Otra cosa es con guitarra
El reciente cambio de ministros llevado adelante por el gobierno de Sebastián Piñera me parece viene a demostrar la gran distancia que existe ser oposición en un gobierno por 20 años y efectivamente estar al mando del país. Las "pisadas de cola" en que ha incurrido el presente gobierno han sido muchas, pero sinceramente no me atrevería a culparlo. Otra cosa es con guitarra, claro está.
Por Esteban Martínez Covarrubias
Recuerdo que Michelle Bachelet llegó a La Moneda prometiendo que "nadie se iba a repetir el plato" en su gobierno. Pero ya a los 3 meses tuvo que llamar a Belisario y a Pancho Vidal, entre otros, para que le solucionaran el caos que estaba llevando adelante. Hoy nos encontramos con un Piñera que en campaña no se cansó de criticar el cuoteo político en el que la Concertación constantemente incurrió. Afirmó que en su gobierno ningún ministerio sería premio de consuelo para algún político que hubiese sido derrotado en parlamentarias, pero ahí tuvimos a Joaquín Lavín como Ministro de Educación luego de no haber sido resultado electo Senador. Posteriormente prometió que en su gobierno "estarían los mejores sin importar su procedencia partidaria", habló de meritocracia y todo aquello. Sin embargo hoy lo vemos entendiendo no se puede gobernar de espalda a los partidos, por lo que tuvo que sacar a un par de técnicos del Ministerio e incorporar a dos políticos de tomo y lomo. La Moneda necesita afirmar la estantería y obtener mayor cercanía con los partidos, a eso llegan Allamand y Matthei ,sus méritos para optar al cargo son completamente irrelevantes en este caso (¿o alguien creyó alguna vez que Ravinet estaba en defensa por sus capacidades y no por razones políticas? ).
¿Se equivoca Piñera al "pisarse la cola"? Creo que no. Rectificar es lo correcto. Probablemente el error estuvo en hablar y prometer demasiado antes de asumir. Pero bueno, comprensible ¿no? Si los tipos no sabían lo que era gobernar.
Quisiese detenerme entonces en otros aspectos relacionados con el nombramiento. En primer lugar me parece evidente que con el nombramiento de Allamand y Matthei, fuera de darle peso político al gabinete, el gobierno buscó matar varios pájaros de un tiro.
No es secreto para nadie el que dentro del mundo de la derecha Andrés Allamand fue durante 2010 particularmente crítico con respecto al manejo del gobierno en diferentes aspectos, esto fuera de encontrarse detrás del "Acuerdo de Vida en Común", el cual pretendía regular las convivencias y relaciones de hecho. Proyecto que dentro de la derecha no genera acuerdos por motivos valóricos. Con el nombramiento, Allamand queda completamente atado de manos en ambos casos. Algo parecido ocurre con Evelyn Matthei, quien junto a Fulvio Rossi (PS) se encontraba detrás del proyecto que buscaba discutir el aborto terapéutico. Me parece que con esto el proyecto llegó hasta acá.
Tema aparte fue la búsqueda de reemplazante para Allamand en el parlamento. Finalmente, y luego de una larga polémica, Carlos Larraín asumirá el cargo. Lo cual evidentemente representa un acto poco democrático, transparente y que viene a evidenciar la hipocresía gigante de la derecha. Reemplaza a Allamand un tipo que no es de la zona, que no se sometió a votación popular y que por si fuese poco, ideológicamente piensa diferente. No puede ser que dentro de nuestro sistema democrático tal situación no esté regulada y sean los partidos quienes terminen a dedo escogiendo y según conveniencia el reemplazante al cargo.
Para finalizar esta columna me gustaría comentar algo acerca de los llamados "presidenciables de la derecha". Me parece que hay mucho de invento comunicacional en este tema. Se ha hablado demasiado acerca de que la derecha posee hoy 4 cartas: Hinzpeter, Golborne, además de los mencionados Alamand y Matthei. Los dos primeros creo que son un invento de la prensa. Ahora, si bien es cierto que después de que Michelle Bachelet fue presidente de Chile ... ¡Cualquiera puede! Hablando en frío me parece que la mejor carta que posee la derecha para seguir en La Moneda con cierta seriedad mínima esta representada por Evelyn Matthei. Y ella lo sabe.
Matthei tiene claro que su punto débil frente a la opción presidencial guarda relación con su cercanía frente a la ciudadanía. Se ve fría y distante, conservadora y dictatorial. Creo que por ahí entonces pasó su intención de acercarse a Fulvio Rossi para llevar adelante un proyecto que fuese en contra de lo que se habría esperado de ella. Su intención es destrabar mitos. De igual manera el gobierno entiende que es ella quien debe estar en el Ministerio del Trabajo, para así romper con la imagen pro empresarial que la rodea. Quiero insistir: Evelyn es la mejor opción que tiene hoy la derecha de mantenerse en el poder y dependerá de ella el que esto se materialice. Al menos la opción se la acaban de dar.