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martes, 17 de diciembre de 2024

El niño de oro

Penelope Fitzgetal sitúa su primera novela, "El niño de oro" en medio de la colosal exposición del Tesoro Dorado del reino africano de los Garamantes que se inaugura en el Museo Británico donde trabaja el propio descubridor del tesoro, el anciano arqueólogo sir William Simpkin. El Niño de Oro es la estrella de la exposición y se convierte en centro de atracción mundial: una pequeña momia recubierta de oro dentro de un sarcófago y rodeado de juguetes y otros elementos, todo ello de oro, destacando una Madeja de Oro que le ayudará a encontrar en camino al mundo de los vivos, según su tradición funeraria. Un rumor sobre la maldición del Niño de Oro ha comenzado a correr entre el público y los medios, lo que incrementa el interés por la exposición y tensará el ambiente entre los empleados del museo. Debido a una sospecha de que todo lo que contiene el Tesoro expuesto pudiera ser una falsificación, algo que afectaría seriamente al prestigio de las institución, un joven empleado de baja categoría, Waring Smith, es enviado en un delirante viaje hasta Moscú para recabar la opinión de un experto en la cultura de los Garamantes.

Todo el libro está impregnado de un humor puramente británico, de ese en el que se dicen las mayores tonterías sin esbozar apenas una sonrisa. Lo cierto es que los personajes son, en general, bastante cómicos en su ridiculez en medio de un argumento plagado de absurdos, dando como resultado una comedia de humor disparatado donde se mezcla una muerte sospechosa con el espionaje soviético, los conflictos domésticos de Smith y los enfrentamiento entre los diferentes departamentos del museo, Arte Funerario, Cerámicas sin Esmaltar o Tejidos y Textiles, entre otros, en su lucha por defender sus pequeñas parcelas de poder y ganar la carrera para obtener más fondos del legado que se prevé que sir William les dejará a su muerte. Las opiniones del anciano sobre la gestión de los museos y su aportación a la sociedad son bastante polémicas y dejan en muy mal lugar a sus colegas y al mundo académico en general.

"El objeto del museo es adquirir poder, no solo a expensas de otros museos, sino en general. El arte y los tesoros de la tierra se juntan para que los conservadores puedan acurrucarse sobre ellos como los antiguos dinastas y mostrar esto o aquello según su capricho. ¿Quién sabe qué riquezas existen en nuestros fondos, más ocultas que en las tumbas de los garamantes? Hay hectáreas de pasillos en este museo donde nadie ha puesto un pie (...) hay piezas que solo se ven una vez al año, adquisiciones de gran valor almacenadas y olvidadas. La voluntad de los reyes y de los príncipes comerciantes, que legaron sus colecciones a condición de que estuviesen siempre expuestas al público, se incumple después de su muerte."

domingo, 8 de septiembre de 2024

Hijos de la fábula

Fernando Aramburu se hizo tremendamente popular en nuestro país con su magnífica novela "Patria" donde retrataba la sociedad vasca y su relación con el terrorismo de ETA. Pero también ha publicado obras de un tono más divertido y relajado, como es el caso de "Viaje con Clara por Alemania". Ahora en "Hijos de la fábula" podría decirse que reúne estas dos vertientes de su obra y nos ofrece una comedia protagonizada por dos aspirantes a terrorista a los que todo les sale mal.

Asier y Joseba son dos chavales vascos de pueblo que deciden integrarse en ETA. Los envían a una granja de gallinas en el sur de Francia donde se ocultan a la espera de que les adiestren y les encomienden alguna misión. Mientras repiten consignas nacionalistas y se muestran dispuestos a dar su vida por la liberación de Euskal Herria, se sienten destinados a hacer grandes cosas por la causa, a convertirse en héroes de la lucha armada. 

Pero la llamada a la acción no llega nunca, ni siquiera han aprendido a disparar; dedican su tiempo a limpiar el gallinero y a aburrirse como ostras. Dado que nadie se ocupa de ellos se proponen entrenarse por su cuenta; así, los dos pardillos protagonizan escenas patéticas como el secuestro de una gallina o prácticas de tiro con escobas como parte de su particular adiestramiento. Y en eso que salta la noticia del cese de la actividad armada de la banda terrorista, tras lo que deciden formar su propia organización de dos miembros que continúe con la lucha armada. Llegarán a contar con la colaboración de una entusiasta muchacha con ideales revolucionarios que se anima a apoyar la causa de los aprendices de terroristas.

Los protagonistas son dos personajes patéticos de los que nos reímos desde la primera página gracias al humor ácido de esta sátira que nos muestra lo ridículo de su fantasía de convertirse en guerreros del pueblo vasco, en dos valientes gudaris solos ante el resto del mundo, cuando no son más que dos infelices olvidados por una organización en desbandada. Aramburu nos demuestra que es posible hacer humor sobre cualquier asunto, por muy serio que este sea, cuando se hace con inteligencia y conociendo en profundidad el mundo que retrata.

miércoles, 17 de enero de 2024

Un crimen con clase

Pocas cosas pueden resultarme tan apetecibles en un libro como la mezcla misterio o crimen con una buena dosis de sentido del humor y eso es justamente lo que buscaba al emprender la lectura de "Un crimen con clase", una novela de la autora británica Julia Seales de la que he estado encontrando últimamente una buena cantidad de críticas positivas, con lo que ahí me lancé con toda la ilusión del mundo y debo ya decir que le lectura no me ha defraudado.

La protagonista de la novela es la señorita Beatrice Steele que vive en el pequeño pueblo inglés de Swampshire, sometida a las estrictas normas de decoro que corresponden a una joven de su clase. Sólo tiene una pasión oculta: adora los crímenes; nada la emociona tanto como descubrir los detalles más escabrosos, desvelar las pistas y terminar por resolver un asesinato. Su fascinación se alimenta de las noticias de prensa y los relatos de crónica negra que devora a escondidas de su familia, en especial de las columnas protagonizadas por sir Huxley, un detective dedicado al perseguir y desenmascarar asesinos que atemorizan a todo Londres.

La historia está contada con un tono divertido, no sólo por el gusto por las bromas macabras y en ocasiones de mal gusto del cabeza de familia, Stephen Steele, sino también por la manera en que el narrador ridiculiza las normas de comportamiento y buen gusto a las que se encuentran sometidas las mujeres de la zona o por la obsesión de la señora Steele por lograr un matrimonio ventajoso para sus tres hijas cueste lo que cueste. La que más posibilidades tieneb de casarse bien es la bella y bondadosa Louisa, mientras que Beatrice, con su interés por los libros y los crímenes y su inteligente ingenio, no está tan bien posicionada para atraer un buen partido. Y menos aún la pequeña Mary, una criatura hosca y bastante rarita en la que nadie repara demasiado.

Con ocasión del baile organizado en la mansión de los Ashbrook entre cuyos invitados se espera al señor Croaksworth, todo un partido para cualquier joven casadera, Beatrice tendrá una ocasión única para desplegar las dotes de detective que ha ido perfeccionando durante tanto tiempo y tantas lecturas, cuando un asesinato altere la paz de la mansión de los Ashbrook y todos los invitados alli presentes se conviertan en sospechosos del crimen.

El humor totalmente blanco es una constante en toda la novela con personajes y situaciones ridículas, conversaciones absurdas y un tono burlón y mordaz que se agradece y convierte esta historia de detectives clásica en una comedia con la que se me ha escapado más de una carcajada. Todo un acierto para el lector que busque una lectura de evasión sin más complicaciones.

viernes, 29 de abril de 2022

Se acabó el pastel

De nuevo disfruto de una lectura de la divertida, desprejuiciada y siempre elegante pluma de
Nora Ephron. En "Se acabó el pastel" la autora neoyorkina se estrenó en la narrativa con esta novela, llevada con mucho éxito a la gran pantalla, y que se inspira directamente en su ruptura matrimonial con el periodista Carl Bernstein (famoso por destapar junto a Bob Woodward el caso Watergate) para contarnos a su estilo unos hechos que debieron ser dolorosos a nivel personal pero que, una vez pasados por el filtro de la narrativa, se transforman en literatura humorística. A pesar de ser prácticamente una autobiografía, los datos se modifican levemente para pasar por una historia de ficción: los nombres de los personajes están cambiados, la protagonista es escritora pero de libros de cocina, aunque el marido sigue siendo periodista y siguen teniendo a sus dos hijos, su vida entre su amada Nueva York y Washington donde trabaja su marido es la misma y la infidelidad existe aunque se modifique levemente la identidad de la amante... en fin, que tampoco es que haga un tremendo esfuerzo por ocultar lo que en realidad pasó y que todos sus protagonistas sean fácilmente identificables.

Los personajes de Ephron, empezando por ella misma, son totalmente disparatados; le encuentra el lado divertido absolutamente a todo en la vida, empezando por el hecho de verse abandonada por su marido embarazada de siete meses. Su propia familia es un ejemplo claro de familia judía que protagoniza escenas delirantes y absurdas, los diálogos son en ocasiones surrealistas. Y ella todo se lo toma a la ligera, a cualquier cosa le saca un chiste, se ríe de todo lo que la rodea pero, sobre todo, se ríe de sí misma: de sus dramas y sus desgracias, de sus neuras y sus errores. Nada escapa a su afilada y crítica visión.

Entre recetas de cocina y sesiones de terapia de grupo, la protagonista nos va narrando el devenir de sus dos matrimonios fallidos, con su ácida mirada a su entorno más cercano poblado de ciudadanos privilegiados, de urbanitas cultos, artistas y personajes públicos que aman y sufren y se engañan, se casan y se divorcian y se vuelven a casar lo mismo que el resto de norteamericanos. Pero con bastante más estilo y algo más de mala uva, eso sí.

viernes, 4 de febrero de 2022

Los años extraordinarios

En "Los años extraordinarios", del escritor, guionista, director de cine, músico y no sé cuántas cosas más, Rodrigo Cortés, todo es raro y peculiar: lo que cuenta y cómo lo cuenta. Es esta una fábula llena de imaginación, una suerte de realismo mágico salmantino donde lo normal se mezcla con lo extraordinario sin solución de continuidad, donde lo irracional es la norma. 

"A veces las mujeres levitaban, incluso las más ancianas; era responsabilidad de los hombres tirar de ellas hacia abajo para no perder a ninguna. Si una mujer, por soltera o simple falta de atención, acababa en las nubes, se mandaba a otra a por ella con una cuerda bien larga atada al tobillo. Cuando la cuerda no daba más de sí, se le daba a la mujer una escopeta."

El protagonista de la novela, Jaime Fanjul, nos narra una vida nada heroica y nada ordinaria, contada desde el humor y lejos de todo lo que suponga tragedia o drama. Situada en un tiempo y lugar imprecisos, "entre la IV y la V repúblicas (...) En aquellos años Salamanca aún no tenía mar." Partiendo de esa irrealidad, todo lo que sigue se mueve entre el absurdo y la carcajada en una imparable sucesión de hechos y vivencias alocadas, sucesos históricos que no ocurrieron donde abundan las guerras como la que enfrentó a Alicante contra el resto de España, "La guerra duraría seis años, a los que hubo que sumar una prórroga, por empate.", Dónde desfilan multitud de personajes disparatados como los piratas que asaltan naves para lanzar ataques dialécticos o hechos indiscutibles tal que la invención de la lengua inglesa por un labrador de las islas Azores. En el mundo de Fanjul, París es trasladada de ubicación piedra a piedra y España tiene dos capitales. También conocerá el amor y disfrutará de romances con mujeres de diferentes países, incluida alguna bruja, viviendo historias muy apasionadas, ciertamente: "A veces, agresiva, me arrancaba la ropa antes de que la puerta se hubiera cerrado del todo. Y nos poníamos los dos a leer." Se casará, enviudará, tendrá dos hijos y otra que casi lo es.

Terrorista, anarquista, aprendiz de alfarero, mecánico de bicicletas, echador de cartas, de París a Portugal o a Londres, de Nueva York a un recorrido por todo Oriente, cruzando el Sahara o viviendo en la cumbre del Mont Blanc, su vida será una aventura constante, totalmente imposible, pero no nos importa que lo que cuenta se sitúe siempre al margen de la realidad, porque está tan bien contada, es tan lógico dentro de su irracionalidad, una locura genial,  que te atrapa y te arrastra en la lectura deseando saber que más peripecias esperan a nuestro protagonista. Jaime se rodea en todo momento de elementos fantásticos como los fantasmas que constantemente le rodean y no son lo más extraño de entre el desfile de personajes surrealistas que le acompañan o de entre los sucesos delirantes que protagoniza. Y todo contado con la prosa impecable del autor, capaz de crear imágenes asombrosas, dar cuerpo a ideas estrambóticas y hacer realidad lo más increíble. Cortés es capaz de crear un mundo de ficción único e irrepetible, que no se parece a nada que haya leído antes. Un recital incomparable de imaginación e ingenio.

"No es fácil explicar los meses del Sáhara, allí muchas cosas son verdad a la vez. El Sáhara es un desierto sin medida, una mancha blanca, cruza el África de lado a lado, de mar a mar. Lo atravesé muchas veces en aquel tiempo, pero no siempre despierto. En el Sáhara volví a soñar. 

No tengo relatos de sed y ardor que contar, aunque me sequé muchas veces, por fuera y por dentro. A veces fui una mota arrastrada por el viento, a veces cuero recién arrancado puesto a orear. Tuve la lengua de esparto y la piel de lija, a veces sangré tanto que las serpientes me lamieron las heridas. A veces ansié la muerte. (Una vez la obtuve por completo, pero de eso no hablaré)."

viernes, 21 de enero de 2022

Cluny Brown

El Londres de entreguerras es el escenario en el que se inicia esta novela de la británica Margery Sharp protagonizada por "Cluny Brown", una joven huérfana muy alegre, algo inconsciente, curiosa y bastante extravagante en opinión de su tio Arn a cuyo cargo vive, éste es un sensato fontanero, hombre serio y prudente, que se encuentra desconcertado por las inquietudes vitales de su sobrina que no parece saber cuál debe ser su lugar en la sociedad. "Quiero que pase algo. Quiero que siempre estén pasando cosas…"  Preocupado por su futuro decide buscarle colocación como doncella en una buena casa para que pueda así ganarse la vida de manera honrada, como corresponde una joven de su clase.

De este modo Cluny llega a Friars Carmel. Ella, que está dispuesta a abrirse al gran mundo y aceptar con los brazos abiertos las novedades que los nuevos tiempos traen consigo, descubre en el campo una familia que vive anclada en los días anteriores a la Gran Guerra, una casa donde el tiempo quedó detenido en la época en que disponían de un amplio servicio doméstico, la señora se dedicaba al jardín y a la decoración floral y el señor a las salidas de caza y a los caballos. Lo cierto es que en la actualidad ni los fondos ni las energías de la familia venida a menos sostienen ya tales costumbres. Mientras ejerce su nuevo empleo, Cluny tratar de dilucidar las grandes cuestiones que la persiguen: quién se cree ella que es y cuál es el lugar que le corresponde ocupar en el mundo. En esa búsqueda de su propia identidad la acompañaremos en su estancia junto a los Carmel, disfrutando del sutil humor con el que se retrata la famosa flema británica y la ligereza con la que las clases acomodadas se toman las cosas importantes y los problemas que se les presentan.

Una curiosidad que he descubierto al hilo de está lectura es que la Sharp es conocida fundamentalmente por ser la autora de una serie de libros infantiles protagonizados por la ratita Miss Bianca, cuya primera entrega fue "Los rescatadores" llevada al cine con gran éxito por la casa Disney. 

viernes, 18 de junio de 2021

El cuello no engaña y otras reflexiones sobre ser mujer

Nora Ephron era una neoyorquina de los pies a la cabeza; hija de una pareja de guionistas del Hollywood clásico, también ella encaminó sus pasos, tras estudiar periodismo, hacia el mundo del cine, trabajando como guionista, productora y directora de títultos tan sonados como "Algo para recordar", "Se acabó el pastel" o su gran éxito, "Cuando Harry encontró a Sally". En esta colección de artículos con base autobiográfica, "El cuello no engaña", además de lamentarse con mucha gracia sobre los estragos que la edad inflige en la belleza femenina, especialmente en el cuello, esa parte de su anatomía que ella odia, también toca otros asuntos tanta o más enjundia que aquel: los bolsos desordenados, las modas culinarias, la depilación, la manicura, la paternidad responsable, el precio de los alquileres en Manhattan, o la muy divertida forma de contar sus "relaciones" con los presidentes Kennedy o Clinton. 

El libro está estructurado en capítulos independientes unos de otros, cada uno sobre un asunto diferente, donde la autora revive episodios de su propia vida, experiencias sobre asuntos que van de lo más trivial a lo más serio, vertiendo sus propias opiniones sobre los más variados temas, siempre empleando un tono bastante divertido o al menos contándolo todo con mucho humor y sobre todo demostrando que es capaz de reírse de sí misma, de afrontar la vida con optimismo permanente a pesar de los problemas por los que haya podido atravesar a lo largo de los años. Sin eludir asuntos como la enfermedad o la muerte, muestra en todo momento una filosofía de vida basada en no tomarse casi nada demasiado en serio, comenzando por ella misma. Esta ha sido, sin duda, y a pesar de su levedad, una de las lecturas con las que más he disfrutado en los últimos meses y estoy segura de que se va a convertir en uno de esos títulos que recomiende sin dudar a cualquier amiga de esas que, de vez en cuando, me piden que les recomiende algo que valga de verdad la pena leer. 
"¿Hay que vivir cada día como si fuera el último o es mejor guardar el dinero por si acaso vives veinte años más? ¿La vida es demasiado corta o puede que sea demasiado larga? ¿Tienes que trabajar todo lo que puedas o pararte a oler las rosas? Y en todo esto, ¿qué lugar ocupan los hidratos de carbono? ¿De verdad vamos a tener que pasar los últimos años de nuestras vidas sin probar el pan?"

martes, 19 de enero de 2021

My family and other animals

Hace muchísimo tiempo que "Mi familia y otros animales" estaba apuntada en mi siempre creciente lista de libros por leer, así que no lo he dudado cuando se me ha presentado la oportunidad de hacerme con este volumen que reúne los tres títulos que conforman la Trilogía de Corfú, una obra ya convertida en un clásico de la literatura anglosajona. Estas tres novelas autobiográficas son el fruto de de la estancia del naturalista británico Gerald Durrell en la isla griega de Corfú a la que se traslada cuando no es más que un niño de doce años, junto a su madre y sus hermanos (entre los que se encuentra el futuro escritor Lawrence Durrell) guiados por el deseo de alejarse del terrible clima británico e iniciar una nueva vida en la paradisíaca isla mediterránea. "My family and other animals" según esta versión original es el primer título del volumen y tal vez la más conocida de las tres obras que lo componen.

Todo es novedoso para el chico en aquel lugar tan alejado de la civilizada Inglaterra: desde el calor sofocante y las azules aguas del mar hasta los campos yermos y los lugareños, hombres y mujeres duros en extremo, viejos pastores de piel reseca y miradas hoscas pero tras las cuales el pequeño Gerald descubre, en sus muchas salidas explorar por los campos que rodean su vivienda, personas de generoso corazón y sencillas costumbres, muy pegados a la tierra y sus ciclos naturales para los que todos los ingleses son lores y que comparten con él sus antiguas canciones, leyendas ancestrales, extrañas costumbres y hábitos de gente de campo sin educación pero con muchos años de tradición a sus espaldas. Muchos de ellos se convertirán en buenos amigos del chico y de ellos obtendrá valiosos consejos que le ayudarán a adaptarse a su nuevo destino. Todo lo que le rodea, los maravillosos paisajes de la isla y su naturaleza asombrosa, son retratados con gran viveza y detalle, en maravillosas descripciones que nos transmiten la fascinación del autor por aquellos parajes.

Pero de todas las atracciones de la isla, lo que verdaderamente cautiva al pequeño Gerry son los elementos naturales: la variedad de plantas silvestres, los abundantes frutales y en especial la fauna autóctona: cabras, multitud de insectos, aves, sapos o escorpiones... hasta tortugas, mochuelos, culebras o urracas parlanchinas que se convierten en peculiares mascotas junto a los perros que siempre rondan por la casa. Este peculiar arca de Noé en la que se convertiría la casa familiar haría a uno de los hermanos declarar indignado que "sólo San Francisco de Asís viviría a gusto aquí (...) Les aseguro que esta casa es una trampa mortífera. No hay rendija ni rincón que no esté atestado de fauna maligna dispuesta para el ataque." A esta locura de entorno se suman lo peculiar de los adultos que rodean al chico, familiares, tutores, empleados y amigos que pueblan las distintas viviendas por las que van pasando los Durrell, todos ellos bastante excéntricos y nada convencionales. 

Es un auténtico placer compartir este verano interminable lleno de excursiones, aprendizaje y descubrimiento del mundo desde los ojos bien abiertos de un niño con enorme sed de conocimiento combinada con una vivísima imaginación que le impulsan a crearse un mundo propio poblado de todo tipo de animales que constituirán desde entonces y para siempre su mejor compañía. Todos los seres vivos que se cruzan en el camino del joven Durrell se convierten en objeto de su fascinada observación y estudio. Vemos así nacer en el niño la gran pasión que desembocará, con el paso de los años, en una activa defensa de las especies en peligro de extinción y la vida salvaje en general, misión a la que terminaría dedicando toda su vida adulta.  

miércoles, 30 de septiembre de 2020

No cerramos en agosto

No tengo muchas ocasiones de toparme con una lectura tan divertida como está novela de Eduard Palomares, "No cerramos en agosto", un entretenido relato protagonizado por todo un antihéroe llamado Jordi Viassolo, más conocido como Solo por sus amigos, un joven apasionado por las novelas negras de detectives y las películas en blanco y negro y que consigue un puesto de becario en la agencia de investigaciones Private Eye para mantener la oficina abierta durante el mes de agosto, mientras que todos los empleados disfrutan de sus vacaciones, a excepción de Recasens, el más veterano detective de la agencia, todo un zorro viejo habituado a trabajar al modo clásico y que ni tan  siquiera tiene teléfono móvil.

Lo cierto es que el carácter no acompaña a Viassolo en sus sueños de emular a sus ídolos detectivescos ya que no es más que un tipo pusilánime sin recursos ni planes de futuro, pero por una vez decide tomar la iniciativa cuando un cliente desesperado entra en la agencia solicitando ayuda para localizar a su esposa desaparecida. Viassolo decide desobedecer las instrucciones recibidas y emprender la búsqueda de la mujer desaparecida con escasos medios y poca más información sobre el trabajo a realizar que la extraída de sus adoradas novelas, aunque, para su fortuna, contará con la inesperada colaboración del viejo Recasens. El asunto se le acaba yendo de las manos cuando se encuentra en medio de un asunto mucho más grande que los que sus escasa capacidades le permiten manejar.

Descubrimos de la mano del protagonista todas las facetas de la ciudad de Barcelona donde el turismo de japoneses y borracheras de playa convive con las tabernas de toda la vida de la Barceloneta, las terrazas que pueblan las plazas más animadas, el puerto olímpico o las noches de verbena en los distintos barrios, las fiestas en pisos de estudiantes, o los lujosos palacetes de la zona alta. Por todos esos escenarios se mueve Jordi mientras realiza sus pesquisas o se toma unas cervezas con sus inseparables amigos tan desorientados como él, cansados de trabajos precarios, afrontando la imposibilidad de independizarse, la situación del grupo de jóvenes manifiesta una crítica mordaz del sistema económico actual, de los efectos de la globalización y los problemas que encara la juventud, pero sin perder en ningún momento el tono burlón y divertido.

Todo ello da como resultado un thriller detectivesco con el telón de fondo de la especulación inmobiliaria pasado por el filtro del humor y el efectivo y exitoso recurso del protagonista ridículo convertido en héroe por accidente que permite empatizar fácilmente con todas las penalidades que sufrirá en esta divertida y en ocasiones desmadrada historia.

domingo, 23 de diciembre de 2018

La flor y nata

Mamen Sánchez es una autora que ha cosechado bastante éxito con sus anteriores novelas que comparten un aire ligero y desenfadado y una visión optimista del mundo. "La flor y nata" supone mi primer acercamiento a su obra, que cuenta con otras cinco novelas bastante exitosas, además de algunas obras de literatura infantil. Pero además de su faceta de escritora, Mamen es también hija de Eduardo Sánchez Junco, presidente de la revista Hola, "la Biblia de la prensa rosa" de nuestro país, donde la autora realiza además funciones de directora adjunta. Se ve que es una mujer multitarea con gran capacidad para desenvolverse en diversos ámbitos de la escritura, esperemos que lo haga con acierto en todos ellos

En lo que se refiere al argumento de esta novela, la acción nos sitúa en el año 1992; la prensa rosa está en su pleno apogeo en España: príncipes y princesas europeas encabezados por Lady Di, millonarios y actores internacionales encandilan con sus fiestas y mansiones al publico. La protagonista es (¿casualmente?) una de las hijas del director de la revista del corazón más famosa y  prestigiosa del país. Deseosa de iniciar su carrera profesional en la empresa familiar, le surge la oportunidad de realizar un reportaje anunciando el compromiso de dos figuras de la alta sociedad europea, con lo que entrará en contacto con el mundo de lujo, glamour y excentricidad en el que se mueven sus protagonistas. La juventud e inexperiencia profesional de la protagonista dará lugar a escenas bastante patéticas cuando se enamore como una boba del apuesto noble británico sobre el que debe hacer el reportaje.

La lectura es muy entretenida y divertida y nos introduce de lleno en los años noventa que se nos presentan como un tiempo de inocencia tecnológica, sin teléfonos móviles, donde aún existían vídeos VHS y el fax era el no va más en lo que a comunicaciones se refiere. Lola Flores, Camilla Parker-Bowles o los príncipes de Mónaco entre otros personajes populares de la época deambulan por las páginas de la prensa del corazón que supone el medio de vida de la familia de la protagonista y nos llenan de cierta nostalgia casposa por aquella jet-set que nos encandilaban en aquellos días .

El libro retrata con ironía y humor el ambiente de glamour y frivolidad de la alta sociedad con una escritura que resulta ligera, divertida, desenfadada y fresca, dando lugar a un supuesto autorretrato novelado con mucho sentido del humor donde la que duele quedar peor parada es la propia protagonista y narradora de esta especie de chick lit blanco y bastante modoso. Aunque me ha resultado entretenida, no hay duda de que es una novela de lo más superficial, con lo cual ya me queda la duda de si éste es el estilo del resto de la producción de esta autora o si es que me he topado, al elegirla, con su obra más insustancial. Ruego, por tanto opiniones de lectores que hayan leído algo de ella, que me orienten sobre si esto es lo que me voy a encontrar en todos sus libros o si hay alguna otra lectura que cuente con algo más de chicha en la que hincar el diente. Aunque si lo que buscas es una lectura ligera para relajarte y reírte un poco, este es el libro que te tienes que leer.

martes, 14 de abril de 2015

El proyecto esposa

Me lo he pasado verdaderamente bien con esta novela de Graeme Simsion en la que se nos presenta a un original y muy peculiar protagonista: el excéntrico Don Tillman, investigador universitario de mediana edad que cree llegado el momento de emprender un nuevo proyecto de investigación basado en el método científico; en este caso se trata de lo que él mismo bautiza como el "Proyecto esposa" que da título a la novela. A primera vista parecería que a un sujeto como Don, inteligente, sano, con buen sueldo, no debería resultarle difícil encontrar una pareja, "alguien capaz de proporcionar estímulo intelectual, compartir actividades y quizá llegar hasta el apareamiento". Esta no parecería en principio una misión complicada si no hubiera que tener en cuenta que Don no se desenvuelve precisamente con soltura entre las convenciones sociales, que se trata de un absoluto "inepto social", como se describe a sí mismo. El protagonista es tan odioso como adorable, tan divertido como insoportable, un trasunto, sin duda de otro personaje de ficción por el que no ocultaré mi pasión: el doctor Sheldon Cooper, estrella indiscutible de la serie televisiva "The big bang theory". No digo que uno copie al otro, simplemente que comparten rasgos psicológicos muy destacados. Las claras similitudes entre ambos personajes me inclinó desde un principio del lado de la simpatía hacia este extraño personaje por cual me siento tentada a aceptar sus rarezas como normalidad absoluta, a admitir con él que los convencionalismos sociales no son en muchos casos más que absurdos e irracionales, imposibles de ser asumidos por una mente científica y analítica que se guíe exclusivamente por parámetros lógicos.

Así pues, asistiremos al proceso de búsqueda de esposa fundamentado en la realización de una serie de cuestionarios que se facilitarán a las candidatas que parezcan apropiadas para ocupar el puesto y por el que se les valorará en función de unos criterios estrictos encaminados a medir su idoneidad para dicho papel, criterios basados en sus hábitos de salud, antecedentes familiares, nivel cultural... todo tipo de parámetros entre los que no se incluye ningún elemento que tenga nada que ver, ni por asomo, con los sentimientos y las emociones. Porque Don no está preparado para que el amor entre a formar parte de su universo, no es una variable que incluya en sus cálculos, ni siquiera sabe cómo identificar ese sentimiento. Pero el mundo se empeña en basar las parejas humanas en ese tipo de sentimientos y ahí será donde Don deba combatir su más dura batalla.

No sé si es posible que exista una persona con las características psicológicas tan acentuadas como las que muestra nuestro protagonista o si se trata de una exacerbación extrema del síndrome de Asperger que tan bien conoce nuestro investigados. En cualquier caso, y si fuera posible que se diera, sospecho que no debererá ser demasiado fácil convivir con él, con esos estrictos horarios e inamovibles rutinas, con esa racionalización de todos los actos y acciones diarias. Don no entiende de ironías, de dobles sentidos, de las convenciones sociales, de falsa modestia, mentiras piadosas... para él las cosas son como son y se dicen como se piensan y ello no lo convierte, precisamente, en el personaje más popular en su universidad. Pero lo cierto es que me lo he pasado genial con la historia de Don Tillman, su visión del mundo es en ocasiones tan acertada y nos pone ante los ojos lo absurdo que, con demasiada frecuencia, resulta el comportamiento humano que he disfrutado riéndome de mí misma, riéndome de tantas cosas ridículas y sin sentido que hacemos todos a diario, más aún cuando caemos presa del sentimiento amoroso  y el modo en que asumimos como esenciales todos esos convencionalismos irracionales para mantener a flote nuestra vida social y personal. Una experiencia divertida y recomendable la de esta novela romántica y humorística a partes iguales que garantiza indudablemente un buen rato de lectura.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Diario de una dama de provincias

A pesar de que siempre he mantenido que no era aficionada al género humorístico, he descubierto que sí que siento cierta debilidad al menos por una variante de dicho género: el humor inglés. Ese estilo sutil, discreto, ajeno al chiste fácil y centrado en la leve aunque acerada ironía y en sacar a la luz las debilidades humanas que se ocultan tras la corrección y la extrema urbanidad, las absurdas costumbres arraigadas fundamentalmente entre la burguesía media y las estrictas diferencias de clase social que permanecen grabadas en el ADN de los ciudadanos británicos. De todo esto hay algo en "Diario de una dama de provincias", la divertida novela de E,M. Delafield, y es que los ingleses son muy dados a eso: a convertir cualquier novela de corte costumbrista en una nada sutil crítica a su propio modo de vida, a su cultura y a su organización social.

Nos encontramos ante el diario de una dama de provincias, como el título bien indica, casada con el administrador de la representante de la nobleza local, madre de dos hijos de corta edad y presente, por obligación, en todos los actos sociales que en la zona se organizan. Vemos a nuestra protagonista realizar auténticos malabares para organizar las tareas del hogar gestionando la bastante mermada economía familiar al tiempo que trata de no ofender al irascible personal doméstico, tan complicado de conseguir y de conservar, la encontramos tratando de cultivar bulbos sin mucho éxito, ponerse al día con las últimas tendencias de la moda que llega de Londres y mantener conversaciones lo más inteligentes e ingeniosas posibles en las más bien desabridas reuniones sociales de la comarca donde todos tratan de aparentar una falsa opulencia que los acerque, al menos a ojos de sus vecinos, a las clases verdaderamente acomodadas. Todo ello en una pequeña localidad rural del sur de Inglaterra a principios de los años 30, con sus lluvias constantes, las calefacciones insuficientes, las viviendas precisando constantes reparaciones pero el orgullo y la imagen pública siempre impecables.

A lo largo de toda la novela y sin que se produzca ningún acontecimiento demasiado extraordinario que obligue a ampliar mucho la extensión de la obra, compartimos con nuestra dama sus siempre absurdas preocupaciones sobre los temas más banales que imaginarse pueda, pero que centran y dan sentido a la vida de esas y de tantas otras damas de provincias más o menos prósperas que pasan sus días entre la organización de acontecimientos benéficos, algún picnic pasado por agua o una breve escapada al sur de Francia que le hace imaginar que ha alcanzado el estatus social de la nobleza. Un entretenimiento que resulta breve pero que se disfruta, aunque sin llegar a ansiar pasar a la siguiente entrega de la misma serie donde parece ser que nuestra dama prospera algo más. Suponemos, visto lo visto, que no va a superar su cortedad de miras por mucho que trepe en la escala social.

sábado, 16 de agosto de 2014

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

Uno de los títulos más largos y con más chispa, sin duda, de entre las novelas publicadas en los últimos años es el de "La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey" de la escritora Mary Ann Shaffer (con la colaboración de Annie Barrows) La novela tiene ya algún tiempo y fue un gran éxito de público. Afortunadamente, de vez en cuando podemos volver atrás unos cuantos años y rescatar novelas que van quedándose perdidas en la lista de lecturas pendientes, como así me había ocurrido con esta, con la que he podido comprobar que tenía justificación la buena acogida que los lectores le mostraron en el momento de su publicación.

El libro es muy agradable de leer, a pesar de estar escrito en estilo epistolar basado íntegramente en el intercambio de cartas y mensajes varios entre la desenfadada escritora Juliet Ashton, joven inglesa bastante atolondrada y gran aficionada a la lectura y a la agitada vida social londinense y diversas personas de su entorno: su amigo y editor Sidney, su mejor amiga y hermana del anterior, Sophie, pero sobre todo con los miembros de la curiosa Sociedad literaria que da título al libro. El tono humorístico de la novela se agradece bastante, incluso cuando el relato se centra en los hechos más dramáticos relativos a la Guerra mundial y a sus efectos especialmente devastadores en Inglaterra, particularmente en Londres y, lógicamente, en los años de la ocupación alemana a la isla de Guernsey. Los constantes apuntes humorísticos, con ese fino humor inglés al que tan bien se le da hacer caricatura del drama y burlarse de lo más serio sin ser grosero, con esa manera de ser capaces de dejarse en ridículo a ellos mismos con un comentario sutil que nunca cae en el chiste, facilita el pasar por los hechos dramáticos de la guerra, a la vez que introduce el deseo de la vital y resuelta Juliet de dejar atrás los duros años pasados y disfrutar de la nueva época de paz lo más felizmente posible.
«el humor es la mejor manera de hacer soportable lo insoportable»
A raiz de una carta recibida de un habitante de la isla Guernsey, de nombre Dawsey Adams, que se pone en contacto con Juliet para solicitarle que le envíe algo de lectura interesante que palíe en parte el aislamiento que, aún terminada la guerra, continúan sufriendo en las islas del canal tras la ocupación alemana que los mantuvo completamente aislados del resto del mundo durante varios años, se iniciará una relación epistolar con los diversos miembros de la curiosa sociedad literaria a través de la cual Juliet es informada de las actividades de este variopinto grupo de vecinos que se constituyeron en sociedad literaria por pura necesidad. A través del intercambio de cartas los habitantes de la isla van contando anécdotas de lo que fueron los cinco años de ocupación y cómo esquivaron las estrictas normas de los invasores para tratar de continuar haciendo una vida lo más normal posible. La obra está llena de bromas literarias en torno a novelas o personajes de ficción, sobre autores de éxito como Oscar Wilde o Jane Austen que participan de algún modo en las tramas y se citan constantemente títulos, algunos de los cuales he disfrutado como "Orgullo y prejuicio" o “Elisabeth y su jardín alemán” y otros muchos de los que he tomado buena nota por si algún día les encuentro un hueco. En cualquier caso, por uno u otro motivo, los personajes de la novela ven cómo su vida gira en torno a la literatura de una u otra manera, las novelas les entretienen, les abren al mundo, les ayudan a vivir.

La pequeña isla de Guernsey es un punto insignificante en el mapa de una Europa devastada por la guerra, pero sus habitantes, cada uno con sus historias particulares, reflejan todo el drama y el horror que la guerra trae a cada individuo en particular; cada pequeña anécdota, cada vida desperdiciada es tan valiosa y tan digna de ser contada y reflejan la realidad del conflicto como las más heroicas hazañas militares y las crónicas de las grandes batallas. A pesar de todo esto, el tono general de la novela no deja de ser básicamente humorístico, se lee con una sonrisa permanente en los labios, por las bromas y los constantes comentarios irónicos, tan ingleses y tan refinados en su estilo de humor, también por el retrato de los sencillos personajes que habitan la isla, simples enamorados de los libros algunos, indiferentes a la cultura otros pero todos se acaban haciendo de querer.

Interesada en conocer la razón de la doble autoría de la novela, he descubierto que Mary Ann Shaffer no logró finalizar su novela al verse sorprendida por una grave enfermedad, por lo que fue su sobrina y también escritora Annie Barrows la que la terminó y publicó en su nombre. Una preciosa obra póstuma de una mujer que, al igual que le ocurre a la protagonista Juliet, se enamoró de la isla de Guernsey y quedó impresionada con la historia de su ocupación, tanto como para convertirla en objeto de su única novela. No es poca cosa publicar una sola novela en la vida si en ella es posible dejar, como ocurre en este caso, un importante testimonio de unos hechos como los ocurridos en Guernsey durante la II Guerra Mundial y hacerlo, además, de manera tan entretenida.

domingo, 3 de marzo de 2013

La funeraria

De vez en cuando conviene meterse entre pecho y espalda una novela como esta "La funeraria", una comedia loca y descacharrante que nos sirva para desengrasar un poco de otras lecturas más serias y profundas. En ella, Juan Luis Cano nos ofrece una lectura divertida y absurda, contada con un lenguaje fluído muy a pie de calle en la que nos cuenta las peripecias y desventuras de la familia Marqués, una gente bastante común que vive del negocio familiar: una exitosa funeraria en un barrio obrero del Madrid de los años 50. La familia la encabezan el patriarca, Don Celso, y su esposa, la beata y dominante Doña Lourdes. El matrimonio tiene tres hijos, a cual más infeliz: el mayor, Celsito, dedicado a gestionar la funeraria junto con el padre sin muchas más expectativas en la vida que el día a día del negocio; Pepito, el mediano, vuelve rebotado del seminario, tanto que pasa a integrar un comando radical anticlerical, eso sí, viviendo de sus padres todo lo que sea posible y finalmente Luisita, una poco agraciada solterona con pocas perspectivas de encontrar marido. A estos tres inútiles se unirán otros personajes, generalmente individuos con pocas luces: Pablito, el empleado de toda la vida de la funeraria que ya es como parte de la familia, el médico don Benito, más interesado en el anís que en la salud de sus pacientes, el cura de cabecera, Don Anselmo, que acude a diario a confesar a Doña Lourdes… incluso acabará uniéndose a la troupe Segundo, un inesperado hijo ilegítimo del patriarca.

Las peripecias de este grupo de personas en el marco de los años difíciles en que, entre copitas de anís y pan con aceite, cada uno trata de tirar para adelante con mayor o menor fortuna, conforman un retrato bastante negro donde el humor es una excusa para mostrar la cara más triste de las personas. La familia protagonista es, sin duda, la más acomodada del barrio, y eso no pasa desapercibido, no en vano “poseían dos coches grandes, fúnebres, sí, pero coches al fin”, por ello son objeto de los chismorreos y la envidia del resto del vecindario, por lo que tratan de mantener su buena imagen, aunque, vistos de puertas a dentro, no tienen mucho que envidiar en sus miserias al resto de los humildes convecinos, al margen de su bienestar económico.

Toda la novela está plagada de diálogos chispeantes, con mucha guasa, de personajes que resultan entre ridículos y entrañables, con escenas dignas de aparecer en un cómic y que sitúan a los protagonistas en situaciones ciertamente disparatadas y siempre con un toque de humor negro a cuenta del negocio familiar. Abunda el tono burlón en torno a la beatería y la mojigatería propias de alguno de los personajes, en especial de los femeninos y sobre todo un ambiente mitad surrealista, mitad chusco, pero que permite pasearse por una historia contada de manera muy ágil, que en muchas ocasiones no sabes si te hace reir o llorar por lo patético de muchos episodios pero esto es común en el humor bien contado cuando éste se basa en burlarse del mal ajeno y de las miserias del otro, que es la mejor manera de olvidar las miserias propias, aunque sólo sea por un rato.

lunes, 12 de noviembre de 2012

El abuelo que saltó por la ventana y se largó

Hay novelas que te atraen de primeras solamente por su título y te predisponen positivamente ya antes de leerlas, pero como eso de los gustos es como es, lo que menos me atraía de este libro era precisamente su título absurdo de “El abuelo que saltó por la ventana y se largó”, es que no me inspiraba nada, la verdad y tampoco me gusta nada su portada, ¿qué le voy a hacer? a cada uno tiene sus gustos. Sin embargo era obvio que acabaría por leer la novela del escritor sueco Jonas Jonasson, y es que el hecho de que el año pasado no dejara de triunfar y de ser de lo más recomendado entre los lectores indicaba que algo había ahí que valía la pena. Y, efectivamente, hay historias que hasta que no las lees no te puedes ni imaginar lo que es capaz de dar de sí un título tan llamativo y a la vez tan poco atractivo, y la verdad es que sí que tiene miga y de la buena además.

El argumento de la novela se centra en el relato (disparatado) de las andanzas del anciano Allan Karlsson que, en el día en que cumple 100 años, decide escapar saltando por la ventana de la residencia en la que vive sin un objetivo determinado, simplemente por cambiar de aires, por vivir un poco la vida alejado de aquel lugar, y ¡vaya si va a vivirla! Al poco de haber huído se tropezará con un delincuente con pocas luces que arrastra dentro de una maleta el botín de la última transacción de su banda con la mafia rusa. Sin saber en lo que se mete, Allan, que no se para nunca mucho a reflexionar sus decisiones, decide llevarse la maleta, sin saber que esta esconde una auténtica fortuna. A partir de ahí se desata una incansable huida del anciano, perseguido por una parte de la policía local que trata de hacerle volver a la residencia y por otra de los propietarios de la maleta, empeñados en recuperar lo que es suyo. En su huida Allan se irá encontrando con una serie de personajes que se unirán a él en esa caótica escapada en la que irán dejando un reguero de cadáveres y que acabarán por conformar un peculiar grupo, bastante parecido a una troupe de circo, con elefanta incluída.

Pero esta aventura no es nada al lado de otras muchas, no menos absurdas y disparatadas, que el anciano Karlson ha protagonizado a lo larga de su larga vida; vamos a ir conociendo esta fructífera vida, desde su infancia y su temprana pasión por los explosivos, hasta cómo llegó a cumplir los cien años sin tener jamás en su vida una opinión firme sobre ningún asunto, sin tener una ideología determinada ni ningún interés en discutir nunca de política ni de ninguna otra cosa medianamente seria y cómo ha vivido dejándose llevar a donde le quisieran arrastrar las circunstancias, disfrutando del momento y sin intención de entrar nunca en discusiones. De este modo vamos reviviendo sus andanzas que incluyen, sorprendentemente, su participación en la Guerra Civil española donde salvó la vida a Franco, una borrachera de tequila con el presidente Truman, su intervención en los conflictos políticos de la revolución en China, su papel fundamental en la Guerra Fría… Entenderemos que después de haberlo visto todo en este mundo y haber vivido lo que ha vivido, Allan pase impávido, imperturbable, por las más extrañas experiencias sin que nada le altere ni le robe la paz, lo más disparatado es lo más natural para él que lo observa todo impasible y disfruta de los acontecimientos más formidables como lo más habitual en su existencia.

El estilo de la novela, aparte de ser absolutamente divertida, es fresco, desenfadado, cargado de ironía, desternillantemente absurdo, con unos diálogos que parecen sacados de una escena de manicomio, y unos personajes a cuál más disparatado y todos ellos con la cabeza bastante hueca, desde los delincuentes hasta las grandes figuras políticas del siglo XX, todos los personajes provocan una la sonrisa: los policías despistados, los criminales fanfarrones con pocas luces, los cómplices entusiastas, los periodistas disputándose las exclusivas y sobre todo ese abuelo al que nada le afecta y que vive su disparatada aventura con la serenidad que da el haber estado durante décadas en el centro de todos los huracanes políticos de un siglo bastante convulso pero que no han sido capaces de arrebatarle en ningún momento la paz interior que más bien es el reflejo de su filosofía de vida basada en tener como únicos incentivos el conseguir tener el estómago lleno, un buen trago a mano siempre que sea posible y un techo bajo el que dormir. Y lo demás, que sea lo que tenga que ser. Vamos, el nihilismo en estado puro.

Me ha quedado, por tanto, gratamente sorprendida con este libro plagado de humor irónico y disparatado pero sobre todo políticamente incorrecto, que se ríe de todo y de todos, haciéndonos pasar un montón de buenos ratos por el mero placer de reírnos hasta de nosotros mismos y de nuestra Historia pasada y actual, de los hechos más serios y de las circunstancias más extremas y con ese triunfo de la amistad y del amor con el que culmina la historia. Totalmente recomendable para desconectar de los dramas cotidianos.

martes, 10 de julio de 2012

La hija de Robert Poste

Hay novelas como esta de La hija de Robert Poste, de la autora británica Stella Gibbons que son auténticas sorpresas para los que, como es mi caso, no somos muy aficionados a la comedia, ya que sorprende lo divertida que puede resultar una historia como la que aquí se cuenta desde la más aparente seriedad gracias al mundialmente famoso humor inglés, que es realmente fino y no precisa caer en el chiste ni en la gracieta para lograr su objetivo.

La historia con la que nos encontramos es la de la joven Flora Poste, que a los diecinueve años acaba de perder a sus padres, aunque este hecho no supone un gran drama para ella dada la casi nula relación que la unía a sus padres, teniendo en cuenta que se ha criado en colegios internos para señoritas y que todos los veranos que recuerda los ha pasado en casa de una amiga de la familia, mientras que sus progenitores se dedicaban a su gran afición viajera. Lo cierto es que con cien libras anuales de renta que es lo que le ha quedado de herencia, poco puede hacerse en el Londres cosmopolita que Flora frecuenta, por lo que la joven se instala en casa de su amiga Mary Smiling, una joven viuda acomodada, y planea vivir a costa de alguno de sus numerosos parientes. Mientras decide cuál de ellos será el más conveniente, disfruta de la animada vida social y perfecciona su particular filosofía de vida llena de absurdas teorías sobre el arte de la supervivencia y las buenas maneras.
Una nariz recta es una gran ayuda si una quiere parecer formal.
El tono de la protagonista que se contagia a todo el libro es fresco y desenfadado, lleno de gracia y alegría de vivir, Flora vive al margen los problemas reales del mundo que ni le afectan ni le interesan, ella sólo quiere ser feliz y, si es posible, con el mínimo esfuerzo:
(...) cuando tenga cincuenta y tres años o así, me gustaría escribir una novela tan buena como Persuasión, pero con un aire moderno, por supuesto. Durante los próximos treinta años estaré recabando material para escribirla. Si alguien me pregunta en qué estoy trabajando, le diré: «Estoy recabando material». Nadie puede poner objeciones a eso. Además, será verdad.
Al igual que la protagonista que sueña con convertirse en novelista, la propia autora se define en la presentación de la obra como inexperta aprendiz de escritora. Algunos pasajes están redactados con una enorme profusión de adjetivos melodramáticos e inacabables imágenes bucólicas, con todo el boato del estilo más ampuloso de la literatura victoriana. Trata de remedar, sin duda, el estilo de aquellas novelas que ella misma cita:
(…) la hija de Robert Poste tenía un vivido conocimiento de los embarazos y los partos rurales gracias a la lectura de las obras de algunas novelistas, especialmente de aquéllas que nunca se habían casado. Las descripciones de lo que probablemente les habría acontecido a sus hermanas casadas, y menos afortunadas, solían ocupar cuatro o cinco páginas de letra abigarrada, o bien ocho o nueve páginas en interlineado doble con siete palabras por renglón y abundantes puntos suspensivos.
Gibbons hace, de ese modo, constantes referencias al mundo de la literatura y del periodismo, cita obras reales o inventadas y se burla de los autores consagrados, del cine de arte y ensayo, etc. Además, la mayor parte del conocimiento que Flora tiene de la vida rural o de cualquier otro tema al que se enfrenta están sacados de sus abundantes lecturas muy alejadas de la realidad, por lo que a menudo interpreta el mundo en base a estas ideas preconcebidas que ha aprendido a través de las novelas.

Después de barajar las distintas opciones, Flora se decide por irse a vivir con unos parientes que residen en una poco prometedora granja en Sussex. La relación de la joven sofisticada con sus pintorescos familiares en la granja cochambrosa no puede ser más chocante. En palabras de la propia Flora, parece que es el primer encuentro de los Starkadder con un miembro de la Civilización. Las maneras rudas y las costumbres rurales se topan de frente con la snob y mundana Flora y las situaciones absurdas se suceden. A pesar de las circunstancias adversas, la joven se encuentra decidida a llevar a cabo la tarea de adecentar y ordenar la propiedad y reorganizar a su antojo las vidas de sus habitantes. Desde los estrambóticos nombres de las vacas, hasta el propio nombre de la granja Cold Comfort (algo así como “Flaco consuelo”), pasando por el tono apocalíptico de algunos personajes y sus demenciales diálogos, a lo largo de la novela nos encontramos con algunas escenas de lo más caótico en esta parodia de los novelones clásicos.

El tono constante de humor, mayoritariamente absurdo, llena la lectura de ironías, exageraciones divertidas, y personajes estrafalarios. La novela se lee con una media sonrisa permanente que, en ocasiones incluso se vuelve risa completa ante las rocambolescas situaciones y el gran provecho que saca la autora del contraste entre la sofisticación de Flora y los brutos y medio chalados Starkadder; dos mundos y dos formas de vida completamente ajenas la una de la otra que se topan frente a frente sin que haya más remedio que la cosa termine en conflicto interplanetario… o no.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Vuelta al cole

Hoy volvemos al cole, ¡por fin! y el jueves empezamos el instituto. Mucho ánimo a todos y a tomárselo con humor. Para eso Mafalda nunca falla.










Una idea para los profes, por si ayuda:



Aunque algunas sí que van motivadas al instituto: