Descansando
Hace mucho que no escribo nada de lo que me manda mi buen amigo y Psicólogo Juan. El sigue mandándome cosas y yo las archivo, pero esto último que me ha mandado y, que cuando se lo estaba contando a mi hijo ya veía por donde iba a salir la cosa, además de reírse antes de yo terminar, dijo que parecía un chiste.
Bien es sabido que a veces exagero un poco, como dice mi cuñada Pepi, pero en este caso, no lo hago, o sea, que es cierto todo lo que me ha contado Juan. El chiste lo dejo para más adelante:
Resulta que un padre y su hijo trabajaban juntos en el campo. Después de una larga jornada, de vuelta hacia su casa, el padre se sintió muy cansado y dijo:
-Hijo mío, si no te importa, vamos a descansar un poco y luego seguimos caminando. Así lo hicieron. Tan fatigado estaba el padre que se acostó en el tronco de un árbol y enseguida se durmió. De repente, un tábano se paro en su cabeza dispuesto a darse el gran banquete con su sangre. El hijo lo vio y, no dispuesto a consentirlo, cogió una pesada rama y la estrelló con todas sus fuerzas contra el tábano. El resultado fue obvio e inevitable; abrió la cabeza de su padre que se despertó sobresaltado y a punto estuvo de causarle la muerte.
Cuando pasadas unas semanas, el hombre finalmente se recuperó de la enorme brecha, le preguntó curioso a su hijo:
-Hijo, sé que tu intención era ayudarme pero ¿no podrías haber ahuyentado al tábano de otra manera? A lo que el hijo, sin dudarlo, le repuso:
-No, padre, en absoluto. Se me podría haber escapado.
Esta historia nos enseña que las buenas intenciones son esenciales pero, eso sí, siempre tienen que ir acompañadas de un poco de sensatez.
Hoy estoy casi de descanso, pues ahora cuento lo que me ha mandado mi querido amigo José Luis. Mas conocido en los blog por "Pluma y Data". Me lo ha mandado en privado y espero que no se enfade por aprovecharme de su buen hacer. Ahí va lo que me ha contado:
Un hombre fue llevado de emergencia a un hospital administrado por monjas, donde lo operaron del corazón.
Después de la operación, el hombre despertó y una monjita estaba a su lado:-"Señor Perez, la operación fue un éxito. Sin embargo, necesitamos saber como piensa pagar la cuenta del hospital.-¿Tiene usted seguro de gastos médicos? -"No". -"¿Puede pagar en efectivo?. "Me temo que no, hermana". -Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos? -"Solo mi hermana, pero es una monja solterona sin un centavo." -"Disculpe que lo corrija. Las monjas no son solteronas; ellas están casadas con Dios".-¡Magnifico! Por favor envíele la cuenta a mi cuñado.
...Y ASÍ NACIÓ EL "QUE DIOS TE LO PAGUE"...
Aprovecho para dar las gracias a todos los que me seguís por Facebook: Mi querido Sergio, mi encantadora amiga Zulma, que aunque vive en Australia, la tengo muy cercana. A la no menos querida Charo, que siempre me escribe en los dos sitios y es de donde se hace un buen vino...La Rioja, a mis amigas andaluzas, madrileñas...etc.