Las experiencias que se encuentran al realizar el Camino de Santiago pueden ser muy enriquecedoras. Aquí se relata, en primera persona, la historia de una peregrinación en bicicleta, hecha por dos amigos; comenzando desde la preparación de las etapas, el material...; hasta los mismos sentimientos que el propio Camino va despertando en el autor, a traves de cada una de las anécdotas con las que se encuentran.
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jueves, 30 de enero de 2014
lunes, 27 de enero de 2014
(M.N. 23) AL OTRO LADO DE LA FRONTERA.
Antes de partir hacia Francia, Diana pasó por el
piso de la capital donde se encontraba viviendo y recogió algunas cosas, aparte
de a Martín, su compañero de piso y quien le había avisado del asunto de
Francia. Una vez en marcha les puso al día de lo que pasaba.
- …Por lo que dicen, en vida era un jubilado con problemas del corazón, el médico le había recomendado dar largos paseos y el hombre se lo tomó al pie de la letra, pero una mañana fue encontrado muerto en un camino, le había dado un infarto. Algunos días después, la familia empezó a tener extraños sueños en los que el hombre iba a visitarlos, también algunos amigos aseguraban tenerlos esos mismos sueños y una especie de epidemia anémica se ha apoderado de la población, ya ha muerto otro anciano y si no actuamos pronto la cosa podría ponerse muy fea.
- Ya veremos- dijo Diana mientras conducía el coche.
- Diana dime una cosa. ¿Qué pinto yo en todo esto? ¿Soy alguna especie de elegido o algo así? ¿Acaso tengo poderes?- preguntó Jota en el asiento de atrás.
- Oh si, eres un encanto y muy tierno en la cama, aparte de eso ves demasiadas películas, además estar en el momento y el sitio equivocado- contestó Diana sonriendo irónicamente.
Martín sentado al lado de la chica se río ante la ocurrencia de la chica.
- ¡Va! Muy graciosos. ¿Y vosotros qué tenéis de especial?
- Ya te lo dije, en su momento, sabemos cosas.
- Vamos que sois muy listos vosotros dos.
- Todo lo contrario amigo, somos conscientes de nuestra ignorancia, por eso intentamos mantener nuestra mente abierta a todo, siempre manteniendo un resquicio de duda. Apenas pararon para comer en un área de descanso tres cuartos de hora antes de seguir su camino, al atardecer por fin llegaron a su destino. El pueblo era un sitio pequeño de casas residenciales, donde casi todos sus habitantes se conocían, el lugar era muy diferente de la pequeña ciudad dormitorio donde vivía Jota, en el que solo algunos barrios alejados del centro daban un aspecto similar al de aquel sitio.
En el bar de un pequeño hostal, les esperaba Pier, el médico de una población cercana, perteneciente o simpatizante a ese misterioso grupo de personas al que pertenecían Diana y Martín. Pier tendría unos cuarenta años, moreno, metro 75 de estatura. El hombre había alquilado dos habitaciones dobles, a Martín le tocaría compartir la habitación con su anfitrión, mientras Jota lo haría con Diana. - ¡Camas separadas!- dijo Jota al entrar en la habitación.
- Tranquilo cariño, a lo mejor ni siquiera llegamos a usarlas.
Durante las horas que los protagonistas estuvieron en la carretera, Pier entrevistó a la familia y vecinos del presunto vampiro. En vida el hombre era una persona cordial y aparentemente afectuosa. Los vampiros poderosos, ya antes de morir, suelen presentar ciertos síntomas de su auténtica naturaleza, aunque en ocasiones pueden interpretar durante toda su vida el papel de personas normales, comportándose mucho mejor que el resto de la gente que les rodea, aunque en el fondo son incapaces de sentir cualquier emoción e inconscientemente absorben la energía vital de la gente próxima a ellos. Después de leer el informe y antes de que fuera más tarde, Diana le pidió a Pier que la acompañara a entrevistarse otra vez con la gente que tenía más próxima.
Pier presentó a Diana como a una colega, una médico que investiga enfermedades raras y contagiosas. Asegurando que el foco de la extraña epidemia que padecía aquel pueblo, podía haber empezado tras la muerte del sospechoso, Diana empezó a preguntar sobre él, estos confirmaron lo que ella sospechaba, él hombre, se había convertido a través de otro no-muerto, entonces les preguntó sobre el día en que lo encontraron muerto.
- El padecía del corazón y el médico le había recomendado dar largos paseos, cosa que mi padre se tomaba al pie de la letra- empezó a relatar una de las hijas del difunto- salía antes de desayunar, incluso a veces antes de que amaneciera y se recorría sus cuatro o cinco kilómetros. Ese día al ver que no regresaba, tuvimos que ir a buscarlo, pero antes de que encontráramos recibimos una llamada de la policía, al principio creyeron que había sido víctima de un ataque, pero lo cierto es que los indicios que creyeron ver en un principio eran demasiado vagos y terminaron por descartarlo… los médicos confirmaron que había sido un ataque al corazón.
- Y ese día fue de los que salió antes del amanecer, como me habías dicho.
- Si- dijo la mujer suspirando afectada.
- Bien, tengo una noticia buena y otra mala, tu padre no es el origen de la epidemia, pero si ayudó a difundirla. Tranquilos, no es letal y pronto desaparecerá sin más consecuencias.
- ¿Si? Pues se ha llevado ya a mi padre y otro anciano del pueblo y mis hijos… tienen incluso pesadillas en las que lo visita su abuelo, para abrazarlos y besarlos pero… al día siguiente… ¡Dios! Yo misma he tenido esas pesadillas y siempre me levanto agotada, cuando puedo levantarme de la cama- dijo la mujer sollozando.
Diana la abrazó para confortarla diciéndole que todo se solucionaría pronto. Finalmente antes de irse le preguntó por el día exacto en el que el hombre había muerto.
Más tarde durante la cena en el bar del hostal, Diana les contó lo ocurrido a Jota y a Martín, cuyo nivel de francés era muy limitado.
-Las fechas coinciden con las de la muerte de Doña Carmen y la visita que recibí de Rúdiguer. El vampiro al que nos enfrentamos es de los menores, manejado a distancia por el vampiro rey, doña Carmen, con la más que probable intención de alejarnos de su guarida para ganar tiempo. - ¿Entonces qué hacemos? ¡Mis amigos están en peligro!- dijo Jota - Lo se cariño, pero hoy ya es muy tarde. Además antes del amanecer tendremos que ir al cementerio y terminar con este ser antes de que cause más daño… eso si no ha huido ya para reunirse con los suyos. Ahora será mejor que vallamos a dormir.
Poco después de las tres de la madrugada, sonó el móvil de Diana.
- ¿Si?- dijo soñolienta.
- Mi hija ha vuelto a soñar con su abuelo. Sus gritos llamándolo en sueños me han despertado. Ahora no reacciona. ¡Por favor, dígame que tengo que hacer!- dijo la mujer con la que había estado hablando unas horas antes.
- Está bien, llévala a urgencias y que le hagan un examen, puede que necesite una transfusión.
- ¿Usted también vendrá a examinarla?
- No será necesario, además ahora mismo tengo otros asuntos que atender.
- ¡¿No me diga?! ¡¿Más urgente que atender a mi hija?!- dijo la mujer visiblemente enfadada.
- Oiga, entiendo su preocupación y su enfado, pero sintiéndolo mucho ahora mismo no puedo hacer nada más, hágame caso y lleve a su hija a urgencias… ¡Ahora!- dijo Diana antes de colgar el móvil.
- ¿Qué pasa?- Preguntó Jota en la cama de al lado, mirándola con cara soñolienta.
- El vampiro ha vuelto a actuar. ¡Levántate! Vamos al cementerio.
Jotacé.
- …Por lo que dicen, en vida era un jubilado con problemas del corazón, el médico le había recomendado dar largos paseos y el hombre se lo tomó al pie de la letra, pero una mañana fue encontrado muerto en un camino, le había dado un infarto. Algunos días después, la familia empezó a tener extraños sueños en los que el hombre iba a visitarlos, también algunos amigos aseguraban tenerlos esos mismos sueños y una especie de epidemia anémica se ha apoderado de la población, ya ha muerto otro anciano y si no actuamos pronto la cosa podría ponerse muy fea.
- Ya veremos- dijo Diana mientras conducía el coche.
- Diana dime una cosa. ¿Qué pinto yo en todo esto? ¿Soy alguna especie de elegido o algo así? ¿Acaso tengo poderes?- preguntó Jota en el asiento de atrás.
- Oh si, eres un encanto y muy tierno en la cama, aparte de eso ves demasiadas películas, además estar en el momento y el sitio equivocado- contestó Diana sonriendo irónicamente.
Martín sentado al lado de la chica se río ante la ocurrencia de la chica.
- ¡Va! Muy graciosos. ¿Y vosotros qué tenéis de especial?
- Ya te lo dije, en su momento, sabemos cosas.
- Vamos que sois muy listos vosotros dos.
- Todo lo contrario amigo, somos conscientes de nuestra ignorancia, por eso intentamos mantener nuestra mente abierta a todo, siempre manteniendo un resquicio de duda. Apenas pararon para comer en un área de descanso tres cuartos de hora antes de seguir su camino, al atardecer por fin llegaron a su destino. El pueblo era un sitio pequeño de casas residenciales, donde casi todos sus habitantes se conocían, el lugar era muy diferente de la pequeña ciudad dormitorio donde vivía Jota, en el que solo algunos barrios alejados del centro daban un aspecto similar al de aquel sitio.
En el bar de un pequeño hostal, les esperaba Pier, el médico de una población cercana, perteneciente o simpatizante a ese misterioso grupo de personas al que pertenecían Diana y Martín. Pier tendría unos cuarenta años, moreno, metro 75 de estatura. El hombre había alquilado dos habitaciones dobles, a Martín le tocaría compartir la habitación con su anfitrión, mientras Jota lo haría con Diana. - ¡Camas separadas!- dijo Jota al entrar en la habitación.
- Tranquilo cariño, a lo mejor ni siquiera llegamos a usarlas.
Durante las horas que los protagonistas estuvieron en la carretera, Pier entrevistó a la familia y vecinos del presunto vampiro. En vida el hombre era una persona cordial y aparentemente afectuosa. Los vampiros poderosos, ya antes de morir, suelen presentar ciertos síntomas de su auténtica naturaleza, aunque en ocasiones pueden interpretar durante toda su vida el papel de personas normales, comportándose mucho mejor que el resto de la gente que les rodea, aunque en el fondo son incapaces de sentir cualquier emoción e inconscientemente absorben la energía vital de la gente próxima a ellos. Después de leer el informe y antes de que fuera más tarde, Diana le pidió a Pier que la acompañara a entrevistarse otra vez con la gente que tenía más próxima.
Pier presentó a Diana como a una colega, una médico que investiga enfermedades raras y contagiosas. Asegurando que el foco de la extraña epidemia que padecía aquel pueblo, podía haber empezado tras la muerte del sospechoso, Diana empezó a preguntar sobre él, estos confirmaron lo que ella sospechaba, él hombre, se había convertido a través de otro no-muerto, entonces les preguntó sobre el día en que lo encontraron muerto.
- El padecía del corazón y el médico le había recomendado dar largos paseos, cosa que mi padre se tomaba al pie de la letra- empezó a relatar una de las hijas del difunto- salía antes de desayunar, incluso a veces antes de que amaneciera y se recorría sus cuatro o cinco kilómetros. Ese día al ver que no regresaba, tuvimos que ir a buscarlo, pero antes de que encontráramos recibimos una llamada de la policía, al principio creyeron que había sido víctima de un ataque, pero lo cierto es que los indicios que creyeron ver en un principio eran demasiado vagos y terminaron por descartarlo… los médicos confirmaron que había sido un ataque al corazón.
- Y ese día fue de los que salió antes del amanecer, como me habías dicho.
- Si- dijo la mujer suspirando afectada.
- Bien, tengo una noticia buena y otra mala, tu padre no es el origen de la epidemia, pero si ayudó a difundirla. Tranquilos, no es letal y pronto desaparecerá sin más consecuencias.
- ¿Si? Pues se ha llevado ya a mi padre y otro anciano del pueblo y mis hijos… tienen incluso pesadillas en las que lo visita su abuelo, para abrazarlos y besarlos pero… al día siguiente… ¡Dios! Yo misma he tenido esas pesadillas y siempre me levanto agotada, cuando puedo levantarme de la cama- dijo la mujer sollozando.
Diana la abrazó para confortarla diciéndole que todo se solucionaría pronto. Finalmente antes de irse le preguntó por el día exacto en el que el hombre había muerto.
Más tarde durante la cena en el bar del hostal, Diana les contó lo ocurrido a Jota y a Martín, cuyo nivel de francés era muy limitado.
-Las fechas coinciden con las de la muerte de Doña Carmen y la visita que recibí de Rúdiguer. El vampiro al que nos enfrentamos es de los menores, manejado a distancia por el vampiro rey, doña Carmen, con la más que probable intención de alejarnos de su guarida para ganar tiempo. - ¿Entonces qué hacemos? ¡Mis amigos están en peligro!- dijo Jota - Lo se cariño, pero hoy ya es muy tarde. Además antes del amanecer tendremos que ir al cementerio y terminar con este ser antes de que cause más daño… eso si no ha huido ya para reunirse con los suyos. Ahora será mejor que vallamos a dormir.
Poco después de las tres de la madrugada, sonó el móvil de Diana.
- ¿Si?- dijo soñolienta.
- Mi hija ha vuelto a soñar con su abuelo. Sus gritos llamándolo en sueños me han despertado. Ahora no reacciona. ¡Por favor, dígame que tengo que hacer!- dijo la mujer con la que había estado hablando unas horas antes.
- Está bien, llévala a urgencias y que le hagan un examen, puede que necesite una transfusión.
- ¿Usted también vendrá a examinarla?
- No será necesario, además ahora mismo tengo otros asuntos que atender.
- ¡¿No me diga?! ¡¿Más urgente que atender a mi hija?!- dijo la mujer visiblemente enfadada.
- Oiga, entiendo su preocupación y su enfado, pero sintiéndolo mucho ahora mismo no puedo hacer nada más, hágame caso y lleve a su hija a urgencias… ¡Ahora!- dijo Diana antes de colgar el móvil.
- ¿Qué pasa?- Preguntó Jota en la cama de al lado, mirándola con cara soñolienta.
- El vampiro ha vuelto a actuar. ¡Levántate! Vamos al cementerio.
Jotacé.
jueves, 23 de enero de 2014
LA CHICA DE VENUS 2014
Como
pasa el tiempo, hace ya un año desde que presenté en la biblioteca de Rubí, la
ciudad donde resido, mi libro La chica de Venus, publicada por la editorial
seleer. Mucho antes, esta estupenda historia de aventuras y ciencia ficción
había estado en Lulu y Bubok, donde todo aquel que quería se la podía descargar
de forma gratuita. Desgraciadamente, por esos problemas económicos en los que
muchos nos encontramos, sumados al hecho de no saber muy bien cómo vender mí
obra, me fue imposible pagar el precio de los libros, cosa que en su momento
pensé que resultaría más sencillo. Y es una lástima, porque el libro en solo ha
recibido buenas críticas por parte de los eventuales lectores de los cuales os
dejaré algunas reseñas. En el panorama actual proliferan los autores que,
aprovechando un tema de actualidad y éxito, lo explotan hasta la saciedad; no
partiendo de esta premisa, resulta muy agradable encontrarse con una novela
como "La Chica de Venus". Juan Carlos nos invita a disfrutar de una
novela diferente, entretenida y canalla; lejos de todo lo escrito en la actualidad. Por eso, y sin caer en la
valoración literaria gratuita( pues no me toca juzgar a nadie y menos a su
novela) os invito a leer una aventura espacial que no dejará indiferente a
nadie. No está recomendada para niños, claro, pero sí para todas las personas
que dejen de lado los complejos y quieran disfrutar de algo completamente
diferente...
(Jorge Portela, autor de Atria, el Misterio de la torre y Redención)
Como en toda autoedición, aunque empezamos a tener que considerar este aspecto en obras publicadas por editoriales, podemos decir que en su gran mayoría la ortografía y la sintaxis es correcta y carece de fallos escandalosos.
(Jorge Portela, autor de Atria, el Misterio de la torre y Redención)
Como en toda autoedición, aunque empezamos a tener que considerar este aspecto en obras publicadas por editoriales, podemos decir que en su gran mayoría la ortografía y la sintaxis es correcta y carece de fallos escandalosos.
Por lo que respecta a su trama estamos ante una típica historia de “chico conoce a chica inalcanzable” y aunque en ese aspecto el final pueda parecer previsible, no lo es del todo, y las mil y una circunstancias por las que tienen que pasar, así como varios eventos imprevisibles que tienen que sortear hacen de la historia un libro interesante. Aunque más lo es en el aspecto de la ambientación y el realismo con el que aborda la colonización de venus.
(Comentario de Espiral de Ciencia Ficción en Facebook)
Hace un tiempo intercambié un libro con el de Juan Carlos Fernández Fernández: “La chica de Venus”.
Se lo ha editado con BUBOK y tiene una presentación sencilla y una maquetación mejorable, pero su contenido es CF entretenida y que se lee con fluidez.
CF sin etiqueta... ;-)
Una historia divertida y trepidante. La recomiendo.
(Felipe Colorado Lobo, autor de CORAZÓN DE ALACRÁN, LÍDICE RUTAS Y RELATOS PARA SOÑAR y Ganador del premio Desnivel de literatura de montaña por OM, LA MONTAÑA ROJA)
A pesar de todo aún le queda camino por recorrer a esta historia y si todavía no habéis tenido ocasión de leer LA CHICA DE VENUS, Podéis conseguirla por el módico precio de 19 € poniéndoos en contacto conmigo através del blog, la página de Facebook o mi correo electrónico, [email protected] y si ya habéis tenido ocasión de leerla y os gustado como espero que así haya sido, recomendadla a vuestros amigos y podéis dar vuestra opinión en:
http://www.facebook.com/pages/La-Chica-De-Venus/382794718414674
lunes, 20 de enero de 2014
(H.C. 39) LA BATALLA DE LA CIUDAD DIVIDIDA
El avance de los
rebeldes era cada vez más rápido. Aunque había muchos nativos
convencidos de la divinidad y la prosperidad que les habían traído
los dioses de las estrellas, cada vez eran más los que se unían a
la rebelión. En las montañas Yumi les enseño a crear armas más
sofisticadas, basadas en la pólvora y otros elementos de la
naturaleza. Durante una de las incursiones de castigo a uno de los
poblados rebeldes, estos tendieron una trampa a uno de aquellos cazas
espaciales que creían dragones. Aquello, hizo tambalearse las
creencias de los nativos más fieles a los dioses de las estrellas.
En su fortaleza, el bíraro que se hacía llamar a si
mismo Dios, estaba tan convencido de su victoria sobre los rebeldes y
de que su derrota reforzaría la fe que les tenían a él y su grupo,
que disfrutaba incluso de los pequeños fracasos de sus tropas y ya
se veía a si mismo conquistando todo aquel mundo y apoderándose de
sus riquezas.
Entre tanto los rebeldes comandados por la
humana Yumi Otomo, ya habían logrado llegar más lejos de lo que los
dioses de las estrellas creían.
En la ciudad del gran puente, unos
falsos prisioneros eran subidos a un enrejado carromato, por sus
propios compañeros disfrazados de guardias, para continuar con su
misión, ignorantes de lo que se estaba preparando. La comitiva cruzó
sin problemas el puente que unía las dos partes de la ciudad y al
amanecer, ya estaban saliendo aliviados de la ciudad. Una vez se
alejaron lo suficiente, Hugo y Robert pudieron salir por fin de su
escondite, en el falso fondo del carromato.
- Aunque no pueda
salir al exterior, es un alivio salir de ese ataúd. ¡Me duelen
todos los huesos del cuerpo!- exclamó Hugo.
- Desnúdate y
tiéndete ahí, te haré un masaje- le contestó Robert.
Hugo
obedeció y durante un rato sintió las manos del androide frotándole
todo el cuerpo y poniéndolo a punto. Sin embargo, unos gritos que
ordenaban a la comitiva a detenerse, les hizo volver a su escondite.
Una patrulla, llegó de la ciudad con la orden de llevarlos de
regreso.
- Nuestras ordenes de llegar lo antes posible a las
montañas, vienen de lo más alto- intentó razonar Remcho.
-
Las nuestras también, los dioses que hay en la ciudad han ordenado
que nadie puede salir de la ciudad y han mandado ir a buscar a todos
los convoy que hayan salido, con soldados o esclavos.
- Esa orden
es un tanto incongruente y más viniendo de un dios, tenéis la
prueba de lo que decís. De pronto la patrulla sacó sus
armas y amenazaron a los soldados del convoy. Uno de ellos pidió la
llave que abría la puerta de los prisioneros.
- ¡Vosotros sois
libres! ¡Y vosotros, podéis elegir entre uniros a la rebelión o
morir aquí mismo como escoria!
Remcho se hecho a reír
incrédulo, a él le siguieron el resto de sus hombres y los mismos
prisioneros. Los soldados de la patrulla les miraron
incrédulos.
- ¡¿Se puede saber de os reís?! ¡¿Qué me
he perdido?!- dijo el jefe de la patrulla perplejo.
-
¡Fizo, díselo tú!- dijo Remcho.
- Todos aquí somos
rebeldes, este convoy es una tapadera- dijo Fizo saliendo del grupo
de esclavos.
Pararon a un lado del camino, para descansar y
poner al día de su misión para infiltrarse en las minas al jefe de
la patrulla, callándose la auténtica naturaleza de dicha misión y
la presencia de Hugo y Robert, que permanecían escondidos en el
carromato, atentos a todo lo que ocurría fuera.
- En la ciudad
somos más de un tercio del ejército, más los prisioneros, pero
sospechamos que hay más gente, apoyando la rebelión, tanto entre
las tropas, como entre los habitantes de la ciudad. Los dioses o
mejor dicho demonios de las estrellas no se atreverán a destruir
esta ciudad con sus dragones, es una de las más grandes del imperio
y es clave en la guerra. Además esperamos capturar a dos de esos
“demonios” antes de que se lancen con todo el grueso del ejército
hacia las montañas- explicó el jefe de la patrulla.
- ¿Y
cuando pensáis dar el golpe?- preguntó Remcho.
- Esta misma
noche… por eso temíamos que escapara alguien y consiguiera avisar
al resto del ejército en las montañas de los dioses. A pesar de las
precauciones, las señales de la lucha puede que se vean a
kilómetros, como ha ocurrido en otras batallas.
Poco
después, se pusieron nuevamente en marcha, la caravana en dirección
a las montañas y la patrulla de regreso a la ciudad.
Era noche cerrada, cuando los rebeldes se
hicieron con el mando de las tropas imperiales, el factor sorpresa
jugó un papel importante en el alzamiento, pero cuando corrió la
voz entre las tropas fieles a los dioses de las estrellas, la
resistencia se hizo feroz, los civiles, tanto si eran fieles a unos o
a otros se encerraron en sus casas, aunque ni si quiera allí podían
estar seguros.
Viendo que sus tropas empezaban a ceder,
Tigre se colocó su armadura de combate y salió a dirigir a su
guardia personal. Norma huyo hacia la azotea con su mono de piloto,
donde la esperaba una pequeña lanzadera con la intención de pedir
ayuda a sus compañeros en las montañas de los dioses.
A pesar de
que él mismo había entrenado a los soldados de su guardia y de que
su armadura lo convertía casi en invencible para la primitiva
tecnología nativa, la superioridad numérica estaba ya en aquellos
momentos a favor de los rebeldes, que hicieron retroceder al falso
dios asta el río, al que se vio empujado por sus enemigos y donde se
vio obligado a deshacerse de su armadura de combate y dejarse
arrastrar por la corriente, mientras los nativos tanto de uno como de
otro bando lo daban por muerto.
A pesar de la aparente victoria,
los rebeldes sabían que los dioses volverían a recuperar la ciudad,
si aquel dragón que habían visto huir en dirección a las montañas
de los dioses, llegaba a su destino.
Hugo, Robert y algunos de sus
compañeros, a pesar de lo lejos que estaban, podían ver el cielo
iluminado por los numerosos incendios causados en la ciudad durante
la revuelta. Al ver sobrevolar la nave de Norma, Hugo saco su arma de
largo alcance, sabía que si llevaba los escudos, aquel disparo ni
tan siquiera sería capaz de hacerle un arañazo, sin embargo Norma
creía que la mayor potencia de alcance para los rebeldes, era
producida por armas de pólvora de muy poco alcance y se olvidó por
completo de los escudos a pesar de que ya había caído algún otro
caza. Cuando el disparo de Hugo la alcanzó, miró incrédula el
panel de controles, intentó pedir ayuda, pero un segundo disparo
mientras caía inutilizó el sistema de comunicaciones. Los náufragos
espaciales a los que tenían que capturar estaban muy cerca,
demasiado. La nave dio un par de tumbos antes de hacer un aterrizaje
forzoso en medio de unos campos de sembrado.
A pesar de que se
mantuvieron ocultos, para la mayoría de los nativos que les
acompañaban en la expedición, hacia tiempo que estos murmuraban y
sospechaban de su presencia, cuando vieron caer al dragón volador y
a Hugo, empuñando su arma mágica, con la que había disparado,
todos se inclinaron ante él y Robert que estaba a su lado. Eran los
dioses libertadores, estaban con ellos, su misión ahora era de
carácter sagrado.
Jotacé.
jueves, 16 de enero de 2014
ÒC (Griselda Lozano Carvajal)
En este año de 2013 tan importante para Occitania, la intelectual y escritora Griselda Lozano, irrumpe con fuerza trayéndonos una novela de una potencia fuera de lo común, a media distancia, en el estilo, entre el Código da Vinci de Dan Brown y el Nombre de la Rosa de Umberto Eco, abocando en la misma una ingente cantidad de datos documentales constatados y conocimientos, testimonios de una vida de estudio y de experiencia.
La autora nos coge de la mano y nos envuelve en una trama para ir descubriendo, a medida que vayamos entrando en la novela y todas las vicisitudes, coyunturas, y momentos vividos por los personajes históricos de la novela mientras van desarrollando sus vidas y el devenir de
los acontecimientos. La fidelidad con la que la autora trata la documentación, los pergaminos y cartas reales originales para confeccionar de forma realista el trasfondo histórico, es digno de encomio y de alabanza. Siendo una novela histórica con toda su trama, su desarrollo y su desenlace, acaba de forma sublime enalteciendo el nivel intelectual del lector dejando abiertas una cantidad infinita de reflexiones, interpretaciones e hipótesis.
Es este un documento de síntesis de la cantidad de conocimiento a que tuvo acceso la Occitania y de intrigas políticas, militares, de dominio sobre el territorio, de las ideas y de las gentes. La sabiduría por abordar las cuestiones como la existencia, el conocimiento, las matemáticas, la verdad, la lógica, el razonamiento, el lenguaje, la poesía, la moral, la belleza, el funcionamiento de la mente, la filosofía, la física, la música, la astronomía o la teología, toman aquí toda su fuerza dándonos luz sobre los diferentes puntos de vista de cualquiera de los protagonistas de la historia. Católicos, cátaros y valdenses desfilan explicando sus credos y papas, reyes, condes, fieles, bons homes, puros o dominicos explican su porqué de cada una de sus acciones. El olor a fuego, ceniza, tierra, agua cera, prados, iglesia o hierro se
entremezclan al tiempo que médicos, herreros, astrónomos, y soldados, matemáticos, trovadores, poetas, alquimistas, filósofos, científicos, y árabes, cristianos y judíos tejen sus tramas, proyectos y convicciones.
Es esta una novela que encierra el saber universal de la época, las creencias y mitologías. Mitos como el de las setas alucinógenas, el culto al sol, lasvírgenes negras, el tesoro de los cátaros, el Santo Grial, aparecen en el texto sobrecogiéndonos, informándonos, y haciéndonos reflexionar. Tradiciones judías, árabes, griegas o latinas conviven con la cuentística oriental y la cábala en el occidente cristiano. Noosferas de conocimiento medieval nos predisponen e inducen a posteriores conceptos como el del creacionismo evolutivo de Teilhard de Chardín.
La autora nos coge de la mano y nos envuelve en una trama para ir descubriendo, a medida que vayamos entrando en la novela y todas las vicisitudes, coyunturas, y momentos vividos por los personajes históricos de la novela mientras van desarrollando sus vidas y el devenir de
los acontecimientos. La fidelidad con la que la autora trata la documentación, los pergaminos y cartas reales originales para confeccionar de forma realista el trasfondo histórico, es digno de encomio y de alabanza. Siendo una novela histórica con toda su trama, su desarrollo y su desenlace, acaba de forma sublime enalteciendo el nivel intelectual del lector dejando abiertas una cantidad infinita de reflexiones, interpretaciones e hipótesis.
Es este un documento de síntesis de la cantidad de conocimiento a que tuvo acceso la Occitania y de intrigas políticas, militares, de dominio sobre el territorio, de las ideas y de las gentes. La sabiduría por abordar las cuestiones como la existencia, el conocimiento, las matemáticas, la verdad, la lógica, el razonamiento, el lenguaje, la poesía, la moral, la belleza, el funcionamiento de la mente, la filosofía, la física, la música, la astronomía o la teología, toman aquí toda su fuerza dándonos luz sobre los diferentes puntos de vista de cualquiera de los protagonistas de la historia. Católicos, cátaros y valdenses desfilan explicando sus credos y papas, reyes, condes, fieles, bons homes, puros o dominicos explican su porqué de cada una de sus acciones. El olor a fuego, ceniza, tierra, agua cera, prados, iglesia o hierro se
entremezclan al tiempo que médicos, herreros, astrónomos, y soldados, matemáticos, trovadores, poetas, alquimistas, filósofos, científicos, y árabes, cristianos y judíos tejen sus tramas, proyectos y convicciones.
Es esta una novela que encierra el saber universal de la época, las creencias y mitologías. Mitos como el de las setas alucinógenas, el culto al sol, lasvírgenes negras, el tesoro de los cátaros, el Santo Grial, aparecen en el texto sobrecogiéndonos, informándonos, y haciéndonos reflexionar. Tradiciones judías, árabes, griegas o latinas conviven con la cuentística oriental y la cábala en el occidente cristiano. Noosferas de conocimiento medieval nos predisponen e inducen a posteriores conceptos como el del creacionismo evolutivo de Teilhard de Chardín.
lunes, 13 de enero de 2014
(M.N. 22) PENUMBRAS
Los negros nubarrones
cubrían el cielo anunciando una tormenta que se hacía esperar y que
sumía al día en una oscuridad más propia del anochecer. Tras su
ropa negra con un velo que le cubría el rostro, Doña Carmen
observaba a todos los asistentes, que ya entraban en la iglesia para
la ceremonia religiosa de lo que los medios de comunicación
desplazados al lugar para la ocasión, denominaban “violencia
doméstica”. Entre los últimos en llegar vio al amigo de su nieto
acompañado de aquella especie de bruja, capaz de hacerla huir tan
solo con su presencia y que podía hacer fallar sus planes, por
suerte ya había tomado medidas para poder alejarla el tiempo
suficiente, solo esperaba que surtieran efecto lo antes
posible. Cuando Jota y Diana entraron en la iglesia, los rostros
de algunos de los vecinos del edificio se giraron hacia ellos,
miradas de recelo que para Diana eran la confirmación de que alguien
más estaba allí cerca y que la hizo salir precipitadamente de la
iglesia, sabiendo que su enemiga estaba cerca, Jota fue tras ella
intrigado por aquella repentina reacción.
- ¡¿Qué
pasa?!
- Es ella… el vampiro, está aquí cerca,
observándonos- dijo Diana buscando desde la puerta del templo a
cualquier sombra esquiva, escondida detrás alguna esquina.
Ya era
tarde y aquel ser, conectado con las mentes de muchos de los
asistentes y alertada por estos, se había escondido a tiempo en el
interior de un coche perteneciente a uno de ellos. En ese momento
el móvil de Diana sonó estrepitosamente, casi sobresaltándolos.
- ¡Qué!- contesto un tanto alterada.
- Ha
aparecido otro, al otro lado de la frontera- contestó una voz.
-
¡¿No puedes ocuparte tú?! ¡Ahora estoy ocupada!
- ¡No lo
creo! Este, esta atacando a los habitantes de un pueblo con especial
virulencia, podría ser de los grandes, necesitaré ayuda antes de
que sea tarde… Además no nos llevará mucho tiempo.
- ¡Está
bien dame la dirección y estaré allí en cuanto pueda! Su
interlocutor le pasó una dirección, que ella no tardó demasiado en
memorizar.
- ¿Qué ocurre?- dijo Jota intrigado.
- He de irme, pero no tardaré en volver. Mantente alejado de tus vecinos y de tú piso. Presiento que está relacionado y que me quieren alejar de aquí, pero no tengo más remedio que acudir.
- ¿Y que hay de Daniel?
- ¡Cuando vuelva nos ocuparemos de eso! Aléjate de aquí…- contesto Diana- ¿Sabes que? No me fío de ti, además, puedes serme útil. ¡Vamos! ¡Te contaré lo que ocurre por el camino!
Desde su escondite, doña Carmen había oído la conversación y si hubiera poseído de sentimientos habría sonreído.
La insistente musiquilla del móvil de Daniel, terminó por fin de sacarlo de su pesado sueño o mejor dicho pesadilla. Estaba casi a oscuras, solo, desorientado y le costaba horrores mantener los ojos abiertos. Se incorporó pesadamente y buscó el aparato encima de la mesita de noche, en la pantalla apareció el nombre de la persona que lo llamaba.
- ¡Esther! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Qué hora es?!- dijo frotándose las legañas.
- Dani cariño, estoy en tu casa, por favor ven a buscarme.
- ¡¿En mi casa?! ¡No se que haces ahí pero por favor, vete!
- ¡No puedo, me tienen retenida! Por favor ven a buscarme… sácame de aquí…- dijo Esther con voz temblorosa antes de que la llamada se cortara.
A Daniel se le formó un nudo en la garganta, miró con bastante frustración el aparato, para su sorpresa el reloj marcaba las doce del medio día pasadas y lo que era peor, tenía un montón de llamadas perdidas de Jota, la cual cosa había dejado al aparato casi sin batería. Llamó a su amigo, para que lo acompañara, después de aquella llamada estaba realmente muerto de miedo.
- ¡Daniel, por fin! ¡¿Estáis bien?!- contestó su amigo.
- ¡Si tranquilo, pero escucha, necesito tú ayuda! ¡Hemos de ir al piso lo antes posible y no me atrevo a ir solo!- el móvil permaneció en silencio- ¡¿Jota?! ¡¿Me escuchas?!
Silencio, miró la pantalla del pequeño aparato que se había vuelto oscura, le dio a un tecla cualquiera, pero era inútil, se había quedado sin batería. Llevado por un ataque de ira e impotencia lo arrojó con rabia contra la pared, sintiendo como las lágrimas se le escapaban por los ojos.
En un coche camino de la frontera, las últimas palabras que Jota había oído de su amigo eran “¡Si tranquilo, pe…!” el móvil se había quedado en silencio antes de que Daniel terminara la frase, intentó volver a llamar pero nuevamente como había ocurrido con el teléfono de Esther, una voz le anunció que el número al llamaba no estaba disponible en ese momento.
- Era Daniel, parece que está bien, pero creo que iba a decirme algo cuando se ha cortado.
- ¿Y Esther?- preguntó Diana mientras conducía el coche.
Jota probó llamar nuevamente a la chica, pero el resultado era el de siempre, aparado o fuera de cobertura.
- Nada, sigue igual- contestó con un suspiro.
- Está bien cuando terminemos con lo de Francia, volveremos a tu piso, quiero resolver todo este asunto cuanto antes.
- ¿Qué ocurre?- dijo Jota intrigado.
- He de irme, pero no tardaré en volver. Mantente alejado de tus vecinos y de tú piso. Presiento que está relacionado y que me quieren alejar de aquí, pero no tengo más remedio que acudir.
- ¿Y que hay de Daniel?
- ¡Cuando vuelva nos ocuparemos de eso! Aléjate de aquí…- contesto Diana- ¿Sabes que? No me fío de ti, además, puedes serme útil. ¡Vamos! ¡Te contaré lo que ocurre por el camino!
Desde su escondite, doña Carmen había oído la conversación y si hubiera poseído de sentimientos habría sonreído.
La insistente musiquilla del móvil de Daniel, terminó por fin de sacarlo de su pesado sueño o mejor dicho pesadilla. Estaba casi a oscuras, solo, desorientado y le costaba horrores mantener los ojos abiertos. Se incorporó pesadamente y buscó el aparato encima de la mesita de noche, en la pantalla apareció el nombre de la persona que lo llamaba.
- ¡Esther! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Qué hora es?!- dijo frotándose las legañas.
- Dani cariño, estoy en tu casa, por favor ven a buscarme.
- ¡¿En mi casa?! ¡No se que haces ahí pero por favor, vete!
- ¡No puedo, me tienen retenida! Por favor ven a buscarme… sácame de aquí…- dijo Esther con voz temblorosa antes de que la llamada se cortara.
A Daniel se le formó un nudo en la garganta, miró con bastante frustración el aparato, para su sorpresa el reloj marcaba las doce del medio día pasadas y lo que era peor, tenía un montón de llamadas perdidas de Jota, la cual cosa había dejado al aparato casi sin batería. Llamó a su amigo, para que lo acompañara, después de aquella llamada estaba realmente muerto de miedo.
- ¡Daniel, por fin! ¡¿Estáis bien?!- contestó su amigo.
- ¡Si tranquilo, pero escucha, necesito tú ayuda! ¡Hemos de ir al piso lo antes posible y no me atrevo a ir solo!- el móvil permaneció en silencio- ¡¿Jota?! ¡¿Me escuchas?!
Silencio, miró la pantalla del pequeño aparato que se había vuelto oscura, le dio a un tecla cualquiera, pero era inútil, se había quedado sin batería. Llevado por un ataque de ira e impotencia lo arrojó con rabia contra la pared, sintiendo como las lágrimas se le escapaban por los ojos.
En un coche camino de la frontera, las últimas palabras que Jota había oído de su amigo eran “¡Si tranquilo, pe…!” el móvil se había quedado en silencio antes de que Daniel terminara la frase, intentó volver a llamar pero nuevamente como había ocurrido con el teléfono de Esther, una voz le anunció que el número al llamaba no estaba disponible en ese momento.
- Era Daniel, parece que está bien, pero creo que iba a decirme algo cuando se ha cortado.
- ¿Y Esther?- preguntó Diana mientras conducía el coche.
Jota probó llamar nuevamente a la chica, pero el resultado era el de siempre, aparado o fuera de cobertura.
- Nada, sigue igual- contestó con un suspiro.
- Está bien cuando terminemos con lo de Francia, volveremos a tu piso, quiero resolver todo este asunto cuanto antes.
Daniel se
dirigió al piso con el corazón latiéndole a cien por hora, se
sentía cansado y confuso, encima había roto el móvil, pero aún
teniéndolo entero, ¿A quién habría podido llamar, a la policía?
¿Y qué les habría contado, que su abuela muerta había secuestrado
a su chica en su propio piso? Por unos instantes un relámpago lejano
iluminó aquel oscuro cielo de negros nubarrones. Cuando por fin
llegó al piso, se encontró con que la puerta principal estaba
entreabierta, aunque el interior permanecía en penumbra y ninguna de
las luces parecía funcionar, una fuerte ráfaga de viento cerró la
puerta tras él, que se sobresaltó por un momento. Aún
desconociendo la experiencia que su amigo Jota había tenido el día
anterior, desconfiaba del ascensor, así que a pesar de la escasa
luz, subió a tientas por las escaleras hasta su piso, como le
ocurrió antes, la puerta también estaba abierta y las luces seguían
sin funcionar, entró despacio e intentando hacer el menor ruido
posible, como si temiera interrumpir el sueño de bebe que durmiera
en la casa.
- ¡Esther! ¡¿Esther, estás aquí?!- dijo casi con un susurro La escasa luz que entraba por la ventana de la cocina, alumbraba directamente un papel enganchado con un imán en la nevera, en el que reconoció la letra grande y clara de Esther:
“Estoy en el trastero. Esther.”
Sin pensárselo dos veces bajo las escaleras, parecía que el corazón se le iba a salir del pecho de lo acelerado que lo tenía, al pasar nuevamente por la puerta del recibidor, estuvo tentado a salir de allí corriendo.
- ¡Dani! ¡¿Estás ahí?!- dijo la voz de Esther proveniente de las escaleras que llevaban al parking y los trasteros del edificio.
- ¡Si! ¡¿Dónde estas?!- contestó con la voz ronca.
- ¡Aquí abajo! ¡Por favor, ven a buscarme! Al bajar las escaleras, vio que la temblorosa luz de una vela alumbraba el pasillo que daba a los trasteros, entró en dicho pasillo y la puerta que daba acceso a el, dio un tremendo portazo. Intentó forcejear, pero la puerta estaba totalmente atrancada.
- ¡¿Dani?!
- ¿Si?
- Ven.
La voz de Esther lo llamaba desde el trastero que estaba al final pasillo, con la puerta abierta y del que salía la tenue luz. Avanzó despacio y se asomó al interior de la pequeña estancia, que para su sorpresa estaba amueblada con algunos de los muebles que habían pertenecido a su abuela, en un rincón había un enorme ataúd de madera y junto a él estaban Esther con ojos fijos y vidriosos y su difunta abuela.
- ¿No querías presentarme a tu amiguita?- dijo doña Carmen.
Antes de que pudiera retroceder aterrorizado, sintió como alguien lo empujaba al interior y la puerta de la pequeña y claustrofóbica estancia se cerró nuevamente tras él.
Jotacé.
- ¡Esther! ¡¿Esther, estás aquí?!- dijo casi con un susurro La escasa luz que entraba por la ventana de la cocina, alumbraba directamente un papel enganchado con un imán en la nevera, en el que reconoció la letra grande y clara de Esther:
“Estoy en el trastero. Esther.”
Sin pensárselo dos veces bajo las escaleras, parecía que el corazón se le iba a salir del pecho de lo acelerado que lo tenía, al pasar nuevamente por la puerta del recibidor, estuvo tentado a salir de allí corriendo.
- ¡Dani! ¡¿Estás ahí?!- dijo la voz de Esther proveniente de las escaleras que llevaban al parking y los trasteros del edificio.
- ¡Si! ¡¿Dónde estas?!- contestó con la voz ronca.
- ¡Aquí abajo! ¡Por favor, ven a buscarme! Al bajar las escaleras, vio que la temblorosa luz de una vela alumbraba el pasillo que daba a los trasteros, entró en dicho pasillo y la puerta que daba acceso a el, dio un tremendo portazo. Intentó forcejear, pero la puerta estaba totalmente atrancada.
- ¡¿Dani?!
- ¿Si?
- Ven.
La voz de Esther lo llamaba desde el trastero que estaba al final pasillo, con la puerta abierta y del que salía la tenue luz. Avanzó despacio y se asomó al interior de la pequeña estancia, que para su sorpresa estaba amueblada con algunos de los muebles que habían pertenecido a su abuela, en un rincón había un enorme ataúd de madera y junto a él estaban Esther con ojos fijos y vidriosos y su difunta abuela.
- ¿No querías presentarme a tu amiguita?- dijo doña Carmen.
Antes de que pudiera retroceder aterrorizado, sintió como alguien lo empujaba al interior y la puerta de la pequeña y claustrofóbica estancia se cerró nuevamente tras él.
Jotacé.
jueves, 9 de enero de 2014
LOS NAUFRAGOS DE VENUS (Alberto López Aroca)
SINOPSIS:
El 5 de diciembre de 1872, un bergantín mercante llamado Mary Celeste apareció flotando en aguas próximas a las islas Azores. La tripulación había desaparecido, no había signos de violencia abordo del barco y se dice que las mesas estaban puestas y los platos aún humeaban..
NUESTRA NOVELA
El 5 de diciembre de 1872, un bergantín mercante llamado Mary Celeste apareció flotando en aguas próximas a las islas Azores. La tripulación había desaparecido, no había signos de violencia abordo del barco y se dice que las mesas estaban puestas y los platos aún humeaban..
El caso del Mary Celeste ha
cautivado la imaginación de autores como Arthur Conan Doyle; su
historia se ha llevado al cine en repetidas ocasiones (con Bela Lugosi
en 1935, por ejemplo), pero la verdad acerca de este suceso histórico
sólo ha salido a la luz ahora, tras la publicación de la novela CHARLIE MARLOW Y LA RATA GIGANTE DE SUMATRA, en la que el gran detective Sherlock Holmes desveló el misterio...
Alberto López Aroca, especialista en mitología creativa, pastiches y autor de novelas como Necronomicón Z, Estudio en Esmeralda, Sherlock Holmes y los zombis de Camford, Candy City, o la ya citada Charlie Marlow y la rata gigante de Sumatra, nos relata en su nueva novela LOS NÁUFRAGOS DE VENUS el destino final del capitán Benjamin S. Briggs (del Mary Celeste), de su esposa Sarah, de su hija Sophia Matilda, y de toda la tripulación de aquel velero maldito...
¿Qué sucedió con aquellos hombres y mujeres?
¿Dónde fueron a parar?
¿Quién fue el responsable de hacerlos desaparecer (literalmente) de la faz de la Tierra?
Y lo que es más importante, ¿lograron sobrevivir en ese planeta repleto de monstruosas (y muy voraces) pesadillas?
NUESTRA NOVELA
Un hombre misterioso que se hace llamar Abel Fosdyk paga una suma de dinero al propietario del bergantín Mary Celeste para
viajar de incógnito hasta Italia junto con ciertos aparatos
científicos. El capitán del barco, Benjamin Spooner Briggs, acepta las
condiciones a regañadientes, y muy pronto habrá de lamentar su decisión
cuando, de repente, su esposa Sarah, su hija de dos años Sophia Matilda,
y toda la tripulación del Mary Celeste se ven transportados a
un paraje siniestro, desconocido, brumoso y... ¿en tierra firme? Eso
parece, pero ¿se encuentran realmente en la Tierra?
Descubre
el verdadero destino de este grupo de marinos del siglo XIX,
enfrentados a las más horripilantes amenazas que acechan en el planeta
Venus... incluida la criatura que el doctor John Watson, cronista de
Sherlock holmes de Baker Street, vino en llamar "el extraordinario
gusano desconocido para la ciencia"...
lunes, 6 de enero de 2014
(H.C. 38) OTRA VEZ HUYENDO
Aquella noche, Norma
estaba más cariñosa de lo habitual, como si aquella fuera a ser la
última vez que hicieran el amor. Una vez terminaron el acto sexual,
abrazados el uno al otro, ella le sorprendió con una inesperada
pregunta.
- ¿Hugo, eres un traidor?
- ¿Qué?
Bu-bueno… supongo que en cierto modo si, lo soy. Ya que me he
pasado al bando contrario, al que estaba antes.
- Ya, pero tu
situación fue un poco forzada, si no te hubieran acusado de traición
por algo que no hiciste probablemente seguirías con ellos, ¿No es
así?
- Supongo.
- ¿Si tuvieras la oportunidad
de regresar al Cristóbal Colón y recuperar tu antiguo puesto lo
harías?
- ¿Y dejarte a ti? ¿Estás de broma?- dijo Hugo
apretándola contra su pecho, sonriendo irónicamente.
- ¿Y
si yo no estuviera…?
- ¿Pero bueno, a que viene tanta
pregunta? ¿Es por la reunión con Dios?
- Si y no…- dijo ella
suspirando pensativa- en fin olvídalo y abrázame fuerte.
Hugo empezó a sospechar que tras aquella conversación
había algo más, algo que podía probablemente costarle incluso la
vida y que debía actuar cuanto antes. Como hizo la vez que
se encontró con Robert en la colonia Moutona, esperó a que norma se
durmiera, se vistió y cogió tan solo lo imprescindible, pero poco
después de salir de la habitación, se encontró con un viejo
conocido.
- ¡Hugo Cortes! ¿O debo decir Carlos Lago?-
dijo tigre, acercándose a él a grandes zancadas. Hugo se
giró hacia su interlocutor, aquel gigantesco y amenazador mercenario
al que siempre era mejor evitar y más dadas las circunstancias.
-
¡Llámame como te plazca!- contestó Hugo secamente, se giró e
intentó seguir su camino.
- ¿Puedo preguntarte a donde vas
con tanta prisa?- dijo el hombre que con un par de zancadas se puso a
su altura.
- No veo a que viene tanto interés. - Ja, ja,
ja, ja… Si como imagino vas al bar, tal vez podamos beber juntos y
enterrar el hacha de guerra… al menos por unas horas, no me gusta
beber solo- contestó el gigante de ébano poniéndole una mano sobre
el hombro.
Hugo lo miró serio y con desconfianza.
- Aquí hay mucha gente con la que podrías compartir esa
copa, no veo por que tendrías que hacerlo conmigo, ni siquiera te
caigo bien.
- Ya te he dicho que quiero hacer las paces, pero
parece que quieras evitarme a toda costa.
- Supongo que no
hay nada malo por una copa entre… compañeros.
Hugo sonrió a su
interlocutor, pero sin bajar la guardia, sabía que le sería
imposible quitarse de encima a Tigre y en cierto modo eso confirmaba
sus peores sospechas, aquel encuentro era algo más que una simple
casualidad. La cantina a aquellas horas estaba
completamente vacía, excepto por algunos androides camareros y de
limpieza. Los dos hombres se dirigieron a la barra, sin embargo Hugo
paró en seco a mitad de camino
- Voy un momento al lavabo- dijo
Hugo.
- Te acompaño, es bueno vaciar la vejiga antes de remojar
el gaznate.
Tigre cedió el paso a Hugo, este fue directo a uno de
los retrete y esperó a que su acompañante que entró en el de al
lado, saliera antes que él, luego se subió de un salto a la espalda
de su contrincante, rodeando su cuello con el brazo y apretó todo lo
fuerte que pudo. Tigre intentó zafarse de Hugo golpeándolo contra
la pared y Hugo apunto estuvo de ceder ante la formidable fuerza de
su contrincante, pero finalmente Tigre calló al suelo sin sentido.
Hugo lo desarmó, guardándose para si las armas de su contrincante,
lo agarró de las axilas y lo metió como pudo en uno de los pequeños
compartimentos, sentándolo en el retrete. Por suerte entre las cosas
que llevaba en el pequeño petate, había cinta aislante, con la que
ató y amordazó a Tigre, aunque sabía que con su fuerza, tardaría
más bien poco en soltarse sus ataduras. Debía darse prisa antes de
que alguien, ya fuera Tigre o la despechada Norma dieran la
alarma.
En el hangar, algunos robots estaban terminando de
cargar una de las naves, que estaba apunto de partir. Sin que nadie
lo viera, vació el contenido de una de las cajas y se metió dentro.
La espera asta que la nave salió disparada al espacio se le hizo
eterna.
Una vez en el espacio, sabía que en cuanto descubriesen su
fuga, sospecharían de aquella nave, llamarían a su tripulación
para registrarla y hacerla regresar al planeta. Salió de su
escondite y consciente de que necesitaría algo de ayuda para hacerse
con el control de la situación, pudo reprogramar sin demasiado
esfuerzo al robot de carga que había en el almacén. Luego, armado
con la pistola y el gran cuchillo que le robó a Tigre y siempre
acompañado por su nuevo compañero, salieron del almacén de carga.
Aunque por fuera, la nave era tan grande como las otras que había en
el hangar, las dimensiones del interior eran demasiado pequeñas para
su gusto, adecuada para una tripulación moutona. Pasaron por la
sección de las cápsulas, a continuación estaba la pequeña sala
cocina-comedor, en la que encontró a dos de los pequeños
tripulantes a los que con ayuda del robot pudo neutralizar sin
demasiados problemas. A continuación estaban los baños, los
camarotes y finalmente la sala de control, a la que estaba llegando
cuando notó como la nave giraba bruscamente cambiando de dirección.
Era evidente que o Tigre o Norma habían dado ya la alerta y se había
dado orden a todas las naves que acababan de salir, de regresar
inmediatamente a la base.
- Yo de vosotros, volvería a retomar el
rumbo que teníais hace un momento- dijo Hugo amenazando a los dos
pequeños moutones con su arma.
- ¿Y si nos negamos? ¿Te
arriesgarás a que volemos todos por los aires liándote a tiros con
tu pistola?- dijo uno de los moutones que parecía una
hembra.
- Veréis amigos, mis opciones son, morir en el
planeta cuando me capturen o arriesgarme a hacerlo aquí si vosotros
no obedecéis… Las vuestras son, morir haciéndoos los héroes y
todos sabemos que esta no es una profesión demasiado heroica que
digamos, o meteros en una cápsula de salvamento y esperar a que os
rescaten, nadie os echará nada en cara- los dos mautones empezaron a
discutir en su idioma- ¡Vamos chicos no me sobra el tiempo y ninguno
quiere que esto salga mal!
- Está bien, tú ganas- dijo la
moutona que parecía la jefea a regañadientes.
Con la
ayuda del robot de carga, Hugo obligó a los cuatro pequeños
miembros de la tripulación a subir a una de las cápsulas de
salvamento. Cambió nuevamente el rumbo de la nave y saltó al
hiperespacio justo cuando dos cazas aparecieron en la pantalla. Tubo
que salir en dos ocasiones del hiperespacio y cambiar nuevamente el
rumbo, para despistar a sus perseguidores, tenía provisiones para
mucho tiempo. Varios días más tarde, comprobó para su sorpresa que
con el combustible que le quedaba, el único lugar al que podía
llegar era al planeta Oceana, al que por otro lado ardía en deseos
de regresar.
Jotacé.
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