Alejandro A Moscoso Segarra

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Alejandro A.

Moscoso Segarra
Sobre la neutralidad del juez se ha utilizado mucha tinta, nos preguntamos:
¿Es real la neutralidad del juez?  ¿El juez es un ser deshumanizado? ¿Es
correcto que el juez asuma posiciones ideológicas? ¿La parcialidad y la
independencia suponen la neutralidad? estos cuestionamientos a propósito
de la asepsia del juzgador son los que pretendo en esta entrega dilucidar.
La Real Academia Española nos dice que el adjetivo aséptico significa
neutral, frio, sin pasión. Esta es la imagen que tiene en ocasiones la
ciudadanía de las personas que suben a un estrado a administrar justicia. En
este sentido se han plateado distintos enfoques sobre el tema.
 Jhon Griffith asumió el concepto de “eunuco político” con el objetivo de
señalar esa supuesta neutralidad, indicando que “el juez no es neutral
porque no existe neutralidad ideológica, y por tanto no existe un juez,
aséptico y desideologizado”. Plateaba el autor señalado, de manera
sarcástica, “que cuando se apresta a juzgar, debe actuar como un eunuco
político, económico y social, y desinteresarse del mundo fuera del
tribunal”. En realidad, todos los seres humanos tenemos una ideología, a
menos que seamos seres apáticos o irracionales que no es lo ideal.
El juez es ante todo un ser humano; como manifestaría en una ocasión el
profesor César Barrientos “neutralidad en el caso del juez significa liberar
la propia humanidad, es decir ser un no ser, insustancialmente objetivo, que
carece de personalidad y conciencia” y enfatiza este autor “Neutral es un
ser que ni ama ni odia ni goza ni sufre, alguien inhumano que vive en un
mundo aparente, alejado de la vida, por lo que aplica las leyes sin pena ni
gloria”.
 El juzgador es un ciudadano que tiene sus propias creencias, su visión del
mundo y de la realidad que lo circunda. En todas las sociedades, tenemos
jueces que profesan distintas religiones, así como laicos, jueces de
ideologías conservadoras y liberales.
Retomando a Griffith, no hay “jueces eunucos políticos” como no pueden
haber “ciudadanos eunucos políticos”. Zaffaroni, nos dice sobre esto que el
“juez eunuco político” es una ficción absurda, una imagen inconcebible,
una imposibilidad antropológica.
En el libro “Los Supremos, Historia Secreta de la Corte”, de la periodista
argentina Irina Hauser, la autora recoge un cuestionamiento que le hiciera
al ex juez, fallecido, de la corte de ese gran país austral, Enrique Petracchi
refiriéndose a la función del juez como intérprete de la Constitución, nos
dice” las decisiones de los jueces son políticas, lo que sucede es que no son
solamente políticas, son además jurídicas, se tienen que adecuar a la
Constitución. Claro que la Constitución es un marco de posibilidades que
dependerán de la ideología del juez”.
En el caso nuestro vemos cómo algunas de las decisiones de nuestro
Tribunal Constitucional, referente a la parte tributaria, la soberanía, la
nacionalidad, la exigibilidad de los derechos económicos y sociales, son
temas que forman parte de las políticas públicas del Estado. De igual
manera podríamos poner como ejemplo las decisiones de la Corte Suprema
de EEUU, a los jueces de este gran tribunal se le identifica como
conservadores y liberales o progresistas. Antes de la elección del juez Neil
Gorsuch, ratificado recientemente por el Senado de los EEUU, se dividían
en 4 las posiciones ideológicas, entre conservadores y liberales, aunque eso
no quiere decir que en un caso determinado un liberar podría votar por una
posición conservadora o viceversa. Esta dinámica no ocasiona ningún
problema para ese gran país y en ocasiones sus decisiones tienen un alto
componente político de gran importancia nacional; por ejemplo, la citada
sentencia del juez Marshall refleja el juego de poder político en ese
entonces, cuando los federalistas representado por John Adams, se
opusieron Thomas Jefferson que era republicano y, más reciente, su
decisión sobre las elecciones del año 2000, fallo que determinó quien sería
el presidente de EEUU.
Uno de los argumentos más brillantes sobre la neutralidad del juez lo hace
Raúl Zaffaroni, ex juez de la Corte Suprema de Argentina, cuando señala “
no cabe duda de que frente a ciertos problemas no interpreta la ley de la
misma manera un conservador y un liberal , un socialista y un demócrata
cristiano, pero ello no obedece a que ningún comité partidario les imparta
órdenes y menos aún a corrupción, sino fuera de cualquier patología
institucional, ello obedece a una cierta coherencia necesaria y saludable
entre la concepción del mundo que cada uno de nosotros tiene y nuestra
concepción del derecho/ que es algo que está en el mundo”.
 Solo la condición humana hace al juez parcial; lo ideal es que el
pluralismo ideológico se manifieste en todos los poderes del Estado,
incluyendo el Poder Judicial. Además, es importante para la democracia
que se manifieste el debate interno y las diferencias propias de las distintas
maneras de percibir el mundo, el derecho y la justicia. Como nos diría
Zagrebelsky,” quien odia discutir-el misólogo- odia la democracia, forma
de gobierno de la discusión por antonomasia”.
Dentro del Estado los jueces son parte del sistema de autoridad, sus
decisiones son un acto de poder. Lo que verdaderamente importante es
conocer en que se fundamentan sus decisiones.  
Termino con una expresión de Zaffaroni sobre el tema “si hay alguien que
es aséptico o aideologico que se vaya al tibet, que no sea juez”
indudablemente que la independencia no es sinónimo de asepsia.
El autor es Juez de la Suprema Corte de justicia y Decano de Derecho
APEC.

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