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domingo, 1 de septiembre de 2024

Sobre el vocablo geográfico "cibanca", utilizado en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.

 En Villarrubia de los Ojos, provincia de Ciudad Real, se utiliza bastante el vocablo "cibanca" para denominar la orilla del río Gigüela. No aparece ni el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, edición de 1992, ni en la digital, ni en el extraordinario diccionario de María Moliner. Tampoco consta el el "Diccionario de voces españolas geográficas" de 1796 ni en el de Fernando González Bernáldez de 1992 titulado "Terminología popular de los humedales". En este podemos leer la palabra "cilanco" que significa:  

"charca que deja un río al retirarse tras una crecida. Corresponde a las lagunas marginales de las llanuras de inundación que ocupan depresiones  de origen variado (meandros abandonados, huecos entre el albardón y el lecho de inundación, etcétera). Sinónimos: galacho (aragonesismo), derrames del río, pozanco". (Sic).

Además, como término no editado en su momento, -1933-1936- encontramos la palabra en cuestión en masculino, "cibanco" con un significado que podría dar sentido a nuestra "cibanca". También es sinónimo de "cibanto". Estamos hablando del "Diccionario histórico de la lengua española". la definición es la siguiente:

"CIBANCO. m. desus. Cibanto, risco o peñasco..."

"CIBANTO. m. Sal. Acantilado, escarpe vertical del terreno..."

Aunque el río Gigüela discurre por la llanura en nuestro pueblo sí conviene recordar que el cauce, antes del encauzamiento de los años 60 del siglo XX, era lo suficientemente profundo -entre uno y dos metros, o poco más-como para que se pudiera hablar de un "escarpe". El río, los años de abundantes precipitaciones, se desbordaba -en realidad sencillamente ocupaba todo su lecho, su "llanura de inundación", que en Villarrubia de los Ojos llamamos "vegas". No debemos olvidar que antes de que se promulgara la ley de "Saneamiento..."de 1956* ya se habían llevado a cabo en diferentes ocasiones trabajos de profundización del cauce para evitar esos encharcamientos periódicos.

Coincide esta idea con un texto municipal de principio del siglo XX en el que dos vecinos daban cuenta de la rotura de la cibanca y la consiguiente inundación de los campos adyacentes. El paraje en el que se produjo el desbordamiento era el Horcajo, situado entre los dos primeros puentes de hierro actuales. Se avisaba del daño que podía ocasionar a las mieses y se emitió un bando para que los agricultores tomasen las medidas que consideraran oportunas.

El ayuntamiento tomó cartas en el asunto y envió a varios trabajadores para que repararan la rotura, aunque se aclaraba que, dadas las fechas, -mediados de junio-todos estaban trabajando. El coste de la reparación fue de cuarenta pesetas con cincuenta céntimos por lo que podemos estimar que la obra no fue muy grande y se reparó con unos doce o trece jornales. Es interesante el dato de la fecha porque nos aporta la visión de un río con abundante caudal bien entrado el mes de junio.

Y es que la cibanca del río Gigüela presenta la particularidad de que, debido a esas intervenciones, sobresale sobre el nivel de la llanura de inundación, a veces hasta un metro o dos. En los años finales de los sesenta y primeros de los setenta del siglo XX había algunos puntos en los que se recrecía la cibanca clavando palos y estacas y cubriéndolas con tierra, para darles más consistencia. También localizamos esta práctica en el cercano y contiguo término municipal de Arenas de san Juan.

La palabra cibanca me parece preciosa y no deberíamos dejar que desaparezca de nuestra habla. Desconozco si se usa en los pueblos surcados por este río que, a día de hoy, se encuentra en un deplorable y penoso estado de conservación mientras hay quiénes piden más agua para regar productos excedentarios.

*"Ley de 17 de julio de 1956 sobre "saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos que se extienden inmediatos a las márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca".



sábado, 24 de agosto de 2024

Sobre la Rinconada de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.

 La Rinconada hoy, en 2024, es un paraje de Villarrubia de los Ojos, una finca y una casa rural*. En el primer tercio del siglo XIX la hemos localizado como escenario de una plaga de langosta. Era 1833 y se trataba de una de tantas dehesas de propios, es decir, de los vecinos del municipio, que el ayuntamiento gestionaba. Con la llegada de la llamada Desamortización civil o de Madoz se puso a la venta. La subasta se hizo pública en el Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales de la provincia de Ciudad Real de 17 de setiembre de 1862. Desconozco si, como en otros casos y con otras fincas municipales, ya se había subastado ni cuantas veces se subastó, si fuera el caso.

En esa fecha se trataba de un quinto de 274 hectáreas de extensión, de pastos de 2ª y 3ª, clase con 5.000 pies de encina de 3ª clase. Nos detendremos un momento en este dato concreto. Si dividimos las encinas entre la extensión tenemos que había una media de 18 encinas por hectárea. En realidad eran pocas si comparamos esa cifra con la finca colindante, el quinto de Zarcejo, que tenía 33 pero similar en proporción a los Montecillos, que se quedaba en 17. Las tres fincas se pusieron a la venta en el mismo boletín.

Los linderos de la finca eran: 

-por el Norte "los Cañamares llamados del Palomar".

-por el este (Levante) "el llamado Zarcejo".

-por el Sur, "propiedades del Chaparral".

-por el Oeste  (Poniente) la dehesa de Zacatena.

La finca estaba sin arrendar y se tasó en 250.000 reales para la subasta.

En el mapa topográfico nacional escala 1:50.000 de Villarrubia de los Ojos de 1886, el primero que se realizó y publicó, aparece el Camino de la Rinconada como subparalelo y divergente del de la Lagunilla. No lo he encontrado nada más que en el topográfico de Daimiel (760) edición de 2007, en el extremo sur del término municipal de Villarrubia de los Ojos, antes de llegar al Chaparral y a unos 2 kms del río Guadiana.


Se encuentra en el camino de Griñón o de las Tablas, a 6´5 kms desde Villarrubia de los Ojos.

Ya a finales del siglo XX, en 1990, aproximadamente, una parte de la finca tuvo diferentes usos, como campo de  tiro, cantera de arena (una parte de esos terrenos están formados por dunas de origen eólico, con una arena rojiza muy fina) y pista de aterrizaje de un ultraligero. 

Allí se plantó un pinar y se mantuvo una parte de los chaparros que quedaban, así como algunas de las encinas centenarias, que en la actualidad siguen en pie. También se adecuó uno de los edificios que antes había sido majada de ganado y palomar como primillar, ya que el cernícalo primilla (Falco naumanni) tenía allí una buena colonia de cría. 

Cuenta la Rinconada con un arboretum con más de cien especies y en las construcciones se ha respetado el estilo manchego, con su típica austeridad. Llegó también el momento del viñedo en espaldera, de los pistachos -uno de los primeros de toda la provincia de Ciudad Real-, de los almendros y del turismo rural. El ambiente, en este caso, sí es verdaderamente rural y se ha hecho un gran esfuerzo en cuanto a sostenibilidad. La riqueza ornitológica y entomológica son dos valores más que revelan el tipo de gestión que se viene haciendo desde hace años. Ver anochecer entre esas encinas centenarias, con el canto de los chotacabras y los gritos y vuelos de los pavos es una toda una experiencia que nos acerca a la Naturaleza y a los paisajes agrarios. 

*El topónimo que se usaba más frecuentemente era el de "El Monte" hasta que se rehabilitó una de las quinterías para usos recreativos y turísticos.





sábado, 17 de agosto de 2024

Sobre "la Zanja Madre" del río Gigüela en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real.

 En Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real he escuchado bastantes veces hablar de "la Zanja Madre" del río Gigüela. Desconocía el origen pero tenía la idea de que podría estar relacionado con los diferentes usos que se le han venido dando a los terrenos adyacentes al cauce -la llanura de inundación muy ancha y llana- de este río de régimen estacional y cierto grado de anastomosamiento, afluente del río Guadiana. 

Así, si salimos desde el casco urbano de Villarrubia de los Ojos hacia el sur, hacia Daimiel, cruzaremos primero un afluente del Gigüela, la Madre Chica, que discurre sub-paralelo al cauce del río, dirección oeste. Después encontramos ya el cauce principal del río, modificado y encauzado en los años sesenta del siglo XX. Y una vez cruzado el río, en una faja de terreno disimétrica, volvemos a encontrar la llanura de inundación del río. 

Esos terrenos están hoy cultivados y edificados parcial y esporádicamente pero todavía dejan ver algunas zanjas que se habían estado haciendo durante, quizás, siglos, para drenar las vegas y poderlas cultivar en los veranos propicios. De allí se sacaba el agua para regar las huertas así como se extraían otros recursos alimenticios como los peces y las ranas. Posteriormente, ya a finales del siglo XIX, se soltaron cangrejos (el llamado cangrejo autóctono, que no lo era). Se estuvieron soltando en el entorno del Guadiana y del Gigüela hasta, al menos, la Dictadura de Primo de Rivera. La más grande de ese entramado era la Zanja Madre, que hacía las veces de colector de ese sistema de drenaje artificial. 

La Zanja Madre aparece ya en documentos oficiales del último tercio del siglo XIX. En concreto, al menos en una de las muchas subastas de bienes que tuvieron lugar, se la menciona. Era el mes de marzo de 1885 y el anuncio, publicado en el Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales del 18 de dicho mes decía:

"Un cañamar, al sitio de la Cañadilla, de la misma clase, que perteneció á Manuel Valverde; que linda S(aliente) con Don José Antonio Sánchez, M(ediodía) y P(oniente) con Petronilo García y N(orte) con Zanja Madre. Su cabida es de 2 celemines, equivalente á 10 areas, valen en renta 3 pesetas, y en venta 25."

Como vemos no se trata de un topónimo ni de una zanja surgidos a partir de la Ley de 17 de julio de 1956* y que se llevó a cabo a mediados de los años sesenta del siglo XX sino de un accidente, elemento geográfico o paraje, probablemente de origen antrópico, del siglo XIX o anterior. En cuanto al grado de artificialidad de esa "zanja" podría ser uno de los brazos del cauce anastomosado o trenzado que, en determinado momento, fue profundizado o canalizado para esos usos antes descritos.

Como sugerencia sería muy positivo señalizar este elemento para que se pudiera localizar el topónimo y que sirviera como punto de referencia para explicar la evolución de este hermoso, conflictivo y casi totalmente destruido río de la Península Ibérica. Decía el poeta latino que "conocerlo todo es amarlo todo".


*Ley de 17 de julio de 1956 sobre "saneamiento y colonización de los terrenos pantanosos que se extienden inmediatos  a las márgenes de los ríos Guadiana, Cigüela, Záncara y afluentes de estos dos últimos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca". 

miércoles, 31 de julio de 2024

Sobre el curioso y escaso verbo "olivar".

 Ayer, leyendo un documento de la segunda mitad del siglo XIX de Villarrubia de los Ojos me encontré con dos usos del verbo "olivar". La primera estaba en infinitivo "desbrozar y olivar",  y la segunda como sustantivo, "olivación". Tras buscar la palabra en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española me quedó claro que se trataba de un verbo y que estaba perfectamente usado.

Y es que el verbo "olivar" significa "enfaldar o podar las ramas bajas de los árboles para que las superiores formen buena copa, como se hace a los olivos". Tiene otro significado como verbo, además del uso como sustantivo.

En el caso concreto en el que localicé estos vocablos se hablaba del mal estado del monte de la Cañadilla, y de lo que se debía hacer para mejorarlo.

El texto es el acta de una sesión del ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos de noviembre de 1869 que se custodia en el Archivo Municipal, a cargo de la archivera Gema Redondo del Prado, a quién agradezco su siempre buena disposición y profesionalidad.



viernes, 28 de junio de 2024

Algunos topónimos de Villarrubia de los Ojos, del siglo XIX: Huertas perdidas, Lilao, Monitos, Chamorro, Canto Gordo...

 A veces, cuando consultamos documentos de tiempos pasados, nos damos cuenta de cómo algunos topónimos permanecen mientras que otros nos resultan desconocidos. Así, en Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, España, tenemos algunos muy antiguos frente a otros que van surgiendo, diría que casi a diario. 

Uno de los que más me ha llamado la atención leyendo un texto manuscrito de 1900 es el del sitio y camino de "Huertas perdidas". Además, lo he leído en una tesis doctoral de los años 80 refiriéndose al mismo lugar. Huertas perdidas era como se llamaba el camino y el paraje de El Allozar, al menos durante los últimos cuarenta años del siglo XIX. La sensación que me da es que esos dos topónimos se simultaneaban.

Otros topónimos que me han llamado mucho la atención se refieren a fincas muy concretas, más que a parajes o elementos naturales de mayor entidad. Eran, en realidad, hasta dónde yo sé, sencillamente, olivares de una extensión de entre una a tres hectáreas. Y es que era frecuente que los olivares tuvieran nombre propio, costumbre que perdura hasta nuestros días. Desconozco la extensión o el nivel de conocimiento del pueblo de esos nombres de lugar. Así, he localizado algunos, con los sonoros nombres de Lilao, Monitos o Chamorro, los tres en las cercanías del Allozar.

Otro topónimo villarrubiero que he localizado en un texto del siglo XIX, concretamente de 1839, es el de "Canto gordo". Aunque no aparecen datos que me permitan una localización exacta pienso que se encontraba en lo que llamamos La Vega, ya en la llanura, pero es sólo una hipótesis.


Fragmento de un documento manuscrito de 1900. Villarrubia de los Ojos.


miércoles, 12 de junio de 2024

El Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos expone el libro becerro del Duque de Híjar de 1842.

 Con motivo del Día Internacional de los Archivos del pasado 9 de junio de 2024 el Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos muestra el libro becerro del Duque de Híjar, junto a una sencilla exposición fotográfica de la evolución de la Glorieta del Pato. El documento, de 1842, ha sido donado por la viuda e hijos del historiador medievalista, doctor don Luis Rafael Villegas Díaz

En este libro se anotaban todas las fincas que el Duque de Híjar tenía en Villarrubia de los Ojos, su extensión, las personas que las explotaban en régimen enfitéutico y la renta que pagaban. En muchos casos en los que se habían traspasado se especificaban los datos de dicha transacción. Vemos así como la mayoría de fincas, de escasa extensión, "tributaban" media gallina, una gallina o gallina y media, por citar algunos ejemplos.

El libro aporta una información muy interesante de mediados del siglo XIX. Así, además de los datos de esas personas, de los precios y de los cultivos vemos topónimos, algunos de ellos ya en desuso.

El libro becerro, que en la época también se escribía con uve -vecerro- recibía el nombre por la piel con la que se encuadernaba.

Es de agradecer la extraordinaria labor de la Biblioteca Pública "Francisco Gómez-Porro", del Archivo Municipal y a las personas que gestionan estos bienes que son parte de nuestro Patrimonio. Gracias a Gema del Prado Redondo y a Víctor Manuel Luna Muñoz por hacer posible este acercamiento a nuestra Historia y nuestras raíces y al Ayuntamiento y su alcaldesa, Encarnita Medina Juárez, por esta interesante iniciativa.











domingo, 3 de diciembre de 2023

El topónimo (antro-topónimo) "Safón" o "Safont" en Piedrabuena, Ciudad Real.

 En el muy extenso término municipal de Piedrabuena y ligeramente al suroeste del casco urbano, hay un paraje conocido como "la Dehesa de Safón". En los mapas topográficos consultados hemos localizado solamente la "Casa de Safón" y "Casas de Safont". Sobre esta finca ya nos informó hace muchos años nuestro amigo e informante Vicente Rodríguez García-Sacedón (1927-2021), conocido como "Vicente el guarnicionero" y nos decía aquel refrán tan popular en su tiempo:

"Por dónde pasa el sol

pasan las mulas de Safont."

El historiador y doctor don Miguel Fernando Gómez Vozmediano (7) recogió esta otra variante junto con el relato de lo supuestamente acontecido en tierras de Ciudad Real, en el Guadiana. En Toledo el también historiador Julio Porres Martín-Cleto recopiló otros pareados muy similares y la tradición oral situaba en el río Tajo el trágico accidente mortal (10).

"Por donde pasa el sol

pasa el coche de Safont."

Hacía alusión el dicho popular a la muerte trágica del primer Safont, su esposa, María Rosa Lluch, la esposa de su hijo José y un buen número de sirvientes, al empeñarse José Safont Casarramona en cruzar un río, en esos momentos bastante crecido, el Henares, a pesar de las indicaciones contrarias de su cochero. El hecho tuvo lugar el 24 de febrero de 1841 (4) y apareció en la prensa de la época, quedó en buena parte de la memoria colectiva, aunque adaptado a diferentes ríos y fechas y en algunos libros, artículos y tesis doctorales que hablan de esta saga de muy destacados empresarios del siglo XIX (5 y 6).

Procedentes de Vic e instalados posteriormente en Barcelona estuvieron muy cerca del poder económico y político durante algunas décadas, lo que les valió conseguir extraordinarias situaciones de negocio y contratos muy beneficiosos. De los seis hijos de José Ramón Casarramona sobrevivieron cinco, cuatro varones y una mujer, y uno de ellos, José Safont Lluch, se convirtió, siguiendo los pasos de su progenitor, en uno de los grandes prestamistas del Estado, en comprador de muchas propiedades desamortizadas, en contratista y empresario, incluyendo la creación o mantenimiento de periódicos como "El Patriota". Sin embargo fue otro hermano el comprador de tierras en Piedrabuena, Manuel Safont Lluch, vecino de Madrid. Concretamente adquirió en subasta dos fincas rústicas con una extensión de 3.738 hectáreas, ascendiendo la inversión a 316.200 reales (1). Como se puede imaginar esta familia no sólo compro "bienes nacionales" sino que lo hizo en otras provincias españolas, como Toledo, y allí, en la capital se conserva igualmente el topónimo. Sus actividades y largos pleitos han sido estudiados por el historiador Julio Porres (2). El hecho de que existiera ese topónimo de la Dehesa de Safont ya lo recogió el gran estudioso de la desamortización, Simón Segura que afirmaba que era visitada frecuentemente en una rica carroza y lo citaba el historiador, doctor y catedrático de Escuela Universitaria don Ángel Ramón del Valle Calzado, que realizó varios estudios sobre el municipio de Piedrabuena (8). De manera que Manuel Safont Lluch compró los quintos de propios, es decir, de los vecinos de Piedrabuena, siguientes:

-Valmayor, 1.089 hectáreas.

-Castillejos, 1.125 hectáreas.

-Rinconada (del) Olivo, 1.070 hectáreas.

-Cañada Bullaque, 27 hectáreas.

Unos años después y tras la muerte de José Safont Lluch con solo 58 años, los negocios familiares fueron de mal en peor. De hecho, las operaciones económicas de los últimos tiempos de esta familia no habían ido tan bien como esperaban. La herencia pasó a una sobrina (5 y 6) y en 1878 tuvo lugar la primera subasta por la quiebra de la mencionada descendiente, doña Victoriana Quiroga de Safón (9) (sic) ya que no había cumplido con los pagos que debía hacer ante la compra de las fincas piedrabueneras (3). Desconocemos el resultado de dicha subasta pero el antes mencionado Gómez-Vozmediano sitúa poco después de la proclamación de la II República una cesión de estos terrenos por parte de la viuda de Safont al pueblo, que el ayuntamiento habría parcelado y vendido, según este autor. No concuerdan esos datos con las fechas de la subasta ni con la titularidad, que correspondía a una sobrina de los hermanos varones Safont.

En la cartografía consultada (4) aparecen sólo los antro-topónimos "Casa de Safont" y "Casas de Safón" pero no hemos localizado la dehesa. Parece ser que una buena parte de la misma fue vendida  y el paraje concreto pasó a llamarse en Piedrabuena como "El Trampal de Romero" por el primer apellido del comprador. Esta denominación es mucho más utilizada en el habla del pueblo.



(1) DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón (2014) "El Liberalismo en el campo. Desamortización y capitalismo agrario en la provincia de Ciudad Real, (1855-1910)". Instituto de Estudios Manchegos, Ciudad Real. 483 págs.

(2) PORRES MARTÍN-CLETO, Julio (1976) "Nuevas noticias sobre Safont"...

(3) JIMÉNEZ BALLESTA, Juan y DEL HIERRO PALOMO, Nicolás (1998) "Historia de Piedrabuena: condicionamientos geográficos, población y misceláneas." Ayuntamiento de Piedrabuena. 381 págs.

(4) Mapas topográficos escala 1/50.000 y 1/25.000 del Servicio Geográfico del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional, hojas 758 "El Chiquero", 17-30 (758), "Las Casas del Río" y "Valronquillo" 758-IV, ediciones de 1987, 1994, 2007 y 1996, respectivamente.

(5) RAMÓN DE SAN PEDRO, José María" Edición de Enrique Faes Díaz. (2017) "Los Safont. Comerciantes, mineros, banqueros, e industriales en el Madrid isabelino". En: "Banqueros románticos catalanes", Marcial Pons, Historia. Págs. 301-314.

(6) FAES DÍAZ, Enrique (2017) "La mala fama de José Safont Lluch, "vano asentista que ayer era un pelambrera". En: "Banqueros románticos catalanes", Marcial Pons, Historia. Págs.: 281-300.

(7) GÓMEZ-VOZMEDIANO, Miguel Fernando (2003) "Caminos, puentes, plazas y calles de Piedrabuena (siglos XII-XX). En: ALÍA MIRANDA, Francisco (Coord.) "Entre la Cruz y Miraflores: Piedrabuena. espacio histórico y natural". Ayuntamiento de Piedrabuena. Págs. 205-263.

(8) DEL VALLE CALZADO, Ángel Ramón (2003)."La desamortización de la tierra en Piedrabuena". En: ALÍA MIRANDA, Francisco (Coord.) "Entre la Cruz y Miraflores: Piedrabuena. espacio histórico y natural". Ayuntamiento de Piedrabuena. Págs. 265-263-284.

(9) El dato concreto no concuerda entre lo aportado por JIMÉNEZ BALLESTA...cita (3) y DEL VALLE CALZADO, cita (8). Los primeros hablan de Victoriana Safont Quiroga y el segundo de Josefa Safont Quiroga. Pero, como queda dicho, desconocemos si la subasta se llegó a celebrar con éxito en la venta.

(10) SÁNCHEZ LUBIÁN, Enrique (9/06/2015) "Los Safont y otros desamortizadores en Castilla-La Mancha". Diario ABC, Toledo. (Aporta información del historiador Ángel Ramón del Valle Calzado).








miércoles, 29 de noviembre de 2023

El topónimo "Fuente Palillos" de Piedrabuena y "Casa Palillos" de Santa Quiteria, en Ciudad Real.



 En Piedrabuena hay una finca que se llama "Fuente Palillos". Se encuentra en la carretera de Navalpino, en el tramo comprendido entre Piedrabuena y Arroba de los Montes, km 17. Además, en Santa Quiteria hay otro paraje que se llama "Casa Palillos". Esta construcción se convirtió hace unos años en un centro de interpretación del Parque Nacional de Cabañeros, hoy, centro de visitantes.

Desconozco el momento en el que se comenzó a utilizar esta denominación en ambos municipios pero podría tratarse de un antro-topónimo, es decir un topónimo con nombre de persona. Sin embargo en la comarca de La Jara, en la provincia de Toledo, también existe esta denominación:

"PALILLOS:-m.pl. Palos que forman una albarda especial para sujetar los haces de miensa en la caballería." (1)

Sin desdeñar este significado otra posibilidad es que se tratase del apodo que recibieron dos altos mandos carlistas, los hermanos Rujeros, naturales de Almagro, que durante la primera guerra civil del siglo XIX tanto anduvieron por los Montes de Toledo. En aquellos violentos años se hablaba de la facción Palillos. De los dos hermanos el más conocido era Juan Vicente Rujeros, que llegó a tener el grado de general y a recibir el apodo de "El Tigre de la Mancha" por su crueldad. Su vida y su participación en aquella lucha fratricida están plagadas de violencia tanto suyas como de sus adversarios, los cristinos. Por ejemplo, él decía que habían matado a más de 35 miembros de su familia, incluyendo a su madre, de 81 años y al hijo de su nuera, recién nacido. En pueblos como Orgaz (2), Toledo, murieron muchas personas como consecuencia de una de sus acciones por lo que se le recuerda muy negativamente. Sobre estos personajes, que fueron muy conocidos en su tiempo, hay mucha información y hoy nos sorprende que su apodo pudiera llegar a perpetuarse en la toponimia.

Curiosamente, la finca "Casa Palillos" de Piedrabuena, ahora se anuncia en internet como "Finca La Inglesa" como lugar de celebración de bodas. Esta retoponimización es curiosa y conviene saber que  "La Inglesa" era la anterior propietaria. Se trataba de un matrimonio que vino de Inglaterra, que adquirió la finca y se instalaron aquí hasta el fin de sus días.

(1) MADROÑAL DURÁN, Abrahám (sin fecha) "Vocabulario y toponimia de la Jara Toledana". Anales de la Real Academia de Toledo.

(2) En esta página hay textos muy interesantes de Íñigo Pérez de Rada, con enlaces y bibliografía.







viernes, 24 de noviembre de 2023

El topónimo "El Caracol" de Piedrabuena: algunas hipótesis sobre su posible origen, incluyendo las paleontológicas y arqueológicas.

 Hace un año o dos estuvimos unos amigos y yo en las cercanías de El Caracol, unos peñones de Piedrabuena, Ciudad Real. Se encuentra El Caracol dentro de la finca "La Peñuela". La Peñuela está en la misma alineación montañosa que la "Sierra de las Majadas", en el extremo sur del término municipal. El punto culminante, según el Mapa Topográfico Nacional (4),  alcanza los 805 metros de altitud sobre el nivel del mar. Muy cerca aparece el Camino de Caracol. Además, dependiendo de la cartografía que utilicemos podemos ver hasta tres veces el mismo nombre en una zona reducida, como se aprecia en las imágenes preparadas por el geógrafo Juan Martín Martín  al final de este breve artículo.

A simple vista y a cierta distancia, puesto que el paraje se encuentra dentro de una finca privada que está vallada, sólo se aprecian unos riscos de cuarcita con las características típicas de los mismos, aspecto grisáceo y acastillado, con vegetación y "callejones", es decir, espacios de decímetros hasta un metro o poco más entre los estratos verticales o ligeramente inclinados y paralelos entre sí.

Con este tipo de topónimos es importante ser cautos ya que, sin información fidedigna, apenas si se puede rebasar el límite de las meras hipótesis. La denominación no ofrece ni una etimología ni un sentido lato que nos remita a alguno de esos aspectos, a priori.  

Por un lado, como suele ser tan frecuente, podría tratarse de un apellido o del apodo de una persona. También  se generan modificaciones, corrupciones o evolución de vocablos e incluso erratas. Por ejemplo existe el término "carasol" (3) bastante usado en el norte y que en algún caso derivó en "caracol" pero tampoco se ajusta a la orientación, por lo poco que conozco el enclave concreto. La forma del peñón podría haber supuesto que se encontrara cierto parecido con el del invertebrado en cuestión, es otra posibilidad que ya apuntaba una de las amigas en aquella salida de campo. Y es que la pareidolia también ha dejado sus huellas en nuestra rica y compleja Toponimia.

Sin embargo, tras buscar unos datos de otro tema en una publicación de los años 60 del siglo XX del geógrafo e historiador Fernando Jiménez de Gregorio  (1) di con el siguiente párrafo que me hizo pensar en la posibilidad del origen paleontológico de este topónimo:

"...hay un paraje, de El Caracol y un arroyo de la Vereda de los Caracoles, cerca de las Navas de Estena, que probablemente se refieren a los abundantes fósiles de esa estructura, Las arroyadas del Estena transportan fósiles en grandes cantidades. en el Horcajo los llaman gusanos."

De manera que así vemos otra posibilidad, el origen paleontológico de este topónimo. No he visitado el lugar pero no tendría nada de extraño que se encontraran icnofósiles de cruzianas o de los mencionados gusanos marinos. Es curioso que muy cerca se encuentre otro cerro con el nombre de "Morro de los Garabatos".

Y, como última opción, arqueológica o prehistórica también he pensado que se podría tratar de esas incisiones de forma espiral hechas en las rocas de tiempos remotos y de las que tengo conocimiento de Anchuras, Ciudad Real. ¿Podrían ser petroglifos de espirales o laberintoides de la Edad del Bronce, de una edad de dos mil años antes de Cristo los que dieran el nombre a este paraje? (2) Evidentemente, primero, se deberían haber localizado dichos petroglifos, cosa que no ha sucedido. 

Y ya para concluir recordemos que también en Anchuras aparece este topónimo de "Caracol", dando nombre a una finca. En ese término municipal sí hay petroglifos de espirales.


Capturas de imágenes de satélite y del mapa topográfico nacional del IGN realizadas por el geógrafo Juan Martín Martín.


(1) JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando (1964): "La población en la zona suroccidental de los Montes de Toledo". Revista de Estudios Geográficos. Instituto Juan Sebastián Elcano-CSIC, Madrid. Compilación hecha por Rafael Ubaldo Gosálvez Rey.

(2)  FERNÁNDEZ PINTOS, Julio (2018): "Los petroglifos de espirales en Galicia".

(3) REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) "Diccionario de voces españolas geográficas". Editorial Aguilar. Edición facsímil, 1990. Madrid

(4) MTN escala 1:50.000,  "Abenójar", número 783, en su segunda edición de 1954. Instituto Geográfico y Catastral.

jueves, 23 de noviembre de 2023

Sobre el topónimo "Las Galindas" de Piedrabuena, Ciudad Real.

 Las Galindas es un paraje de escasa extensión en la ladera norte de la Sierra de la Cruz de Piedrabuena, Ciudad Real. Allí se encuentra un pequeño asomo volcánico sin edificio y con escasos materiales en un entorno cuarcítico, por debajo de una pedriza. 

El origen del nombre nos resulta desconocido hasta la fecha, noviembre de 2023. Según el DRAE significa "torcido, engarabitado". Sabemos que Galindo era un nombre de persona muy antiguo, medieval muy frecuente en Aragón y menos  en Castilla-León. Galinda (1) se usaba como apodo en diferentes municipios entre Ávila y Salamanca. Significaba que se tenían juanetes.  El nombre  pasó, al cabo de los años, a usarse sólo como apellido. No es un topónimo frecuente.

A este lugar, cercano al casco urbano, antiguamente, las mujeres de Piedrabuena subían a lavar la ropa. Era, junto al Jaralejo, Pedro Picón, Las Posás y el Gallego, uno de los lavaderos naturales más utilizados, mientras que tenía agua. Allí había, según mi informante, María Rincón, una especie de pocillos, en los que se retenía con unas piedras el agua que salía por debajo de la pedriza. Cuando llovía mucho llegaba el agua hasta el mes de mayo.

(1) PERDIGUERO VILLARREAL, Hermógenes (Sin fecha) "Toponimia de la Ribera del Duero, (Burgos). II"

miércoles, 11 de octubre de 2023

Sobre el topónimo "cerrajón" en Piedrabuena y Porzuna, Ciudad Real.

 A veces los topónimos nos sorprenden por su rareza, escasez, origen, etimología o por lo frecuentes que pueden llegar a ser. En el caso que nos ocupa "cerrajón" lo encontramos en dos municipios contiguos, Piedrabuena y Porzuna, ambos de la provincia de Ciudad Real. 

Cerrajón es, según el Diccionario de la Lengua Española* de la Real Academia Española "cerro alto y escarpado". También existe el significado referido a una planta herbácea, pero no parece que sea el caso.

En el extraordinario diccionario de Manuel Seco aparece con el mismo significado pero con una interesante cita de ROMANO y SANZ de 1968 sobre el Valle de Alcudia: "La trocha discurre entre cerrajones y riscales".

Como curiosidad podemos añadir que en el habla de Piedrabuena he escuchado bastantes veces decir "Cerrajón", sin artículo determinado.  Por ejemplo "Ayer estuvimos estayicando los olivos en Cerrajón".

En Piedrabuena lo encontramos en cuatro localizaciones diferentes, de manera que puede ser una dificultad a la hora de orientarnos y saber a qué lugar concreto nos referimos. Por un lado vemos en los mapas topográficos que hay un paraje relativamente amplio, cercano al río Bullaque, aguas arriba de la Tabla de la Yedra y de la Tabla de la Guarrilla que se llama El Cerrajón. Muy cerca aparecen unas casas con la misma denominación. Además, al norte de la Tabla de la Yedra, en la Sierra de las Dorada, hay un cerro de 796 metros de altitud sobre el nivel del mar que se llama Cerrajón. Allí hay un vértice geodésico, concretamente el número 75893, a una altitud de 849 metros. 

Un poco más al norte podemos ver una finca vallada con un letrero que nos recuerda este nombre, ya en el camino del Cañal. Por último, en el límite con Porzuna hay un cerro que también recibe el mismo nombre, Cerro del Cerrajón, tiene una altitud de 784 metros s.n.m. Como queda dicho este cerro es compartido por ambos municipios siendo más conocido en Porzuna que en Piedrabuena.

Para ir concluyendo diremos que en Piedrabuena hay una finca con este nombre que es coto de caza con una extensión de 1.200 hectáreas (datos de 1999). Como vemos a veces los topónimos son más frecuentes de lo que inicialmente podemos pensar.


Fuentes:

Cartografía:

He consultado varias ediciones del Mapa Topográfico Nacional escala 1;50.000 del Servicio Geográfico del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional pero los datos concretos de localizaciones y altitudes proceden del mapa del Ejército "Casas del Río" 17-30 (758) edición de 1994. En los mapas 1:25.000 sólo aparecen "El Cerrajón" en la hoja 758-IV, Valronquillo y el "Monte del Cerrajón" en la hoja 758-II Sierra de la Bigotera.

Bibliografía:

DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA (Real Academia Española) Versión digital, edición del Tricentenario, actualización de 2022. (Consultado el 11 de octubre de 2023).

SECO, Manuel (2008) "Diccionario del español actual". Santillana Ediciones Generales, S.L. Madrid. Vol. I.

Otros documentos:

JCCM (1999) "Cotos de caza de la provincia de Ciudad Real". Ejemplar fotocopiado.



Vídeo del profesor Juan Martín Martín hecho desde el Cerrajón, de Porzuna y Piedrabuena, Ciudad Real.

Fotografía hecha el día 5 de octubre de 2023, en el Camino del Cañal, término municipal de Piedrabuena.


Fotografía del Cerrajón, en el límite entre Piedrabuena y Porzuna, 10 octubre 2023. Fotografía de Justo Coca.


Fotografía del Cerrajón desde la raña. Fotografía de Justo Coca.





miércoles, 4 de octubre de 2023

Sobre el topónimo "cañal" y en concreto sobre el estrecho del Cañal de Piedrabuena, Ciudad Real.

 Los topónimos son las palabras que usamos para nombrar los lugares. Son una fuente extraordinaria de información y una parte importante de nuestro Patrimonio Inmaterial, (en algunos casos, en otros podríamos considerarlos también como Patrimonio, sin más).

Por un lado nos sirven para ubicarnos, para saber dónde estamos o adónde vamos pero, además, nos hablan de nuestra Historia, de las formas de vida, de la evolución de nuestro idioma, de nuestro Entorno, con mayúscula, fijando datos que, probablemente, se habrían perdido. Me estoy acordando, por ejemplo, de un paraje y un camino entre los municipios ciudadrealeños de Picón y Piedrabuena que se denomina "La Encebra". El historiador y doctor don Miguel Fernando Gómez Vozmediano nos aportó datos en una publicación sobre esta interesantísima palabra que nos advertía de la presencia de asnos salvajes en nuestras tierras hasta bien entrado el siglo XVI.

Y ya, hablando del topónimo concreto de El Cañal, de Piedrabuena, diremos que es un estrecho, una cerrada sobre el río Bullaque, en el término de Piedrabuena. Es más conocido por una cuestión política del siglo XIX que se ha prolongado durante el siglo XX que por su cercanía o accesibilidad. Y es que el Estrecho de El Cañal se convirtió en una promesa que no se hizo realidad cuando se supo, allá por 1898, aproximadamente,  que el gobierno tenía previsto construir allí una presa. Fue lo que se llamó el "Plan Gasset" de 1902, en honor al político y empresario de los medios de comunicación don Rafael Gasset y Chinchilla. Y es que el que fuera siete veces ministro incluyó este paraje, muy apartado y de difícil acceso, en su plan, creando muchas ilusiones y expectativas que nunca se cumplieron. 

Los años y las décadas pasaban y se seguía incorporando el nombre de este estrechamiento del río, entre grandes roquedos de cuarcitas en los diferentes planes de Obras Hidráulicas, como el de Lorenzo Pardo de 1933, ya en la II República Española,  y los subsiguientes Planes Hidrológicos. Tanto se habló que en determinados sectores sociales piedrabueneros había una especie de anhelo y hasta de decepción institucional por las promesas incumplidas. Estos planes llegaron hasta hace bien poco, finales del siglo XX, y todo parecía indicar que eran señuelos y globos sonda y no verdaderas intenciones. Una buena parte de la ilusión acumulada en torno a esta gran presa se disipó cuando se supo que se proponía dicha obra de infraestructura para abastecer espacios lejanos como el maltrecho Parque Nacional de las Tablas de Daimiel o para Ciudad Real y Puertollano (en el que se llamó mini-plan hidrológico de agosto de 1998, o de Aznar). Después, hemos vuelto a escuchar peticiones con muy poco fundamente y alguna que otra promesa.

Pero el Cañal sigue allí, apartado de carreteras y caminos transitados, reteniendo ligeramente las aguas del río Bullaque cuando vienen crecidas. Ha aparecido en varios textos literarios, como en una poesía del exiliado  Domingo Iglesias González (Piedrabuena, 1902- Toulouse, 1984). Y es que el también piedrabuenero y poeta Nicolás del Hierro Palomo coordinó una edición póstuma con algunos textos suyos. En su "Balada del Bullaque", poema de tema legendario, sitúa, como posibilidad, la acción. Por cierto tiene otras poesías preciosas dedicadas a este río.

Pero ¿qué significa la palabra "cañal"? Según un curioso y muy enriquecedor diccionario del siglo XVIII titulado "Diccionario de voces españolas geográficas" "cañal" es: "Armadijo en los rios y presas para interceptar la pesca, y hacerla encerrar en depósitos proporcionados á mantenerla viva y dentro del agua" (sic).

Además, este precioso librito añade "cañar", con dos acepciones y "cañaveral", en el sentido de "terreno poblado de cañas".

Cabe preguntarse si se podría tratar de "cañar" pero lo que nos ha llegado es "cañal" y con ese significado trabajamos ya que encontramos un dato del siglo XVI que puede reforzar esta hipótesis. Y es que en las Relaciones Topográficas de Felipe II", al hablar de Malagón se cita que se surte de pesca de los ríos Guadiana y Bullaque, de manera que, dada la morfología del terreno y el régimen estacional del río bien podría haber sido uno de los puntos más importantes para la pesca y el mantenimiento de peces para su posterior comercialización.

La primera cita histórica que he encontrado es la de la segunda mitad del siglo XVIII en las "descripciones del Cardenal Lorenzana", dónde se dice que "La una (mina) que dista de la villa como legua y media a la parte del norte, en el sitio del Cañal, según los experimentos hechos es de yerro y esmeril...". De manera que sabemos que allí estaba la famosa (e improbable, pero ya hablaremos de este otro tema) mina de esmeril de Piedrabuena; que está al norte del casco urbano y a una distancia de legua y media, es decir, a hora y media a pie y unos ocho kilómetros y pico de distancia.

Vemos también este paraje citado en el Diccionario de Madoz, a mediados del siglo XIX, aunque aparece con una errata, al nombrarlo como "Canal" y con un pequeño error ya que dice: "...entrando (el río Bullaque) en el (término) de Piedrabuena en el sitio llamado el Canal..." (sic)

Y, como decíamos, El Cañal apareció en el "Plan provisional de obras hidráulicas aprobado por Real Decreto de 25 de abril de 1902". Así rezaba el documento:

"117. Pantano de Cañal.- Para regar 1.500 hectáreas en término de Piedrabuena, de la provincia de Ciudad Real; situado sobre el río Bullaque, en el estrecho del Cañal".

Después volverá a aparecer dicha infraestructura como "Obras en estudio" y posteriormente como "Plan de Obras Hidráulicas realizables en ocho años 1909". No se había gastado todavía nada de manera que el presupuesto de 790.000 pesetas seguía intacto. Y seguirá apareciendo muchas veces, como queda dicho, valga como último ejemplo  el "Plan de obras para la reconstrucción nacional, de 1916".

En 1997 Francisco José Sarrión Torres nos informaba de ese destino del agua bullaquense de la presa del Cañal para "rellenar y retener el agua..." del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel pero después nos avisaba de que se había cambiado el destino "ambiental" y en esas fechas ya eran otra vez para el hipotético regadío que se iba a crear.

Lo cierto es que el topónimo Cañal se sigue usando en Piedrabuena y para algunas personas evoca todavía esas grandes obras hidráulicas decimonónicas en su concepción y elección, que se convirtieron en muchos casos en lo que se llama "hidromitos".

El paraje, por cierto, es precioso. 

Estrecho del Cañal, río Bullaque, Piedrabuena. FZS, octubre 2023. 

Bibliografía:

GÓMEZ-VOZMEDIANO, Miguel Fernando (1997) "La caza en tierras de Piedrabuena durante la Antigüedad. (Siglos XIV-XVII)". En: "Lavandula. Revista de Investigación y Divulgación del Grupo Ecologista Cantueso". Asociación Cultural Fábula. Piedrabuena, Ciudad Real.

GRUPO AL-BALATITHA (1985) "Los pueblos de la provincia de Ciudad Real a través de las descripciones del Cardenal Lorenzana". Caja de Ahorro de Toledo. Toledo.

IGLESIAS, Domingo (2000) "Paisaje con nostalgia al fondo (Poemas)". Edición a cargo de Nicolás del Hierro. Diputación Provincial de Ciudad Real. Ciudad Real.

LORENZO PARDO, Manuel (1933) Edición comentada (1993) "Plan Nacional de Obras Hidráulicas. Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. 

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) "Diccionario de voces españolas geográficas". Editorial Aguilar. Edición facsímil 1990. Madrid.

SARRIÓN TORRES, Francisco José (1997) "Agua para refrescar la memoria". En: "Lavandula. Revista de Investigación y Divulgación del Grupo Ecologista Cantueso". Asociación Cultural Fábula. Piedrabuena, Ciudad Real.



jueves, 21 de septiembre de 2023

Sobre el término geográfico y topónimo "boca" en los Montes de Toledo y los Montes de Ciudad Real, España.

 La palabra "boca" es polisémica, tanto como que nos podría sorprender la lectura de los significados y usos de este vocablo en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española en su edición de 1992, por ejemplo. Veremos así que ocupa más de una página completa ya que son muchas las expresiones y frases hechas que la utilizan. Sin embargo, el contenido es muy escueto, demasiado, en cuanto a los diferentes significados geográficos y toponímicos.  

Los diccionarios temáticos que he consultado prestan una desigual atención a esta palabra y vemos cómo algunos no la recogen.

Curiosamente la que más descriptiva y amplia nos ha resultado data del año 1796 y, en el sentido que buscábamos, dice:

"La boca ó entrada de las cordilleras ó montañas elevadas se denomina comunmente puerto; ..." (sic). 

De manera que la define indirectamente como "entrada de las cordilleras ó montañas elevadas". Dicha definición procede del interesantísimo "Diccionario de voces españolas geográficas" de la Real Academia de la Historia, publicado por la Editorial Aguilar, de forma facsimilar, el año 1990.

Sin embargo, en diccionarios mucho más especializados y recientes (ver Bibliografía) el término "boca" no consta con ese sentido de "entrada" entre sierras que tiene en los Montes de Toledo y, probablemente, en otros territorios españoles o, sencillamente, no aparece.

Lo cierto es que una "boca" en estos pueblos de los Montes de Toledo y de Ciudad Real (son dos comarcas geográficas contiguas diferentes, Montes de Toledo y Montes de Ciudad Real) es un accidente geográfico y paraje que se sitúa entre dos sierras que confluyen en ese punto, más o menos amplio, pero llano. 

Así, encontramos la Boca de la Torre, en Retuerta del Bullaque, la Boca del Guijo, la Boca del Camellar, y la Boca de los Carriles, entre El Robledo, Piedrabuena y Porzuna, y la Boca de Luciana entre Piedrabuena y Luciana o la Boca de Valsequillo, en Porzuna. También sabemos que da nombre a un camino, pero en plural, las Bocas de las Peralosas, también en Piedrabuena:

"Camino que sale del anterior (La Cabezuela), en el sitio del Pilar Nuevo denominado de Toledo hasta enlazar con el anterior, en el sitio de las Bocas de las Peralosas...3.300 metros."

Esta descripción procede de un documento mecanografiado y fotocopiado que me facilitó el ya tristemente fallecido, el guarnicionero y gran conocedor de Piedrabuena Vicente Rodríguez García-Sacedón: "Relación de los caminos, veredas y cordeles que existen en este termino municipal." (sic).

En Horcajo de los Montes lo hemos localizado en dos fuentes diferentes. Por un lado aparece en el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad de 30 de marzo de 1877, en la página 8, con motivo de un secuestro de un vecino de Horcajo de los Montes por varios bandoleros, entre los que aparece el bastante conocido Moraleda, de Retuerta del Bullaque. Y es que el acto delictivo tuvo lugar "...en el sitio denominado Boca de Poveda, término de dicha villa de Horcajo."(1) Pero también lo cita en este término municipal el geógrafo Jiménez de Gregorio: "...En este término (El Horcajo) se labra solamente la zona llamada Boca de la Torre..." (2)

Es interesante destacar que no siempre se corresponden las "bocas" con lugares de paso de ríos ya que en ocasiones se trata de amplias depresiones contiguas entre las que, a lo sumo, hay un ligero desnivel o la pequeña naciente de un arroyo. En algún texto encontramos el término "angostura" y "boquete" para referirse a alguno de estos lugares concretos sin que conste con precisión si se trata de un topónimo o de sinónimos.

Este topónimo de "boca" es bastante conocido y utilizado en estas tierras y aparece, a veces, cartografiado  y hasta como nombre de alguna calle. Es el caso de la Boca de la Torre, en Pueblonuevo del Bullaque. Parece lógico dado el carácter montañoso o serrano de estas comarcas.

Lo he encontrado también en un libro de Juan Goytisolo de 1961 "Campos de Níjar", en la segunda edición concretamente, en las páginas 90 y 94, "Boca de los Frailes": "Entre Boca de los Frailes y San José había media docena de minas de plomo y manganeso..." Es probablemente un topónimo y término geomorfológico frecuente en muchas partes de España.


Bibliografía:


DRAE (1992) Diccionario de la Lengua Española. Madrid.

GEORGE, Pierre (1991) "Diccionario de Geografía". Akal Ediciones. Madrid.

GONZÁLEZ BERNÁLDEZ, Fernando (1992) "Terminología popular de los humedales. Los paisajes del agua", J.M. Reyero, Editor. Madrid.

LUGO HUBP, José (1989) "Diccionario geomorfológico". Universidad Nacional Autónoma de México. México D.F.

MIRANDA CALVO, José (1988) "Evolución histórica de los puertos de los Montes de Toledo", en "Homenaje a Fernando Jiménez de Gregorio", Centro de Estudios de los Montes de Toledo y la Jara. Toledo.

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) (Edic. fac. 1990) "Diccionario de voces españolas geográficas". Madrid.

TEJADA ÁLAMO, Guillermo (1994) "Vocabulario geomorfológico". Ediciones Akal, S.L. Madrid.

(1) BOPCR, 30 marzo 1877, pág. 8. Recopilado por Florentino Gutiérrez Fernández. Publicado en el Programa de Festejos de Horcajo de los Montes junio 2022.

(2) JIMÉNEZ DE GREGORIO, Fernando (1967) "La población en la zona suroccidental de los Montes de Toledo". En: Revista de Estudios Geográficos. Núm. 108: 319-355. Instituto Juan Sebastián Elcano-CSIC. Madrid. Compilación de Rafael Ubaldo Gosálvez Rey. 


Nombre de una calle en Pueblonuevo del Bullaque: Boca de la Torre.


domingo, 10 de septiembre de 2023

Neotopónimos, o cómo vamos nombrando los lugares a lo largo del tiempo.

 Los topónimos son las palabras que usamos para nombrar los lugares, los accidentes del relieve o las divisiones naturales o administrativas. Algunos tienen siglos y siguen siendo utilizados. Otros son más recientes, tres, dos, un siglo hacia atrás. Pero también los hay contemporáneos y hasta actuales. Así, basta con comparar determinadas denominaciones concretas para percibir esos cambios. A veces una construcción humana de cualquier tipo viene a poner nuevas palabras en el mapa, en diferentes documentos y en el habla de un pueblo o ciudad. 

Para el caso de Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, podemos citar algunos ejemplos muy expresivos. "Puente Hierro" se sitúa en el río Gigüela y fue construido a finales de los años sesenta y principios de los setenta. Su nombre está muy extendido, como "las Pozas de los Alpargateros" que fueron socavones creados para la extracción de arena por miembros de la familia Medina, que reciben este apodo. "El Butano" es otro paraje muy concreto, situado a unos dos kilómetros del casco urbano en la carretera de Fuente el Fresno. Allí se construyó un almacén para el gas butano en los primeros años setenta del siglo XX, y allí sigue, como punto de referencia, por debajo de la Cañada de Morales o, simplemente, Morales, topónimos más antiguas.

Hay bastantes casos más pero lo que ha motivado que escriba esta entrada y que publique un vídeo en Tik tok es el haber pasado por el Camino de Ciudad Real y haber vuelto a ver una casa con un  rótulo bien grande que dice "La Casa de la Pradera". Lleva allí unos treinta y cinco o cuarenta años y ya hay personas que utilizamos ese nombre como punto concreto. La Casa de la Pradera es una propiedad privada que está lindando con el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, en el paraje conocido como El Chaparrillo, una antigua dehesa que se desamortizó, parceló, descuajó y cultivó a finales del siglo XIX. Desconozco si influyó en la elección de este topónimo la serie de televisión del mismo nombre de 1974.

Hay otros ejemplos muy parecidos como el de "El Rancho Grande", también en las cercanías del Parque Nacional. Entiendo que se trata de neotopónimos cuya pervivencia y validez documental desconocemos.








sábado, 23 de enero de 2021

El Morro Marruecos, un volcán poco conocido de Piedrabuena, Ciudad Real.

 El término municipal de Piedrabuena es uno de los más extensos de la provincia de Ciudad. En sus 56.000 hectáreas (560 km2) podemos encontrar tanto relieves montañosos -de edad muy antigua, del Paleozoico, con materiales predominantemente cuarcíticos- como otros mucho más recientes, de tipo volcánico. Los volcanes, en estas tierras, forman parte de lo que antiguamente se conocía como la Región Volcánica Central, mientras que hoy nos referimos a ese territorio, extenso y diverso, como Campo de Calatrava, aun cuando en varios casos se encuentren ya dentro de comarcas históricas, geográficas o naturales diferentes, como es el caso.

En Piedrabuena el aparato volcánico más conocido y estudiado es "La Arzollosa", que se encuentra protegido con la figura de Monumento Natural. También es fácilmente reconocible y visitable el maar o cráter de explosión del Lucianego. Sin embargo, son varios los edificios, materiales, formas y fenómenos que allí se encuentran y que tienen un gran interés geomorfológico, biogeográfico, y paisajístico.

En esta ocasión nos centraremos en el Morro Marruecos, edificio volcánico situado entre sierras cuarcíticas de la orogenia Varisca (antes nombrada como Hercínica), en la finca de montes públicos "El Rosario", a unos veintipocos kilómetros del casco urbano, en dirección Oeste, por la carretera de Navalpino. Desde la carretera hay unos tres kilómetros, en línea recta, hasta el volcán.

Este volcán está adosado a una de las sierras adyacentes, con una altitud de 800 metros snm. (El Morro de la Arzollosa tiene 773 msnm). Si accedemos por el collado, apenas si es perceptible. La sierrecilla a la que está unido, al Norte, sólo alcanza unos 65 metros más de altitud. Por la cara Sur el desnivel es mayor, algo más de 100 metros. Por allí discurre el arroyo de Valdelamadera (que bien merece ser conocido, por cierto). 

Los materiales sobre los que se encuentran son cuarcitas del Arenig en las partes altas y areniscas del Arenig-Llanvirn (3), materiales estos muy antiguos, del Ordovícico

El Morro Marruecos tiene una extensión de 34 hectáreas (2). Se trató de una erupción efusiva con una edad del Pleistoceno Inferior o medio. De manera que estamos hablando de un período comprendido entre los dos millones y medio de años y los ciento veinte mil años antes de Cristo.

En la cima de este cerro encontramos abundantes materiales líticos que nos sugieren el posible origen del nombre. Así, ese aspecto de berrocal podría estar detrás de este topónimo, aunque no pasa de ser una simple conjetura. Debemos aclarar que un "berrocal", también llamado "caos de bolas" es un tipo de relieve granítico, que nada tiene que ver con el que estamos hablando. Sin embargo, se aplicaba este nombre a "El peñasco que en forma de berrúga sobresale en los montes..." (sic)(1), como es el caso. Los materiales predominantes son nefelinitas olivínicas, según el mapa geológico de la serie Magna, escala 1:50.000.

Para la doctora Elena González Cárdenas se trataría de "...pequeños volcanes caracterizados por el escaso volumen de magma emitido y en consecuencia por dar lugar a edificios volcánicos de reducidas dimensiones. Se alinean en fracturas de dirección SW/NE.."(2) ya que al sur del Morro Marruecos se encuentran varios volcanes más. Aparece como "Berrueco" en el trabajo antes citado.

En el mapa topográfico nacional escala 1:50.000 del Servicio Geográfico del Ejército, hoja 17-30 (758) "Las Casas del Río" de 1994 aparece cartografiado como "Morro Marruecos". Aunque he preguntado a varias personas de avanzada edad desde hace muchos años nadie me ha sabido dar una explicación del topónimo. Además, tengo la sensación de que el enclave es más conocido en el vecino municipio de Arroba de los Montes. Tiene, a mi juicio, cierta explicación. Está más cerca y sus habitantes han tenido una tradición más silvo-forestal que los piedrabueneros.

Contamos con una información muy valiosa y abundante en cuanto a climatología de este territorio ya que allí se encontraba un observatorio meteorológico, El Rosario, que durante decenas de años recogió los datos. Resumiendo, podemos decir, siguiendo al doctor José Luis García Rayego (3) que en esta finca la temperatura media es de 15,35 grados y la precipitación llega a los 651 litros por metro cuadrado. Así, vemos como la pluviometría es considerablemente superior a la media del municipio, dadas, por un lado, su situación más al oeste, su carácter montañoso y quizás, también, boscoso (aunque sea un tema complejo y sujeto a discusión).

El volcán está cubierto parcial, e irregularmente. por vegetación de porte arbustivo, arborescente y, en menor medida, arbóreo. 

Son especialmente interesantes los acebuches ("Olea europaea" var. sylvestris) que allí se encuentran. Tienen una parte inferior muy ramoneada por los abundantes venaos ("Cervus elaphus"), con las hojas casi redondeadas y pequeñas, que poco recuerdan a las del olivo. Sin embargo, si levantamos la vista, observamos ya las formas lanceoladas y hasta las aceitunas, con mucha más ramoniza, y con aspecto de olivo. Además, en ese primer metro y medio del suelo, enmarañado y tupido de ramas y brazos, vemos una cantidad de líquenes que nos recuerdan a las cercanas encinas. Muy cerca están los pinares de repoblación pero también alcornoques y otras quercíneas. Abunda el tomillo (Thymus mastichina), con las preciosas peonías (Paeonia broteri). Recomiendo la lectura sobre la flora protegida de Piedrabuena y, en particular, el texto dedicado a los acebuchares, de Francisco José Sarrión Torres, Ramiro García Río y Francisco Cabrera Gañán, en la página 607 (4).

De gran belleza en esta época del año -invierno- son esas rocas negras, de formas subesféricas e irregulares, recubiertas de musgos, dando un aspecto alfombrado.

El acceso a la finca El Rosario está restringido. A escasos quinientos metros se encuentra la Vía Pecuaria denominada "Cordel de Navalrincón".

El Rosario es un Monte de Utilidad Pública, el número 49, gestionado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Tiene una extensión de 2.010 hectáreas. Cuenta con pinares de repoblación y se explota cinegéticamente.



Cima del Morro Marruecos, edificio volcánico de Piedrabuena, Ciudad Real.
Detalle de las rocas volcánicas tapizadas de musgos, con ese aspecto alfombrado del invierno. Fotografía de enero de 2021.

Detalle de las ramas inferiores de un acebuche, con hojas pequeñas y casi redondeadas. Las ramas se encuentran cubiertas de líquenes.


Detalle de una de las rocas volcánicas, en septiembre de 2015.


(1) REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (1796) (Edición facsímil,1990) "Diccionario de voces españolas geográficas". Aguilar S.A. de Ediciones. Madrid. 93 págs.

(2) GONZÁLEZ CÁRDENAS, Elena (2003) "Geomorfología de los edificios volcánicos del borde occidental del Campo de Calatrava: la cubeta de Piedrabuena". (Págs 405-421). En ALÍA MIRANDA, Francisco (Coord.) "Entre la Cruz y Miraflores: Piedrabuena, espacio histórico y cultural". Ayuntamiento de Piedrabuena, Piedrabuena. 420 págs. 

(3) GARCÍA RAYEGO, José Luis (2003) "Clima y paisaje vegetal en Piedrabuena", (Págs 385-404). En ALÍA MIRANDA, Francisco (Coord.) "Entre la Cruz y Miraflores: Piedrabuena, espacio histórico y cultural". Ayuntamiento de Piedrabuena, Piedrabuena. 420 págs. 

(4) SARRIÓN TORRES, Francisco José; GARCÍA RÍO, Ramiro y CABRERA GAÑÁN, Francisco (2006) "Flora protegida y hábitat de protección especial de Piedrabuena". (Págs. 595-618) En: ALÍA MIRANDA, Francisco y SÁNCHEZ FERNÁNDEZ, Pilar (Coords.) "Piedrabuena y su entorno: Arte, antropología, historia y espacios naturales". Ayuntamiento de Piedrabuena. Piedrabuena, 761 págs.

jueves, 7 de enero de 2021

"Las Posás", un interesante topónimo y lugar de Piedrabuena, Ciudad Real.

 Hace unos días, un amigo, Julio Espadas Alcázar, me contó que había localizado unas curiosas construcciones en el campo, cerca del paraje conocido como "El Jaralejo", concretamente "Las Posás". Una posada era, además del establecimiento en el que se podía pernoctar, el lugar en el que se ubicaban las colmenas. Así, se solía hablar de posada de colmenas o, simplemente, de posada o "posá".

Tras visitar ayer el paraje pudimos ver, en primer lugar, un cerramiento de mampostería y tapial, de planta cuadrangular,  ubicado en una ladera de la sierra, con considerable pendiente. En el interior se observa una especie de terraza, también de piedras mampuestas, y algunas colmenas movilistas ya abandonadas. Todo el recinto está rodeado por paredes de una altura aproximada de dos metros, si bien en algunos tramos el deterioro ha hecho que se estén desmoronando las tapias. El muro estaba coronado por piedras planas, colocadas a dos aguas, que todavía son visibles en algunos tramos.

Las piedras son cuarcitas pero abundan las veteadas de cuarzo. El grosor de la muralla es considerable, dando el aspecto de una construcción sólida y de calidad. Hay sólamente un acceso y una especie de tronera o ventanillo de muy escaso tamaño y oblicuo al muro.

Cerca de allí hay otras dos "posás", de planta circular y similares características a la anterior, pero  de menores dimensiones, estando invadidas por la vegetación. Se encuentran en un olivar.

El paraje aparece en los mapas topográficos (1) como "Las Posás" y, tras preguntar a nuestro buen amigo, Vicente Rodríguez García-Sacedón, nos comentó que eran colmenares y que también se conocía el lugar como "La casa del Loco".

No dispongo, por el momento, de más información al respecto. 

Es interesante recordar que la apicultura fue una actividad extraordinariamente importante en la vecina y muy cercana comarca histórica de los Montes de Toledo, durante varios siglos, muy especialmente en la Edad Moderna. El historiador y doctor Miguel Fernando Gómez Vozmediano, nos contaba hace ya muchos años, con motivo de su colaboración en un estudio específico (2) sobre el tema, que lo que hacía que esa actividad económica fuera tan importante era el alto precio de la cera, usado fundamentalmente con fines religiosos.

Para las fechas de las que hablamos, las protecciones de las colmenas eran tan necesarias y fuertes debido a la presencia de osos, entre otros animales que podían expoliar y destruir los preciados frutos. Además, el robo de colmenas también se producía con cierta frecuencia. Conocemos el caso de un joven que fue condenado duramente en Arroba de los Montes por sus hurtos en colmenares, concretamente, azotes públicos y "desorejamiento", es decir, se le cortaban las orejas...(3)

Y no debemos olvidar que los incendios eran otro peligro, aunque no parece que estas construcciones pudieran salvarlos de un fuego medianamente grande. Para el caso de Piedrabuena conocemos un dato concreto del año 1502: "fueron a fazer pesquisa a la posada de Val de la Madera, por el fuego que pusieron los carboneros, que dio querella Hernando de Poblete, regidor" (3).

También en Piedrabuena, en 1506, con motivo de un pleito contra un vecino del municipio por hurtos, se hablaba de como la hija de un colmenero estaba por el campo con cabras y perros, siendo la encargada del colmenar. El dato nos permite deducir que esa actividad se veía complementada con otras. Además, vemos como las mujeres realizaban estos trabajos, y de escasa edad.

Lo cierto es que la conflictividad acompañó durante siglos a los colmeneros y colmeneras, a sus propietarios y a sus asalariados, dándose incluso verdaderas paradojas, como que nacieran instituciones (La Hermandad Vieja de Toledo o la de Ciudad Real) para protegerlos que, en determinadas circunstancias no tenían más remedio que luchar contra los abusos o delitos que cometían los inicialmente protegidos.

Sobre este tema de los antiguos colmenares o posás apareció un artículo publicado en el diario Lanza, procedente del blog de Justo  Muñoz "Fontanarejo de los Montes", en el que además, aparece nuestro amigo, afincado en Piedrabuena, Ángel Alcaide Espinosa, que tantas cosas nos ha enseñado. Y en estos otros enlaces también encontramos información sobre las posadas de colmenas de Fontanarejo y en Arroba de los Montes. En este blog de Jesús Víctor hay más artículos relacionados con el tema.

Lo cierto, dejando al margen estas breves notas históricas, es que se trata de elementos patrimoniales muy interesantes y que merece la pena buscar información sobre ellos y, hasta dónde sea posible, conservarlos como hasta ahora han hecho los propietarios, a quiénes felicito desde este pequeño rincón de opinión y divulgación. Como vemos, la actividad apícola ha dejado sus huellas en nuestros pueblos, siendo una fuente más de conocimiento de nuestro pasado.

(1) Mapa Topográfico Nacional escala 1:50.000 nº 759.

(2) GÓMEZ VOZMEDIANO, Miguel Fernando y SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Ramón (2005) "La apicultura en los Montes de Toledo: cultura y tradición". Asociación para el Desarrollo Integrado del Territorio Montes de Toledo. Ediciones Puertollano. 558 páginas. 

(3) MENDOZA GARRIDO, Juan Miguel (1999) "Delincuencia y represión en la Castilla bajomedieval". Grupo Editorial Universitario. Granada. 558 págs.

Posada de colmenas de planta cuadrangular y grandes dimensiones.
Lateral de la posada de colmenas cuadrangular. Se puede observar cómo se alternan el tapial con la mampostería.

Entrada a una de las posadas circulares.
Interior de una posada circular, con vegetación en el interior.

Aspecto exterior de una de las posadas circulares.
Entrada a una de las posadas circulares, en la que se ha producido el desplome de una parte del muro.