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domingo, 4 de mayo de 2014

Eierschecke

«La tarta de huevo es un tipo de tarta que, para desgracia de la humanidad, ha permanecido completamente desconocida en el resto del planeta», se dice que afirmó Erich Kästner al hablar de esta tarta original de Dresde, su ciudad natal.

Después del Stollen de Navidad, probablemente la tarta de la que los sajones están más orgullosos. El origen de su nombre en alemán, Eierschecke (pronunciado algo así como "aiyacheque") no está documentado. A pesar de ello es muy común leer que viene de una prenda de vestir del s. XIV, un tipo de faldón masculino de tres piezas. Sin embargo, también hay un adjetivo en alemán "scheckig" que significa "manchado o con manchas". Cualquiera de las dos, o ninguna, podría tener sentido a la hora de describir esta tarta que se caracteriza por sus tres capas: una base de masa de levadura, un centro fino de crema de queso quark y su capa principal, la Schecke que da nombre a la tarta, una crema esponjosa de huevos y vainilla.

Aparecida a principios del s. XIX en Dresde, era esta una tarta de la clase burguesa, con ingredientes como el queso quark y los huevos, que solo las personas más pudientes se podían permitir. Hoy en día, la Eierschecke es una de las tartas más populares y características de Sajonia.

Punto 1 de mis propósitos de integración sajona:
- Aprender a hacer una Eierschecke ✔


Ingredientes (para un molde redondo de fondo desmoldable de unos Ø 28 cm):
Para masa de levadura:
175 g de harina de trigo
25 g de mantequilla
25 g de azúcar
10 g de levadura fresca de panadería
50 g de leche
1 huevo
1 pizca de sal
Para la crema de quark:
200 g de queso quark
30 g de mantequilla
30 g de azúcar
10 g de harina de trigo
10 g de pudding de vainilla en polvo (de sobre)*
20 g de leche
1 huevo
1 pizca de sal
1 cucharadita de zumo de limón
Para la crema de huevos:
350 ml de leche
175 g de mantequilla
175 g de azúcar
5 huevos
50 g de pudding de vainilla en polvo (de sobre)*
1 pizca de sal

*En Alemania venden unos sobres de pudding instantáneo de vainilla en polvo (ver foto). Creo que se podrían sustituir por otros como los sobres de crema catalana ya que tienen una consistencia similar. Cualquier sugerencia al respecto será bienvenida. ¡Gracias!


Preparación
Masa de levadura:
  1. Todos los ingredientes deberán estar a temperatura ambiente.
  2. Disolvemos la levadura en la leche templada y hacemos una masa blanda con la mitad de la harina. Esta masa deberá reposar 30 minutos. Cuando haya subido, añadiremos el resto de ingredientes y amasaremos bien. Cubrimos la masa con un paño y dejamos reposar otros 30 minutos.
NOTA: Deberá quedar una masa flexible pero que no se pegue a las manos. Si es necesario, corregir de agua o harina.

Crema de queso quark:
  1. Mientras reposa la masa anterior, derretimos la mantequilla y añadimos el resto de ingredientes: queso quark, azúcar, harina, pudding en polvo, leche y el huevo. Mezclamos hasta tener una crema homogénea. Añadimos entonces el zumo de limón y una pizca de sal.
  2. Volvemos ahora a la masa de levadura. La estiramos con un rodillo hasta más o menos el diámetro del molde. Engrasamos bien el molde con un poco de mantequilla y ponemos la masa como base, apretando los bordes para que no suban mucho. Pinchamos varias veces la masa con un tenedor para que se haga mejor. Ahora podemos añadir la crema de queso quark que repartimos bien por toda la superficie.
  3. Precalentamos el horno a 190 °C.
Crema de huevos:
  1. Separamos las claras de huevos de las yemas.
  2. Disolvemos el pudding en polvo en 75 ml de leche.
  3. En un cazo ponemos a hervir el resto de leche (275 ml) con 85 g de azúcar. Cuando hierva añadimos a la mezcla anterior, dejamos que hierva una vez más y retiramos entonces del fuego.
  4. Añadimos al pudding caliente la mantequilla y, poco a poco, las yemas de huevo, y removemos rápidamente para que no se cuajen.
  5. Montamos las claras a punto de nieve, a las que vamos incorporando poco a poco el azúcar restante. Ponemos una pizca de sal. Cuando el merengue esté firme, incorporamos la crema de pudding cuidadosamente y con movimientos envolventes.
  6. Pasamos la crema obtenida al molde e igualamos la superficie.
  7. Metemos en el horno y tenemos 20 minutos a 190°, después bajamos la temperatura y 160° y horneamos otros 20 (tiempo total de horneado 40 minutos).
  8. Dejamos enfriar y espolvoreamos con azúcar glasé.
    Esta tarta debe enfriar completamente por lo que recomiendo hacerla siempre para el día siguiente, cuando las tres masas han reposado bien. ¡Imprescindible servir con un café en la merendola!

    Ver receta para imprimir

    sábado, 12 de abril de 2014

    Una de huevos

    ¿Que qué hacen los alemanes cuando se acerca la Pascua? Pues sacar los huevos. De todos los tonos y colores. En Berlín también se veía, es una costumbre en todo el país, pero aquí en el pueblo no hay jardín que se precie que no esté adornado a estas alturas ya con los huevos de Pascua. Me he dado un paseo por los alrededores para enseñároslo.


    Normalmente cuando llega la época de poner los adornos de Pascua, la naturaleza todavía no ha explotado completamente, pero este año como el invierno no ha sido invierno, algunos brotes se han adelantado a la Pascua.



    Por esta zona destaca la tradición de los sorbios, o sorabos, de quienes os hablaba en la entrada anterior, por una decoración de los huevos con diferentes técnicas que resultan en un verdadero trabajo de filigrana.



    Como la cosa va de huevos, os dejo una receta de unos rellenos. Receta retro viejuna si me preguntáis, pero perfecta para la Pascua. Y ya que estamos, ¿por qué no esconder una sorpresa —una nuez o dátil, sin hueso por favor, no vayáis a desdentar al cuñado— en uno de los huevos y hacer que el que la encuentre, pues no sé, friegue los platos?

    Ea! Aquí van unos huevos rellenos con crema de brecamel.


    Ingredientes
    4 huevos
    1 brécol o brócoli
    100 g de queso fresco a las finas hierbas, o a las hierbas, punto
    1 lata (unos 150 g) de bonito en aceite
    2 cucharadas de kétchup
    2 cucharadas de mayonesa
    5 cucharadas de leche
    sal, pimienta y nuez moscada
    aceite de oliva
    Opcional: media nuez pelada o un dátil sin hueso

    Preparación
    • Limpiamos el brócoli y lo cocinamos 15 minutos al vapor. Cuando los tallos estén tiernos (se puede comprobar pinchando con un tenedor), lo sacamos y lo dejamos enfriar.
    • Mientras tanto preparamos el relleno retro-viejuno de bonito de lata con salsa de kétchup y mayonesa. Para ello sacamos el bonito a un bol, desmenuzamos bien y añadimos las exquisitas salsas de kétchup y mayonesa hasta obtener una mezcla a nuestro gusto.
    • Partimos los huevos cocidos por la mitad (a estas alturas no habrá que explicar cómo cocer un huevo, ¿no?) y sacamos las yemas que rallamos finas.
    • Para preparar la crema de brecamel, trituramos el brećol en un robot hasta obtener una pasta, o lo aplastamos con un tenedor, a conciencia, en su defecto. Después incorporamos la crema de queso a las finas hierbas y las cucharadas de leche. Estas un poco a ojo, dependerá de la humedad de la mezcla anterior, del queso utilizado, etc. Salpimentamos y añadimos una pizca de nuez moscada. Deberá quedarnos una crema tipo besamel.
    • En una fuente extendemos la crema de brecamel y vamos colocando las claras cocidas de huevo rellenas de la mezcla de bonito.
    • Finalmente adornamos con la ralladura de las yemas y podemos un hilo de aceite (o un chorretón, según la maña que nos demos)
    Et voilà ! Huevos rellenos para Pascua.

    sábado, 25 de enero de 2014

    La boda de las avecillas


    La víspera del 25 de enero los niños de Alta Lusacia (sip, aquí es donde vivo) colocan un plato en la ventana de casa o frente a la puerta, siguiendo una tradición sorbia conocida como "la boda de las avecillas" (Vogelhochzeit). Al amanecer, los platos estarán repletos de dulces y panecillos con forma de pájaro o de nidos. Así es como las aves agradecen el alimento que reciben durante el invierno, los granos que los humanos cuelgan en los árboles o ponen en las casitas para pájaros cuando los campos están cubiertos de nieve y es más difícil encontrar alimento.


    Me había propuesto preparar algunos de los dulces para este día, incluso iba a hacer un curso para aprender a hacerlos, pero el curso lo cancelaron por falta de participantes (es lo que tiene vivir en la tundra) y sin la cita programada a mí, como que se me fue el tiempo en otros menesteres. El caso es que no quería dejar pasar la ocasión sin enseñároslos, así que me he pasado por la panadería (¡único establecimiento del pueblo!) y he comprado algunos. Y de paso socializo un poco y los vecinos se van acostumbrando al acento raro de la nueva :D


    Los nidos de pájaro llevan una base de galleta, crema de mantequilla y cobertura de chocolate. Los pajarillos pueden ser de brioche, aunque también se hacen nidos o pájaros completamente de merengue. Y bueno, a ver si el año que viene ando más espabilada.

    martes, 24 de diciembre de 2013

    La Navidad en Sajonia...

    ...está llena de estrellas de Moravia, originarias de la pequeña localidad de Herrnhut.


    ... y repleta de mercadillos de Navidad, como el de la ciudad de Bautzen con su torre inclinada, uno de los mercados más antiguos de Alemania.


    La Navidad en Sajonia ofrece además uno de los dulces navideños más tradicionales, el pan especiado Lebkuchen, más conocido en la zona como Pfefferkuchen, el que se elabora en la localidad de Pulsnitz, que todos los años celebra ya a principios de noviembre un mercado dedicado exclusivamente a esta especialidad.

     


    Sin embargo, si le preguntáis a cualquier sajón por el dulce navideño más tradicional, no dudará en afirmar que es ¡el Stollen! Si son además varias las personas a las que preguntáis, puede que os pase como a mí al lanzar la pregunta en uno de mis cursos de español, que se iniciará una animada discusión sobre la peculiaridad de cada receta familiar y sobre los ingredientes especiales en cada una.

    Si alguien quiere probar la que yo aprendí, aquí os dejo una receta para pastelillos de Stollen, la versión mini de este pan navideño.

    Con esto solo me queda desearos unas muy...


    ¡...y hasta  el año que viene!

    domingo, 17 de noviembre de 2013

    Cambio de aires

    Si había algo que tenía claro yo, era que nunca me iría a vivir a un pueblo. Ay..., la de palabras que hay que tragarse en esta vida. Héteme aquí hoy viviendo en el campo, en una aldehuela de 125 habitantes. 125 habitantes y yo. En plena pampa sajona a medio camino entre Polonia y la República Checa.


    ¿Que qué hago yo aquí? Esa pregunta me hago todas las mañanas cuando me siento al escritorio de mi nuevo despacho y las gallinas de los vecinos se asoman a la valla para ver qué hace hoy la nueva.

    En resumidas cuentas, eso es lo que ha estado pasando mientras en este blog no pasaba nada. Que me he mudado. A un pueblo. Lejos de la gran metrópolis, lejos de Berlín. Tras 18 años exactos en la capi de esta república, ¡una mayoría de edad!, supongo que ya era hora de salir a conocer la otra Alemania, la de verdad, la que dicen que Berlín no es. Vamos, que echaba de menos el choque cultural.

    Así que a partir de ahora puede que este blog tenga un aire más campestre, desde esta casa de la pradera. Habrá huerta, habrá conservas, puede que hasta mermeladas, alguna que otra anécdota rural y espero que también haya crímenes culinarios que resolver...

    Hasta entonces toca terminar de aprovisionarse para el invierno. Por ejemplo, llenando la bodega de manzanas o envasando el verano en botes. Estos no son míos, este año no he llegado a tiempo, pero para que os vayáis haciendo una idea. (¡Uf, lo que me queda por aprender!)


    domingo, 24 de febrero de 2013

    Corona de Fráncfort, una tarta viejuna

    Mi familia política alemana vive en un pueblo muy pequeño en el este de Alemania, en la Sajonia más profunda. Con sus poco más de 100 habitantes, en Puebluco del Pedregal, según su nombre en lengua vernácula, cuando uno de los mayores cumple años, todo el pueblo se pasa ese día por la casa del cumpleañero o cumpleañera para felicitarlo. Así que claro, hay que tener café, tarta y licores preparados para ofrecer. La tarta más famosa en el pueblo, la tradicional Corona de Fráncfort, la hacía hasta hace poco una de las vecinas de Puebluco del Pedregal, a la que se le encargaba siempre su preparación. Pero la mujer está ya muy mayor y no puede hacerlas más. Desde que tuve la oportunidad de probar la tarta en uno de esos cumpleaños, la he tenido rondando en la cabeza (la mayoría sabéis cómo nos funciona la cabeza a los golosos) y ayer, finalmente, la hice. Esta es de un libro cualquiera, pero estoy en "negociaciones" para obtener esa receta tan famosa en Puebluco del Pedregal. Quién sabe, a lo mejor un día puedo tomar el relevo ;-)


    La Corona de Fráncfort es una de las tartas clásicas de la repostería alemana y la encontraréis en cualquier pastelería o cafetería tradicional que se precie. A pesar de ello, no sé por qué pero a mí, con ese aspecto que podría ser portada de un libro de recetas de los años 60, me recuerda a la comida viejuna de la que El Comidista escribe en una de las secciones de su blog. Comida viejuna alemana, se entiende.

    Es sencilla pero algo laboriosa de hacer, y yo os recomendaría hacerla un día antes. La crema de mantequilla tiene tiempo de endurecer algo con lo que es más fácil cortarla y los sabores han asentado más. Y os aseguro que está muy rica :)


    Ingredientes
    Para el bizcocho:
    150 g harina
    150 g azúcar
    2 cucharadas maicena
    1 cucharadita de levadura química
    125 g mantequilla a temperatura ambiente
    4 huevos
    2 cucharadas de ron
    1 pizca de sal
    1 limón, ralladura

    Para la crema (relleno y cobertura):
    175 g azúcar
    200 g mantequilla a temperatura ambiente
    5 yemas de huevo
    5 cucharadas de agua
    4 cucharadas de ron

    Además:
    100 g de crocante de avellanas (en Alemania lo venden preparado y tiene este aspecto) o avellanas tostadas picadas para una versión menos dulce
    4 cucharadas de mermelada de ciruela casera de la tía Mariajo (si no tenéis una tía Mariajo que os regale mermelada casera, cualquier mermelada de alguna fruta roja valdrá, cereza, fresa, frambuesa...)
    unas guindas confitadas para decorar

    Preparación
    Bizcocho: Precalentamos el horno a 175 °C. Batimos bien la mantequilla que estará a temperatura ambiente y el azúcar hasta obtener una mezcla cremosa. Añadimos entonces la ralladura de limón, los huevos, el ron y una pizca de sal. Tamizamos la harina, la maicena y la levadura y las añadimos poco a poco a la mezcla anterior. Engrasamos bien un molde con forma de aro o de corona (de los que tienen un hueco en el centro) y espolvoreamos con un poco de harina. Vertemos la mezcla y horneamos durante aprox. 45 minutos. Cuando el bizcocho esté listo, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla.

    Crema: Preparamos un almíbar con el azúcar y cinco cucharadas de agua. En un recipiente aparte batimos a mano las yemas. Añadimos muy lentamente el almíbar a las yemas sin dejar de batir. Incorporamos el ron y seguimos batiendo hasta que la mezcla haya enfriado. En un bol grande batimos la mantequilla a temperatura ambiente hasta que esté cremosa. Entonces, y sin dejar de batir, vamos incorporando la crema de yemas cucharada a cucharada.

    Para montar la tarta, hacemos dos cortes horizontales al bizcocho. Ponemos una capa de mermelada en cada corte que empapará un poco el bizcocho y una capa generosa de crema de mantequilla. Montamos la tarta presionando levemente para que las capas se peguen bien. Ahora forramos todo el bizcocho, desde el hueco del centro hacia fuera. No importa si la cobertura no nos queda perfecta, ya que al final la cubrimos con las avellanas picadas que taparán cualquier “imperfección”. Decoramos con unas estrellas de crema y las guindas confitadas, y ¡lista está la Corona de Fráncfort!

    domingo, 10 de julio de 2011

    A las cuatro de la tarde: Kaffee & Kuchen

    Kaffee und Kuchen no es otra cosa que café con tarta, o lo que es lo mismo, una merendola a la alemana, en toda regla. La hora sagrada son las cuatro de la tarde, normalmente los fines de semana, los días laborales solo las abuelas pueden permitirse el tiempo para un Kaffee und Kuchen. Creo que no necesito explicar por qué esta comida del día, elevada casi a institución, se ha convertido en una de mis preferidas, lo de comer tarta en la merienda no es solo un decir.

    Kaffe und Kuchen

    Más aún cuando se visita a la familia en Sajonia, famosos los sajones por su tradición cafetera y pastelera.

    Hochkirch

    La tarta del sábado (foto de arriba) diferente de la del domingo (más abajo). Las dos caseras y con frutas de la huerta. Está claro que no son mías, sino de la anfitriona de la casa que amablemente me ha dado la receta para que la comparta aquí con vosotros. Creo que esta receta se merece inaugurar una nueva sección que llamaré "Las tartas de Angela", ¿qué me decís? :-)

    Strawberry Cake
    Strawberry Cake

    Ingredientes
    Para la base:
    125 g de azúcar (50 g + 75 g)
    75 g de harina de trigo
    75 g de maicena
    1 cucharadita de levadura en polvo
    1 cucharadita de azúcar avainillado
    3 huevos
    3 cucharadas de agua caliente
    1 pizca de sal

    Para el relleno:
    250 g de mascarpone
    750 g de fresas
    1 sobre de gelatina en polvo (Tortenguss*), sabor a fresa

    Elaboración
    Ponemos el horno a precalentar a 200 °C. Empezamos entonces con el bizcocho. Para ello batimos a punto de nieve las claras de huevo con una pizca de sal e incorporamos al final 50 g de azúcar. En un bol aparte batimos las yemas de huevo con 75 g de azúcar y una cucharadita de azúcar avainillado. Cuando estén cremosas, añadimos lentamente 3 cucharadas de agua caliente. Ahora incorporamos las claras a punto de nieve a las yemas batidas. Finalmente tamizamos la harina, la maicena y la levadura sobre la masa anterior. Batimos a mano intentando que la masa quede aireada. Horneamos la masa unos 25 minutos en un molde redondo de fondo desmontable previamente engrasado con mantequilla.

    Mientras se hornea el bizcocho podemos ir lavando las fresas y batiendo el mascarpone para que esté un poco más cremoso y poder extenderlo mejor sobre el bizcocho.

    Una vez sacado del horno, dejamos enfriar el bizcocho. Finalmente montamos la tarta: extendemos la crema de mascarpone sobre el bizcocho y colocamos encima las fresas. Deshacemos la gelatina en polvo según indicado en el sobre y cubrimos las fresas con ella. Dejamos enfriar y ¡lista para servir!

    A slice of cake

    * En Alemania, las tartas con frutas frescas suelen llevar este tipo de glaseado con gelatina. Además de darle brillo a las frutas, sirve para ligarlas entre sí y con el bizcocho. Los sobres de "Tortenguss", como se llaman en alemán, pueden comprarse en cualquier supermercado, no sé si es fácil encontrarlos fuera de Alemania.

    Ver receta para imprimir

    domingo, 5 de junio de 2011

    Humor alemán

    Para que luego digan.

    ACHTUNG HUND!

    ¡ATENCIÓN, PERRO!
    Briefträger = carteros
    Einbrecher = ladrones
    Autoreifen = listillos que tiran los neumáticos usados
    Katzen = gatos

    viernes, 12 de noviembre de 2010

    Leipzig

    En menos tiempo del que te llevaría cruzar Berlín de norte a sur, puedes plantarte en tren en el centro de Leipzig. Y eso es lo que hice la semana pasada. Terminados los compromisos laborales, me quedó el tiempo justo para visitar a uno de los hijos predilectos de la ciudad y hacer una parada en una confitería para comprar Leipziger Lerchen.

    Bach & Lerchen

    Al parecer, tras la prohibición en 1876 de uno de los, por entonces, platos más famosos de la región, las alondras rellenas, los pasteleros de la ciudad crearon estas tartaletas en memoria de la especialidad prohibida. La alondra actual es una base de masa quebrada rellena de mazapán.

    Y no me digáis que la ciudad no se lo pone fácil a los visitantes que quieran llevarse una foto típica, con estas placas ante los monumentos más famosos, desde la mejor posición y con una recomendación para los ajustes de la cámara.

    For good view step into

    jueves, 12 de marzo de 2009

    Cuestión de huevos

    No acaba de pasar San Valentín cuando en los supermercados alemanes nos encontramos ya el siguiente evento temático, la Semana Santa. Esto quiere decir que desde hace un mes estamos viendo en los comercios huevos y conejos en todas sus formas, tamaños, ingredientes y colores. Yo estoy convencida de que las grandes casas de chocolates se pasan enero entero derritiendo a los Papás Noel de chocolate en existencias para convertirlos en huevos y conejos de Pascua. De hecho, la forma un tanto amorfa de las figuras da que pensar.

    El caso es que la Semana Santa en Alemania es una festividad muy alegre y muy esperada por los niños. Algo a lo que yo me he tenido que acostumbrar porque mis asociaciones con esta fiesta católica eran bastante más solemnes, por no decir lúgubres o macabras. La cuestión es que la Semana Santa alemana incorpora muchos elementos paganos relacionados con tradiciones germanas mucho más antiguas que celebran la llegada de la primavera después del duro y largo invierno. Entre estos elementos se encuentran el huevo, que simboliza la vida, y el conejo, símbolo de la fertilidad, simbolismos cuya tradición se remonta hasta la Edad Media.

    Ostereier

    Uno de los pueblos que celebra con más tradición la Pascua son los sorbios, un pueblo de origen eslavo del que ya hablé hace tiempo, y que actualmente vive en el Este de Alemania, en las regiones fronterizas a Polonia y a la República Checa. Los sorbios, de mayoría católica, celebran la Pascua con gran tradición. Una de las costumbres más conocidas es la decoración de los huevos de Pascua siguiendo diferentes técnicas que resultan en un verdadero trabajo de filigrana. Para ir entrando en el tema y que podáis juzgar por vosotros mismos, aquí os dejo unas muestras.

    Ostereierverzieren

    Sorbische Ostereier

    lunes, 31 de marzo de 2008

    Alta Lusacia y la cocina de Silesia

    Este fin de semana hemos ido a visitar a la parte alemana de la familia en la Alta Lusacia. El territorio de esta región abarca tres países: Alemania, Polonia y la República Checa.

    Casas típicas de la región (Umgebindehaus)


    En esta región viven muchos Sorbios, pueblo de origen eslavo y una de las minorías nacionales reconocidas en Alemania. El idioma sorbio (sórabo, lusacio, wendo) es una lengua eslava, más cercana al polaco y al checo que al alemán de la familia germánica. Un ejemplo lo encontramos, por ejemplo, en la señalización bilingüe de la región:


    Además de los sorbios viven en esta región muchos alemanes retornados de Silesia que fueron expulsados o emigraron al finalizar la 2ª Guerra Mundial, cuando Silesia pasó a ser otra vez territorio polaco. Estos acontecimientos, además de la cercanía a Polonia, hacen que la cocina de esta parte de Alemania tenga muchos elementos en común con la cocina de la Silesia polaca actual.

    En la cocina silesia se mezclan influjos de muchos pueblos germanos que desde la Edad Media se asentaron en la zona y de otros tantos pueblos eslavos.

    Las patatas son una parte fundamental de la cocina silesia, uno de los platos más famosos son los Kartoffelklösse, unas bolas de masa y harina de patata que se sirven como guarnición de carnes asadas junto con verduras como col y lombarda (ésta a veces con tocino).


    El pan no suele ser parte fundamental de las comidas, a no ser que se haga una "comida fría", vamos, pan con embutido y queso, popular para las cenas, así que estas bolas son el componente de masa con las que se puede mojar la salsilla. El efecto es el mismo. Están riquísimas. Os pongo aquí la receta de los Kartoffelklösse, ya hace tiempo hablé de estas maravillas hervidas en agua, que esta vez no he hecho yo (pero sí comido, jeje) y que me ha dado la excelente cocinera en persona.

    Schlesische Kartoffelklösse (bolas de patata silesias)

    Ingredientes
    500 g de patatas (cocidas el día anterior)
    150 g de harina
    2 huevos
    1/2 a 1 cucharilla de sal
    nuez moscada

    Elaboración

    Pelar y rallar las patatas cocidas el día anterior. Añadir la harina, los huevos, la nuez moscada y la sal. Amasar todo sobre una superficie enharinada y hacer un rodillo que dejaremos reposar una hora más o menos.
    Después cortar en 12 trozos e introducir en agua hirviendo con sal. Dejar unos 20 minutos procurando que el agua no hierva del todo hasta que las bolas suban a la superficie. Sacar y ¡listas!

    Variación: en vez de cortarse con el cuchillo, también pueden hacerse bolas con la mano a las que se les pone un dado de pan blanco tostado en el centro.


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