Mostrando entradas con la etiqueta luto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta luto. Mostrar todas las entradas

sábado, 18 de julio de 2015

Sin Sintagma perdemos todos.

(artículo aparecido el 17-7-15 en La Voz de Almería tras el cierre de la emblemática librería de El Ejido)
El mismo día que frente a la plaza Sintagma de Atenas el Gobierno griego claudicaba de su resistencia contra el monstruo de la austeridad impuesta, mucho más cerca, en El Ejido, Manuel Iborra anunciaba que la Librería Sintagma también se rendía. Y de repente éramos más pobres y más pequeños. Y, pese al sabor amargo, habrá que estar agradecidos por el ejemplo mientras duró, por la luz distinta que nos prestaron. Por asumir riesgos en el mundo del miedo y el confort donde casi nadie lo intenta, donde casi todos obedecen y se dejan llevar.

No voy a hablar de un negocio que cierra, ni siquiera de una aventura.Lo que ha sido herido con el cierre de Sintagma es la propia literatura, que para algunos es lo más parecido a un credo que tenemos. Porque resulta que la literatura no es sólo un cúmulo de abstracciones en forma de palabras (palabras sabias o locas, palabras fuego, palabras sima o palabras que aspiren a ser sangre y respiración), no, la literatura también se palpa y se recorre, te aconseja y se convierte en tu amiga. Los libros como objeto, las bibliotecas y las librerías, todo eso es también la literatura; y los libreros, por supuesto. La historia de la literatura estará siempre incompleta si no tiene en cuenta a los libreros y sus templos paganos. Nadie podrá hablar con rigor de la literatura almeriense de principios del siglo XXI sin hablar de Sintagma. Porque Sintagma no fue una tienda para vender libros sino un lugar de acogida para los enfermos de tinta, un agente con voluntad de agitación y transformación cultural. Sintagma intentó ser una puerta para pensar distinto. Y por ahí corrió un aire fresco que despeinó a más de uno. En ese tipo de librerías no hay clientes sino compañeros de una hermandad que se cuidan y alimentan, el librero te conoce y te recomienda justo lo que necesitas, y te cambia la vida encada libro. Una especie en extinción, como lo fuera Diego Zaitegui en la vieja Zebras de Almería.

Cierra Sintagma y perdemos todos. Intentaron cultivar un jardín en un desierto de plástico, y hubo flores y reconocimiento (el Premio Nacional a la mejor librería cultural como galardón más señalado entre muchos otros), pero el dinero no perdona ni entiende de otra cosa que de sí mismo. Cada librería que cierra es una mutilación del futuro. Queda la esperanza de que gente como Manuel, que irremediablemente está enfermo de literatura, no se conforme con la derrota y vuelva a la trinchera con algún nuevo proyecto. Anticipo que no puede ser de otra manera. En El Ejido, en Atenas. En la literatura o en la vida los tropiezos sirven para levantarse con más fuerza.

miércoles, 23 de abril de 2014

La semilla milagrosa.

Hoy es el Día del Libro y La Voz de Almería lo ha celebrado conmemorando a doble página la figura de Ana Santos Payán. Ocho personas (Carmen Fernández Agudo, Ana Amezcua, Laia Arqueros, Óscar Santos Payán, Isabel Giménez Caro, Juan Manuel Gil, Juan Pardo Vidal y yo) hemos querido dejar constancia de lo mucho que significó para nosotros y para tantos, ha sido difícil pues la herida está reciente, pero creo que se ha conseguido expresar algo del mucho cariño, del infinito respeto y de la mayor de las gratitudes hacia esa Gaviera sin la que la mayoría no seríamos, ni de lejos, lo que somos. Gracias a Evaristo Martínez y Marta Rodríguez por todo el calor y la dedicación que le han puesto a este trabajo.


La semilla milagrosa

Hablar de Ana Santos es hablar de milagro y compromiso. Milagro porque un día decidió plantar semillas en este desierto y acabaron brotando en forma de modernidad, y decir vanguardia y Almería se empezó a decir por todas partes Ana Gaviera. Milagros teñidos de compromiso, el primero, siempre, con la literatura y el riesgo, y por eso se atrevió con libros como los de un  mejicano, David Meza, desconocido incluso en sus país pero dueño del secreto de la poesía, o con el libro más extraño que nunca he escrito; pero también con los que luchan, sufren y aspiran a un mundo mejor, porque un milagro fue publicar a Fatena Al-Gurra, una poeta palestina que vivía exiliada en Bélgica entre casa de acogida y casa de acogida: la publicó y consiguió que cumpliera su sueño de venir a España. Por cosas así había que admirar a Ana, a su entusiasmo milagroso. Por su compromiso, y por su lucha. Cuando en mayo de 2011 se llenaron las plazas del país para reclamar democracia real y dignidad en la política Ana fue una de las primeras personas en pisar la Plaza del Educador y no precisamente como espectadora. Yo llegué al 15M a través de ella. Fueron muchas lecciones, y sobre todo un orgullo: haber aprendido y luchado al lado de una mujer extraordinaria. Tuvimos tanta suerte de tenerla. Ana Santos Payán hizo de esta ciudad un sitio mejor, empezando por las personas que tuvimos el privilegio de crecer a la sombra de sus milagros. Por eso este texto debería titularse simplemente gracias.

lunes, 10 de marzo de 2014

SCHEKINA (Leopoldo María Panero)

                    “Que ella me perdone tanta ambición pisoteada,
                     y tanta esperanza apagada una y otra vez, como
                     una vela, de un soplo”


                                       (De la canción de Patti Smith, “Horses”)



Hace falta morir para amar a la Schekina, decían
aquellos viejos ebrios de saber y de misterio, aquellos
libros que leíamos juntos como con miedo de su esplendor,
o a veces siguiendo el ejemplo del niño
que va ciegamente hacia la luz, atraído
por el brillo inefable
en lo oscuro, y muere igual que una mariposa nocturna:
                                                                  porque hace falta morir, hace falta morir para amarte más y más,
      mujer sin nombre
soplo al que llaman, quién sabe por qué, caridad.
Y heme aquí que ya he muerto, ya he gozado, merced es,
de tu caridad, en verdad la única y suprema, porque
en este mundo sin ojos debe de ser cierto
que solo la muerte nos ve. Y ahora sé por fin
por qué eras tan frágil como la inexistencia, por qué
nunca sabía cómo llamarte y eras tan torpe para ser, y es que en el país de los muertos sólo habitas tú. He muerto porque hacía falta morir para volver a amarte
he muerto y en esta helada habitación donde
ya no hay nadie, y que recorre el viento, destruyendo los libros
que tanto daño hicieran, quedan sólo debajo
de las ruinas aquellos recuerdos de absurdos juegos y cópulas
y de niñez desenfrenada cual
un palacio enterrado bajo el mar: y he aquí mi regalo, he aquí
mi ofrenda de amor: este cadáver, este
despojo que aun así
sabe que no es digno, no es digno aún ni nunca,
no es digno pero
dile una palabra solamente
y caminará, caminará de nuevo no como aquel viejo
magullado que vivió en España, sino
como alguien renacido gracias a un disparo,
lavado por la destrucción. Porque tal parece que
detrás de la muerte está la infancia otra vez,
                                                             y el miedo
esconde coros de risas, te lo juro:
he muerto y soy un hombre, porque
detrás de la muerte estaba mi nombre escrito.







[de Narciso en el acorde último de las flautas, 1979]

domingo, 2 de enero de 2011

NADA (Francisco Ruiz Udiel)

Detengo la serie de entradas cinematográficas (volverán). Ha acabado 2010, un año que se llevó muchas cosas, como por ejemplo a La Garúa Ediciones, el proyecto editorial de Joan de la Vega en el que colaboré con entusiasmo, la crisis lo devoró. Una de los aciertos de este sello también fue uno de los motivos de su poca viabilidad: publicar a autores jóvenes centroamericanos (pensemos que el premiadísimo Jorge Galán asomó sus versos por primera vez en la antología Trilces Trópicos). En fin. En el número 27 de la colección de poesía publicamos Alguien me ve llorar en un sueño, del poeta nicaragüense Francisco Ruiz Udiel. Hace unas horas me enterado de que ha fallecido. Tenía 33 años. Y uno se queda un poco sin saber qué decir, cuando un poeta joven muere el idioma se queda un poco más mudo. Desde aquí mando un abrazo a Daniel Rodríguez Moya, que sé que eran muy amigos. Desde aquí sólo se me ocurre colgar uno de sus poemas, porque eso es lo que un poeta se merece: que lo lean.



NADA


Nada es una palabra
inventada por Dios
para escupir su desprecio.

Yo soy la palabra de Dios.




[de Alguien me ve llorar en un sueño, 2009]

jueves, 11 de noviembre de 2010

DAME (Carlos Edmundo de Ory)

Dame algo más que silencio o dulzura
Algo que tengas y no sepas
No quiero regalos exquisitos
Dame una piedra

No te quedes quieto mirándome
como si quisieras decirme
que hay demasiadas cosas mudas
debajo de lo que se dice

Dame algo lento y delgado
como un cuchillo por la espalda
Y si no tienes nada que darme
¡dame todo lo que te falta!


-----

Carlos Edmundo de Ory descansa ya donde van los versos no escritos. El siglo XX sigue apagándose poco a poco. Si acaso que no se agote ni la magia ni la rebelión.

jueves, 26 de agosto de 2010

Satoshi Kon


Hace un par de días murió el autor japonés Satoshi Kon, tenía 46 años. Ese dato nos puede hacer pensar en lo mucho que aún le quedaba por ofrecer, la de obras que se habrán quedado en el limbo de lo no escrito. Habrá que conformarse con lo que sí nos legó, que ya es mucho. Para los que no lo conozcan el campo de Kon era el anime japonés. Los dibujos animados. Firmó largometrajes como Perfect Blue o Millenium Actress, donde vemos un acercamiento a las paradojas temporales y a los vericuetos del subconsciente que anticipa en cierta manera conceptos trabajados en la serie Lost de JJ Abrams o en el reciente taquillazo Inception, de Cristopher Nolan. No obstante, es en el formato televisivo donde, a mí entender, Satoshi Kon nos dejó una sólida obra maestra, una de esas seies que hacen mella en el ojo y en la mente. Paranoia Agent. Cada capítulo es una pequeña joya que habla desde las entrañas del Japón, desde su neurosis más profunda, que una vez destilada también se convierte en la nuestra. El chico del bate va tras nuestros pasos, siempre, eso no se nos olvida con facilidad. Paranoia Agent es una serie con mayúsculas, y para buscarle un semejante sólo se me ocurre hablar de Twin Peaks. Parece que con esos tres nombres puedo aclarar (no definir) a los profanos de qué materia está hecha esta serie: Abrams, Nolan y Lynch. Me quedo con Satoshi Kon. Y os grito que debéis ver Paranoia Agent. Descanse en paz.

domingo, 8 de noviembre de 2009

DAMA DE BLANCO (Blanca Varela)



el poema es mi cuerpo
esto la poesía
la carne fatigada el sueño
el sol atravesando desiertos

los extremos del alma se tocan
y te recuerdo dickinson
precioso suave fantasma
errando tiempo y distancia

en la boca del otro habitas
caes al aire
eres el aire que golpea
con invisible sal mi frente

los extremos del alma se tocan
se cierran
se oye girar la tierra
ese ruido sin luz
arena ciega
golpeándonos

así será
ojos que fueron boca que decía
manos que se abren y se cierran
vacías

distante en tu ventana
ves al viento pasar
te ves pasar el rostro en llamas
póstuma estrella de verano
y caes hecha pájaro hecha nieve
en la fuente en la tierra
en el olvido

y vuelves
con falso nombre de mujer
con tu ropa de invierno
con tu blanca ropa de invierno
enlutado














[de El falso teclado, 2000]


jueves, 17 de septiembre de 2009

efecto dominó (3)

palabras clave: dios. héroe. diminuto. neutralidad abisal del fondo. línea de fuga. libertad. mármol. abstracción. mito. canción de cuna. silencio. carne inerte sobre la geometría. instante. desierto. empequeñecimiento




Pietá (1603) Annibale Carracci



La muerte de Marat (1793) Jacques Louis David






Gato muerto (1819) Thedore Gericault


viernes, 24 de julio de 2009

un poema de Idea Vilariño

Qué horror
si hubiera dios
y si esas dos estrellas
pequeñas parpadeantes y gemelas
fueran los dos ojitos
mezquinos
acechantes
malévolos
de dios.






[1964]





Otra de las voces insustituibles que nos abandonaron este año, un pequeño poema como una pequeña vela roja encendida. Hoy ha hecho mucho calor, ¿un buen verso puede ser cómo una ráfaga de aire polar?

domingo, 15 de marzo de 2009

CANCIÓN PARA UNA DESPEDIDA (José Antonio Padilla)

Cae la tarde
y decae el volumen de la música
y del sol.
Melodías de ausencia
impregnan el aire,
mientras las horas tienen una voluntad
de ser impuras.

¿Por qué este oscuro fin
más allá de este ahora?
De labio a labio, cae la tarde.





[de Andalucía poesía joven, 2004]




El pasado 6 de marzo fue enterrado en su pueblo, Álora, el poeta malagueño José Antonio Padilla. Tenía 33 años. Un lento e hijodeputa cáncer lo destrozó. Noticias así crean algún tipo de cesura en el aire. Leo su dedicatoria en esa antología compartida, hablaba de poemas y relámpagos. Ahora el poeta es un poema, sí, un relámpago que ilumina la noche glacial en que nos hemos sumido. Descanse en paz

martes, 12 de agosto de 2008