Seamos honestos por una vez: La indecorosa sobreactuación no es sólo una nota de opinión de Ricardo Kirschbaum, sino la línea editorial de Clarín respecto del Proyecto nacional, o sea la decisión política de Héctor Horacio Magnetto y sus secuaces de atacar el presente avance popular a como dé lugar...
Kirschbaum está molesto con Cristina, nuestra Presidenta, como lo muestra cotidianamente el diario Clarín y sus medios satélites, como quiere Magnetto. Mal humor multimediático: Ira, indignacion, cabreo, irritación, enojo, enfado y mala leche se traducen todos los días con títulos catástrofe, delitos, muertes, corrupción, sospechas y mala gestión.
¿Por qué les jode el beso del Papa a la Presidenta, un apretón de manos, un par de sonrisas?
Porque todo lo que hagan el gobierno, los legisladores o quienes militamos y sostenemos el Proyecto nacional va en contramano de los intereses políticos, económicos e ideológicos corporativos. No se salvó de la lluvia ácida ni la asunción del Papa...
Dice Kirschbaum:
Sólo con recorrer la cadena oficialista de medios se puede ponderar la magnitud del volantazo que metieron para evitar quedar desenfocados con la positiva conmoción popular que significó la mutación del cardenal Jorge Bergoglio en el Papa Francisco. La entrevista -cordial, hasta afectuosa- de la Presidenta con el jefe de la Iglesia cerró una etapa de este desaguisado.
Cristina lució amable, con una timidez estudiada, en su mejor papel diplomático, muy distinta a esa oratoria airada con la que había recibido su designación. Los silbidos que despertó entonces de esa platea la mención de un Papa anónimo (la Presidenta no mencionó siquiera su nombre) ahora se han convertido en aplausos fervorosos. Impugnadores feroces dejaron paso a elogios almibarados...»
Lo que el escriba no quiere entender o intenta ocultar para el logro de sus oscuros objetivos destituyentes es que el kirchnerismo no es un movimiento homogéneo, pero tiene el mismo sur como meta: la justicia social. Hay compañeros católicos y otros que no lo son. Hay críticos de Bergoglio y otros esperanzados con el papa Francisco.
Juan Domingo Perón decía: “Los muchachos se ponen distintos nombres: los hay ortodoxos, los hay heterodoxos, los hay retardatarios, los hay apresurados, los hay contemplativos. Pero son todos buenos muchachos, son todos peronistas”.
Y para nosotros Cristina es Perón.