretos,
para
evitar así que se corrompa
y
nos deje también a la intemperie,
con
la razón a cuestas y la carga
de
la conciencia en lo alto de la espalda.
Suena
a estrategia falsa, pero hay veces
que
conviene rendirse por un tiempo,
antes
de retornar a la batalla.