Segregacion Laboral en Chile
Segregacion Laboral en Chile
Segregacion Laboral en Chile
laboral chileno.
GT 18: Reestructuración productiva, trabajo y dominación social
Resultado de Investigación
Ana Cárdenas
Natalia Correa
Ximena Prado
Universidad Diego Portales
Resumen
Las reformas neoliberales y los procesos de reorganización productiva ocurridos en las últimas
décadas en América Latina (Bensusán 2006; Iranzo/de Paula Leite 2006 Novick/Carrillo 2006) han
considerado al trabajo, específicamente, al trabajo femenino como una de las principales variables de
ajuste económico (OIT 1998; Tokman/Martínez 1999; Abramo 2004). En este nuevo contexto laboral
destaca el aumento sostenido de la fuerza de trabajo femenina en la región (Abramo 2002; Piras 2006;
CEPAL 2011; OIT, 2011).
Acorde a dicha tendencia, se ha producido un importante aumento en los niveles de participación
laboral femenina en Chile. De hecho, la tasa de participación laboral femenina creció desde un 22% en
el período 1960-1970 a un 35.7% en el año 2002 (Godoy/Díaz/Mauro 2010). Más aún, hoy en día las
mujeres de 15 años y más presentan una participación laboral de un 47.6 en Chile (CEPAL/OIT 2012).
Como contracara de aquel proceso, se observa en la región (O/Guadarrama 2006; Piras 2006;
ILO 2012) y en Chile (OIT 1998; Wormald/Ruiz-Tagle 1999; Todaro Yáñez 2004; PNUD 2010;
Cárdenas/Link/Stillerman 2012) una participación laboral femenina caracterizada por condiciones de
trabajo precarias, es decir, de progresiva pérdida de la seguridad contractual y social del trabajo (Castel
1995; Kalleberg 2009, 2012).
Otra de las tendencias observadas en relación al aumento en la participación laboral en Chile ha
sido un acceso restringido de esta población a puestos de decisión y liderazgo (PNUD 2010). Estudiar
esta segregación laboral según género es de gran relevancia, porque tiende estar asociada a condiciones
laborales diferenciada entre hombres y mujeres (Anker 1997; Leitner 2001) que no sólo afectan su
presente, sino que también su futuro.
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1. Fundamentos teóricos básicos relativos a la segregación laboral según género
La segregación laboral según género es un fenómeno social observado a nivel mundial (Anker
1997; Leitner 2001; OECD 2008), en el marco del cual las mujeres tienden a concentrarse en
determinados segmentos del mercado de trabajo (segmentación horizontal) y en posiciones de poder
relativamente inferiores (segmentación vertical) (Anker 1997). La segregación horizontal y la vertical
no son fenómenos independientes entre sí, sino que estos tienden a estar interrelacionados, dando
finalmente origen a estructuras de dominación entre hombres y mujeres (Anker 1997; Leitner 2001;
Brunet/Alarcón, 2005; Godoy/Díaz/Mauro 2009; Aulenbacher 2010; Gottschall 2010).
La segregación laboral según género es un fenómeno social a través del cual se expresa el orden
patriarcal en el mercado del trabajo. La división sexual del trabajo social moderna, en el marco de la
cual las actividades y responsabilidades para hombres y mujeres en la esfera pública como privada
ocurre de manera diferenciada (Brunet/Alarcón, 2005; Godoy/Díaz/Mauro 2009), es reproducida en el
mercado laboral tanto en las profesiones, oficios y ocupaciones así como también en la distribución de
la fuerza de trabajo en los diferentes sectores de la economía y al interior de las jerarquías
organizacionales (Anker 1997). Específicamente, la asignación de las tareas domésticas y de cuidado
no remunerado a las mujeres al interior del espacio del hogar y la atribución de los hombres al espacio
público y su especialización en el desarrollo del trabajo remunerado han generado un imaginario
colectivo sobre lo femenino que determina hasta hoy no sólo sus posibilidades de participación en el
mercado del trabajo, sino que también las condiciones de dicha participación (Anker 1997;
Godoy/Guzmán/Mauro 2009). En dicho contexto, la participación laboral femenina ocurre entonces
fuertemente determinada por el carácter no remunerado de su trabajo en el hogar y sus dinámicas de
entrada y salida del mercado laboral de acuerdo a los requerimientos del hogar (ibid.).
Por último, la segregación laboral según género construida socialmente adquiere una de sus
manifestaciones más concretas al interior de las organizaciones. Al interior de éstas, tales como las
empresas y el Estado, se ha tendido a reproducir y concretar dicha segregación (Kreisky 2000;
Brunet/Alarcón, 2005; Aulenbacher 2010) dando cuenta del carácter sexuado de dichas organizaciones.
Es así como los empleadores tiende a continuar considerando a la fuerza de trabajo como “secundaria”
(Abramo, 2004), situándolas consecuentemente también en un lugar secundario al interior de las
organizaciones. Al respecto, los estereotipos relativos al comportamiento laboral femenino y sus
efectos en los costos laborales, en especial producto de ausentismos y retrasos por responsabilidades
familiares, instalaciones sanitarias diferenciadas de los hombres y leyes laborales establecidas por el
Estado que protejan a las trabajadoras, terminan por ubicar a las mujeres en los puestos de menor
responsabilidad dentro de la estructura ocupacional (Anker, 1997). En consecuencia, la segregación
laboral según género terminaría no sólo daría origen a diversas formas de desigualdad entre hombres y
mujeres, sino que limitaría también la flexibilidad en el uso de la fuerza de trabajo tanto al interior de
las organizaciones como en el mercado laboral (Anker 1997).
2. Metodología
En la presente ponencia se analizan los principales resultados de un estudio realizado entre junio
y julio del año 2012, el cual buscó describir y analizar el acceso de las mujeres a los puestos de toma de
decisión en los ámbitos público y privado en Chile. Específicamente se intentó indagar en:
los sectores donde se observe una mayor participación de la fuerza laboral femenina;
los puestos que ocupan las mujeres dentro de la escala de poder.
Considerando esta información, se logró elaborar una base de datos con 5.106 entradas, mediante
la cual se pudieron identificar cargos de relevancia en el sector público y privado en la sociedad chilena
actual.
En este panorama general, el ámbito de la educación (27%) más que el ámbito de la salud (16.2%)
emerge como un espacio laboral en donde, en principio, las mujeres tienden a alcanzar una mayor
participación en los cargos de alta responsabilidad. Como se verá a continuación, al realizar dicho
análisis al interior de ambos sectores de la rama de los servicios, la segregación vertical según género
tiende a ser un fenómeno generalizado.
En este punto detendremos la atención en el sector de la educación superior. Se escogió dicho sector
como representativo del sector de la educación, pues la jerarquía interna de éste supone que la
educación superior es el segmento del mercado laboral educacional que concentra a la fuerza de trabajo
más calificada y por lo tanto, con mayores posibilidades de acceder a los puestos de toma de decisión.
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Cuadro N°2: Segregación laboral vertical según género en las rectorías, 2012.
Como indican los resultados obtenidos, el puesto de rector/a de la mayoría de las universidades,
Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica en el país es ocupado principalmente por
fuerza de trabajo masculina. Sin embargo, la atención que, reproduciendo la jerarquía interna del sector
de la educación superior entre los diversos espacios educacionales, son las universidades los espacios
que dan menor cabida a la participación de las mujeres en cargos de responsabilidad superior. De
hecho, sólo el 5,1% de los puestos de alto mando de las universidades es ocupado por mujeres,
mientras que el 25,6% en institutos profesionales y el 28,6% en CFT.
En orden a ampliar el foco de atención en el sector de la educación superior, se analizó la
presencia de mujeres en puestos de responsabilidad que se sitúan bajo el puesto de rector/a. Al
respecto, los resultados de este estudio indican que efectivamente se produce una mayor participación
laboral femenina en estos puestos de poder. Sin embargo, su presencia es, en términos relativos,
claramente mucho menor a la de sus colegas hombres. Así mismo, nuevamente son las universidades el
espacio que da menor cabida a las mujeres en los puestos de toma de decisión.
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Cuadro N°3: Segregación laboral vertical según género en decanatos y jefaturas de carrera, 2012.
Por último, se incorporó en el análisis a las diversas regiones del país agrupadas según zonas
geográficas1 en orden a comprobar si la segregación laboral vertical según género es un fenómeno
social generalizado al interior del sector de los servicios educacionales o se encuentra circunscrito a
ciertos límites geográficos específicos. Como indican los resultados obtenidos, en todas las zonas
geográficas del país sólo un porcentaje reducido de mujeres que se desempeñan en este sector de la
economía participan en los puestos más altos de toma de decisión. Sin embargo, al respecto sí se
observa una relativa mayor participación femenina en la zona metropolitana, situación que pueda
deberse, por lo menos en parte, a la alta concentración de oferta educacional en esta zona geográfica
(ver cuadro N°4).
En conclusión, el sector de la educación da cuenta de una marcada segregación laboral vertical
según género, la que se despliega los tres puestos más altos de dirección de las organizaciones
educacionales (rector/a, decano/a y jefe/a de carrera). El fenómeno descrito llama especialmente la
atención, puesto que es en estas organizaciones educacionales donde se esperaría una mayor
participación femenina en puestos de toma de decisión. Esto, debido a que han sido especialmente las
universidades uno de los espacios de mayor reflexión crítica en torno al orden social vigente.
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En este estudio, las zonas geográficas estuvieron compuestas por las siguientes regiones:
Zona Norte: Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Arica y Parinacota.
Zona Centro: Metropolitana.
Zona Sur: Libertador Bernardo O´Higgins, Maule, Bío-Bío, De la Araucanía, De los Lagos, Aysén, Magallanes, De los
Ríos.
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Cuadro N°4: Segregación laboral vertical según género en el sector de la educación superior por
zona geográfica, 2012.
El segundo sector que se analizará corresponde al sector de los servicios de salud. De acuerdo a
los puestos de presidencia, gerencial general y dirección médica acá analizados, se tiende a replicar en
este sector de los servicios la segregación laboral vertical según género ya observada en el caso del
sector educacional. Sin embargo y en comparación con este sector, en el sector de los servicios de salud
se registra una participación incluso aún menor. Dicho resultado está fuertemente determinado por la
casi inexistente participación de las mujeres en las presidencias y gerencias de las clínicas, es decir, en
los puestos de toma de decisión relativos al sector privado de la salud (ver cuadro N°4).
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Cuadro N°5: Segregación laboral vertical según género en presidencias, gerencias generales y
direcciones médicas, 2012.
En el caso del sector de la salud, el fenómeno de la segregación laboral vertical según género se
manifiesta especialmente clara cuando se diferencia dicho sector según sistema privado y sistema
público de salud. Al respecto si se analizan las direcciones médicas, puestos de toma de decisión
presentes en ambos sistemas, se observa que es en el sector público de la salud donde las mujeres
alcanzan una mayor participación en dichos puestos directivos. Pese a ello, dicha presencia sigue
siendo minoritaria en ambos sistemas de salud (ver cuadro N°6).
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Cuadro N°6: Segregación laboral vertical según género en direcciones médicas públicas y
privadas, 2012.
5. Conclusiones
BIBLIOGRAFÍA
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