Ahora que estamos de vacaciones, ayer empezaron en Berlín las
Herbstferien -vacaciones escolares de otoño- hay tiempo para encender el horno y dedicarlo a la elaboración de trabajosos postres. Ha habido dos hechos que han confluido en la elaboración de esta tarta: primero, esta
Tarta del pecado original, que incumpliendo el décimo mandamiento codicié desde el primer momento, y segundo, la enorme cesta de manzanas recién cosechadas que nos ha llegado desde la
Alta Lusacia.
Una pena que ese hermoso membrillo saliera malo al abrirlo
Ingredientes
Para la masa quebrada: 200 g de harina - 100 g de mantequilla - 50 g de azúcar glasé - 1 huevo - una pizca de sal
Para el relleno: 4 ó 5 manzanas medianas - 1 puñado de frutos secos (pasas, piñones, arándanos) - canela - azúcar moreno
Elaboración
Para la masa, tamizar la harina con el azúcar glasé. Poner en un cuenco y añadir la mantequilla, que habremos dejado a temperatura ambiente durante un par de horas fuera de la nevera para que esté blanda. Mezclar con los dedos sin amasar mucho y añadir la sal y el huevo. Unir bien todos los ingredientes. Hacer una bola, cubrirla con film transparente y dejar reposar en la nevera durante 1 hora.
Mientras tanto pelar y cortar las manzanas en rodajas finas. Poner en un cuenco y añadir las frutas secas, el azúcar y la canela. Darle un par de vueltas para mezclar con las manzanas y dejar reposar para que los aromas se impregnen bien. Yo añadí también un chorro de sirope de arce.
Cuando la masa esté lista dividir en dos partes (una un poco mayor que la otra, gracias Arantza ;-). Tomamos la parte más grande y la estiramos cuidadosamente con el rodillo. Yo la estiro sobre un trozo de film transparente o papel de hornear para poder después levantarla fácilmente, doblarla y colocarla sobre el molde. Al estirar la masa de la base debemos calcular unos centímetros para hacer también un borde. Introducir la base, ya en el molde, en la nevera. Para la cubierta estirar de igual forma la parte restante de la masa y cortar con los moldes elegidos. Poner las formas hechas sobre una bandeja también en la nevera para evitar que se deformen con el calor.
Precalentar el horno a 230 ºC. Sacar la base de la tarta de la nevera y repartir uniformemente la mezcla de las manzanas, que habrán soltado algo de jugo, sobre la base de la tarta. Para acabar de montar la tarta hacemos una cubierta con las figuras que hemos preparado antes y la pintamos con yema de huevo. Introducir en la parte baja del horno precalentado a unos 230 ºC. Transcurridos 10 minutos reducir la temperatura a 180 ºC y hornear unos 70 minutos más. Si la superficie se dora demasiado rápido, puede cubrirse la tarta con papel de aluminio que volveremos a quitar antes de sacar para que la superficie acabe de dorarse.
Receta para imprimir
El pecado de la tarta codiciada me ha hecho pensar en una película que vi hace tiempo:
Las manzanas de Adán (Adams æbler, 2005) del danés Anders Thomas Jensen. En esta historia, un párroco protestante de una pequeña iglesia de la provincia danesa tiene a su tutela a un pintoresco grupo de personajes que intenta reintegrar en la sociedad volcando para ello su infinito amor al prójimo. Entre los personajes, un violador cleptómano y alcohólico, un atracador de gasolineras árabe y el último recién llegado, Adán, un violento neonazi. Como parte del proceso de reintegración, Adán debe cumplir una tarea y decide hacer una
tarta de manzana con los frutos del manzano del jardín. La tarea resulta más complicada de lo que en un principio parecía y Adán y su tutor se verán enfrentados a una gran prueba.
La película tiene innumerables alusiones bíblicas, reflexiones sobre el bien y el mal y sobre la fe. Personalmente, es una película excelente con un tema complicado de tratar que es resuelto con gran humor, eso sí (¡y advierto!) humor negro al estilo danés, política (y totalmente) incorrecto y lo mejor, sin pretensiones evangelizadoras.
Ver tráiler