Dice José Luis Cea
García, en su libro “La búsqueda de la
racionalidad Económico-Financiera. Imperativo prioritario para la investigación
contable”(1994): “…el mundo de las conveniencias y de los intereses en juego de
áreas influyentes de la actividad empresarial y los sesgos contables que se
logran introducir a favor de los grupos de dirigentes de la sociedad
capitalista y en agravio de la independencia e imparcialidad de la información
a suministrar inherente a la racionalidad
económico-financiera de los hechos ocurridos, lo cual es moneda
abundante y de uso corriente dentro de la teoría y la práctica contables…la
investigación contable academicista… esquiva el tema central que debería
afrontarse en verdad, esto es, crear, enseñar y luchar por implantar un cuadro
de planteamiento o normas de tratamiento contable acorde con la lógica
económico-financiera de los hechos empresariales y, en definitiva, una
disciplina no solo racional sino también y sobre todo auténticamente
independiente e imparcial”.
No voy a escribir un
post de técnica contable, tomo las palabras del profesor Cea García, porque
siempre me pareció en sus intervenciones un hombre preocupado seriamente por la
utilidad real de la información contable y en contra de la mediatización a la
que estaba sometida por intereses espurios, con la intención de obtener ventaja
para unos pocos.
El desenvolvimiento de
la actividad empresarial en los últimos años ha devenido de tal modo, que el
llamado estamento Alta Dirección, en la práctica y en el corto plazo, acaba
teniendo más poder que el propietario. La frase “rendir cuentas”, creo que está
en desuso. Lo que algunos defendían como agilidad en la toma de decisiones, a
tenor de últimos acontecimientos, ha devenido en uso impropio de sus poderes.
Cuando las prácticas
contables olvidan la “imagen fiel” o son utilizadas para esquivarla, algo muy
relevante se quiebra. La confianza se gana con los años y se pierde en pocos
minutos. Quienes diseñan, usan e implantan ingeniería “financiero-contable”
para subvertir las normas, y peor aún, en beneficio de unos pocos “directivos”,
producen un daño irreparable, defraudan la confianza de los accionistas y
transmiten un deplorable ejemplo a quienes año tras año y con salarios justos,
trabajaron mucho y con lealtad, para llevar adelante la empresa y sin embargo fueron
requeridos, en ocasiones, a aplicar mas empeño en el cumplimiento de objetivos.
Pero a mí, lo que mas me
sorprende es que, para poder ejecutar este entramado hace falta burlar muchas “guardias”:
hay que hacer un diseño contable, que vulnere el control de gestión; alguien/es
tienen que hacer la ejecutoria interna y repetirla durante tiempo; creo que
esto no son cabos difíciles de atar, cuando el objetivo del diseñador es
engañar y la instrumentación y diseño viene de quien tiene la facultad de
ordenar (hágase así).
Pero, otros más “sesudos” también deben de ser burlados: el
Control de Gestión Interno de la entidad financiera, la propia Auditoría
Interna, el Comité de Auditoría, la Auditoría Externa, la propia Inspección del
Regulador, etc, etc. Nadie reparó que la cuenta de “errores informáticos” era abultada o es que
su montante, comparado con las otras cifras era de carácter “inmaterial” y por
eso no se le hincó el diente.
Cuando se destapa la "caja" de la desvergüenza y por ambición o falta de ética, se inventan “artilugios”
para engañar - si además se hace en el seno de una entidad financiera - se
produce un salto en el vacío de consecuencias no predecibles. ¿Cuál será el próximo
desaguisado que leeremos atónitos en el futuro no demasiado lejano?.
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