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[Y después de todo...], Konstantino Kavafis

martes, 9 de febrero de 2021


Elena Chernysova 


¿Pero qué hay humano que sea perfecto?
Y después de todo, mirad, seguimos adelante.


Konstantino Kavafis, Poesías completas, Hiperión, 1976. Traducción de José María Álvarez.

Lamium, Louise Glück

miércoles, 4 de noviembre de 2020


Lamium purpureum, Maarten Appel 

LAMIUM

Así se vive cuando tienes un corazón helado.
Como yo: entre sombras, arrastrándose sobre la roca fría,
bajo las copas inmensas de los arces.

El sol apenas me alcanza.
A veces, al comenzar la primavera, lo veo elevarse a lo lejos.
Luego crecen las hojas sobre él, hasta cubrirlo todo.

Siento su brillo entre las hojas, vacilante,
como quien golpea un vaso con una cuchara de metal.

No todos necesitan de la luz
en igual medida. Algunos
creamos nuestra propia luz: una hoja plateada
como un sendero que nadie puede recorrer, un lago de plata
poco profundo bajo la oscuridad de los arces.

Pero esto ya lo sabes.
Tú y aquellos que piensan
que viven por la verdad, y en consecuencia,
aman todo lo que es frío.


Louise Glück, El iris salvaje, Pre-Textos, Valencia, 2006. Traducción de Eduardo Chirinos.

Nombrar una llaga, Ángelo Néstore

domingo, 31 de mayo de 2020
Sin título [cuerpo que arrastra sangre], Kiki Smith 

nombrar una llaga

Debe de existir un lugar donde poder inventar una lengua
que no hable siempre en masculino,
que no defina,
que no explique,
una lengua que me abstraiga,
que me haga dudar.
Como aquella vez cuando acerqué mi corazón
a tu vagina de hombre
y me enseñaste la herida que hay en el lenguaje
y cortaste un retal de la sábana
para detener la hemorragia,
para limpiar dulcemente la sangre
y convencerme de que, aunque duela, hay que hacerla visible.


Ángelo Néstore, Hágase mi voluntad, Pre-Textos, 2020.

Niños que juegan, Eduardo Fraile

viernes, 27 de marzo de 2020
Niños en el jardínPierre Bonnard

NIÑOS QUE JUEGAN

cada noche, la noche
vencida, exhausta bajo el peso de un ángel
de seda y de silencio
‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍   (han cesado
ya los espasmos últimos de la clarividencia)
‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍      ‍‍cede
y se abandona, olvídase un instante
—un abismo sin fondo, un universo—
de sí
para que, como niños
‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍   que juegan
‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍      hoy podamos seguir inventando la vida


‍‍‍‍ ‍‍
Eduardo Fraile Valles, Con la posible excepción de mí mismo, Tansonville, Valladolid, 2001. ‍‍

Dialéctica de los cuerpos, José Gutiérrez Román

lunes, 23 de marzo de 2020
Dumitru Brodetsky

DIALÉCTICA DE LOS CUERPOS

Como si yo fuera una pregunta
y tu cuerpo albergase la respuesta,
en ti estoy contenido
y en ti me acierto.
Has sucedido para que se cumplan
las leyes de lo insólito,
para no sucumbir entre las ruinas
del tiempo y el espacio.

Me invade ahora la certeza
de tu respiración,
la urgencia del latido
que traspasa los días y, al rozarte,
se convierte en palabra.
Como si yo tan sólo fuese
la pregunta, y tu cuerpo la respuesta
que vuelve para interrogarme:
un soplo más de tiempo, ese pasillo
que se abre entre dos cuartos en penumbra,
donde la luz aprende a desnudarse
y un instante nos basta
para justificar toda una vida.


José Gutiérrez Román, Material de contrabando, Difácil, Valladolid, 2020.

Aunque hubiera tenido que comer pan solo, Eduardo Fraile

miércoles, 4 de marzo de 2020
Sobre la ciudad, Marc Chagall


AUNQUE HUBIERA TENIDO QUE COMER PAN SOLO

Madre,
me acuerdo de una vez, no sé cuándo, tú ya eras
muy mayor, el sol nimbaba
tu rostro puro, finísimo, de sonrisa esplendente,
sin una arruga. Hablabas de mi padre,
que había muerto años atrás: tortolica sin socio,
sola en el aire cenital del mediodía.
La vida
iba llegando a su fin, y recordabas los años
de privaciones y escasez, tenacidad y esperanza:
«Tu padre
tardó mucho en colocarse cuando volvimos de Madrid...»
Y me contabas los trabajos y los días
de un Hércules civil al que nunca abandonó la fe
en el futuro. Porque el futuro éramos
nosotros. Es decir, yo. Lo escribo ahora,
2 de enero del año 2008, con temblor
y deslumbramiento, en el centro geométrico de un charco
de soledad purísima.
Te veo,
te vuelvo a ver mirándome, porque me parecía a él
(a quien él era entonces), tomándome la mano
entre tus manos de ríos azules que se iban
yendo tras el recuerdo: Madre,
hoy que no queda nadie de nosotros (yo menos
que ninguno) tus palabras florecen,
bellísimas, en el silencio definitivo de un poema
de amor que tú escribiste con tu vida
(yo le habría seguido
aunque hubiera tenido que comer pan solo)
hasta el final.
‍‍

Eduardo Fraile Valles, Retrato de la soledad, Difácil, Valladolid, 2013.

[Hoy no deseo ser vosotras...], Eduardo Fraile

domingo, 23 de febrero de 2020
Golondrinas volviendo a los nidos, Takashi Muramatsu


Hoy no deseo ser vosotras, pero si existe un cielo
más allá de este cielo, donde estén los que amamos
y donde todo sea
mejor,
quiero que vengáis allí conmigo,
que lleguéis como ahora, como si no os hubierais ido
nunca, como si hubierais de quedaros para siempre...


Eduardo Fraile, Balada de las golondrinas, Pre-Textos, Valencia, 2009.

Prioridades, Jorge Riechmann

sábado, 15 de febrero de 2020
Takeshi Shikama

Dejar de entregarse
al futuro, no ceder fácilmente
a la pornografía de la anticipación

No dejar de atender al sufrimiento

Atender
sobre todo
al canto
‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍ ‍‍(prioridades)

‍‍ ‍‍
Jorge Riechmann, Grafitis para neandertales, Eolas, León, 2019.‍‍ ‍‍

La evolución de las especies, Eduardo Fraile

jueves, 13 de febrero de 2020
Gorriones junto a la orquídea, Qi Baishi

LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

Los dinosaurios, que dominaron la Tierra
en el Pleistoceno, son hoy humildes pajarillos: ved-
los ahí: esos saltitos del gorrión, del jilguero,
los delatan, su plumaje, su canto
hecho de chispitas de sonido y del luz. La adaptación
al medio ha trocado su forma radical-
mente. ¿Se reconocerían hoy
aves y lagartos? Fueron siglos, milenios,
de soñarse más ligeros, más gráciles,
más libres
de sí, de su poder, de su masa,
de su terrenalidad. Y al fin lo consiguieron.
Aquella aspiración
insensata se alcanzó generaciones y generaciones
después, de tal manera
que ninguno de los miembros de la especie fue consciente
del cambio, de la transformación
(de la metamorfosis), y al cabo de que aquello
que pasó (que fue pasando de manera lentísima)
constituía el logro, la conquista,
la coronación del afán de sus antepasados.
Nosotros fuimos peces una vez,
‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍fuimos
olas que echaron a andar y no volvieron,
‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍ángeles
que pusieron pie a tierra,
‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍‍‍ ‍‍hombres
que se soñaron inmortales, Dioses que quisieron morir...


Eduardo Fraile Valles, In memoriam, Tansonville, Valladolid, 2014.
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Hace cuánto que no, Eduardo Fraile

martes, 11 de febrero de 2020
Hao Boyi

HACE CUÁNTO QUE NO

Hace cuánto que no
caes interminablemente en el abismo
de la belleza, hace cuánto que no corres
tras una imagen entrevista a lo lejos
entre la multitud, hace cuánto
que no sigues su rastro como un perro
de caza (con la lengua
fuera) o como un halcón altísimo:
aire, luz, pensamiento. Hace cuánto que no echas
un pulso con la vida, una partida de ajedrez
con la muerte. Que no
tomas rehenes, haces prisioneras
a las que entregarás el corazón. Hace cuánto
que no acaricias hasta doler, que no besas con sangre,
que no comercias con cuerpos hechos de palabras...
Hace cuánto que no vences
al Tiempo, y que no eres vencido
por una mirada terrenal. Hace cuánto que no cobras
en carne (en verbo), que no pagas en oro
puro los cantos de sirena que te ofrecen la Fama
y la inmortalidad. Hace cuánto que no
has nacido de nuevo, que no has muerto otra vez.
Hace cuánto
que te has ido, que no has vuelto. Hace cuánto
que no...

Eduardo Fraile Valles, Y de mí sé decir, Tansonville, Valladolid, 2011.

[Construir estanterías], Eduardo Fraile

miércoles, 5 de febrero de 2020
Estantería de libros con escritos de música, Giuseppe Maria Crespi


La eternidad es una biblioteca y Borges el bibliotecario. El tiempo es el polvo que no hay. Allí, todos los libros que nos ha sido imaginar nos esperan: los que se han escrito antes, los que se escribirán después y los que no se van a escribir nunca. Las páginas que pasan son los ángeles. Dios, que por algo se empeñó -erre que erre- en hacerse carpintero (con lo lejos que hubiese llegado de estudiar una carrera), se dedica a construir estanterías.


Eduardo Fraile Valles, Con la posible excepción de mí mismo, Tansonville, Valladolid, 2001.

[Un ángel], Eduardo Fraile

sábado, 1 de febrero de 2020
Marc Chagall

... y de mi cuerpo a tu cuerpo
pasa un ángel...

Eduardo Fraile Valles, Con la posible excepción de mí mismo, Tansonville, Valladolid, 2001.

[¿Para quién cantas tú...?], Danila Stoyánova

jueves, 23 de enero de 2020
Pájaro en una jaula, Frederick Carl Frieseke


¿Para quién cantas tú,
ave enjaulada?
¿Cómo notas la llegada del ocaso
en esta habitación oscura?
Sólo yo puedo oír lo que dices,
pero no tengo nadie
a quien contárselo.


Danila Stoyánova, Recuerdo de un sueño, Cántico, Córdoba, 2019. Traducción de Juan Antonio Bernier y Diliana Ivanova.

[El otoño...], Basilio Sánchez

viernes, 29 de noviembre de 2019
Otoño, Isaac Levitan

El otoño
me ha traído el silencio,
pero no sé qué hacer con el silencio.

El otoño ha apaciguado a los pájaros,
pero no sé qué hacer con la ternura
que me inspiran los pájaros.

Un olivo está solo en un desierto
del Libro de los Reyes.

Yo también estoy solo.
Pero de mi madera no se hará un santuario.


Basilio Sánchez, He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes, Visor, Madrid, 2019.

Pulidores de lentes, Jorge Riechmann

sábado, 28 de septiembre de 2019
Camille Corot

Pulimos
el cristal que llegaremos a ser
exactamente en el momento de la muerte

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Jorge Riechmann, Grafitis para neandertales, Eolas, León, 2019.
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[la mayor hazaña...], Carlos Catena Cózar

lunes, 23 de septiembre de 2019
Silla del jefe de departamento en un edificio abandonado, Tetsuya Ishida


la mayor hazaña del hombre moderno
es cotizar hasta jubilarse
cuarenta años de dolores y fatigas infinitos
como un castigo de los dioses griegos
cuarenta años de logros y éxitos
que nadie recordará
en su lecho de muerte

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Carlos Catena Cózar, Los días hábiles, Hiperión, Madrid, 2019.
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[Que hay que vivir], Ana María Moix

sábado, 21 de septiembre de 2019
Hiro Sugiyama


Me gustaría estar con todos en todas partes escuchando una bella melodía: que hay que vivir, amigos, que hay que vivir, aunque sea cierto que morimos en un banco del paseo una tarde de invierno, con el corazón encogido, intentando aprender a pronunciar la palabra amor.


Ana María Moix, Baladas del dulce Jim, Bartleby, Madrid, 2010.

[mi vocación es la espera...], Carlos Catena Cózar

miércoles, 11 de septiembre de 2019
Sueño de carpas, Tetsuya Ishida


mi vocación es la espera
quiero esperar ocho horas al día
a que en silencio regrese a casa
quiero esperar aviones trenes autobuses
y decir en un coche compartido
vivo de esperar su regreso
mi titulación es lo mal que pronuncia mi nombre
mi salario son sus manos después de tanto tiempo
aún ásperas y rugosas y muy frías
digo: cruzaría a pie un continente
si el final fuera el principio de su cuerpo
digo: no hay esfuerzo que no merezca
la vergüenza de besarme en público
espero impaciente la noche en que reconozca que me quiere
espero impaciente a que un funcionario me dé su apellido
espero impaciente la mañana de invierno en que muramos juntos

o el día en que por fin elogie mi paciencia: este talento
de mantener siempre los brazos extendidos
para que nadie olvide cuánto espacio ocupa


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Carlos Catena Cózar, Los días hábiles, Hiperión, Madrid, 2019.
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[Todo está a la vista...], Christian Bobin

lunes, 2 de septiembre de 2019
 Nairy Shahinian


Todo está a la vista, ofrecido. Cada peldaño del abismo es visible. Pura contemplación, puro dolor.


Christian Bobin, Soberanía del vacío, La Cama Sol, Madrid, 2019. Traducción de Javier Santiso.

Las ventanas, Shuntarō Tanikawa

miércoles, 28 de agosto de 2019
Sol en una habitación vacía, Edward Hopper

LAS VENTANAS

lo que ocurre
es tan simple y sin embargo
el motivo resulta tan embrollado

los rayos del sol que entran por la ventana
hasta el centro del corazón
no llegan

esta tarde
las ratas corretean
al otro lado del techo

en la planicie del cristal líquido
se amontan sin límite
ventanas abiertas

desde ahí
no puedo ver
tus ojos
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Shuntarō Tanikawa, minimal, Visor, Madrid, 2019. Traducción de David Taranco.
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