Este año la naturaleza en Alemania ha respondido a la perfección al trillado estereotipo sobre puntualidad germana. Apenas alcanzado el 21 de marzo la primavera ha llegado a este rincón del hemisferio norte de la mismísima forma en la que la describen los libros de texto.
Esas fresas estaban hace un mes bajo una manta de nieve que, supongo, las ha abrigado durante el invierno. En fin, debe de ser la edad, pero estas cosas de la naturaleza cada vez me dejan más impresionada. Así que para celebrar el equinoccio, tulipanes y tarta. De queso y chocolate. Una de las tartas clásicas en la repostería alemana, el Russischer Zupfkuchen, cuyo calificativo parece indicar un origen ruso, aunque no he encontrado hasta ahora ninguna referencia fidedigna al respecto. Lo que sí parece más claro es el nombre "Zupfkuchen", "zupfen" es en alemán, entre otras cosas, algo así como tirar de algo, cortar trozos a pellizcos, que es como se obtienen las manchas que caracterizan esta tarta. Pero me dejo de historias y palabrotas y paso a la receta.
Ingredientes
Para la masa:
200 g de harina
125 g de azúcar
100 g de mantequilla
25 g de cacao en polvo (sin azúcar)
1 huevo
1/2 cucharilla de levadura en polvo
Para el relleno:
500 g de quark desnatado
120 g de mantequilla
120 g de azúcar avainillado casero (azúcar aromatizado con una vaina de vainilla, es práctico tener un bote preparado, pero si no tenemos, también podemos emplear simplemente azúcar normal y añadir algún aroma)
4 huevos
1 cucharada de zumo de limón
ralladura de 1/2 limón
Elaboración
Mezclamos bien todos los ingredientes de la masa. Cortamos aproximadamente un tercio de la masa y retiramos. Con la otra parte forramos el fondo de un molde redondo de base desmontable y hacemos también un pequeño borde. Precalentamos el horno a 200ºC y empezamos a mezclar los ingredientes para el relleno. Para ello, batimos bien las yemas de los huevos con el azúcar hasta obtener una crema espumosa. Añadimos la mantequilla, el zumo de limón y la ralladura y, por último, el quark. Montamos entonces las claras y las añadimos a la mezcla anterior, mezclándolo todo bien. Rellenamos el molde con la crema de quark. Tomamos ahora el trozo de masa que habíamos guardado, formamos una especie de rodillo y vamos sacando "a pellizcos" trozos que colocamos sobre la crema de quark, procurando que queden flotando "como islas". Horneamos en la rejilla del centro del horno durante aproximadamente 50 minutos. Sacamos y dejamos enfriar. Esta tarta se toma fría, y se conserva bien en la nevera unos días. También congela bien.
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