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sábado, 16 de diciembre de 2017

Walden

"Con mi experimento aprendí al menos que quien avance confiado en la dirección de sus sueños y acometa la vida tal como la ha imaginado recibirá a cambio una gratificación que no le otorgará el tiempo ordinario. Dejará atrás algunas cosas, cruzará una frontera invisible; leyes nuevas, universales y más tolerantes comenzarán a regir en su interior y a su alrededor; o se modificarán las antiguas, interpretadas en su beneficio, en un sentido más generoso, y vivirá con la libertad de la que gozan seres más elevados. Conforme simplifique su vida, las leyes del universo parecerán menos complicadas y la soledad ya no será soledad, ni la pobreza tal pobreza, ni la debilidad tal debilidad. Si construye castillos en el aire, su obra no se perderá: ahí están bien edificados. Que tan sólo ponga ahora los cimientos bajo esos castillos"



Ficha: "Walden", Henry David Thoreau, editorial Errata Naturae, edición especial 200 aniversario, 369 páginas, ISBN: 9788 416 5444 24


Este año que ya termina ha sido testigo de dos grandes efemérides en el mundo editorial, una, la más obvia y que personalmente me importa un comino, es el centenario de la Revolución Rusa de 1.917, no han faltado los oportunos ensayos, algunos verdaderos tochos, revisando y conmemorando aquel evento crucial de la historia, el otro evento, infinitamente más banal en apariencia, pero que considero más interesante, atractivo y actual ha sido la conmemoración del nacimiento en 1.817 de Henry David Thoreau, uno de los grandes filósofos y pensadores norteamericanos, un filósofo de moda cuyo mensaje parece hoy más actual que en la época en que escribió sus libros hace ya más de ciento cincuenta años. De hecho su figura y su influencia no ha hecho más que agrandarse en todos estos años, y hoy es mucho más leído y conocido que cuando vivió.

Varias editoriales se han lanzado a editar sus obras y ensayos centrados en su figura, ahí están Capitán Swing que ha publicado una versión íntegra de sus diarios, Pepitas de Calabaza con algún ensayo inspirado precisamente en el libro que comento hoy, la editorial Ariel con un bonito ensayo sobre su vida y obra que espero comentar aquí pronto... pero si hay una editorial que lleva años homenajeando y editando obras de Thoreau es Errata Naturae, allí están las principales obras de Thoreau además de un impresionante ensayo, otro más, sobre su vida y obra. Entre todo lo publicado destaca este que comento aquí, una edición especial de Walden, ilustrada y con prólogo del filósofo Michel Onfray, de sobra conocido (y comentado en este blog), la edición no es más que una versión actualizada, e ilustrada, de la que ya se publicó en esta editorial en 2.013 basada en la nueva traducción de Marcos Nava García, una buena costumbre, el reeditar obras importantes con nuevas y cuidadas traducciones. Una edición de lujo que en mi opinión vale la pena tener y guardar como un tesoro, hay muchas versiones editadas de este clásico del pensamiento, también muchas que pululan por la red de forma gratuita, pero ninguna comparable a esta preciosa edición de esta pequeña  e interesante editorial.

Walden es el nombre de la obra más conocida y apreciada de este singular filósofo norteamericano, publicada originalmente en 1.854, relata la experiencia y las reflexiones que acompañaron a su autor durante los dos años, dos meses y dos días que pasó junto al lago Walden viviendo en una pequeña cabaña que había construido con sus propias manos varios años antes. Fue el inicio de un proyecto vital y filosófico que seguramente Thoreau había acariciado durante largo tiempo y que aquel año de 1.845 pudo ser finalmente materializado. Escogió un terreno en la orilla norte de la laguna que era propiedad de su amigo, y también ilustre filósofo, Ralph Waldo Emerson, y allí vivió durante el tiempo señalado hasta que por motivos hoy de sobra conocidos pero no expresados en el libro, abandonó la estancia en aquel apartado lugar. Para los curiosos comentar que el motivo de su salida de la cabaña no fue el que aquella vida le hubiera cansado o causado problemas, sino que antes de la partida de R. W. Emerson en un largo viaje hacia Europa, este le pidió que se alojara en su casa para no dejar a su mujer sola allí. El caso es que Thoreau abandonó la cabaña pero no sin antes haber dejado por escrito una buena cantidad de hojas escritas con sus reflexiones durante aquel tiempo de vida en soledad. Esos apuntes, tomados de forma poco sistemática y escritos a rachas, pues había muchos periodos de tiempo donde él reconoce que no escribía ni leía nada, absorbido como estaba por las labores diarias, o simplemente por el simple y puro disfrute de sus paseos por los bosques, esos escritos sirvieron de base al ensayo que escribió y publicó más tarde en 1.854 y que terminaron convirtiéndose en su obra más apreciada y conocida, aunque eso ya sería de forma póstuma. Al menos no constituyó el fracaso de alguno de sus primeros trabajos a los que el mismo autor hace alusión en Walden.




¿Porqué abandonar una vida más o menos cómoda en la casa familiar de Concord y marcharse a una cabaña en medio del bosque a una milla de su vecino más próximo? ¿era para convertirse en ermitaño y rehuir todo contacto humano?... Thoreau no había cumplido por aquel entonces los treinta años pero en verdad que había vivido mucho, poseedor de una excelente cultura, en Walden hace gala de una buena cantidad de conocimientos tanto de la cultura americana como de obras clásicas, entre las que destacan de forma singular el Bhagavad Gita, había estudiado y leído a los filósofos, pero no se consideraba como tal, ese experimento vital que llevó a cabo a orillas de la laguna Walden no fue otra cosa que su intento de unir en un todo vida y pensamiento, el de considerarse filósofo de verdad, y no un mero profesor de filosofía. No quería ser un filósofo de salón dotado de un mero saber libresco tal y como otros que ya conocía, quería experimentar sus ideas en vivo.

"Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome solo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera del todo necesario. Quería vivir intensamente y extraer el meollo de la vida, vivir de manera tan dura y espartana como para apartar todo lo que no fuera la vida, surcar una divisoria y llevar la vida hasta un rincón y reducirla a sus elementos básicos y, si resultaba mezquina, obtener entonces toda su genuina mezquindad y hacerla pública al mundo; y si fuera sublime, saberlo por experiencia y poder dar cuenta de ello en mi próxima excursión. Porque me parece que la mayoría de los hombres se halla en una extraña incertidumbre acerca de si la vida es cosa del diablo o de Dios, y han deducido algo apresuradamente que el fin principal del hombre es dar gloria a Dios y gozar de él eternamente."




Reflexiones sobre el significado de la vida, descripciones del entorno natural en el que vivía, especialmente de los bosques que rodeaban su cabaña y de la laguna Walden, de sus actividades de construcción de la cabaña, la obtención de los materiales, del trabajo para ganar el dinero suficiente para comenzar su proyecto, su trabajo cultivando un extenso campo de judías, la pesca en el lago, sus encuentros con sus vecinos, sus escapadas a la pequeña ciudad de Concord, la variación del clima y las diferencias en las estaciones, sus ideas sobre cómo vivir, referencias a las obras literarias de su época, sus encuentros con la fauna salvaje y su relación con la misma... el libro es un sinfín de este tipo de pensamientos, más o menos ordenados y agrupados de forma temática en capítulos, aunque Thoreau será libre de expresar en cada uno de ellos cualquier tema que le viene a la cabeza, su escritura viene a ser un reflejo de su persona, libre, anárquica, desapegada... no es en ocasiones una lectura fácil o complaciente con el lector, especialmente por estar salpicada de abundantes notas locales y referencias a obras de su época, oportunamente señaladas por el traductor en un buen número de notas al pie de página que por desgracia restan fluidez a la narración, aunque por otra parte son muy necesarias. El ritmo es muy variable, en ocasiones me veía transportado a los bosques, ríos y la laguna de Walden por una descripción rica y detallada, y otras abusa un poco de la paciencia del lector cuando se enreda en reflexiones que no siempre vienen a cuento.



Solamente el primer capítulo titulado "Economía" sienta las bases del libro, detalla todos los elementos prácticos sobre la construcción de la casa y la obtención de los materiales y constituye por así decirlo un manifiesto sobre las intenciones del autor, toda la filosofía que impregna la obra está en este capítulo de comienzo a fin, es una declaración de intenciones que desde un principio deja las cosas claras... afortunadamente el Thoreau menos político pero más filosófico y enamorado de la naturaleza hace su aparición de forma brillante en el segundo capítulo "Dónde vivía y para qué vivía", aquí por fin se deja de "rollos" políticos e ideológicos y se mete en su terreno, donde tengo que decir que brilla como nadie. A partir de este capítulo va a aparecer con más frecuencia el Thoreau contemplativo, aquel que entra en comunión con la naturaleza y nos deleita con sus descripciones de su vida en los bosques y su particular visión y disfrute de la naturaleza, una visión muy diferente de la que tenían la gran mayoría de sus conciudadanos y que se anticipaba en muchas décadas al pensamiento ecologista, de hecho este libro es uno de los libros de cabecera de cualquier amante de la naturaleza que se precie, pues pocas veces se ha captado con tanta y tan exquisita sensibilidad la belleza y la majestuosidad de la naturaleza. Me ha gustado en especial el capítulo dedicado a la laguna, ese lago que al comienzo es simplemente un elemento más del paisaje, y que poco a poco toma un protagonismo superior al de cualquier otro, bosque y fauna incluidos.

Pero es que hay más, mucho más, Thoreau le dedica un capítulo a los sonidos del bosque, a las lecturas que le acompañaron en su estancia a orillas del lago, a la soledad, a la gente que iba a visitarle (ni rehuía la compañía humana ni estaba tan lejos como par no recibirlas), dedica incluso un capítulo entero a sus faenas como cultivador de judías, o las visitas periódicas que hace a la ciudad... un capítulo lleno de ironía por cierto, o a las lagunas, ese magnífico episodio al que ya he hecho referencia, donde por cierto expresa su desprecio más absoluto por los valores de su época y la admiración por el ciudadano ejemplar, el ciudadano exitoso en los negocios con cuyo nombre bautizan una de las hermosas lagunas de la zona, compañera de su querida Walden:

"No respeto su trabajo ni su granja, donde todo tiene un precio. Ese hombre sería capaz de transportar el paisaje hasta el mercado, sería capaz de transportar a Dios hasta el mercado, si pudiera sacar algo de dinero por ellos; de hecho su único dios es el mercado y todo se le ofrece. Nada crece libremente en su granja: sus campos no dan cosechas, sus praderas no dan flores, sus árboles no dan frutos, solo dólares. No ama la belleza del fruto, pues no ve más fruto que el dólar. Dadme la pobreza que goza de la verdadera riqueza. Los granjeros me parece respetables e interesantes en la medida en que son pobres, pobres granjeros. ¡Una granja modelo! ¡un caserón que se alza como un hongo sobre un montón de estiércol y una sucesión de dependencias, limpias o por limpiar, destinadas a hombres, caballos, vacas y cerdos! ¡Muchos hombres como suministro! ¡Un lugar grasiento que apesta a estiercol y a suero de leche! ¡Una proeza civilizatoria abonada con los corazones y los cerebros de los hombres! ¡También se pueden plantar patatas en el cementerio! Esta es la granja modelo."

El episodio titulado "La granja de Baker" es también muy significativo, allí muestra su encuentro casual con un pobre granjero de la zona y su familia, en él se muestra también la filosofía de vida de Thoreau y su idea de que complicamos innecesariamente nuestras vidas trabajando sin cesar para obtener un dinero que nos permita cubrir necesidades que nos estamos creando constantemente de forma artificial. Para él, artículos tan básicos como el té, la mantequilla, la carne, el azúcar, la carne o el pescado eran simples lujos completamente prescindibles... precisamente porque él ya sabía por experiencia que se podía vivir sin ellos, de modo que no tenía sentido dedicar tiempo y esfuerzo a obtenerlos, arruinando el disfrute de la vida en el proceso. Es muy significativo el párrafo que en la parte inicial del libro resume, de forma filosófica, esta idea:

"¡Simplicidad, ¡simplicidad!, ¡simplicidad! Que vuestros asuntos sean dos o tres, y no cien o mil, y en lugar de un millón, contad media docena y llevad las cuentas con la uña del pulgar. En medio de este mar picado de la vida civilizada, son tales las nubes, las tormentas, las arenas movedizas y los otros mil asuntos que debe uno enfrentar, que un hombre, si no quiere naufragar e irse a pique y bogar sin llegar nunca a puerto, no tiene más remedio que navegar a estima, y para ello sin duda deberá ser un maestro haciendo cálculos. Simplificad, simplificad. En lugar de tres comidas al día haced si es preciso tan solo una; cinco platos en lugar de cien, y reducir las demás cosas en la misma proporción."

Avaricia capaz de esquilmar la vida y el medio natural, carencia de inteligencia del que se esclaviza por cubrir unas necesidades que él mismo se crea... ambas son las dos caras de la misma moneda. ¿Han quedado obsoletas en alguna forma estas palabras pronunciadas hace más de ciento cincuenta años?... creo que no.

El libro en su última parte se centra en la naturaleza, en la fauna que merodea por los bosques, en la sabiduría de la naturaleza, en la estación invernal, verdaderamente extrema, y en cómo sobrevivir en aquellas condiciones, la laguna en invierno y la fauna que le rodea... y un maravilloso capítulo dedicado al resurgimiento de la vida en primavera y los cambios que operaban en la laguna, el terreno y los bosques. En resumen todo un canto a la belleza y al valor de la naturaleza en sí misma y al tesoro que pueden ofrecer al hombre que sabe contemplarlas. Es uno de esos libros donde da igual por donde lo abras y comiences a leer... poco a poco te van calando las ideas del singular filósofo y terminas enganchado. No creo que visite nunca los EEUU, pero si lo hiciera... no me perdería un viaje a Concord aunque sea para ver con mis propios ojos esa laguna y esa parcela del bosque donde hoy unas piedras y una inscripción revelan el sitio en el que Thoreau pasó aquellos dos intensos años.

Como propina aquí tenéis un vídeo, en inglés, con una visita guiada a la laguna de Walden y al lugar donde levantó su cabaña, y otro donde se recitan reflexiones del ensayo y se visualiza la laguna, el entorno y una reconstrucción de la cabaña. En fin, Thoreau por suerte o por desgracia está de moda y va a seguir estándolo, aquellos que disfrutamos con sus reflexiones y compartimos, en mayor o menor medida, su filosofía de vida estamos por lo tanto de suerte, hay material de sobra para leer, visualizar y reflexionar.

Lo mejor: Uno de esos clásicos que hay que leer, un canto de amor a la naturaleza lleno de asombro y sentido de la maravilla ante la contemplación del mundo, exento por otra parte de idealizaciones, Thoreau era muy consciente de la dureza y la crueldad, aparente, del medio natural... su estancia de aquellos dos años está lejos de ser unas vacaciones en el paraiso terrenal, aun así da la impresión de que aquel periodo de su vida posiblemente fue el más feliz y de que consiguió llevar a buen término su experimento. Si quería demostrarse a sí mismo que podía simplificar significativamente su existencia, sin merma alguna de la calidad de la misma, el experimento fue todo un éxito, al menos temporal. No obstante, sus inquietudes y su carácter difícilmente le hubieran permitido una estancia más prolongada allí. Da la impresión de que consiguió lo que se proponía, extraerle a la vida lo que en ese momento necesitaba, y allí dejó abandonada la cabaña, como las mondas de un rico fruto. No volvió a repetir el experimento, pero tampoco lo olvidó, de eso da buena fe esta obra escrita años después no sin un toque, intenso según mi opinión, de añoranza por aquellos años pasados en soledad.

Lo peor: El texto posee muchos niveles y altibajos, el ritmo también es muy variable, en ocasiones su lectura resulta fácil, otras veces no tanto. El autor en ocasiones parece tocado por la inspiración y en otras se pierde en reflexiones un tanto farragosas. Para el lector habitual de ensayos no hay reto alguno en leer este libro de cabo a rabo... para aquel que busque una historia en la que poner el piloto automático y devorar páginas sin darse cuenta, mejor que busque otra cosa, Thoreau le pondrá de los nervios, eso lo aseguro. 

jueves, 23 de noviembre de 2017

Las Bellas Extranjeras

"Regresamos a la ciudad y encontramos finalmente la librería en la que tendría lugar la lectura. En uno de los escaparates estaban dispuestos unos cuantos libros rumanos; entre ellos se encontraba mi recién publicada novela, con una aduladora presentación en un folio adyacente. Sabía que ese montaje no existía ayer y que desaparecería mañana y, sin embargo, no pude evitar que me recorriera la espalda un escalofrío. Hasta una foto le hice. Qué triste es el destino de los escritores rumanos: unas rarezas en absoluto interesantes, llegadas de un espacio completamente ignorado, de un país sin identidad, sin historia, del que no se espera nada y de sus habitantes tampoco. Pero esa es una vieja historia... "



Ficha: "Las Bellas Extranjeras", Mircea Cârtârescu, Impedimenta, 249 páginas, ISBN: 978 841 557 8550

En la nota introductoria que escribió la traductora, Marian Ochoa de Eribe, se hace eco de la advertencia que el propio autor escribió en la edición rumana, el tono y el estilo de escritura de Mircea C. es tan diferente respecto a sus anteriores obras que puede despistar y sorprender a los lectores que ya le conozcan y se hayan enfrentado a la lectura de "Nostalgia" o "Lulu" por ejemplo... la forma y estilo de esta recopilación de relatos, alguno aparecido por entregas en revistas literarias, es muy distinta... tras su lectura he recordado a ese breve relato incluido en "El ojo castaño de nuestro amor" titulado "Mis primeros pantalones vaqueros". Creo que es casi lo único que he leído de este autor que me recuerde a lo que se puede leer en este singular "Las Bellas Extranjeras" .

No obstante me formulo la misma pregunta pero al revés... ¿qué pensaría algún lector que por azar de la fortuna se tope primero con este libro, e interesado por el autor, se atreva con "Nostalgia", con "Lulú" o no digamos ya con la impresionante y demoledora "Solenoide"... creo que la impresión y el sentimiento de estar absolutamente perdido sería aún mucho mayor.

Escribo todo esto porque aunque me ha encantado este libro, es bueno a rabiar, el tono y el estilo es muy distinto al del resto de su obra. Aquí nos encontramos con un narrador virtuoso, irónico, mordaz, que sabe lanzar abundantes dardos contra aquello que encuentra criticable... aunque siempre de "buen rollo". Si el propósito de Cârtârescu era hacernos pasar un buen rato y arrancar, no ya una sonrisa, sino una buena carcajada al lector, hacer que este se retuerza en la silla y tenga que llevarse las manos a la boca para no llamar la atención si está en un lugar público, lo consigue plenamente. Al menos ese es el efecto que ha conseguido conmigo... el torturado escritor narrador de alucinantes pasajes oníricos y sentidos párrafos de corte filosófico que remueve a conciencia el alma humana, toma en esta recopilación de historias basadas en anécdotas de su propia vida el papel de un ácido y sarcástico humorista, que no deja títere con cabeza y que ante todo demuestra una gran habilidad para reírse de sí mismo.

Algo había entrevisto en sus dos obras aquí comentadas ya... una anécdota hilarante con el punto de mira de su inocencia de juventud y una sutil ironía que en ocasiones envuelve algunos de sus textos... pero lo que era un fuego disperso y de ligero calibre se torna aquí un auténtico bombardeo artillero con piezas de todos los tamaños. Este "Las Bellas Extranjeras" es uno de los textos más mordaces y humorísticos con los que me he encontrado en mi vida de lector, en ocasiones resulta absolutamente brutal... de hecho cuando terminé el relato con el que finaliza el libro me dieron ganas de aplaudir :-).




El primer relato "Ántrax", nos conduce al mundo paranoico de un escritor que de forma más o menos forzada se ve obligado a salir de su caparazón protector y tratar con todo tipo de variopintos personajes durante la promoción de sus libros... en medio de la psicosis desatada con aquel masivo envío de cartas infectadas con Ántrax que se vivió a comienzos de este siglo se creerá objeto de una misiva infectada que ha sido enviada por un desconocido admirador desde Dinamarca. La rocambolesca historia de la recogida de la carta, el intento de "desactivación" de la misma y las peripecias en las dependencias de la policía hasta esclarecer el asunto, narradas con gracia y con unos vericuetos en verdad sorprendentes nos harán empezar a cogerle el gusto a este comienzo del libro.

El segundo, mucho más extenso y el que da título al libro, publicado en alguna revista literaria por entregas, de ahí seguramente su subdivisión en capítulos y la presencia de algunas repeticiones, nos muestra las peripecias de un grupo de una docena de escritores rumanos, con Cârtârescu a la cabeza, que fueron invitados a un viaje promocional de su obra y la literatura de su país a lo largo y ancho de la geografía francesa, con inicio y final por supuesto y como no podía ser de otra forma en París. Peripecias más o menos afortunadas, un retrato cómico de sus compañeros de viaje, de los lugares que se visitan, una denuncia de los prejuicios con los que los franceses, y el resto de europeos españoles incluidos me atrevo a decir, tienen sobre los rumanos y Rumanía en general. Si una vez en una película vi a un personaje exclamar que "los irlandeses son los negros de Europa", habría que decir que en todo caso son los negros del norte de Europa, porque peor reputación que los rumanos no tiene ninguna otra nación europea. Recuerdo todavía los mensajes ofensivos que circularon por la red justo antes de la adhesión a la Unión Europea de Rumanía y Bulgaria en 2.007... imágenes de Rumanía compuesta por cuadros pintorescos de chabolas, tribus gitanas, carrocerías de automóviles reconvertidas en carromatos de caballos y otras más ofensivas que me niego a transcribir aquí... Cârtârescu reconoce que buena parte de los prejuicios que sobre Rumanía tenían los franceses que les atendieron en aquel viaje poseen un buen fundamento, no pinta un cuadro idealista de sus paisanos y su país, en absoluto. Pero al final terminará indignado por el trato recibido en varios puntos de su viaje... ¿real o ficticio?, probablemente exagerado a posta para incrementar la comicidad, pero con una buena base real sin duda.

Hay varias escenas memorables, pero me quedo de todas todas con la velada literaria en el manicomio y esa "cena rumana" con la que los anfitriones pretenden agasajar a sus invitados... piezas del más demoledor y corrosivo humor negro que he podido leer nunca:

"Una vez, en Venecia, se me ocurrió pedir, en un restaurante cuyas luces se reflejaban en la laguna, pulpo guisado en su propia salsa. Me trajeron unos cartílagos en un agua negra. La carne con ventosas estuvo dando vueltas en mi estómago toda la noche. La sopa rumana conseguía combinar ahora el pulpo en su tinta con la tradición espartana: no se podía ni comer. A través de su melancólico caldo del color de las aguas del Danubio se adivinaban a veces sus extraños habitantes: algún que otro fideo como un gusano con anillos, algún cubo de carne de ternera fibrosa con uno de los lados cubierto por una piel gruesa, azulada, alguna pizca verde de apio silvestre, reseca y pegada al borde del plato como un pequeño cocodrilo friéndose al sol. Habría sido preferible un plato de agua del Mar Muerto: al menos habríamos tenido sal... Tuvimos la osadía de probar aquella sustancia limosa: olía a humo de parrilla, como la salsa barbacoa que te ponen con la Big Mac... "

Tras el largo relato de las peripecias por Francia, donde no faltan como apunté antes las críticas a los prejuicios sobre Rumanía, ni tampoco los oportunos "mea culpa" el libro culmina con la narración de un absurdo y surrealista viaje que el autor emprendió en 1.988 cuando fue invitado a participar en una jornada literaria en un pueblecito desconocido de su país... "El viaje del hambre" constituye el relato del fin de una ilusión, de un chasco monumental entre las pretensiones literarias de un joven con la cabeza llena de pájaros y la sucia realidad de una nación capaz de aplastar los sueños más impetuosos. Ese choque brutal entre las altas expectativas y la crudeza de la realidad de la Rumanía de finales de los ochenta forman la necesaria alineación planetaria para el desastre que nos relata el bueno de Mircea... en esta ocasión es él mismo y la realidad social de su país el objeto de su burla. Pensar que este libro ha sido todo un éxito de ventas en su país da que pensar sobre el sentido del humor de los rumanos, a los que por lo visto no les duele demasiado verse retratados con trazos tan gruesos y poco atractivos. De nuevo las situaciones inusuales, en un "más difícil todavía" hilarante que hace pensar al lector "por favor ¡ten un poco de piedad de ti mismo, ya está bien!".

Comento finalmente que este libro recibió el premio literario "Euskadi" de Plata en 2.014.

Lo mejor: Una narración en un tono muy distinto al habitual en Cârtârescu pero que resulta finalmente una agradable sorpresa, otra más, que habla muy a favor de la maestría como narrador de un escritor brillante. No puede ser catalogado como lo mejor que ha escrito y desde luego no está a la altura de las cimas de su obra literaria ("Nostalgia", "Lulú", "Solenoide" etc) pero que no resulta en modo alguno decepcionante, todo lo contrario, se agradece ese cambio de registro y esa capacidad de conmover al lector, esta vez a través del humor. Muy divertido, pleno de referencias culturales y datos sobre el mundo literario rumano, uno sin duda de los más singulares y desconocidos de Europa. Muy recomendable.

Lo peor: Para los admiradores del habitual narrador imaginativo, poético y filosófico, un auténtico artesano virtuoso del lenguaje, esta es una obra menor. Sin embargo creo que se puede disfrutar mucho... eso sí, quien busque una recomendación asequible y razonable para introducirse en su obra deberían evitar este "Las Bellas Extranjeras" y comenzar por "El ojo castaño de nuestro amor", una obra que muestra mucho mejor la variedad de registros de la que es capaz el escritor rumano. Lo dicho, quien guste de esta obra y la utilice como introducción al resto puede llevarse una enorme sorpresa, buena o mala depende ya de los gustos de cada cual ;-).

domingo, 11 de septiembre de 2016

La Comisión para la Inmortalización

"El resultado final de una investigación científica es lograr que la humanidad vuelva a su propia existencia inextricable. En lugar de permitir que la muerte sea vencida, produce tecnologías todavía más potentes de destrucción masiva. Nada de esto es culpa de la ciencia. El incremento del conocimiento aumenta la cantidad de cosas que los humanos pueden hacer. No puede evitar que sean lo que son."


 Ficha: "La comisión para la inmortalización", John N. Gray, editorial Sexto Piso, 242 páginas, ISBN: 978 841 560 1715

 Tras la lectura de su libro "El silencio de los animales" me dije que seguramente no volvería a leer nada de John N. Gray simplemente por el hecho de que me parece un filósofo que en esencia sigue dándole vueltas a las mismas ideas: todo su pensamiento gira en torno a la naturaleza animal del ser humano y la crítica y demolición sistemática de cualquier ideología, credo religioso o idea que busque otorgarnos una naturaleza que no poseemos... llámese religión cristiana, llámese humanismo o fe en el progreso y la ciencia.

Según la teoría de la evolución de Darwin solo somos un animal que evolucionó como cualquiera de los millones de especies presentes en el mundo, una evolución que nos empuja sin un propósito concreto, y que solamente ha producido un animal extremadamente inteligente y autoconsciente por casualidad, no había propósito alguno en ello, ninguna deidad o entidad poderosa o inteligente que haya guiado nuestros pasos y de ahí saca la conclusión de que tampoco terminaremos convertidos en ningún ser especialmente mejor de lo que somos ahora o de lo que hemos sido en el pasado, pues la evolución no posee dirección alguna en ese sentido, ni en ningún otro. La misma evolución que proporcionó alas a las aves para a continuación atrofiárselas a las gallinas o al Kiwi, la misma que proporcionó patas a un mamífero parecido a un tapir y que se las transformó en aletas convirtiéndolo en una ballena nos ha proporcionado un cerebro extremadamente inteligente, los humanos somos un resultado inesperado de la evolución animal y nada más.

Ello evidentemente, al menos para el Sr. Gray, choca de plano con los dogmas de la mayoría de las religiones que otorgan un papel especial al ser humano, pero también con las creencias en el valor intrínseco de la especie humana y su especial papel en la evolución de la vida, choca con la creencia de progreso inevitable de la humanidad y también por supuesto con cualquier idea sobre un plano más allá de la naturaleza física del mundo como destino de las almas de los fallecidos y una futura evolución de un "superhombre" o una super-humanidad cualitativamente mejor que la que ya conocemos. Para Gray nuestra naturaleza animal y nuestra esencial imperfección van a hacer siempre fracasar cualquier intento de elevarnos por encima de cualquier otra especie de ser vivo en la tierra. Como bien apuntó un lector de este blog en su día, Gray es radicalmente ateo y a la vez muy consecuente con su pensamiento... Gray no ha cambiado la fe de la religión en otra vida o en el paraíso por la fe en la humanidad, en el progreso, o mucho menos por la fe en una futura mejora de la naturaleza humana. La verdad es que un examen histórico de los últimos cuatro o cinco siglos, sin necesidad de irnos más atrás, parece darle la razón.

Todo lo que comento queda meridianamente claro en su breve y contundente ensayo "Perros de paja", ya comentado en este blog, por eso para todo aquel que quiera iniciarse en la lectura de este filófoso recomiendo comenzar por esta obra. No obstante lo dicho, y aunque hace ya tiempo que el Sr. Gray no aporta ideas nuevas, hay algo en él, en su forma elegante de presentar los temas, en la erudición de la que hace gala últimamente y en su estilo que hace que leerle sea siempre interesante. Ya sabemos de partida cuales son sus ideas, no hay sorpresas en ese aspecto, pero uno no deja de asombrarse por el partido que les saca, su tono sombrío y crudamente realista por un lado, pero literario y preciosista por otro. Con los años va evolucionando y mostrándose sin lugar a dudas como un mejor escritor... aunque siempre de vueltas sobre lo mismo. Por eso he disfrutado de la lectura de este ensayo, porque a través de dos casos concretos en la historia "tirará del hilo" y terminará con un par de ensayos sorprendentes, tenemos el auge de la parapsicología y el espiritismo en la Inglaterra victoriana por un lado, y la fallida construcción de ese "nuevo hombre" que pretendía el comunismo soviético por el otro. Esa "Comisión para la Inmortalización" que da el título al ensayo y que pretendió entre otras cosas preservar de la corrupción la momia de Lénin, una historia tremenda y rocambolesca.




Por sus páginas veremos pasar a una serie de personajes de la Gran Bretaña del siglo XIX que pretendían la insólita tarea de investigar por medios supuestamente científicos la existencia de vida en el más allá, sesiones de espiritismo que no eran más que trucos de prestidigitación, y sobre todo la llamada "escritura automática", en la que se centra la primera parte del libro. En unos tiempos en los que todavía no habían comenzado los estudios sobre el subconsciente ese tipo de escritura, no consciente y realizada bajo autosugestión se tenía por prueba de la comunicación con el más allá... cuando no era otra cosa de una escritura generada en un "más acá" oculto y fragmentario como el mundo de las experiencias oníricas. Gray nos va a contar con todo tipo de detalles las tribulaciones de una serie de personajes muy conocidos de la época que creyeron haber encontrado en ese tipo de fenómenos una prueba más que evidente de que había otro mundo paralelo al nuestro y habitado por los espíritus de los fallecidos... un bulo, un autoengaño motivado sin duda por la añoranza y un deseo de recuperar a seres queridos ya fallecidos que duró hasta bien entrado el siglo XX, y al que no fueron ajenos personas con una buena educación y formación científica. La superstición religiosa como vemos puede mutar y adquirir formas sorprendentes.

La segunda parte del libro nos llevará de viaje a la Rusia de la revolución de octubre y sus trágicas consecuencias, tendrá como protagonistas en este caso no a los buscadores de pruebas de la existencia de vida más allá de la muerte, sino de aquellos que poco menos pretendieron endiosar al ser humano... a un futuro ser humano inexistente en el presente pero que terminaría surgiendo de las cenizas del mundo tal y como se había conocido. La historia demostró que no hay nada bueno que pueda surgir de la muerte y la destrucción, sólo más de lo mismo. Aquí tenemos a un escritor británico muy conocido, nada más y nada menos que a H.G. Wells y sus ideas de una futura utopía humana visitando la URSS y enamorándose de una misteriosa mujer secretaria de Gorki... una historia que a la vista de los sucesos acaecidos los siguientes años parece sacada de una novela negra.

El caso es que el escritor británico, firme defensor de una futura utopía en sus inicios, terminaría sus últimos días hundido en el más negro pesimismo. En otra historia paralela al pensamiento de Wells veremos los esfuerzos de las autoridades soviéticas en "forjar" un nuevo tipo de ciudadano y de hombre a base de destruir el antiguo orden, aplastar la naturaleza humana, y de como todo ese experimento masivo a gran escala, que ocasionó más víctimas al final que el holocausto nazi, terminó simplemente creando un estado fallido que terminó funcionando por pura inercia durante décadas, colapsándose al final de los ochenta. Hay pasajes de esta segunda parte que me han recordado mucho al trabajo de Martin Amis en su ensayo "Koba el temible" y que forman un cuadro realmente espantoso en el que sin duda alguna el Sr. Gray se recrea una y otra vez para estampárselo en la cara a todo aquel que a estas alturas le venga con hermosos ideales de una futura humanidad mejorada gracias a la política, las máquinas, la genética o la ciencia en general.

Tras esta visita al museo de los horrores del comunismo soviético de Lénin y Stálin, y las decepciones del Sr. Wells y en general de todos los que han creído en algún tipo de utopía futura, especialmente en ese terrible siglo XX del cual somos aún grandes deudores, el libro abandona su forma de ensayo literario y de investigación histórica y culmina en un pequeño ensayo filosófico mucho más en la línea de los habituales trabajos de este polémico y controvertido filósofo. Básicamente se dedica a poner en tela de juicio todos los proyectos en pos de un intento de alcanzar la inmortalidad a través de la ciencia, se habla de la suspensión criogénica y sus problemas, pero más que atiborrarnos de datos Gray hace hincapié en que la idea misma en en sí descabellada, de que conducir la marcha hacia ese objetivo, el de vencer a la muerte, es en sí una aberración, y de que la fe en el progreso de la humanidad de la mano de la ciencia y la tecnología no es más que un mito.

"Los mitos modernos están fuera de la realidad más que ninguno de los que puedan hallarse entre pueblos tradicionales, mientras que los absurdos de la fe son menos ofensivos a la razón que las afirmaciones hechas en nombre de la ciencia. La resurrección de los muertos al final de los tiempos no es tan increíble como la idea de que la humanidad, provista de cada vez más conocimientos, va camino a un mundo mejor"


Lo mejor: Tenemos de nuevo a un John N. Gray con la contundencia de siempre en denunciar aquellas ideas de los tiempos actuales que considera equivocadas y a la vez con un nuevo escritor cada vez más alejado de la escritura de un ensayo típico. Ambos van de la mano en este libro pero vamos a tener mucho más de lo segundo, de un trabajo de investigación histórica detallado, denso, con muchas referencias, nombres e historias donde el filósofo pasa a un segundo plano y nos expone sus ideas solo de forma indirecta... junto con un breve e intenso epílogo donde aparece el pensador contundente, combativo y tan políticamente incorrecto de siempre. Quizás solo por eso merece la pena seguir leyéndole, porque su voz tremendista y pesimista, pero a la vez sensata, sirve de contrapeso a cualquier optimismo infundado o interesado.

Lo peor: Si los adalides de la fe en el progreso de la humanidad se equivocan ¿no se equivocarán también los pájaros de mal agüero como el Sr. Gray? ¿acaso podemos basándonos en la pasada experiencia predecir lo que nos vamos a encontrar en los próximos tiempos?. Creo que la ingenuidad, generalmente estúpida e interesada, así como el pesimismo medular con aires de sabiduría pecan de los mismos excesos. En mi humilde opinión el futuro es una tierra en tinieblas que solamente se despejarán paso a paso... para ser sustituidas por otras seguramente pero que se despejarán sin duda. Me quedo con la visión de Yuval Noah Harari expresada en su excelente "De animales a dioses" de que el futuro sigue abierto y no podemos pretender conocerlo en base a las experiencias pasadas tal y como intentan el Sr. Gray y otros filósofos pesimistas, ¿se puede ser otra cosa que pesimista cuando se examinan por ejemplo los avatares políticos del pasado siglo?, y por supuesto me quedo más con el pensamiento de David Deutsch y su impactante ensayo "El comienzo del infinito" en el sentido de que pinta a una humanidad liderada por el pensamiento científico capaz de enfrentarse con éxito a cualquier problema, y también por desgracia capaz de crearse problemas inimaginables... porque eso es una constante con la que seguramente John N Gray estaría de acuerdo, el camino de la humanidad no es más que una carrera de obstáculos si, pero donde es tan absurdo negar el hecho de que nosotros mismos somos parte del problema, como negar el hecho de la capacidad humana de superar lo que le pongan por delante. La mera existencia de naciones como Rusia, Ucrania o incluso Alemania o Japón tras todo lo experimentado el pasado siglo XX ¿no tendría que hacer reflexionar también un poco a filósofos e historiadores expertos en los mil matices del color negro como el Sr. Gray? ;-).

miércoles, 3 de febrero de 2016

De la soltería


"En realidad hay muchas razones que cualquier soltero podría aducir lindamente para defender su soltería: "Porque me gustan mucho las mujeres", "porque no me gustan los niños", "porque me gusta tener espacios de soledad"... Yo mismo podría alegar cualquiera de ellas, y de hecho las retomaremos con calma más adelante. Pero hay otra respuesta -en forma de pregunta- para responder a los curiosos que quieren saber por qué no nos casamos. "Y por qué voy a hacerlo?" sería esa respuesta, tal vez algo desafiante e insatisfactoria para nuestro interlocutor, pero totalmente plausible en teoría, porque casarse es, en último término, un hecho aleatorio, y sería absurdo justificar con razones todo aquello que no hacemos en la vida".


Ficha: "De la soltería: reflexiones libres sobre la vida célibe", Javier Garcia Gibert, Editorial Biblioteca Nueva,  317 páginas, ISBN: 9788 416095391

En cuanto vi la reseña de este libro en la revista de filosofía que leo con cierta asiduidad, me dije que valdría la pena echarle un vistazo. He visto ensayos sobre los más variados temas, pero un ensayo dedicado al tema de la "soltería", este estado civil en el que sigo estando teóricamente a mis 47 años. Aunque según las indicaciones de su autor nunca he estado del todo en él, máxime cuando desde hace dos años y pico comparto lo mejor de mi vida con una mujer maravillosa, que espero que no se asome demasiado por este blog... ;-). Aun así, antes de esa época tampoco constituía un soltero "perfecto" tal y como lo define Javier García en este ameno ensayo. Para ello ese estado debería haber sido plenamente, o casi, vocacional y debería haber vivido solo. 

A pesar de mi imperfección solteril y mi todavía relativamente nuevo estado de "comprometido", pues ya ni siquiera soy para nada un  "single"; la verdad es que he sentido mucho de lo que habla el autor como propio, como algo que me toca la fibra sensible. También es cierto que no puedo suscribir punto por punto todas las ideas esgrimidas por el autor, pero sí que coincido con bastantes y desde luego que me reconozco en muchas de las situaciones reflejadas en este ensayo. Un libro que como su autor muy bien indica, tan solo pretende reivindicar la situación de la soltería como una opción vital tan válida como otra cualquiera, y no, como tantas veces se pretende desde tiempos inmemoriales, como calificar dicho estado de prueba de la existencia de una anomalía, aberración, tara o simplemente la antesala, en ocasiones interminable, de algo mejor, de un proyecto familiar nunca llevado a cabo... en definitiva de un fracaso como persona. Evidentemente no es así, el soltero tiene tanto derecho como el casado que ha constituido, o constituyó, una familia a sentirse a gusto con su opción vital... e incluso, como bien explica en el libro, dicha opción en algunos casos es la más conveniente si alberga la intención de llevar a cabo una labor intelectual fecunda e intensa. 

Para empezar tengo que alabar el estilo y buen hacer de Javier García Gibert, doctor en filología, y autor de media docena de ensayos, su forma de escribir, tal y como cabría esperar de un doctor en filología y ensayista es sobresaliente; no obstante, titulaciones aparte, se nota en esa forma de escribir el buen hacer de un autor experimentado y con innumerables y excelentes lecturas no solo "devoradas", como hacemos algunos, sino bien asimiladas. Esa forma de escribir, que me recuerda a los grandes autores de las letras españolas, simplemente me ha encantado, y la lectura del libro de principio a fin ha constituido todo un placer... algo que no puedo decir siempre de las obras que comento aquí.


Tras un prólogo que sienta las bases de lo que va a ser el resto de la obra, una visión personal y subjetiva del fenómeno de la soltería, el autor se lanza a mostrar una, también muy personal, visión de la historia de la consideración de ese estado u opción vital a través de la historia. Recorreremos la antigüedad, la Edad Media y en un capítulo donde el autor pisa terreno más firme, el de la literatura, su especialidad; allí le veremos realizar un interesante análisis de tres mitos de la literatura hispana y su relación con el tema de la soltería, hablamos de La Celestina, El Quijote y Don Juan... tres pequeños ensayos dentro del libro que harán las delicias de los aficionados a las letras. J.G. Gibert nos va a convencer de algo que los solteros, perfectos o imperfectos, ya sabíamos... que no se ha abierto nunca el periodo de "veda" de la reprobación social de la soltería. Vemos progreso en la aceptación de las diferencias de sexo y la emancipación de la mujer, aunque quede un abismo todavía por cubrir hay innegables avances en esto, lo mismo cabe decir con la aceptación de las diferencias raciales y las opciones sexuales que se salen de la "norma", pero no existe avance en la consideración del soltero como ciudadano de segunda, por mucho que avispados publicistas y empresarios hayan encontrado un filón en ofrecer productos para "singles", especialmente en aquellos diseñados para ayudar a los "pobrecitos" a salir de ese supuestamente penoso e indeseado estado, y de paso "sacarles las perras"... 

Tras esta personal visión de la historia de la soltería, en la segunda parte el autor se introduce en temas más psicológicos, no dudando en mostrarnos de vez en cuando ejemplos y situaciones sacados de su propia vida, la elección vital de tal estado y sus consecuencias serán analizados en esta ocasión, el dilema de casarse o no casarse, la diferente perspectiva desde el punto de vista del hombre y la mujer y  las distintas formas de enfocar el tema... para los que se lo hayan planteado claro. En este punto del libro comienzan, y ya se hará frecuente, las opiniones y vivencias personales del autor, donde va dejando claro, más o menos, el porqué de su elección personal. En resumidas cuentas la elección que nunca es fácil entre dos cestos llenos de pros y contras, porque tanto bueno o malo se puede decir de una opción u otra, especialmente desde el punto de vista del varón soltero, que es el que se trata mayormente en el libro.

"Mientras los vivos sigan leyendo a los muertos, ¿quién va a impedirme que abrigue la esperanza de que, una vez yo desaparecido, alguien se tope con uno de mis libros y de corazón aprecie, no tanto el mérito de la sabiduría, como el del amor de un ser que vivió con mi nombre y mis apellidos a la tradición y que encarnó del modo más bello y más persuasivo esa sabiduría? ¿Y no estaré viviendo entonces, aunque solo sea por un instante, una pequeña eternidad? Quizá existen inmortales de mayor alcance y envergadura. Pero yo no soy capaz de imaginarlas"

De todos los capítulos del libro, mi favorito con diferencia es el sexto, donde se cuenta la historia de tres solteros célebres, Henri-Frédéric Amiel, S. Kierkegaard y F. Kafka, que vivieron una soltería harto problemática, especialmente el último de los tres. Ejemplos los tres de lo que NO debería constituir la elección de la soltería, la negación de la elección misma poniendo de coartada un ideal que por supuesto nunca se materializa en el primer caso, la falta de conocimiento de uno mismo en el caso de Kierkegaard, y la fobia al compromiso en el caso de Kafka. Tres historias narradas meticulosamente, en consonancia con el tema del libro, que poseen un gran interés humano, y que nos muestran lo difícil que en ocasiones resulta el tan manido y extraño consejo de "ser ante todo uno mismo".

La relación, siempre especial, y en ocasiones problemática del soltero y las mujeres será el protagonista del siguiente capítulo, quien espere en el mismo ver un retrato negativo, deforme, poco elegante o caballeroso del bello sexo se equivocará de plano, el autor a mi juicio evita caer tanto en la idealización, aunque muestre ejemplos de ello, como en la misoginia. Ante todo y casi desde el comienzo del libro nos viene a recalcar que a pesar de su elección vital y de lo que opina a cerca del matrimonio, él está lejos de menospreciar o detestar a las mujeres... de hecho, más bien nos viene a decir justo lo contrario, que si algo nos puede gustar "demasiado" en la vida, ese es precisamente su caso con las féminas. Ello por supuesto no le coarta a la hora de decir con claridad lo que no soportaría de una convivencia continuada con una, por mucho que la amase, y simplemente pone distancia de por medio. Entramos de lleno en la parte más "políticamente incorrecta" del libro... pero como en mi opinión quien quiere ofenderse encontrará fácilmente cualquier excusa, real o imaginada, alabo la sinceridad y la falta de "paños calientes" empleados por el autor, siempre, eso sí, desde la caballerosidad, la elegancia y el respeto.

El sexo y la soltería serán los protagonistas de la parte final del libro, conforme este avanza se van tocando temas más "escabrosos" pero también comienza a aflorar en mayor medida las opiniones personales del autor y su experiencia propia... sin embargo no hay peligro de que el libro derive hacia una especie de autobiografía, afortunadamente el autor está muy comedido en este terreno, abunda en ejemplos sacados de la historia de la literatura, el arte y la filosofía, y sabe mantener el pulso de interés con el lector en cada momento con este torrente de referencias entresacadas del impresionante acervo cultural europeo donde parece moverse como pez en el agua. Una delicia esta parte del libro.

Y para finalizar ese especial capítulo que dedica a su biblioteca y su relación personal con la misma... me he visto retratado en más de una ocasión en esta parte del ensayo, y si, yo también poseo una, mucho, muchísimo más modesta que la que Javier García Gibert debe poseer en casa, pero donde me siento más a gusto que en ninguna parte. He leído estas últimas páginas del libro como "con bata y en zapatillas"... termino con una transcripción de un fragmento recogido en este capítulo de una obra anterior del autor:

"Las mujeres están siempre fuera de los libros -a veces más acá, a veces más allá-, son siempre, y en algún grado, superiores o inferiores a lo que los libros son y significan, y nos dan, por consiguiente, la medida exacta de lo que valen (tanto ellas como ellos). Un hombre se transparenta siempre en mi biblioteca: a su través, nítidamente, sigo viendo los libros que forman parte de ella. La presencia del hombre no los cuestiona, ni los justifica, ni los contradice. La mujer, en cambio, puede hacerse opaca y Mujer frente a ellos, provocando picos de revelación y de rebelión. O por decirlo de otra manera: un hombre está en su biblioteca como un monarca por sus dominios; solo la mujer puede hacer que se sienta como un monstruo por su laberinto. Pero eso, afortunadamente, solo ocurre a veces y por poco tiempo. Y no es malo, a fin de cuentas: solo es ampliar la perspectiva". 



Lo mejor: Un ensayo excelente, ameno, instructivo, sorprendente en ocasiones, divertido en otras, lleno de ejemplos sacados de la historia de la literatura, la filosofía, el arte y la historia en general, pero también con abundancia de opiniones y vivencias propias de su autor. No es para nada uno de esos ensayos asépticos, que cada vez me gustan menos, donde el autor desaparece y asemejan ser obra de un fantasma. Muy recomendable y mucho más variado de lo que se puede presumir en un primer vistazo superficial, incluida esta reseña por supuesto. Apunto en mi lista de libros pendientes de leer o adquirir su anterior ensayo "Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición", creo que seguiré leyendo a este autor.


Lo peor: Como muy bien apunta el autor en el prólogo no es un tratado completo acerca de la soltería, aunque lo parezca, no posee pretensión científica ni utilidad pragmática alguna, ni es tampoco, afortunadamente, manual de auto-ayuda; ni tampoco un panfleto reivindicativo de la soltería. Para mí ha constituido ante todo una lectura edificante, amena y bastante instructiva... pero que nadie le busque mayor hondura ni pretensiones porque coincido con el autor en que el ensayo no las tiene ¿cómo podría si habla de un tema tan personal que cada cual ha de enfrentar a su manera y en función de su naturaleza y circunstancias?. 


martes, 1 de diciembre de 2015

Orwell, ensayos



"La decencia es el rasgo fundamental de la obra de Orwell y, sin embargo, no se trata de una virtud literaria, como tampoco lo es el coraje, del que Orwell siempre dispuso para desmantelar las mentiras sin importarle de quién procedieran. Entonces volvemos a preguntarnos cómo es ese magnetismo irresistible de sus textos, si no es literario. Y descubrimos que, en tiempos tenebrosos, las más elementales virtudes morales cobran fuerza como virtudes literarias y políticas. Y así sucede en la escritura política de Orwell. Consigue, sin enarbolar la autoridad protectora de los clásicos, a los que raramente cita, aquello a lo que aspiraba el canon griego: aunar lo bello, lo bueno y lo justo, concebidos como la misma cosa, y hacerlo de forma natural, sin declaraciones explícitas, sin grandilocuencia ni artificio, como si no pudiera evitar ser como es".

Irene Lozano, prólogo a los ensayos de Orwell.

Ficha: "George Orwell, ensayos", editorial Debolsillo, 975 páginas, ISBN: 978 84 9989 086 9


Vuelvo a la carga con mis comentarios de libros tras un "mes sabático" en el que si bien no he dejado de leer como un poseso he estado un poco vago a la hora de escribir aquí, y lo hago a lo grande, con un libro a todas luces excepcional.

Hace ya casi seis años que comenté aquí 1.984 , la conocida novela de este escritor británico, un libro que no necesita presentación alguna y que a pesar de ser su argumento sobradamente conocido por mí, con visionado incluido de la película inspirada en el mismo, no lo había leído aún a esa fecha. Tengo que decir que me sorprendió gratamente y que lo considero uno de esos "clásicos" imprescindibles, una obra fundamental para entender el siglo XX, y en definitiva un libro que no hay que esperar a que te lo recomiende nadie para abordar su lectura.

Aquí estamos con una obra excepcional que nos presenta al Orwell más interesante, más incluso que el autor de "1.984" o "Rebelión en la granja", el articulista y escritor de ensayos políticos y literarios, uno de los más grandes en lengua inglesa y seguramente el mejor de su tiempo. Su retrato intelectual y humano impregnará de principio a fin cada uno de los ensayos de esta completa recopilación. Los mismos abarcan un periodo que va desde 1.928 a 1.949, veintiún años donde veremos la evolución de un desconocido articulista que malvivía haciendo trabajos de toda clase, hasta su prematura y lamentable muerte a comienzos de 1.950, a los cuarenta y siete años, ya como escritor famoso y definitivamente consagrado.

Hay escritores que tras un breve momento de gloria cayeron pronto en el olvido y superaron mal el paso del tiempo, incluso en vida; no es el caso de Orwell, y es que muchos de los temas que abordó en sus ensayos siguen dolorosamente de actualidad, hombre de "izquierdas por convicción, de derechas por temperamento", tal y como él mismo se definía, tuvo siempre una marcada aversión hacia los totalitarismos de cualquier especie, no importa el disfraz que se pusiera, allí estaban George Orwell y su afilada pluma para denunciarlo.

Le tocó vivir una época terrible, en la que no fue posible practicar la neutralidad y abstraerse de cuestiones políticas, la pujanza de los fascismos en Europa y Oriente, pero también el injusto y decadente imperialismo trasnochado de su Gran Bretaña, el fracaso de la revolución rusa, trastocada ya en un régimen brutal y autoritario personificado en la figura de Stalin, y las graves injusticias sociales que veía a diario en su propio país le forjaron en el terreno ideológico como socialista. Una ideología socialista democrática que no solamente se daba de bruces con las injusticias sociales de su país y con el auge de las ideologías fascistas que en aquel momento campaban por Europa, sino que también chocaba frontalmente con el comunismo soviético, y con la disculpa que del mismo hacía buena parte de la intelectualidad británica de izquierdas... Orwell siempre lamentó esa doblez, esa bajeza moral de combatir y criticar al fascismo de derechas, tal como hacían los comunistas de su país en su época, y disculpar o mirar "para otro lado" en relación con el régimen autoritario de la URSS. Contra esos falsos amigos de la libertad en la izquierda fue contra los que más cargó las tintas, seguramente porque pensaba que la ideología fascista con su enaltecimiento del nacionalismo, racismo, antisemitismo y xenofobia se condenaba ya suficientemente por sí misma.

Orwell si algo fue a lo largo de su vida es consecuente con sus ideas, no se escondía, incluso puso en juego su vida marchando a la guerra de España como voluntario para combatir en el bando republicano, por azar no engrosó las filas de las Brigadas Internacionales, tal y como hicieron muchos de sus compatriotas, sino que terminó enrolado en las milicias anarquistas del POUM en Cataluña, permaneció seis meses allí y terminó siendo repatriado al sufrir una herida de bala en el cuello... esa experiencia le marcaría para el resto de su vida. De ahí que cuando alguien en su país criticaba su supuesta tibieza con la condena del fascismo o resaltaba sus críticas al régimen de Stalin él no dudaba en señalar que tenía un par de agujeros de bala en su cuerpo... los hechos, siempre los hechos desnudos, despojados de cualquier ropaje era lo que más contaba para él. En el excelente prólogo que en esta edición ha escrito Irene Lozano resalta ante todo la DECENCIA de su pensamiento, el no mirar para otro lado, el llamar a las cosas por su nombre, el no actuar de una forma y pensar o hablar de otra... y el criticar y atacar todo autoritarismo se vista como se vista y esté donde esté, aunque en ocasiones duela y suponga arrojar piedras contra su propio tejado.

Si hay otra característica que habría que resaltar de Orwell es su meridiana claridad, la capacidad para ponerse siempre en la piel del lector y llegar a todo el mundo. Era un hombre culto, estudió con una beca en Eton, poseía una biblioteca de más de novecientos libros, de segunda mano en su mayoría, y aun así pocas veces sus escritos necesitaban aclaraciones o notas a pie de página, veremos pocas en esta monumental recopilación y casi todas se remiten a localismos y términos de la época que es necesario aclarar para un lector moderno y ajeno a la comunidad angloparlante. De modo que no hay el menor riesgo de enredarnos con una prosa artificiosa, de ver citas de autores que no hemos leído o que desconocemos del todo, o perdernos en una maraña caótica de pensamientos que flotan en lo abstracto... nada de eso, su estilo directo, casi panfletario, claro y diáfano nos permite leer y leer páginas con sumo placer, de forma hipnótica incluso, y a la vez resultar afectados por las ideas que bullen de forma constante y que nos alcanzan de lleno.

"Más o menos desde 1.930, el mundo no nos ha dado un solo motivo para el optimismo. A la vista solo hay un cúmulo de mentiras, odios, crueldades e ignorancia, y más allá de nuestros problemas actuales asoman otros aún mayores que solo ahora empiezan a tener cabida en la conciencia europea. Es muy probable, ¡y al mismo tiempo inconcebible!, que los problemas de la humanidad no lleguen a resolverse nunca. Pero ¿quién se atreve a mirar el mundo actual y decirse: "Siempre será así, ni en un millón de años mejorará un ápice"? Por eso hay quien llega a albergar la creencia casi mística de que, de momento, no hay remedio y toda acción política es inútil, pero que de algún modo, en alguna parte del espacio y del tiempo, la humanidad dejará de ser tan brutal y mísera como lo es ahora"

Era la política la principal protagonista de sus ensayos... pero en modo alguno este fue el único tema, sus ensayos de temática literaria son sencillamente excepcionales, citaré dos, el dedicado a la figura de Charles Dickens, una pequeña maravilla, y el dedicado a Jonathan Swift. Sencillamente imprescindibles, como también lo es el dedicado a Henry Miller y titulado "En el vientre de la ballena", mi impresión es que son tan buenos que habría que leerlos de rodillas en señal de respeto ;-).

Las injusticias sociales de la sociedad británica de su tiempo tendrán también su protagonismo en "El albergue", una escalofriante experiencia de su paso por un albergue para indigentes en la época donde apenas tenía dinero para comer, o su encontronazo con la justicia y su denuncia de la misma en el titulado "En el trullo". Su denuncia del colonialismo británico en la India, fruto de su breve experiencia como policía colonial lo tendremos presente en "El ahorcamiento" y en "Matar a un elefante", sus recuerdos como trabajador en una tienda de libros de segunda mano, su conmoción por la injusticia y la impresión de que al la dominación europea en África y otros lugares le queda poco tiempo asoma en "Marrakech"... no faltarán tampoco los ensayos dedicados a su patria, "El león y el unicornio", "El pueblo inglés"... incluso una defensa de la cocina inglesa, Orwell no era para nada nacionalista, no lo podía ser si denunciaba el imperialismo británico y había marchado a España a pegar tiros, pero era profundamente patriota, en el mejor sentido de la palabra... alguien que amaba, alababa y defendía a su nación, pero que a su vez no dudaba en señalar sus faltas y que sobre todo y a diferencia de lo que hacen los nacionalistas, no la ponía por encima de ninguna otra. 

"Escribir un libro es un combate horroroso y agotador, como si fuese un brote prolongado de una dolorosa enfermedad. Nadie emprendería jamás semejante empeño si no le impulsara una suerte de demonio al cual no puede resistirse ni tampoco tratar de entender"

Ensayos dedicados hasta al té, a las canciones populares, a las revistas para jóvenes, a lo que debería ser el "pub" perfecto, uno divertido y ácido dedicado a la figura de Salvador Dalí donde lo pone "en su sitio", y muy merecidamente, otro sencillo y magnífico dedicado a Gandhi, lejos de cualquier endiosamiento o maniqueismo, un ensayo dedicado a los "malos buenos" libros, a la libertad de prensa en relación con su famoso "Rebelión en la granja", a sus advertencias sobre el dejar demasiadas decisiones en manos de los científicos, a la necesidad de unos futuros "estados socialistas de Europa", a la inutilidad de la venganza, a la destrucción de la literatura en los ambientes faltos de libertad, al precio de los libros... uno de los mejores está dedicado a su espantosa experiencia en la escuela, "Ay, qué alegrías aquellas", que estuvo censurado, injustamente, más de veinte años en Gran Bretaña, otro estremecedor sobre su paso por un hospital público en Francia... elogios y críticas a la prensa, un magnífico ensayo sobre el "porqué" de escribir... con Orwell no sabemos nunca que nos encontraremos a la vuelta de la página, qué tema abordará en el siguiente ensayo, qué sorpresa nos aguarda más adelante. Personalmente solamente he "digerido" con dificultad los ensayos, pocos, centrados en autores que no conozco y especialmente los que dedica a temas de poesía, aparte de eso no ha habido ninguno de los numerosos escritos recopilados en esta monumental antología que me resultase árido o carente de interés, en verdad es un libro que cuesta soltarlo de las manos.

"cuanto más consciente es uno de su sesgo político, mayores posibilidades tiene de actuar políticamente sin sacrificar su estética ni su integridad intelectual"


Lo mejor: Una recopilación monumental de los ensayos de Orwell que hará las delicias de los aficionados al ensayo político, o de cualquier índole, un libro que se lee con rapidez pese a sus más de novecientas apretadas páginas y que nos hace lamentar una y otra vez durante su lectura la mala suerte que tuvo este escritor y ser humano excepcional al dejarnos tan pronto. Muchos de sus escritos, en los que denunciaba injusticias sociales o se hacía eco de la manipulación y la propaganda de los estados autoritarios, la censura, o autocensuras, practicadas en supuestos estados democráticos siguen teniendo plena vigencia hoy... muchas cosas de nuestro siglo XXI le parecerían sospechosamente familiares me temo, el fascismo ni desapareció en 1.945 ni tampoco en 1.989 por desgracia.

Lo peor: El formato elegido por mí, el de bolsillo, no es el más adecuado... recomiendo a todo aquel que se atreva con esta obra buscar y adquirir el formato en tapa dura, en este te dejas literalmente los ojos. Tratar con un autor que desarrolló su obra sobre todo en los años treinta y cuarenta supone de entrada meterse en su contexto histórico para intentar comprenderle. Solamente así podrá entenderse su repulsa del pacifismo y su actitud aparentemente belicosa y combativa. Aunque para algunos será una virtud a uno se le atraganta un poco tanto tema "inglés", sin duda Orwell era hombre de mundo pero no puedo evitar verle demasiado apegado a su "terruño", algo de chovinismo británico se le termina escapando a su pesar, no tengo la menor duda ;-). Por no hablar de lo que a muchos años vista me aparece como una inequívoca actitud ingenua en el terreno político, Orwell poseía ese defecto de tanta gente honrada, pensar que los demás son como ellos. Algunos de sus vaticinios, como los de casi todo el mundo en terrenos políticos, terminaron notablemente errados.

jueves, 13 de agosto de 2015

Circo Máximo


Ficha: "Circo Máximo. La ira de Trajano", Santiago Posteguillo Gómez, editorial Planeta, 1.215 páginas, ISBN: 9788 408 132523

Tras mi anterior lectura y teniendo en cuenta los tremendos calores de este verano busqué un libro más "ligerito" para de forma relajada devorar páginas y páginas sin esfuerzo, ¿y qué mejor para ello que esta última, hasta ahora, obra del escritor valenciano?. Posteguillo es un autor del que ya he comentado obras aquí, concretamente la trilogía completa que le ha dedicado a la figura de Escipión y ahora estos dos primeros volúmenes de su proyectada trilogía centrada en el emperador Trajano, un tocho de incluso algo más de extensión que aquella memorable "Los asesinos del emperador". 

¿Qué vamos a encontrar en esta nueva entrega publicada en 2.013?, pues más de lo mismo, para bien o para mal. El que es seguramente el escritor español de novela histórica de más éxito, con el permiso de Arturo Pérez Reverte y sus incursiones en el género, nos vuelve a traer más de lo mismo. De modo que aquí podría terminar ya mi comentario, recomendar a los lectores que gustaron de la primera parte que no se pierdan esta y punto y final.

Hay escritores que emprenden series cuyas entregas pueden leerse sin problemas de forma independiente, no es este el caso, y aunque podría haber algún lector despistado que comenzase por esta no se lo recomiendo. Y no lo hago porque son demasiados los personajes que nos encontraremos de nuevo, Trajano y su esposa, su fiel amigo Longino, el gladiador Marcio y su mujer Alana, Adriano el sobrino del emperador, Decébalo el rey de la Dacia... y naturalmente tendremos a unos cuantos nuevos en la trama, sobre todo la vestal Menenia y el auriga Celer, los dos personajes en torno a los cuales gira buena parte de la historia. Si el mundo de los gladiadores componía uno de los temas principales de la anterior entrega, será en este caso el mundo de las carreras de cuádrigas uno de los atractivos temáticos de esta segunda parte.

Tenemos ya a un emperador asentado en el trono de Roma, si en la primera parte buena parte de la intriga y la emoción consistían en su inesperado y accidentado ascenso al trono imperial en esta ocasión el protagonista innegable es su campaña de conquista de la Dacia, buena parte de la actual Rumanía, y su conversión en provincia romana. Con Trajano el imperio alcanzó su máxima extensión, a partir de la cual todo serían ya retiradas y pérdidas, seguramente porque ninguno de sus sucesores supo estar a la altura, o bien, porque quizás tuvieron que lidiar con tiempos más difíciles. También tendrán su peso las intrigas palaciegas y los misterios de una absurda acusación cuyas motivaciones y ramificaciones no dejarán de extenderse durante todo el relato.

El mundo de la diplomacia de la época, las campañas militares y su grandes dificultades, los héroes y villanos de cualquier guerra, el difícil ejercicio del poder... y sobre todo la figura de un emperador que como una especie de semidios planea por todo el relato, aunque en ocasiones, pocas para mi gusto, muestre su rostro más humano.


Más de lo mismo, más cantidad, más líneas argumentales en las que el autor va dosificando la acción y muestra una y otra vez su excelente capacidad narrativa, mucha y buena documentación sobre la historia de Roma en ese período, pero también mucho trabajo en esta ocasión sobre el terreno... incluyendo un viaje a la moderna Rumanía para ver con sus propios ojos los lugares donde tuvieron lugar los acontecimientos, la construcción de ese prodigioso puente sobre el Danubio, los pasos de las montañas, los restos de las construcciones romanas que dejaron las legiones de Trajano... datos de interés, no me cabe la menor duda, para todos los viajeros que por casualidad escojan ese hermoso país como objetivo de sus viajes.


Tras una segunda parte vienen las inevitables comparaciones con la anterior, ¿cuál es mejor?, en mi opinión la primera, aunque por poco. Es cuestión de gustos, lo se, pero creo que aunque haya mucha acción e intriga en esta entrega, no se puede comparar con la tensión angustiosa que se vivía en la primera, Posteguillo se asemeja cada vez más a un prestidigitador al que se le van viendo todos los trucos y cada vez le resulta más difícil sorprender a su público. Los artificios y golpes de efecto no pueden ocultar sus carencias como escritor, quizás no sean muchas, quizás no sean las más importantes de cara a este tipo de relatos, pero ahí están sin duda. Si la habilidad como narrador que sabe dosificar la acción y mantener el interés del lector es su principal, y nada desdeñable virtud, la falta de profundidad psicológica, sobre todo en esta entrega, es su principal defecto... se asemeja a un torrente de aguas rápidas que bajan rugiendo y que puede parecer temible... pero que a poco que te atreves a meter un pie descubres que apenas cuenta con un palmo de profundidad, vamos que "mucho libro ruido y pocas nueces".  Personajes planos, inmóviles, que o bien son buenos o son malos, que se mueven menos que un gato de escayola... ideal para las películas de palomitas y para los dibujos animados, hasta cierto punto, pero no para la literatura seria.

Lo mejor: Un libro que promete justamente lo que da... emoción, entretenimiento y pasar un buen rato leyendo una historia sin más pretensiones. Muy recomendable a aquellos que disfrutaron de su primera parte y otras obras del autor, no se sentirán defraudados... si son poco exigentes.

Lo peor: Si la anterior obra de la trilogía de Trajano me parecía un avance respecto a su anterior serie sobre Escipión y tenía la sensación de que estaba ante un escritor en evolución en esta ocasión me he sentido un poco defraudado y he podido constatar que Santiago ha "tocado techo", no está mal lo conseguido y el cuidado con el que ha sido editada esta segunda parte con todos esos extras... pero lo siento, esperaba algo más. Ojala que la conclusión de la serie me demuestre que estoy equivocado y que no, que este es un escritor que tiene mucho más que ofrecer.



La muerte del padre



"Vi que ya no había ninguna diferencia entre lo que mi padre había sido y la mesa sobre la que yacía, el suelo sobre el que ésta descansaba, el enchufe de la pared debajo de la ventana, o el cable que iba al aplique de al lado. Porque los seres humanos no son más que una forma entre otras formas, expresadas una y otra vez por el mundo, no sólo en lo que vive, sino también en lo que no vive, dibujado en la arena, piedra y agua. Y la muerte, que yo siempre había considerado la magnitud más importante de la vida, oscura, atrayente, no era más que una tubería que revienta, una rama que se rompe con el viento, una chaqueta que cae de la percha al suelo."


Ficha: "La muerte del padre", Karl Ove Knausgård, editorial Anagrama, 499 páginas, ISBN: 9788 433 978448

Hay una cita atribuida al escritor italiano Giovanni Papini que dice lo siguiente "Si un hombre cualquiera, incluso uno vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se han escrito". Estoy seguro que el escritor noruego Karl Ove Knausgård debía conocerla cuando hace unos años, en 2.009 tras una temporada de bloqueo artístico la que iba a ser su tercera novela se negaba a arrancar. Comenzó entonces para salir de aquel agujero el que sin duda alguna es el experimento literario más radical de lo que llevamos de siglo, sí, ya se que solo llevamos quince años del mismo, pero aunque estuviéramos en 2.045 creo que podríamos seguir diciendo lo mismo... teniendo en cuenta el panorama actual de la literatura ;-)

Knausgård sin que viniera a cuento comenzó a escribir otra cosa distinta de la que tenía planeada, comenzó a tomar notas y apuntes personales sobre los recuerdos que tenía en aquel entonces del fallecimiento de su padre por alcoholismo diez años antes, una dolorosa herida que seguía sin cicatrizar. Curiosamente el relato y los apuntes fueron tomando forma y le sacaron del atolladero creativo en el que se encontraba... ahora bien, ¿qué hacer con este material que estaba escribiendo de forma compulsiva?... era demasiado íntimo y personal para ser publicado ¿o no?, según una entrevista posterior el editor al que le llevó el primer manuscrito le dijo que aquello parecía "la obra de un maníaco" ¡bingo!, era lo que estaba buscando, otra cosa era el dilema moral de si aquello debía o no publicarse, pero lo de si tenía o no calidad suficiente o era "vendible" estaba más claro que el agua.

Y Karl Ove decidió seguir adelante, y además hacerlo con determinación fanática, de 2.009 a 2.011 escribió algo así como unas 20 páginas diarias que terminaron conformando no una, sino seis novelas que suman más de 3.500 páginas en total. Hasta la fecha solo han sido publicadas en castellano las tres primeras, curiosamente las mismas que en inglés aunque la edición castellana ha sido traducida, y además de forma espléndida, directamente de su lengua noruega original. Esta relativa premura en publicar una obra de un autor escandinavo viene justificada por el colosal éxito que la misma tuvo en su país de origen, es difícil de imaginarse como en un país de cinco millones de habitantes una serie de novelas vendan más de cuatrocientos mil ejemplares... y que el subtitulo de la serie llamado de forma provocadora "Min Kamp", o sea "Mi lucha", haya adelantado posiciones en Google al título del ensayo del mismo nombre que escribió Hitler... 

Ni que decir tiene que la idea tiene bien poco de original, me vienen a la cabeza dos antecedentes muy claros "Los Ensayos" de Montaigne, solamente leídos por mí en parte, y por supuesto aquella maravillosa monstruosidad "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust, no leída en absoluto aún. Pero ¿quién podría resistirse a la lectura de una obra semejante escrita por un hombre de nuestro tiempo?, además casualmente de mi misma edad ya que ambos nacimos en 1.968, yo no desde luego, y sobretodo tras haber leído tantos encendidos elogios sobre la misma, quizás algo sospechosos por su unanimidad y la importancia de la editorial donde ha sido publicada en castellano, pero que a uno no le hacen sino intuir que solamente con que los mismos, aunque sea en parte, están bien fundados esta es una serie de libros que uno no puede dejar de intentar a comenzar de leer, ... aunque sea para escribir luego aquí "todo es mentira".

Y no, ni es mentira ni exagerado según la opinión del lector que escribe aquí y al menos por lo que respecta a lo leído. Este primer libro de la serie versa de principio a fin sobre el tema de la muerte, de su implacable punto y final y todo lo que conlleva a todos los niveles. De la muerte concreta en este caso de su padre tras unos años de alcoholismo autodestructivo. La novela tiene un arranque poderoso, unas pocas páginas que tienen el efecto de un puñetazo en el rostro, que te dejan K.O. de buenas a primeras, y una de dos, o dejas el libro o ya no lo puedes soltar de las manos. Knausgård sabe como escribir, sabe como darle forma a las ideas, como narrar los acontecimientos y los hechos más simples de la forma más atractiva y rotunda, como alternar el relato dando saltos aquí y allá en distintas etapas de su vida pasada de forma que nunca sabemos que es lo que nos espera a la vuelta de la página. Momentos de su ingenua niñez, de su rebelde y patética adolescencia, de su difícil madurez como esposo y padre... y sobre todo sus sentimientos como hijo, y su experiencia de la muerte de su padre, narrada con un interminable lujo de detalles, sus sentimientos contradictorios sobre el mismo, sus errores y frustraciones... sus miserias más íntimas expuestas a la luz sin concesiones de ningún tipo salvo el más elemental decoro, que nunca lleva al plano de las emociones y sentimientos, en ese terreno el exhibicionismo es casi total.

Memorables esas primeras páginas sobre la muerte, como lo son también sus solitarias reflexiones sobre el inexorable curso de la vida y también cuando asoma su sensibilidad de artista y nos regala una hermosa reflexión sobre el arte y lo humano... dolorosas confesiones íntimas donde el autor se muestra completamente sincero. Y este es para mí el punto fuerte del libro, llegar a convencer al lector desde el principio que no estamos ante una pose, de que todo lo que uno lee es dolorosamente cierto, que no hay imposturas de ningún tipo y que este no es el típico escritor de autobiografías que no hace más que "nadar y guardar la ropa"... se nos muestra implacable, para todos, pero muy especialmente para sí mismo.

Evidentemente por muy reales que hayan sido las situaciones, por muy sincera que sea la intención del autor algo falla... nadie recuerda hechos de su vida con tanto lujo de detalles, nadie recuerda las cosas de forma completamente objetiva, dicha objetividad no existe en realidad, el autor de esta novela no es el mismo que vivió aquellos hechos que luego se nos relatan... hay realidad en la novela, sin duda alguna, una posible muestra de ello es el conflicto que vivió a partir de su publicación, el daño que hizo a amigos y familiares y que aunque el autor no deja de lamentar tampoco impidió seguir adelante con su proyecto. Pero está claro que también hay mucho recreado, imaginado, deformado y reinventado, no podría ser de otra forma. Estoy seguro que a estas alturas ya ni el mismo autor sabe en muchas de las situaciones descritas donde termina lo real y donde comienza la interpretación... pero ¿qué mas da?, esto es literatura al fin y al cabo, y LITERATURA así con mayúsculas, y en su más exquisita esencia, la de un autor que se desangra y se desnuda de la forma más íntima a sus lectores. 

"Lo extraño es que los extremos se parezcan, al menos en un sentido, porque tanto en lo suntuosamente caótico como en lo severamente regulado y dividido, el vivo no es nada, la vida lo es todo. De la misma manera que al corazón no le importa qué vida representa, a la ciudad le tiene sin cuidado quién cumple con sus distintas funciones. Cuando estén muertos, digamos dentro de ciento cincuenta años, todos esos seres que anduvieron por la ciudad ese día, el eco de sus actividades seguirá recorriendo todos sus trayectos. Lo único nuevo serán los rostros de las personas, pero tampoco tanto, porque todos se parecerán a nosotros".

"Me encantaba, me encantaba esa sensación, era mi mejor sensación, pero nunca traía nada bueno, y al día siguiente, o en los días siguientes, estaba tan estrechamente relacionado con lo desmesurado como con la estupidez, algo que odiaba con toda mi alma. Pero cuando me encontraba en ese punto, el futuro no existía, ni tampoco el pasado, sólo el presente, y por esa razón me gustaba tanto estar allí, porque mi mundo, en toda su intolerable banalidad, brillaba"

"... y como lo que uno ve siempre, es lo que nunca ve, vivíamos nuestras vidas bajo un cielo constantemente cambiante sin dedicarle ni un pensamiento, ni una mirada. ¿Y por qué íbamos a hacerlo? Si al menos esas diferentes formaciones de nubes tuvieran un sentido, si por ejemplo hubiera en ellas señales y mensajes ocultos para nosotros, que había que interpretar correctamente, entonces sí habría una continua atención hacia todo lo que allí ocurría, inevitable y comprensible. Pero no era así, las distintas formaciones y luz de las nubes no significaban nada, su aspecto en cada momento se debía exclusivamente a la casualidad, de manera que lo que representaban realmente las nubes era la falta de sentido en su forma más pura y perfecta"


Lo mejor:  Emoción de principio a fin, una historia sugerente y, también, algo morbosa que mantiene el interés a lo largo de su extensión y con algunas de las más interesantes y hermosas reflexiones que he leído nunca diseminadas con irregularidad a lo largo de la narración a modo de inesperados regalos para el lector. Los amantes de la buena literatura, de esa que juega en primera división y que requiere de cierto esfuerzo no saldrán defraudados.

Lo peor: Este no es un relato más para pasar el tiempo, tampoco encontrará el lector sentido del humor... aunque alguna situación cómica si que hay. Tiene partes con cierta dosis de intriga y otras hasta cierto punto aburridas... a pesar de la habilidad narrativa del autor y naturalmente dependiendo mucho de lo que se busque. Amantes de las historias de acción, de novelas bien construidas con estructura de presentación, nudo y desenlace abstenerse, este noruego loco no escribe para vosotros.