Ya se han acabado las fiestas de San Fermín. Me he levantado todos los días a las siete y media de la mañana para ver los encierros... por tv. claro está.
El primer día cuando me levante vi que el vídeo estaba funcionando, y es que mi hijo con muy buena voluntad me lo había puesto a gravar. Mientras el estaba en la ducha yo me puse en situación, me puse un pantalón y camisa blanca. Como no tenía un pañuelo rojo, cogí una servilleta de la mantelería de Navidad monísima y me la puse al cuello, me senté en mi mecedora frente al televisor a esperar el chupinazo.
Sale mi niño de la ducha, va al salón y cuando me ve, dice:- J...madre contigo no se aburre nadie, ¿Que haces así vestida? Yo le digo que estoy ambientada y en ese momento, !zas¡ el chupinazo, salen los toros corren los mozos, caen unos, caen otros y en cuatro minutos se acabó. Mi hijo se va a su trabajo y yo muerta de sueño no se que hacer...pienso, en ese momento me viene a la memoria otro encierro que vi hace unos años en Algete, eran las siete de la mañana, que hermosura de toros, allí si que se veía todo bien pues eramos pocos.
Habíamos ido a pasar unos días a Belvis de Jarama, una pedanía de Paracuellos, que eran las fiestas el 25 de Julio. En Belvis siempre hay vaquillas, unas veces ponían una plaza prefabricada y cuando había menos fondos en el Ayuntamiento se hacía la plaza como en muchos pueblos, de troncos.
Aquel año tocó de troncos, pusieron la plaza en el patio de la escuela, diréis que por donde metieron las vaquillas...Había un portalón en la parte trasera del patio, allí pusieron el camión con las vaquillas y claro cegaron la entrada al público. Como el pueblo tiene tres habitantes y el hijo de la Nicanora y los invitados eramos media docena, decidieron que entráramos por donde todos los días entraban los niños a las clases, o sea, entrabamos como si fuésemos al "cole" y salíamos al patio por una puerta muy pequeñita después de haber atravesado todas las aulas.
La "corrida" se estaba desarrollando normal, la vaquilla de turno corría tras los mozos y las mozas, la mayoría estábamos subidos en los troncos y de vez en cuando metía la cabeza entre ellos, el que más y el que menos se echaba hacia atrás.
Una de las veces vino hacia donde yo estaba, metió la cabeza por entre los troncos y...yo ya no ví más. Salí corriendo hacia la salida que no era otra que la pequeña puerta de entrada a la escuela, yo corría, (era más joven) y a la vez, como soy una escandalosa, iba gritando, pero no grititos, no, alaridos. La gente que en ese momento entraba en la escuela, al oír los gritos y verme correr no preguntaba que pasaba, no, corría más que yo delante de mí. Los que venían a ver la capea y vieron que salíamos corriendo de la escuela, tampoco preguntaron solo corrieron por todas las calles del pueblo. Al final me quedé sola y con mucho cuidado volví a la "plaza" disimulando.
Cuando finalizó el festejo y salíamos, no se veía un alma por las calles, solo salieron cuando vieron la humareda de la hoguera que habían preparado en la plaza del pueblo para cocinar a la vaquilla que tanto susto nos dio.
Ahí si que estaban todos, jóvenes, menos jóvenes, mayores, más mayores, en fin todo el pueblo, hasta que nos comimos la pobre vaquilla.
Muy interesante tu relato de los encierros. Parece que los estamos viviendo también.
ResponderEliminarDeberías de estar muy simpática con la servilleta de navidad, jajajaja, me lo imagino.
Me gusta mucho tu blog, y con tu permiso voy a visitarlo.
Ah, y tu gata Rufa también es muy linda.
Yo tengo una que se llama Lía.
Te invito a que conozcas mi blog de la caracola dulzona (http://lacaracoladulzona.blogspot.com, aunque tengo dos más, uno de viajes, y el otro de cocina.
Si te apetece, en otro momento te los presento. Si no, pues tan amigas. jajajaj,
Hasta pronto tocaya.