Diana salió de la
pequeña ciudad dormitorio y cogió la autopista en dirección a la
capital, a su lado Jota se recuperaba del susto que tubo minutos
antes.
- ¿Qué pasa Jota has visto un fantasma?-
preguntó con una sonrisa maléfica en la cara.
- ¿Si te
digo que si, me creerás?
- ¡Claro! ¿Has olvidado que fui yo
la que te advirtió de lo que pasaba en tu bloque?
- ¡Ya!
¡¿Y tú como podías saberlo?! ¡¿Y por cierto, adonde vamos?!
-
Un conocido me advirtió de lo que estaba pasando…
- Mientras
más lo pienso, mas parece que todo esto es una broma pesada. Si no
supiera que Dani es incapaz de algo así, pensaría que es cosa suya,
es el único que podría organizar esta especie de broma y más
después de todo el coñazo que me ha dado desde que murió su
abuela.
- Pues te equivocas, ni es ninguna broma ni es cosa de
ninguno de tus amigos.
Poco después el coche aparcaba en
el desértico parking de un cementerio a las afueras de la capital,
muy cerca del mar. La pequeña figura de lo que parecía un niño les
esperaba allí. Al fijarse un poco mejor, se dio cuenta de que
aquellas facciones eran las de un hombre adulto, de cuarenta o
cincuenta años y lo que le pareció más escalofriante, aunque juzgo
que por la escasa iluminación, su imaginación le estaba jugando
una mala pasada, ya que aquella pequeña figura, no proyectaba
sombra.
- ¿Qui… quien es ese?- preguntó con los nervios a
flor de piel.
- Sal y te lo presentaré- contestó Diana saliendo
del coche.
Jota obedeció, pero dejando la puerta del coche
abierta por si tenían que salir pitando otra vez.
- Jota, te
presento a Rudiguer.
- Ese no es mi nombre, de hecho, sabes
perfectamente que carezco de tal- dijo Rudiguer
- No
entiendo. ¿Entonces quien es Rudiguer?- preguntó Jota intrigado.
-
Es el personaje de una serie de cuentos infantiles. ¿No te suenan
los libros del pequeño vampiro?
- Muy graciosa Diana- dijo
Rudiguer sin mostrar ni el menor gesto de emoción ante la
broma. - Qui… quieres decir que el es…
- Si,
igual que la abuela de tu amigo, con quien dices haber tenido un
encuentro esta noche.
- No puedo creerlo- dijo Jota sin
dejar de mirar la menuda figura del enano.
- Si quieres,
puedo demostrártelo, todavía tengo que cenar- dijo
Rudiguer.
Jota sintió como un escalofrío le recorría
todo el cuerpo.
- Esto si que es nuevo, un no muerto con sentido
del humor- dijo Diana en tono irónico.
- Sabes que nunca
bromeo.
- Vale, vale, empiezo a creérmelo, no hace falta que
me hagas ninguna demostración- dijo Jota alzando las manos y
retrocediendo unos pasos.
- Ahora Rudiguer, cuéntale a Jota tu
papel en esta historia.
Rudiguer les relató, como vio a la señora
Carmen la noche en que se suicido y como reconoció en ella a uno de
los suyos, incluso antes de que se quitara la vida y cómo algunas
noches más tarde esta ya totalmente convertida en vampiro lo
persiguió cuando él iba en busca de ayuda. - No lo entiendo…
¿Si los dos sois vampiros, por qué la querías denunciar y ella
matarte?- preguntó Jota cada vez más intrigado.
- Por que hay
distintas clases de vampiros y nuestro amigo Rudiguer es un vampiro
menor y no lo digo por la estatura… Rudi cuéntale ahora a nuestro
nuevo amigo tú historia, tal vez así pueda entender mejor lo que
está pasando en su nueva casa- dijo Diana apoyándose en el capó
del coche y haciéndole un gesto a Jota para que se pusiera a su
lado.
- Hace muchos años, puede que siglos, era hombre de
buena posición, pero incapaz del menor sentimiento, de la menor
emoción hacia el resto de la gente, nací muerto en vida. Aún así,
por mi posición social mis padres intentaron darme una buena
educación y cuando llegó el momento, incluso me prometieron a una
mujer, también de buena posición. Yo accedí a aquel matrimonio
pensando que así me dejarían en paz, pero mi padre que era un
hombre persistente y despótico, empeñado en que siguiera sus pasos
atendiendo las tierras y los negocios familiares, tal y como él lo
había hecho asta entonces.
“Yo no estaba dispuesto a
dejarme manejar por ellos y pronto fueron víctimas de un terrible
accidente, al menos eso creyó todo el mundo. Mi mujer hizo esfuerzos
desesperados por hacerme sentir algo con tal de traerme un
descendiente, pero yo era ajeno incluso al contacto carnal con otros
seres humanos, aún así ella quedó embarazada y tuvimos un hijo,
aunque dudo mucho que fuera mío, echo que me importaba muy poco. A
partir de entonces ella se entrego en cuerpo y alma al cuidado de su
hijo, yo encambio seguía atendiendo los negocios familiares con la
misma desgana y desidia de siempre, a pesar de las desavenencias con
los vecinos, empleados y socios.
“Un día, uno de esos socios vino
a verme muy enfadado, no recuerdo que me echaba en cara, tampoco me
importaba lo más mínimo. Lo maté, sin contemplaciones, solo para
que me dejara tranquilo, sin odio, pero sin remordimientos. Mi mujer
y mi hijo, fueron testigos y huyeron pidiendo ayuda. También a ellos
los habría matado. Llegó la guardia civil, pero la persona que yo
era ya no estaba, había encontrado una vía de escape en un extremo
de una soga atada al cuello- sin cambiar el tono de voz Rudiguer
siguió relatando la historia en primera persona pero desde el punto
de vista de otro de los personajes.- Arruinada, viuda de un asesino
sin sentimientos y con un hijo que criar, estaba desesperada, la
única solución que me quedaba era la de vender la casa, pero antes
de que pudiera hacer los trámites empezaron las pesadillas. Mi
marido al que había visto ahorcado en aquella misma casa, se me
aparecía en lo que yo creía pesadillas, que equivocada estaba.
Primero para alimentarse de mí, pero después, para hacerme beber de
su sangre, entonces fuimos uno- volvió a cambiar el punto de vista.-
Uno de mis cuerpos era débil y mortal, pero me servía para cuidar
de mi otro cuerpo el que lo controlaba todo y de paso para atraer a
más víctimas de mi ansia de vida. Pronto empecé a poseer más y
más cuerpos, todos aquellos de los que me alimentaba y morían
terminaban formando parte de mi, a otros les daba de beber mi sangre,
para poseerlos en vida como hice con la mujer. Todos eran una
extensión de mi mismo, con sus recuerdos y los conocimientos de
quienes habían sido en vida.
“Aunque debía alimentar
también a mis otros cuerpos, estos carecían del poder del primero,
su sangre carecía de poder sobre los demás y sus mordeduras no
condenaban a la muerte en vida como si lo hacía la mía, no podían
transformarse en animales nocturnos ni controlar los elementos como
yo… estaban atados a mi, pero no estaban atados al lugar que les
vio nacer como hijos de la noche, como si lo estaba yo a aquella
casa, esa era la única ventaja que tenían.
“Un día
llegaron unos extranjeros. Poseían conocimientos sobre nosotros y
parecían carecer de miedo, fueron mi final, actuaban a plena luz del
día cuando mis poderes eran menores y poco a poco fueron
exterminando a cada una de mis extensiones asta dar conmigo… Una
estaca en el corazón, la cabeza cercenada y el fuego que convirtió
en cenizas tanto a mi hogar como a mi mismo, fueron mi final… Sin
embargo una de esas extensiones consiguió escapar… el hijo
bastardo, que había sido mi segundo alimento y que permaneció
enterrado en una fosa sin nombre en el jardín, una extensión
demasiado débil para usarla y sin embargo tenía sus ventajas.
“Ahora, convertido en un huérfano de la noche huí de allí,
ya nada me ataba a aquel lugar y mi aspecto de niño era un cebo para
mis víctimas.
“Una noche en un sitio y otra en otro, un día me
encontré con otros como yo, otros huérfanos de la noche, ellos me
enseñaron que no necesitábamos matar a aquellos de los que nos
alimentábamos y que nuestras víctimas apenas nos recordaban
vagamente, como pesadillas nocturnas que todos quieren olvidar.
“Pero los poderosos hijos de la noche no nos quieren,
somos una engorrosa competencia, y así surgió la alianza con
algunos vivos, aquellos que tenían el conocimiento y que parecen
carecer de miedo. Ellos respetan a los huérfanos de la noche y
nosotros les avisamos cuando detectamos a otro nuevo hijo de la noche
sediento de vidas…
Jotacé.