Aubain y Otros 2013

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Grupo 7: Juventud y trabajo

El rol de la Juventud en los sindicatos surgidos en el siglo XXI.


Los casos de Peajes y Call Centers

Florencia Gala Aubain


[email protected]
Bárbara Bravo
[email protected]
Matías Ferro
[email protected]
Diego Ostroff
[email protected]
María Cielo Pintar
[email protected]
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires
ÍNDICE

¾ Introducción
• Reconfiguraciones en el mundo del trabajo.
• Los jóvenes y el sindicalismo
• Contexto regional y nacional
• Los casos abordados
¾ Desarrollo
• Los nuevos trabajadores
• Trabajadores de Call Center
• SUTPA: Surgimiento y evolución.
• La juventud Sindical.
• Rol del Estado
• Limitaciones de la juventud en el sindicato
- El encuadramiento
- Deslocalización del sector
- La individualización de la relación laboral
- El sindicalismo tradicional
¾ Conclusión

¾ Bibliografía
INTRODUCCIÓN

Reconfiguraciones en el mundo del trabajo


En la última década asistimos a un proceso de profundos cambios en la matriz económico-
productiva que desencadenó otros tantos en las estructuras sociales y políticas de la argentina de
fines del siglo XX. La flexibilización y la precarización en la gestión de la fuerza de trabajo es el
resultado de una economía cada vez más competitiva y globalizada. La liberalización económica,
junto con las reformas de mercado, provocaron la transformación de la estructura productiva, re
direccionando las exigencias en torno al sector privado y dentro de éste hacia los servicios, que tuvo
su correlación en las estructuras organizativas, y en la forma en la que se construyeron las
relaciones en el mundo del trabajo.
La combinación del dispositivo represivo instaurado durante la última dictadura militar,
junto con el disciplinamiento económico promovido por las políticas de reforma neoliberal
provocaron el repliegue y debilitamiento de prácticas sindicales de resistencia, que vieron sus bases
tradicionales de apoyo desarticuladas a causa del desmantelamiento de la plataforma industrial, la
liberalización económica, la flexibilización del mercado de trabajo y la exclusión del actor sindical
de escenario político. Se genera un cambio en las estrategias de los sindicatos, una regresión en su
rol tradicional de protección y representación de los intereses de la clase trabajadora. Así, se
reconocieron tendencias comunes hacia la descentralización e individualización de la negociación,
aumento de la comunicación directa entre sus empleados y gerentes y la erosión de la base de
afiliación sindical (Senén y Medwid, 2007). El hecho de que la negociación sea individual entre un
trabajador y un patrón suprime la posibilidad de igualación de derechos dejando al primero en una
situación de clara inferioridad.
Las relaciones laborales, la organización del trabajo, la descentralización y deslocalización
de la producción y de la industria, con el ascendente sector servicios, así como el pasaje de una
situación de pleno empleo a creciente desempleo, confluyeron en un escenario donde el
sindicalismo se replegó hacia una estrategia de mera supervivencia. Esto se reflejó en la
descentralización de los convenios colectivos a nivel empresa (Palomino, Trajenberg 2006). En este
sentido, temas de negociación que se incluían en el ámbito de función de las” relaciones laborales”
en las empresas se transfieren al ámbito de la función de “recursos humanos”.
En este contexto la participación política se vio desalentada particularmente por el auge del
individualismo, el paradigma privatizador, la demonización de la política y el consecuente
achicamiento del Estado.

Los jóvenes y el sindicalismo


Frente a la reactivación económica, el crecimiento del mercado interno y una política activa
de salarios en el marco de la recuperación del empleo, asistimos al retorno de la actividad sindical y
su regreso al espacio de interlocutor válido en las negociaciones paritarias junto con los empresarios
y el Estado. Sin embargo, alumbran a su vez nuevas formas de organización y resistencia que no
coinciden con los parámetros histórico-culturales del universo sindical.
Intentamos abordar las relaciones que se establecen entre los trabajadores y la empresa, la
empresa y el sindicato, y el sindicato y los trabajadores, en ambos sectores (Battistini). Para ello
analizaremos el tipo de relación que las empresas imponen sobre los trabajadores, cómo éstos
rompen con la lógica individualista en el lugar de trabajo, los vínculos que entablan con el sindicato
tradicional de cada sector respectivo, y cómo surgió entre ellos la necesidad de la creación de una
nueva organización gremial.
Las críticas a las formas sindicales tradicionales parten de nuevas formas heterogéneas de
resistencia (Abal Medina 2011) Se trata de jóvenes pertenecientes a una generación que
experimentó el estallido del paradigma anterior, y pasó a convertirse en masa de empleo en la
bisagra que separó el 2001 con el 2003.
Frente a las presiones ejercidas por la globalización de diversos sectores de la economía, y la
consecuente descentralización productiva, el sindicalismo tradicional se encuentra desplegando una
estrategia más ofensiva; aunque reduciendo su disputa a los contenidos salariales del convenio,
cuando no se convierte en cómplice de la tercerización y flexibilización de las condiciones de
empleo.
Asimismo, las dificultades para entablar la comunicación entre los referentes sindicales
tradicionales y los jóvenes sin referencias políticas ni sindicales, se encontraban con un doble
obstáculo: por un lado, superar las barreras generacionales y discursivas, por el otro, enfrentarse a la
empresa, que disputa constantemente la legitimidad de la representación y que lleva adelante fuertes
estrategias para que estos dos colectivos no se encuentren, en contra de cualquier tipo de
organización.
La apertura de un espacio de participación inexistente hasta el momento, la ruptura con el
individualismo, la percepción de las precarias condiciones laborales existentes en el lugar de
trabajo, empezaron a pesar sobre la nueva generación de jóvenes trabajadores, quienes empezaron a
reapropiarse de los derechos laborales expropiados en los años noventa, preparando las condiciones
para una disputa abierta por la creación de nuevas organizaciones que representen sus intereses. En
esta lucha, no solo tendrán que enfrentarse a las organizaciones empresarias, sino también contra el
sindicalismo tradicional y el Estado.
Contexto regional y nacional
Dentro de los debates fundamentales en la actualidad en América Latina, se destaca muy
especialmente la dimensión sobre el rol del Estado en el marco de una de las crisis más importantes
del capitalismo. El diagnóstico consensuado por parte de los gobernantes de la región sugiere que la
crisis afecta fuertemente a los países europeos debido a las políticas de ajuste que impulsan sus
gobiernos y que la dificultad para América Latina reside, no en las políticas implementadas por los
gobiernos-las cuales intentan contrarrestar o moderar los efectos de la crisis-sino en el hundimiento
de las economías más grandes del mundo. Este desempeño afecta la posibilidad de que la región
mantenga el ritmo de crecimiento en base al intercambio comercial con las principales potencias
económicas.
En ese contexto surgen los debates sobre las posibilidades del desarrollo económico y el rol
del Estado como planificador de las políticas económicas. Dicho papel implica un determinado
posicionamiento del actor estatal en relación a las organizaciones sindicales. La revitalización de la
negociación colectiva en la Argentina a partir del año 2003 pone en cuestión la idea de algunos
autores (Howell y Daley, 1992) sobre la supuesta tendencia inevitable de un declive de la
negociación colectiva y consecuentemente de los sindicatos, en detrimento de una mayor
individualización de las relaciones de trabajo y el aumento de la precarización laboral (Palomino,
Trajtenberg 2006). Este quiebre que se produce en nuestro país respecto a la década anterior,
caracterizada por un bajo promedio de negociaciones anuales, implicó un resurgimiento del actor
sindical tradicional. La devaluación de comienzos de la década, a partir de la drástica caída del
costo laboral, impulsó una recuperación económica que permitió expandir la base de representación
donde se asentó tradicionalmente el sindicalismo argentino. Sin embargo, el panorama actual de la
Argentina muestra que pese a la creciente cobertura de la negociación subsiste un doble standard de
empleo, ya que existe una masa importante de trabajadores, particularmente de trabajadores no
registrados en la seguridad social con ingresos inferiores al salario mínimo, como reserva de mano
de obra disponible. Es decir, que el crecimiento de los sindicatos convive con las tendencias de
precarización que erosionan sus posibilidades de fortalecimiento.
La caracterización realizada por Palomino coincide y se complementa con la que realizan
Sebastian Etchemendy y Ruth Berins Collier (Etchemendy, 2008). Los autores rescatan el
resurgimiento del conflicto de clase en Argentina a partir del año 2003. Durante la década del
noventa el sindicalismo se vio debilitado por distintos factores como el ajuste económico, la
flexibilización laboral y los despidos masivos. En dicho contexto el actor social que tomó mayor
centralidad en el conflicto social no fue el sector formal de la clase obrera, sino los trabajadores
informales y los desempleados. Pero a partir del año 2003 quienes retomarán el conflicto de clase si
serán los trabajadores formales, sectores relativamente privilegiados, quienes pasaran de una actitud
defensiva (contra despidos, desempleo y flexibilización) a una ofensiva-pero limitada-en busca de
mayores salarios, cobertura contractual, distribución de ganancias y sindicalización de los
trabajadores. De esta manera introducirán el concepto de neocorporativismo segmentado, a fin de
hacer referencia a “(…) negociaciones a nivel de cúpulas entre el empresariado y sindicatos
relativamente autónomos, organizados por un Estado liderado por un partido pro-sindical”.
(Etchemendy, 2008: 147). A diferencia de la relación Sindicatos-Estado característica del
peronismo, donde los sindicatos solían resignar cierta autonomía debido a que se encontraban
insertos en las estrategias electorales partidarias, en los últimos años el sindicalismo ha ejercido
cierta autonomía en su accionar, la cual le permite demandar ciertas reivindicaciones, sin la
aprobación del gobierno.

Los casos abordados


En este contexto nos interesa preguntarnos por la inserción de ciertos sectores de la juventud
en este nuevo escenario caracterizado por el conflicto de clase. En esta línea nos parece interesante
retomar al autor Osvaldo Battistini (Abal Medina, 2009) donde el autor realiza una caracterización
de los nuevos trabajadores incorporados al mundo laboral en la década del noventa, específicamente
aquellos que fueron la mano de obra de la implementación del modelo de producción toyotista1.”La

1
Según Benjamin Coriat (Coriat, 2000) el toyotismo es un sistema de producción que surge en 1949 en la empresa japonesa Toyota. El mismo propone producir justo las
cantidades vendidas y producirlas justo a tiempo, es decir una producción con cero existencias. A su vez, fue la estrategia productiva que adoptó el capitalismo como
respuesta la crisis de los años 70; ante la rigidez que suponían las grandes fábricas del modelo fordista-taylorista, el toyotismo se caracteriza por una mayor elasticidad del
sistema productivo con un fuerte adelgazamiento de las empresas, las cuales quedan únicamente con el control del diseño del producto y algunas de sus tareas centrales. De
esta manera se abre un nuevo mundo de subcontrataciones y tercerizaciones de pequeñas empresas dinámicas que funcionan como apéndices en el nuevo sistema
productivo.
contratación de trabajadores jóvenes de clases medias, con baja o nula experiencia laboral, con
estudios secundarios completos y preferentemente sin relaciones anteriores ni familiares con la
política o los sindicatos se constituiría en un reaseguro para evitar su acercamiento a las
organizaciones gremiales” (Abal Medina 2009: 28) Según el análisis del autor la estrategia de
“juvenización” de la clase obrera, es decir incorporar trabajadores jóvenes sin tradición sindical, fue
llevada a cabo por el empresariado con la finalidad de debilitar las construcciones sindicales. A su
vez, esta tendencia se complementaba con el desgaste que el propio sindicalismo llevaba a sus
espaldas, en palabras del autor:
“El rechazo a las formas de lucha de los sectores populares y el fuerte distanciamiento respecto
de la historia y la política, primero generados por la dictadura militar y luego reforzados por cierta
lectura funcionalista de la realidad, realizada por los gobiernos democráticos, se adosaron al
desprestigio de las organizaciones obreras, para generar en los jóvenes trabajadores un fuerte
menosprecio o, en el mejor de los casos, desconocimiento respecto de qué significaba la afiliación a
una organización sindical”. (Abal Medina, 2009:31)
Sin embargo como hemos visto, a partir del año 2003 el sindicalismo logra, en parte,
quebrar ese desprestigio, reconstruyendo su centralidad dentro del conflicto social; y es en dicho
contexto que surge nuestro objeto de estudio: nuevas organizaciones sindicales desde actividades
otrora inexistentes o de escasa importancia en la estructura productiva, como lo son los call centers
y la actividad de peajes. Se destaca dentro de estos sectores la presencia de trabajadores jóvenes por
lo que resulta pertinente preguntarse de qué forma estos se insertan en el sindicalismo, cuáles son
sus limitaciones y en qué medida son los responsables-protagonistas de posibles nuevas formas de
organización y prácticas sindicales.
Partimos de la idea de juventud como concepto socialmente construido y delimitado, así
concebimos y oponemos la noción de juventud en el campo sindical, con las viejas estructuras del
sindicalismo tradicional. En la lucha por imponerse, cada generación define su propio universo de
significados, a partir de las reglas específicas del campo en el que se despliega la lucha (Bourdieu 2002).
En este sentido, la lucha entre generaciones esta enmarcada en una disputa aún mayor de sistemas
significados, de concepciones sobre la práctica sindical misma. Es por ello que no delimitamos a la
juventud a una franja generacional, sino a un movimiento difuso y aparentemente amorfo, políticamente
más vago, pero con cierta convicción de confrontación con la estructura sindical clásica. Sin embargo, el
éxito en la lucha por la sucesión no se limita al choque de trayectorias, sino al poder efectivo con el que
cuente la juventud para aglutinar en “lo nuevo” el malestar hacia lo viejo sin reproducir los mismos
vicios.

Dentro de esta nueva coyuntura nuestro objetivo general radica en abocarnos al estudio de dos
casos particulares: las experiencias de los trabajadores de call centers y el sindicato de peajes (SUTPA).
Si bien ambos casos presentan experiencias muy disímiles, son paradigmáticas: por un lado SUTPA,
una organización joven que irrumpe exitosamente en el mundo del sindicalismo,y por otro lado una
organización fragmentada en permanente resistencia y búsqueda de su encuadramiento sindical, como es
el caso de los teleoperadores y trabajadores de call centers. La dinámica laboral sometida a condiciones
negativas de trabajo animan estas resistencias desencadenando prácticas organizativas en un espectro de
la juventud sin militancia en tales luchas. Nos referimos no sólo al fenómeno colectivo de organización
que surge de un quiebre en la cultura individualista que se promueve desde la empresa, sino también a
las representaciones que han surgido de estas resistencias. Cómo los actores se formulan estas
representaciones es un aspecto a considerar al momento de contrastar las nuevas prácticas sindicales
con el formato tradicional del gremialismo argentino.
Dentro de los objetivos específicos nos proponemos responder a los siguientes interrogantes:
¿Cómo es la inserción de la juventud politizada dentro del sindicalismo?, ¿Cuáles son las limitaciones
de esta juventud? ¿Existe una nueva forma de organizarse en el trabajo para elevar reivindicaciones?,
¿Cuál es el rol de Estado en tales coyunturas?, ¿Estamos frente a nuevas formas organizacionales o sólo
frente a un resurgimiento de prácticas sindicales preexistentes?.
Nos valdremos del enfoque cualitativo por medio de fuentes directas como entrevistas
semiestructuradas, e indirectas como discursos, entrevistas y material audiovisual.También utilizaremos
bibliografía que verse sobre esta temática. Dentro de la misma exploraremos, entre otros, el trabajo de
“Colectivos Resistentes: los procesos de politización de trabajadores en la Argentina Reciente” (2011),
compilado por Paula Abal Medina y Nicolás Diana Menéndez, especialmente los capítulos dedicados a
la experiencia de organización y resistencia en los call centers. Para analizar los cambios en la matriz
productiva y la forma de organización de la producción, así como sus implicancias en la organización de
los trabajadores, nos apoyaremos en las interpretaciones aportadas por Paula Abal Medina, Cora Cecilia
Arias, Osvaldo Battistini, Mariana Busso, Karina Crivelli, Nicolás Diana Menéndez y Pablo Míguez en
"Senderos bifurcados: Prácticas sindicales en tiempos de precarización laboral" y las contribuciones a
la temática de Andrea Del Bono, Mariana Busso, Paul Bouffartigue y Marta Novick en “Convivir con
la incertidumbre : aproximaciones a la flexibilización y precarización del trabajo en la
Argentina”(2010). Por último, exploraremos fuentes documentales como “Quién Habla: Lucha contra
la esclavitud del alma en los call centers” (2006), producto de la asociación de un colectivo de
trabajadores y ex trabajadores de call centers para comunicar sus experiencias en el trabajo, las luchas
por mejores condiciones laborales y el re encuadramiento dentro del sindicato de telefónicos
(FOETRA).
Hasta el momento hemos llevado a adelante un estado de la cuestión referente a los ejes
abordados y un proceso de selección de fuentes a analizar, aún no finalizado, con el fin de hallar
posibles respuestas a nuestras preguntas de investigación.

Los nuevos trabajadores


-¿Qué es eso que me cuentan que usted es invisible?
- ¡Es cierto! Cruzando el puente de Chiruac me volví transparente.
El Ladrón de Caballos acabó de abrir una lata de sardinas.
- Bajando a Yanahuanca a presentar una queja me enfermé (...)
- ¿Y?
- No me vieron.
- ¡Pero yo lo veo!
- Es que usted es de nuestra sangre, pero los blancos no me v en.
Siete días pasé sentado en la puerta del despacho. Las autoridades
iban y venían, pero no me miraban.

Fragmento de Historia de Garambombo el Invisible


Manuel Scorza, Perú, 1972.

Una de las principales preguntas a responder en esta investigación es ¿quiénes son los
nuevos trabajadores que se incorporan a la actividad sindical?, para de esta forma poder comprender
mejor de qué forma se da esa incorporación. Englobamos a este sector trabajador bajo lo que
denominamos como Trabajadores adaptables y flexibilizados: La flexibilización laboral es aquel
proceso en virtud del cual se manifiesta la introducción de nuevas técnicas tendientes a incrementar
la competitividad en el mercado y la disminución del poder sindical. Dicho fenómeno ha provocado
la aparición de nuevas modalidades de contratación que afectan particularmente a los jóvenes. El
nuevo paradigma empresarial para la contratación de personal en las diferentes ramas del sector
servicios pone el énfasis en la noción de movilidad: movilidad funcional, geográfica o temporal. De
esta manera el trabajador no tiene una sola tarea sino varias, factibles de irse modificando de
acuerdo a las necesidades de la empresa, horarios flexibles o rotativos y uno o varios lugares de
trabajo.
Esta modalidad de contratación que se consolidó con el neoliberalismo golpea
fundamentalmente a los nuevos trabajadores, quienes al momento de incorporarse al trabajo pueden
desconocer sus derechos laborales y sus posibilidades de acción. La naturalización de las
condiciones de precarización por parte de los jóvenes trabajadores – que ingresan al mercado de
trabajo con contratos eventuales, o pasantías, o trabajando ‘en negro’- es uno de los principales
obstáculos para la organización.
De esta forma es posible caracterizar tanto a los trabajadores de call center como a los de
peajes; y se nos plantea el interrogante -para investigaciones futuras- de hasta qué punto esta
tendencia no engloba cada vez a más trabajadores que se incorporan al empleo.

Trabajadores de Call Center


El notable crecimiento y expansión de las empresas de call center en la Argentina se inicia a
principios del año 2002, como consecuencia del proceso de devaluación de la moneda nacional, el
cual alentó significativamente el ingreso de capitales extranjeros con destino a este rubro y, al
mismo tiempo, fomentó la deslocalización de puestos de trabajo de empresas internacionales hacia
nuestro territorio. A su vez, consideramos que otros varios factores ayudan a entender por qué se
construyó en Argentina un auge de esta actividad, uno de estos elementos explicativos radica en la
caracterización de quiénes son estos trabajadores.
“[...]hay alta concentración de estudiantes, buen nivel cultural medio, no tienen que
desplazarse demasiado y tenemos prestigio en Latinoamérica. No es lo mismo ser boliviano que
ser argentino, o peruano o colombiano, que ser argentino. Hay mucha gente que le molesta que lo
atienda un boliviano, y esa mierda es lo que hace que seamos una masa apetecible para el call
center. Hay buen inglés neutro. Ahora eso empezó a corregirse cuando el salario en relación al
dólar empezó a subir ahora ya no es tanto negocio, además hay un costo del pase de la llamada.
Las llamadas para pasar por el país tienen determinado costo y el costo nuestro es bajo, muy bajo.
Ahora empezó a levantarse un poco y por eso empezó a caer el call center.” (Referente de
FOETRA. Comunicación personal. 23/05/2013)
Esta escena explica también que la actividad se concentre fundamentalmente en los grandes
centros urbanos del país. De los 54 mil empleados que actualmente tiene la actividad2 según la
Cámara Argentina de Centros de Contacto (CACC), el 39% se desempeñan en Córdoba (21 mil
trabajadores), siguiéndole la ciudad de Buenos Aires que representa el 22% (12 mil trabajadores).
Sin embargo, la misma entidad destaca el crecimiento de Tucumán (16%) y Chaco (8%) -que
alcanza la cantidad de trabajadores de la provincia de Buenos Aires en dos años- respecto a la

2
Alfil, 9/04/2013 “Córdoba lidera el ranking de empleo en call center”. http://diarioalfil.com.ar/2013/04/09/cordoba-lidera-el-ranking-de-
empleo-en-call-center/
actividad. “Una de las claves es que se trate de ciudades con universidades, ya que muchos
estudiantes tienen en un call center su primer empleo3.”
Para entender el panorama de la organización sindical en esta actividad, es necesario señalar
la particularidad de la misma. Podemos decir que la actividad de call center viene a desestructurar
en sí misma las relaciones laborales tradicionales, en el sentido de que una empresa aglutina a una
cantidad de trabajadores que a través de la gestión telefónica realizan tareas orientadas en última
instancia no a la empresa en que trabajan, sino a empresas que adquieren el servicio que brindan las
prestatarias de call center. Los trabajadores de call center realizan un trabajo -ya sea venta, atención
de reclamos, etc.- que anteriormente en cada empresa o comercio era realizada por un grupo de
trabajadores que se encontraban en relación de dependencia con esa misma empresa o comercio.
“[...]aquel call center que es de la tarjeta X, del banco tal, son empleados bancarios, son
empleados de seguros, porque son los departamentos de ventas que antes eran presenciales y que
ahora están tercerizados y comprados a un tercero.
Así que en realidad cuando nosotros discutimos con el Ministerio de Trabajo acerca de si el
call center crea o destruye empleos nosotros decimos destruye. Porque son puestos que antes eran
puestos estables, con buena calificación, con buen salario, que dejaron de existir dentro de las
compañías y se compraron a un tercero en forma precarizada. Entonces lo que ganaste por acá lo
perdiste por acá y lo perdiste en calidad de empleo y en estabilidad laboral.”(Referente de
FOETRA. Comunicación personal. 23/05/2013)
De esta forma vemos como se observa la cristalización de la tendencia precarizadora en la
actual dinámica de las relaciones laborales afectando a los jóvenes que se insertan en ellas. Al
mismo tiempo, esta situación no repercute sólo en los trabajadores tomados individualmente, sino
como colectivo, ya que esta desconexión entre podríamos decir el trabajador real (trabajador de call
center) y su empleador virtual (empresa principal- en tanto está y no está al mismo tiempo) mediada
por el empleador real (en tanto es el que efectivamente impone las condiciones de trabajo y paga los
salarios) representa una gran dificultad a la hora de generar instancias de organización de los
trabajadores ya que por un lado suscita un interrogante acerca de qué gremio es el que los debe
representar -generando disputas entre ellos que los alejan de la defensa de los trabajadores- y por
otro lado genera una especie de anomia en la que los trabajadores cuando se organizan sienten que
se enfrentan a un poder prácticamente imposible de doblegar ya que de alguna forma antagonizan
3
La Nación, 28/04/2013 (Stang, S) “Sin poder cruzar fronteras, los call centers se van o se reinventan”
con más de un empleador.
Retomando el primer aspecto, la situación de los call center se caracteriza por la precaria
representación sindical de sus trabajadores. Más allá del sentido común de identificarlos como
trabajadores telefónicos, la realidad es que están encuadrados sindicalmente en su mayoría en el
sindicato de comercio –Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios- o muchas
veces en ninguno; y en algunos casos en los sindicatos de construcción -Unión Obrera de la
Construcción de la República Argentina-, televisión –Sindicato Argentino de la Televisión
Servicios Audiovisuales Interactivos y de Datos-, e incluso metalúrgicos -Unión Obrera
Metalúrgica- . En gran medida ello se debe a que estas empresas se destacan por su política
antisindical y se caracterizan por reforzar en los empleados, quienes en mayor medida se encuentran
no sindicalizados, la idea de que la actividad sindical es algo incorrecto. Pero otro factor que parece
ser importante es la relación que se establece entre el sindicato y la empresa. En un contexto de
recuperación de la actividad sindical, se puede observar que
“[...]lo que buscan las patronales no son los convenios, son las actitudes que tengan los
sindicatos. ¿Comercio por qué les sirve? Tiene un convenio del año 75 y no es un convenio malo, el
problema es primero que es inespecífico, la actividad del call center y segundo es que lo que busca
la patronal es tener una coartada donde meter a la gente para que no le rompan las pelotas(sic)
diciendo que no los tienen encuadrados, cuando los tienen ahí adentro ellos nunca jamás van a ver
un delegado ni van a ver el sindicato (...) Ese es el tema del encuadramiento en comercio, si no
tuviera el encuadramiento se le cuela un sindicato de call center...” (Referente de FOETRA.
Comunicación personal. 23/05/2013)
Esto verifica la actitud de algunos sindicatos en cuanto a su disposición a incorporar al
personal de empresas tercerizadas. Esto revela el interés actual de no pocos sindicatos en controlar
la oferta laboral (Palomino, 2006). Sin embargo, dicho interés parece responder más a un
fortalecimiento de la propia organización y no tanto a una expectativa por resolver la situación de
precarización laboral como señalan estos autores.
La mayoría de los trabajadores que realizan este tipo de tareas son generalmente jóvenes sin
experiencia laboral. De hecho, las empresas de call center tienen una política clara de reclutar a este
tipo de potenciales empleados. Esto genera que comúnmente pueda observarse la decisión de los
trabajadores de no afiliarse al sindicato, ni llevar adelante la acción gremial por temor a la pérdida
del puesto. La amenaza y la presión no sólo debilitan la fuerza gremial de los trabajadores del
sector, sino que también permiten la imposición de graves condiciones laborales, condiciones que
se refuerzan mutuamente.
Sin embargo, cabe destacar que estos mecanismos de control hacia los trabajadores no son
los únicos. Especial importancia cobran los lazos que este tipo de empresas procura generar en los
espacios de trabajo. La apelación a los valores de comunidad, amistad, compañerismo, retribuciones
al esfuerzo, diálogo, etc. constituyen una forma de disciplinamiento no explícita que genera una
atmósfera hacia el interior del lugar de trabajo en la que la existencia de un representante de los
trabajadores para elevar reclamos se vuelve irrelevante. En este sentido vemos como la actividad de
los call center refleja la dinámica del modelo toyotista que “requiere fuerte fidelidad de los
trabajadores, tanto a sus premisas técnicas como a las pautas relacionales de comportamiento
respecto de los miembros de sus respectivos grupos de trabajo y escalas jerárquicas. En este sentido,
la transmisión de valores realizada por la empresa trata de ser generada evitando la mayor cantidad
de interferencias, entre las cuales la acción sindical tiende a ser considerada como la más
perjudicial” (Abal Medina 2009: 41). De esta forma, los jóvenes sin tradición sindical no observan
como un problema la inexistencia de delegados y de una lógica sindical. Su no presencia se vuelve
“normal”, así como las condiciones precarias de trabajo. A partir del auge de las gerencias de
recursos humanos inherente a este modelo productivo se genera la idea de que “podría no haber
delegados, ya que los problemas se resuelven igual” (Abal Medina 2009:43). Los lazos basados en
los valores socialmente establecidos como buenos en las relaciones interpersonales son los que
estructuran el intercambio entre los trabajadores ocultando que otra estructuración de las relaciones
posibles puede ser la basada en su pertenencia común como trabajadores, como clase. En este
sentido las empresas de call center han tenido la capacidad de erosionar la vinculación entre el
sindicato y los trabajadores, tomamos las palabras del entrevistado haciendo referencia a un
mecanismo no específico de los call center (la bolsa de trabajo), pero que sirve para ilustrar cómo la
dinámica impuesta por la empresa a partir del cambio en el modelo productivo ha superado a la
dinámica sindical: “Daba un muy buen resultado, generaba una doble ligazón de los miembros del
sindicato: la que tiene que ver con la lucha reivindicativa y la que tiene que ver con los lazos
familiares. Y esto generaba una cuestión corporativa muy fuerte. Cosa que las empresas privadas se
les paraban los pelos de gorilas, enloquecían: “ni en pedo (sic) Los hijos?esto, que es esto? Los
hijos?”. Es más, en algún momento, para entrar a laburar no tenías que ser familiar de nadie que
estuviera laburando. Absolutamente lo contrario, para romper los lazos familiares y así instalar sólo
la corporación empresaria y no la corporación sindical, fraternal, solidaria.” (Referente de
FOETRA. Comunicación personal. 23 de mayo de 2013).
La dificultad de FOETRA para lograr el encuadramiento de trabajadores que en definitiva
son telefónicos, y al mismo tiempo la indefensión que sufren éstos al depender de Comercio pero no
ver esa representación reflejada en la realidad, generan también iniciativas organizativas de base
que dan idea de cómo estos nuevos trabajadores jóvenes se insertan en el sindicalismo.
Actualmente, según el registro del Ministerio de Trabajo son dos las organizaciones
reconocidas como representantes de los trabajadores de call center, la Asociación de Trabajadores
de Centros de Contactos y Afines de Córdoba (A.T.C.C.A.C.) con personería gremial
recientemente otorgada y la Unión de Trabajadores de Centros de Contacto (también de Córdoba)
con inscripción gremial. En el primero de los casos hay un cuestionamiento a un sindicato
tradicional en virtud de su comportamiento burocrático entendido como el distanciamiento entre los
representantes y sus representados4, al mismo tiempo que existe la adhesión a la Confederación
General del Trabajo. En ésta investigación pudimos ver que hay iniciativas que ponen en cuestión
una representación tradicional “heredada” y que buscan generar nuevas organizaciones como
herramienta que efectivice la participación de los trabajadores en las tomas de decisiones, que
promueva una activa defensa de sus derechos y que sea capaz de hacer escuchar la voz de los
trabajadores en el proceso de organización del trabajo de la actividad.

SUTPA: Surgimiento y evolución.


“El espectro sindical argentino es hoy el escenario de nuevas situaciones que, desde la
precarización del trabajo y la acción de muchos trabajadores jóvenes, están poniendo en cuestión
estructuras anquilosadas y pautas de representación ancladas en el distanciamiento entre las
identidades e intereses de los representados y los representantes”. (Abal medina 2009)
La creación formal del Sindicato de Empleados del Peaje y Afines tiene lugar el 14 de Junio
del 2006. Su surgimiento responde al distanciamiento entre representantes y representados en esta
actividad y la necesidad de creación de una entidad que redujera esa distancia. Los trabajadores de
distintos corredores viales, en su mayoría jóvenes, comenzaron un lento proceso de organización en
pos de la consecución de reivindicaciones que pretendían ponerle un coto a la precarización y

4
Nuestra entidad surge básicamente por una necesidad, una necesidad que el ajeno sindicato de Empleados de Comercio, al que nos encuadraron
compulsivamente, nunca llenó. Decimos esto, porque antes de emprender este camino, nosotros mismos tuvimos muchos inconvenientes laborales,
atropellos a nuestros derechos y abusos por parte de las empresas en las cuales trabajamos y nunca tuvimos a donde acudir, siendo que la entidad de
comercio siempre nos descontó el 2,5% de nuestro sueldo.http://www.atccac.org/index.php/nuestra-historia
flexibilización de los puestos de trabajo en el sector peajes por parte de las empresas concesionarias.
Ese distanciamiento se evidencia en el encuadramiento de los empleados de peajes en Unión
Empleados de la Construcción y Afines de la República Argentina (UECARA). En las autovías,
durante el periodo de construcción los jornalizados, los quincenales y los obreros pertenecen a
UOCRA y los mensualizados y los capataces forman parte de UECARA5.

El estatuto del SUTPA especifica: “se constituye la Entidad Sindical de Primer Grado, que
con carácter permanente agrupará a todos los trabajadores que presten servicios, bajo relación de
dependencia, para empresas que se dediquen a la explotación, administración, mantenimiento,
conservación de los peajes de autopistas y rutas, sean estas nacionales, provinciales o de cualquier
jurisdicción6. La creación del SUTPA y su especificidad para definir las tareas a las que aboca su
representación gremial chocaba directamente con los intereses de UECARA7.
Facundo Moyano, hoy Secretario General del SUTPA, tomó conocimiento directo de la
realidad en el sector de Peajes, al leer en el convenio colectivo de trabajo de UECARA que la
entidad tenía la facultad de representación de los trabajadores de peajes. Al interiorizarse en las
realidades cotidianas de los trabajadores del sector surgieron a la superficie las precarizaciones y
arbitrariedades que sufrían estos a manos de las empresas: Jornadas de doce horas, bajísimos
salarios, horas extras pagadas en negro, despidos arbitrarios, condiciones precarias de trabajo y
persecuciones a quienes reclamaban mejores condiciones laborales8.
La labor sindical de UECARA en cuanto al sector de peajes puede entenderse como más
cercana a las necesidades del empresariado si se toma en cuenta el bajísimo número de delegados
por empresa concesionaria.
El descontento y la intención de organización de varios empleados de peajes, sumado a la
importancia estratégica del sector se conjugaron positivamente para la dinamización de la
organización de los trabajadores de peajes en un sindicato propio. Hoy el mismo cuenta con casi
6000 afiliados9.
Sutpa nació como sindicato en tiempo record con incidencia en el transporte y la circulación.
En este sentido es un sindicato creado “desde arriba”. La inserción del joven Moyano en la

5
Revista Anfibia http://www.revistaanfibia.com/cronica/facundo‐moyano‐mas‐alla‐del‐padre‐2.
6
http://www.sutpa.com.ar/Files/ESTATUTO_FINAL.pdf
7
http://www.lanacion.com.ar/1243815-la-traicion-de-facundo-moyano-para-quedarse-con-un-gremio-propio
8
Video confeccionado por la Secretaría de Prensa del Sindicato de Peajes
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=6v22Zoc0tBc
9
http://sutpa.org/
actividad, la organización de las bases en los lugares de trabajo dinamizada y encauzada por él y
otros trabajadores de peajes que hoy forman parte de la conducción del sindicato puede entenderse
como posibilitada en gran medida por el viento de apoyo proveniente de la CGT que presidía Hugo
Moyano.
Hasta el momento el Sindicato Único de Empleados de Peajes y Afines se encuentra
presente en todos los accesos a CABA y ha firmado convenios salariales con dichas concesionarias
de autovías: Autopistas del Sol, Autopistas Urbanas, Autopistas Buenos Aires-La Plata, Autopistas
al Sur y Autopistas del Oeste. El sindicato de peajistas ha crecido a nivel nacional, obteniendo
delegados en las autovías provinciales y nacionales del interior del país10. Todas estas acciones las
logró el sindicato sin haber obtenido personería gremial, con negociaciones directas con las
empresas y gracias a la capacidad de presión que tiene esta organización

La juventud Sindical.
El sindicato Único de Empleados de Peajes y Afines cuenta con una amplia franja joven
entre sus afiliados y extendida presencia de delegados en las empresas concesionarias de rutas y
autovías. Se realizan periódicamente asambleas de cada filial del sindicato (www.sutpa.Org) en los
diferentes peajes del país y promueve la afiliación a SUTPA de los empleados todavía
pertenecientes a UECARA o Comercio (presente en AUSA). Muchos de los afiliados del SUTPA
forman también parte de la Juventud Sindical, organismo que lleva adelante tareas de capacitación,
concientización y organización de los trabajadores de este gremio y otros afiliados de sindicatos
cercanos al moyanismo.
En su sitio online la organización política joven impulsada por el moyanismo propone la
creación de nuevos paradigmas para pensar el sindicalismo, “donde las bases sean las constructoras
de la nuevas realidades sindicales (…) Un sindicalismo preocupado por el medio ambiente, por los
derechos humanos, por la solidaridad de los pueblos, un sindicalismo que combata la ola global de
individualismo que sumerge a las sociedades del siglo XXI, un sindicalismo que se base en la
confianza y no en el odio al prójimo, un sindicalismo que respete y abarque distintas maneras de
ver una misma realidad11”
Resta indagar acerca de si el nuevo sindicalismo propuesto por la Juventud Sindical como el
10
http://www.redtelework.com/imprimir.aspx?id=29997
11
http://juventudsindical.com
Sindicalismo del siglo XXI se plantea como la revolución del paradigma sindical argentino entero o
bien plantea la necesidad de ciertas reformas del mismo pero sin cambiar los lineamientos de base.
La vinculación de la Juventud Sindical con el Partido de la Cultura la Educación y el Trabajo
indicaría que la propuesta de la organización juvenil estaría más inclinada por la segunda opción.

Rol del Estado

Observamos que el Estado se relaciona con la inserción de los nuevos trabajadores en el


sindicalismo a través de fundamentalmente dos dimensiones: los conflictos de encuadramiento y las
políticas específicas destinadas a las actividades estudiadas.
El Estado es el encargado de otorgar, a través del Ministerio de Trabajo, las personerías
gremiales a las asociaciones sindicales, de acuerdo a lo establecido en la ley 23.551.
Las nuevas organizaciones tienen la dificultad de obtener dicha personería ya que para ello
deben desplazar a sindicatos largamente consolidados, tradicionales, o en el mejor de los casos
lograr indicar “…que existen intereses sindicales diferenciados como para justificar una
representación específica…” (Argentina. Ley de Asociaciones Sindicales. 1988) y que esto sea
aceptado por la autoridad de aplicación. Sin embargo, aun en estos casos reconocer nuevas
organizaciones implica modificar las relaciones de fuerza al interior del movimiento sindical, lo que
para el Estado representa la mayor de las veces un gran desafío. Debe exponerse a posibles
conflictos con organizaciones que son sus tradicionales interlocutores si trata de modificar su base
de representación. Debido al estrecho vínculo entre los sindicatos y el Estado a lo largo de la
historia argentina, al inmiscuirse este último en las disputas por el encuadramiento puede
significarle que esa ruptura cobre la forma de un costo político.
Es por ello que a pesar de la existencia de fallos que reconocen a las nuevas organizaciones
como lo es el del reciente otorgamiento de personería a la ATCCAC, el Estado en la Argentina se
caracteriza por amparar el monopolio sindical (Murillo, 2000).
Otro aspecto a tener en cuenta es que, a partir del 2003, el Estado ha tomado una política
activa en la generación de empleos; sin embargo esta se sostiene en una concepción de reducir lo
más posible el conflicto capital-trabajo entendiendo que este tiende a representar un obstáculo para
el desarrollo (deseado) del capital. En este sentido, el Ministerio de Trabajo no interfiere en el tipo
de encuadramiento al que se somete a los trabajadores ingresantes en el sector, para no condicionar
a la empresa, en función de que garantice los puestos de trabajo. La posición del sindicalismo en los
casos estudiados es diferente a la del Estado ya que plantea la necesidad del conflicto como
instancia que permite llegar a una política conciliatoria, pero que no perjudique o incluso beneficie
a los trabajadores:
“la discusión abierta que tenemos con el gobierno: Ellos dicen nosotros nos ponemos a
joder con el sector y vamos a perder puestos de trabajo, entonces preferimos no joder (…) nosotros
le decimos (al Ministerio de Trabajo) en la medida que no reclamen te van a seguir bardeando
puestos de trabajo, o sea precarizando puestos de trabajo. Nosotros le decimos no, en la medida
que esto se reglamente le creas un escenario cierto a las patronales para saber cuál es el devenir,
porque después tenés juicios a patadas, hay una industria del juicio con el call center por esta
cuestión del encuadramiento, tampoco eso a las patronales les conviene” (Referente de FOETRA
comunicación personal, 23 de mayo de 2013).
Esta postura del Estado se confirma a través de las políticas diseñadas para favorecer la
radicación de estas empresas. Esto se observa en lo que se denomina el “modelo Córdoba” que otras
provincias como Tucumán y Chaco han replicado y ampliado con similares resultados. Se trata de
los beneficios fiscales que fueron otorgados a las empresas multinacionales de call centers para que
se radiquen en los municipios, como son la Ley (nacional) de Promoción de la Industria del
Software N° 25922 que otorga estabilidad fiscal al sector (hasta 2014), reducciones del 70% de las
cargas patronales y del 60% en el impuesto a las ganancias. Particularmente en la provincia de
Córdoba, a través del decreto 683 (2002), y después con la sanción legislativa de la ley 9232 del
2005, el fisco provincial estableció que dichas empresas cuentan con la exención total de pago de
los impuestos sobre Ingresos Brutos, Sellos e inmobiliarios.(Lisdero, 2012).

Limitaciones de la juventud en el sindicato

El encuadramiento
El gremio que formalmente encuadra a los nuevos trabajadores empleados en los sectores que
analizamos puede actuar como un límite al surgimiento de una nueva organización. Tanto el sindicato
de Comercio como UECARA, o la UOCRA, expresan una tendencia a mantener una relación armónica
entre el sindicato y la empresa. El abandono de las reivindicaciones por parte del sindicato cumple con
las expectativas de la empresa, con respecto a la inexistencia de la práctica sindical en el lugar de
trabajo.
Los problemas de encuadramiento, y la relación Sindicato de Comercio-Empresas, son también
un factor fundamental para entender las dificultades de los trabajadores de call center para organizarse.
La mayor parte del crecimiento de la actividad pasa por fuera del ámbito de los sindicatos
telefónicos (Garro, 2009). Este incorrecto encuadramiento resulta problemático debido al abandono
que se genera por parte de la organización respecto a sus representados en un contexto en el que ya
de por sí la organización en el lugar de trabajo debe atravesar numerosos obstáculos impuestos por
la estricta disciplina de control de las empresas.

Deslocalización del sector


En el caso de los call center esta circunstancia es crucial para entender el posible fracaso de
las nuevas experiencias organizativas que los jóvenes proponen al incorporarse al trabajo, y que
ellos mismos identifican como uno de los principales obstáculos. “El costo laboral actual, señalan
en las empresas, duplica, y aún más, los de países como Colombia y Perú, que son los que más
crecen actualmente en esta actividad, según indica Juan Carlos Urzúa, director país para Argentina
y Uruguay de Atento, una empresa que en los últimos años encaró, como parte de su estrategia, la
diversificación geográfica. "Tenemos 9500 empleados y sólo 17% está en Buenos Aires", describe.
La distribución geográfica responde en gran medida a incentivos que dan provincias como Chaco,
donde con fondos públicos se subsidia por un tiempo parte de los salarios. La diversificación de
servicios, la distribución geográfica y el aprovechamiento de incentivos fiscales son las vías que el
sector encuentra para marchar12.”

La individualización de la relación laboral


La inseguridad que supone el tipo de contratación que domina el sector es un escollo que deben
enfrentar los jóvenes al momento de plantearse la organización de sus reivindicaciones en una
estructura. Este pasaje que se da desde el malestar, hacia la organización del mismo, supone un cambio
en la concepción del trabajo. Así parece que la individualización se quiebra y la socialización adviene
con la activación. En este sentido, la precarización de las condiciones de contratación aparecen como
una condición de posibilidad para el despliegue de estrategias creativas de resistencia, a la vez que estas
mismas condiciones operan como un obstáculo a la extensión de lazos sociales perdurables que
supongan el desarrollo de una nueva cultura sindical entre los nuevos trabajadores.

12
http://www.cacc.org.ar/vernovedad.php?id=51#noticia 23-04-2013
El sindicalismo tradicional
A la dificultad para entablar la comunicación entre los referentes del sindicato tradicional y los
jóvenes trabajadores, se le suma la constante disputa de legitimidad por parte de la empresa, que busca
socavar las bases de la organización gremial desde la difusión de un discurso empresarial de confianza y
diálogo con la gerencia. El panorama se complejiza aún más si las prácticas del sindicalismo clásico han
quedado obsoletas frente al desarrollo de nuevos sectores dinámicos de la economía. Por ejemplo a la
hora de colgar la vincha y decidir no atender llamados en el call, las llamadas son relocalizadas en
Córdoba, Chaco o Kenia. Frente a este escenario cabe preguntarse hasta qué punto el sindicalismo
clásico es capaz de articular relaciones sociales y laborales en los nuevos sectores caracterizados por el
uso avanzado de nuevas tecnologías. Esta rigidez debería ser eliminada de las nuevas organizaciones.
En su dimensión cultural, la crisis del sindicalismo se ha expresado en la desconfianza hacia las
instituciones sindicales que se extendió durante la década del noventa, junto con la estigmatización por
parte de la opinión pública, que amenaza constantemente no sólo la existencia, sino la transparencia, de
la herramienta sindical. Tales sentimientos de apatía contribuyen no sólo a reproducir un discurso
negativo sobre el sindicalismo, sino que el desinterés también actúa como coartada, especialmente en
aquellos gremios donde se ha naturalizado la ausencia del sindicato.

Si el sindicalismo tradicional de base peronista se configuró como actor político decisivo en la


sociedad argentina del siglo XX, hoy sus bases han sido desestructuradas. Las reformas de mercado le
han costado las principales fortalezas que le permitieron su expansión y consolidación durante el
modelo de ISI (Abal Medina 2009). El intervencionismo estatal, el proteccionismo económico, el
mercado de trabajo rígido, un amplio sistema de seguridad social y la influencia política fueron
desplazados por la liberalización económica y la reestructuración industrial, socavando las bases del
sindicalismo tradicional, que presentaba las más altas tasas de afiliación en este sector (Murillo, 2000) .
La coyuntura en la que se expandió el sector servicios está atravesada por la pérdida de peso relativo del
sector industrial y con ésta la reducción de la influencia relativa de los sindicatos más poderosos.
Otro obstáculo a la expansión de nuevas formas de organización impulsadas por la juventud se
expresa a la hora de rastrear lazos de solidaridad horizontal entre los trabajadores. En un sentido
general, se han incrementado las diferencias inter e intrasectoriales entre los trabajadores,
estableciéndose un abismo entre aquellos que gozan de mejores condiciones de contratación y aquellos
que están bajo formas precarizada o “contratos basura”.
CONCLUSIÓN

La existencia de al menos cinco centrales sindicales13 complica el panorama para la


representación legítima y eficaz de los trabajadores como clase frente a la nueva avanzada del Capital en
un contexto de economías globalizadas. Sin embargo, las nuevas formas de resistencias heterogéneas
hoy chocan con las formas instituidas del sindicalismo clásico y la cultura sindical que, aún en crisis,
perdura en la sociedad argentina y se arroga la representación legítima de los trabajadores. Incluso
cuando asistimos a la formación de nuevos sindicatos en sectores tradicionalmente insignificantes en la
economía.
Estamos frente a una situación de empate hegemónico entre las diferentes visiones sobre la
práctica sindical que no logran imponerse sobre el grueso de la clase trabajadora. Si a esto último le
sumamos el abismo existente entre el sector formal y el sector informal, vemos que el sindicalismo
clásico continúa en crisis. Sin embargo, el rol del Estado continúa siendo un factor considerable en tanto
decide sobre la existencia y la legitimidad de los sindicatos a la hora de atribuirse la representación de
determinado sector. Hoy el aparato estatal le extiende la vida útil a un actor sindical que, herido de
muerte, continúa subsistiendo porque le es funcional y parte de su identidad.
Así como en periodos anteriores la alianza entre sindicatos y partidos obreros proporcionaba la
base electoral y los recursos organizativos e identitarios al partido de gobierno, y también éste premiaba
con la asignación de espacios de influencia en el aparato estatal (Levitsky 2004), aún en un contexto de
neocorporativismo segmentado y mayor autonomía de unos respecto de otros, sigue existiendo un pacto
tácito de convivencia. La ausencia de un cuestionamiento abierto desde el aparato estatal al modelo
sindical tradicional se expresa en el bloqueo que ejerce el Ministerio de Trabajo a las nuevas formas de
organización, que al retener el otorgamiento de la personería gremial, imposibilita el pleno ejercicio de
la representación de las nuevas trayectorias jóvenes.
Sin embargo, la existencia de una nueva cultura sindical no dependerá del reemplazo de una
trayectoria “tradicional” por otra “joven”, si ésta última reproduce las mismas prácticas de antaño. Si
estamos frente a nuevas formas organizacionales o sólo frente a un resurgimiento de prácticas sindicales
preexistentes dependerá de la resignificación de las reglas del campo en que se desarrolla su juego,
reglas que no sólo depende de la organización de las bases, de conducir el malestar a nuevas formas

13
Estas son: La CGT oficialista liderada por el metalúrgico Antonio Caló; la CGT opositora encabezada por Hugo Moyano; la CGT azul
y blanca del Gastronómico Luis Barrionuevo ; la CTA oficialista liderada por Hugo Yasky y la CTA opositora en manos de Pablo Micheli.
participativas, sino también de la voluntad de cambiar las reglas del juego, de abrir el espacio a otros
jugadores, facultad que hoy, se guarda el Estado, que decide quién representa y quién no.
Pudimos observar diferentes posiciones relativas de trabajadores de call centers y peajes en
cuanto a su inserción en la política, a pesar de que la cantidad de trabajadores del primer sector no es
despreciable. Un factor explicativo a considerarse son los lazos más fuertes de la dirigencia de SUTPA
con líderes sindicales consolidados ligados al peronismo y que son parte fundamental de las relaciones
de poder que se dan dentro del mismo. El nacimiento desde arriba de este sindicato, podría haber
obturado posiciones de base o “movimientistas”, menos paternalistas, que se observan en el caso de los
call centers.
Aunque paradójicamente ese nacimiento desde arriba le dio sin duda una importancia y un
protagonismo inesperado a la organización y a sus dirigentes, especialmente a Facundo Moyano. Con
tan solo 7 años de existencia, SUTPA ya colocó un diputado en el congreso, mientras que los call
center, al ser una actividad más volátil de acuerdo a la deslocalización y descentralización de las
telecomunicaciones, no logra salir de un aislamiento que invisibiliza la actividad y las precarias
condiciones de trabajo, así como sus dificultades para organizarse.
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