ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Departamento de Ciencias
de la Educación
ISSN 2618-1789
N°6 Vol. I. Jun-Nov 2019
Catamarca, Argentina
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Universidad Nacional de Catamarca
Facultad de Humanidades
Departamento de Ciencias de la Educación
Revista Alquimia Educativa
ISSN 2618-1789
Directora de la Revista
Prof. Hidalgo Brenda
Comité de referato
Prof. Natalia Campos (FHAyCS-UADER)
Prof. Julia Satlari (FFyl-UBA)
Esp. Valeria Frejtman. (UNC).
Mgter. Inés Ichaso (FFyL- UBA- CONICET)
Mgter. Laurana Malacalza (UNICEN).
Mgter. Patricia Mercado (FFyH- UNC).
Dra. Alicia Beatriz Acín (FFyH- UNC).
Dra. Beatriz Bixio (FFyH- UNC- CONICET)
Dr. Juan Pablo Parchuc (FFyL- UBA)
Dra. Analía Alejandra Umpierrez (UNICEN).
Dra. Cecilia Evangelina Meléndez. (FH-UNCA-CITCA- CONICET).
Dra. Silvia Inés Delfino (FFyL- UBA).
Dra. Natalia Ojeda (UNSAM- CONICET)
Diseño del logo: Ramiro Argañaraz.
Correo de contacto:
[email protected]
Dirección Postal: Belgrano 300, CP. 4700, SFVC. Argentina.
Los artículos publicados han sido evaluados por referato doble ciego.
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La revista adscribe a la política de acceso abierto y licencia Creative Commons:
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Presentación
Índice
Nota editorial
Hidalgo Brenda
Artículos
Enseñar en contextos de encierro: una experiencia universitaria en la cárcel.
Beltramino Lucia; Denise Aravena y David Voloj_____________________________________ pág. 07-21.
El encierro y la libertad como tópicos recurrentes en consignas de producción de
escritura: una aproximación.
Morini Luciana Daniela. ________________________________________________________________Pág. 22-39.
Curriculum y cárcel. La potencia del arte como plataforma de encuentro y
reconfiguración de las identidades.
Gutiérrez Gallardo Nadia Patricia y Camila Pérez. ___________________________________Pág.. 40-53.
¿Quiénes somos y a quién le queremos hablar? El trabajo del Taller Colectivo de
Edición
Rubin María José. ________________________________________________________________________Pág.54-67.
Lo que la cárcel no puede encerrar. Prácticas de resistencias
Bustamante Claribel Nahir, et. al. ______________________________________________________ Pág. 68-85.
Qué puede un colectivo. Un análisis sobre la Diplomatura en Gestión Sociocultural
para el Desarrollo Comunitario como experiencia de formación y organización en
contextos de encierro.
Bustelo, Cynthia Ethel. _______________________________________________________________Pág. 86- 108.
Pinchar la burbuja “Saberes emergentes y estrategias de aprendizaje de estudiantes
detenidas/os en una cárcel bonaerense
Di Próspero, Carolina. _______________________________________________________________Pág. 109-124.
“Faltan las presas”. Reflexiones sobre las opresiones a mujeres y disidencias presas
contadas en primera persona.
Vernier, Yanina Daniela. _____________________________________________________________Pág.125-147.
¿Suspendidos y ejercidos? Dilemas del acceso y ejercicio del derecho educativo en
cárceles argentinas
Mauricio Manchado, Eva Routier y María Chiponi. ________________________________Pág. 148-166.
Educación integral de la sexualidad con personas privadas de su libertad
Salinas Boldo, Claudia; Be Ramírez, Pedro Antonio; Vázquez García, Joaquín. ___Pág. 167-186.
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Dpto.. Ciencias de la Educación
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Educación en contexto privativo de libertad: significados y experiencias
socioeducativas de profesores y jóvenes en Chile
Carlos Burgos Gallegos, et. al. ________________________________________________________Pág.187-208.
Reseñas
“Las del mundo al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel”
Ana Laura Deborah Aroca Negron___________________________________________________Pág.210-214.
“Rompiendo Fronteras”: palabras que vitalizan el encierro
Claudia Ceballos ______________________________________________________________________Pág. 215-218.
El feriante un documental transmedia
Marcia Herrera Castellanos__________________________________________________________Pág. 219-224.
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Presentación
Nota editorial
El presente número de la Revista Alquimia Educativa, gestionadas desde
el Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de
Humanidades, Universidad Nacional de Catamarca, nos coloca en una
posición de apertura y convocatoria que trasciende el propósito original
de su creación, la cual se circunscribía a la divulgación de trabajos
producidos en el marco de jornadas disciplinares. Esta acción, en el año
2017 tiene un punto de inflexión, afrontando otras dinámicas de
divulgación cuyo propósito, a través del sistema de publicaciones de
convocatorias abiertas, pretende que la revista se constituya en un
escenario alternativo de lecturas y diálogos con aportes procedentes de
investigaciones,
sistematizaciones
de
experiencias,
reseñas
bibliográficas, intervenciones desde prácticas extensionistas, narrativas
y relatos de prácticas socioeducativas que nos invitan a seguir pensando
desde diferentes perspectivas teóricas - metodológicas en el campo de la
educación.
Los criterios para la elaboración de los últimos números se establecen a
partir del interés por la consolidación del campo de las Ciencias de la
Educación y su relación con las ciencias sociales y humanas, abordando
cuestiones nodales en su construcción desde diferentes posiciones,
interrogantes y demandas emparentadas con las políticas educativas, los
procesos de formación y dinámicas institucionales que en los tiempos
actuales ponen al descubierto, en las tramas de la escolarización, nuevas
subjetividades, vínculos y experiencias pedagógicas que habilitan
escenarios heterogéneos que desbordan el aula como espacio
hegemónico de lo escolar.
Forman parte de ello los saberes y conocimientos que circulan en los
espacios académicos, desde equipos de cátedras, investigación y
extensión de diferentes universidades e institutos superiores de
formación docente, como también, se reconocen los saberes de las
experiencias pedagógicas que producen otros agentes educativos como
docentes y alumnos, quienes nos aproximan a la vorágine de la vida
cotidiana en las escuelas.
Desde hace trece años, en Argentina se puso en vigencia dentro del
Sistema Educativo Nacional una agenda en el campo de las políticas
educativas que interpelan los procesos de escolarización situados en el
seno de la lógica tradicional-moderna de ser escuela.
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En esa dirección la ampliación de derechos y la obligatoriedad del nivel
secundario habilitaron planteos que promovieron nuevas claves de
lecturas en torno al sentido político y social de lo educativo.
La institucionalización de las modalidades educativas también ha
constituido un reto en la formación docente, en el campo de la
investigación y desde la intervención extensionista.
En esta dirección la trama reflexiva que se comparte se pregunta por una
de las ocho modalidades educativas, nos referimos a la “Educación
en Contextos de privación de la Libertad”. Tanto en los artículos como en
las reseñas bibliográficas las propuestas se preguntan acerca de cómo se
configuran las experiencias educativas en territorios pedagógicos que
en, desde y a pesar de las condiciones del espacio carcelar se instituyen
nuevas formas de percibir y pensar en los sujetos pedagógicos, los
contextos y la educación desde el derecho.
En sus planteos nos encontramos con propuestas provenientes del
dictado de espacios curriculares en el nivel superior universitario que se
enmarcan en programas académicos que trabajan in situ al interior de
diferentes unidades penales de Argentina. También nos acercan a
propuestas que se llevan a cabo en centros cerrados que albergan
jóvenes con causas penales. Esta población, junto con las condiciones de
desigualdad que deben afrontar las mujeres en situación de encierro,
son deudas pendientes en el campo educativo que, en los últimos años,
pese a las dificultades de financiamiento en el desarrollo de líneas de
acción específicas, incipientemente empiezan a estar presentes.
Las prácticas culturales en el marco de talleres extensionistas presentan
dinámicas de trabajo donde la horizontalidad junto con la palabra dicha
y escrita se constituyen en dos pilares que sostienen iniciativas
colectivas, las cuales prevén recorridos con la participación en primera
persona de quienes asumen un posicionamiento que dista de los
discursos y relatos comunes que circulan sobre las cárceles. En esta
dirección, algunos de los artículos se referirán a las condiciones, limites,
tensiones y posibilidades que complejizan el campo de la educación en
contextos de privación de la libertad.
Los últimos artículos son estudios que se realizaron en los países de
Chile y México, sus abordajes componen otros entramados
metodológicos desde representaciones gráficas y grupos focales cuyos
resultados son propuestos desde la especificidad de estudios de casos.
Las tres reseñas que componen el número aluden a producciones que se
materializan en distintos formatos, potenciando en su argumentación el
trabajo colectivo de la escritura.
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En el presente número buscamos resignificar nuevas gramáticas y
sensibilidades, esbozando alternativas pedagógicas que promuevan
subjetividades no disciplinadas, haciendo visibles experiencias
educativas que se construyen, transitan y vivencian aún, en, desde y a
pesar del encierro.
Un agradecimiento especial a cada uno de los autores por la confianza e
interés puesto en la convocatoria de la revista, y a los miembros del
comité de referato por el trabajo y tiempo invertido en las revisiones y
lecturas de cada artículo. Sin el aporte de ambos esto no sería posible.
Hidalgo Brenda
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Artículos
Beltramino, L; Aravena, D; Voloj, D.
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Enseñar en contextos de encierro: una
experiencia universitaria en la cárcel
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Beltramino Lucia
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba. CONICET.
[email protected]
Fecha de aceptación
Date of acceptance
15/10/2019
Denise Aravena
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba.
[email protected]
David Voloj
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Resumen
El presente trabajo pretende analizar una experiencia educativa en contexto de
privación de la libertad. Se enmarca en la propuesta de la Facultad de Filosofía
y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, que tiene el Programa
Universitario en la Cárcel (PUC). En este caso, la experiencia es del dictado del
espacio curricular “Metodología del aprendizaje”, para estudiantes de las
carreras de Ciencias de la Educación y Bibliotecología que se encuentran
alojados/as en el Servicio Penitenciario “Reverendo Francisco Luchesse”, de la
localidad de Bouwer, Provincia de Córdoba, Argentina.
Nos centraremos en analizar y revisar, por un lado, las propuestas de
enseñanza puestas en práctica, sus límites y alcances; y por otro, las
singularidades que adquiere enseñar y el aprender en contextos de encierro.
Considerando que la educación es un derecho, y a partir de los enfoques
socioculturales del aprendizaje, reconocemos que, en una institución punitiva,
donde los derechos de los sujetos son vulnerados y las condiciones de vida se
tornan indignas, es posible construir prácticas valiosas de enseñanza y
aprendizajes. A su vez, esta institución represiva se constituye para muchos
sujetos en su única oportunidad de acceder a la educación, sobre todo de nivel
universitario.
Palabras claves:
Enseñanza - Aprendizaje – Educación en contextos de
privación de la libertad – Singularidades.
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Abstract
This work analyses an educational experience in a context of deprivation of
liberty. It is framed in the University Programme in Prison of the Faculty of
Philosophy and Humanities of the National University of Cordoba.
In this case, the experience reviewed is a workshop called "Methodology of the
learning", for students of the careers of Educational Sciences and Library
Science that are housed in the Penitentiary Service "Reverendo Francisco
Luchesse", in the location of Bower, Cordoba province. Argentine.
We will focus on analyzing and reviewing, on the one hand, the teaching
proposals implemented, their limits and scope; and in the other hand, the
singularities that acquire the teaching and the learning in confinement
contexts. Considering that education is a right and assuming the sociocultural
approaches of learning, we recognise that in a punitive institution, where the
subject rights are infringed and the life conditions are unworthy, it is possible
to build valuable practises of teaching and learning. At the same time, this
repressive institution is, for many subjects, the only opportunity gain access to
education, especially in a university level.
Keywords:
Teaching - Learning - Education in a context of deprivation of
liberty – Singularities
Referencia para citar este artículo:
Beltramino, L.; Aravena, D. y Voloj, D. (2019) Enseñanza en contexto de
encierro: una experiencia universitaria en la cárcel. Revista Alquimia Educativa.
N° 6. V.I. pp. 7-21.
Introducción
Estamos en un salón
sillas y pupitres
el olor a tiza disperso en el aire
Tomamos examen y dibujamos el acta
hace dos años vamos a la cárcel
no tenemos prisión condicional
tampoco usamos el locutorio
ni nos dan fajinas para cumplir
como buenos soldados de Vietnam
Mientras escuchamos historias
preguntamos cuánto tiempo más
se desangran los oídos
el cuerpo no es un templo
Imaginamos al mundo
como un refugio
habitamos el dolor y la esperanza
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La ventana
una niña columpiándose
en una plaza
hija de algún interno
ríe sin importarle dónde está
Murmuran y preparan el coloquio
lobos y sirenas
cuentan sus relatos
No idealizamos
La educación es un derecho
Estamos donde elegimos estar.
(Aravena, Denise)
En el año 2006 se sanciona en Argentina la Ley de Educación Nacional 26.206
y con ésta se produce un importante avance, en tanto se reconoce a la educación
como un bien público y un derecho que debe garantizar el Estado. A su vez,
otorga un importante lugar a grupos históricamente invisibilizados, entre ellos
a los sujetos privados de su libertad. Las diferentes modalidades que contempla
la ley intentan dar respuestas a requerimientos de formación específicos que
tienen los sujetos y/o contextos, y es así que define, como una modalidad, a la
Educación en Contextos de Privación de Libertad.
En su artículo 55 se define que:
“La Educación en Contextos de Privación de Libertad es la modalidad del sistema
educativo destinada a garantizar el derecho a la educación de todas las personas
privadas de libertad, para promover su formación integral y desarrollo pleno. El
ejercicio de este derecho no admite limitación ni discriminación alguna
vinculada a la situación de encierro, y será puesto en conocimiento de todas las
personas privadas de libertad, en forma fehaciente, desde el momento de su
ingreso a la institución.”
Uno de los objetivos principales de dicha modalidad es la inclusión social a
través del acceso a la educación y la cultura. Y si bien podemos reconocer que
existen numerosas dificultades para el pleno ejercicio de dicho derecho, con
esta ley se generan las condiciones legales para incluir a uno de los sectores
más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Sostenemos que este avance legal atiende a un sector desplazado de la sociedad
ya que quienes arriban a las cárceles son, en su amplia mayoría, sujetos en
situación de pobreza. Esto ya ha sido destacado por Basile, Gastiazoro y Roca
Pamich (2015) quienes sostienen que “la inflación del sistema penal implicó un
fuerte crecimiento de la cantidad de detenidos, derivado de una judicialización
de la pobreza” (p.270).
En los últimos años hemos asistido a una renovación de políticas neoliberales
que produjeron un cambio en las preocupaciones educativas; tal como sucedió
en la década del noventa, el debate pedagógico actual gira en torno a la calidad
educativa, la evaluación del sistema, tanto de docentes como de estudiantes y
de nuevos modos de descentralización, sumado a una reducción del
presupuesto destinado a la educación.
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A esto se le agrega un aumento de la pobreza, como ya se dijo, acompañado de
una inflación en la población carcelaria, lo cual nos hace pensar en la necesidad
de poner en práctica distintas estrategias de resistencia a fin de garantizar el
derecho a la educación.
Consideramos que la educación en contextos de privación de la libertad debería
formar parte de la agenda de discusión pedagógica y didáctica, ya que allí el
proceso de enseñar y aprender adquiere singularidades que son propias de la
situación educativa que ocurre en una institución punitiva. A su vez, debe
constituirse en prioridad para las políticas educativas en tanto atención al
derecho social de la educación e inclusión sociocultural de los sujetos.
Más allá de las deudas pendientes para alcanzar el pleno ejercicio al derecho a
la educación, podemos reconocer importantes experiencias pedagógicas en
contextos de privación de libertad. Estas prácticas invitan a preguntarnos si es
posible aprender en la cárcel y cómo es la enseñanza allí.
Preguntas iniciales
Las preguntas que orientan este trabajo son: ¿Qué significa realmente la
afirmación “La educación es un derecho para todos”? ¿Puede ser la cárcel un
espacio que habilite la posibilidad de estudiar? ¿Cómo se puede aprender en
contextos de privación de la libertad? ¿Qué singularidades tiene la enseñanza
en la cárcel? ¿Se pueden construir aprendizajes significativos en el marco de las
condiciones de vida en la cárcel? ¿Qué propuestas de enseñanza, que atiendan
a la especificidad de dicho contexto, podemos construir?
Nociones teóricas
Enseñar y aprender: las singularidades del contexto de encierro
“Una nación que tolera villas miserias, las cloacas a cielo abierto, las
clases superpobladas, me hace pensar en esa vieja borracha que
vomitaba sobre sus pibes a lo largo de la semana y le daba una bofetada
al más pequeño, circunstancialmente, un domingo, porque había
babeado su delantal” (Deligny, 1945)
Partimos de reconocer la complejidad que implica una institución –la
educativa– dentro de o funcionando en otra institución –la carcelaria. Si bien
ambas han compartido un objetivo general en sus orígenes –el
disciplinamiento de los sujetos–, podríamos pensar que tienen propósitos
radicalmente opuestos en tanto y en cuanto la educación debería permitir al
sujeto su emancipación, tensión que se evidencia en las aulas de las cárceles.
Como sostiene Bixio, el aula en la prisión es singular, y se presenta en un
contexto particular “en cuanto se encuentra alojada en el macrocontexto
carcelario, que le imprime caracteres específicos que son los que hacen la
diferencia entre lo que sucede en el aula del penal y lo que sucede en las aulas
universitarias del afuera” (2016, p.73)
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Entonces, es en este contexto específico que nos preguntamos por los procesos
de aprendizaje y de enseñanza.
Sostenemos que todos los sujetos pueden aprender en condiciones
pedagógicas adecuadas. Sin embargo, encontramos enfoques psicoeducativos
que tensionan dicha afirmación. Un discurso con una fuerte presencia en el
ámbito educativo indica que no todos podrían aprender y que quienes fracasan,
portan condiciones deficitarias. Estas posiciones centradas en el sujeto afirman
que habría trastornos psicológicos, madurativos o de desarrollo intelectual que
impedirían el aprendizaje (Baquero, 2006).
Asimismo, encontramos otras posiciones que atribuyen a las condiciones de
vida, contextos de pobreza o violencia, la imposibilidad de aprender de los
sujetos. En otras palabras, esta perspectiva sostiene que quienes no accedieron
a ciertos recursos materiales y simbólicos por fuera de las instituciones
educativas, fracasarían al incorporarse a ellas (Baquero, 2006).
Estas posiciones que culpabilizan a los sujetos de su propio fracaso o al
contexto desfavorable de pertenencia tienen fuerte presencia en los espacios
educativos y van configurando, condicionando las prácticas de enseñanza y las
posibilidades de aprender de los sujetos.
Podríamos pensar que los/as internos/as, desde esta posición, se ubicarían en
el grupo de sujetos que viven en un contexto desfavorable (signado por el
hacinamiento, el hambre, frío y calor extremos, el autoritarismo, la violencia,
entre otros) que les impediría aprender.
Los argumentos antes enunciados pueden ser tensionados si retomamos los
enfoques socioculturales basados en la teoría de Vigotsky y quienes
continuaron su desarrollo, ya que nos permiten analizar las situaciones
educativas sin reducir las miradas al individuo y, al mismo tiempo, pensar las
interacciones entre sujetos, contextos históricos culturales, aprendizaje y
desarrollo en situación. Al respecto, Baquero, Cimolai, Pérez y Toscano (2005)
explican la necesidad de desplazar la mirada puesta en el individuo a la
situación, es decir, a las prácticas educativas que se despliegan en contextos
específicos, en esta dirección:
Una mirada en situación se aparta de concepciones de aprendizaje y desarrollo
homogéneas –universales– que plantean un estatuto de normalidad para todos
los sujetos y dan paso a decisiones pedagógicas a las que todos deben adecuarse.
Cuando nos enfocamos en la situación, nos alejamos de las lecturas y acciones
que se centran en el sujeto y su dificultad, para pensar en una situación donde
los sujetos se involucran. Se vuelve necesario, entonces, recuperar la historia
que la situación acarrea en su contexto específico, así como también las
estrategias y los recursos disponibles para promover condiciones de
aprendizajes, teniendo en cuenta la singularidad del sujeto en su contexto.
(Aizencang y Bendersky, 2013, p.26)
Del mismo modo, y tal como lo plantea Vigotsky (1998), los sujetos no se ven
limitados por sus condiciones biológicas, sino que debemos pensarlos en una
relación indisociable con su entorno sociocultural.
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Según este autor, las habilidades cognitivas son producto de la interacción
social, y todas las funciones mentales superiores son relaciones sociales
internalizadas (Vigotsky, 1998). En este sentido, las instituciones educativas
serían un lugar privilegiado donde podríamos potenciar el desarrollo de los
sujetos mediante la construcción de situaciones que propicien aprendizajes
significativos.
Por lo mencionado anteriormente, nos alejamos de perspectivas que tienden a
pensar las habilidades de los sujetos como individuales, madurativas,
biológicas o meramente contextuales: “La perspectiva vigotskiana alienta una
búsqueda más promisoria sobre la posibilidad de detenernos y analizar las
formas de interacción que la escuela promueve y la apropiación de
instrumentos que posibilita, para enriquecer los procesos de aprendizaje de los
alumnos” (Aizencang y Bendersky, 2013, p.31).
Consideramos la escuela que funciona dentro del contexto de encierro como un
espacio privilegiado de aprendizajes, siempre y cuando se construyan las
condiciones pedagógicas y didácticas para que todos puedan aprender. Esto
implica pensar propuestas de enseñanza que atiendan a las especificidades del
contexto de encierro y a las trayectorias educativas diferentes de los/as
estudiantes; de allí que el presente artículo nos otorgue la posibilidad de
reflexionar acerca de cuáles serían esas condiciones pedagógicas y didácticas
que es necesario construir para potenciar los aprendizajes en este contexto
singular y, por momentos, inhabitable.
Podríamos pensar a priori que una de las condiciones pedagógicas adecuadas
con las que se cuenta en la cárcel es el tiempo. Freire (2003) sostiene que el
“tiempo pedagógico” es un elemento que compone la situación educativa.
Los/as estudiantes que están dentro del penal siempre dicen “lo que más
tenemos acá adentro es tiempo”; como docentes, entonces, se espera que ese
tiempo pueda aprovecharse para la lectura, el estudio y el aprendizaje, algo que
en este contexto no puede hacerse posible. Como dice González (2017), en los
pabellones de la cárcel se vive permanentemente ATR (a todo ritmo), en un
estado constante de alerta, con ojos en la nuca, el sujeto cuida las pocas cosas
que tiene, cuida también a los suyos y su propia vida.
Esta situación, sumada al hacinamiento de los pabellones, dificulta la
posibilidad de estudiar por fuera del tiempo de clases, que por cierto es escaso.
En este sentido, como docentes nos vemos obligados a preguntarnos qué
hacemos y cómo aprovechamos el tiempo pedagógico del aula, cuáles son
nuestras estrategias para lograr que ese tiempo quincenal de clases se
constituya en un paréntesis dentro de la vida en el penal. Siguiendo a Larrosa:
“El tiempo no nace del maestro sino del aula misma, y la única función del
maestro es hacerlo surgir, darle sustancia, melodía, ritmo, hacer posible que se
vea lo que está cubierto, con quitar coberturas, con develar y revelar” (2019, p.
83).
Por lo que hemos afirmado, el tiempo es una dimensión fundamental en este
contexto, ya que se caracteriza por ser breve y en ese lapso hay que lograr que
valga la pena aprender.
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Larrosa (2019) hace un elogio del aula y la considera el dispositivo escolar por
excelencia, porque en ella es donde se genera tiempo para aprender, se
producen encuentros, donde tienen lugar la lectura, la escritura, las imágenes;
pero sobre todo porque representa un gran espacio donde se suspenden las
desigualdades y los sujetos allí presentes dejan de ser presos, todos se
convierten en estudiantes, lo cual gesta una igualdad singular que ocurre
exclusivamente en ese tiempo de presencias en el aula.
A continuación, relataremos nuestra experiencia como docentes, haciendo foco
en lo que intentamos hacer durante ese tiempo de presencia e igualdad en el
aula, pero también en los dispositivos de acompañamiento que construimos
para ese otro tiempo de ausencia que se produce entre clase y clase.
Recuperación del proceso: otra escuela, la misma escuela
La experiencia educativa concreta que desarrollamos es desde el nivel
universitario y tuvo lugar en el Servicio Penitenciario “Reverendo Francisco
Luchesse”, ubicado en la localidad de Bouwer, en la Provincia de Córdoba.
Dicho complejo carcelario fue inaugurado en el año 2000 y está ubicado a las
afueras de la capital cordobesa. Aloja a detenidos/as, procesados/as y
condenados/as de sexo femenino y masculino, separados en distintos
pabellones según sexo y delitos.
En el Penal de Bouwer los/as internos/as pueden cursar estudios primarios,
secundarios y universitarios, como así también, talleres de oficio. Nuestro
trabajo docente se enmarca en una propuesta de la Facultad de Filosofía y
Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, que desde 1999 tiene en
funcionamiento el Programa Universitario en la Cárcel (PUC). Actualmente, se
dictan en el Servicio Penitenciario de Bouwer cinco carreras de grado: Letras
Modernas, Filosofía, Historia, Ciencias de la Educación y Bibliotecología.
Como equipo de cátedra, dictamos el espacio curricular “Metodología del
aprendizaje”, una materia del primer año para estudiantes de las carreras de
Ciencias de la Educación y Bibliotecología.
Es conveniente destacar que los sujetos que estudian una carrera universitaria
en situación de privación de la libertad, al menos en la Provincia de Córdoba,
representan un porcentaje muy bajo en relación con el total de los/as
internos/as. Ahora bien, para aquellos/as que estudian, la cárcel se constituye
como un espacio que no solo les otorga la oportunidad de asistir a la
universidad, sino que, la mayoría de las veces, también les permite iniciar y
terminar la escolaridad obligatoria. Resulta paradójico que, siendo la educación
un derecho, la cárcel se convierta en el único contexto de oportunidad para
estudiar que algunos sujetos encuentran.
Desde el 2016 desarrollamos esta experiencia educativa como una decisión
política y pedagógica, en tanto no hay requisitos que obliguen a los/as docentes
universitarios a dictar clases en el PUC.
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Asumimos esta tarea reconociendo que implica un gran desafío, y si bien no
contamos con formación específica para enseñar en contextos de encierro, con
el pasar de los años fuimos construyendo estrategias para intentar atender a
las especificidades de la situación educativa. Así es que, en este apartado,
intentaremos dar cuenta de las singularidades de aprender y enseñar en la
cárcel.
Antes de la primera clase nos preguntábamos cómo sería el lugar, cómo sería
entrar a una cárcel, quiénes iban a ser los/as alumnos/as, cuántos/as, y
queríamos saber si vendrían las mujeres: nos habían comentado que siempre
son pocas con relación a los hombres.
Apenas pasamos el control del ingreso, entramos al MD2 –luego sería el MD1,
con el que alternaríamos el dictado de clases–, módulo que vulgarmente se
conoce como pabellón. Nos registramos, pasamos por otro control, y recién
entonces nos permitieron atravesar una, dos, tres, cuatro, cinco, seis puertas.
Un ruido seco abría y cerraba las trabas: tac, tac, tac… Y, al final, encontramos
una arquitectura que nos resultó muy familiar.
La fisonomía de la escuela de la cárcel es igual a las edificadas en todo el
territorio provincial, en lo que va del siglo XXI. Paredes anchas y lisas de
concreto premoldeado, techos de chapa, pasillos amplios con ventanas
enrejadas con una gruesa malla de hierro.
Una misma fachada, un mismo patio de cemento con el mástil y la bandera en
el centro, la misma disposición de aulas, idénticos pupitres, pizarrones, puertas
de chapa y SUM (Salón de Usos Múltiples).
Más allá de esta familiaridad entre las escuelas de adentro y afuera, el espacio
se reconoce diferente. La escuela de Bouwer está impregnada del contexto
carcelario, sus reglas, lenguajes, ritos, normas explícitas e implícitas y las
características de las instituciones carcelarias argentinas: la violencia, el
castigo, condiciones indignas de vida, básicamente el incumplimiento de
derechos básicos.
Los/as que nos dedicamos a la tarea de enseñar, sabemos del cansancio físico
y mental que genera dar muchas horas de clase. Sin embargo, enseñar en
contextos de encierro genera algo en el cuerpo que no es fácil de explicar. Los
días que asistimos a la cárcel, el agotamiento es significativamente mayor, y las
palabras no alcanzan para relatar la experiencia.
A continuación, haremos referencias específicas a la experiencia de enseñar
“Metodología del Aprendizaje” en el contexto carcelario.
Los/as estudiantes cursan este espacio curricular luego de aprobar el curso de
nivelación correspondiente a cada carrera, es decir, es una de sus primeras
materias en la universidad.
Para la asignatura seleccionamos el formato pedagógico taller, que implica
participar en un espacio de múltiples interacciones, en el que el trabajo se
centra en la discusión y la producción como eje articulador, como así también
la reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje.
Su organización está centrada en el hacer, que integra un saber, siendo un
espacio que promueve la reflexión y el intercambio.
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Los contenidos abordados en este espacio se presentan de modo articulado, en
relación: al proceso de estudio en la universidad y a la lectura y escritura
académicas, actividades cognitivas centrales para el estudio en el campo de las
humanidades.
Para comenzar queremos señalar algunas singularidades/obstáculos que se
presentan para enseñar en este contexto.
En primer lugar, las clases en Bouwer se desarrollan cada quince días, tienen
una duración de dos horas aproximadamente y no contamos con vías de
comunicación con los/as estudiantes más allá de las clases presenciales,
ellos/ellas no tienen acceso a internet ni al uso del aula virtual de la Facultad
que podría constituirse en un instrumento mediador importante para el
acompañamiento del proceso de aprender. La mediación más valiosa que se
puede construir debe realizarse en esas dos horas presenciales. Para esto
los/las estudiantes deben ser trasladados/as a la escuela por el personal del
servicio penitenciario.
Los traslados también se constituyen en un obstáculo, generan que la asistencia
no sea regular, por problemas de autorizaciones, falta de personal para
realizarlos o móviles.
La ausencia a clases en este contexto es diferente a la que ocurre en las aulas
universitarias del afuera, ya que resulta muy difícil en estas condiciones
recuperar lo que se trabaja en cada clase. Si algún/a estudiante no asiste a clase,
ya sea por los problemas de traslado, porque está castigado/a, porque tienen
visitas o locutorio, no tenemos canales de comunicación con ellos/as hasta la
próxima clase. Esto impide dar continuidad a los procesos que se inician en las
clases presenciales generando dificultades en las trayectorias de los/as
estudiantes.
Otra particularidad para destacar es que los/las estudiantes están alojados en
módulos diferentes, por lo cual se hace imposible plantear actividades
colectivas o grupales y los encuentros al interior de la institución no están
permitidos. Los sujetos se encuentran solo en la escuela para las horas de clases
previamente programadas y autorizadas.
Otra cuestión para destacar es que los/las estudiantes durante las requisas de
los pabellones pueden perder sus apuntes y trabajos prácticos.
Con las palabras de los/as estudiantes, podemos reconstruir algunas de las
problemáticas que ellos/as mismos/as encuentran para desarrollar sus
estudios:
El hecho de estar privado de la libertad condiciona mucho la posibilidad de
estudiar. Uno depende totalmente del grupo de docentes y coordinadores que
vienen desde la facultad, traen noticias, apuntes de estudio y hasta materiales
como hojas y lapiceras.
Crear el ambiente de estudio dentro del pabellón, es como tratar de disfrutar de
una sinfonía dentro de una guerra. Es difícil escapar de la realidad donde
estamos. Nunca nuestra atención puede ser exclusiva al estudio. Peleas,
discusiones, radios a alto volumen hacen que sea así.
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Pienso que es necesario nuclear a los estudiantes dentro de un pabellón donde
se cree el clima para estudiar.
Otra problemática que me hace sentir en inferioridad de condiciones al
momento de estudiar es la imposibilidad del uso de internet que es una
herramienta indispensable en los días de hoy.
Como ya se mencionó, este contexto y sus singularidades requiere de la
construcción de dispositivos de apoyo para potenciar las trayectorias de los/as
estudiantes. Si bien no son dispositivos de gran novedad, son diferentes a los
utilizados en las aulas de la universidad. Estos dispositivos se constituyen en
andamiajes para que el proceso de aprendizaje ocurra.
Recordemos que la categoría de andamiaje se inscribe en la teoría
sociohistórica y consiste en una estructura de sostenimiento de las prácticas de
aprendizaje, lo que permite que el/la estudiante se involucre en actividades y
tareas que están por encima de sus capacidades y competencias individuales,
pero en las que podrá desempeñarse gracias al soporte o andamiaje del docente
o sujeto más experto (Bruner, 1988-1997).
Entendemos que el andamiaje se caracteriza por una asimetría fundacional, en
la cual el/la estudiante es dependiente, en sus inicios, del docente en relación a
sus posibilidades cognitivas. Sin embargo, la dinámica del proceso de
aprendizaje andamiado se produce en el marco de una trayectoria que se
orienta desde la colaboración del docente hacia la autonomía, en la que el
docente progresivamente crea situaciones de desandamiaje.
El desandamiaje se configura entonces a partir de la conquista de autonomía
por parte del estudiante, y su paulatino alejamiento de la intervención del
docente.
Una de las estructuras de apoyo que construimos es un material de cátedra que
se compone de textos académicos acompañados cada uno de ellos por lo que
llamamos “Orientaciones para la lectura”.
Cada texto tiene una orientación con los siguientes apartados: texto, fuente,
datos sobre el autor y pistas de lectura. Este último apartado contiene la meta
de lectura, un recorrido de temas y conceptos principales para orientar al lector
y actividades sugeridas. El sentido de este andamiaje es poder acompañar el
proceso de estudio que los/as estudiantes deben realizar entre una clase y otra,
intentando evitar problemas de comprensión en las lecturas.
A modo de hipótesis, intentamos anticiparnos a las dudas que podrían
presentarse y le damos respuesta en las pistas de lectura.
Si bien lo consideramos como un dispositivo potente, tiene limitaciones en
tanto hay sujetos que necesitan mayor apoyo para lograr la comprensión u otro
tipo de andamiaje.
Es ahí donde encontramos una encrucijada en relación al “aprendizaje
monocrónico” (Terigi, 2010), que es aquel que sigue el mismo ritmo y forma
para todos/as.
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Los condicionamientos que mencionamos antes del contexto de encierro (poco
tiempo de clases, ausencia de canales de comunicación, irregularidad en la
asistencia, etc.) dificultan la posibilidad de atender las diferentes trayectorias
educativas, y a su vez en el taller participan entre 30 y 40 estudiantes, lo cual
dificulta un seguimiento más personalizado.
Cada clase es planificada previamente con una estructura de exposición
dialogada y con actividades grupales e individuales. En la planificación
intentamos dar respuesta a las necesidades que el grupo va planteando. Por
ejemplo, en varias oportunidades, estudiantes que hicieron toda su trayectoria
educativa en la cárcel, primaria, secundaria y comienzo de la carrera
universitaria, nos solicitaron que abordáramos cuestiones gramaticales como
signos de puntuación, reglas ortográficas, clases de palabras y recursos de
cohesión.
Si bien nos esforzamos por atender sus demandas, los condicionantes ya
mencionados y la heterogeneidad de puntos de partida de los/as estudiantes
complejiza la apropiación de saberes vinculados con las prácticas de lectura y
escritura en la universidad.
Para las clases construimos interacciones, previamente planificadas, para el
grupo total, intentando que las intervenciones de ellos/as mismos/as se
construyan en andamios. A modo de ejemplo, en la clase donde trabajamos el
concepto de estrategias de aprendizaje, leímos un fragmento del texto donde
un autor desarrolla la idea de las estrategias militares para explicar el concepto,
y les solicitamos que construyan otro ejemplo alejado de la metáfora bélica.
Un estudiante menciona que para comprender la idea de estrategia de
aprendizaje hay que pensar en un director técnico de un equipo de fútbol; este
conoce la meta (ganar el partido), en función de la cual planifica acciones a
realizar, pero durante el juego va evaluando si las acciones le permiten
acercarse a la meta y, si no es así, modifica la estrategia (cambia los jugadores
y posiciones). Es ese momento, otro estudiante dice que sería como jugar un
partido de truco, y su compañero argumenta que no sería ese el ejemplo, ya que
la estrategia debe ser planificada antes del juego y no construida durante este
mismo.
En ese mismo diálogo, interviene otro compañero que expresa que estrategias
“es lo que nosotros construimos constantemente para sobrevivir en la cárcel,
nadie mejor que nosotros sabe lo que es ser estratégico”.
Este tipo de interacciones se constituyen en importantes andamios, en
experiencias de aprendizaje en colaboración que nos muestran que el
aprendizaje ocurre. A su vez, nos revela cómo en la escuela, en la clase
universitaria, se cuela el contexto carcelario.
Otra cuestión que creemos fundamental es favorecer el desarrollo de procesos
metacognitivos, y para lograrlo creamos situaciones donde los/as estudiantes
debían pensar sobre su propio pensamiento, ejercicios que implican
autoevaluar su proceso (reconocer sus modos de pensar, sus estrategias para
abordar diferentes tareas, sus fortalezas y debilidades) para que puedan
avanzar de forma más autónoma en su formación universitaria.
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Por último, nos interesa mencionar los procesos de retroalimentación
(Anijovich, 2010), los cuales consideramos fundamentales para mejorar los
aprendizajes. En este espacio -de taller-, los/as estudiantes entregan distintas
producciones, a las que les realizamos devoluciones cualitativas escritas y
orales. La finalidad es que puedan reconocer su proceso de aprendizaje para
potenciarlo. Sabemos que las devoluciones no se traducen inmediatamente en
mejoras a futuro; previendo esta situación, cada trabajo implica una instancia
para rehacerlo, es decir, que- en la segunda entrega deben corregir lo señalado.
Esta decisión parte de reconocer a la evaluación como una oportunidad para
aprender.
Cada año enfrentamos el desafío de revisitar nuestra propuesta, ya que los
grupos tienen sus particularidades, pero a su vez contamos con más
experiencia en relación con lo que implica aprender en contexto de encierro, lo
cual nos permite avanzar en la construcción de estructuras de apoyo más
pertinentes y cercanas a lo que los/las estudiantes necesitan.
Cada vez que ingresamos a la escuela, se repite la misma escena. En el patio,
los/as estudiantes esperan con la actitud de aquel que aguarda ansioso ese
encuentro para el que se ha bañado, se ha peinado, se ha pintado y se ha vestido
con dedicación. Después de cada clase, cada martes, se escuchan las mismas
frases:
–Gracias por venir –dicen.
–Gracias por venir hasta acá.
–Gracias por venir con este calor y esta lluvia.
Retomamos esta escena de despedida, porque nos parece singular dentro del
contexto. Los sujetos agradecen a los/as docentes por el solo hecho de cumplir
un derecho constitucional y humano: la educación.
Esto devela, desde nuestra perspectiva, que los/as estudiantes que están en la
cárcel sienten que ellos/as no forman parte del sistema, no tienen derechos, y
que si algo bueno ocurre ahí es algo así como un acto de “caridad” que hay que
agradecer.
Conclusiones
La experiencia realizada nos permite confirmar que la enseñanza es una
práctica política y un oficio artesanal, que debemos continuar con nuestra obra
y perfeccionarla. El contexto, así como los condicionamientos mencionados,
exigen la construcción de estructuras de apoyo y su constante revisión.
Nos parece central recuperar, como cierre, la cuestión del tiempo, ya que es una
dimensión transversal en las prácticas de enseñanza y aprendizaje. El poco
tiempo de clase, los escasos tiempos de presencias, los tiempos prolongados de
ausencias y esa imposibilidad de comunicación entre encuentro y encuentro,
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se convierten en uno de los grandes obstáculos para acompañar los procesos
de aprendizaje. Mientras reclamamos mejores condiciones para enseñar y
aprender, vamos intentando inventar -o reinventar- algunos dispositivos para
intervenir productivamente en ese tiempo de presencias y ausencias.
Como trabajadores de la educación, defendemos el derecho de todos y todas a
aprender; consideramos que el Estado y sus agentes tienen la obligación de
garantizar este derecho, y que las instituciones educativas deben configurarse
como espacios públicos de inclusión y aprendizajes, confiando en que es la
educación una oportunidad para cambiar destinos que parecen prefijados de
origen.
Enseñando en la cárcel, en el nivel universitario, podemos ver cómo la
educación en el marco de la exclusión socioeconómica se vuelve una
oportunidad para algunos sujetos que, si no se encontrasen en situación de
privación de la libertad, no podrían haber accedido a dicho nivel educativo.
En palabras de los/as estudiantes, la educación resulta una “salvación” en
medio de las condiciones de vida en las que se encuentran. Si bien existen
muchas deudas, no podemos dejar de reconocer la importancia subjetiva que
tienen para los/as estudiantes la existencia de programas como el PUC. Es
nuestro deber mostrar su existencia y relevancia como así también mencionar
las deudas que aún persisten: formación específica para los/as docentes que
enseñan en contextos de encierro, financiamiento para que las prácticas
puedan sostenerse en el tiempo y en condiciones similares a las del afuera.
Como plantea Bixio (2016):
“la universidad en la cárcel debería ser un espacio que duplique el aula
universitaria del afuera: sin guardias, con docentes formados, con los mismos
tipos de enseñanza, con internet, bibliografía, archivos, biblioteca, espacios para
el encuentro de los estudiantes, para la discusión y estudio” (P.106).
Estas pequeñas muestras de desigualdades entre el adentro y el afuera son el
reflejo de una sociedad injusta, en la que la educación no alcanza a
contrarrestar las violencias del sistema ya que se requieren de otras políticas
públicas, económicas, sociales y de salud, para que todos los sujetos –libres o
privados de su libertad– gocen de los mismos derechos.
El poeta Vicente Luy (2003) escribió que, si las palabras no atravesaban las
paredes, había que modificarlas. Eso intentamos hacer en la cárcel: derribar
esos muros insondables, repletos de historias crudas, desteñidas, y nos
posicionamos frente al aula para aprender a aprender, con los/as estudiantes.
A modo de cierre, recuperamos algunas de sus reflexiones que, a la hora de
hacer un balance del cursado de la materia, muestran el significado que tiene
la Universidad en la cárcel:
Estoy agradecido a todas las personas dedicadas a acercar al preso la
oportunidad de obtener un mejor futuro dentro de la sociedad y la universidad
lo hace posible.
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Me encanta el espacio que nos brindan, para a mí ha sido una experiencia muy
buena ya que antes no había tenido la oportunidad de estudiar en la universidad.
Haber decidido estudiar me dio la posibilidad de elegir cambiar mi vida
superándome a diario.
Si bien es difícil estudiar en estas condiciones, me produce mucha satisfacción
encarar por primera vez un estudio universitario.
Estudiar en la cárcel es para a mí permanente desafío y superación como
resultado excepcional de estudiar en un lugar donde los conceptos de vida
cotidiana son represión, violación de derechos y prohibición.
Estas palabras de los/as estudiantes nos muestran que sienten que son
ayudados, pero, como dice González (2017:57), “los ayudados también
ayudan”. ¿A qué nos ayudan nuestros estudiantes de la cárcel? A ser:
(...) personas más sensibles y comprometidas… A desmantelar los estereotipos,
prejuicios, racismos y blasfemias más elementales sobre las poblaciones más
vulneradas… La figura que llega al “territorio” descubre que allí donde el sentido
común ha instalado como verdad absoluta que todo es salvajismo y conductas
que no pueden evitar lo vulgar, existen altos niveles de solidaridad y
hospitalidad. (p.57)
Consideramos que la riqueza de indagar esta problemática, más que en
encontrar respuestas, se centra en la apertura de espacios de debate a partir de
los cuales se promuevan procesos de reflexión crítica de las prácticas docentes,
con la intencionalidad explícita de construir propuestas que habiliten la
inclusión sociocultural de los sujetos a través de procesos de aprendizaje.
Referencias bibliográficas
Aizencang, N., Bendersky, B. (2013). Escuelas y prácticas inclusivas.
Intervenciones psicoeducativas que posibilitan. Buenos Aires: Manantial.
Anijovich, R. (2010). La evaluación significativa. Buenos Aires: Paidós.
Baquero, R., Cimolai, S., Pérez, A., Toscano, A. (2005). Las prácticas
psicoeducativas y el problema de la educabilidad: la escuela como superficie de
emergencia. Revista de investigación en Psicología, 8(1), pp.121-137.
Baquero, R (2006). Sujetos y aprendizajes. Buenos Aires: Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.
Basile, T., Gastiazoro, J.M., Roca Pamich, M.B. (2012). La gobernabilidad
penitenciaria y las lógicas universitarias en centros de estudiantes de unidades
penales de La Plata. VII Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de La
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Plata “Argentina en el escenario latinoamericano actual: debates desde las
ciencias sociales”. La Plata, Buenos Aires.
Bixio, B. (2016). De heterotopías y utopías: aulas de la prisión en Sentidos
políticos de la universidad en la cárcel, fragmentos teóricos y experiencias.
Programa Universitario en la Cárcel. Córdoba: Universidad Nacional de
Córdoba.
Bruner, J. (1988). Realidad mental y mundos posibles. Barcelona: Gedisa.
Bruner, J. (1997). La educación puerta de la cultura. Madrid: Visor.
González, C. (2017). El conflicto eterno entre los unos y los otros. En F. Deligny.
(Ed.), Semilla de crápula (pp.53-64). Buenos Aires: Tinta limón.
Larrosa, J. (2019). Esperando no se sabe qué. Sobre el oficio de Profesor. Buenos
Aires: Noveduc.
Terigi, F. (2010). Las cronologías de aprendizaje: un concepto para pensar las
trayectorias escolares. Conferencia llevada a cabo en la Jornada de apertura
Ciclo Lectivo, La Pampa, Argentina.
Vigotsky, L. (1998). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. México:
Grijalbo.
A cerca de los autores
Beltramino Lucia. Licenciada y Profesora en Ciencias de la Educación. Becaria
doctoral de CONICET. Docente de Estrategias de Estudio e Investigación en la Facultad
Filosofía y Humanidades. Escuela de Archivología. Profesora asistente a cargo de
Metodología del Aprendizaje en el Programa Universitario en la Cárcel (PUC). Fue
coordinadora del Área de Formación Docente del Instituto de Capacitación e
Investigación de los Educadores de Córdoba (ICIEC-UEPC) y docente en Institutos de
Formación Docente.
Denise Aravena. Técnica en Corrección Literaria de Letras Modernas (FFyH,
Universidad Nacional de Córdoba), cursando actualmente la carrera de Bibliotecología
y Documentación (FFyH. Universidad Nacional de Córdoba). Actualmente se
desempeña como ayudante alumna en la catedra de Metodología del aprendizaje de la
Escuela de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Ayudante alumna
en Metodología del Aprendizaje en el Programa Universitario en la Cárcel (PUC).
David Voloj. Licenciado en Letras Modernas. Profesor de Lengua y Literatura
Castellanas en el Colegio Nacional de Monserrat, escritor y periodista. Profesor invitado
en Metodología del Aprendizaje en el Programa Universitario en la Cárcel (PUC). Ha
sido profesor de Literatura latinoamericana y Argentina en el Programa de Español y
Cultura Latinoamericana (PECLA, Prosecretaría de relaciones Internacionales, UNC) y
de Cultura Argentina en la Universidad Blas Pascal. Escribe regularmente la columna
de educación “Apuntes de clase” para el diario Hoy día Córdoba.
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El encierro y la libertad como tópicos
recurrentes en consignas de producción de
escritura: una aproximación.
Fecha de recepción
Reception date
05/06/19
Luciana Daniela Morini
FaHCE- Universidad Nacional de la Plata
[email protected]
Fecha de aceptación
Date of acceptance
10/08/2019
Resumen
El presente trabajo propone una aproximación a prácticas literarias llevadas a
cabo en distintos contextos de encierro punitivo a partir de la recuperación de
experiencias educativas en espacios de educación formal y no formal. Se
analizarán desde una perspectiva etnográfica las prácticas de escritura, lectura
y oralidad de manera interrelacionada a la vez que enmarcadas en un espacio
y tiempo determinado, es decir, el espacio áulico ya sea en su modalidad taller
como en la asignatura escolar Prácticas del Lenguaje. Se buscará poner en
relación los espacios en los que dichas prácticas tienen lugar, los sujetos
protagonistas y partícipes de las mismas, así como las escrituras de textos
literarios producto de estas prácticas. Como eje para el análisis las escrituras,
se seleccionarán aquellas donde primen miradas que indaguen tanto la
experiencia del encierro como la salida en libertad, por ser tópicos reiterados
en los espacios del presente caso de estudio. De esta manera, se buscará poner
en relación espacios de educación formal (asignaturas escolares) como no
formal (talleres literarios pertenecientes a programas específicos), a la vez que
las prácticas producidas por estudiantes de diferentes géneros y edades
agrupados/as en distintas instituciones de encierro punitivo, a saber: la Unidad
n°1 de Olmos, de varones adultos y varones jóvenes- adultos, Unidad n° 50 del
Complejo Batán, de mujeres adultas, el Centro Cerrado Almafuerte y el Centro
Cerrado Eva Perón que albergan jóvenes con causas penales.
Palabras claves: Educación – Contexto de encierro punitivo – Prácticas de
lectura y escritura.
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Abstract
This paper proposes an approximation to the literary practices carried out in
different contexts of punitive confinement from the recovery of educational
experiences in spaces of formal and non formal education. The practices of
writing, reading and orality will be analysed from an ethnographic perspective
in an interrelated way as well as framed in a given space and time, wich is the
classroom either in its workshop mode or in the academic subject Practices of
Language. It will be sought to relate the spaces in which these practices take
place, the protagonists and participants of them, as well as the writings of
literary texts resulting from these practices. As the axis for the analysis of the
scriptures, will be selected those which the main topic will be the experience of
being in prision or the experience of being free again, because of being topics
repeated in the writings that take place in the institutions of the present case
of study. In this way, the paper looks forward to relate the spaces of formal
education (school subjects) as not formal (literary workshops belonging to
specific programs), at the same time, the practices produced by students of
different genders and ages grouped in different institutions of punitive
confinement, namely: Olmos Unit °1, of adult males and young males, Unit°50
of the Batán Complex, of adult women, the Almafuerte Closed Center and the
Eva Perón Closed Center that house young people with criminal cases.
Keywords:
Education – Contexts of punitive confinement – Practices of
reading and writing.
Referencia para citar este artículo:
Morini, L. D (2019) La experiencia del encierro y la libertad como tópicos de
recurrencia en consignas de producción de escritura. Una aproximación a los
sentidos, significaciones y valores. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 22- 39.
Introducción
Quienes trabajamos en cárceles, cualquiera sea la disciplina, sabemos que no
hablar de la situación de encierro y, por consiguiente, de su correlato opuesto,
la salida en libertad es casi un imposible. Nuestros/as alumnos/as nos
mantienen al tanto de su situación procesal, nos cuentan si les fue bien o mal
en comparendo o si les otorgaron tal o cual beneficio. Es un estado de situación
que siempre está presente, palpable.
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El trabajo de campo sostenido durante un largo período de tiempo en
diferentes contextos de encierro punitivo y en sus distintas modalidades, nos
permitió dar cuenta que estos temas – o tópicos – parecerían incentivarse en
las aulas de Lengua y Literatura y en espacios de educación no formal en su
modalidad taller de lectura y producción de escritura: un diálogo de dos
compañeros de pabellón, una carta a los hijos que esperan afuera, un poema
construido a partir del color gris como metáfora de los muros, y los ejemplos
podrían continuar. También puede resultar incómodo en nuestro rol docente
tener que puntuar o corregir con un “muy bien” o un “no cumplió la consigna”
a ciertos escritos, elaborados desde una primera persona que sabemos (o
intuimos) que es autobiográfica, y donde nuestros/as estudiantes están
poniendo sobre la mesa – o sobre la hoja – cuestiones de su vida personal,
emociones, experiencias. Por otro lado, muchas personas en contextos de
encierro punitivo celebran la existencia de talleres de lectura y escritura por
diferentes motivos, pero también hay algo que se repite: el poder decir y el
tener a quien escuche. Los tópicos del encierro y la salida en libertad pueden
resultarnos “poéticos” o pueden parecer un lugar común pero también pueden
aparecer en los escritos de nuestros/as alumnos/as de una manera novedosa,
por ejemplo, a partir de un relato de terror o desde una parodia. El modo en
que aparecen los tópicos varía, como también se modifica su utilización por
parte de los/as estudiantes y, por qué no, el sentido y valor que tendría para
ellos/as, incluirlos en escritos literarios.
Preguntas iniciales
Por lo expresado anteriormente, podríamos decir que una de las preguntas
iniciales que direccionaron el presente trabajo fue si se podía sistematizar la
recurrente aparición de los tópicos del encierro y de la libertad. Si podíamos
dejar de pensar ello como un leit motiv entendible y aceptable dada la condición
de restricción de libertad ambulatoria de las personas con quienes trabajamos
hacia el interior de nuestras aulas, para intentar ver un poco más allá: ¿Por qué
la mayoría de las experiencias dolorosas se refieren al encierro cuando a la
mayoría de nuestros/as alumnos/as lo que los/as arrojó a cometer delitos
fueron las injusticias sociales? ¿Por qué la experiencia del encierro y la libertad
en algunas ocasiones está relacionada en los poemas de nuestros alumnos/as
a tópicos religiosos como la sanación o resurrección? ¿Por qué cuando
escribimos y dibujamos caligramas los/as alumnos/as se jactan de “no saber
dibujar” pero luego aparecen ventanas, puertas, rejas cuando es más “fácil”
trazar la figura de un corazón? ¿Por qué en las escrituras de nuestros alumnos
más jóvenes el encierro aparece como algo coyuntural, como una etapa más de
la vida? ¿Por qué en un ejercicio de tiempos verbales los pibes hablan de “jugar
al fútbol”, “salir de joda”, y “caer en cana”? Claro está que el presente trabajo no
podrá contestar todas estas preguntas, ni realizar una verdadera
sistematización de cuándo, cómo y por qué aparecen los tópicos del encierro y
la libertad con tanta asiduidad en las consignas de producción de escritura, ni
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qué sentido y valor adquieren éstos en los textos de todos/as nuestros/as
alumnos/as, porque las escrituras no dejan de ser apropiaciones que realizan
los/as estudiantes, siempre impregnadas de saberes, subjetividades,
experiencias y recorridos. Pero sí intenta ser una primera aproximación al
tema y una invitación a reflexionar en conjunto sobre sus posibles
significaciones que podrá, o no, influenciar en nuestro trabajo docente
cotidiano en las aulas de las instituciones de reclusión.
Nociones teóricas
El presente trabajo se enmarca desde una perspectiva etnográfica ya que
consideramos que este estilo de investigación permite estudiar procesos
educativos que poseen cierta complejidad, la cual se busca comprender y
eventualmente desandar para generar aportes significativos con la
construcción de conocimiento.
Como señala Elsie Rockwell, a partir de un trabajo de campo sostenido en el
tiempo “lo que el etnógrafo hace es documentar lo no-documentado de la
realidad social, (…) en las sociedades modernas lo no-documentado es lo
familiar, lo cotidiano, lo oculto, lo inconsciente.” (Rockwell, 2009, p. 21)
Asimismo, se capitaliza para la presente investigación la observación
participante ya que soy o he sido, al mismo tiempo, docente de los espacios
donde se llevaron adelante las prácticas literarias, objeto de estudio de nuestro
análisis.
Asimismo, destacamos que el objeto de estudio será abordado desde una
perspectiva social y cultural. Siguiendo a Cuesta, “Dicha decisión supone la
búsqueda de conceptualizaciones sobre la lectura y la literatura en sus
relaciones con otros conceptos, como experiencia y subjetividad” (Cuesta,
2006, p.97).
Tomaremos para nuestra investigación problematizaciones acerca de las
subjetividades y experiencias que la literatura motoriza. Se intentará dar
cuenta de los múltiples sentidos y valores que adquieren las prácticas literarias
para distintos sujetos que se encuentran eventualmente privados de su libertad
en diferentes instituciones de encierro punitivo. Asimismo, a partir del análisis
de ciertas escrituras, fruto de consignas elaboradas tanto en espacios de
educación formal, en el marco de la escuela secundaria, como no formal, en
espacios de modalidad taller, se analizará cómo está representado el encierro
y su variante opuesta, la salida en libertad.
Consideramos relevante para la presente investigación focalizar dichas
similitudes y diferencias entre las significaciones que poseen las prácticas
literarias, así como la representación del encierro, para los sujetos
protagonistas de estas prácticas, como una forma de construir conocimiento. A
propósito de dicho procedimiento analítico Rockwell dice que:
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“[la contrastación] Es la forma elemental de trabajar con la diferencia en el
análisis etnográfico. La búsqueda de ejes de contrastación permite describir algo
al compararlo con otro caso y encontrar diferencias significativas entre dos
situaciones similares (…). En la contrastación etnográfica, al seleccionar y
comparar dos sucesos con semejante estructura formal, en contextos similares,
se encuentran las diferencias que permiten identificar ciertos elementos
significativos y establecer, así, categorías culturales.” (Rockwell, 2009, p. 89)
(1) El mediador es el
encargado de propiciar
condiciones
favorables
para generar, en las
personas privadas de su
libertad, un rol activo
como
sujetos
del
conocimiento,
proponiendo
nuevas
experiencias a partir de
vivencias adquiridas, y
promover entre sus pares
la acción de multiplicar su
rol.
Durante los talleres se
propone
abordar
la
importancia de la lectura
y el conocimiento como
herramientas
transformadoras de la
sociedad.”
Fuente:
https://www.gba.gob.ar/
ciencia/acciones/mediad
ores_del_conocimiento
En las dos unidades penitenciarias de adultos seleccionadas para el caso de
estudio se ingresó en carácter de “docente mediadora”, representante del
programa: “Mediadores del Conocimiento” (1) del Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación de la Provincia de Buenos Aires, en estos casos, en
trabajo conjunto con el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
El programa tiene como finalidad la promoción de la lectura por medio de un
ciclo de “capacitaciones”, una vez atravesado este proceso se les brinda a las
unidades una biblioteca móvil, fabricada por sujetos privados de libertad en la
U n°1 de Olmos, y con cien volúmenes de literatura universal.
Como docente de estos espacios gozaba con total libertad a la hora de planificar
y llevar a cabo dichas capacitaciones, las cuales fueron orientadas a la lectura y
a la escritura de textos literarios y a la gestión de la biblioteca ya que como
afirma Frugoni:
La pregunta sobre cómo y quién puede gestionar una biblioteca de estas
características no puede responderse únicamente con saberes técnicos o
instrumentales propios de una visión tecnocrática de la bibliotecología. Se
impone una mirada más amplia, que ponga en foco en los vínculos que se
construyen alrededor de una biblioteca entendida como un espacio social.
(Frugoni, 2018, p. 121)
No obstante, en este trabajo haremos hincapié en las prácticas de lectura y
escritura literarias.
Por su parte, en los Centros Cerrados Almafuerte y Eva Perón, la experiencia
deriva de un trabajo sostenido como docente de educación formal en el nivel
secundario en las asignaturas Prácticas del Lenguaje y Literatura.
Recuperación del proceso
Primer registro: U.P n°50, Batán
La U.P n°50 del Complejo Batán está ubicada sobre la Ruta n°88 que conecta las
ciudades de Mar del Plata y Batán, pertenece al SPB (Servicio Penitenciario
Bonaerense) y es una unidad relativamente nueva. Comenzó a funcionar en el
año 2006, a diferencia de la U.P n° 15, perteneciente al mismo complejo, la cual
aloja a población masculina, que data del año 1980. En ella se encuentran
alojadas alrededor de 150 mujeres; es, por lo tanto, una unidad pequeña en
comparación a otras U.P de la Provincia de Buenos Aires.
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En dicha institución se llevó a cabo el programa “Mediadores del Conocimiento”
de manera intensiva (dos veces por semana) durante los meses de Enero y
Febrero aprovechando que durante el período de verano el área educativa se
encuentra con poco movimiento.
Cabe destacar que, en palabras de la propia Coordinadora de Educación, las
unidades femeninas gozan de menores “privilegios” que las masculinas, ya sea
tanto en la promoción de actividades de educación y recreación, en la oferta de
trabajos, como en la cantidad elementos que reparte el Estado (hablamos tanto
de materiales escolares como elementos de higiene personal, entre otros).
A la hora de llevar el programa la Unidad nos recibió muy bien, tanto las
alumnas participantes del taller, como la comunidad en general. De cualquier
forma, si comparamos el desarrollo del taller con las otras dos unidades del
Complejo Batán donde se trabajó en el mismo período de tiempo (U.P n°15 y
U.P n°44 – Alcaldía) el número de participantes permitido fue menor: en la U.P
n°50 se trabaja con grupos de entre 10 y 15 mujeres conformado por “las de
mejor conducta” seleccionadas de cada pabellón. De esta forma, es común que
algunas alumnas participen de más de un taller y que otras no accedan nunca a
los mismos.
El grupo de trabajo quedó conformado por doce alumnas de diferentes lugares
de procedencia y de un rango etario amplio, entre 22 y 54 años. Cuatro alumnas
leían y escribían con regularidad, en los primeros encuentros comentaron
cómo obtenían y hacían circular los libros: utilizaban la biblioteca cuando
podían (por fuera de los meses del ciclo lectivo la misma está cerrada y no
pueden retirar ningún material), durante la visita sus hijos/as mayores les
traían material de lectura que luego intercambiaban o prestaban a otras
compañeras del pabellón, pero casi nunca de un pabellón a otro ya que no
tienen contacto salvo por los talleres esporádicos o si comparten el área de
trabajo.
En términos de nivel de escolarización, el grupo era diverso: algunas alumnas
se encontraban finalizando sus estudios secundarios al interior de la Unidad,
otras habían obtenido su título recientemente y dos eran profesionales (Lic. en
Artes Visuales y Prof. de Matemática). Salvo una de las participantes, el resto
eran madres.
Durante los encuentros se trabajó con diversas actividades de lectura y
escritura a partir de distintos/as autores/as y géneros literarios. La modalidad
solía repetirse: se leía un texto literario y luego se realizaban consignas de
escritura en grupo o de forma individual.
Dos de los encuentros fueron destinados a la poesía. En uno de ellos se trabajó
con poesía visual (caligramas y acrósticos) y el siguiente encuentro estuvo
destinado a romper con la idea que se tiene de poesía (generalmente asociada
a la poesía tradicional, que habla de los grandes temas como el amor, la muerte,
el dolor; construida con estructuras fijas).
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Se partió de preguntarles qué era la poesía, cómo estaba construida, si
recordaban algún poema o algún/a poeta que les guste, para luego presentar
poesías de distintos subgéneros y autores/as representantes de distintos
países y movimientos: poesía en prosa, poesía amorosa tradicional, verso libre,
poesía de vanguardia, poesía breve, haikus, poesía de denuncia social o política.
Luego, una vez que leímos y conversamos sobre cada una de ellas, realizamos
la siguiente consigna de escritura:
(2) Todos los textos
escritos por las/os
estudiantes
se
transcriben fielmente
respetando
su
ortografía, puntuación,
disposición de los
versos sobre la hoja,
etc.
>> Escribir una poesía de tema libre que pueda inscribirse en alguno de los
géneros poéticos que trabajamos. (2)
Algunos de los textos que escribieron fueron los
siguientes:
I) Aquí los muros escuchan,
cuida tu manera de hablar,
de vestirte tal vez
te pueden retar.
No intentes ganarle al servicio
ellos siempre tendrán la razón.
Intenta ser normal
para salir de este lugar.
Si te adaptas está mal,
si no lo haces estarás castigado.
Caminas sobre un hilo
que te puedes perjudicar.
Sigue las instrucciones,
y así sobrevivirás.
Algún día todo esto
llegará a su final.
Saldrás del cautiverio
para regresar a la sociedad.
No des pasos en falso
podrías regresar.
Llénate de valor,
con la frente bien alto,
no importa lo que diga el resto,
los sueños se cumplen en libertad.
(Milagros, 22 años.)
II) “Tristes vacaciones sin perder tradiciones”
Me despierto como a las nueve
caen gotas y una boluda pregunta si llueve.
No pierdo la maña, siempre con prendas medio crotas
otra vez los pasos de las botas.
Como en casa, de costumbre
solia mirar el celular,
Ahora miro por la ventana el lateral
porque me van a sancionar.
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Qué vacaciones en la cincuenta
la puta que los parió
En la calle fumaba tranquila,
acá sabuesos, la gorra sintió el olor.
Esta es mi historia
espero llegar a la gloria.
Como en la calle me gusta la rima,
acá en la cárcel, de mi compa, me gusta la prima.
(Sofía, 30 años.)
III) Por las mañanas estoy atenta al ruido de los candados
son las encargadas que vienen abrirnos nuestras celdas.
Ese momento es donde sentimos que estamos un poco
mas libres, a pesar de que seguimos encerradas.
La rutina de todos los días te aburre
Hoy te levantas bien mañana no sabes.
Esperas con ancias los días de visita
son horas que disfrutas como si fueran las
ultimas horas de tu vida.
Todo llega, nada es para siempre
pronto despertaremos en nuestra cama y
no estaremos atento al ruido de los
candados, sino atento a nuestros hijos.
(Yamila, 28 años.)
Salvo en pocas escrituras cuyo lugar de enunciación fue desde una tercera
persona o en haikus (3) donde la persona se difumina, los temas de los que se
habla y el lugar de enunciación son autorreferenciales: se habla de amores
perdidos o que aguardan la salida en libertad, se habla de los hijos/as, de la casa
que no visitan hace tiempo, de sensaciones como sentir la arena bajo los pies o
la lluvia en la cara.
En los tres poemas transcriptos, la experiencia del encierro aparece
representada de distinta forma.
Con respecto a la primera escritura, podríamos decir que es una poesía de
denuncia, estructurada en versos cortos que realizan un juego sonoro. Se habla
de un sistema injusto que todo lo ve y lo regula, donde se privan otros derechos
más allá de la libertad ambulatoria, como la vestimenta y la forma de hablar. Si
prestamos atención al lenguaje podemos ver una lengua misturada: por un
lado, está plagado de una jerga jurídico penal (“adaptarse”, “regresar a la
sociedad”) y por otro de frases hechas (“los sueños se cumplen en libertad”,
“caminas sobre un hilo”, “llénate de valor”)
En la segunda escritura encontramos un marco de poesía tradicional (cuatro
estrofas de cuatro versos cada una con rima consonante) cuyo tono es
paródico. Se vive la experiencia del encierro desde un lugar rutinario que roza
el sinsentido. En este caso, el lenguaje también está impregnado de una jerga,
pero ya no jurídica, sino tumbera, lunfarda: “la gorra”, “el lateral”, “las botas”,
“la calle”, “mi compa”.
(3) El haiku es un
género poético de
origen japonés. Se
escriben en tres
versos sin rima, de
5, 7 y 5 sílabas,
respectivamente.
Suelen
hacer
referencia
a
escenas de la
naturaleza o de la
vida cotidiana.
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Por último, en la tercera escritura encontramos un yo poético alternado, entre
la individualidad del yo y la colectividad de un nosotras que atraviesan la
misma experiencia. Se hace hincapié en quienes están afuera y qué
representan: la visita, los hijos.
Para finalizar, podemos decir que, mucha de la información recogida en este
espacio fue gracias a las sostenidas conversaciones de carácter íntimo y
personal que tuvieron lugar en el marco de los encuentros. Siguiendo a
Rockwell, “Trabajar con la subjetividad, establecer las relaciones en el campo y
registrar esa experiencia involucra necesariamente una dimensión subjetiva”
(Rockwell, 2009, p.49).
Así, las participantes definían al espacio como un lugar donde podían
“expresarse sin miedos y sin vergüenza”, donde compartían vivencias similares
asociadas a la experiencia del encierro, pero también a la maternidad y,
sobretodo, a la maternidad negada dada la privación de libertad ambulatoria y
la dificultad de quienes están a cargo de llevarlos/as al espacio de visita.
Manifestaron que los encuentros les habían resultado “entretenidos” y
“liberadores” porque habían podido disfrutar “olvidándose por un rato de su
condición” como por poder expresar mediante la palabra escrita distintas
emociones y sensaciones difíciles de enunciar por otras vías. Caracterizaron al
taller como “interesante” por haberles proporcionado nuevos conocimientos
asociados a la Literatura y “motivador” porque, en algunos casos, hacía tiempo
que no leían y escribían y tanto volver a leer, como gozar de una biblioteca
nueva con ejemplares de libros que no conocían, las motivaba a volver a
encontrarse con la Literatura.
Segundo registro: U.P n°1, Olmos.
Continuando con nuestro análisis, durante los meses de Julio y Agosto del año
2018 se trabajó con el programa “Mediadores del Conocimiento” en la U.P n° 1
de Olmos. La misma está ubicada en la Av. 197 y 52 en la localidad de Lisandro
Olmos (partido de La Plata). Data de 1939 y es uno de los penales provinciales
de Régimen Cerrado-Máxima Seguridad con mayor población carcelaria,
actualmente
cuenta
con
2.600
internos.
El taller se llevó adelante en un grupo que aunó cuarenta estudiantes varones,
provenientes a su vez de dos grupos diferenciados. Por un lado, estudiantes del
Centro Universitario de Olmos quienes se encuentran cursando las carreras de
Historia, Sociología, Derecho y Periodismo y Comunicación Social
dependientes de la UNLP (Universidad Nacional de La Plata) y, por otro lado,
veinte estudiantes provenientes de los pabellones especiales de jóvenesadultos para varones de entre 18 y 23 años, quienes en su mayoría se
encontraban cursando sus estudios secundarios al interior de la Unidad.
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Cabe destacar, que el Centro Universitario es un espacio en el cual los
estudiantes autorizados para estar allí gozan de mayores libertades, por
momentos hasta podría decirse que no pareciera estar en una prisión: hay
bancos y mesas en buen estado, el salón en el cual se dicta el taller tiene una
computadora a la cual los estudiantes tienen acceso, pueden hacer uso de un
pequeño espacio de cocina en el cual calientan agua para el mate, entre otros
“beneficios”.
Los primeros dos encuentros fueron dictados únicamente con la población
corriente del Centro Universitario y luego, por decisión de las autoridades de
la Unidad, incorporaron a los estudiantes “jóvenes-adultos”, quienes se
adaptaron a la dinámica del taller, pero no por ello dejaron de modificarla. Con
esto quiero resaltar que, los estudiantes universitarios poseen cercanía con la
palabra escrita, con la modalidad de plenario e inclusive con ciertas clases
“teóricas” como se dice en la jerga universitaria.
Para ellos, asistir al taller significaba una instancia más de práctica de lectura y
escritura, de posibilidad de aprehender conocimientos a relacionar con los que
ya poseen o están incorporando en sus carreras (por ejemplo, a pedido de los
estudiantes de Periodismo y Comunicación Social trabajamos con crónicas
para ensayar el estilo de escritura que mistura periodismo y literatura).
Mientras que para los jóvenes asistir al taller significaba, por un lado, salir del
pabellón al que se encuentran confinados la mayor parte del día ya que a
muchos de ellos no les otorgan el beneficio de trabajar al interior de la Unidad;
les propiciaba la oportunidad de conocer otros compañeros o de encontrarse
con aquellos que sólo ven en el horario de clase y hacer una actividad de tipo
“recreativa”. A lo largo de los encuentros, manifestaron que el taller les gustaba
porque “los hacía leer y escribir”, porque “podían expresarse”, porque se
“distraían de la rutina”. Con su incorporación se duplicó el número de
estudiantes en un salón que quedó pequeño y apretado; los tiempos de habla y
escucha se modificaron y llenaron el silencio del aula con burlas, griterías y
aplausos después de que algún compañero leyera en voz alta alguna
producción literaria fruto de las consignas de producción de escritura.
Durante los primeros encuentros se trabajó con géneros narrativos (cuentos
cortos, crónicas, fragmentos de novelas) y luego trabajamos con poesía
centrándonos en tres subgéneros cuya selección fue surgiendo en los mismos
talleres.
Por un lado, trabajamos con poetas argentinos agrupados en la llamada “poesía
de los 90”, resaltando como rasgos característicos de sus producciones que la
mayoría están escritas en verso libre y relatan situaciones comunes, mundanas,
cotidianas. Luego leímos poemas de los llamados “poetas malditos” en relación
con ciertas poesías más actuales que podrían denominarse “poesías políticas”
o “de denuncia social”. Las relaciones entre estas últimas dos se dieron sobre
todo por la construcción del escenario de estos poemas: las ciudades modernas,
los cambios que suscita el progreso, las desigualdades sociales.
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Leemos algunas consignas y sus producciones:
>> Escribir un poema breve en el cual se hable de alguna situación
cotidiana.
El tiempo pasa y la gente cambia
mientras esas personas que alguna vez
dijeron ser amigas. Se olvidan de uno
una vez estando encerrado por mis errores
si supieran que extraño esos momentos
lindos con mi familia. Y si muriera mañana
les diría que me perdonen y que he cambiado.
(Mauricio, Jóvenes-Adultos)
>> Escribir un poema en el cual se “denuncie” una situación o estado de
cosas que se creen injustas, desiguales, problemáticas en la sociedad
actual.
Te encierran en una sociedad difícil para vivir, te encierran en un
mundo donde la falsedad y la mentira se usa mucho. Te encierran en
un penal en un instituto sin que tu vida balga nada. Te encierran en
necesidades en la cual uno no sabe como actuar y hace locuras. Pero
todo tiene salida eso si hay que pensar bien para que no nos
encierren de por vida.
(Agustín, Jóvenes-Adultos)
>> Escribir un poema que respete la estructura de la “poesía
tradicional” (estrofas, rimas, versos) como vimos en el poema “Todavía”
de Mario Benedetti.
a)
…. ¿título?
Frio, mucho por las noches
del vil otoño, del cruel invierno
agobiante durante el día
de la primavera ventosa
del desolador verano
Vienen de todos lados
de sus puntos cardinales
a pagar sus supuestas deudas
que una sociedad corrupta
de una democracia enferma
Entre rejas y candados
de pabellones con celdas
conviviendo entre la sarna
las chinches, la humedad
la basura y otras pestes
Tiene que salir un ser humano
a convivir en esa selva
prolijo, correcto y educado
esperando ayudas y respuestas
de un sistema que no tiene sentencias
ni abreviados ni otras penas.
(Martin, Centro Universitario)
b)
Aún no se que hago todavía
viviendo esta vida tan vacia
sabiendo que esta historia
conocía
Todavía mi mente esta,
vacia, sintiendo tan lejos
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la alegría, preguntando,
cuanto ha de faltarme
todavía
(Juan Centro Universitario)
c)
Todavía respiramos, pensamos y sentimos.
Aunque todavía a la sociedad no volvamos
Faltándonos tiempo todavía para regresar.
Seguimos todavía luchando para lograrlo
Con la esperanza de que todavía nos están esperando
Sabiendo que todavía nos siguen etiquetando.
(Carmelo, Centro Universitario)
Con respecto a la escritura suscitada por la primera consigna, podemos ver
cómo la “situación cotidiana” se retoma directamente en una vivencia personal.
El poema comienza escrito en una tercera persona, para dar paso a una primera
persona, podríamos decir, más distanciada: “se olvidan de uno”, para
inmediatamente pasar a un yo autorreferencial: “mis errores”.
Los poemas que habíamos leído en clase hablaban de situaciones mundanas de
las ciudades actuales, de objetos, de paisajes. Aquí la situación cotidiana
inmediata – que se repite en todos los estudiantes – es el encierro, la espera, la
ansiada libertad.
Continuando con la segunda consigna, cabe destacar que se enmarcó en los
encuentros destinados a la poesía de denuncia. Los temas que se repitieron en
las producciones fueron principalmente el encierro – y el sinsentido del mismo
en términos de lo que produce en quienes lo viven - pero también las
desigualdades sociales y la injusticia que traen aparejados el sistema capitalista
y la sociedad actual, la pobreza, el anonimato y falta de interés por los otros en
las grandes ciudades.
Recordemos que varios de ellos son estudiantes de carreras universitarias del
área de sociales y muchos de los conceptos que están estudiando son traídos a
las clases y por consiguiente a sus escrituras. En este sentido, seguimos a
Cuesta (2013) en considerar que la literatura, reconocida en sus diversos
espacios de estudio, como la escuela y los talleres literarios, puede ser puesta a
dialogar con una teoría general de los discursos. Por último, en cuanto a la
tercera consigna, contextualizamos que uno de los encuentros se centró en ver
particularidades de ciertas “estructuras” y luego debían continuar el esquema
o escribir un poema a partir de alguna de ellas.
Cuando trabajamos con poesía, las tareas de continuar los versos, de copiar la
estructura cambiando el contenido o de mezclar fragmentos de distintos
poemas y reordenarlos e intervenirlos, son consignas que motorizan la
escritura, pero principalmente animan a aquellos estudiantes que manifiestan
más trabas o timidez a la hora de escribir literatura desde la “página en blanco”
(4) Dicho esto, podemos ver cómo, frente a un mismo poema tomado como
referencia - el cual habla, a grandes rasgos, de la espera de un amor - los
estudiantes tomaron la estructura para hablar del sistema carcelario, de lo que
se espera de este en cuanto institución, de lo que significa ante los ojos de los
(4) Reconocemos la
tipificación de consignas
de
escritura
como
creativas y de invención,
enmarcada en algunas
discusiones
desde
desarrollos
de
la
didáctica de la literatura.
No obstante, en el
presente trabajo de
campo se trabajó con
consignas
que
responden a una larga
tradición en la disciplina
escolar (Cuesta, 2016) y
que se mantienen en sus
realizaciones a través de
distintas
asignaturas,
cuyos nombres vienen
variando
según
la
política curricular del
momento,
hoy
las
materias
se
llaman
Prácticas del Lenguaje y
Literatura.
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de afuera. También resulta interesante ver como los autores del segundo y
tercer poema utilizaron la palabra “todavía” como puntapié para hablar de la
espera, pero ya no de la persona amada, sino de la salida en libertad.
Tercer registro: Centro Cerrado Almafuerte y Centro
Cerrado Eva Perón.
(5) La cantidad de
estudiantes
que
asisten a clase varía
constantemente
ya
que los sujetos son
sometidos a traslados
con
frecuencia.
Asimismo, para la
asistencia a clase
intervienen
otros
factores,
como
el
“engome”, práctica que
consiste en encerrar a
los sujetos en sus
celdas como medida de
sanción disciplinar –
por lo cual no pueden
asistir a la escuela -, en
otras ocasiones el
horario escolar se
superpone con otras
actividades como ir de
comparendo
(comparecer ante el
juez) o tener cita con
la/el psicóloga/o
(6) Para una mayor
profundidad en este
tema,
ver
la
investigación
de
Mariano Dubin (2011)
quien analiza cómo las
narraciones de niños y
jóvenes de barrios
periféricos de la ciudad
de La Plata retoman
temas
de
relatos
tradicionales de la
cultura de sus mayores
(en particular el uso de
seres sobrenaturales)
y los reformulan en
nuevos contextos de
producción.
Por otro lado, se busca ver qué significaciones poseen las prácticas de lectura y
escritura y cómo aparece representada la experiencia del encierro para los
jóvenes menores de edad recluidos en instituciones de encierro punitivo en el
contexto de educación formal. Para ello, se seleccionaron dos casos de estudio:
el Centro Cerrado Almafuerte, ubicado en el barrio Romero y el Centro Cerrado
Eva Perón, dentro del Complejo Villa Nueva Esperanza en Abasto.
Dichos jóvenes residentes de barrios periféricos de ciudades de la Provincia de
Buenos Aires, y de su conurbano, asisten, por ser menores de edad y
encontrarse bajo tutela del Estado, a la Escuela Secundaria n° 40 dentro de los
mismos centros en los que permanecen.
Los Centros Cerrados – anteriormente llamados Institutos de Menores - son
definidos como establecimientos de régimen cerrado, para el cumplimiento de
medidas privativas de la libertad ordenadas por la Justicia en el marco de un
proceso penal; destinados a alojar a población masculina y femenina “hasta 18
años, como límite de ingreso al programa” (Resolución N°172/07)
Durante un período sostenido en el tiempo, aproximadamente un ciclo lectivo
completo, se registró el cotidiano escolar al interior de la asignatura Prácticas
del Lenguaje en dos “pluriaños” es decir, cursos que aúnan estudiantes de 1ro,
2do y 3er año, uno en el CC Almafuerte, de 20 estudiantes aproximadamente y
el otro en el CC Eva Perón, de 25 estudiantes aproximadamente (5).
Dicho esto, analizaremos algunas consignas de escritura y su desarrollo por
parte de los estudiantes con el objetivo de ver cómo está representado el
encierro en ellas.
Uno de los temas centrales del Diseño Curricular de Primer año lo constituyen
los Mitos y Leyendas, “la cosmovisión mítica”. Los textos seleccionados para
trabajar este tema fueron, por un lado, de mitología griega y, por otro, leyendas
tradicionales latinoamericanas.
Cabe destacar que muchos de los estudiantes afirmaron la existencia empírica
de los seres sobrenaturales que protagonizan algunas de estas leyendas, como
el Gauchito Gil, El Hombre Gato o el Lobizón. La fuente de estos relatos era en
su mayoría oral, y provenía de alguna persona cercana quien había contado la
historia en primera persona como criterio de verdad; asociado a una
experiencia vivida (6).
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Consigna >> Reelaborar un mito o leyenda popular que conozcas. Podes
situar al personaje en otro tiempo y espacio.
1) todo enpeso cuando paso una semana de que ingrece cuando estoi asiendo sueno
en la piesa se me aparese el gaucho como ayer cuando estaba acostado me
aparesio en la ventana y ablavamos y me desia que me quede tranquilo y que ya
voi a salir y cuando me desperte el estaba al lado mio y me toco la frente y me
volvi a dormir y luego me levante bien.
Fin
(Facundo, 16 anos. C.C Eva Peron)
2) anoche en el predio de lp-abasto, yo iba a tirar la basura y iba fumando un cigarro
cuando de repente aparecio el chupacabras, agarro un perro y empezaron a
pelear y el perro quebro en el primer round. El chupacabras le saco las 2 patas y
despues vino otro perrito que se llama Facundo era muy grande y el chupacabra
le gano igual. Despues se termino la pelea, sali corriendo despues de ver todo el
round y ahi aparecio el Pomberito. Yo estaba en el medio del predio donde esta
el Copa. El Pomberito me pidio un cigarro pero yo no tenia, le dije q me espere
que iba a pedir uno y le traigo. Y me puse a tomar un vino con el pomberito y
quede medio escavio y volvi al Eva Peron a dormir.
(Maxi C., 15 anos. C.C. Eva Peron)
3) estaba en la pieza en el pabellon y de rrepente por la ventana se me aparecio la
mujer del vestido blanco y de inmediato empece a patear puerta hasta que vino
el maestro y la ven y rapidamente salieron a atraparla.
(Maxi A., 16 anos, C.C Almafuerte)
4) habia una vez un chupacabra que mataba gente y un dia en la gardel estabamos
con mis amigos fumando nevado en la casita nueva aparecio el chupacabras y
nos empezo a correr a mi y a mis amigos. Lautaro se quedo atras, yo iba un poco
mas adelante que el. Lo mato primero a el, lo mordio y le saco el corazon.
Despues se tiro encima mio pero apareciste vos y le diste un palazo y me salvaste
y nos fuimos juntos. El chupacabras quedo tirado, la policia vino a buscarte por
que cometiste un homicidio y yo me hice cargo del crimen y por eso estoy aca
(Kevin, 16 anos. C.C Almafuerte – Tutoría) (7)
(7) Las tutorías son
espacios
de
clase
destinados a alumnos que
son separados del grupo
general
por
diversos
motivos.
Algunos
se
encuentran alojados en el
pabello n de enfermería por
alguna lesio n, otros son
alumnos
considerados
“conflictivos”.
Generalmente
estos
estudiantes tienen alguna
“pica” con otro alumno y no
se los puede juntar en una
misma clase o son alumnos
que
requieren
mayor
atencion y dedicacion por
parte de los docentes. En el
caso de Kevin, no podía
escribir ya que tenía el
brazo
derecho
eventualmente inutilizado
por una herida de bala por
lo que se resolvían las
consignas de escritura
mediante
“escritura
delegada”, es decir, el
dictaba y un companero o
el/la docente de la clase,
copiaba sus palabras.
Como se dijo anteriormente, si bien algunos de los alumnos aseguran la
existencia de seres sobrenaturales asociados a la religiosidad popular informacion recogida gracias a la experiencia sostenida en el campo de estudio
- , a la hora de resolver ciertas consignas de escritura, en algunas de ellas tanto
los personajes como la figuracion del encierro aparecen parodiados: se toma la
dimension autobiografica – elemento característico de las leyendas, como voz
autorizada que asegura la veracidad del relato – pero se la pone a jugar con la
parodia: se sale a tirar la basura y se termina compartiendo un vino con El
Pomberito, los “maestros” (guardia carceles) salen a buscar a La Llorona por
los pasillos del Almafuerte o se asume ser el asesino del Chupacabras para
salvar a alguien mas de ir a prision, a modo de heroe de la historia.
En otra ocasion, en el C.C Eva Peron, se realizaron distintas consignas que
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tendían a la identificacion de las clases de narradores. Como la identificacion
del narrador en segunda persona causaba un poco mas de complicacion, se
trabajo en una clase con un fragmento del Capítulo 1 del texto Si una noche de
invierno un viajero de Ítalo Calvino. Repasemos rapidamente que el texto
comienza con una voz que se dirige al lector, en segunda persona, imaginando
como este ha de manejarse al comprar “la nueva novela de Ítalo Calvino”; le da
ciertas ordenes, o consejos de como debe acomodarse para leer, a que le debe
prestar atencion, etc.
Luego de leer en conjunto el texto haciendo algunos altos para discutir zonas
oscuras del mismo y conversar sobre su mecanismo de construccion, se paso a
realizar un cuestionario, cuya ultima consigna era de tipo produccion de
escritura.
>> Escribir en segunda persona una carta o un mensaje dirigido a alguien en el
cual le des ordenes/consejos en modo imperativo sobre algún tema o acción
particular a desarrollar.
Algunas resoluciones:
1) Alejandra mañana tenes que ir al instituto eva peron a dar clases de matematica,
llega puntual y tene corto a los alumnos y despues anda a instituto el copa y da
clase de gimnasia y hase que hagan acdominales y llega puntual a las 1 una te
quiero aca puntual por que si no te boy a echar.
(Lautaro, 17 años C.C Eva Perón)
2) Hola Clau, escuchame yo estoy aca en el eva afuera quedo Firulai. sacalo a pasear
y si tenes plata comprale Doggy y compartanlon. no se peleen que yo ya llego y
los mando a la cucha a los dos.
un abrazo pa los rrope. M (Maxi, 16 años)
3) ¿como andas Tofo? queria decirte que no me agradas para nada y que te vayas
acostumbrando a todos los berretines que hay en el instituto. Compra cigarro
para los pibes porque sino vas a marchar al otro lado de 520. marcharas tanto
que no te daras una idea de cuanto vas a marchar.
(Alan, 15 años)
4) Escuchame Juancito hoy no voy a trabajar, cubrime. desarmame la tarima que te
deje. acomoda los elementos en el lugar que van, deje unas macdalenas comelas
y tomate un descanso y despues volve a trabajar denuevo.
(Ezequiel, 17 años)
Podemos ver cómo en las presentes resoluciones el encierro aparece como algo
coyuntural, un espacio en el que está se vive, se estudia, se trabaja, se transita.
Es el primer referente contextual en el que se piensa a la hora de resolver una
consigna de escritura que se figura como obligatoria para la aprobación de una
asignatura, también obligatoria. Si bien estamos oscilando entre textos que se
escriben desde un yo autorreferencial, y su ficcionalización, la dimensión del
encierro no aparece como algo doloroso o traumático sino como algo
coyuntural, como un espacio de apropiación ya que se puede parodiar:
“Alejandra” hace mención a Alejandro, un compañero de clase – y de encierro
– un chiste típico entre varones jóvenes es el burlarse con la sexualidad; “Clau”
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remite a Claudio, el preceptor del curso, quien está presente en las clases, y a
quien en este caso se le pide que comparta el alimento del perro, colocándolo
en el lugar de tal; “Tofo” hace referencia a uno de los maestros encargados del
orden y el control al interior del Centro, quienes a veces convidan cigarrillos a
los jóvenes, “la 520” es la calle donde está emplazado el Complejo Villa Nueva
Esperanza, “Juancito” es otro compañero, “las tarimas” son los materiales con
los que los jóvenes trabajan, armando y desarmando pallets de madera.
Mariano Dubin (2016) se pregunta acerca de la existencia de una dualidad
entre ciertos modos y usos de una cultura oficial y modos y usos de una cultura
no oficial. Dualidad que relaciona con las distinciones que Elsie Rockwell
establece entre historia documentada y no documentada (Ezpeleta y Rockwell,
1983; Rockwell, 2011), donde la historia no documentada da cuenta de la
cotidianidad, de los sujetos sociales concretos que comparten el aula y las
prácticas docentes efectivas.
A partir de estas nociones, Dubin establece que:
“las lecturas paródicas dan cuenta de parte de esa historia no documentada. Una
cotidianidad escolar que muestra lecturas literarias donde el cuerpo, el humor,
la parodia, ocupan un lugar predominante.” (Dubin, 2016, p.84)
Relevamos esta operación paródica en el hecho de incluir en los textos
personas que forman parte de la vida cotidiana de los sujetos, conocidos por
todos y, por ende, parte de un código de grupo. Entendemos entonces que el
uso de la parodia no tiene como finalidad burlar al otro, sino burlar al género
en sí mismo, al relato legitimado. Leemos en Dubin:
La parodia, por tanto, funciona, principalmente, como un desplazamiento de las
normas estéticas hegemónicas y la irrupción de una lectura subalterna; el humor
operaría como un recurso que borra las jerarquías, pero, también, como una
concepción del mundo desacralizada, no solemne, que relativiza las verdades
eternas, inmutables y únicas. (Ídem, p. 88)
Para finalizar, podríamos decir que, en las escrituras analizadas, además de
burlar relatos legitimados, se burla a la institución tanto académica como
penal. Los estudiantes se permiten introducir la dimensión del encierro en un
juego paródico y burlarse de ella.
Conclusiones
Seguimos a Salvini (2008) en afirmar que estas escrituras y lecturas:
“están inevitablemente cruzadas, atravesadas y contenidas por el espacio que no deja
de ser la prisión. Así las palabras que adquieren significado son las que nombran lo
vivencial y las narraciones que permiten mayor expresividad son las que de algún
modo están emparentadas con la problemática del encierro.” (Salvini, 2008, p.10).
Por lo tanto, resulta esperable que, frente a consignas de producción de
escritura a propósito de textos literarios, irrumpan manifestaciones
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autorreferenciales, porque creemos que las y los estudiantes no leen y escriben
desde la nada, sino que, por el contrario, escriben a partir de sus saberes, de los
discursos sociales que los rodean y de sus experiencias de vida. En suma,
ingresa todo un universo de subjetividades.
De cualquier forma, los modos en los cuales la dimensión del encierro ingresa
a las escrituras, así como el valor que adquieren las prácticas de lectura y
escritura al interior de las instituciones, difiere en los espacios analizados de
educación formal y no formal. Podríamos decir, en síntesis, que para los y las
adultos/as, las prácticas literarias desarrolladas en espacios de modalidad
taller tienen un carácter “liberador”, “recreativo”, a la vez que son perfiladas
como una oportunidad para apropiarse de nuevos conocimientos, y
encontrarse o reencontrarse con la lectura de textos literarios.
Por otro lado, el espacio en sí mismo de taller es visto como un beneficio que
podría ayudarlas/os para gozar de mayor estímulo educativo y, eventualmente,
una reducción de condena. Mientras que para los jóvenes recluidos en los
centros cerrados no deja de ser una práctica obligatoria, requisito para la
aprobación de una asignatura escolar enmarcada en la educación formal. No
obstante, si bien las consignas de escritura de textos literarios son obligatorias,
podemos inferir que son tomadas por los estudiantes como consignas de
carácter más “relajado”, donde pueden hacer ingresar sus voces, sus ideas y
pensamientos, tomando la experiencia cotidiana del encierro de manera
paródica y coyuntural.
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Salvini, Gabriela. “Prácticas de lectura y escritura en situaciones de encierro”.
Ponencia leída en el VIII Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos
Humanos, CABA. 19 a 22 de Noviembre de 2008.
A cerca de la autora
Luciana Daniela Morini. Profesora en Letras (FaHCE-UNLP), se desempeña
como profesora de la materia Alfabetización en la UNIPE (Universidad
Pedagógica Nacional) y docente en distintas escuelas públicas de la ciudad de
La Plata. Es integrante del GESEC (Grupo de Estudios sobre Educación en
Cárceles) y recientemente ha trabajado como tallerista en el programa
Mediadores del Conocimiento y como facilitadora en el COPRET (Consejo
Provincial de Educación y Trabajo) en diferentes contextos de encierro
punitivo. A su vez, es integrante de equipos de investigación en torno a la
enseñanza de la lengua y la literatura cuyos lugares de trabajo son el Centro de
Estudios e Investigaciones Linguísticas - FaHCE; UNLP y el Departamento de
Humanidades y Artes – UNIPE.
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Curriculum y cárcel. La potencia del arte
como plataforma de encuentro y
reconfiguración de las identidades.
Gutiérrez Gallardo Nadia Patricia
Fecha de recepción
Reception date
28/06/19
Maestranda en Ciencias Sociales con orientación en Educación de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, sede argentina).
[email protected]
Fecha de aceptación
Date of acceptance
18/08/2019
Pérez Camila
Becaria Doctoral CONICET en Instituto de Altos Estudios Sociales
(IDAES/UNSAM).
[email protected]
Resumen
En este artículo nos proponemos reflexionar acerca de las posiciones existentes
respecto de la formulación y el desarrollo de un diseño curricular específico
para la educación en contextos de encierro punitivo.
Inicialmente presentaremos una reconstrucción breve del desarrollo de la
educación en contextos de encierro en América Latina en general y en
Argentina en particular durante los últimos veinte años. Posteriormente,
basándonos en algunos postulados teóricos fundamentaremos nuestra
posición respecto de la necesidad de desarrollar un currículum específico para
este contexto.
Luego desarrollaremos los motivos por los cuáles esta propuesta debería
contemplar la potencialidad de las herramientas artístico-culturales como
recursos teóricos y metodológicos del quehacer pedagógico.
Por último, presentaremos a modo de conclusión, nuevas inquietudes que nos
permitan continuar reflexionando acerca de la educación en contextos de
encierro punitivo como política educativa y en torno a sus sentidos, sus
desafíos, los modos posibles de enseñanza y sus posibilidades de constituirse
como un espacio de reducción de daños y de construcción de dignidad.
Palabras claves: Educación - Cárceles - Currículum - Arte
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Abstract
In this article we propose to reflect on the existing positions regarding the
formulation and development of a specific curricular design for education in
contexts of punitive confinement.
Initially we will present a brief reconstruction of the development of prison
education in Latin America in general and in Argentina in particular during the
last twenty years. Subsequently, based on some theoretical postulates, we will
base our position on the need to develop a specific curriculum for this context.
Then we will develop the reasons why this proposal should contemplate the
potential of the artistic-cultural tools as theoretical and methodological
resources of the pedagogical task.
Finally, we will present new concerns that allow us to continue reflecting about
education in contexts of punitive confinement as an educational policy and
around its senses, its challenges, the possible ways of teaching and its
possibilities to be constituted as a space for harm reduction and of construction
of dignity.
Keywords: Education - Prisons - Curriculum - Art
Referencia para citar este artículo:
Gutiérrez Gallardo, N. P. y Pérez, C. (2019) Curriculum y cárcel. la potencia del
arte como plataforma de encuentro y reconfiguración de las identidades. Revista
Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 40-53
Introducción
Con el surgimiento de los Estados Nacionales, y con ello la constitución de los
sistemas educativos, la educación ha quedado, en gran medida supeditada a los
intereses de los primeros. Como consecuencia, quiénes consideramos que la
educación democrática debería ser un proceso que posibilite la reconstrucción
y ampliación de las experiencias y que permita el intercambio de intereses
compartidos, nos encontramos resistiendo posiciones pedagógicas
hegemónicas que sostienen “prácticas bancarias” (es decir que pretenden
“depositar” en las mentes vacías de los alumnos bloques de conocimientos) y
que utilizan el currículum como uno de sus instrumentos de regulación (eficaz
y útil al “progreso”). La pregunta, entonces, sería ¿Para qué mundo está
formando la escuela hoy? ¿Qué cosmovisión está representada en la selección
literaria que propone la escuela?
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(1)
En relación a los
procesos de exclusión nos
referimos principalmente
a los sujetos privados de
su libertad que son
jóvenes menores de 35
años, pobres, presentan
causas
delictivas
asociadas a robo o delitos
contra la propiedad y que
de acuerdo al último
Informe publicado por la
SNEEP (Sistema Nacional
de
Estadística
sobre
Ejecución de la Pena), en
octubre
del
2018,
representan a más del
60% de la población
carcelaria en Argentina.
Consideramos que parte
de la complejidad de la
educación en contextos de
encierro se vincula a la
diversidad de trayectorias
delictivas que conviven
intramuros y a los modos
de gestión de esta
diversidad en el gobierno
de las cárceles). Para
ampliar
este
punto
recomendamos la lectura
de Ángel (2015)
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Al trasladar estos cuestionamientos a la educación en contextos de encierro, la
situación se vuelve más compleja porque estamos hablando de una institución
que, por medio del encierro y el castigo, degrada y despersonaliza a las
personas privadas de libertad, por lo tanto: ¿La educación en general y los
contenidos curriculares en particular deberían de ser los mismos dentro de la
cárcel que fuera de ella? ¿Para qué se enseña/aprende dentro de la cárcel?
La hipótesis que se propone en este artículo es que la educación y,
específicamente, lo que se enseña en contextos de encierro punitivo no puede
ser idéntico a lo impartido en las escuelas extramuros ya que, como lo señala
Freire, no se puede enseñar sin conocer el contexto en el que se desarrolla la
vida cotidiana de los estudiantes e indudablemente la cárcel resulta un
contexto particular que produce sujetos profundamente oprimidos.
En términos ideales el espacio educativo intramuros debería contar con el
potencial para posibilitar “otras” interacciones que lleven a la construcción de
“otras” versiones del mundo y de los sujetos mismos.
Debería facilitar, por medio de una “enseñanza crítica” (Freire, 2004), el
desarrollo de un pensamiento reflexivo que permita a los estudiantes que se
encuentran privados de su libertad ambulatoria desnaturalizar la injusticia, la
violencia y los procesos de exclusión que atravesaron sus trayectorias de vida
(1) y a construir un proyecto de vida distinto.
En función de nuestro propio recorrido de formación, investigación y militancia
acerca de la educación en contextos de encierro punitivo creemos que un
currículum que incluya, entre otras, las actividades artístico-culturales como
herramientas pedagógicas y como recursos metodológicos transversales al
curriculum entero - y no sólo como parte de una asignatura o como un
contenido más dentro de una asignatura - cuenta con cierto potencial necesario
para esto. Sostenemos que este tipo de actividades no sólo facilitan la
enseñanza de múltiples disciplinas, además promueven el pensamiento crítico
y posibilitan la reconfiguración de las identidades.
Si bien, la educación en contextos de encierro punitivo es un tema que desde
hace poco más de una década comenzó a tomar fuerza en Latinoamérica, es
Argentina el país que desde el 2006, con la implementación y el reconocimiento
de su programa de educación en contextos de encierro como una de las
modalidades del sistema educativo en la Ley 26.206, tomó la delantera en lo
que respecta a políticas educativas para estos contextos.
Por esta razón, en el presente trabajo haremos foco en este país, pues el gran
avance que ha logrado gracias a sus políticas públicas ha abierto la reflexión y
el debate en torno a qué y cómo enseñar dentro de las prisiones; discusiones
que hasta el día de hoy no se encuentran resueltas.
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En relación al debate específico respecto al currículum se pueden identificar
dos posiciones opuestas: hay quienes consideran que el curriculum debe de ser
el mismo intra y extramuros de modo que los estudiantes que salgan en
libertad puedan continuar con sus estudios en el medio libre y quienes
consideran que es necesario diseñar un currículum específico para la
educación en cárceles que atienda las características particulares de este
contexto.
El texto se encuentra organizado en cuatro apartados. En el primero se describe
brevemente el estado de la educación en contextos de encierro en
Latinoamérica en general y en Argentina en particular, haciendo, para este
último, una descripción de la implementación del programa de educación en
contextos de encierro como una de las modalidades del sistema educativo. En
el segundo apartado se argumenta por qué es necesario diseñar un currículum
específico para la educación en contextos de encierro. En el tercero se explica
por qué este diseño debería contemplar la potencialidad de las herramientas
artístico-culturales como recursos teóricos y metodológicos del quehacer
pedagógico. Finalmente, se presentan, a manera de conclusión, nuevas
preguntas para continuar reflexionando en torno a la educación en contextos
de encierro punitivo como política educativa y en torno a los sentidos respecto
del para qué y el cómo enseñar en cárceles.
Nociones teóricas
La educación en contextos de encierro punitivo: América
Latina y Argentina
(2) De acuerdo con
Wacquant (2010), el
primer país en aplicar
dicha política fue México
en agosto de 1998.
Argentina la implementó
en septiembre del mismo
año y Brasil en enero de
1999. La política de
Tolerancia cero fue creada
como una política de
limpieza del espacio
público
ante
la
inseguridad
urbana
(Wacquant, 2010, p. 17), y
una de sus más grandes
consecuencias fue el
endurecimiento de las
penas en la mayoría de los
códigos penales de los
países de América Latina.
Sin embargo, el autor
señala que el concepto de
tolerancia cero no implica
la aplicación de todas las
leyes,
sino
una
“intolerancia selectiva”
basada en la imposición
discriminatoria, de ciertas
leyes,
sobre
ciertas
personas
y
ciertos
sectores poblacionales.
De acuerdo con Dussel (2014), se deben de considerar los cambios políticos en
América Latina que llevan o han llevado a nuevas organizaciones de la cultura
y la política. No cabe duda que los noventa han sido, para Latinoamérica, un
periodo de grandes cambios en todos los ámbitos de la vida. En el ámbito penal,
las reformas neoliberales hicieron su entrada con la implementación de las
políticas de Tolerancia cero (2). Creadas en Nueva York y exportadas a América
Latina finalizando los noventa, dieron lugar a que algunos Estados y
sectores sociales avanzaran en la criminalización de la pobreza. Según
Wacquant (2010), esta fue la respuesta de los Estados neoliberales a las
condiciones de pobreza extrema en las que vivía un amplio sector de la
población conformado por quienes quedaban al margen de los mercados
laborales.
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Siguiendo al autor, la “preocupación” que demostraron los Estados por las
consecuencias y no por las causas de la criminalidad ha justificado el
encarcelamiento masivo y el hacinamiento extremo en las prisiones,
principalmente en América Latina (3).
Fueron, entonces, estas terribles consecuencias las que hicieron visible, por un
lado, la falacia del objetivo “re-insertador/re-educador” de la prisión, y por
otro, la necesidad de buscar medidas alternativas al encierro punitivo que no
hace más que producir sujetos degradados y elevar los índices de violencia en
la sociedad (Segato, 2015, p.2).
En el ámbito educativo, las consecuencias de las reformas neoliberales - con las
que se abandonó el bienestar de las poblaciones como el principal objetivo de
las agendas políticas – hicieron visible la crisis de los sistemas educativos y el
fracaso de su objetivo de brindar una educación de calidad para todos. Como
una manera de compensar tal fracaso surgieron, a principios del siglo XXI
diversos proyectos socioeducativos que, de acuerdo con Giovine y Martignoni
(2014), fueron creados, para hacer frente a los efectos devastadores que trajo
consigo el proyecto neoliberal.
En este nuevo contexto sociopolítico, comienzan a surgir los programas de
educación en prisiones en Latinoamérica (o por lo menos, en el caso de algunos
países, ésta comienza a ser considerada en sus agendas gubernamentales).
Uno de los programas más representativos fue EUROsociAL (4).
Este programa decidió incluir la educación en contextos de encierro como uno
de sus ejes de trabajo y uno de sus más grandes logros fue la creación, con el
impulso del Ministerio de Educación de Brasil, de la primera Red
Latinoamericana de Educación en Contextos de Encierro (RedLECE).
Otro avance alcanzado gracias al apoyo del programa fue la consideración, por
parte de los gobiernos, de la educación en prisiones como una problemática
social urgente, según Rangel (2009, p.38) los gobiernos de la región han
reaccionado a la difícil situación que presentan algunos centros penitenciarios.
De este modo las prisiones en general y las propuestas generadas para atender
sus problemas ocuparon una importancia creciente en las agendas
gubernamentales de la región. Algunos ejemplos de las acciones realizadas por
los gobiernos fueron:
•
•
•
(3) De acuerdo con las
estadísticas
presentadas
por Pilar Calveiro (2012) en
su libro Violencias de
Estado, la tasa de población
carcelaria para Argentina
aumentó del 62% en 1992,
al 151% en el 2011, en
México del 98% al 200% y
en Brasil del 74% al 253%.
Los datos fueron tomados
de la base de datos del
International Centre for
Prison Studies (ICPS).
(4) El programa EUROsociAL
nació en el 2004 con el
objetivo de “fortalecer e
introducir
herramientas
innovadoras que ayuden a
las
autoridades
latinoamericanas
en
el
proceso de formulación,
implementación
y
evaluación
de
políticas
públicas tendientes a la
cohesión social.” (Rangel,
2009, p. 19). Para un análisis
detallado véase Rangel, H
(2009).
Mapa
regional
latinoamericano
sobre
educación en prisiones. Centro
Internacional de Estudios
Pedagógicos (CIEP)
El lanzamiento, por parte del gobierno de Brasil, del Programa Nacional de
Segurança Pública com Cidadania (Pronasci). Este Programa se proponía
articular políticas de seguridad y acciones sociales con el fin de atacar las
causas profundas de la violencia sin recurrir a políticas punitivas.
La modificación del marco institucional de las cárceles ecuatorianas con el
fin de contemplar proyectos educativos para la población penitenciaria.
La implementación en Colombia del Modelo Educativo para el Sistema
Penitenciario y Carcelario con un enfoque psicoeducativo.
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•
•
•
•
(5) El primer convenio de
Cooperación
Educativa
entre el Ministerio de
Educación y el Ministerio
de Justicia se firmó en el
año 2000 y luego fue
actualizado en el año 2006.
Allí (MECyT No 375/2006)
se señala que “Educación”
se encargaría de realizar
asistencias
y
capacitaciones
técnicas,
articular
la
cartera
educativa, promover la
cobertura de la oferta
educativa, favorecer el
ingreso,
permanencia,
continuidad y terminación
de los estudios y brindar
capacitación pedagógica al
personal penitenciario.
(6) La educación en las
prisiones nace como un
instrumento funcional a la
lógica correctiva que se
propone “curar” a los
presos y no considera el
respeto de los derechos y el
desarrollo
de
las
capacidades como los fines
fundamentales del proceso
de
enseñanza
aprendizaje.
(7) De acuerdo con
Frejtman y Herrera (2010),
durante los años noventa
las escuelas en estos
contextos
no
fueron
consideradas en las actas
correspondientes a la
transferencia
de
los
servicios educativos a las
provincias.
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La modernización del sistema penitenciario nacional en Panamá.
La designación de un ex recluso como nuevo director de las cárceles en
Bolivia. Esto sucedió con el fin de se pudieran “revertir las detenciones
preventivas y la dilación de la Justicia" de las que fue víctima” (2009: 38).
El interés que ha mostrado el gobierno de Uruguay por la situación y las
causas de las prisiones.
La Modalidad de educación en contextos de encierro implementada por
Argentina, país que “ha generado políticas públicas de envergadura […]”
(Rangel, 2009, p.38).
Como habíamos mencionado al inicio, Argentina puede considerarse un país
modelo en políticas públicas para la educación en contextos de encierro gracias
a la incorporación de ésta como una de las modalidades del sistema educativo
en la Ley Nacional de Educación 26.206.
Una de las principales modificaciones que supuso esta decisión fue que
deslindó de toda responsabilidad en el diseño, organización y desarrollo de
propuestas educativas al Ministerio de Justicia dejando en sus manos
únicamente los gastos operativos, la infraestructura y la administración (5). Al
quedar la educación en manos del Ministerio de Educación, se asumió la
contienda por sacarla de la lógica del tratamiento resocializador (6) y
presentarla como un derecho que permita instalar lógicas alternativas al
encierro, el castigo y la exclusión de las personas presas.
Otro aporte importante, es el reconocimiento de un espacio escolar y de un
sector de la población olvidado y completamente excluido dentro del discurso
de los Derechos Humanos, en donde el derecho a la educación se presenta como
la llave al conocimiento de otros derechos y posibilita el desarrollo integral y la
inclusión de las personas privadas de libertad.
En otras palabras, la modalidad de educación en contextos de encierro hizo
visible un territorio y una problemática que durante la década de 1990 había
quedado en el olvido (7) y con esto abrió el camino hacia la inclusión de las
personas privadas de libertad como sujetos de derecho y miembros de la
sociedad.
El proceso descripto para el caso de Argentina constituye un buen ejemplo de
acciones dirigidas a la inclusión, sin embargo pensar en políticas de educación
en contextos de encierro implica pensar en un escenario complejo atravesado
por la tensión permanente – que resulta de introducir una institución (la
escuela) dentro de otra (la cárcel) que parecen sostener dos lógicas
contrapuestas (la lógica del castigo y el disciplinamiento y la lógica de la
autonomía, la liberación y el desarrollo subjetivo). A partir de este diagnóstico:
¿Cuáles deben ser los sentidos de la educación en contextos de encierro?
¿Cuáles deben ser las funciones de la educación y la escuela dentro de la
prisión?. Son cuestionamientos que, debido a la complejidad del contexto,
deben de estar presentes en toda reflexión sobre la educación en cárceles como
política educativa.
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Un currículum específico para la educación en contextos
de encierro
Cómo se ha dicho, las políticas educativas que se crearon para garantizar el
derecho a la educación en contextos de encierro otorgaron visibilidad a la
cuestión carcelaria como un problema social y educativo. Centrándonos en lo
curricular, la modalidad, al abrir la reflexión sobre el qué, para qué y cómo
enseñar dentro de las cárceles, convirtió al curriculum en un texto público y
por consiguiente en objeto de debate (Dussel, 2014). Si bien, la discusión sobre
si el curriculum para educación en cárceles debe responder requerimientos
específicos aún no está resuelta, el que comience a hacerse pública puede
considerarse un gran paso en la lucha por garantizar una educación en
contextos de encierro punitivo efectiva, inclusiva y de calidad.
De acuerdo con Dussel (2014), la teoría curricular debería aportar otras formas
para pensar el texto curricular, formas, en este caso, que tomen en
consideración a una población que se encuentra completamente marginada,
degradada y excluida. En este sentido, dicha teoría no puede pasar por alto
estos debates.
De acuerdo con Gysling (2007), si bien el concepto de definiciones curriculares
para poblaciones específicas siempre ha sido controversial, un plan de
desarrollo curricular que busque ser democrático no puede dejar de lado
ciertas reflexiones ¿Debería el curriculum para la educación intramuros ser
idéntico al curriculum previsto para las escuelas extramuros? ¿Por qué habría
que diseñar un curriculum específico para esta población? ¿Acaso la situación
de extrema vulnerabilidad, mortificación (8) y despersonalización en la que se
encuentran las personas privadas de libertad no nos enfrenta a la necesidad de
diseñar un curriculum que les proporcione herramientas específicas para
sobrellevar la situación de opresión en la que se encuentran?
Gysling (2007) ilustra de forma clara la situación actual sobre el curriculum
para la escolaridad intramuros al expresar que la discusión sobre la necesidad
de realizar diseños curriculares para poblaciones específicas se encuentra
polarizada entre aquellos que consideran que:
(8) Al hablar de
mortificación
se
hace referencia al
concepto
mortificación del yo
de Goffman (2007),
quien lo utiliza para
describir
los
devastadores
efectos
que
provocan
las
instituciones
totales, como la
cárcel,
en
las
personas que se
encuentran
recluidas en ellas.
(9) Nos referimos
específicamente a las
escuelas que
se
encuentran ubicadas
en la Provincia de
Buenos Aires y que
dependen
del
Servicio
Penitenciario
Federal y aquellas
que son gestionadas
por
el
Servicio
Penitenciario
Federal.
“el Estado sólo debe de definir el núcleo común y dejar a los actores suficiente
espacio de libertad y flexibilidad para realizar adecuaciones locales”, y aquellos
que afirman que “el Estado debe de resguardar el derecho de todos a una
educación de calidad estableciendo un currículum específico que contenga
objetivos de aprendizaje relevantes para esa población” (2007, p.340).
En relación con estos dos posicionamientos, podríamos decir que, en la
actualidad, el currículum con el que se trabaja en las escuelas ubicadas en las
cárceles argentinas (9) se ubica en el primer polo, ya que sólo cuenta con un
núcleo común de contenidos mínimos (el mismo que se utiliza para la
educación de jóvenes y adultos extramuros en la Provincia de Buenos Aires)
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que cada docente adapta a su parecer y de acuerdo al Proyecto Pedagógico
Institucional que cada escuela formule. Si bien en términos ideales parece
conveniente este proceso de adecuación de los contenidos por parte de cada
institución educativa, en el marco de conversaciones informales que
mantuvimos con algunos docentes de la modalidad cuando les preguntamos
acerca del currículum de las escuelas donde trabajaban, ellos respondieron:
(10)
Pudimos
conversar
con
docentes
de
la
Modalidad cuando
realizamos, durante
el año 2015, la
Especialización en
Desarrollo
de
Proyectos
Socioculturales
y
Educativos
en
Contextos
de
Encierro dictada por
el Instituto Nacional
de
Formación
Docente (INFOD) y
financiada por el
Ministerio
de
Educación de la
Nación (en Buenos
Aires, Argentina).
“[…] esto todo suelto y sin una coherencia o unidad en la forma de diseñarlo. Es
el material con el que se cuenta en la Rama de Adultos. Es una rama en la que no
hay mucha inversión de ningún tipo, no suele haber materiales (libros,
actividades, etc) para trabajar con adultos […]”
“Sobre currículum de escuelas en cárceles, no sé si hay [...] El de mi escuela es un
desastre y está incompleto, cada docente hace en sus clases lo que le parece mejor
[…]” (Buenos Aires, Agosto 2015) (10)
A partir de estas afirmaciones y conociendo el contexto podemos considerar
que resulta urgente y necesario pensar y diseñar lineamientos curriculares
específicos para la educación en contextos de encierro, pues las personas
privadas de su libertad representan una población que sale por completo de la
“tipo” (Gysling, 2007, p. 340). Es decir, sus características no se corresponden
con las de la población de jóvenes y adultos para la cual el curriculum fue
diseñado originalmente. Si bien existen elementos comunes hay contenidos
específicos que son requeridos por el contexto como por ejemplo aquellos
vinculados a la formación jurídica.
En una de nuestras investigaciones documentamos un taller de alfabetización
jurídica llevado adelante por personas privadas de su libertad que
consideraban imprescindible transmitir esos conocimientos a sus pares como
un mecanismo para defenderse de las violencias de la cárcel (Pérez, 2017;
Basile, 2015; INECIP, 2010). La urgencia del contexto exige pensar en
aprendizajes que permitan resquebrajar los muros de la cárcel y, como lo
expresa Stenhouse (1984: 45) “adscribir de sentido a la existencia”.
Las actividades artístico-culturales como metodologías
pedagógicas
Ya se ha dicho que pensar sobre educación en contextos de encierro implica,
en todo momento, pensar sobre el sentido de la misma, y una parte
fundamental de este sentido se encuentra en el currículum. ¿Qué contenidos
deben de enseñarse en las escuelas dentro de prisión? ¿Qué métodos deben de
utilizarse para enseñar esos contenidos? “¿Qué tipo de ciudadanos quiere
formar la escuela (en contextos de encierro punitivo)?” (Perrenoud, 2003).
Desde nuestra perspectiva una respuesta posible a estos cuestionamientos
sería que la educación en contextos de encierro, del mismo modo que para
todos los sujetos en tanto derecho, se comprometa en la formación de
personas críticas y responsables.
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Es decir, debe llevarlas, como lo expresa Freire, a “explorar sus particulares
condiciones sociales y su potencial humano […]” para que puedan confrontar
críticamente la realidad de su existencia. (citado en Mclaren, Monzó y
Rodríguez, 2014, p.235). En este sentido, el diseño curricular específico para
estos contextos debería de incluir contenidos y métodos pedagógicos que
faciliten “el desenvolvimiento autónomo de los alumnos para dirigir, controlar
y evaluar su propio proceso de pensamiento.” (Piette, citado en Rodríguez y
Varela, 2011, p.67). Frente a un Sistema Penal que promueve la pobreza
lingüística se impone la necesidad de recuperar la palabra en tanto recurso
fundamental para la reflexión y el autoanálisis (Segato, 2003, p.19).
La cárcel es un lugar que despersonaliza y degrada a las personas. Por tal
motivo, resulta fundamental que los estudiantes que se encuentran privados
de su libertad participen de un proceso educativo que les brinde herramientas
para comprender la relación entre los distintos factores que los llevaron a estar
ahí, no para encontrar una forma de justificarse, sino para comenzar a hacerse
responsables de sus vidas y de sus actos (Segato, 2003; Duff, 2015), pues sólo
así podrán comenzar a pensar en un proyecto de vida distinto. Un claro ejemplo
de ello es el siguiente testimonio de César González (11):
“[…] una vez que empecé a leer, empecé a informarme, empecé a hacerme
muchas preguntas y empecé a entender cómo era ese sistema del que estaba
siendo parte y dije ¡apá!, mirá vos, nueve de los diez que estamos acá venimos
de una villa […] Entonces empecé a ver eso como una causalidad que traía un
efecto más que como una casualidad que justo nos encontramos todos ahí. Yo
era una consecuencia social, reconozco si, cometí un delito, dañé a otro, la
verdad no sabría qué decirle […] pero yo me dejo un espacio más para la
reflexión; a mi no me interesa parecer que soy el ejemplo perfecto […] en todo
casi si soy un ejemplo, soy un ejemplo de lo que puede un pibe con herramientas,
simplemente eso.” (12)
(11) César González,
también
conocido
como
Camilo
Blajaquis, estuvo 5
años detenido y
gracias a un tallerista
que le acercaba libros
comenzó
a
interesarse por la
lectura y la escritura.
Ahora se encuentra
en libertad y es un
reconocido
poeta,
escritor y director de
cine.
(12)
Fragmento
recuperado de la
entrevista realizada
para el programa
Historia
Debidas.
Disponible
en:
https://www.youtube
.com/watch?v=SOsHH
5_Ye0M
No obstante, lo anterior nos lleva a otro cuestionamiento: ¿Cómo la enseñanza
de determinados contenidos puede generar un pensamiento crítico? Como se
mencionó al inicio, el espacio educativo en contextos de encierro debería
contar con el potencial para posibilitar interacciones amorosas, libertarias,
dignificantes, en oposición a las interacciones atravesadas por la violencia y el
disciplinamiento que caracterizan a la institución penal.
Esto permitiría la construcción de “otras” versiones del mundo y de los sujetos
mismos, lo cual sólo es posible con métodos pedagógicos que movilicen los
conocimientos hacia un aprendizaje significativo. Pensar, entonces, en una
enseñanza que pueda desarrollar un pensamiento crítico implica pensar en
prácticas y métodos pedagógicos que tengan el potencial de posibilitar una
experiencia educativa que contribuya a la construcción del lazo social y permita
armar una trama por medio de la cual los estudiantes-presos puedan
reconfigurar su relación con la comunidad. (Rodríguez y Varela, 2011).
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De acuerdo con Frejtman (2015), las actividades artístico-culturales se
caracterizan por:
•
•
•
•
•
(13)
Estas
características fueron
discutidas de forma
presencial en una de
las clases de la
Especialización
en
Proyectos
Socioculturales
y
Educativos
en
Contextos
de
Encierro, que ambas
autoras
cursamos
durante el año 2015.
(14) las actividades
artísticas
en
el
currículum deben de
ser
herramientas
que, a través de su
potencial
transformador,
promuevan en las
personas privadas de
su libertad nuevos
modos de mirarse y
de
mirar
sus
trayectorias.
Que
habiliten
la
posibilidad
de
construir una mirada
acerca de sí mismos
diferente a la mirada
estigmatizante que
algunos sectores de la
sociedad y sobretodo
quienes gestionan el
Sistema
Penal
construyen
sobre
ellos.
•
Tener algo que naturalmente unifica en el encuentro con el otro;
Estar relacionadas con la experiencia de goce y placer;
Posibilitan la construcción de una identidad individual y colectiva de
artistas;
Posibilitan la ruptura con la lógica del tiempo y del espacio carcelario y
habilitan un tiempo y un espacio diverso;
Ofrecen la posibilidad de generar procesos de objetivación a partir de
procesos de subjetivación. Es decir, permiten mostrar que se es otra cosa
aparte de aquello que la cárcel define como la identidad fija de las personas
presas;
Atraviesa cuerpo, sentimiento y conocimiento (13)
En este mismo sentido, el arte:
“se despliega como metáfora y abre el juego al proceso de invención, a la
productividad del decir, problematizando o complejizando la relación de mundo
y lenguaje […] El texto estético tiene una función utópica: la capacidad de
imaginar otro mundo posible”. Como se puede ver, este tipo de actividades
cuentan, con ese potencial movilizador, el potencial a través del cual se posibilita
el encuentro, la creatividad, la imaginación, la reflexión. Todos aspectos minados
por la enseñanza tradicional, la gran “inhibidora del pensamiento creativo”
(Freiría, citado en Rodríguez y Varela, 2011, p. 70)
Todos aspectos necesarios para poder desarrollar un pensamiento crítico y
construir proyectos de vida significativos, para repensar otros posibles
destinos o modos de hacer. Como investigadoras y docentes hemos
acompañado algunos proyectos educativos y artísticos intramuros que nos han
demostrado su potencia para la construcción de espacios de encuentro,
dignidad y alegría en territorios carcelarios opacos donde las prácticas
institucionales de violencia y exterminio dinamitaban nuestra esperanza. Entre
ellos podemos mencionar la Organización Social Yo No fui (Gallardo y Pérez,
2019), el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras
de la Universidad de Buenos Aires con sus múltiples talleres y publicaciones, la
experiencia de teatro del Grupo Amplio Salvatablas, etc.
Estas son las razones por la que proponemos incluir dentro del diseño
curricular las actividades artístico-culturales no sólo como una asignatura, sino
como métodos pedagógicos “imprescindibles” - tomando el concepto de Coll
(2006) y reformulándolo hacia los métodos - transversales a la totalidad del
currículum (14). Imprescindibles, porque, siguiendo al autor, sin estos el
desarrollo personal y social de los estudiantes privados de su libertad
ambulatoria quedaría condicionado y determinado negativamente
comprometiendo, de esta manera, sus proyectos de vida y condenándolos a la
exclusión social de la que ya forman parte. Imprescindibles porque éstos
posibilitan la creación otros mundos dentro del encierro, porque restituyen la
dignidad.
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Conclusiones
Garantizar la educación en contextos de encierro como política pública significó
un gran avance a nivel normativo y a nivel práctico (15). No obstante, sería un
error considerar que se tiene ya un territorio ganado. Su reconocimiento
dentro de los marcos normativos representa un gran paso, pero queda mucho
por hacer y mucho por pensar, siempre con el propósito de construir
alternativas al castigo, la desigualdad y la exclusión. Es por esto que, a modo de
cierre, se presentan los siguientes puntos como una invitación para seguir
reflexionando acerca del sentido de la educación en contextos de encierro
como política pública:
1. ¿Cuál debería de ser el sentido de la educación en un contexto de total
aislamiento? ¿Se puede educar para la libertad?, ¿se puede ser libre en el
encierro? Al pensar en la educación en la cárcel nos encontramos con una
paradoja - la de crear espacios alternativos dentro de uno que no ofrece nada
más que opresión - que es reforzada por una gran cantidad de discursos que
“alertan sobre el absurdo de educar para la libertad” (Frejtman, 2012: 3). Esta
paradoja, siguiendo a la autora, debe de llevar a cuestionar, permanentemente,
la identidad y el sentido de la educación en contextos de encierro, pues sólo así
se logrará darle visibilidad e impulso a su potencial transformador (16).
2. Este cuestionamiento no puede dejar de lado lo referente al curriculum. ¿Qué
debe de enseñarse dentro de las prisiones? ¿Cómo ha de ser esto enseñado?
¿Cuál debe ser el principio sobre el que se debe basar la selección de contenidos?
Aquí reside la importancia de pensar en diseños curriculares específicos para
estos contextos; de pensar en el para qué de la enseñanza y aprendizaje, pues la
educación no puede conformarse como praxis liberadora y como
transformación de la experiencia por sí sola o con un currículum que sólo se
preocupa por la transmisión de conocimientos sin sentido. De ahí, también, la
importancia de abogar por reformas curriculares comprometidas con la
promoción de la mejor realización posible de la humanidad como humanidad, el
fin último de la educación, según Kant. (Citado en Dewey, 1987).
3.
(15) Prueba de este
avance fueron el
Proyecto
de
Bibliotecas Abiertas
en Contextos
de
Encierro y el Postítulo
Docente de Educación
en Contextos
de
Encierro,
ambos
implementados en el
2010.
(16) En la reflexión
sobre la educación en
prisiones no se puede
dejar de lado la
realidad extramuros.
Es
fundamental
trabajar, también, con
el
afuera
para
comenzar a construir
puentes entre las dos
realidades,
pues
consideramos que la
vinculación entre la
realidad
intra
y
extramuros resulta
imprescindible si se
quiere pensar en
políticas educativas
que ofrezcan
un
verdadero horizonte
de igualdad a las
personas privadas de
su libertad.
Hablar sobre métodos pedagógicos nos remite a los docentes. Como se pudo
ver, a través de las afirmaciones de los docentes, la ausencia de un diseño
curricular común y situado abandona a su merced los contenidos y los modos de
enseñanza. Si bien, existen docentes completamente comprometidos con su
profesión y con la responsabilidad y la militancia que ésta implica (Freire, 2004),
también existen muchos otros que no. Como lo expresa Alcira Daroqui (2015),
hay que tener en cuenta que no todos los docentes son militantes sólo por el
hecho de dar clases en la cárcel y aquí radica el problema de no acompañar a los
docentes en el diseño de sus planificaciones, programas y prácticas.
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(18)
Consideramos
pertinente resaltar que
en Argentina existe una
instancia de formación
docente específica para
esta
modalidad
educativa. Nos referimos
al Postítulo en Educación
en Contextos de Encierro
que fue impulsado y
diseñado
desde
el
Ministerio de Educación
de la Nación y que cada
Provincia
debe
implementar de acuerdo
a sus posibilidades y
requerimientos
jurisdiccionales.
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Esto, nos lleva a reflexionar no sólo sobre la necesidad de gestionar políticas
curriculares específicas para contextos de encierro, sino sobre la importancia de
comenzar a pensar, también, en los procesos de selección y formación (18) de
los docentes que van a la cárcel. Y en la conformación de equipos de trabajo
sólidos capaces de sostenerse recíprocamente ante tanta adversidad.
Por último, cabe resaltar que al hablar del potencial transformador de la
educación en prisiones no se hace referencia a la reducción de la reincidencia
per se, aunque no es un hecho menor. Debe quedar claro que la educación no es
(y no pretende ser) una “cura” de la delincuencia, cuestión que forma parte de
una problemática social compleja. Lo que se busca es que posibilite la
construcción de lazos sociales que lleven a la reconfiguración de identidades
de sujetos profundamente degradados; ya que al presentarse “[…] como un
lugar que más que un límite puede ser un horizonte […]” (Rodríguez y Varela,
2011, p. 99). El espacio escolar puede ofrecer experiencias colectivas y
emancipadoras; y las actividades artístico-culturales son herramientas
fundamentales para alcanzar tales objetivos.
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A cerca de los autores
Gutiérrez Gallardo Nadia Patricia: Maestranda en Ciencias Sociales con
orientación en Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO, sede Argentina). Licenciada en Psicología por el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO, Guadalajara, México).
Facilitadora e Investigadora del Programa de educación en prisiones Inside Out
Integrante del GESEC (Grupo de Estudios sobre Educación en Cárceles).
Camila Pérez: Doctoranda en PIDE. Programa Interuniversitario de Doctorado
en Educación. Universidad Nacional de Tres de Febrero, Universidad Nacional
de San Martín y Universidad Nacional de Lanús. Profesora de Educación Media
y Superior en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires.
Becaria Doctoral CONICET en Instituto de Altos Estudios Sociales
(IDAES/UNSAM). Docente de la materia Tecnologías de la Comunicación e
Información de la Licenciatura en Tratamiento Penitenciario. Correspondiente
a la Facultad de Derecho. Universidad de Lomas de Zamora. Integrante del
GESEC (Grupo de Estudios sobre Educación en Cárceles.
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Rubin, M.J.
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¿Quiénes somos y a quién le queremos hablar?
El trabajo del Taller Colectivo de Edición
Rubin María José
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Buenos Aires
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
27/06/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
08/11/2019
Resumen
A partir de la experiencia llevada adelante por el Taller Colectivo de Edición, en
el marco del Programa UBAXXII y del Programa de Extensión en Cárceles de la
Facultad de Filosofía y Letras, nos proponemos reflexionar en torno a las
particularidades de estas publicaciones como objetos culturales y como
vértices de una práctica que también configura modos particulares de
intervenir y habitar territorios pedagógicos en contextos de encierro,
caracterizados por una gran vulneración de derechos. Allí, donde el trabajo
colectivo propone una lógica diferente para vincularse con lxs otrxs y pensar la
propia historia, las publicaciones representan una oportunidad de poner en
circulación saberes y prácticas con potencial transformador sobre la cárcel, el
sistema penal y la violencia social e institucional que los sostiene, vinculados a
estructuras y condiciones sociales más amplias. La Edición en este contexto
habilita preguntas y abre perspectivas que explicitan las condiciones de la
escena comunicativa que es el campo de acción de nuestra práctica.
Palabras claves: Edición – Cárceles – Educación – Escritura –
Extensión
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Rubin, M.J.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Abstract
From the experience of the editorial project called Taller Colectivo de Edición,
within the framework of the Prison Extension Program at the University of
Buenos Aires, we intend to ponder the specificity of these publications as
cultural objects and apex of a praxis that configures particular means of
intervention in pedagogical habitats in contexts of confinement, characterized
by the violation of rights. Here, collective work proposes a different logic to
connect with others and think about their own history. The publications
represent an opportunity to transmit knowledge and practices with a
transforming potential of prison, the penal system, and social violence and
institutional sustaining it, linked to broader social structures and conditions.
Editing in this context enables questions and opens perspectives that explicit
the conditions of the communicative scene that is the action field of our practice
Keywords: Edition- Prisons- Education-Writing- Extension.
Referencia para citar este artículo:
Rubin, M. J (2019) Quiénes somos y a quién le queremos hablar: el trabajo
del Taller Colectivo de Edición. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I.
pp.54-67.
Introducción
El Taller Colectivo de Edición (TCE) edita y publica semestralmente tres
revistas en los centros universitarios de Devoto y Ezeiza. La Resistencia, que ya
cuenta 20 números, se desarrolla dentro del Complejo Penitenciario Federal de
la CABA; Los Monstruos Tienen Miedo edita en este momento su número 13 en
el Complejo Penitenciario Federal I; y Desatadas trabaja en su número
inaugural en el Complejo Penitenciario Federal IV de Ezeiza.
Desde 2010, el TCE se dicta como curso extracurricular de la FFyL de la UBA y
dedica sus dos horas semanales a la reflexión y el debate en torno a la
confección de un producto editorial, desde la realización de los contenidos a
partir de distintos lenguajes (la escritura principalmente, pero también el
dibujo, el diseño, la fotografía) hasta su puesta en diálogo en un soporte
material. Esto supone un trabajo conjunto para la toma de
decisiones compartidas con miras a la concepción de un índice –entendido
como el planteo de una agenda temática– y del registro con el que se espera
comunicarla, la producción del contenido en los términos acordados (tema,
tono, género) y la definición de los modos en que esto se hace público.
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(1) Los y las
estudiantes que
participan
del
taller tanto como
los y las docentes
que coordinan el
espacio.
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Estas decisiones, que se fundamentan en las experiencias, los saberes y la
capacidad crítica de los y las talleristas (1), competen tanto al objeto editorial
en sí como a la configuración del colectivo que se constituye por y en torno de
la publicación.
El producto editorial, que es también un objeto cargado de un prestigio social
y vía para la legitimación cultural, funciona en este contexto como soporte de
una memoria del colectivo y posibilita la permanencia y reconfiguración en el
tiempo de una identidad que trasciende a los sujetos individuales que, por la
propia lógica y las condiciones del contexto, no pueden prever ni mucho menos
garantizar una participación sostenida a largo plazo. La labor editorial atañe,
así, a la reflexión y el trabajo en torno a la configuración, permanencia y
recuperación (a través de la edición, la reproducción técnica y distribución, y
el archivo) de la identidad cultural de un colectivo y de sus modos de hacerse
público, diferentes de los que los medios hegemónicos ejercen en relación con
las personas privadas de su libertad ambulatoria: en términos individuales, a
través de un prontuario que se difunde solo para hacer público el ejercicio de
la condena.
Las preguntas que guían nuestra labor
El TCE constituye, como se ha mencionado, tanto una propuesta pedagógica
que se lleva adelante en la forma de un curso extracurricular, como un proyecto
cultural que invita a la constitución de un colectivo editor. De esta primera
especificidad se desprenden numerosas preguntas relacionadas con las
posibilidades y los desafíos de la práctica, las cuales se suman, por supuesto, a
las particularidades del trabajo en territorios educativos en contextos de
encierro.
¿Qué implica constituir un colectivo horizontal en el marco de una institución
total, como es la cárcel, y como parte de la propuesta educativa de la
Universidad? ¿Podemos considerar que el TCE configura un espacio de
intervención pedagógica? En tal caso, ¿qué concepción de pedagogía y
Universidad subyace a su práctica? ¿Qué entendemos por Edición en este
contexto y de qué modo estas prácticas nos permiten reposicionarnos respecto
de la noción de actividad y producto editorial más visitada por los estudios del
campo? A partir de estas preguntas que organizan nuestra reflexión, nos
proponemos atender a algunas escenas que involucran tanto la actividad
cotidiana en el aula y las tramas que allí se configuran como a las redes más
amplias que incluyen a lectores y estudiantes cuyos modos de vinculación con
el colectivo nos permiten echar luz sobre las implicancias y particularidades de
la labor editorial que desarrollamos y de las revistas que surgen a partir de ella.
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Algunos conceptos iniciales
En tanto colectivo editor, la propuesta de trabajo del TCE pone en primer plano
los saberes, las reflexiones y las problemáticas cotidianas de sus integrantes
como punto de partida para la realización de una práctica horizontal que
permita a los compañeros inscritos en el curso tanto como a las coordinadoras
(hoy, todas mujeres) participar en un pie de equidad de la formulación y
confección de la revista, sin por ello dejar de atender a los límites de estas
posibilidades.
Estos límites están dados por diversos factores, entre ellos, la institución
penitenciaria que aloja nuestras prácticas. Por un lado, la propia lógica punitiva
e infantilizadora según la cual funciona –la “pedagogía de la irresponsabilidad”,
como la define Rita Segato (2003)–, se enfrenta de manera directa a nuestra
práctica, pero también es la que le otorga toda su potencia emancipadora .
Las aulas, bibliotecas y espacios educativos dentro de penales e
instituciones de encierro suelen ser pequeños sitios de libertad, donde se
construyen relaciones distintas a las que impone la cárcel […]. Su
contracara es la lógica del disciplinamiento y la violencia institucional
que amenaza todo el tiempo con irrumpir y que necesariamente
atraviesa los argumentos y narraciones en el ámbito educativo. (Parchuc,
2015, p. 17)
Establecer un modo de trabajo horizontal y colectivo en este marco es un
desafío que se renueva de forma constante mediante la reflexión explícita y
compartida en torno a las formas de trabajo que establecemos, que permita a
todos y todas participar de las instancias de decisión que hacen parte de la
tarea. Cómo se presenta, cómo emerge, cómo el colectivo decide qué está sujeto
a decisión, a discusión, es también un ejercicio que constituye una redefinición
de los límites de “lo enunciable” que es en sí mismo una práctica emancipadora.
Las situaciones o escenas en las que las personas privadas de libertad y
liberadas hablan, con o sin el manto de la condena previa, producen un
límite o borde simbólico en el campo de lo enunciable, que pone en juego
e interpela nuestra capacidad de oír, pero sobre todo nuestra disposición
para escuchar. (Parchuc, 2015, p. 27)
En el afán de preservar una dinámica de trabajo horizontal nos enfrentamos
también a la pregunta por el modo en que proponemos y aspiramos a ese
horizonte regulador. “El problema es cómo construir en conjunto cuando la
iniciativa (original) es de los que vamos de afuera, y a la vez cómo hacer flexible
la propuesta sin perder participación” (Gaudio et. al., 2013).
Ante esta pregunta hemos ensayado varias respuestas. Apoyados en un texto de
Jo Freeman (1973), leído en distintas ocasiones en el marco del taller, nos
prevenimos del “riesgo de reproducir, sin explicitar, formas organizativas
‘tradicionales’, piramidales [...] difundiendo la información que hace posible la
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toma de decisiones”. Un primer movimiento fundante y sin duda revolucionario
en un contexto en el que retacear información es un arma fuerte de
disciplinamiento y control, que deja a los sujetos en una “condición infantil,
minusválida, [en la que] es imposible ser responsable” (Segato, 2013).
Existen, por otra parte, los límites propios de las capacidades y los saberes
disponibles, dictados por el conocimiento de cada participante y también por
el contexto carcelario, así como los límites autoimpuestos de quienes, en todo
momento, tratamos de aportar nuestro trabajo desde una posición que no se
perciba como jerarquizada o de autoridad en tanto esto no sea necesario o
explícitamente justificado.
El trabajo de edición que hacemos sobre esos materiales, nosotros los editores
desde afuera (docentes y pasantes), apunta a ser solo técnico-administrativo y
que las decisiones conceptuales se tomen desde el colectivo editorial. Es decir,
realizamos aquello que no pueden resolver los compañeros desde el encierro,
por las limitaciones del contexto o por falta de saberes técnicos. (Salgado, 2016,
p. 124)
Solo mediante el reconocimiento y abordaje de los diferentes saberes,
responsabilidades y lugares ocupados en el marco institucional que nos
ampara podemos aspirar a mantener la lógica de trabajo que proponemos.
Ante esto, es imprescindible que no solo mantengamos una reflexión constante
respecto de nuestra propia práctica en el marco del taller, sino, y por sobre
todo, que hagamos explícita y colectiva dicha reflexión, recordando siempre y
dejando en claro que no se trata de “dar voz, no es un acto asimétrico de
caridad. Es hacer silencio, para que el otro pueda hablar (Salgado, 2016, p. 124).
En resumidas cuentas, “Nuestra verdadera operación pedagógica, si la hay, es
defender la propuesta de un espacio horizontal donde dejamos de ser
profesores para pasar a ser integrantes de un colectivo editor” (Gaudio, 2013,
p. 4).
En este sentido, compartimos y adoptamos en nuestras prácticas cotidianas el
ejercicio, señalado por Ivanna Petz como una labor necesaria para la extensión
universitaria...
[...] de hacer consciente el marco teórico que se encuentra detrás de nuestros
programas de trabajo e intervenciones. Transparentar, poner sobre la mesa los
supuestos, las concepciones acerca de los sujetos con los que trabajamos, es
parte del quehacer, ya que son los que orientan nuestras formas de proceder.
(2015: 3)
El proyecto editorial del TCE se desarrolla en el marco de un programa de
extensión universitaria que responde a un paradigma anclado en la inclusión,
lo cual supone, por un lado, “pensarse [como universidad] desde el lugar de un
actor social que interviene en procesos concretos, históricos, en marcos de
alianza y negociación que lejos están de una supuesta neutralidad valorativa”
(Petz, 2015, pp. 1-2).
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Este marco institucional supone, además, que el TCE en tanto curso de
extensión se encuentra disponible para toda la población de los penales donde
se dicta, configurándose en un espacio de encuentro entre personas de diversa
procedencia: no solo entre quienes accedemos desde el “afuera” y quienes
provienen, en lo inmediato, de celdas o pabellones, sino también entre
personas con diversas trayectorias educativas, alojados en una misma
institución pero en condiciones muy disímiles y, sobre todo, con historias
previas que pueden enmarcarse en contextos socioculturales, geográficos y
generacionales muy diversos.
Como taller extracurricular a menudo somos una puerta de ingreso al Centro
Universitario Devoto (CUD) y la primera aproximación a un mundo que, para
muchos de los talleristas editores, resulta desconocido e inesperado. En ese
marco, es habitual que los integrantes del colectivo se refieran a su trayectoria
en el CUD como una que les “enseñó a hablar” de otra manera, a interactuar
según lógicas diferentes a la de los pabellones en donde, en muchos casos y
especialmente para los recién llegados, prima un ambiente de violencia, pero
también un lenguaje condicionado por el bagaje sociocultural, por su
pertenencia al propio contexto y, en consecuencia, estigmatizado socialmente.
Como posibilitadores de la comunicación y como dimensión constitutiva de
toda praxis social, la categoría de géneros discursivos (Bajtin, 1998) nos
permite reflexionar en torno a estas escenas recurrentes del CUD que, en el
marco de las actividades del TCE, implican aspectos específicos relacionados
con la Edición.
Poder desempeñarse en una esfera supone conocer los géneros discursivos que
se ponen en juego en las relaciones intersubjetivas que les son propias, por
ejemplo, en el ámbito universitario. En la medida en que el sujeto social es
capaz de ampliar sus esferas de intervención y especializarse en ellas, también
puede formarse en el uso de géneros discursivos, tanto para extender su
repertorio como para profundizar en su dominio. De tal manera, al primer
momento del género como restricción del decir sucede un segundo momento
de libertad, en que el sujeto puede valerse de él para comunicarse de manera
más eficiente, clara y conforme a sus objetivos. “Cuanto mejor dominamos los
géneros discursivos, tanto más libremente los aprovechamos” (Bajtin, 1998, p.
270).
Además de los códigos de interacción con compañeros y compañeras
estudiantes y docentes, la escritura (o, más bien, las escrituras, con sus
distintos fines y normativas particulares, desde el habeas corpus hasta el
cuento, la monografía y el ensayo) como un nuevo lenguaje aprendido permite
reconstruir y reflexionar de manera diferente a la que posibilita la oralidad en
torno a cuestiones muy diversas que enlazan la biografía individual con la
realidad compartida por un colectivo con problemáticas comunes y orígenes,
aunque diversos, marcados muchas veces por factores de desigualdad
semejantes.
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De igual modo, la reflexión en torno de aspectos que atañen al medio (La
Resistencia, Los Monstruos Tienen Miedo, Desatadas) que se construye y se pone
en uso en el taller también supone la internalización de nuevas reglas que, una
vez aprehendidas, permiten pensar la revista con el horizonte dialógico que
implica la circulación de los textos, teniendo en cuenta las escenas de recepción
y las posibles repercusiones para guiar las decisiones editoriales que incluyen
pero también exceden la escritura de textos: qué temas, tono, género
periodístico o literario, ilustración publicar, en qué orden, con qué jerarquía,
en el contexto general y coyuntural, etcétera, son criterios de un debate
compartido que se renueva en cada jornada de trabajo.
En este marco, las preguntas por los aspectos enunciativos (Benveniste, 1974)
de la tarea editorial son ejes de la tarea en el aula, ya que son justamente las
que permiten poner de manifiesto la escena comunicacional y, en consecuencia,
condición de posibilidad para intervenir en ella y tomar decisiones discutidas
y debatidas explícitamente en estos términos: quiénes somos en esta revista, a
quienes les queremos hablar y sobre qué vamos a hablarles.
A estas preguntas se suma una cuarta, transversal a nuestra práctica, que
permanece puertas adentro salvo en algunas oportunidades: ¿Qué te trajo al
CUD? Las diversas respuestas que suscita refieren a grandes rasgos a motivos
y expectativas que nos recuerdan nuestra vinculación, por un lado, con el
artículo de Estímulo Educativo de la Ley 24.660 de Ejecución Penal que, hasta
su última reforma, acogía a un amplio sector de la población carcelaria y que
representaba un importante impulso para llegar al CUD, sostener una
asistencia continuada, participar y desarrollar las actividades que allí
proponemos. Por otra parte, en el caso del TCE en particular, también nos
devuelve las huellas de ese tránsito que realiza la revista una vez que despega
de nuestras manos, cuando presenta ante ojos inesperados las reflexiones, las
poesías, las ilustraciones y la palabra de ese “nosotros” que se imprime en sus
páginas.
El trabajo del Taller Colectivo de Edición
¿Por qué viniste al centro universitario? es una pregunta ubicua. Se propone a
modo de puntapié inicial en diversos contextos: a los nuevos integrantes del
taller, ya sea quienes se inscribieron en el pabellón o quienes ingresaron a la
cárcel para realizar una pasantía, a los y las docentes de cursos, talleres y
materias, a cuanto invitado e invitada recibimos, y las respuestas son siempre
recibidas con interés. Como colectivo en constante reconfiguración (por los
egresos, los traslados y otros factores que, normalmente, exceden el dominio
de sus integrantes), es fundamental que nos preguntemos qué puede motivar
a una persona para que, desde la celda o desde la calle, dé el primer paso para
llegar a las puertas del taller.
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Una de nuestras herramientas principales para convocar nuevos integrantes es
la propia revista impresa. Los itinerarios que describe, de mano en mano, al
interior de la institución carcelaria, permiten que muchos lectores se interesen
en la posibilidad de convertirse en participantes activos.
Las revistas impresas nos permiten incluso trascender las paredes de los
penales en los que desarrollamos las instancias del taller y recibir
colaboraciones de compañeros y compañeras que se encuentran en otros
penales o que están en libertad.
La llegada al taller, sin embargo, también puede responder a cuestiones más
generales, no relacionadas de modo directo, en principio, con la actividad
concreta que realizamos. En 2015, con motivo del 30 o aniversario del CUD,
decidimos publicar respuestas de los estudiantes de carreras y cursos
extracurriculares a esta pregunta que tanto circula oralmente en aulas y
pasillos. Como solía ocurrir, las réplicas que llegaron hablan de un deseo de
“salir”, de una búsqueda de “libertad” o, al menos, de un espacio “diferente”
para habitar. Fueron publicadas de forma anónima, como parte de un texto que
reúne voces de un colectivo sin fusionarlas en un “yo” homogéneo, dejando en
evidencia su diversidad. En las respuestas a la pregunta por las razones para
concurrir al centro universitario comenzaron a colarse también los motivos
para quedarse, para seguir asistiendo, para formar parte del espacio y
aprovechar los recursos (materiales y humanos) que ofrece.
Me acerqué al CUD con la intención de terminar algún proyecto que pudiera
facilitar mi vida en diversas condiciones y lograr retomar la vida en la calle.
También con el objetivo de despejar la mente luego de darme cuenta de que la
vida aún continúa y el tiempo sigue su curso.
La mayoría viene para poder salir un rato de pabellón y por curiosidad, pero lo
cierto es que una vez acá, empieza la magia...
Sirve para romper la lógica de la brutalidad de la cárcel, para socializar el
conocimiento y las vivencias, sin diferencias. (TCE, 2015, p. 1)
La pregunta se reitera muchas veces como parte de la bienvenida al taller, que
toma la forma de una breve presentación: nombre, razón para asistir, trayecto
educativo formal o saberes en términos generales, lenguajes (pintura, dibujo,
escritura, etcétera) con los que se puede incorporar a la producción de
contenidos, temas de interés (coyunturales o no).
A partir de estas primeras preguntas y las respuestas que suscitan pueden
ocurrir muchos intercambios: en ocasiones, directamente relacionados con el
proceso de elaboración de la revista, pero en otros casos fuertemente
orientados por la situación propia del recién llegado en la relación con su
familia, con la institución en la que se encuentra (la penitenciaria o la
universitaria), con el sistema penal e incluso con su estado de salud.
Así se van entretejiendo los testimonios de los presentes y se intercambian
saberes respecto de cómo enfrentarse a determinados obstáculos, cómo
abordar problemáticas que otros ya han logrado sortear, y comienza a circular
algo cuya escasez es la moneda corriente del sistema que los sujeta: la
información.
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Estos y otros relatos comienzan en muchos casos a dar forma a un índice
invisible, es decir, un temario y una perspectiva desde la cual abordarlo que se
va constituyendo a lo largo del cuatrimestre. Y es así como, en esta cotidiana
ceremonia, los y las talleristas comienzan a formar parte del colectivo editor,
que se encarga justamente de definir esa columna vertebral de temas y
problemáticas que nos mueven hacia un otro interesado (o no) en leernos. Ese
otro nos acompañará durante todo el cuatrimestre para encauzar el diálogo
que le proponemos.
Desde sus inicios, las revistas se caracterizan por ofrecer un universo amplio
que se observa en sus secciones: desde recetas hasta modelos de documentos
y recursos para poder desenvolverse en la lengua de la Ley; poesías, cuentos y
testimonios que se niegan a confesar cuánto de verdad guardan; dibujos obra
de hijos, hijas y sobrinxs de los editores del colectivo; reflexiones en primera
persona y críticas a la actualidad política y social.
Por amplio que sea este abanico, todas las secciones admiten la pregunta por
los lectores y, con ella, la pregunta por el propio colectivo: quiénes somos, qué
queremos decir y a quién nos dirigimos son los tres ejes que estructuran la
actividad.
Es en torno de estas preguntas que comienzan a emerger las discusiones y las
hipótesis acerca de la lógica penitenciaria, la voz hegemónica de los medios
masivos, y los modos en que resulta posible contraponérseles a través de la
propia inscripción como colectivo editor en la revista.
A la par del índice, que comienza a construirse desde el primer encuentro pero
que no adquiere su forma final sino hasta el momento en que se cierra la
recepción de contenidos para el número en curso (habitualmente, hacia
mediados del cuatrimestre), se constituye también una sección clave de toda
publicación: la página de legales. Aunque están entre las primeras de la revista,
los nombres de quienes participamos en cada edición son en verdad las últimas
letras que se vuelcan en el archivo de diagramación.
Para reponer allí, en ese texto muchas veces silencioso que integra la página de
información legal, los lineamientos del trabajo colectivo y horizontal realizado
durante el cuatrimestre, consignamos por el nombre en orden alfabético no
solo a los autores de textos e ilustraciones, sino también a quienes participaron
del taller encargando, corrigiendo, diagramando, difundiendo o sugiriendo
para la revista textos, títulos, temas o perspectivas.
La inscripción en el colectivo puede tomar la forma de una producción
autógrafa, pero también de una opinión en un debate, de la escucha y la
atención, de la preservación del espacio, tanto físico como simbólico, e incluso
de los mates que nos permiten conservar cierta lucidez durante la mañana:
todos esos gestos constituyen al colectivo editor y, por lo tanto, nos constituyen
como editores del colectivo.
La perspectiva editorial que tomamos al proponer la discusión explícita
respecto de la escena enunciativa que supone llevar adelante el proyecto de la
revista deja huellas visibles en los propios textos publicados.
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El ejercicio de la escritura que desarrollan algunos de los integrantes del
colectivo suele iniciarse tímidamente, con un breve testimonio en primera
persona que marca el aquí y ahora del momento de la enunciación.
En el marco del debate colectivo y la pregunta por quiénes somos y a quién le
hablamos, este ejercicio se despliega hasta lograr reformular, en muchos casos
–y con grados variables de destreza y picardía–, los lugares comunes del
imaginario social no solo mediante su tematización, sino también generando
cruces y tensionando los límites de las estrategias enunciativas más habituales.
Así surgen textos como el que sigue, publicado en el número 15 de La
Resistencia, en el que hablan “los pibes” por la vía de un narrador que les
cede la palabra.
Nooo, si los pibes que están presos solo quieren la libertad
Por Pali Blg
Los delitos cometidos hay que pagarlos como la justicia lo disponga.
Los pibes expresan que las cárceles funcionan mal, que se roban millones y
millones del Estado –pagados por la sociedad con sus impuestos–, que bajan
miles de pesos por cada preso y que al preso le llega para comer una papa por
día.
Los pibes expresan que, cagándolos a palazos y a patadas todos los días con sus
requisas violentas no los van a reinsertar en la sociedad. Que así de
contradictorio es querer preparar a un pibe para vivir en libertad, teniéndolo
encerrado, viviendo hacinado, con hambre, frío, cagado a palazos, y
verdugueando a sus familias en cada visita.
Los pibes piensan que, apostando un poquito más a la educación primaria,
secundaria y terciaria, se podría ayudar más a ese pibe que en algún momento
se va a ir en libertad, volviendo allí de donde una vez lo sacaron. Que encerrar a
una persona seis años y largarla al tiempo sin haber trabajado en nada es peor
que si le enseñaran una profesión y otra forma de vida.
Que no mientan, que le dejen de robar la plata a la gente. Porque de los millones
que aportan los trabajadores con sus impuestos, al preso le llega una papa por
día, pero el Estado baja mucho más. Y estos ciudadanos –como siempre en su
ignorancia– salen a repudiar al pobre. Yo me pregunto: ¿por qué no apuntan un
poquito más arriba? Que ahí están los que roban de verdad, los que venden
droga de verdad...
Los presos piden educación, los pibes piden reinserción y posibilidades en el
momento de salir. (TCE, 2016, p. 29)
Si bien estas escrituras pueden expresarse de maneras muy variadas, resulta
especialmente notable cuando dislocan de forma explícita la primera persona.
Como en el ejemplo anterior, en tercera persona, y el que sigue, en segunda,
quien habla amplía la identificación de su propio enunciado con un narrador
que es y no es él –o, mejor, que es él, pero no solo él–.
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Ensayo sobre la educación
por Sebastián Terruzzi
De tanto que pensaste no sabés por dónde empezar. Sé que la mayoría viene de
un barrio humilde donde se usaban pitucones y las zapatillas que no eran de
marca se las compraban uno o dos números más grandes para que les duren
mucho tiempo más, y en esos momentos no te dabas cuenta de que venías de
una familia de clase baja. Si sólo eras un niño. Si te lo ponés a pensar parece que
fue ayer, si pegabas un estirón le tenías que decir a la vieja que te baje el ruedo
porque los pibes te cargaban, si te gritaban “¡bajalos a tomar agua!” y vos te
sonrojabas; ¡qué vergüenza te daba! Tus viejos no se daban cuenta de esas cosas.
Ellos también fueron criados así. Los amiguitos que tenían ropa de marca
fanfarroneaban tocándose el logo de la prenda diciendo “me pica acá, mirá cómo
ruge este puma”, “tengo tres tiras, mirá”, “mirá el gallito”. Eso te daba bronca,
mucha bronca, sin poder hacer nada. Los chicos de barrios humildes se la pasan
deseando cosas que nunca llegan a tener. A veces la vida es injusta, si todos
pudiéramos darnos cuenta de que la infancia de un niño pobre es muy
traumática y la sociedad y los políticos muchas veces miran para otro lado. Las
autoridades de los colegios y las maestras a veces se ven desbordados por los
problemas de disciplina de los alumnos; es que en el colegio los chicos tienen
necesidad de tener útiles y, si sus padres no se los compran, algunos empiezan a
robarlos de sus compañeros. De esa manera empiezan a satisfacer sus
necesidades y sin darse cuenta están empezando a ser ladrones. Estos niños no
tienen la culpa porque son muy chicos y la necesidad a veces tiene cara de hereje.
Voy a repetir, los padres no tienen la culpa, el Estado tiene la culpa por no poder
brindarles una lapicera, una plasticola, un sacapuntas, un cuaderno o un libro
que el niño necesita. La educación de un niño tendría que ser gratuita y el Estado
hacerse cargo de todos los útiles y calzado de los niños, porque también sé que
muchos niños a veces no van al colegio por no tener zapatillas o no tener una
mochila. Alguien me puede decir que los padres son los culpables de que los
chicos tengan necesidades y que el Estado no tiene la culpa pero si el padre no
tiene trabajo porque fue despedido de una empresa que pertenecía al Estado y
fue privatizada, entonces ¿quién tiene la culpa? los políticos.
Los políticos que nos gobiernan no se ponen de acuerdo, ven los colegios como
empresas que dan pérdidas y no se dan cuenta que los niños que se educan bien
son el futuro de este país, que los colegios tienen que formar jóvenes que
después van a ser parte de esta sociedad que serán padres, médicos, arquitectos,
profesores, abogados, políticos, o cual sea su profesión, etc. El colegio es la base,
si no hay una buena base todo se puede derrumbar.
En fin, sabemos que un político mandó a enrejar todas las plazas de la Capital
Federal. Creo que se le fue la mano, esa plata se podría haber usado para hacer
más colegios y educar a gente o hacer una propaganda concientizando a chicos
y grandes a que cuidemos las plazas. ¿De qué sirve tener una plaza cerrada? para
que el que agarre la concesión de poner las rejas se llene los bolsillos dejándole
la cometa a los políticos. Todos curran y la educación sigue mal. Los maestros
cobran una miseria, los colegios en mal estado, viniéndose abajo, pero las plazas
limpitas y enrejadas. Señores políticos, dejémonos de jugar y eduquemos,
dejemos de robar y progresemos. Los chicos son el futuro, no las plazas, dejemos
de hacer bicisendas y hagamos colegios, o no será que no nos quieren educar
para que seamos ignorantes y no nos demos cuenta que se roban el futuro de
nuestros hijos. Dentro de esta caja me di cuenta cuánto tiene que ver la
educación de un niño, si no es educada puede terminar como yo dentro de la caja
y quedar marcado para toda la vida. (TCE, 2016, p.p. 7-8)
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Los recursos argumentativos que se ponen en juego prefiguran un lector ideal
incauto, desinformado o –y sobre todo– indiferente; la vocación de interpelar y
sostener la atención se hace palpable en la propia redefinición, ruptura,
desviación respecto de lógicas genéricas o de previsibilidad que son burladas
con el objetivo de captar y mantener la atención de los lectores ante temáticas
y desde voces habitualmente calladas por los discursos hegemónicos. El
narrador se reconoce en un lugar de desventaja y efectúa un esfuerzo evidente
para alcanzar y sostener su estatuto.
Conclusiones
Abordar las publicaciones producidas en contextos de encierro y los modos en
que se configuran las prácticas que les dan origen (y de las cuales se
retroalimentan) supone una articulación de la reflexión teórica con el
desarrollo de acciones en distintas esferas o niveles de la práctica.
La Edición, entendida como la conceptualización y producción de objetos
culturales, nos provee tanto los materiales como una perspectiva privilegiada
para recuperar la memoria de colectivos artísticos y culturales en contextos de
encierro mediante la construcción de un archivo de las prácticas editoriales
desarrolladas en estos territorios.
El proyecto editorial del Taller Colectivo de Edición responde a las condiciones
del trabajo en territorio: los límites y potencialidades propios de los contextos
de encierro y el horizonte de una labor de producción artística y de gestión o
promoción cultural que procuran no solo ampliar el derecho a la educación y el
acceso a los bienes culturales como formas de inclusión e integración social
(Parchuc et al., 2018), sino también reducir el daño provocado por el encierro,
denunciar la violencia institucional y construir proyectos culturales y
comunitarios dentro y fuera de la cárcel (Delfino y Parchuc, 2017, pp. 111-112).
Es por esto que su estudio requiere abordar las lógicas vinculares en equipos
de trabajo que se constituyen en el marco de propuestas formativas, “una forma
de estar-en-la-educación” (Chauvin, 2016) que construye “territorios
pedagógicos” en contextos de encierro (Bustelo, 2017), alternativos o en
contraposición a las estructuras y prácticas penitenciarias.
En este contexto, entendemos la labor editorial del TCE como un trabajo de
reflexión y configuración de la identidad cultural de un colectivo y de sus
modos de hacerse público, que necesariamente implica el cuidado de su
circulación y recuperación. Esto vincula la edición, desde la conceptualización
de la revista hasta su reproducción técnica, al archivo como instrumento de la
memoria necesario para la continuidad del proyecto en los términos
enunciados: como plataforma para la voz de un colectivo que se dice a sí mismo
de maneras diferentes a los medios hegemónicos, que construyen la figura de
las personas privadas de su libertad ambulatoria en clave de prontuario,
señalando el crimen o la condena en términos individuales.
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En este sentido, y lejos de las lógicas comerciales constitutivas de la industria,
es que resulta fructífero considerar la labor editorial intramuros a la luz de
fenómenos editoriales como el de las revistas culturales en Argentina,
entendidas en tanto emprendimientos intelectuales colectivos como respuesta
necesaria a una coyuntura política o estética (Sarlo, 1992; Beigel, 2003; Prislei,
2015), y como “documentos de cultura, en términos de Benjamin, porque
permiten disecar un determinado estado del campo intelectual” (Beigel,
2003,p. 113). Asimismo, es fructífero ponerlas en relación con el formato tanto
material como de distribución del fanzine, privilegiado por movimientos
políticos (Álamos, 2018) y culturales (Schmied, 2018), y caracterizado por “sus
facetas identitarias, contraculturales y contrahegemónicas respecto a los
medios masivos del establishment comunicacional” (Cosso y Giori, 2015, p. 8).
Creemos que existe una relación entre las estrategias enunciativas observables
en la escritura y la confección de las piezas editoriales, así como en la
configuración colectiva del trabajo en el taller. Uno y otro son aspectos
constitutivos de la práctica en este contexto que se retroalimentan entre sí y
hacen a las particularidades de este proyecto editorial tanto como al modo de
intervención de la Universidad en la cárcel a través de la Edición.
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Rubin, M.J.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
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—-- (2016a). Los Monstruos Tienen Miedo 07, julio de 2016, EFFyL.
—-- (2016b). La Resistencia 15, diciembre de 2016, EFFyL.
Acerca de la autora
Rubin María José. Editora por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires, Licenciada en Crítica de Artes por la Universidad Nacional de las Artes
(UNA). Especialista en Docencia Universitaria (CLACSO y FSOC-UBA). Coordinadora del
Taller Colectivo de Edición en el marco del Programa de Extensión en Cárceles (PEC),
Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil (FFyL-UBA). Docenteinvestigadora de la Cátedra Libre de Edición “Boris Spivacow” (FFyL-UBA).
Ínvestigadora del proyecto UBACyT “Escribir en la cárcel: intervenciones con la
literatura y otras formas de arte y organización” (FFyL-UBA). Docente de Semiótica en
el Área Transdepartamental de Crítica de Artes (UNA).
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Bustamante, C. N. et al.
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“Lo que la cárcel no puede encerrar.
Prácticas de resistencias”
Bustamante, Claribel Nahir
Proyecto de extensión: “Derecho a pensar en Libertad”
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Canchi, Luis Alberto
Proyecto de extensión: “Derecho a pensar en Libertad”
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Tello, Antonela
Proyecto de extensión: “Derecho a pensar en Libertad”
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Villafañe, Aylén Rocío
Proyecto de extensión: “Derecho a pensar en Libertad”
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Viotti Giorda, Celeste.
Proyecto de extensión: “Derecho a pensar en Libertad”
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
15/10/2019
Resumen
Hablar de las cárceles es sinónimo de violencia estatal. Sin embargo, siguiendo
a Lhuilier (2013), si se insiste en sólo demostrar los procesos de
desvinculación, desolación, etc, generados por las vulneraciones sistemáticas,
se corre el riesgo de favorecer la invisibilización de otras fuerzas opuestas, más
bien de resistencia: prácticas que tensionan lo instituido carcelario y
posibilitan salir de un sentimiento de impotencia y de estancamiento
irreductible.
Con relación a ello, se busca construir respuestas a los siguientes interrogantes:
¿cuáles son las resistencias generadas por las mujeres privadas temporalmente
de su libertad en la cárcel en Bouwer? ¿Qué rol cumple la educación en ese
sentido? ¿Cuál es el lugar de la extensión universitaria en dicha institución?
Para lograr dicho objetivo se analizan los registros de talleres llevados a cabo
en el 2018 en la cárcel de mujeres en Bouwer, las experiencias allí vividas y las
producciones realizadas por las compañeras privadas temporalmente de su
libertad en el marco del proyecto de extensión "Derecho a pensar en libertad".
En dicho proyecto, a través de un posicionamiento ético y político, se apuesta a
la conformación de un espacio que promueva la emergencia y visibilización de
todas aquellas prácticas y discursos que contribuyen a la conformación de un
lugar, un lugar otro. Es allí donde las resistencias se hacen palabra, cuerpo, se
despliegan los saberes, se construyen vínculos, comparten experiencias, como
así también enojos y alegrías que se expresan en ese tiempo y lugar.
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Bustamante, C. N. et al.
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Palabras claves: Cárcel – Mujeres - Extensión - Resistencias
Abstract
Talking about prisons is synonymous with state violence. However, following
Lhuilier (2013), if you insist on only demonstrating the processes of
decoupling, desolation, etc., generated by systematic violations, you run the
risk of favoring the invisibility of other opposing forces, rather of resistance:
practices that stress the instituted prison and make it possible to get out of a
feeling of helplessness and irreducible stagnation.
In this regard, it seeks to build answers to the following question: what are the
resistance generated by women temporarily deprived of their freedom in the
prison in Bouwer? What role does education play in that regard? What is the
place of university extension in that institution?
To achieve this objective, the records of workshops held in 2018 in the
women's prison in Bouwer, the experiences lived there and the productions
made by female partners temporarily deprived of their freedom in the
framework of the extension project “Right to think of freedom ”.
In this project, through an ethical and political positioning, we bet on the
conformation of a space that promotes the emergence and visibility of all those
practices and speeches that contribute to the conformation of a place, a place
another. It is there where resistances are made word, body, knowledge unfolds,
bonds are built, experiences are shared, as well as anger and joys that are
expressed in that time and place.
Keywords: Prision- woman- extension Referencia para citar este artículo:
Bustamante, C. N. et.al. (2019) Lo que la cárcel no puede encerrar.
Prácticas de resistencias. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp.6885.
Introducción
(1) Se hablará de “mujer”
para referir a las personas
que se encuentran alojadas
en la cárcel de mujeres pero
que no necesariamente se
identifican
con
dicha
categoría, pudiendo referirse
a mujeres cis, trans u otras
identidades
también
(Castagno y Vergara, 2016).
“Derecho a pensar en libertad”, es un proyecto de extensión radicado en la
Universidad Nacional de Córdoba, que se encuentra desarrollándose desde el
2006, en la institución que coloquialmente se conoce como la cárcel de Bouwer.
El espacio está integrado por estudiantes, jóvenes profesionales, docentes de
diversas disciplinas académicas y las mujeres privadas (1) temporalmente de
su libertad que participan cada año. A lo largo de todo este tiempo, el proyecto
ha mantenido como eje la realización de prácticas extensionistas orientadas a
la promoción de los derechos humanos de las mujeres privadas de su libertad,
desde un enfoque de derechos humanos y una perspectiva de género.
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Bustamante, C. N. et al.
(2)
En
este
escrito
utilizamos la letra x para
ampliar los modos de
nombrar
el
género,
considerando
la
multiplicidad
de
expresiones de género que
exceden
el
binario
masculino-femenino, como
así también promover el uso
de un lenguaje no cisexista,
evitar el androcentrismo y
encontrar en la indefinición
un posicionamiento político
de creatividad y resistencia.
(3)
Comúnmente
para
nombrar a una mujer
condenada o procesada, se
utiliza la palabra "interna" o
"presa". Desde nuestra
posición
política,
sostenemos que dichas
etiquetas
son
estigmatizantes, por lo cual,
preferimos
llamarlas
compañeras. Este modo de
nombrarlas lejos está de ser
un
eufemismo,
son
compañeras no sólo por el
vínculo que se gesta en el
encuentro con un otrx, sino
también
porque
construimos juntxs un
espacio colectivo en donde
se
fortalece
el
reconocimiento
como
sujetxs de derecho
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De este modo, a través de la extensión, la universidad entrelaza vínculos con la
comunidad, funcionando como un actor social activo, responsable de la
producción de conocimiento, no sólo puertas adentro, sino también hacia
afuera. Siguiendo a Gezmet y Dagúm (2013), la extensión debe ser llevada a
cabo desde una universidad democrática, crítica y creativa, que parte del
concepto de la democratización del saber, asumiendo la función social de
contribuir a la mayor y mejor calidad de vida de la sociedad, desde un diálogo
interactivo y multidireccional con lxs (2) diferentes actorxs involucradxs.
Desde estas bases, se realizan talleres que buscan promover que las mujeres
tomen la palabra en torno a las problemáticas que las atraviesan
(discriminación, inseguridad, estigmatización, violencia estatal, aislamiento,
desarraigo, violencia de género, etc.), fomentando un posicionamiento crítico
sobre sus realidades e identificando y potenciando sus recursos a través de la
implementación de dispositivos lúdicos, culturales y artísticos. Lo cual,
fortalece el proceso de construcción de la extensión como diálogo, mutuo
aprendizaje e intervención para transformar las relaciones con otrxs, con el
conocimiento y la subjetividad.
De este modo, además se posibilita el derecho a la educación, entendiendo a la
misma más allá del modelo bancario, como práctica de construcción de
conocimientos y aprendizajes con otrxs.
En consecuencia, los intercambios que el espacio de encuentro posibilita, el
hecho de poder generar un vínculo de confianza con las compañeras (3) y de
lograr transformar el espacio como un lugar de “libertad”, posibilitó conocer
las diferentes experiencias de las mujeres privadas temporalmente de su
libertad, tanto las vividas dentro del penal, como antes de éste.
Así, en el marco del proyecto de extensión, dentro del contexto de encierro
carcelario, hemos podido tomar contacto con distintas problemáticas, que
afectan la vida de estas mujeres. Ellas han expresado la falta de contención por
parte de lxs profesionales de la salud, el maltrato de la institución carcelaria,
las dificultades para mantener vínculos con su entorno familiar, las
discriminaciones que siente por estar encerradas, etc. En este sentido la
prisión, no se limita a vulnerar sólo el derecho ambulatorio, sino que despliega
barreras materiales y simbólicas que tienen por objeto la coacción de las
personas, convirtiendo los derechos en privilegios que se otorgan o se quitan
de acuerdo a la arbitrariedad de la institución.
Frente a ello, el proyecto "Derecho a pensar en libertad", con sus más de 12
años de trabajo en el Establecimiento Penitenciario N° 3 para mujeres,
entiende que la extensión debe ser un lugar político, activo, crítico y solidario,
que busque atenuar (dentro de las limitaciones y potencialidades de esta
función universitaria), las condiciones de vulnerabilidad por medio de la
recuperación de la palabra en un espacio de encuentro. Promoviendo
asimismo una crítica a la vida cotidiana en el encierro y el reconocimiento de
las personas privadas temporalmente de su libertad como sujetxs de derechos,
más allá de la cárcel.
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Por supuesto, no se desconocen las diversas vulnerabilidades, como quien
constituye una gestalt, en este artículo se hará “figura” aquellas resistencias
que suelen ser “fondo”, para visibilizar que las mismas posibilitan otro “estar”
en la cárcel. Un transcurrir que se acerca a la salud y que merecen ser
visibilizadas, ya que son esas resistencias las que permiten seguir insistiendo
en que al menos por algunos momentos la construcción de un espacio diferente
es posible.
Perspectivas teóricas.
El acceso a la educación como herramienta de resistencia
Siguiendo a Lhuilier (2013), si se insiste en sólo demostrar los procesos de
desvinculación y desolación generados por las violencias sistemáticas por
parte del Estado en contextos de encierro carcelarios, se corre el riesgo de
favorecer la invisibilización de otras fuerzas opuestas, de resistencias:
prácticas que tensionan lo instituido carcelario y posibilitan salir de un
sentimiento de impotencia y de estancamiento irreductible.
Resistencias que se encuentran en aquellos modos de expresión escondidos o
informales, en los intersticios de la dominación, aunadas a la conquista de una
actividad propia, personal y personalizante que promueven la construcción de
espacios de autonomía, anticipando y alimentando la acción colectiva.
La resistencia es una mezcla de reactividad y de actividad, de conservación y
de invención, de negación y de afirmación. Se puede afirmar que toda cosa se
hace resistente desde que su esfuerzo para preservar su ser, encuentra una
fuerza que tiende a disminuirlo, contrariarlo o incluso a arrebatarle su
existencia. Por ende, en todo lugar donde hay vida, hay resistencia que se anida
en las prácticas cotidianas. La resistencia está diseminada por todas partes,
pero se ignora y a menudo se desconoce (Tosquelles, 1967/2009, en Lhuilier,
2013).
En este sentido, consideramos necesario destacar que hablar de resistencias no
alude necesaria y únicamente a grandes movimientos colectivos o
“revoluciones”, sino que también se hacen presentes en acciones y omisiones
cotidianas que posibilitan conquistas y reconocimientos, aun en la cárcel.
De este modo, es posible contemplar que, aunque esté presente el
sometimiento institucional, aun así, existen prácticas de resistencia, donde se
establecen amistades, solidaridades, amores, lazos personales de organización,
que disputan los poderes institucionalizados por el Estado y la cultura. Las
rutinas diarias son irrumpidas por rituales de ruptura que chocan,
desequilibran, se interponen, atropellan la cotidianidad (Coba, 2015).
Al decir de Deleuze (1988 citado en Castagno y Vergara, 2016) en todo
dispositivo hay fuerzas que abren “líneas de fuga”, de subjetivación.
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(4) Véase: artículo 140, Ley
26695 que modifica la 24660.
(5) El concepto, contemplado
en el artículo 101 de la ley
24660,
alude
a
la
ponderación de la evolución
personal de la persona
privada de su libertad, de la
cual se deduce su grado de
posibilidad de adecuada
reinsercion social. En este
sentido, asistir a talleres, le da
una valoración positiva a la
calificación de su concepto
por parte del Servicio
Penitenciario.
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Así, entendemos el acceso a espacios de educación -formal e informal- como
una fuerza que posibilita una línea de fuga, ya que permite la disputa de
sentidos, potencia un proceso de subjetivación, pudiendo, las mujeres privadas
temporalmente de su libertad, posicionarse como estudiantes, como
compañera en un taller, dejando de ser sólo “internx”, circunscriptx a una causa
y a un delito. Además, facilita la construcción de un espacio de encuentro, de
charla y diálogo con compañeras de otros pabellones.
En virtud de ello, los espacios de educación (in)formales, se apropian de la
urgencia, tal como menciona Daroqui (2000), y crean un espacio de libertad
entre los muros, aunque suene paradójico. En palabras de la autora: “que
produzca una grieta en ese gran muro que como representación real y simbólica
de la cárcel se instala en toda persona privada de libertad” (p. 101).
Por otro lado, tomando lo expuesto por Sozzo (2012) “la educación se presenta
como una alternativa para resistir los procesos de degradación que la misma
privación de la libertad genera, sobre los que se cimienta la producción y
reproducción de la desigualdad y exclusión social” (citado en Iglesias, 2017 p.
22). En consecuencia, podría pensarse que la misma aparece como una
herramienta para combatir las lógicas institucionales de desigualdad
existentes.
A su vez, Iglesias (2017) sintetiza dos sentidos principales para pensar la
educación en este contexto: por un lado, como una necesidad del presente
vivido, la búsqueda de sentirse mejor, de aprovechar el tiempo, de alejarse de
las hostilidades del medio; y por otro, aparece asociada a un futuro fuera de la
cárcel, como un medio para poder desplegar potencialidades en el mundo
exterior.
Paradojalmente, también perseveran sentidos que asocian la educac ión a una
función rehabilitadora. Una de ellas actualiza la educación vinculandola con el
tratamiento penitenciario como consecuencia del estímulo educativo contenido
en el artículo 140 (4) de la Ley 26695 que modifica la 24660. La otra se
vislumbra en la tensión derecho-obligación (Acin y Madrid, 2019).
Para Gutiérrez (2011), si la asistencia a un espacio educativo se hace en función
de un beneficio indirecto (avanzar en la progresividad del tratamiento),
inversamente, no concurrir equivale a un castigo. Y no es que no sea válido este
motivo, pero es un absurdo para el proceso educativo si la persona privada
temporalmente de su libertad sólo asiste por este motivo (cfr. Acin y Madrid,
2019).
En este punto nos parece importante remarcar que es tarea del talleristadocente, promover una deconstrucción de estos sentidos en el devenir del
proceso educativo. De hecho, en nuestra experiencia, luego de realizados varios
encuentros, muchas compañeras se “animan a confesar” que en principio
asistían a los talleres para poder charlar con sus compañeras, encontrarse con
amigas que se encuentran en otros pabellones, por el certificado que “le suma
concepto” (5) y/o porque simplemente estaban aburridas.
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Pero que con el correr del tiempo, conociendo la forma de trabajo y las
actividades que realizamos juntxs, así como las temáticas que abordamos,
hicieron que se interesan genuinamente y quisieran participar activamente en
el espacio.
Co-construcción y fortalecimiento de un espacio de
encuentro, a través de la extensión universitaria.
Teniendo presente la situación actual de la institución carcelaria, resulta
imprescindible destacar la existencia de devenires que fortalecen las prácticas
universitarias dentro del marco del encierro carcelario, reconociendo que la
cárcel, así como establece restricciones, también habilita -quizás por el propio
devenir informal de su funcionamiento- posibilidades tendientes a garantizar
el ejercicio de derechos culturales, educativos y comunicacionales a pesar,
incluso, del encierro (Manchado y Castillo, 2018).
En este sentido, las experiencias educativas y culturales en contextos de
encierro carcelario, mediante nuevos recursos sociales y culturales, poseen la
potencia de “activar la grupalidad”, perfilando una confianza en valores que
contribuyen a formar otro tipo de vínculos entre lxs sujetxs, contribuyendo al
diseño de políticas públicas y a desarmar las lógicas asistenciales que
reproducen los sentidos segregativos y expulsivos (Manchado y Castillo, 2018).
De este modo, cuando ingresa la universidad a la cárcel (ya sea desde la
docencia, la investigación o la extensión), necesariamente se produce una
grieta, un movimiento disruptivo en la cotidianeidad del encierro, de las lógicas
presentes en las instituciones carcelarias.
Asi, en lo referente a la extensión, según Bailetti (2012), el ingreso de docentes
y/o talleristas extensionistas constituye lo extra-ordinario, la ruptura, lo
exótico en la rutina del “adentro”.
En este punto es menester preguntarse ¿qué entendemos por extensión
universitaria?, ¿desde qué modelo de extensión nos posicionamos?, ¿es posible
construir resistencias desde cualquier modelo de extensión?
Para dar respuestas a estos interrogantes es necesario explicitar que la
extensión sostenida por el proyecto “Derecho a pensar en libertad”, no tiene
que ver con la construcción de respuestas unilaterales desde una supuesta
posición de superioridad o “saber experto” hacia un otrx “carente de saber”, o
como una práctica utilitaria que toma los problemas del medio como
“ejercicios” que “sirven” para la formación profesional o que resultan
“interesantes” para ser investigados, sino con la formación y prácticas junto a
quienes son actorxs de la realidad social analizada.
En este sentido, retomamos aportes del Pronunciamiento de la UNC sobre la
función de extensión de las Universidades Públicas Nacionales, (2009), donde
se plantea que:
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la relación universidad–sociedad debe tender a la profundización del diálogo de
saberes y la producción conjunta de conocimiento, pudiendo reconocer un rol y
un tipo de aporte específico en cada actor que participa.
Para ello, también es relevante prever otros dispositivos que posibiliten la
participación en la determinación de las situaciones problemáticas y estilos de
intervención a realizar. Así, el diálogo se asienta sobre una relación que
establecemos con “otrx”, por lo cual, ubicarse en una posición dialógica implica
entender que la universidad se relaciona con sujetxs y con instituciones
portadoras de saberes, capacidades y limitaciones, y que los diversos saberes no
se asientan en diferencias de jerarquía sino en distintos puntos de vista y lugares
desde donde se interroga la realidad. Esta posibilidad de dialogar desde la
diferencia abre paso al logro de una mayor complejidad y riqueza en el
conocimiento y en las prácticas. Para ello, es importante poder mirar al otrx, no
desde la jerarquía del saber académico, sino desde una posición que rompa con
las condiciones de inequidad para poder expresarse, ya que del intercambio
surge el nuevo conocimiento (cfr.2009, p.2).
En esta dirección, teniendo presente los diferentes modelos de extensión, es
decir, altruista, divulgativo, concientizador, empresarial, crítico, desde este
último, la extensión crítica, es el modelo desde el cual nos posicionamos, dado
que tiene por objetivo que la formación universitaria vaya más allá del saber
técnico. Por ende, además de los procesos dialógicos, promueve instancias
formativas integrales que fomenten la solidaridad y el compromiso de lxs
universitarixs en las transformaciones sociales.
Asimismo, pretende favorecer una dimensión política, que incida en el curso de
la consolidación y autonomía de sectores sociales marginados, aportando a la
generación de procesos de saber popular (Tommasino y Cano, 2016, en Rivera
y Verdejo 2018).
Tal como se ha expresado en párrafos anteriores, estas metas tendrán lugar si
la dimensión política, académica y pedagógica de la extensión, se nutre de
prácticas dialógicas que reconozcan los saberes, capacidades y limitaciones de
lxs sujetxs e instituciones, con los que la universidad se relaciona (Gezmet, s.f).
En consecuencia, esta posición extensionista fomenta a sus tiempos y modos,
la (co)construcción y fortalecimiento de una universidad que se aparta del
lugar de “saberlo todo”, y que sólo se vincula con la comunidad desde el
asistencialismo, el utilitarismo o el mercantilismo. En donde lxs otrxs, son
receptorxs pasivxs, objeto de estudio, o potenciales clientes, según el caso. Así,
se deja por fuera la potencialidad de identificarlxs como sujetxs autónomxs de
(re)producción de conocimientos (Abatedaga, Haiquel y González, 2015), con
los cuales interaccionar, posibilitando una “ecología de saberes” que
convierten a la universidad en un espacio público de interconocimiento, donde
lxs ciudadanxs pueden intervenir (“venir entre”), sin la posición exclusiva de
aprendices (De Sousa Santos, 2006).
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Ahora bien, centrándonos en el contexto de encierro carcelario, construir un
quehacer extensionista en la cárcel, implica articular lógicas complejas en las
que tienen lugar políticas, intencionalidades y prácticas entre dos espacios con
miradas contrapuestas, ya que alguien privado de su libertad, es entendidx
desde el Servicio Penitenciario como objeto de tratamiento en vez de
considerarlx como sujetx de derechos (Mercado, 2008). Por lo cual, si la
extensión universitaria se define por su carácter intervencionista, desde la
Extensión Crítica, intervenir es crear conjuntamente, encontrando líneas de
fuga, de resistencia, tiempos y lugares de suspensión de lo instituido y
naturalizado (Contino y Daneri, 2017). Y ello implica desde “Derecho a Pensar
en Libertad”, sostener un posicionamiento político, ético y extensionista, que
nos lleva a elegir ciertas formas de trabajo por sobre otras.
En este sentido, destacamos la realización de talleres, ya que favorecen la
discusión de una temática, mediante la participación de todxs lxs integrantes,
valorando los saberes producto de la experiencia, creencias, y convicciones de
cada unx. Así, mediante un espacio de encuentro se pretende:
fomentar maneras de vinculación entre pares desde el diálogo; acceder (y
ampliar) a un bagaje de conocimientos desconocidos (viendo otros mundos y
horizontes posibles); como así también, (de)construir individual y
colectivamente, formas de pensarse desde la potencialidad y la capacidad
creativa (cfr, Acín y Mercado, 2009).
De igual manera, se expresa Bonvillani (2016), al considerar que el taller es una
metodología de trabajo grupal donde la reflexión posibilita, facilita relaciones
por medio del decir, de la interacción y desde el hacer, generando efectos en el
grupo y promoviendo instancias de reflexión colectiva. Además, como
dispositivo productivo, genera objetos materiales y simbólicos.
Todo ello como una forma de contrarrestar (dentro de las posibilidades de un
proyecto de extensión universitario), la vulnerabilidad de sus derechos y las
escasas posibilidades que las personas privadas temporalmente de su libertad
tienen de hacer visibles sus vivencias, problemas y opiniones en la sociedad
(Juárez, Natta, Barrionuevo y De Elejalde, 2013).
Escenario de intervenciones.
Las intervenciones se realizan desde el marco del proyecto “Derecho a Pensar
en Libertad”, el cual es una propuesta de extensión de la Universidad Nacional
de Córdoba (UNC), sostenida por estudiantes, egresadas y docentes que tiene
entre sus objetivos la promoción de Derechos Humanos, en el Establecimiento
Penitenciario N° 3 (correccional de mujeres) ubicado en la localidad de
Bouwer, ruta Nacional N° 36, Km 797, del departamento Santa María.
Encontrándose a unos 18 Km de la Ciudad de Córdoba.
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El trabajo que “Derecho a Pensar en Libertad” lleva a cabo en Bouwer, parte de
un enfoque de Derechos Humanos, el cual nos permite expresar que toda
persona es sujetx de derechos, y al mismo tiempo, nos brinda una perspectiva
que posibilita comprender por qué ciertas prácticas institucionales-sociales
establecen jerarquías entre las personas, impactando directamente en la
posibilidad del disfrute de sus derechos.
Sumado a ello, coincidimos con Miner (2012), quien sostiene que la prisión no
solamente (de)priva al sujetx culpable y procesadx, de su libertad física, sino
que también impone una coacción simbólica que obliga a lxs mismxs a invalidar
y menospreciar sus ideas, aspiraciones, creencias y sentimientos, y a prescindir
de los derechos que excedan la incumbencia de la institución, principalmente
la salud y la educación.
En consecuencia, la cotidianeidad en los contextos de encierro carcelario está
regida por la idea de que no es posible que las condiciones de vida allí dentro
sean mejores que las que tienen las clases más bajas en libertad. Ello, implica
naturalizar que hay ciudadanxs de distintas categorías, unxs más merecedorxs
que otrxs de los derechos que reconoce la ley (Luque y Perano, 2013).
Frente a esto, en una institución caracterizada por su verticalidad, jerarquía y
generadora de individualidades (en detrimento de prácticas colectivas),
atravesada por conflictos y tensiones, la base de nuestras prácticas y las
intervenciones que llevamos a cabo, tienen características de horizontalidad,
respeto y sin prejuicios, con el objetivo de lograr una práctica transformadora,
donde la palabra no está prohibida, debatiendo, escuchándonos e
intercambiando conocimientos en torno a diferentes temas: Derechos
Humanos, género, sexualidad, salud mental, educación, trabajo, entre otros,
construyendo así, un espacio de acción colectiva y empoderamiento.
A su vez, sumado a un enfoque de Derechos Humanos, nuestras prácticas están
atravesadas por una perspectiva de género que posibilita visibilizar no sólo que
la pena privativa de la libertad de por sí es violenta, sino también, que para las
mujeres se convierte en un ámbito especialmente discriminador y opresivo, lo
cual se manifiesta en la desigualdad del sistema penitenciario dado que está
diseñado para varones y basado en estereotipos de mujeres (Rainero, 2013).
Ello nos permite entender, tomando a Castagno y Vergara (2016), la vigente
(re)producción de la segregación de género, que se evidencia en las constantes
normalizaciones/sanciones que operan sobre las mujeres en cuanto a sus
formas de vestir, sus deseos, la expresión de identidades de géneros disidentes,
su sexualidad, como también la implementación de talleres generizados
(costura, cocina, peluquería, etc.) que arraigan el rol “tradicional” de la mujer
como cuidadora, dependiente, siempre ligada al ámbito privado.
Por lo cual, la decisión de intervenir en la cárcel de mujeres no es casual, sino
que responde al posicionamiento de evidenciar estas situaciones de
vulneración y hacer nuestro aporte, desde un espacio de encuentro y debate,
para problematizar desde una perspectiva de género, las vulneraciones de
derechos humanos en los espacios carcelarios, donde los derechos de las
mujeres en las cárceles son violados sistemáticamente reproduciendo las
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(6)
según Amor
Libre Argentina, se
refiere a una norma
social
que
argumenta que la
única
forma
aceptable
de
relacionarse
sexoafectivamente
es la monogamia.
Todo lo que no está
dentro es expulsado
y
reprimido,
y
acusado
de
perversión.
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desigualdades de género, violencia y exclusión (Informe de la Comisión
Provincial de la Memoria, 2013).
Estas situaciones, lejos están de modificarse si las cárceles se siguen
manteniendo reticentes a la incorporación de la perspectiva de género:
dificultades en el acceso a materiales de higiene específicos, instalaciones
inadecuadas para la cohabitación con sus hijxs, ausencia o precarización en el
acceso a la atención médica especializada, desidia en la respuestas
institucionales sobre las situaciones de las mujeres embarazadas, entre una
larga listas de tratos violentos que se despliegan específicamente sobre las
mujeres privadas de su libertad (Álvarez, Azcue y Patiño Aráoz, 2018).
En definitiva, desde "Derecho a pensar en libertad”, buscamos problematizar
sobre la problemática carcelaria, no sólo a lxs estudiantes, jóvenes
profesionales y docentes universitarxs que transitan por este proyecto de
extensión, sino también a la comunidad universitaria y a la sociedad en general.
Ello no es menor, si consideramos que el contexto social actual responde a un
sistema cultural, político, judicial, médico y económico capitalista, patriarcal,
binario y hetero-normativo. De este modo, los vínculos y la subjetividad de cada
persona se inscriben bajo el sólido binomio hombre-mujer, macho-hembra, la
heterosexualidad obligatoria y la mononorma (6), teniendo efectos sobre el
comportamiento, valores, creencias y el deseo de las personas. Partiendo de
este escenario social es que se sostiene que la institución carcelaria no escapa
a estas lógicas, incluso las (re)produce, acentuando así, las desigualdades en el
acceso a derechos para las mujeres.
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, el espacio de encuentro
extensionista que se busca construir desde el proyecto choca con la
cotidianeidad de las prácticas verticalistas y autoritarias, que, sumadas al
encierro y la discriminación social, se erigen como obstáculos para que lxs
participantes, puedan reflexionar sobre sus experiencias y recorridos de vida,
así como también pensarse como sujetxs con potencialidades para decir y
actuar (Juárez et al, 2013).
Ello nos presenta el desafío de superar las barreras que despliega la institución,
lo que no hace más que complejizar el abordaje extensionista que se lleva a
cabo junto con las compañeras privadas temporalmente de su libertad. No
obstante, a través de un trabajo interdisciplinario (desde el Derecho, la
Psicología, las Ciencias Sociales, el Arte, la Comunicación Social, el Trabajo
Social, la Educación, entre otras) e interinstitucional, se producen prácticas y
conocimientos que no se conciben aislados de la problemática en la que se
pretende incidir, sino que son construidas desde esa misma realidad en
conjunto con las mujeres procesadas y condenadas en Bouwer.
Por otro lado, también es necesario destacar que el trabajo de extensión en la
cárcel implica cuestionar y examinar la problemática carcelaria dentro de las
universidades.
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El contexto de encierro carcelario pasa desapercibido en muchos espacios
disciplinares donde transcurre la vida académica de lxs estudiantes, jóvenes
profesionales y docentes universitarixs. Lo cual, nos enfrenta a repensar
estrategias que rompan los muros materiales y simbólicos entre la cárcel y la
universidad.
Análisis del proceso y dificultades.
“Derecho a Pensar en Libertad” realiza talleres en la cárcel de mujeres en
Bouwer desde el año 2006. En todo este tiempo, lógicamente, el proyecto ha
ido cambiando sus estrategias y metodologías de trabajo, profundizando
perspectivas, incorporando aportes, etc. Sin embargo, aún hoy, en el contacto
universidad-cárcel, siguen persistiendo ciertos obstáculos, para la práctica
extensionista dentro del contexto de encierro carcelario.
Una de ellas, es que la educación “no formal” y en particular los talleres
universitarios, son los espacios donde la selectividad penitenciaria opera con
mayor eficacia, debido a que no todas las mujeres tienen posibilidades de
acceder a estas actividades educativas, puesto que, actúan como un premio, lo
cual, coincidiendo con lo planteado por Bailetti (2012), no ocurre la mayor de
las veces con las instancias “formales” o institucionalizadas.
Al contrario de esta arbitrariedad institucional, desde el proyecto proponemos
un espacio que no establece ningún tipo de requisito ni condición para
participar de los talleres. Las compañeras pueden asistir a nuestros encuentros
independientemente del estado de sus causas, nivel de escolaridad, edad,
pabellón en que se encuentre, documentación, etc. Esta decisión no sólo
enriquece el espacio, sino que también nos pone el desafío de construir un
dispositivo que incluya a todas las integrantes.
Pero más allá de nuestro posicionamiento, la educación en este contexto podría
entenderse como un privilegio y no como un derecho, dado que las
disposiciones institucionales que debieran garantizar el acceso a la educación
entran en contradicción con una lógica atravesada por la institución seguridad,
que sólo atiende de forma relativa y arbitraria la progresividad de la pena. Así,
la seguridad se constituye en el esquema organizador de las prácticas
dominantes, donde se priorizan las prácticas de control en cada una de las
actividades diarias, quedando así, en manos del Servicio Penitenciario definir
si unx internx asiste o no a la escuela. Lo cual, produce una ficcionalización de
los derechos evidenciando la ambigüedad, las discordancias entre los discursos
del orden y las prácticas carcelarias donde se van conformando las barreras
para el acceso a un derecho (Correa, Battán Horenstein, Castagno, León
Barreto, Pereyra, Herranz y Páez, 2014).
En consecuencia, no todas tienen garantizado el acceso a la educación -ya sea
formal e informal-, en nombre de la seguridad y el orden. Por lo cual, se ve
vulnerado el ingreso, permanencia y finalización de procesos educativos que
tienen lugar dentro de la cárcel.
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Además, las que pueden ejercer su derecho a la educación, muchas veces se
encuentran en la disyuntiva de realizar aquellos talleres que sumen "puntos"
(haciendo referencia al artículo 140 de la Ley 26695 modificatoria de la 24660)
para avanzar en la progresividad de su pena, descartando quizás aquellos
espacios que no tengan esa categorización, pero sean de su interés.
Sin embargo, muchas veces nos han planteado que, a pesar de que la asistencia
a nuestro espacio no sume puntos, les gusta y aprenden junto a sus compañeras
desde un lugar colectivo.
Otro obstáculo por sortear es que en el mismo día y horario que realizamos los
encuentros, se dictaban simultáneamente otros talleres, que ya habían iniciado
a comienzo de año, mientras que nuestras actividades tienen lugar en Bouwer
durante el segundo cuatrimestre de cada año lectivo.
Ello plantea inconvenientes en lo referente a los espacios de la escuela que nos
ceden para llevar a cabo los encuentros, así como la negociación entre lxs
distintxs talleristas para no interferir mutuamente en el desarrollo de las
actividades, por ejemplo, en lo referente a él volumen de la música en el taller
de folklore, o el volumen del sonido en un encuentro de cinedebate. Y por
supuesto, aquí también se hace presente el dilema de tener que elegir entre los
distintos talleres en los que les gustaría participar.
Por otro lado, desde el proyecto se adoptó como estrategia la particularidad de
que, en cada encuentro, si bien tienen relación entre sí a lo largo de los meses
que se llevan a cabo, tengan inicio y final en el mismo día. Esto por supuesto, a
pesar de los tiempos, no implica la simplificación en el abordaje de una
temática elegida colectivamente, siempre que se requieren se vuelve a
profundizar en las inquietudes que surjan en los encuentros venideros.
Dicha estrategia se debe a que la permanencia de las mujeres en estos espacios
es inconsistente debido a los horarios de visita, los tiempos para utilizar el
teléfono, la obligación de realizar algún trabajo, las fajinas, sus estados de
ánimo, etc. Es así como cada taller se elabora con la intención de que todxs lo
aprovechen, sin necesidad de que asistan a la totalidad de los encuentros en el
año.
En palabras de las compañeras privadas temporalmente de su libertad, el
asistir a los distintos talleres es importante, más allá de las concurrencias al
mismo, entienden que se ponen en juego otras cuestiones que permiten resistir
un poco más el contexto carcelario. Las mujeres mencionan que asistir a los
talleres, cantar, bailar o hacer manualidades, les posibilita salir de los
pabellones, enfocarse en otras cosas, aliviando con ello las angustias y
malestares. En general los talleres aparecen como medios para distraerse y
“despejar la mente”. Ejemplo de esto, son las frases que expresan lo que, para
ellas, implican los encuentros:
“Me gusta salir a los talleres, a despejar la mente”,
“No encerrarme y salir a los talleres”,
“hacer manualidades para mis hijos”,
“trato de salir del pabellón a hacer todas las tareas”,
“busco tareas para olvidarme de todo”.
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Esto a su vez refleja que la pena en prisión es un “tiempo aparte”, que adquiere
el sentido de un presente inmóvil, suspendido en la larga duración (Da Cunha,
2004). La monotonía que genera el encierro se materializa en un “tiempo
perdido”, es también castigo, una sanción semejante a la penitencia de enviar a
unx niñx al rincón a pensar en lo que había hecho, buscando que entienda
porqué estaba ahí, generando un aburrimiento ante la falta de estímulos y la
captura del cuerpo cuyos movimientos se ven limitados.
Entonces, si hay un tiempo que se pierde, hay una vida que se esfuma, por lo
cual, la posibilidad de participar en los talleres, salir del pabellón, permite la
resignificación del tiempo dentro de la cárcel, otorgándole nuevos sentidos.
En lo referente a “Derecho a pensar en libertad”, la modalidad de los talleres
fue destacada por las compañeras como una motivación para continuar
participando. De este modo, la diversión, las risas, el “pasarla bien” y los juegos
que realizamos, aparecieron asociados al dispositivo: “(...) es un taller muy
didáctico, que está bueno, que te ayuda a pasar el tiempo para no estresarte”.
Y ante las dificultades de poder asistir, han comentado que (dentro de sus
posibilidades) suelen ingresar antes a sus trabajos o negocian con una
compañera que las cubra, para poder salir antes y poder participar de los
encuentros.
Además, destacaron que el espacio les permite vincularse con sus pares,
potenciando el compañerismo y el buen trato entre ellxs:
“Valoro mis compañeras y saber lo que pasó por otros pavellones”. También
expresaron que “(...) podes compartir muchas cosas y hay mucho compañerismo
y podemos todas poner un poquito”.
Esta afectividad, que se pone en juego en los vínculos refiere a que no sólo se
trata de mirarla como el componente que le otorga cierta estabilidad emocional
a las mujeres privadas temporalmente de su libertad, sino como expresa Ojeda
(2013), estas relaciones afectivas son parte fundamental de la constitución del
orden social carcelario.
Estos vínculos generados con sus compañeras en el espacio de talleres
promueven la problematización de estigmas y etiquetas que las califican
socialmente como “monstruos”, posibilitando ver detrás de esas marcas, a
personas que sienten, generan vínculos y se apoyan entre ellas. Tal como
expresaba una de las compañeras privada temporalmente de su libertad:
“De esas mujeres que al igual que a mí miran como monstruos, aprendí el
verdadero significado de lucha, de esfuerzo, fé y valor, todos los días estudian
trabajan, se vuelven artesanas entre mates y largas charlas. Yo no veo
monstruos, sólo veo mujeres que me enseñaron que las rejas pueden estar
cerradas, pero no es un impedimento para luchar por todo lo maravilloso que
me espera cuando se abra la reja”.
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Reflexiones
La temática del presente artículo no es una elección ingenua, no sólo
pretendemos visibilizar las vulneraciones cotidianas que se sufren en el
contexto carcelario (y la responsabilidad que le corresponde al Estado),
también buscamos dejar plasmados otras formas de ser/estar en dicha
institución, modos que se construyen (y se sostienen) como instituyentes entre
grietas de lo instituido, porque incluso en sitios como este y en tales
circunstancias, existen alianzas.
Por lo cual, creemos necesario hacer hincapié en aquellas resistencias que se
alejan de la hostilidad cotidiana y de lo reflejado (y exagerado) en medios de
comunicación, series, etc., que sedimentan una mirada estigmatizante y
discriminatoria de las personas que se encuentran en las cárceles.
Asimismo, durante el período en el que se realizaron los talleres, pudimos
visibilizar prácticas colectivas que fueron surgiendo como resistencias frente a
las violencias de la cárcel. Si no las dejaban asistir al taller, las compañeras se
juntaban y organizaban para ser “sacadas” del pabellón y poder participar de
nuestros encuentros, ya que cuando lo pedían de manera individual no
obtenían resultados. La arbitrariedad en la decisión negativa de las agentes
penitenciarias perdía fuerza ante el pedido colectivo. Además, también
buscaron estrategias para lograr reunirse en un pabellón, aprovechando
momentos libres, con el objetivo de escribir una carta colectiva, que
denunciaba las vulneraciones cotidianas que sufrían.
Tal como lo plantea Lhuilier (2013), las personas encarceladas no son
“esponjas” que absorben prescripciones y limitaciones, por el contrario,
generan de múltiples maneras una resistencia a la dominación penitenciaria y
a la instrumentalización productiva.
De este modo, la educación (in)formal, como espacio de encuentro y
construcción, aparece como un recurso potencial para atravesar los límites
carcelarios.
Por lo cual, estas resistencias les posibilita generar otros sentidos en sus
cotidianidades, lo que influye en las subjetividades de las compañeras, ya que
muchas de las prácticas a las que recurren les permiten posicionarse desde otro
rol, dejando de “ser presas”, para ser amiga, compañera, cómplice, artesana,
hermana, madre, produciendo con ello movimientos identitarios y otorgándole
otros contenidos y sentires al tiempo transcurrido, al espacio y a los vínculos
que ahí se generan.
En este sentido, a través de un posicionamiento ético y político, apostamos a la
conformación de un espacio que promueva la emergencia y visibilización de
todas aquellas prácticas y discursos que contribuyen a la conformación de un
lugar, que, sin dejar de desconocer las lógicas instituidas de la cárcel, es “ajeno”
a las mismas, es un lugar otro.
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Aunque resulte paradojal y hasta para quien lea estas palabras, vea ciertamente
ingenua dicha enunciación. Todo lo que emerge en el encuentro con las
compañeras privadas de su libertad, los saberes que despliegan, los vínculos
que se construyen, las experiencias compartidas, como así también los enojos
y alegrías que se expresan en ese tiempo y lugar otro, nos permiten sostener
esta afirmación.
Para finalizar, consideramos que el proyecto de extensión “Derecho a pensar
en libertad” es una pequeña grieta entre los muros, un punto de fuga entre lo
instituido en el penal, porque es un espacio en el que las mujeres privadas
temporalmente de su libertad son protagonistas, donde se le da lugar a la
palabra, a la construcción colectiva, buscando problematizar lo naturalizado.
Un espacio de libertad dentro de la cárcel, de resistencia, de creación de
producciones más allá de lo instituido.
De este modo, las palabras y acciones de las compañeras privadas
temporalmente de su libertad demuestran que las resistencias son posibles,
que constituirse en actora social es viable y que los procesos colectivos existen.
Una compañera expresa:
“Gracias por todo el esfuerzo que hicieron para venir, compartir y conocernos
no solo superficialmente, sino que se interesaron por nuestras vidas personales,
nuestros problemas, las falencias del sistema en el que lamentablemente nos
toca vivir y las carencias tanto a nivel salud, psicológica, etc. Tanta injusticia
parece mentira para quien desconoce nuestra realidad. Nos dieron la confianza
para poder expresarnos, ser y hacer cosas, actuar como somos en verdad. Espero
que así como a nosotras nos sirvió el espacio que creamos juntos, les sirva de
experiencia real y casi tangible de nuestra problemática social. Toda nuestra
fuerza, apoyo, cariño y respeto. Desde acá en más serán un hermoso recuerdo y
una inmensa alegría haberlos conocido” (Carta de una compañera en Bouwer).
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A cerca de los autores
Bustamante, Claribel Nahir. Licenciada de Psicología. Universidad Nacional
de Córdoba, Argentina. Estudiante del Profesorado de Psicología, Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. Integrante del proyecto de
extensión en la cárcel de mujeres de Bouwer “Derecho a pensar en libertad”
desde 2016.
Canchi, Luis Alberto. Estudiante Avanzado de Psicología, Universidad
Nacional de Córdoba, Argentina. Integrante del proyecto de extensión en la
cárcel de mujeres de Bouwer “Derecho a pensar en libertad”. Integrante desde
2014 del proyecto de investigación: "Violencia de género, representaciones y
prácticas". Co-autor del artículo publicado en ExT: Revista de Extensión UNC
“Lo instituido y lo instituyente en una práctica extensionista en contextos de
encierro”.
Tello, Antonela Rocío. Estudiante Avanzada de Psicología, Facultad de
Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Integrante del
proyecto de extensión en la cárcel de mujeres de Bouwer “Derecho a pensar en
libertad”
Villafañe, Aylen Rocío. Licenciada en Psicología, Facultad de Psicología,
Universidad Nacional de Córdoba. Argentina. Co-autora del artículo publicado:
“Lo instituido y lo instituyente en una práctica extensionista en contextos de
encierro”, en ExT: Revista de Extensión UNC. Integrante del proyecto de
extensión en la cárcel de mujeres de Bouwer “Derecho a pensar en libertad”
Viotti Giorda, Celeste. Licenciada en Psicología, Facultad de Psicología de la
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Integrante del proyecto de
extensión en la cárcel de mujeres de Bouwer “Derecho a pensar en libertad”.
Adscripta en la cátedra Psicología y Penología, Facultad de PsicologíaUNC. Coautora en el artículo “Taller de Derechos Humanos en la cárcel de
Mujeres de Bouwer”, en Revista “Cátedra Paralela”. Miembro del equipo de
investigación, durante 2015-2016, “Producción de sentidos y subjetividad en
el espacio carcelar” Acceso a Derechos y a la Justicia”.
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Bustelo, C.E.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Qué puede un colectivo.
Un análisis sobre la Diplomatura en Gestión
Sociocultural para el Desarrollo Comunitario como
experiencia de formación y organización en
contextos de encierro
Cynthia Ethel Bustelo
IICE-FFyL-UBA/PEC/ CONICET
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
08/11/2019
Resumen
Este trabajo presenta la experiencia de formación de la Diplomatura de
pregrado en Gestión Sociocultural para el Desarrollo Comunitario, dictada en
el Centro Universitario Devoto (CUD), dentro del Complejo Penitenciario
Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta diplomatura se dicta
desde el año 2016 en el marco del Programa de Extensión en Cárceles (PEC),
dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar
Estudiantil (SEUBE) de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires. Busca fortalecer las estrategias y acciones llevadas adelante por
el programa, orientadas a promover la defensa de los derechos humanos y
construir herramientas y oportunidades para la inclusión social de las
personas privadas de libertad y liberadas. Propongo recuperar el proceso de
elaboración y puesta en marcha de la Diplomatura para cruzar su devenir con
algunas categorías construidas en la tesis doctoral y otras elaboraciones
conceptuales, políticas y epistemológicas que la sustentan. La reconstrucción
de esta experiencia resulta un ejercicio formativo y tiene un valor en sí mismo,
ya que permite dejar sistematizado algo de ese saber. Parte de lo hecho, lo
construido, lo que hizo sentido. Dejar huella para que otros equipos puedan
conocer y, por qué no, retomar la experiencia que presentamos.
Paralelamente, pondré a disposición cómo y por qué esta experiencia
transforma no solo la institución penitenciaria, sino la propia institución
universitaria.
Palabras claves:
Formación sociocultural- contextos de encierrocomunidad- extensión universitaria.
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Abstract
This work presents the training experience of the Undergraduate Diploma in
Socio-Cultural Management for Community Development, taught at the Devoto
University Center (CUD), within the Federal Penitentiary Complex of the
Autonomous City of Buenos Aires. This diploma has been organized since 2016
under the Extension Program in Prisons (PEC), which depends of the
Secretariat of University Extension and Student Welfare (SEUBE) of the Faculty
of Philosophy and Letters of the University of Buenos Aires. It seeks to
strengthen the strategies and actions carried out by the program, aimed at
promoting the defense of human rights and building tools and opportunities
for the social inclusion of persons deprived of liberty and released. I propose
to recover the process of preparation and implementation of the diploma to
cross its future with some categories built in the doctoral thesis and other
conceptual, political and epistemological elaborations that support it. The
reconstruction of this experience is a formative exercise and has a value in
itself, since it allows to systematize some of that knowledge. Part of what was
done, what was built, what made sense. Leave a mark so that other teams can
meet and, why not, retake the experience we present. At the same time, I will
make available how and why this experience transforms not only the
penitentiary institution, but the university itself
Keywords:
Sociocultural training- confinement-community contexts-
university extension.
Referencia para citar este artículo
Bustelo, C.E. (2019) “Qué puede un colectivo. Un análisis sobre la
Diplomatura en Gestión Sociocultural para el Desarrollo Comunitario
como experiencia de formación y organización en contextos de encierro.
Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 86-108.
Historia y fundamentos de la Diplomatura, de cómo
construimos un escenario
El programa de Extensión en Cárceles se constituye formalmente en el año
2011. Depende de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar
Estudiantil de la FFyL de la UBA y su fundación dio respuesta a la necesidad de
reunir experiencias, saberes, acciones, que se venían llevando a cabo desde la
facultad en los contextos de encierro.
Seis años antes, en 2005, un grupo de docentes, investigadores/as y activistas
empezaron a involucrarse con el Programa UBAXXII, dando clases del Ciclo
Básico Común (CBC) en los penales de Devoto y Ezeiza, de manera tangencial,
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en apoyo a quince compañeros/as que se encontraban con prisión preventiva
luego de los incidentes producidos durante una protesta frente a la Legislatura
porteña contra prácticas de hostigamiento policial y normas abusivas de
control del espacio público, en el marco de la discusión del Código
Contravencional.
Desde ese momento, el PEC se dedicó a realizar experiencias pedagógicas
socioeducativas en las distintas cárceles federales y centros socio educativos
de régimen cerrado de adolescentes; ofreciendo talleres vinculados al arte, la
expresión, la palabra; espacios de estudio y acompañamiento a estudiantes;
organizando cursos y talleres de formación artística y profesional, charlas,
presentaciones y eventos académicos y culturales; produciendo materiales,
libros y revistas; y llevando adelante proyectos de investigación, transferencia
y vinculación social.
Luego de 11 años de trabajo pedagógico sostenido y en base a toda esa
experiencia construida en 2016 diseñamos e implementamos la Diplomatura
en gestión sociocultural para el desarrollo comunitario.
Por un lado, podemos enmarcar dicho trayecto formativo en particular, y el PEC
en general, en una larga tradición que entiende la extensión como el diálogo y
la interacción de los conocimientos científicos con los saberes, conocimientos
y necesidades de la comunidad o población de la que las universidades
participan, abriendo espacios de compromiso y cooperación, con el objetivo de
mejorar la calidad de vida de los grupos y personas que la integran.
Por otro lado, pero en ese mismo sentido, la Diplomatura surge como la
respuesta a una demanda de los propios estudiantes privados de la libertad, un
trayecto formativo corto, de pregrado (en el que puedan participar estudiantes
universitarios y no universitarios), que otorgue un diploma y que les posibilite
adquirir herramientas para sobrevivir en “el afuera” y fortalecer proyectos
colectivos.
Concretamente, el proyecto de la diplomatura propuso recuperar la
experiencia transitada por el equipo docente y de coordinación en el dictado
de talleres y cursos de formación en escritura, derechos, educación popular,
artes y oficios culturales y la organización de actividades de extensión y otras
formas de intervención desde la cultura y la educación en contextos de encierro
(Parchuc 2014 a; Parchuc 2014b; Parchuc y Delfino, 2017; Bustelo y Molina,
2016; Barolo, Gentile, Sarsale y Villegas, 2016; Abrach, Charaf y García, 2016;
Adur, De Mello y Woinilowicz, 2016). Se inscribe a su vez en debates y procesos
más amplios sobre la realidad carcelaria y la situación de las personas que se
encuentran detenidas o han egresado del sistema penitenciario.
En estos últimos años, no solo se amplió la oferta educativa en las cárceles, sino
que empezaron a aparecer iniciativas que agruparon a los/as estudiantes
universitarios, durante el encierro o una vez obtenida la libertad, en sindicatos,
cooperativas o pequeños emprendimientos productivos, colectivos culturales,
organizaciones sociales y redes de distinto tipo.
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Y se ha empezado a manifestar un interés especial en la realización de ferias,
muestras y eventos culturales; la producción, publicación y difusión de
materiales (revistas, libros, fanzines, blogs); la producción de programas
radiales o pequeñas producciones, que abren nuevos canales en medios de
comunicación tradicionales o alternativos, además de experiencias artísticas y
organizativas de distinto tipo (bandas musicales, pintura, fotografía,
muralismo) que dan visibilidad a las problemáticas específicas de esta
población (Bustelo et. al 2017, p. 6).
Por otra parte, existe un interés por la difusión de actividades educativas,
artísticas y culturales, que responde a la necesidad de dar a conocer y visibilizar
las situaciones que se viven dentro de la cárcel y generar oportunidades para
confrontarlas, creando otras miradas y alternativas más allá de la lógica
punitiva del encierro.
La diplomatura permite apuntalar y profesionalizar las intervenciones
realizadas en esa dirección. El tipo de actividades propuestas implica no solo la
formación de los estudiantes, sino también la generación de lazos comunitarios
y articulaciones que puedan transformarse en proyectos y oportunidades
laborales una vez obtenida la libertad. Es decir, desde su formulación, la
diplomatura no solo busca contribuir a la formación académica y profesional,
sino que también apuesta a fortalecer los procesos organizativos y generar
vínculos que amplíen horizontes y posibilidades, en especial, dentro de los
propios territorios y comunidades de origen o pertenencia de sus
participantes, con impacto en el resto de la sociedad.
En lo concreto, este trayecto formativo les permite a los estudiantes, en sintonía
con nuestra línea de trabajo, “transformarse en un agente cultural capaz de
dotar de organización y sentido colectivo a sus acciones en el territorio”
(Perearnau, 2017, p. 2).
Iniciamos el dictado en agosto de 2016, en CUD ubicado en el Complejo
Penitenciario Federal de Villa Devoto. La población alojada allí está compuesta
de varones de entre 18 y 70 años, con alta proporción de jóvenes y adultos de
hasta 34 años, que se encuentran en condiciones precarias y en general han
tenido que atravesar o atraviesan situaciones de vulneración de derechos,
violencia institucional, pobreza y marginación social.
El requisito de ingreso a la diplomatura fue tener estudios primarios completos
y estar cursando o haber terminado la escuela media dentro o fuera de la
institución. Teniendo en cuenta las limitaciones del espacio, para la inscripción
se realizó una primera serie de entrevistas para recuperar información básica
sobre estudios, saberes o experiencia previos, situación procesal y horarios de
trabajo y estudio, a fin de determinar si podrían cursar y concluir la
Diplomatura antes del egreso.
En este sentido, fue central la articulación entre el equipo de coordinación
externo de la diplomatura y el equipo de coordinación interno. Este equipo está
formado por estudiantes de carrera y extracurriculares que están privados de
su libertad y llevan a cabo sus actividades en el CUD.
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Entre otras actividades vinculadas al sostenimiento práctico y político del
espacio, realizan una gestión pedagógica que incluye, aspectos de las prácticas
educativas como las inscripciones, los materiales de clase, el uso de espacios y
la distribución de horarios. En palabras de David Acevedo, coordinador interno
entre los años 2011 y 2014,
Nuestra tarea cotidiana consiste en buscar mecanismos integradores y canalizar,
entre las casi 1700 personas que se encuentran alojadas en el penal, la oferta
académica que la Facultad lleva adelante cuatrimestre a cuatrimestre. No
solamente las materias de la carrera de Letras, que se puede cursar dentro del
CUD, sino muy especialmente de la enorme oferta de actividades y talleres
extracurriculares que, desde la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar
Estudiantil de la Facultad, se ofrecen para estudiantes universitarios (alrededor
de 300 en la actualidad) y para el resto de la población alojada en el penal. Estos
últimos, en su mayoría, tienen la posibilidad de salir de sus pabellones o lugares
de alojamiento únicamente los días y horarios en los cuales participan de estas
actividades. (Coordinación interna de estudiantes, 2016, p.10)
(1) Para el caso de la cohorte
2019, la materia es el Centro
de
Producción
de
accesibilidad (CPA), que
coordina el programa de
extensión de discapacidad de
la FFyL. Surge en 2012 a
partir de la iniciativa de
estudiantes
del
Centro
Universitario de Devoto. Se
han desarrollado distintas
líneas de trabajo en torno al
tema
discapacidad
y
accesibilidad, producción de
material de estudio para
estudiantes ciegos y con baja
visión; taller de lengua de
señas argentina y subtitulado
para
personas
sordas,
trabajos de señalética en
braille y seminarios en
relación
a
la
conceptualización
de
la
discapacidad
como
una
categoría social y política.
Para el diseño, la planificación y la implementación de la diplomatura, la
comunicación con este colectivo de trabajo fue permanente y fundamental, en
un principio, porque contribuyó a sistematizar las demandas y a conocer en
profundidad las necesidades de los estudiantes, y a lo largo del proceso, la
coordinación es clave a la hora de convocar, organizar y sostener todo lo
referido a las necesidades de los estudiantes, por ser nexo entre ellos y la
coordinación externa.
En cuanto a la estructura curricular la misma es anual, lo cual permite un
trayecto formativo con terminalidad posible para los estudiantes. Esta cohorte
2019 se enfoca en una materia práctica (1), otra de formulación de proyectos y
una materia troncal. Entre las tres, se integran y organizan nociones teóricas,
aspectos metodológicos y herramientas para la gestión sociocultural y
comunitaria. Asimismo, se abordan lineamientos y discusiones asociadas a la
reflexión crítica sobre la cultura y la sociedad en el siglo veinte; la historia de
los procesos de organización política de los movimientos sociales en
Latinoamérica y el mundo; las dinámicas y herramientas de trabajo propias de
la educación y la comunicación popular; los métodos y recursos necesarios
para el diseño y la ejecución de proyectos de intervención y desarrollo artístico,
cultural y comunitario. Como instancia final, se realiza en grupo un proyecto
cultural de base comunitaria que se elabora en torno a alguna problemática del
CUD y se implementa allí mismo. Vale aclarar que el proyecto se encuentra
todavía en una instancia experimental, en la cual revisamos cada año lo
sucedido en el anterior, y reordenamos materias, contenidos y propuestas.
Un punto para destacar en estas primeras instancias, son los espacios de
jornadas temáticas que dan oxígeno a la cursada tradicional y permiten no solo
generar contactos con el afuera, sino también conocer las experiencias
trabajadas en clase desde las voces de sus protagonistas.
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Por ejemplo, se realizaron conversatorios sobre bachilleratos populares,
medios alternativos y radios comunitarias, abogados culturales, historia de la
cumbia, derechos laborales y cooperativismo en contextos de encierro,
experiencias de organización cultural, entre otras.
Estas instancias están plasmadas en el libro Saberes en diálogo. Experiencias de
formación y gestión sociocultural en la cárcel, publicado en 2018 en el marco del
subsidio del Programa Puntos de Cultura del Ministerio de Cultura de la Nación
(2).
Este material puede leerse como un documento pedagógico comunicable, en
tanto es otro modo de reflexionar y socializar la experiencia de la Diplomatura.
Por otro lado, la diplomatura formaliza una tarea que desde el PEC y la carrera
de Letras se viene realizando con los y las estudiantes privados de su libertad
y liberados/as, el acompañamiento del recorrido pedagógico.
Algo que marca nuestra experiencia en el territorio y nuestras
conceptualizaciones es la importancia de la construcción de un vínculo de
confianza, la apuesta a las potencialidades y capacidad de aprendizaje de cada
persona, y el acompañamiento del “camino hacia sí” (Josso, 2014) como una
clave posible de aquello que es significativo para interrumpir, resignificar,
resistir la experiencia del encierro. Por eso, diseñamos e implementamos un
dispositivo pedagógico de tutorías, compuesto por docentes de nuestro
programa que tienen experiencia en el territorio, y se constituyen en referentes
de los estudiantes que por primera vez se encuentran atravesando instancias
formativas de este tipo.
Los y las tutoras realizan un acompañamiento muy valioso, trabajando sobre
los emergentes, articulando la situación particular del estudiante con los
contenidos de las materias, los docentes y la coordinación. No se trata de un
dispositivo inscripto en una lógica tutelar, que pone el acento en el déficit y
supone la necesidad de protección y apuntalamiento por parte del/de la
docente que pertenece al ámbito universitario. Por el contrario, se trata de la
posibilidad de ofrecer un andamiaje, de aprender en conjunto y a través del
encuentro que supone siempre intercambio y pondera el diálogo como
productor de conocimiento. También, de construir vínculos de confianza y
solidaridad, de acompañar un proceso, de ser referencia pedagógica para un
trayecto particular y situado, y colaborar en el armado de un sistema de
convivencia colectiva que fortalezca y desarrolle una cultura más democrática
en contextos de encierro.
Por último, en la tesis doctoral (3) señalé tres núcleos de sentido que pueden
leerse como “dimensiones formativas” (Rockwell, 1994) que otorgan
inteligibilidad y generan poder de posibilidad en las experiencias pedagógicas,
los hechos, las redes, los puentes. Estos funcionan como categorías
interpretativas para comprender y conceptualizar las experiencias de
formación en contextos de encierro desde una perspectiva pedagógica.
(2) Otorgado el 18 de Junio
de 2017 a la Asociación Civil
Espacio para la Integración
Social, Educativa y Cultural
(EPISEC), por el proyecto
“Formación y producción
cultural en contextos de
encierro, derechos, inclusión
y trabajo en red” (Res.SCyC
N°857/2016). El libro fue
editado en conjunto con el
Programa de Extensión en
Cárceles.
(3) La tesis se denomina
“Experiencias de formación
en contextos de encierro,
un abordaje pedagógico
desde
la
perspectiva
narrativa
y
(auto)biográfica”.
Fue
realizada bajo la dirección
del Dr. Daniel Suárez y el
Dr. Juan Pablo Parchuc.
Aprobada en Abril de 2017.
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Entendemos la experiencia de formación, como una experiencia vital que
“implica una “experiencia de sí”, que será también el resultado de
entrecruzamientos históricos, sociales y culturales. Adhiero a la idea de pensar
que “un actor que se apodera de sus territorios de pasaje es afectado y afecta
lo que acontece, produce marcas y se implica en su itinerancia” (de Souza, 2015,
p. 276).
La experiencia de formación se comprende, entonces, como aquella que
conmueve la propia historia, que logra una “construcción de sí” (Pineau, 1983),
una reflexión autobiográfica, una apertura a otros mundos posibles, a otros
lenguajes, a la creación de un espacio personal y simbólico (Petit, 2003). A su
vez, como aquella que habilita la reconstrucción de sentidos, la producción de
saber, la apropiación de herramientas y palabras para leer y decir el mundo,
para leer el propio mundo, para decir la palabra propia (Freire, 2010)” (Bustelo
2017, pp. 57-58). Las dimensiones formativas surgieron de la lectura,
interpretación y construcción de cinco relatos de experiencias de formación en
cárceles, producidos con perspectiva narrativa y (auto)biográfica.
Me interesa evidenciar cómo la Diplomatura contempla estas tres dimensiones,
potenciando su carácter de experiencia de formación política y cultural. Con
hechos nos referimos a,
Las experiencias artístico-pedagógicas traducidas en talleres y espacios de
formación específicos. También, y sobre todo, al hecho artístico-cultural; a los
objetos, producciones culturales y situaciones educativas tendientes a imaginar
otros mundos posibles, metaforizar la propia vida, re inventar-la a través del
arte. Son productores de acontecimientos y de sentido, los talleres de formación
y acontecimientos concretos, materializados, como la producción de un libro,
una revista, un mural. (Bustelo, 2017, p.73)
La Diplomatura refuerza esta dimensión formativa en tanto promueve la
producción de proyectos socioculturales y comunitarios que los estudiantes
tienen que diseñar, planificar e implementar. Los procesos socioculturales son
emergentes de la realidad donde se producen.
El arte, la educación, la política son conceptos entramados y dependientes. En
un contexto donde la educación es vapuleada, lo es también la palabra de las
personas privadas de la libertad y, con ella, sus derechos. Por tanto, se
reivindica con la producción de hechos socioculturales y comunitarios que la
acción individual y el compromiso personal no estén desvinculados de los
intereses colectivos; que los estudiantes se constituyan en productores y no
solo receptores de normas, acciones y lenguajes que los nombran, estigmatizan
y cosifican; que decidan por sí mismos (en un contexto donde es casi imposible
tomar decisiones) qué necesidades tiene el contexto y cómo pueden atender de
modo autogestivo a dichas problemáticas. Con redes nos referimos a “los
procesos de organización interna, la gestión participativa o la autogestión, la
formación política y la experiencia de constitución de colectivos. A la
circulación e intercambio donde fluye sentido y saber de experiencia del
encierro” (Bustelo, 2017, p.73).
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(4) F M La Trnllbu es un
colectivo
de
comunicación
alternativa fundado en
la ciudad de Buenos
Aires en el año 1989.
Comenzó a transmitir en
el 88.7 del dial como una
radio comunitaria, pero
pronto incorporó otras
actividades hasta llegar
a ser hoy un colectivo de
comunicación
con
producciones
audiovisuales, un centro
de capacitación, un bar y
numerosas
ediciones
publicadas.
(5) El programa se
llama Radioculta y se
emite los días Jueves a
las 23.59 hs. Cada
episodio se sube a
https,//www.facebook.
com/radioculta/
y
Spotify, entre otros
soportes.
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La Diplomatura refuerza esta dimensión formativa en tanto genera
intercambios y contactos para el afuera, a través de las jornadas temáticas, con
otras instituciones, organizaciones y colectivos que sostienen experiencias
culturales y comunitarias. Así, por ejemplo, a partir de un intercambio con
radios comunitarias, un grupo de estudiantes realizó un proyecto para
instaurar una radio en el CUD, y se articuló e institucionalizó un taller de radio
con La Tribu (4) en el marco de la oferta de talleres extracurriculares del PEC,
que derivó en un programa que se emite en la actualidad semanalmente en la
programación oficial de la radio (5).
Se reivindica la posibilidad de tejer redes para el aprendizaje de las prácticas
de resistencia a los modos dominantes. En ese sentido, los proyectos que se
promueven, siempre en colectivo, trazan una línea que existía de antemano en
las cárceles, que apela a la construcción colectiva, la organización interna y la
autogestión.
Con puentes nos referimos a “la experiencia de visibilización, a la articulación
entre el “adentro” y el “afuera”. También a la experiencia vincular, afectiva, de
un otro “puente” que confía y en quien confiar. A la integración de los mundos,
a la posibilidad de desdibujar las fronteras” (Bustelo, 2017, p.73).
La Diplomatura refuerza esta dimensión formativa, por un lado, a través del
dispositivo de tutorías en tanto acompañamiento, andamiaje y aprendizaje
compartido; instituyendo en los territorios pedagógicos manifestaciones de
cuidado, gestos de confianza y prácticas afectivas entre docentes y estudiantes
y entre los propios compañeros. Incorporar la dimensión afectiva y vincular en
las prácticas pedagógicas es sincerarse acerca de aquello que cobra potencia y
hace sentido en cualquier relación humana. Por tanto, cobra especial relevancia
en contextos de encierro, donde los lazos solidarios y las prácticas colectivas se
ven sistemáticamente atacadas.
Por otro lado, refuerza esta dimensión formativa, en tanto permite articular
experiencias socioculturales y comunitarias del afuera, a través de las jornadas
temáticas, ingresando los y las protagonistas al CUD para relatar en primera
persona cómo conciben sus propios proyectos, cómo se organizan, con qué
otros actores articulan, cómo los sostienen en el tiempo. Así, se generan
puentes que abren mundos, en donde no solo aprenden los propios estudiantes
privados de libertad, sino que se genera un aprendizaje que se construye en
territorio y en interacción con otros y otras.
El ingreso de estas experiencias del afuera permite, a su vez, visibilizar lo que
ocurre adentro de las cárceles, reescribir la historia colectiva y desarrollar
instancias de interlocución más allá de las que se están desarrollando al
interior del propio campo. En palabras de Michel Petit,
Un libro, una biblioteca, ayudan sobre todo a crear un espacio, y más aún, allí
donde ningún margen de maniobra, ningún territorio personal parece ser
permitido. Si hay mediadores que saben bregar para que los libros produzcan
menos miedo, si saben lanzar un puente que vincule una biblioteca con un
barrio, con un pueblo, los niños, los adolescentes, los adultos querrán agarrarse
a alguna cosa. A palabras que uno les diga, a trozos de saber, a una historia que
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se les lea, o que van a descubrir por ellos mismos, si no les cuesta demasiado
trabajo descifrarla. Y esto abrirá un espacio donde las relaciones serán menos
salvajes, como mitigadas, mediatizadas por la presencia de estos objetos
culturales. En contextos violentos, una parte de ellos ya no será rehén, una parte
de ellos escapará a la ley del lugar, a los conflictos cotidianos. (2003, pp. 7-8)
Qué puede un colectivo, entre lo ideal y lo (im)posible
En los propios orígenes y escenas fundantes del CUD se encuentran las claves
de aquello que sería significativo en términos de potencia educativa y de
organización en contextos de encierro, autogestión, conformación de redes y
colectivos, acompañamiento, formación intelectual, política y cultural. Desde la
conformación del Programa UBAXXII hasta la propia Ley de Ejecución de la
pena privativa de la libertad, incluyendo el Sindicato Único de Trabajadores
Privados de la Libertad Ambulatoria (SUTPLA), (6) los centros universitarios de
Ezeiza y Devoto y una serie enorme de actividades culturales, educativas y de
ofertas laborales fueron promovidas por colectivos de personas privadas de su
libertad que se organizaron, en definitiva, para conquistar derechos.
Todas estas iniciativas comenzaron y se sostuvieron movilizadas por la
preocupación, la insistencia y el trabajo de este grupo de personas,
acompañadas por algunos (pocos) actores institucionales, docentes,
coordinadores/as de espacios educativos.
Fueron conquistas que comenzaron desde prácticas informales y emergentes,
que construyeron procesos de institucionalización “desde abajo”, y sentaron
bases, legitimaron propuestas y, sobre todo, dejaron huella en un modo
particular de construcción para esos espacios, la construcción colectiva. En
palabras de Rockwell,
(6) Hoy es la única
representación de los
trabajadores alojados en
los penales a nivel
nacional y único a nivel
mundial. Su propósito es
defender
todos
los
derechos
humanos,
jurídicos, sociales y
laborales
de
los
compañeros privados de
la libertad y sus familias.
los niveles de organización logrados en poco tiempo por estos movimientos no
corresponden a una red formal de organización tipo partidaria, sino a la
confluencia de acciones de colectivos y redes. Su formación se debe en gran
medida a la convergencia en torno a demandas comunes, y a nuevas formas de
llegar a consensos y de compartir los aprendizajes logrados sobre la marcha.
Una segunda característica es que estos movimientos sociales construyen
nuevos mundos para resistir la exclusión y la destrucción, utilizando
conocimientos culturales heredados y reinventados. (2012, p.709)
Si bien no estamos pensando en movimientos sociales propiamente dichos, la
Diplomatura que presentamos en este trabajo pretende apuntalar, orientar y
acompañar con herramientas este tipo de procesos. La Diplomatura, como otra
línea de formación y producción cultural, se radica en uno de los territorios
pedagógicos que tienen como característica,
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“ser emplazamientos de coordenadas espacio-temporales surgidas en el
encierro; constituirse como espacios productivos, formativos, fértiles y
orientados a la acción transformadora a pesar del encierro; ser críticos,
colectivos, posicionados y conjugarse explícitamente contra el encierro”
(Bustelo, 2017, pp.178-179).
La propuesta de enfrentar la sistemática amenaza individual con estrategia
colectiva es uno de los fundamentos que son enfoque y posicionamiento de la
Diplomatura. Se necesita del otro, de la experiencia común, compartida y
colectiva para conmover la experiencia individual.
En ese sentido, las tres “dimensiones formativas” antes señaladas son capaces
de conmover la experiencia singular y fortalecer procesos de formación
colectiva, la producción de hechos socioculturales, el armado de redes
políticas-afectivas y la construcción de puentes integradores entre el adentro y
el afuera. Estos núcleos donde anidan sentido y potencia para la formación en
contextos de encierro indican a su vez que la experiencia singular y la
experiencia colectiva son solidarias e inseparables entre sí. Se necesita siempre
de un otro para que la experiencia de formación singular se constituya como
tal. Y, a su vez, la experiencia singular, al conmover-se y resignificar-se,
modifica y construye experiencia colectiva.
Siguiendo esa línea argumental que articula nuestras prácticas, como segundo
fundamento proponemos pensar lo colectivo para la creación de territorios de
confianza que impliquen cuidado de sí y del otro/la otra en estos contextos. Si
entendemos que el cuidado de sí resulta del conocimiento de uno mismo,
podemos pensar que para que haya cuidado del otro/de la otra, tiene que haber
antes un conocimiento del otro/la otra. Por tanto, alentamos a generar lazos
fraternales y solidarios, que comiencen con la posibilidad de vincularse y
conocerse, para luego, reconocerse en el otro/la otra, reconocerse en una
comunidad, y recién allí, ejercer lo colectivo como práctica pedagógica, como
práctica de resistencia. Se trata en definitiva del aprendizaje de cuidados
colectivos (Passeggi, 2010) que sostengan modos de vincularse
solidariamente, apelando a responsabilidades conjuntas, alejándose de la
competencia y el mérito individual.
Carlos Cullen se pregunta entre otras cuestiones por el sentido y las razones de
educar, por la función docente y el modo de enseñar ciudadanía en la escuela.
Su huella es fundamental para abrir líneas de reflexión en estos espacios. Él
advierte,
“educar para un juicio moral autónomo, para la participación democrática, para
el cuidado de sí mismo y del otro, es el resultado más el proceso mismo de su
construcción como educación ética y ciudadana, de una larga historia de la
educación como procesos complejos de socialización mediante el conocimiento”
(Cullen, 2013, pp.16-17).
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Como tercer fundamento, se intenta recuperar saberes previos, saberes de
lucha, saberes que arman trama social, saberes que permitan articular la
experiencia de la Diplomatura con las problemáticas propias de la cárcel, por
un lado, y de sus propias comunidades de origen por el otro. De allí el sentido
pedagógico de esta experiencia de formación, que se despliega en torno a todos
los saberes que circulan y, sin dudas, tiene la intención de generar alternativas
desde adentro, y desde la propia perspectiva y capacidad de acción de las
personas detenidas.
En ese sentido, lejos se encuentra esa propuesta de posiciones románticas o
redentoras, que desde afuera se instalan para declamar cómo se deben hacer,
realizar u organizar los espacios de encierro. Más bien se busca, “impulsar
redes de co-formación, de sostén político-afectivo-intelectual, que promuevan
la supervivencia colectiva como modo de resistencia, el despliegue de
capacidades autogestivas y que movilicen y reivindiquen el saber de
experiencia como saber pedagógico. Esa es una de las múltiples formas de lucha
y resistencia” (Bustelo, 2017, p.79).
Nos proponemos enfrentar la pedagogía de la irresponsabilidad (Segato, 2003)
con procesos de autonomía que desplieguen potencia autogestiva, que generen
desplazamientos subjetivos, que reconecten la mirada en las potencialidades.
Asimismo, buscamos promover instancias tanto de co-producción, como de
recuperación y construcción de “saberes socialmente productivos”, entendidos
como “aquellos saberes que permiten organizar colectivos, adaptarse a
situaciones cambiantes, incorporar a los recién llegados, analizar coyunturas
locales en términos políticos” (Rodríguez, 2011, 58).
Esta categoría permite identificar y vincular procesos socioculturales en esos
términos, tendientes a contribuir a la construcción de la trama social y
comunitaria en contextos de encierro. Y por otro lado, “visibilizar una
prospectiva compartida por un grupo en el cual es posible inscribir una
biografía” (Rodríguez, 2011, p.58).
Así, las personas privadas de la libertad se constituyen también como un
colectivo co-productor de saber. La noción de sujeto colectivo resistente como
productor de saber implica, en nuestra experiencia, la renovación de las
interrogaciones, la propia revisión de la práctica universitaria, construir
conocimientos sobre las distintas dimensiones y aspectos relacionados con las
problemáticas sociales y el desarrollo comunitario a través del arte y la cultura
dentro y fuera de la cárcel; generar estrategias y acciones de intervención
sociocultural con impacto positivo sobre las personas, sus grupos y
comunidades; promover articulaciones con proyectos institucionales,
movimientos sociales y políticas públicas relacionadas con estos colectivos y
las problemáticas que atraviesan. (Bustelo y Parchuc, 2018, p.28)
La praxis de cooperación y co-producción intenta superar el hiato entre el
hacer y el pensar, entre el sujeto singular y el sujeto colectivo, entre lo
productivo y lo reflexivo, impuesto por los procesos de trabajo y las
metodologías descolectivizantes.
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Poner a disposición de lo colectivo los saberes previos y los saberes para
sobrevivir en el encierro puede ser leído como lo que De Certeau llamó
“astucias” o “tácticas” para referirse a las buenas pasadas del “débil” en el orden
construido por el “fuerte”. El “arte de hacer jugadas en el campo del otro,
astucia de cazadores, capacidades maniobreras y polimorfismo, hallazgos
jubilosos, poéticos y guerreros” (2007, p.46). En el intento de sugerir y
reivindicar las prácticas cotidianas de los consumidores, las tácticas son
entendidas como asuntos y astucias del “débil”; y las estrategias, como recursos
del “poderoso”, “la táctica es un arte del débil. La astucia es posible al débil y a
menudo ella sola, como un último recurso” (De Certeau, 2007, p.44). El autor
cita a Clausewitz para explicar que cuanto más débiles son las fuerzas
sometidas, mayor es la capacidad de astucia de los agentes, y en ese sentido,
más se transforma en táctica resulta pertinente aclarar que la persona privada
de su libertad sería en este esquema entendida como “débil” por la posición de
desigualdad y vulnerabilidad implicada en la cadena del sistema penal y
penitenciario. Se encuentra incapacitada para actuar libremente en una
institución total que regula y controla todos sus movimientos. Sin embargo,
Foucault señala,
En las relaciones de poder existen necesariamente posibilidades de resistencia,
ya que si no existiesen posibilidades de resistencia —de resistencia violenta, de
huida, de engaño, de estrategias de inversión de la situación— no existirían
relaciones de poder […] Si existen relaciones de poder a través de todo el campo
social, es porque existen posibilidades de libertad en todas partes […] En
muchos casos, las relaciones de poder son fijas de tal forma que son
perpetuamente disimétricas y que el margen de libertad es extremadamente
limitado. (1994, pp.126-127)
En ese sentido, nos proponemos recuperar los saberes de experiencia como
“astucia” de quienes en el sistema y la posición que se le imponen “utilizan los
elementos del terreno. Su 'movimiento' subrepticio y astuto, es decir, la
actividad misma de 'valerse de'” (De Certeau, 2007, p. 41) para resistir, eludir,
a través de estos atajos.
La Diplomatura se dispone a recuperar esas astucias, ubicar eso atajos y tornar
esos saberes en proyectos creativos, colectivos y comunitarios. En términos
pedagógicos, como afirma Cullen,
“Es posible enseñar saberes relacionados con el pensamiento crítico y con la
capacidad de dialogar y construir proyectos comunes. Aprender formas
democráticas de ejercicio del poder y de resolución de conflictos sociales, así
como modos de compromisos solidarios con proyectos comunes” (2013, p.40).
Como último fundamento, evidenciamos la convicción de ejercer el arte, la
poética, lo colectivo, siempre que se pueda. Los procesos artísticos-culturales
también suponen organización y trabajo y dan sostén en lo social, individual y
familiar, en lo más íntimo, en los márgenes. Son una indispensable herramienta
de conocimiento, otra forma de comprender la realidad.
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Los y las artistas pueden explicar el lugar que habitamos. Ayudan a comprender
y transformar la realidad, no solo a decorarla. Se trata entonces de enfrentar la
pedagogía de la crueldad (Segato, 2010) con formación cultural y procesos de
arte construidos en clave colectiva-afectiva-vincular, y orientados a la defensa
de los derechos humanos. En esta línea, María José Truco y Claudio Pansera se
preguntan por el horizonte de contribuciones que un fenómeno artístico puede
brindar al sistema mayor del cual es parte y qué formas puede tomar y trazar
una acción artístico-cultural en contextos de encierro. Su trabajo se inscribe en
un movimiento mayor denominado Arte social, en el que “confluyen
directamente dos campos, el arte y la solidaridad.
El arte pensado ya no con el objetivo de producir un bien cultural sino como un
medio posibilitador de pensar y crear nuevas realidades, por lo que se
convierte en generador de nuevos imaginarios y paradigmas sociales. Y por
otro lado, la solidaridad como la actitud desinteresada de accionar en el otro”
(2016, p.46).
En concreto, algunos de los proyectos de intervención tuvieron la intención de
mejorar la calidad de vida intramuros articulando procesos de organización,
arte y cultura, como por ejemplo, la organización de cooperativas de reciclado,
la producción de festivales de comidas típicas de las distintas nacionalidades
que hacen parte del CUD, el armado de un comité cultural para organizar
eventos académicos, una escuela de boxeo para promover el deporte como
herramienta de inclusión e integración, una radio en el CUD, un taller de yoga
y salud comunitaria, un mapa de acceso y movilidad en el CUD para personas
con discapacidad.
Otros elaboraron proyectos de intervención en sus comunidades de origen,
como el armado de talleres socioculturales en La Oculta. Por otro lado, algunos
proyectos surgieron luego de la cursada, como el trabajo con las familias, que
implicó entre otras cosas la construcción de plazas de juegos en patios de visita
para los y las hijas y/o nietos/as que visitan a los detenidos. Asimismo, la
vinculación con Radio La Tribu, que se mencionó más arriba, surgió a partir de
un proyecto de la Diplomatura y se institucionalizó como oferta académica
extracurricular del PEC.
En esta cohorte que todavía está en curso, los estudiantes están diseñando y
planificando proyectos con perspectiva de accesibilidad de derechos, que se
llevarán a cabo en el CUD antes de finalizar la cursada.
La implementación permitirá poner en práctica los saberes y herramientas que
circularon en las distintas materias, pero también poner el cuerpo y tomar
posición como estudiantes que integran una comunidad.
Los proyectos realizados y los que están cerca de materializarse recorren
distintas necesidades del CUD en particular y de la cárcel de Devoto en general,
cómo convocar a más compañeros al espacio; cómo alojar y recibir de modo
hospitalario y solidario a los nuevos compañeros; cómo ordenar la información
para que todos los estudiantes conozcan en profundidad el espacio; en ese
sentido, cómo intervenir el espacio para generar una mejor circulación y, en
definitiva, ampliar el acceso al derecho a la educación, que siempre es promotor
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y garantía de otros derechos, a la participación ciudadana, a la participación
cultural, a la comunicación y el conocimiento.
Como el espejo y la ventana, por qué sostenemos
“No vine por académico, sino por cachivache”.
Gastón Brossio
(6) Puan 480 es la
Dirección de la Sede
oficial de la Facultad de
Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos
Aires, ubicada en la
Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
Preguntarnos por el punto de partida, por cómo llegamos hasta aquí, es
preguntarnos por el origen. Recuperar los mitos fundacionales puede aportar
claves para el proceso de construcción de los territorios. Muchas veces esas
claves y sus perspectivas teóricas, políticas, epistemológicas que forman parte
de su devenir invitan a estructurar una mirada compleja como posibilidad para
de-velar y des-ficcionalizar procesos, así como también sus efectos sociales y
subjetivos. También posibilita construir y resignificar experiencias que
condensen en su producción subjetiva y colectiva un instrumento convergente
en su resistencia.
El epígrafe que abre este apartado es de Gastón Brossio (de seudónimo
Waikiki), un estudiante de la carrera de Letras en el CUD que fue coordinador
de las actividades de la Facultad de Filosofía y Letras allí y ahora continúa sus
estudios en Puan 480 (6). La cita forma parte de una entrevista realizada por la
Revista Espacios a propósito de los 30 años del programa UBAXXII. Como en el
prólogo de su primer libro de poemas, Gastón ensaya un relato políticopedagógico donde cuenta, entre otras cosas, cómo llegó al CUD. Sus palabras
ejemplifican y son eco de muchas trayectorias similares que circulan por aquel
espacio,
Nosotros habíamos inaugurado el secundario en el penal de Marcos Paz, en los
años 2003, 2004 y 2005. En 2006 me anoto para ir a la Facultad, para venir al
Centro Universitario Devoto (CUD) en la materia de Introducción al
Conocimiento de la Sociedad y el Estado luego de pedir al juzgado que me
trasladen a Devoto. Fueron seis pedidos y luego me trajeron. Pero no me trajeron
por tantos pedidos, sino por mal comportamiento, ya que rompí los vidrios de
una «pecera», que es el lugar desde donde se resguardan los penitenciarios. Pero
quiero aclarar que rompí esa pecera porque el Jefe de Módulo quería que salga
un solo equipo a jugar a la pelota, cuando siempre salíamos tres. De la noche a la
mañana vinieron con esa decisión. Y como no nos poníamos de acuerdo en qué
equipo de los tres iba a salir y ya se estaban por empezar a pelear entre ellos, yo
opté por encarar el problema por donde venía, es decir, de parte del Servicio
Penitenciario Federal (SPF), y rompí esos vidrios. El Servicio me dio tremenda
golpiza, y al mes me trajeron a Devoto. No vine por académico, sino por
«cachivache». (Fava y Parchuc, 2016, p.38)
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El CUD, como nuestro punto de partida y plataforma de procesos de formación
individuales y colectivos, consiste en un universo heterogéneo y policromático.
Allí convergen historias, trayectorias, saberes, espacios, instituciones con
distintos intereses puestos en juego. Este territorio pedagógico en el (contra el
y a pesar del) encierro (Bustelo, 2017),
es un centro universitario que funciona dentro de las instalaciones del penal, con
aulas, oficinas, biblioteca, laboratorio de computación y espacios de
organización y recreación, especialmente acondicionados para llevar adelante
actividades universitarias, a pesar de estar dentro de una cárcel. El lugar donde
está emplazado es un viejo pabellón que los propios estudiantes recuperaron y
acondicionaron tras la fundación del programa; casi tres décadas después, fue
refaccionado por el Servicio Penitenciario Federal. El CUD no es solo un lugar de
estudio y trabajo, sino una pequeña comunidad organizada donde a diario se
encaran asuntos personales y problemáticas generales de la población penal, y
se definen, en reuniones o asambleas, estrategias y acciones sobre el encierro.
(Bustelo y Parchuc, 2018, p.16)
Las “puertas de entrada” a las que refieren los estudiantes para asistir al CUD,
los “móviles”, son muy variados. Pero hay un momento, que deriva en un
movimiento, incluso en una operación de reconocimiento que sucede en la
mayoría de las personas que transitan la experiencia sociocultural en estos
territorios pedagógicos.
Ese recorrido es el que permite en muchos casos construir el oficio de
estudiantes y así inscribir como una nueva marca de subjetivación la “marca
universitaria” (Fava y Parchuc, 2016, p.16). En palabras de Marcelo Langieri, se
trata de una posibilidad de “estar encuadrado, estar estudiante” (Fava y
Parchuc, 2016, p.27) que puede generar esos desplazamientos subjetivos en las
personas privadas de la libertad. En este sentido, Débora D ´Amico afirma que
“la prisión se fue conformando como un espacio de transferencia política y
cultural en el que las detenidas y los detenidos políticos enfrentaron las
prácticas desubjetivantes” (2016, p.2). Si bien la autora aborda las estrategias
que desplegaron los presos y presas políticas en la época de la dictadura militar
argentina, la similitud entre las estrategias que desplegaban en aquella época y
las contemporáneas es sorprendente. Sigue resultando vital a la hora de paliar
efectos del encierro aquella “racionalidad creativa de sujetos anónimos”
(Caimari, 2009, p.141) que, sumada a políticas, prácticas y acciones que los
contienen en un territorio pedagógico como es el CUD, logran que:
los estudiantes que han transitado los grupos de talleres, quienes ya manejan la
lengua universitaria y conocen tanto sus límites como sus alcances
institucionales, se vuelven conscientes de que la transformación que se realizó
por y a través de ellos, fue posible a partir de su participación en un proyecto
común, educativo y cultural. El estudiante se reconoce a sí mismo en un relato
colectivo, defiende los valores que comparte con
una comunidad y es por lo tanto capaz de proyectarse. Es decir, ha logrado salir
del estado de emergencia constante donde quedaba como resto y objeto, para
comenzar a reconocerse como sujeto de derechos, capaz de reconocer a otros
dentro del centro universitario, como fuera del mismo cuando recupera la
libertad. (Perearnau, 2017, p.10)
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Pretendo en este apartado invertir la pregunta que venía funcionando como
hilo conductor del texto. Si veníamos relatando cómo y por qué las
herramientas socioculturales y comunitarias expresadas en la Diplomatura
pueden ser significativas como experiencia de formación en contextos de
encierro, ahora interesa preguntarnos cómo y por qué la Diplomatura puede
ser significativa como experiencia de formación para la Universidad en su
conjunto. Es decir, cómo estas prácticas interpelan, conmueven y modifican
nuestra propia experiencia de docentes universitarios/as.
En ese sentido, cómo nos nombramos, cómo nos reconocemos y generamos
desplazamientos y reposicionamientos en la propia Universidad.
Paralelamente, está la pretensión de revisar desde una perspectiva crítica la
producción usual del saber y el lugar de la universidad y la ciencia como
afluente de la transformación.
La educación siempre supone la disputa por el sentido, por la adaptación o la
transformación, la sujeción o la liberación; pero en nuestro campo de estudio y
acción en particular, en su convivencia con la cárcel, se instala explícitamente
como un “campo de tensiones” (Frejtman y Herrera, 2010, pp.13-20)
atravesado por múltiples contradicciones, punir o educar, disciplinar o
transformar, resocializar o posibilitar el encuentro con herramientas y deseos.
Todo en la cárcel se densifica, se espesa, se condensa. Por eso resulta tan
imprescindible como complejo encontrar la fuga, lo liviano, los intersticios para
intervenir. La Universidad tiene, en ese sentido (y en ese contexto), un rol
necesario y conflictivo. La Facultad de Filosofía y Letras en particular, en este
caso desde sus líneas de acción organizadas a través del PEC, se posiciona de
manera indeclinable en la defensa del acceso a derechos, las posibilidades de
trabajo, la participación e integración en la sociedad, y se incluye en los debates
y procesos más amplios sobre la realidad carcelaria y la situación de las
personas que se encuentran detenidas o ya están en libertad. Se encuentra
deliberadamente a contrapelo de los objetivos y prácticas que impone y
legitima el sistema penitenciario. Se empeña en construir estrategias de
supervivencia colectiva en cada lugar donde comparte prácticas y saberes. En
definitiva, desde el PEC, intervenimos allí creando los escenarios para llevar
adelante territorios pedagógicos en el (contra el y a pesar del) encierro
(Bustelo, 2017), donde delinear marcos posibilitadores de experiencias de
formación, que son a su vez condición de posibilidad de los aprendizajes. Como
sugerí en la tesis doctoral,
proponer un territorio pedagógico implica concebir un espacio-tiempo producto
de una construcción histórica y social situada en lo pedagógico. Es decir,
construido en clave de formación, de construcción de vínculos pedagógicos que
habiliten otros vínculos posibles, con el saber, con el deseo, con el mundo social,
con uno mismo; en clave de formación como reflexión sobre la propia historia
singular, de relatos pedagógicos que le den existencia y sentido; de promoción
de experiencias que logren conmover las biografías individuales y colectivas; de
producción de conocimiento emancipador. Por ello, esta definición de territorio
pedagógico incluye el rechazo de formas dogmáticas, de pensamiento único,
tecnocrático, de disciplinamiento, de reducción del otro, de violencia
institucional. (Bustelo, 2017, p.178)
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Marcos Perearnau ensaya una definición para las propuestas que se
dictan en el CUSAM (7),
(7) El CUSAM es el
Centro Universitario
de San Martín, que
funciona dentro de
la Unidad Penal 48º
de
máxima
seguridad en José
León
Suárez,
perteneciente
al
Complejo Carcelario
Conurbano Norte.
En el mismo se
dictan las carreras
de Sociología y
Trabajo
Social,
además
de
un
conjunto de talleres
artísticos, en los que
participan
tanto
personas privadas
de su libertad como
agentes del servicio
penitenciario.
(8) Waikiki lleva
publicados tres libros,
sólo
el
primero
completó todo el
proceso estando él
detenido. Los otros
dos, 118 y 48, el
muerto que escribe
cuentos se publicó una
vez
obtenida
la
libertad, si bien su
producción también
data del momento de
su detención.
los talleres no sólo cumplen un importante papel a la hora de generar las
condiciones para integrar a los nuevos estudiantes a la vida universitaria,
permitiendo también metabolizar los contenidos dictados por las materias, sino
que aportan herramientas específicas para que los estudiantes creen nuevos
sentidos. La informalidad de los talleres permite abandonar el lenguaje y punto
de vista escolar como señala Silvia Duschatzky, para atender lo moviente, es
decir, la constelación de fuerzas y sus variaciones posibles. De lo que se trata en
cada encuentro del taller es de la liberación de potencias expresivas. (2017, p.7)
Los talleres que promovemos y organizamos hace ya varios años comparten
muchas de estas características. Como mencionamos anteriormente, la
Diplomatura, como trayecto de formación y producción cultural, no solo apunta
en esa dirección, sino que permite ordenar, delimitar y organizar un marco de
acción pedagógica particular que atiende las demandas de las personas
privadas de la libertad.
Al concluirlo, les otorga un diploma expedido por la Facultad de Filosofía y
Letras, es decir que los posiciona formalmente como estudiantes de nuestra
casa de estudios, y en ese sentido habilita una serie de reposicionamientos
individuales y colectivos. En términos individuales, recibir un diploma de la
Universidad de Buenos Aires es, en muchos casos, un acontecimiento que
conmueve sus biografías. En palabras de Gastón Brossio, “La Universidad no
entraba en mi imaginación. Mi objetivo era terminar el secundario como
mucho.
Yo ingresé acá con el primario solamente. Comienzo a estudiar y termino el
secundario en el 2006” (Fava y Parchuc, 2016, p.38). Gastón recorre en el
“prontuario”, prólogo (e impecable relato pedagógico) que abre su primer libro
de poemas, 79, el Ladrón que escribe poesías (8), sus avatares, aventuras,
aciertos y decepciones que lo llevaron hasta allí, como herramienta para
“sortear una infancia caótica y traumática” y aquellos “caminos que el destino
tiene preparados para determinada clase social” (WK, 2015, p.7). Al día de hoy,
ya lleva tres libros publicados, pero antes de quedar detenido, los libros no
formaban parte de su universo simbólico. Lo narra en tercera persona,
El primer libro que leyó fue en los “buzones” (lugar de aislamiento por mala
conducta); se llamaba El Espíritu Santo, de Billy Graham, o algo así era el apellido
(no lo recuerda). Desde ese momento encontró un paraíso de letras. Se sintió un
náufrago, que abandonaba la ciudad por voluntad propia, alejándose de ella y
quedando en un océano de libros que nunca llegará a conocer, puesto que el
conocimiento es infinito (se quedó abstraído de la ciudad y la contempló desde
lejos, en el océano de libros). (WK, 2015, p. 8)
Este párrafo evidencia las condiciones materiales de existencia que rodean a
muchos de nuestros estudiantes. Ponerlas a disposición es intentar no
desdibujarlas y ensayar una reivindicación de la lectura, la escritura, la
experiencia universitaria también traducida en talleres de arte y procesos
socioculturales.
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Las concebimos como herramientas de subjetivación y de organización
colectiva; como apertura a otros mundos posibles y como restitución de
derechos sistemáticamente vulnerados en las vidas de la mayoría de las y los
estudiantes privados de la libertad. En ese sentido son posibles los procesos de
resposicionamiento subjetivos en términos individuales. Ya que, como advierte
Perearnau, y compartimos,
En este ámbito autónomo universitario, es posible generar un cambio de una
causa penal por una causa cultural y académica, donde el tiempo de condena que
juzga a una persona como culpable, es desplazado y significado por un tiempo
de aprendizaje para el cual la persona es libre, inocente y responsable en la
producción de conocimientos y creación. (2017, p.3)
Por otro lado, en términos de subjetividad colectiva, es para la Universidad de
Buenos Aires un acontecimiento social, político e institucional que fortalece su
compromiso social (Carli, 2013; Parchuc, 2014; Petz, 2015; Rinesi, 2015),
conmueve sus estructuras, logrando permear sus propios muros y combatir
tanto su hermetismo como su tinte más elitista. Y en ese sentido la interpela, la
desafía y crece. En palabras de Rinesi,
las universidades (desde las medievales del siglo XII, por donde empezamos esta
conversación, hasta la de la Reforma del '18 inclusive), fueron concebidas, y se
concibieron a sí mismas, como formadoras de elites. La función de la
Universidad, siempre, en la historia de Occidente, fue la de formar elites, elites
eclesiásticas, elites profesionales, elites profesorales. De manera que si, en
efecto, podemos empezar a pensar hoy a la educación superior, no como una
función de formación de un grupo privilegiado, sino como un derecho universal,
o tendencialmente universal, tenemos por delante una tarea enorme, y tenemos
también el desafío de entender esa tarea y de ayudar a que todos nuestros
colegas la entiendan también. A que nuestros colegas entiendan que la
contrapartida del derecho a la educación superior que tienen los pibes que nos
están tocando la puerta es nuestra obligación. (Rinesi, 2012, p.12)
La Diplomatura en la cárcel hace lugar a esa obligación, en tanto tiene como
propósito reponer derechos vulnerados; habilitar potencias expresiva;
despertar la curiosidad, el deseo de aprender; producir estrategias de
subjetivación que solo se producen en el intercambio con otros y otras (y
contrarrestar así las lógicas des-subjetivantes del aislamiento, y los efectos
deshumanizantes y destructivos del maltrato institucional); “tocar las puertas”
de la universidad; abrir mundos; incorporar la perspectiva colectiva, armar
comunidad. En definitiva, se trata de generar las condiciones para el
aprendizaje de las estrategias de resistencia, es decir, para la co-formación de
un sujeto político y colectivo, que favorezca su organización territorial como
parte de un proyecto más amplio, educar para la formación intelectual y
política, educar para la transformación social, educar para la libertad.
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Reflexiones finales, cómo nos vamos.
“Empecé porque pagaba, me quedé por otra cosa”
Estudiante graduado de la Diplomatura
Este trabajo tuvo el fin de compartir pistas acerca del origen de las experiencias
universitarias en el CUD y trazar la línea que condujo a la implementación de la
Diplomatura con sus fundamentos y devenires. También nos preguntamos
cómo impacta esta experiencia en la universidad, qué tiene para decirle a la
pedagogía en su conjunto, cómo pensamos y habitamos los espacios
académicos luego de transitar esta experiencia de formación.
Rockwell aporta una clave en esta línea de reflexión,
La formación tiene un doble sentido ligado tanto a la educación como a la
organización; por otra parte, la experiencia apunta hacia las subjetividades y
apropiaciones duraderas, tanto cognitivas como vivenciales, que subyacen a
todo proceso cultural. Ambos nos llevan a considerar lo que los propios sujetos
sociales aportan a la educación, antes de prescribir recetas educativas para ellos.
En lugar de pretender “transformar”, “empoderar” o “emancipar” a los otros, se
trata de transformar nuestras propias maneras de observar, de hablar, de ser,
de sentir y de actuar en los procesos educativos con estos movimientos.
(Rockwell, 2012, p.711)
(9) Esto ocurre en el
marco de la Ley 26.695,
también conocida como
de “estímulo educativo”,
que
equipara
las
regulaciones propias de
la ejecución de la pena
con el derecho a la
educación, traduciendo
al lenguaje jurídico las
cuestiones educativas y
estableciendo el “140”
(conocido
de
esta
manera dentro de la
cárcel, en referencia al
número de artículo
modificado),
que
permite condiciones de
egreso anticipado para
las
personas
que
realicen
actividades
educativas
o
de
formación.
En definitiva, es la pedagogía la que se revitaliza cuando pone en cuestión sus
tradiciones; es la Universidad la que se transforma cuando ingresa a la cárcel;
somos los y las docentes las que resignificamos nuestra tarea cuando se
sustenta y motoriza en, con y desde el territorio. En ese sentido, el aprendizaje
común y compartido cobra sentido en varios planos, marca un modo de pensar
y hacer universidad; permite una interacción entre instituciones,
organizaciones, espacios comunitarios en sus distintos niveles y con sus
distintas partes actoras; genera utilidad social en tanto atiende, de manera
transdisciplinar una problemática social compleja.
El epígrafe de este apartado es un testimonio de un estudiante que se graduó
de la Diplomatura. Refleja un término empleado frecuentemente por las
personas privadas de la libertad, y tiene que ver con cuán redituable es, en
términos temporales, cursar este trayecto formativo. Si el seminario, el curso,
el taller, o la carrera “te paga”, significa que “descuenta” tiempo de condena, o
más precisamente, implica la posibilidad de adelantar las salidas (transitorias,
laborales, la libertad condicional, etc)(9).
El tiempo y el espacio en el encierro cobran sentidos inimaginados por quienes
no pasamos por esa experiencia, aunque transitemos la cárcel por un rato, en
el rol de docentes. Por eso, lograr que un estudiante, un sujeto adulto, que
quizás comenzó la experiencia universitaria movido por su situación procesal,
sostenga las propuestas pedagógicas convocado por el deseo de aprender, de
organizarse, de compartir saberes, de transformar las variables del tiempo y el
espacio a través de la experiencia de formación, a través de la educación; es
para quienes llevamos a cabo estas prácticas, el mejor parámetro. Waikiki hace
una defensa del derecho a la educación cuando le preguntan por una huelga de
hambre en la que participó con otros compañeros en el CUD,
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Éramos ciento cuarenta y dos estudiantes y solamente seis estuvimos de
acuerdo en poner el cuerpo en defensa del Centro Universitario. Eso me pesó
mucho aquella tarde en la asamblea, que mis propios compañeros no estuvieran
de acuerdo con una medida radical. A veces en la batalla, en una revolución o en
lo que sea no hay tiempo para ser sutiles. No hay tiempo para agotar la vía
administrativa. Porque en ese camino el Servicio Penitenciario hubiese ganado
tranquilamente. Entonces era el momento de poner el cuerpo y yo lo hice. No me
dolió. Llegué a pesar cuarenta y seis kilos, estaba muy mal fisiológicamente, pero
yo seguía. Una maestra me preguntó cuál es el límite, porque me vio muy
flaquito. Yo le respondí, «Profesora, muchas veces arriesgué mi vida por nada y
esta vez la estoy arriesgando por la educación. Y para mí morir por esto sería
más que honroso». Es como un seppuku japonés. Morir de esa manera es un
honor para el samurai. Para mí también. (Fava y Parchuc, 2016, p.44)
En las palabras de los estudiantes nos reconocemos, nos nombramos y dotamos
de sentido la tarea. Porque es en definitiva también desde sus voces, que
expresan deseos, aprendizajes, sentidos y expectativas, que podemos repensar
el proyecto que llevamos a cabo. No nos interesan las conclusiones en términos
de efectividad, porque no es a través de resultados que medimos o valoramos
nuestra tarea. Eso nos conduciría a decepciones o callejones sin salida, o bien a
su contrapunto, imágenes románticas e idealizadas. Se trata más bien de
aprender del proceso, y
de resignificar y revisar las experiencias
constantemente para no estancarnos en aquello que conocemos y nos resulta
cómodo. Y para potenciar aquello que nos reconforta, creemos que hizo sentido
y construyó experiencia de formación.
Ponemos a disposición algunos testimonios de estudiantes (10) que ya se
graduaron de la Diplomatura,
“La Diplomatura me permitió materializar una idea”.
“Nunca había trabajado y estudiado en grupo”.
“El CUD es el único lugar que te sentís un rato libre. Yo me siento hablando con ustedes,
uno más de ustedes. Y una vez que cruzás la reja para el otro lado sos un bichito más
que te tienen que meter adentro de la jaula hasta el otro día. Este es el único espacio de
coherencia, más cercano a la calle. Esto no es la cárcel”.
“Desgraciadamente conozco distintas cárceles del país y no tengo conocimiento de que
haya un espacio como el CUD, no solo en cómo cambia la cabeza, adquiere conocimiento
y a uno se le cambia el chip por completo, sino en cuanto a la interacción con personas,
los pibes, los profesores y las profesoras”.
“Empecé a cursar la diplo porque me pagaba, pero después me quedé por otra cosa.
Nunca me imaginé que me iba a encontrar con algo así”.
“Es la primera vez en mi vida que empiezo algo y lo termino, y puedo obtener un
diploma”.
(10)
Estos
testimonios
son
registros de clases
tomadas
por
docentes en el
marco
de
los
talleres
y
actividades de la
Diplomatura.
En, con y a través de la palabra del otro/la otra, nos formamos. Es la palabra la
que posibilita estrategias de subjetivación, logrando ser espejo (en el que nos
reflejamos) y ventana (en la que vemos al otro/la otra). Habilitando procesos
de reconocimiento individual y colectivo, produciendo identificación y otredad,
aceptación e interpelación, transformación y movimiento. Es a través de la
palabra del otro/la otra, que existimos, armamos red y desde allí (nos)
sostenemos.
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Acerca de la autora
Cynthia Ethel Bustelo. Doctora en ciencias de la educación (UBA).
Coordinadora pedagógica y docente del Programa de Extensión en Cárceles
(SEUBE-FFyL-UBA). Miembro del comité organizador del Encuentro Nacional
de Escritura en la Cárcel. Íntegrante del proyecto UBACyT. “Escribir en la cárcel:
teoría, marcos, acciones” dirigido por el Dr. Juan Pablo Parchuc. Co-directora
del Proyecto UBANEX “Prácticas y acciones socioeducativas y culturales en
contextos de encierro: derechos e inclusión de personas privadas de libertad y
liberadas”.
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“Pinchar la burbuja “Saberes emergentes y
estrategias de aprendizaje de estudiantes
detenidas/os en una cárcel bonaerense
Fecha de recepción
Reception date
23/07/19
Carolina E. Di Próspero
Instituto de Altos Estudios Sociales- CONICET Universidad Nacional de
San Martin
[email protected]/
[email protected]
Fecha de aceptación
Date of acceptance
27/09/2019
Resumen
Este trabajo forma parte de un estudio etnográfico que llevo adelante para
mi investigación postdoctoral, sobre prácticas y sentidos en la
apropiación de derechos educativos en contexto de encierro penal a partir
del abordaje de experiencias de aprendizaje de los diferentes actores
sociales involucrados en el Centro Universitario San Martín.
El Centro Universitario San Martin (CUSAM), sede de la Universidad
Nacional de San Martín (UNSAM) en el Complejo Penitenciario
Bonaerense Conurbano Norte, es un proyecto pedagógico, pero, antes que
nada, social, que ya cuenta con una década de vida. Allí, involucrada en su
entorno; la universidad pública como agencia del estado asume desde el
año 2008 la tarea de disminuir la situación de vulnerabilidad social de un
colectivo marginalizado. El entramado de actores e instituciones que
conforman el CUSAM construyen sus particularidades, día a día en
interacción.
El objetivo de este trabajo es evidenciar algunos aspectos de los procesos
de construcción, apropiación y circulación de derechos educativos en la
universidad dentro de la cárcel. Indagando en las relaciones entre la
educación como derecho universal y las narrativas particulares sobre los
derechos educativos, que surgen en el proceso de apropiación de éstos
por parte de los internos, que serán entonces derechos interpretados,
vividos y situados.
Palabras claves:
derechos educativos;
emergentes; estrategias de aprendizaje
tensiones;
saberes
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Abstract
Keywords: Prison- Education-Women-Gender- Intersectionality
This work is part of an ethnographic study that I carry out for my postdoctoral
research on practices and meanings in the appropriation of educational rights
in a context of criminal confinement based on the learning experiences of the
different social actors involved in the San University Center. Martin.
The Centro Universitario San Martin (CUSAM), headquarters of the
Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) in the Complejo Penitenciario
Bonaerense Conurbano Norte, it is a pedagogical project, but above all, a social
one that already has a decade lifetime. There, involved in their environment;
The public university as an agency of the state assumes since 2008 the task of
reducing the situation of social vulnerability of a marginalized group. The
framework of actors and institutions that make up CUSAM build their
particularities, day by day in interaction.
The objective of this work is to highlight some aspects of the processes of
construction, appropriation and circulation of educational rights in the
university within the prison. Inquiring into the relations between education as
a universal right and the narratives about educational rights, which arise in the
process of appropriation of these by the inmates, who will then be interpreted,
lived and situated rights.
Keywords:
educational rights; tensions; emerging knowledge; learning
strategies
Referencia para citar este artículo:
Di prospero C. E. (2019) Pinchar la burbuja. Saberes emergentes y
estrategias de aprendizaje de estudiantes detenidas/os en una cárcel
bonaerense. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 109-124.
Introducción (1)
El CUSAM funciona dentro de la Unidad 48 del Complejo Penitenciario
Conurbano Norte del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). El desarrollo
cotidiano de las actividades en el Centro se presenta signado por el despliegue
de una serie de estrategias operadas por distintos actores (estudiantes,
docentes, autoridades, administrativos e incluso agentes penitenciarios)
destinadas a facilitar la articulación entre una lógica orientada a la seguridad
que tiende a ser restrictiva, y otra que puja por la ampliación y el pleno ejercicio
de derechos.
(1)
Una
primera
versión de este trabajo fue
presentada como ponencia
en el II Coloquio de
Investigaciones Sociales en
Cárceles (CISCA), celebrado
en la Universidad Nacional
de Rosario (UNR) los días 16
y 17 de mayo de 2019.
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Los lineamientos pedagógicos del proyecto, que lejos de estar definidos se
encuentran sometidos a constantes debates y reelaboraciones, se
sustentan en la idea de que el derecho a la educación opera para las
personas privadas de su libertad ambulatoria como derecho llave (Scarfó,
2008). Desde esta perspectiva la posibilidad de formarse implica que la
persona pueda crear un vínculo de pertenencia con la sociedad en la que
habita, al acceder a bienes simbólicos que le permiten la transmisión y la
recreación cultural (Scarfó y Zapata, 2013). La educación se constituye en
una fuente de empoderamiento primordial (Scarfó, 2008) que al ofrecer
herramientas para pensarse reflexiva y deliberantemente en el mundo
(Quintar, 2005), permite el acceso a otros derechos (Lombraña, Strauss y
Tejerina, 2017).
El sentido colectivo que caracteriza al CUSAM incluye a la universidad
pública - la UNSAM -, al Servicio Penitenciario Bonaerense – SPB - y a sus
estudiantes, tanto detenidos como agentes penitenciarios. Gran parte de
los estudiantes del CUSAM provienen de las comunidades aledañas al
complejo penitenciario y, desde antes de entrar a prisión, han
experimentado la privación de sus derechos más básicos (Lombraña,
Strauss y Tejerina, 2017).
El objetivo no es entonces modificar las conductas de las personas, sino
garantizar trayectorias educativas que habiliten la posibilidad de
construir proyectos de vida (Scarfó, 2008), cualesquiera sean éstos. En
este sentido, la convivencia en el aula entre este estudiantado
heterogéneo, que se podría pensar a priori como intrínsecamente
antagónico, posee en el caso del CUSAM, un antecedente común: el origen
de clase. Si bien el Centro Universitario se conformó principalmente a
partir de la demanda del derecho a la educación por parte de un grupo de
detenidos, este antecedente común a detenidos y agentes tendría el peso
suficiente como para integrarlos en el mismo proyecto.
Planteo del problema
La propuesta mi investigación es estudiar el derecho a la educación desde
el análisis de los procesos que atraviesan las personas privadas de su
libertad en el entorno del CUSAM; las tensiones que tienen origen en la
apropiación de derechos educativos, las formas de aprendizaje
particulares, y la construcción y circulación de saberes que se desarrollan
dentro de aquel entorno.
Entiendo el aprendizaje desde los lineamientos de la denominada
Antropología del Aprendizaje (Jean Lave 2012; 2015a, 2015b) en la cual
el aprender como ejercicio no se limita a instituciones como la escuela o
la universidad, sino que es entendido como una capacidad del sujeto, más
práctica que mental.
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Así, no solo aprendemos a leer y escribir o a sumar y restar, sino que también
aprendemos a caminar, a correr, a andar en bicicleta, a conducir un auto, y la
lista puede resultar interminable porque implica casi todas las prácticas de los
humanos. Desde esta perspectiva aprender podría ser casi un sinónimo de
cultura y las habilidades y saberes emergen de la mera provisión / transmisión
/ recepción de información sino de un aprendizaje situado (Lave y Wenger
1991). Tanto caminar como andar en bicicleta son habilidades que emergen en
contextos relacionales del involucramiento del humano con su entorno, e
implican una educación de la atención. Así, el cuerpo humano no viene “preequipado” para ciertas habilidades y acciones específicas, sino que comienza a
existir cuando las personas viven sus vidas a través de un proceso de desarrollo
(Ingold 2001, 2011, 2013). En ese sentido, en el desarrollo de procesos de
aprendizaje y construcción de estrategias y saberes no hay una personalidad
unitaria, o cultivada per se, sino que los actores son entendidos como
participantes que llevan a cabo su vida cotidiana, estableciendo coherencias
parciales de sí mismos y de otros que los constituyen como sujetos (Leve 2012).
El objetivo de este trabajo será evidenciar algunos aspectos de los procesos de
construcción, apropiación y circulación de derechos educativos en la
universidad dentro de la cárcel. Indagando en las relaciones entre la educación
como derecho universal y las narrativas particulares sobre los derechos
educativos, que surgen en el proceso de apropiación de éstos por parte de
detenidas y detenidos.
Metodología
Metodológicamente, el presente trabajo utiliza la etnografía priorizando la
descripción y el análisis de las actividades concretas que realizan los actores
involucrados, con tal fin se lleva adelante un trabajo de campo que combina las
técnicas de observación de tipo participante y entrevistas en profundidad en el
CUSAM, atendiendo a los sujetos de estudio y su entorno en tanto estudiantes
encarcelados.
El análisis interpretativo de las evidencias empíricas está orientado a indagar
en las relaciones entre la educación como derecho universal y las narrativas
particulares sobre los derechos educativos, que surgen en el proceso de
apropiación de éstos por parte de los internos, que serán entonces derechos
interpretados, vividos y situados (Barrera, 2015).
Antecedentes
Sobre los proyectos educativos en contexto de encierro
Si nos remitimos a las investigaciones recientes sobre proyectos educativos en
contexto de encierro y sus efectos, encontramos producciones que hablan en
términos de reducción de los plazos requeridos para el avance a través de las
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distintas fases y periodos de la progresividad de la pena del sistema
penitenciario (Scarfó, Pérez Lalli y Montserrat, 2013).
La educación también abordada (en sus diferentes niveles: inicial, medio y
superior) como pauta de resociabilización en el Servicio Penitenciario Federal
(SPF) (Messina, 2015). Se hace referencia al incremento del número de
internos estudiantes (un 23%) durante el período 2009 - 2012 y se destaca el
valor resocializador de la educación incluso antes de salir en libertad: “la
escuela habilitara un espacio de libertad para el interno, no para rehabilitarlo
para cuando salga en libertad, sino actuando o interviniendo en esa realidad,
en ese momento. De allí la necesidad de que los roles sean cumplidos también
por personas ajenas al servicio penitenciario o al poder judicial, para abrir un
espacio de imaginación a otros mundos posibles” (Messina, 2015, p.22).
En otros trabajos (Lombraña, Tejerina y Strauss, 2017; Ponciano y Castilla,
2018) se aborda la complejidad de la interinstitucionalidad, educativa y
penitenciaria. Por otro lado existe un corpus de trabajos que, desde un enfoque
cualitativo, analizan los efectos de la educación universitaria presencial en
contexto de encierro en términos de desafíos pedagógicos y políticos (Roca
Pamich, 2018); abordajes críticos respecto de las modalidades de intervención
de la Universidad en la cárcel (Parchuc, 2015), la reflexión colectiva sobre la
práctica educativa en contextos de encierro (Barolo; Gentile; Sarsale y Villegas,
2016) de la función integradora: “educación integradora” y la integración social
de las personas privadas de su libertad a partir del lenguaje (Giammatteo y
Trombetta, 2014).
Estas producciones comparten el sentido disruptivo de la educación y el
carácter reflexivo del abordaje, sus análisis van desde los desafíos pedagógicos
en la educación en contexto de encierro a la autogestión de los estudiantes
como viable, posible y exitosa a partir de las experiencias en los centros
universitarios como espacios de construcción y crecimiento permanente
(Coordinación Interna de Estudiantes FFyL, CUD, 2016).
Dentro de este corpus se encuentran también aquellos trabajos que abordan la
formación universitaria como proyecto de inclusión social (Lombraña y Di
Próspero sobre el CUSAM, en prensa; Ponciano y Castilla, 2018). En el caso de
la experiencia como docentes de Trabajo Social en el Centro Universitario
Ezeiza (CUE) buscan analizar las vinculaciones entre lo comunitario, lo
institucional, lo grupal y lo personal, en tanto campo de producción de
subjetividades, en términos de la experiencia docente y sus impactos en los
internos estudiantes (Robles y Quiroga, 2016).
A partir de las investigaciones aquí descriptas y la propia (en curso), se infiere
que el abordaje de los sentidos disruptivos de la educación en contexto de
encierro debe tener en cuenta la complejidad interinstitucional (educativa y
penitenciaria), el entorno (no sólo el contexto histórico del proyecto sino
también el entorno territorial en el cual se desarrolla) y la conformación de
comunidades educativas en las que interactúan los diferentes actores sociales
involucrados en el desarrollo de los proyectos en contexto de encierro.
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Estas tres variables constituyen la experiencia educativa en las trayectorias de
estudiantes privadas y privados de su libertad ambulatoria.
Primeros resultados
Al cumplir sus 25 años en 2017, la UNSAM editó un libro (2) que compila los
principios, logros y metas de la universidad. El compromiso social es uno de
sus tres objetivos principales, la enseñanza y la investigación son los dos
primeros. También su Plan Estratégico Institucional 2016-2022 posee una
línea estratégica vinculada a potenciar el compromiso con el desarrollo social
y cultural (2017, p.23). Dentro de esta línea estratégica, la educación en
contexto de encierro y la Escuela Secundaria Técnica ubicada en una de las
zonas de mayor vulnerabilidad social del área del río Reconquista en San
Martín, son sus dos principales proyectos de inserción en el territorio y sus
problemáticas educativas y sociales.
La UNSAM no es la única institución que forma parte de la vida del CUSAM,
comparte su gestión cotidiana con el Servicio Penitenciario Bonaerense.
Actores institucionales y territoriales que conforman el CUSAM construyendo
sus particularidades, día a día en interacción.
Las personas privadas de su libertad ambulatoria son seres marginalizados que
suelen ser señalados como “peligrosos”, “malvivientes”, “lacras”, “basura”,
portadores de un atributo profundamente desacreditador (Goffman, 2006,
p.13) desde miradas estigmatizadoras, caracterizadas por la antropóloga
Beatriz Kalinsky, como cronificadoras de situaciones de fragilidad con fines
político - clientelistas o bien por la obtención de réditos a la hora de ocupar
cargos públicos (Kalinsky, 2014, p.237). Las poblacionales marginales son
responsabilizas de:
(2)
San
Martín
Universidad Nacional
25 años. Gerencia de
Comunicación
Institucional UNSAM.
Julio de 2017, Buenos
Aires: Akian Gráfica
Editora
(las) llamadas “olas de inseguridad”, la delincuencia, del “gusto” de estas
personas por vivir en el borde de un sistema, actuando, así como condensadores
de males sociales que, en realidad, están repartidos en toda la sociedad. Es más
fácil, sin duda, delimitar y concentrar los aspectos sociales negativos en
poblaciones que puedan ser bien delimitadas, concentradas, clasificadas,
evaluadas, diagnosticadas y finalmente legalmente castigadas (Kalinsky, 2014,
Liebling y Maruna, 2005, Miller y Spillane, 2012).
Una práctica común en las instituciones de encierro modernas es la
clasificación de los internos (Goffman, 2001; Foucault, 2002). Otras referencias
interesantes son, Ojeda (2015), Routier (2015), Ángel (2015), Andersen
(2012), Galvani (2010), Gómez (2019) entre otros. Como se observará en los
testimonios de los estudiantes en este trabajo, las rutinas de la vida
universitaria son retomadas y operacionalizadas por los y las estudiantes en
habilidades y competencias con distintos sentidos, que permiten incluso
cuestionar la institución educativa y reafirmar sus aportes en la cotidianeidad
carcelaria y más allá de los muros. Estos individuos legalmente castigados,
demostrarían en sus trayectorias por el CUSAM que son capaces de desarrollar
un gusto por el conocimiento (Lévi-Strauss, 1964), lo cual es evidencia del
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“carácter paradojal de la prisión, del encierro y sus tensiones” (Ojeda, 2017,
p.71) que conviven en este caso, junto a las alternativas que se abren en el
acceso a derechos que incorpora la vida universitaria en este contexto.
La etnografía permite describir usos y sentidos otorgados al encierro y cómo
estos delinean y configuran la cotidianeidad de una comunidad educativa,
reconociendo en la cárcel una institución que por momentos se encuentra al
límite del régimen democrático (Kalinsky, 2006) por un lado, y por otro la
porosidad de la frontera carcelaria (Da Cunha, 2004), perspectivas necesarias
para, además, profundizar la discusión del lugar y la función que cumple el
encierro en la sociedad actual (Ojeda, 2017).
Habilidades y saberes emergentes
Mencionaré a continuación algunas habilidades identificadas, por los actores
sociales del campo bajo estudio, como adquiridas durante el proceso de
aprendizaje en el entorno de la vida universitaria en el CUSAM. Esta vida se
constituye y circula en espacios de interacción ricos en su potencialidad de
encuentros, desencuentros, debates, tensiones, distensiones que se dan en
forma cotidiana.
Entre las habilidades que estudiantes y graduados detenidos destacan, una que
es destacada por el colectivo es la ampliación del lenguaje o acceso a la palabra.
Como expresa uno de los graduados del CUSAM a partir de un testimonio de un
estudiante detenido citado en su tesina:
Es importante indagar acerca del posicionamiento frente a este lenguaje que
empieza a utilizar el estudiante en este espacio universitario. Para algunos es un
idioma, un nuevo lenguaje: “yo necesito aprender a hablar ese idioma para
transmitirle a otro mis saberes y decir, loco es por acá. Porque si hasta hoy que
ya tengo 52 y no me escucharon es porque no supe hablar, entonces quiero
aprender ese lenguaje para que me escuchen” señala Titincho (Tejerina 2016,
p.40).
Los y las estudiantes ponen empeño en adquirir ese lenguaje que los acredita,
no solo dentro del ámbito universitario, sino también entre sus pares.
En algunos casos se parte de una curiosidad, por ejemplo, cuando en el trabajo
en clase aparece alguna palabra extraña o desconocida. Sucedió en una
oportunidad, en mi experiencia como docente del Ciclo Preparatorio
Universitario (CPU) con la palabra “neófito” en uno de los textos que se
trabajaríamos ese día en la clase. Por lo general solemos disponer de
diccionarios en el aula para ir buscando las palabras a medida que trabajamos
en los textos, pero en esta oportunidad, Pablo, uno de los estudiantes había
traído la definición por escrito, la leyó y explicó a sus compañeros el sentido de
esa palabra en el texto. Me dijo que le gustaba la palabra y empezó a utilizarla
en cuanto podía en otras clases, la mayor parte de las veces bien colocada, lo
que le resultaba satisfactorio y a la vez gracioso por lo raro de la palabra
“neófito, neófito”, repetía con media sonrisa.
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Usaba el término como un juego nuevo, que sólo podía aplicar dentro del aula,
entonces aprovechaba para repetirlo varias veces… “neófito...” él también era
un neófito en ese mundo de las palabras a desentrañar.
Así como hay palabras que salen de los textos trabajados en el aula, hay otras
que salen de los discursos pronunciados por voces legitimadas que se
incorporan en el vocabulario de los estudiantes. Diferentes actores sociales
hacen referencia a determinados términos, los/as Decanas/os, el Secretario
Académico, el Director de Articulación Territorial, los graduados, en el marco
de eventos, suelen apelar a palabras emotivas:
Nosotros con todos estos años lo que tratamos de demostrar es que la salida
pasa por poder procesar la existencia conjuntamente, y que si hay algo que
transforma a los sujetos es la reflexividad y el arte. La sociología es una ciencia
reflexiva, el arte es una práctica reflexiva pero además creativa y entre la
reflexividad y la creación es donde podemos encontrar nuevos caminos (…)
Estamos convencidos que desde la sociología y desde el arte, se pueden abrir
horizontes que de otra forma serían impenetrables. (…) Todos los espacios que
están aquí están hechos para la transformación. (Discurso de una autoridad del
Centro Universitario durante el acto inaugural de una nueva diplomatura en
artes).
Esa sociología reflexiva como eje inicial del proyecto pedagógico CUSAM busca
brindar herramientas para que detenidos y detenidas pongan en cuestión sus
propias trayectorias de vida y recorridos desde una mirada crítica. En ese
sentido, podemos identificar otra habilidad que se adquiere en el ámbito
universitario: la reflexividad.
Yo creo que se amplió mi mirada y me ayudó mucho que me permití darme ese
lugar, reflexionar y criticar ciertas cosas y apoyar ciertas otras. (...) Hay cosas
que yo las sabía, pero no sabía explicarlas, no tenía argumentos para explicarlas,
las explicaba de sentido común. Por ejemplo, Goffman y Foucault me resultaron
re fácil y todos decían no oo es re difícil... Y es el mundo en el cual nosotros
estamos emergidos, y yo no lo sabía explicar, no tenía argumentos. ¡Hoy en día
tengo argumentos y digo uy!, mirá lo que yo estaba pasando, mirá la burbuja en
la que estuve viviendo durante 17 años, que esta misma institución me metió, y
yo pensaba que era yo, que era el mejor, que… no! Y estaba siendo inducido por
una institución que lo que quiere es eso, que vos te metas en esa burbuja, y que
llegás a crear, a ser ese (su apellido). Pero me di cuenta que ese no sirve de nada
(Estudiante de segundo año).
El mismo estudiante reflexiona sobre qué es estar emergido, a partir de los
textos que estudia:
yo digo emergido… porque siempre intenté, creo, querer salir, pero nunca pude
encontrar el modo de poder salir y por ende estaba sumergido pero siempre
intentaba ser emergido, salir, porque veía que algo estaba mal.. Para mi ya no
era normal si en dos meses no venían y me decían que prepare el mono porque
me iba de traslado y Goffman te lo muestra claramente eso, cómo te tienen un
tiempo, te sacan, te despojan de tu yo, te ponen otro yo.. y como te cambian de
una celda a otra, lo mismo así lo vivimos nosotros.
Desde un punto de vista instrumental, las habilidades se traducen en pequeños
éxitos cotidianos, que en el caso de este estudiante se dan tanto en el adentro
como en el afuera. Por ejemplo, habla de su hijo y cuenta, con orgullo, como lo
ayudó a recuperar su trabajo:
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Él estaba trabajando y después dejó el trabajo… flaco rescatate, yo me crié solo
y a mi nadie me dio nada. (…) Tené en cuenta que tu papá perdió 20 años de su
vida en una cárcel y tiene más cicatrices que un mapa.. Y él había dejado de
trabajar porque no le pagaron un día y empecé a comerle la oreja así, así, así y
ahora empezó a trabajar de vuelta hace dos días (…) Entonces si, a veces utilizo
mucho de esto, primero para reflexionar sobre un montón de cuestiones que
pasan en el afuera, dentro de mi familia, y dentro de esas reflexiones que uso,
veo cómo intento aconsejar, por ahí agarrándome de algún autor.” (…) me ayuda
también a entrelazar las materias y también me ayuda a reflexionar sobre ciertas
cosas de lo cotidiano y resolverlo en lo inmediato y lo sencillo. Antes me rompía
la cabeza. (Estudiante de segundo año)
Las situaciones no se presentan como nuevas, hay una continuidad entre la
inmersión profunda en diversas problemáticas (desigualdad, encierro) y lo que
se “adquiere”: una nueva mirada “ampliada” a partir del acceso al entorno
universitario. Se observa por ejemplo cuando se hace referencia al pasado en
un contexto de desigualdad extrema y reaccionar de una cierta forma y luego
“pensando” se puede accionar de diversas maneras; cuando se expresa un
conocimiento que ahora puede ser explicitado y cuestionado: “hay cosas que
yo las sabía, pero no sabía explicarlas, no tenía argumentos para explicarlas, las
explicaba de sentido común”; también en un mayor control en el proceso de
“ser alguien”. Con respecto a este último punto coinciden estudiantes y
graduados que han analizado su transformación en términos de acceso a una
subjetividad distinta de la de preso, de la mano de acceso a derechos que van
más allá del derecho a la educación. En ese sentido un graduado expresa en su
tesina:
(Se trata de) entender que no era simplemente “un preso”, sino una persona (…)
al ser persona no solo nos corresponde que nos reconozcan y garanticen los
derechos, sino que también nos den el lugar a que podamos desnaturalizar la
identidad que la institución penal proyecta y que uno introyecta, a
desnaturalizar ese rol “el preso”. (Ángel, 2015, p. 6)
En la continuidad de la inmersión en las problemáticas parecería que lo que se
incorpora como habilidades o herramientas se adapta y fusiona al
conocimiento o habilidad anterior, con nuevos sentidos, a partir de
“desnaturalizar” o de ampliar la mirada, críticamente.
Las ciencias sociales y el entorno del CUSAM como apertura y acceso a ese
primer derecho de ampliación de la subjetividad, de acceso más que a la
construcción de una nueva subjetividad, a la de una subjetividad ampliada,
expandida, reflexiva y en tensión con saberes y habilidades propios del mundo
carcelario. En términos de Scarfó el derecho a la educación opera para las
personas privadas de su libertad ambulatoria como derecho llave o fuente de
empoderamiento primordial (Scarfó, 2008).
Lo que los mismos estudiantes denominan lógicas carcelarias tiene que ver con
lo que Anitua ha analizado como “subcultura carcelaria” en términos de
producción de delincuencia dentro de la institución prisión. “Todas las
violencias que la prisión supone para el condenado lo llevarán a adoptar una
estrategia de defensa, que sería la subcultura carcelaria, verdadera escuela de
nuevos delitos” (Anitua, 2010, p.312).
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Las estrategias de defensa están ligadas a un estado de alerta constante por
parte de los y las detenidos/as y a desplegar desde pequeñas tácticas de
supervivencia hasta estrategias con cierta planificación y complejidad. La
reflexividad adquirida como habilidad actualiza la comprensión de prácticas
pasadas brindando nuevos sentidos o simplemente racionalizándolas.
Entender proporciona nuevas explicaciones, se resignifican las prácticas en
muchos casos revalorizándolas.
No tengo mucho para cuestionarle a Goffman, para mí es un capo el chabón, lo
que escribió en su tiempo.. Goffman plantea un montón de cosas que son patente
acá en la cárcel (…) lo comprendí perfecto. Lo que le puedo cuestionar es que no
es tan así que te sacan tu yo definitivamente, es mentira, todo depende de cuánto
vos estás ahí adentro de esa burbuja y cuánto vos tenés una aguja para pincharla
y salir. (…) Claro ejemplo, pude salir de una burbuja y meterme en un ambiente
jamás pensado. (estudiante)
En este testimonio aparece nuevamente el reconocimiento de la agencia del
detenido/a, aún en los momentos más enajenantes, la posibilidad de emerger
sigue existiendo: “pinchar la burbuja”, como último bastión de una
subjetividad, en medio de todas las dificultades, autogestionada. El emerger
como parte de un saber que viene de la experiencia, del aprendizaje en la vida
carcelaria que brinda otras herramientas y habilidades distintas de las que la
institución universitaria brinda, y las que Goffman no pudo apreciar por no
haber transitado ese mundo carcelario de la manera en que un detenido lo
transita. En el “ambiente jamás pensado”, el de la vida universitaria, se puede
adquirir el acceso a otros mundos, y emerger. En ese sentido, el saber
experiencial brinda habilidades específicas.
Cuando vos vas al barrio ves que en el comedor hay un tranza vendiendo paco..
y que en el comedor municipal solamente le dan de comer a la gente que está
censada.. ¿no? Entonces vos buscás la manera de intervenir, primero aplicás la
tuya, para sacar al tranza del comedor, tenés que aplicar la de la vida de nosotros,
hablar ese idioma, y después bueno, después viene la gestión: bueno, recuperé
esto, vamos a dar de comer a los pibes.. y ahí esa gestión es ir a tocar una puerta,
tocar otra y, sin querer en realidad lo que nosotros llamamos “vamo a meter
caño” o una mangueada, termina siendo una gestión. (…) A lo que voy es,
nosotros, no se si naturalmente, la realidad te llevó a hacer determinadas cosas
que en definitiva cuando lo empezás a mirar desde la diplomatura decís “pero si,
esto yo lo hice de otra manera” y esto lo que hace es legitimar, es darte una chapa
para que sigas un poquito más, en realidad lo que estamos haciendo es eso
(estudiante de tercer año).
Para este estudiante, muchas de las herramientas que se adquieren en el
aprendizaje, ya se poseían como habilidades en el pasado, fruto de las
trayectorias de vida. Hay un saber de la experiencia que se relaciona y se
potencia con el saber académico.
La pertenencia a una comunidad universitaria conlleva el ser parte de una
comunidad científica, a una comunidad política y también una comunidad de
prácticas, “dirigida al dialogo entre saber maduro y saber experiencial”,
señalan Gisele Bilañski y Anais Roig (2015, p.9) refiriéndose a el encuentro
entre distintos saberes en comunidades universitarias.
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(El) saber “maduro” puede ser parafraseado por uno de tipo sistematizado o
formalizado, que refiere al tipo de conocimiento paradigmático, mientras que
los saberes experienciales remiten a aquellos que no han sido sometidos a dicho
proceso de codificación. El intercambio lingüísticamente mediado entre ambas
formas de saber, es fuente de desarrollo y aprendizaje, en la medida en que una
se retroalimenta de la otra (Bilañski y Roig, 2015, p.11).
Siempre que se adquiere algo, comienza algo nuevo, potenciado,
necesariamente mejor, porque posee aspectos de ambos mundos, el de la
experiencia y el académico y da como resultado nuevas habilidades que sólo
poseen quienes atravesaron ambos mundos. Nuevas habilidades que no surgen
espontáneamente, sino que son apropiadas “arrebatadas”, allí Darío emplea un
término más cercano al mundo tumbero, presente y activo en su discurso.
El saber académico por si solo queda corto, como lo expresa Luis en la
transmisión radial “esto lo que hace es legitimar, es darte una chapa para que
sigas un poquito más, en realidad lo que estamos haciendo es eso”, nuevamente
la agencia tumbera revalorizada como base necesaria y antecedente, presente,
vivo. Los saberes adquiridos en el “ambiente jamás pensado” se hibridarán con
los saberes experienciales, dando lugar a una potencialidad que recupera la
experiencia como valor en medio de un mundo generalmente desvalorizado
por una mirada socialmente estigmatizante: “peligrosos”, “malvivientes”,
“lacras”, “basura”, portadores de un atributo profundamente desacreditador
(Goffman, 2006, p.13).
En la circulación de saberes y habilidades, estos seres “malvivientes” se auto
valoran en la especificidad, originalidad y aplicabilidad de sus habilidades, en
problemáticas concretas en sus barrios de origen o en sus vidas cotidianas,
estas habilidades lejos de constituir una falta o una pérdida (como pueden ser
consideradas desde miradas estigmatizantes las habilidades propias del
mundo tumbero) devienen en una potencia, constituyendo a sus poseedores,
de acuerdo a su propia perspectiva, en gestores idóneos:
La diplomatura vino a dar un aporte muy importante dentro de la comunidad,
no todos van a ser sociólogos o trabajador social. Hay muchos compañeros que
ya tienen el arte dentro de ellos, y transitando esa diplomatura, qué bien
potenciado puede llegar a ser como para después poderlo gestionar en tu barrio,
en mi barrio, en el barrio de Martín, está haciendo brotar esa cultura que tienen
adentro, que ni enterados estaban (estudiante de segundo año).
Se elige uno u otro tipo de carrera o trayecto educativo pensando en cierta
forma estratégicamente el futuro.
Otra habilidad que aparece en las narrativas particulares de los sujetos como
adquirida en el entorno del CUSAM es cierto manejo responsable y práctico de
variables cotidianas, desde técnicas de estudio efectivas a prácticas de cuidado
familiar efectivas, incluso a la distancia:
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Acá (CUSAM) aprendés lo que es responsabilidad, lo que es la disciplina, que está
bien, la disciplina es una palabra media fea porque viene de los militares, pero
sin disciplina vos no llegas a aprobar una materia porque si no te ponés dos o
tres horas a leer un texto, en la clase que viene no lo vas a saber explicar. Lo
mismo hago con cuestiones de mis hijos que por ahí veo que son simples y mi
mujer la agranda, que son problemas que no se pueden solucionar y no es así. A
veces con cosas prácticas y sencillas.. (Estudiante de segundo año)
Además, se evidencian ciertas estrategias de aprendizaje, que aplican tanto
para estudiar como para resolver algunas cuestiones de la vida cotidiana.
Por otro lado, hay prácticas que tienen más que ver con cierta creatividad y
astucia de quien lo construye y detenta que con una vacancia en las actividades
del centro universitario.
En el caso de Luciano, estudiante que es también rapero, quien poco a poco fue
compartiendo sus letras, poniéndoles música en la cabina de operación del
estudio de radio del centro universitario y, más tarde, comenzó a presentar sus
producciones en diferentes eventos académicos. Luciano participó incluso en
el festejo de los 10 años del CUSAM en el campus de la UNSAM, a partir de las
gestiones de la Dirección del Centro y la Coordinación de Arte y Cultura, pudo
salir ese día y cantar en el escenario del Teatro Tornavía.
Todas estas habilidades y saberes emergentes nos hablan de cierta creatividad
estratégica y astucia construida en el CUSAM por los y las estudiantes a partir
de la combinación de saberes, por ejemplo, cuando destacan sus habilidades
para tratar con jóvenes conflictivos, a partir de sus trayectorias carcelarias y de
las herramientas adquiridas en el ámbito “impensado” de la universidad.
Esa astucia proviene del conocimiento adquirido menos en la experiencia en la
trayectoria académica que en la tumbera, donde las prácticas de supervivencia
apelan a la creatividad y a la astucia como prácticas cotidianas.
En la circulación espiralada de discursos, saberes y habilidades, estos seres
denominados desde discursos hegemónicos como “malvivientes” se auto
valoran en la especificidad, originalidad y aplicabilidad de sus habilidades, en
problemáticas concretas en sus barrios de origen o en sus vidas cotidianas.
Estas habilidades lejos de constituir una falta o una pérdida (como pueden ser
consideradas desde miradas estigmatizantes las habilidades propias del
mundo tumbero) devienen en una potencia, constituyendo a sus poseedores,
en todo caso, en agentes de la combinación de saberes de la cultura académica
y de la experiencia de vivenciar sus trayectorias. La combinación de ambos
logra la penetración en el territorio, de la mano de los propios exponentes de
los barrios, legitimados por la pertenencia y la doble experiencia académica y
territorial.
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Licenciatura en Sociología. Inédito.
Acerca de la autora
Di Próspero Carolina E. Investigadora Asociada en el Instituto de Altos
Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM),
Buenos Aires, Argentina, donde también se desempeña como Docente Adjunta.
Además, integra el equipo de gestión del Centro Universitario San Martín
(CUSAM UNSAM), ubicado dentro del Complejo Penitenciario Conurbano Norte
(SPB), y es Investigadora en el Núcleo de Estudios Socioculturales sobre el
Derecho y sus Instituciones (NESDI - IDAES). Es doctora en Antropología Social
por la UNSAM y Becaria Postdoctoral CONICET. Ha investigado sobre nuevas
subjetividades, nuevas formas de vinculación con la tecnología, expresiones
tecnoartísticas, redes sociotécnicas de aprendizaje colectivo y actualmente
aprendizaje en contexto de encierro
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“Faltan las presas”. Reflexiones sobre las
opresiones a mujeres y disidencias presas
contadas en primera persona.
Fecha de recepción
Reception date
29/07/19
Vernier Yanina
Centro de Investigaciones FFyH
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba
[email protected]
Fecha de aceptación
Date of acceptance
08/10/2019
Resumen
La reflexión que sigue recupera la producción de dos experiencias de escritura
en un contexto educativo en la cárcel de mujeres, de la provincia de Córdoba.
Ambas experiencias responden a propuestas educativas diversas que se
desarrollan desde la escuela secundaria, para el primer caso, y desde la
Universidad Nacional de Córdoba, en el segundo.
Ambas elaboraciones derivaron en producciones editoriales que hicieron
pública la palabra de mujeres y disidencias presas hacia la comunidad. En el
primer, caso bajo el formato de una agenda-libro producida desde el Centro de
Actividades Juveniles del Anexo del Centro Educativo de Educación Media
“Prof. María Saleme de Burnichón”; mientras que la elaboración de las mujeres
en el marco del “Taller de lectura y escritura de cartas. Hacer cosas con
palabras” organizado desde la Secretaría de Extensión en el marco del
Programa Universidad en la Cárcel de la FFyH (UNC), devino en un libro.
La recuperación de estas experiencias se produce en el marco de la
investigación para obtener el grado de doctora en Ciencias de la Educación: “La
educación en disputa. Tensiones institucionales en el marco de las propuestas
de educación secundaria de adultos en contexto de encierro carcelario” para el
caso específico de las mujeres alojadas en el EP N°3, Córdoba. Enmarcado como
un estudio de corte cualitativo, desde una perspectiva socio-antropológica y de
género. Se propone reconocer aspectos referidos a los regímenes de poder de
los que participan mujeres y disidencias privadas de su libertad, al tiempo que
propone una mirada de lo estatal como estructura compleja y dinámica, que
produce y es producido por relaciones sociales como la clase, la etnia, y también
el género y la sexualidad.
Palabras claves: Cárcel- Educación- Mujeres- Género- Interseccionalidad.
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Abstract
The following reflection recovers the production of two writing experiences in
an educational context in the women's prison, in the province of Córdoba. Both
experiences respond to diverse educational proposals that are developed from
the secondary school, for the first case, and from the National University of
Córdoba, in the second.
Both elaborations resulted in editorial productions that made public the word
of women and dissent prey towards the community. In the first case under the
format of an agenda-book produced from the Center for Youth Activities of the
Annex of the Educational Center of Media Education "Prof. María Saleme de
Burnichón "; while the elaboration of women in the framework of the
“Workshop of reading and writing letters. Do things with words ”organized by
the Secretariat of Extension within the framework of the University in Jail
Program of the FFyH (UNC), became a book.
The recovery of these experiences takes place within the framework of
research to obtain the degree of Doctor in Educational Sciences: "Education in
dispute. Institutional tensions within the framework of proposals for
secondary education for adults in the context of prison confinement "for the
specific case of women housed in EP No. 3, Córdoba. Framed as a qualitative
study, from a socio-anthropological and gender perspective. It is proposed to
recover aspects related to power regimes involving women and dissidences
deprived of their freedom, while proposing a view of the state as a complex and
dynamic structure, produced and produced by social relations such as class,
ethnicity, and also gender and sexuality.
Keywords: Prison- Education-Women-Gender- Intersectionality
Referencia para citar este artículo:
Vernier, Y. D. (2019) Faltan las presas. Reflexiones sobre las opresiones
a mujeres y disidencias presas contadas en primera persona. Revista
Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 125-147
Introducción
En los últimos años, el movimiento feminista ha visibilizado situaciones de la
vida cotidiana, familiar, laboral, de apropiación del espacio público, de vivencia
de la sexualidad, de acceso a derechos en que las mujeres y disidencias son
víctimas de discriminación y violencia, en tanto forma de expresión de una
relación de opresión que se ha llamado patriarcado, machismo, sexismo,
binarismo, heterosexualidad.
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(1) Esta investigación es
parte
del
proyecto
“Prácticas educativas con
jóvenes
y
adultos:
políticas,
sujetos
y
conocimiento”
dirigido
por la Dra. María del
Carmen Lorenzatti. Área
Educación del Centro de
Investigaciones de la
FFyH.
Aprobado
y
Financiado por FONCYT.
PICT-2016-2081. Res. Nº
285/2017
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Al calor de este movimiento, se han expresado quienes aún en el marco de estas
luchas perciben que continúan sin ser visibilizadas y comprendidas. Desde
diferentes organizaciones que trabajan con mujeres en contexto de encierro se
ha manifestado que en las reivindicaciones feministas aún “faltan las presas”.
Se entiende que esta expresión alude no sólo a la ubicación física de las mujeres
y disidencias presas sino a la comprensión de las particulares formas de
opresión que se entrelazan en la situación de encierro de estas. Falta analizar
cómo regula el Estado, la justicia, la policía, a las mujeres y disidencias pobres,
sector poblacional sobre-representado en las cárceles, no sólo de nuestro país
sino de la región. Estas sujetas no sólo son las víctimas de la violencia de género,
sino que son aquellas que deciden formas de subsistencia que alteran las
normas jurídicas, sexuales y de género. El encierro para ellas configura una
forma de opresión antes, durante y después de su paso por la cárcel;
configurando rasgos que no sólo se vinculan a su condición de mujer pobre sino
también disidente, en tanto la disidencia no es sólo la apropiación de formas
identitarias respecto de la sexualidad y la identidad de género sino una ruptura
con la manera de ser mujer que el sistema imperante designa para las mujeres,
y para las pobres en particular. La identidad que construye quien ha transitado
por la cárcel configura una característica política, que coloca al sujeto en
relación directa con un Estado que opera sobre su cuerpo, tiempo, vínculos,
sexualidad y subjetividad una serie de mecanismos de poder que dejan marcas
más allá de la condena.
La reflexión que sigue recupera dos experiencias de escritura en un contexto
educativo en la cárcel de mujeres, de la provincia de Córdoba. Ambas
experiencias responden a propuestas educativas que se desarrollan desde la
escuela secundaria, para el primer caso, y desde la Universidad Nacional de
Córdoba, en el segundo. Dichas elaboraciones derivaron en producciones
editoriales que hicieron pública la palabra de mujeres y disidencias presas
hacia la comunidad. En el primer caso bajo el formato de una agenda-libro
producida desde el Centro de Actividades Juveniles (CAJ) del Anexo n°1 del
Centro Educativo de Educación Media para Adultos (CENMA) “Prof. María
Saleme de Burnichón”; mientras que la elaboración de las mujeres en el marco
del “Taller de lectura y escritura de cartas. Hacer cosas con palabras”
organizado desde la Secretaría de Extensión de la FFyH en el marco del
Programa Universidad en la Cárcel (PUC) de la UNC, devino en un libro.
El reconocimiento de estas experiencias se produce en el marco de la
investigación para obtener el grado de doctora en Ciencias de la Educación: “La
educación en disputa. Tensiones institucionales en el marco de las propuestas
de educación secundaria de adultos en contexto de encierro carcelario” para el
caso específico de las mujeres alojadas en el EP N°3, Córdoba (1).
Enmarcado como un estudio de corte cualitativo, desde una perspectiva socioantropológica y de género, se propone recuperar aspectos referidos a los
regímenes de poder de los que participan mujeres y disidencias privadas de su
libertad, al tiempo que propone una mirada de lo estatal como estructura
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compleja y dinámica, que produce y es producido por relaciones sociales como
la clase, la etnia, y también el género y la sexualidad.
Una mirada interseccional sobre las implicancias que tiene el encierro en la
construcción de identidad de las mujeres y disidencias de sectores populares
que se encuentran privadas de su libertad, nos permite pensar en la sexualidad
y el género como dos regímenes que marcan relaciones de poder y opresión, y
son objeto de tensión permanente en el ámbito carcelario, a la par de otros
regímenes de orden y desigualdades como son la clase, la raza, la religión, y
constituyen identidades complejas que se ponen en juego en este contexto. En
este trabajo, interesa la palabra de las mujeres y disidencias presas para
visibilizar cómo se combinan y articulan esas identidades, cómo conforman
diferentes experiencias y formas de desigualdad en el contexto en estudio,
alejada de una vivencia única del ser mujer y de vivir el encierro en tanto tal.
Al mismo tiempo, contra la idea homogeneizadora que predomina al ingresar a
una cárcel de mujeres, se intenta visibilizar la diversidad que puja por ser
reconocida en quienes comparten este encierro. Existe una identidad
políticamente construida en la organización que propone el Estado respecto de
la distribución binaria en cárceles para mujeres y cárceles para hombres. Esta
distinción habilita la reflexión sobre la existencia de un ideario único y
universal de representar el ser Mujer o el ser Varón, y las formas en que logran
expresarse las disidencias a esa norma.
La escuela y los espacios educativos no pertenecientes a la órbita del Servicio
Penitenciario (SP), en este escenario, se presentan como espacios en que los
condicionantes de sexo y género operan también, pero de modos diferenciados.
Buscamos entonces visibilizar -desde una perspectiva de género y de clase- la
particular situación de un sector de la población que se constituye como
colectivo en la medida en que es organizado de tal modo por la organización
carcelaria y a su vez puede enunciar para sí determinadas vivencias y
problemáticas propias de la situación de privación de la libertad. Dichas
vivencias adquieren ciertas particularidades que no es posible trasladar
linealmente a otro contexto de vida y convivencia por fuera de la cárcel y de los
espacios educativos que se habilitan en la misma, pero que para algunas de
ellas expresa continuidades a tener en cuenta.
Marco conceptual
El presente trabajo parte de la idea de que no es posible definir el ser Mujer de
un único modo. En cambio, se pretende identificar y expresar los regímenes de
dominación que configuran la experiencia de las mujeres y disidencias en este
contexto. En este sentido, se retoman aportaciones conceptuales de teóricas
feministas que no sólo problematizan el género, el sexo y la sexualidad como
construcciones sociales y por tanto situadas, sino que además ponen al
descubierto la simultaneidad de múltiples sistemas de opresión que constituREVISTA ALQUIMIA EDUCATIVA
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(2) No es objeto de este
estudio en particular,
pero la situación de las
mujeres que ocupan el
rol de agentes de
seguridad en las cárceles
de mujeres pocas veces
ha sido enunciada –no
sólo desde su lugar de
poder como carcelerassino en tanto mujeres
trabajadoras de sectores
populares.
Un
gran
interrogante se abre
respecto
de
las
experiencias de violencia
de género que las
mismas viven en sus
vidas personales, y el
modo en que influyen o
condicionan su accionar
laboral.
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yen la experiencia vital de los sujetos sociales (Platero, 2012; De Lauretis,
2000). En este sentido, cabe señalar que las definiciones sobre las formas
adecuadas de feminidad se producen en relación con otros sistemas de
diferenciación y jerarquías como son la raza, la etnia, la nacionalidad o la
condición de encierro penitenciario para el caso que nos compete.
Por tanto, es posible afirmar que no existe un único modelo de Mujer y mucho
menos en términos de la realidad de vida de quienes son organizadas bajo el
universo de la cárcel de mujeres. No sólo la existencia de las mujeres “reales” y
disidencias estalla la posibilidad de pensar en una sola forma de habitar las
identidades sexo-genéricas, sino que el Estado regula desigualmente la vida de
las mismas. Se ponen en tensión entonces las diversas formas de ser mujer y
los diversos mensajes que el Estado propone para cada una de ellas. Por otro
lado, toda vez que intentemos analizar las experiencias de los sujetos que
transitan en el encierro en una cárcel de mujeres, es posible reconocer que no
existe una única manera de definir al Estado, sino dispositivos, instituciones,
legislaciones, políticas que se tensionan entre sí y se construyen en el tiempo
de modos particulares en cada contexto específico.
Tomamos las nociones de género, sexualidad, mujer y Estado como materia
histórica y socialmente construidas, que no pueden definirse homogéneamente
a riesgo de perder de vista los procesos de constitución de los mismos, que
otorgan especificidad en cada contexto de estudio. Intentamos entonces
identificar los regímenes de poder de los que participan los sujetos, en tanto
mecanismos de distinción y jerarquías. (De Lauretis, 2000)
Este señalamiento adquiere materialidad al momento de constatar que las
detenidas en una cárcel de mujeres se encuentran bajo diversas condiciones de
opresión. Señalar esto supone desarmar la uniformidad del rótulo “mujer” y
visibilizar las condiciones desiguales que las relaciones mediadas por el sexo y
el género habilitan (2).
En este sentido resultan relevantes las palabras de De Lauretis cuando expresa
que es necesario comprender que “no sólo hombres y mujeres ocupan
posiciones diversas en estas relaciones, sino, y esto es un punto importante, las
mujeres mismas ocupan posiciones diversas en los diversos tipos de
relaciones”. (De Lauretis; 2000, p.42)
Se retoma la palabra escrita de mujeres y disidencias presas para -desde el
reconocimiento de su palabra y los contextos de escritura- identificar los
regímenes de poder de los cuales participan, las formas en que lo hacen, a la
vez que resisten y logran enunciar los mismos. Los formatos de escritura
responden a contextos diferentes, mediados por actores diversos que interesa
comprender como facilitadores de la palabra, para reconocer el carácter que
asumen las producciones, los registros de escritura, los contenidos y los
destinatarios de las mismas. Que dichas producciones sean habilitadas desde
el espacio escolar, nos habla de las condiciones de posibilidad para enunciar
sin ser castigadas, situación no menor que se presenta como premisa en el
ámbito propiamente carcelario.
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A su vez, en este acto de escritura se juegan múltiples aspectos vinculados al
conocimiento, a la legitimidad de quien enuncia, a la existencia de un
destinatario social para esas palabras, que en definitiva posibilita la
construcción de una relación de poder en la que son resignificadas y valoradas
sus experiencias de vida como mujeres y disidencias, tanto en el encierro, como
referidas a otras vivencias en el afuera. Si entendemos al Estado como una
entidad heterogénea, compuesta por múltiples aparatos con regímenes de
género y sexo variables (Haney, 2000), podemos intentar comprender de qué
modo se construyen y reproducen relaciones de género en las instituciones
concretas.
Una teoría del Estado tal intenta aplicar esas categorías a una situación
concreta en contextos institucionales específicos, como los que ponemos en
juego en esta ocasión. El Estado, entendido de esta manera se percibe como un
conglomerado de institucionalidades y actores, que construyen sus
experiencias en el tiempo, en diferentes niveles, siendo constructor de pautas
normativas sobre la sexualidad y el género, a la vez que interpelado por ellas y
sus particulares modos de apropiación de las normas según regímenes también
de clase y raza.
Los modelos feministas tienden a compartir una crítica comprensión del estado
como una entidad multifacética. De manera similar, exponen la forma en que las
arenas estatales están a menudo tensionadas por conflictivos y contradictorios
mensajes sobre el género. Cuando se consideran juntos, estos trabajos
feministas reemplazan la noción de una estructura estatal singular y
centralizada por una concepción sobre la diversidad de los aparatos de estado
(Haney, 2000, p.03)
Para el caso que nos ocupa, nos referimos a la confluencia en un mismo espacio
–arquitectónica y jurídicamente definido- de institucionalidades diversas como
la cárcel y la escuela. Éstas, si bien son reconocibles como dispositivos sociales
diferentes, funcionan bajo la órbita de una gestión estatal. Pero esta confluencia
en cuanto a la forma de gestión no supone uniformidad de objetivos, por el
contrario, evidencia la convivencia de colectivos de funcionarios organizados
en torno a profesiones diferentes, roles y funciones delimitados, formas de
relación y jerarquías específicas, políticas, normativas de funcionamiento
estipuladas con anterioridad. En este sentido, interesa notar las formas en que
las producciones escritas de las mujeres y disidencias presas evidencian una
particular forma de habitar el género y la sexualidad en el encierro, y de su
relación con la estatalidad que las organiza. Las legislaciones formalmente
establecidas y las normas penitenciarias por momentos en contradicción con
los marcos vigentes, las políticas en salud, trabajo, educación, atención de las
infancias y derechos humanos, son algunos de los temas recurrentes.
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Recuperaciones metodológicas
Intentamos comprender el camino de constitución de relaciones de poder y
jerarquías en que podemos vincular a las identidades de mujeres y disidencias
con las construcciones de Estado, políticas públicas e instituciones -en
contextos históricos específicos-. En particular, ubicamos esta experiencia de
análisis en un contexto determinado: el espacio escolar en la cárcel de Mujeres
(Establecimiento Penitenciario N°3), en el complejo penitenciario de Bouwer,
provincia de Córdoba.
Con la impronta de desnaturalizar el lugar ocupado por los sujetos, a la vez que
evidenciar los regímenes de poder, privilegio y jerarquías de los que forman
parte, nos hemos propuesto reflexionar sobre fragmentos de escritos
elaborados en contextos educativos diversos, expresados a través de dos
propuestas concretas que tuvieron lugar en un período limitado de tiempo:
entre los años 2012 y 2015.
Resaltamos los emergentes desde la propia voz de las mujeres y disidencias
presas, construyendo un estar en el mundo a partir de la escritura, que
condensa una existencia que quiere ser reconocida. En este sentido, se intenta
comprender las formas de constitución de los sujetos mediados por múltiples
intersecciones (Platero, 2012), en el marco de instituciones que han sido
construidas sobre regímenes sexogenéricos y de clase. Se considera central, en
este sentido, hacer lugar a lo que los propios sujetos dicen de sí, aún a pesar de
los condicionantes al habla que se refuerzan en marcos de gran
disciplinamiento como es la cárcel.
La construcción de estos marcos en los cuales las mujeres y disidencias presas
pueden expresarse son posibles mediadas por una propuesta educativa,
habilitada a través de la escuela. Es un intersticio en la vivencia de una
institución total en que todas las prácticas se encuentran reguladas, y en que se
sanciona la expresión del disenso.
En síntesis, interesa en esta recuperación reconocer la relación entre actores
desigualmente provistos de poder y legitimidad, como forma de entender las
relaciones entre las diversas expresiones identitarias y sexuales. Lo que nos
habilita a preguntar: cómo ingresa el género y la sexualidad en las formas de
organización del encierro, y en particular en la escuela en la cárcel.
Como se ha mencionado al comienzo, este trabajo se encuentra enmarcado en
investigaciones previas y más amplias, algunas de las que han sido realizadas
en el mismo contexto, aunque en temporalidades y condiciones diferentes. Es
así como para la obtención del título de grado en Ciencias de la Educación tuve
oportunidad de estudiar las dinámicas cotidianas de la escuela primaria. En
dicha ocasión, se solicitó al Servicio Penitenciario (SP) autorización para
concretar entrevistas a estudiantes del nivel. Si bien la autorización se otorgó,
los condicionantes planteados al encuentro posiblemente tuvieron
implicancias en el contenido de lo dialogado. Señalo esto, en tanto en dicha
ocasión el SP autorizó a las “mejores alumnas”, a un diálogo que no pudo ser
registrado y que tuvo un tiempo limitado. La definición en manos del SP de las
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interlocutoras partía en su momento de una idea de lo que podría servir a la
investigación en curso, dejando de lado a las mujeres y disidencias que
pudieran representar a sectores marginales o problemáticos en el espacio
escolar. Sin dudas este sesgo en el acceso a la población penitenciaria de la
cárcel de mujeres fue relevante para lograr visibilizar situaciones fuera del
conocimiento general, como lo es la situación de la disidencia en el encierro.
Esta reflexión viene a cuenta de ubicar las experiencias que se retoman en este
artículo como distantes respecto de esos condicionantes, aunque no libres
totalmente. Es así como tanto los sujetos que realizaron las propuestas de taller
como quienes participaron pudieron compartir períodos de tiempo
prolongados, construir vínculos y confianzas, reconocerse mutuamente en
diferencia, y producir colectivamente utilizando variedad de momentos
destinados a la lectura y producción apelando a diversos lenguajes y narrativas.
Estos señalamientos se realizan como reparos metodológicos sobre las formas
de trabajo en el encierro, en tanto no se compartió con ellas el proceso de taller,
sino que se reflexiona sobre el resultado de este.
Por último, intentamos señalar en este apartado, que quienes motorizaron las
propuestas fueron: estudiantes y graduadas universitarias, activistas y artistas,
militantes sociales o referentes de organizaciones populares. Este rasgo es
central a modo de construir la imagen del escenario sobre el que fue posible la
experiencia de escritura en ambos casos. El reconocimiento del barrio de
procedencia de las mujeres y disidencias presas por parte de las talleristas, por
ejemplo, en tanto las mismas desarrollaban actividades socio-comunitarias y
políticas en el mismo, fue un elemento que puede ser vinculado a procesos de
confianza respecto de quienes proponían conocimientos y lecturas críticas de
la realidad, del contexto de encierro e incluso del contexto escolar.
Hay que subrayar que "las experiencias de las mujeres", en plural, ofrecen los
nuevos recursos con los que cuenta la investigación. […] Es decir, las mujeres se
nos presentan sólo en clases, razas y culturas diferentes: no existe "la mujer"
universal, como tampoco "la experiencia de la mujer". Lo masculino y lo
femenino son siempre categorías que se producen y aplican dentro de una clase,
una raza y una cultura particulares, en el sentido de que las experiencias, deseos
e intereses de mujeres y de hombres difieren en cada clase, raza y cultura.
(Harding, 1998, p. 6)
En síntesis, recuperamos dos experiencias desarrolladas en diferentes
momentos por actores distintos a los que frecuentemente se desenvuelven
laboralmente en el espacio escolar en la cárcel, y que por un período de tiempo
limitado construyeron un lugar donde el escribir habilitó la expresión de
sujetas privadas de múltiples libertades.
Desde este trabajo no se analizan las experiencias en sí, sino sus producciones
escritas a las que se puede acceder a través de las publicaciones que realizaron.
La consideración de la palabra escrita descontextualizada de ese proceso de
elaboración apunta a reconocer en términos generales a las sujetas escritoras,
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las tensiones que atraviesan sus vidas en el encierro, lo que les permite el
acceso al espacio escolar, y las múltiples maneras en que pueden expresar sus
identidades y conflictos desde las relaciones y regímenes de poder que han
transitado a lo largo de su vida y en la situación de encierro carcelario
particularmente. Por otro lado, las temáticas sobre las que se escriben han
permitido tematizar líneas recurrentes que interpelan a la organización
institucional, a los funcionarios estatales y al Estado desde las políticas públicas
que afectan el desarrollo de sus vidas dentro y fuera de la cárcel como mujeres
y disidencias de sectores populares mayoritariamente.
Se reconoce a estas mujeres y disidencias un rol privilegiado al momento de
explicitar una perspectiva de conocimiento de la realidad que considere las
vivencias de estas sujetas oprimidas. En este sentido, cabe destacar que la
vocación de conocimiento no radica en torno a la situación individual de las
sujetas, sino en tanto expresan relaciones que son sociales e históricamente
constituidas. Esto supone retomar estos temas en producciones posteriores
como parte de un posible análisis de las formas de opresión que sufren las
mujeres y disidencias presas en un contexto político regional, que involucra
procesos económicos y culturales específicos.
Contextos de escritura
Las mujeres presas escriben continuamente, a veces notas, habeas corpus,
demandas específicas, planillas, cartas. Lo hacen en la escuela, en el pabellón,
en las paredes y otras veces también en sus cuerpos. La escritura es una
herramienta de todas. Pero en este apartado se describen dos contextos de
escritura, que habilitaron producciones específicas, y se trabaja sobre las
mismas para conocer qué dicen las mujeres y disidencias presas sobre sí
mismas y sobre su vida en la cárcel.
En primer lugar, retomamos la propuesta de Taller de comunicación y
producción en el marco del Centro de Actividades Juveniles, del CENMA “Prof.
María Saleme de Burnichón”. El período de construcción de la propuesta de
taller de comunicación y producción comenzó a fines de 2011, con el inicio del
funcionamiento del Centro de Actividades Juveniles (CAJ)(3) en la escuela
secundaria de mujeres en la cárcel. Mujeres activistas, militantes de
organizaciones sociales y políticas, así como estudiantes universitarias se
acercaron al espacio de la Coordinación del mismo con una propuesta de
trabajo. Se proponía desarrollar un espacio de formación y comunicación desde
un enfoque de educación popular, en tanto metodología de trabajo, así como
perspectiva ético-política y pedagógica. Esa propuesta inicial comenzó a
desarrollarse en el mes de mayo de 2012 debido a demoras en las
autorizaciones que el Servicio Penitenciario (SP) debía realizar, para autorizar
el ingreso de formadores en el marco de las diversas propuestas de talleres del
CAJ.
(3) Los Centros de
Actividades
Culturales
son parte de una política
educativa nacional que se
implementa
provincialmente
en
escuela
de
nivel
secundario del sistema
educativo. En el año 2011
esa política se extiende a
la
modalidad
de
Educación en Contextos
de Encierro (ECE), y se
implementa en el marco
de la escuela secundaria
de
la
cárcel.
Esa
experiencia se replicaría
en otros penales de
varones, siempre desde la
articulación con la escuela
secundaria desde la que se
hacía pie para trabajar
dentro de la cárcel con
una
propuesta
extra
curricular, pero vinculada
a
los
Proyectos
Educativos
Institucionales,
en
proceso de elaboración.
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Señalamos de su proyecto algunas ideas que permiten comprender los sentidos
bajo los que se organizó la propuesta.
La propuesta del Taller está orientada principalmente a construir juntamente
con las mujeres talleristas un espacio de comunicación y educación en la cárcel
de Bouwer donde se puedan crear vínculos y prácticas horizontales,
cooperativas y solidarias entre las participantes.
Esta experiencia pretende realizarse colaborativamente con las mujeres
talleristas y no para ni sobre ellas construyéndose un espacio de reflexión,
expresión y producción entendidas como prácticas posibilitadoras de la toma de
la palabra y el fortalecimiento de la voz propia dentro del encierro. (Propuesta
del Taller de Comunicación y Producción “Entre nosotras”, CAJ, 2011)
Es así que establecieron como objetivos la promoción de la participación
protagónica de las mujeres en la toma de la palabra, y la generación tanto
dentro como fuera de la cárcel de instancias de visibilización, circulación y
socialización de las producciones realizadas.
En este marco, establecieron un espacio donde trabajar los vínculos como
grupo y con las educadoras dando lugar a un trabajo sostenido en el año. Fruto
de diversas instancias de análisis y debate, se desarrolló una producción en
formato de agenda-libro que contó con un informe temático al comienzo de
cada mes, producido colaborativamente entre las participantes del taller.
De este modo, se establecieron los temas en el siguiente orden: quiénes somos;
el amor en el encierro; ¿derechos humanos en la cárcel?; la salud en la cárcel;
trabajo esclavo; torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes en las
cárceles; progresividad de la condena y los reclamos; la niñez encarcelada;
celebración a la Pachamama; la alegría conquistada; las revoluciones que nos
faltan; no más violencia contra las mujeres presas; la libertad. (Agenda-libro,
Taller de comunicación y producción, CAJ, 2012)
Las producciones van desde entrevistas, poesías, escritos individuales,
denuncias, descripción de situaciones. También se incorporaron dibujos,
fotografías y serigrafías producidas en otros talleres del CAJ. Retomaremos de
esta experiencia algunas producciones que resaltan voces disidentes y
situaciones donde se expresa el género y la sexualidad como organizador de la
vida en el encierro.
En segundo lugar, describimos algunas características de la propuesta de
“Taller de lectura y escritura de cartas. Hacer cosas con palabras”, Secretaría
de Extensión de la FFyH, Programa Universidad en la Cárcel (PUC), UNC. La
experiencia que dio lugar a la producción publicada en el libro “Las del mundo
al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel” surge en el marco del
Programa Universidad en la Cárcel de la Facultad de Filosofía y Humanidades,
de la UNC. Este programa desarrolla actividades de docencia, extensión e
investigación desde el año 1997 como iniciativa de la Secretaría de Asuntos
Estudiantiles de esta Facultad.
Desde este encuadre, graduadas de esta casa de estudios -en base a la
experiencia desarrollada mayormente en los establecimientos penitenciarios
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que alojan a población masculina- deciden realizar una propuesta para la cárcel
de mujeres que aporte a reconocer la particularidad del encierro de las mujeres
y a su vez aproxime a las mismas la Universidad.
La producción que se retoma en este artículo corresponde a la sistematización
de una serie de trabajos desarrollados a lo largo de tres meses de trabajo en
taller en torno a la herramienta de lectura y escritura de “cartas” tanto desde
una perspectiva individual y subjetiva, como desde la comprensión política de
las mismas para expresar situaciones y problemáticas cruzadas por el género
en la historia.
La situación se complejiza más si se piensa en las condiciones de vida de las
mujeres privadas de su libertad, como las escasas visitas que reciben en relación
con las que percibe la población masculina, la falta de acompañamiento externo
por parte de familiares y amigos en sus juicios y causas, o la opción de tareas
laborales que reproducen los roles tradicionales de la mujer confinada al hogar,
que logran componer un doble dispositivo de aislamiento y depreciación.
Violencia tan simbólica como material que tácitamente aspira a doblegar no sólo
el cuerpo sino las ideas, aspiraciones, deseos que construyen la dimensión de lo
posible. (Propuesta “Taller de lectura y escritura de cartas. Hacer cosas con
palabras”)
La propuesta parte de un diagnóstico crítico tanto de la situación de las mujeres
en el encierro, como del rol de la universidad en estos contextos,
específicamente haciendo lugar a cierta desatención de la situación de las
mujeres a lo largo del tiempo en que el PUC se ha desarrollado.
En este sentido, y en consonancia con la propuesta del taller de comunicación
y producción en el marco del CAJ, este taller parte de considerar a las mujeres
privadas de su libertad como sujetos de derecho. Consideramos que esta
perspectiva es central al momento de analizar los marcos de escritura que –
más allá de los contenidos y formas de relación pedagógica- parten de
considerar a las sujetas en tanto tales devolviéndoles su condición de
ciudadanía y sujetos de derechos, por sobre cualquier sentencia o proceso
judicial que se encuentre activo en torno a la comisión de un determinado
delito. En particular para el caso de las mujeres, este punto de partida
considerado desde una perspectiva de género y reconociendo en el feminismo
herramientas de problematización de las relaciones de opresión presentadas
como naturales, posiciona a los actores en condiciones de recupero de la
dignidad, la voz y la palabra.
Resulta relevante destacar el posicionamiento de quiénes son las sujetas que
construyen y desarrollan esta segunda propuesta, toda vez que el
posicionamiento político pedagógico que asumen las mismas considera su
participación de forma activa y condicionada por similares constricciones en
tanto mujeres, pero identifican un interjuego de factores que desconocen y
cuyas sujetas de conocimiento son las mismas mujeres privadas de su libertad.
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Compañeras, llegué creyendo que mi voz debía significar algo para
ustedes, pero les afirmo desde los reveses de esta vida incierta, que
ustedes enmarcaron mi voz. Marco prepotente pero argumentado, lleno
de persistencia y valentía ante tanta miseria de empatía, tanta estética de
lo superficial de nuestra sociedad, de la cual ustedes, yo y todas somos
partes, ante tanto susurro e injusticia. (Abelleira, 2017, p.93)
En ambos textos, la producción final recoge una serie de elaboraciones
individuales y colectivas que resulta interesante destacar, si bien no serán
retomadas de manera completa en este trabajo.
Voces en primera persona, cuando se habilita la palabra
estalla la realidad
En este apartado, nos interesa tomar algunos de los relatos expresados en
ambas producciones, desde la convicción de que son disparadores para iniciar
caminos de visibilización y conocimiento de realidades que deben seguir
siendo estudiadas. Nos interesa resaltar, por fuera de todo romanticismo hacia
el escenario escolar, las condiciones objetivas bajo las que es posible reconocer
diversidad de voces o incluso preguntar por las ausencias y silencios.
La escritura en el contexto carcelario no se concreta en cualquier ámbito. Y sin
dudas asume diferentes características según se trate de un espacio u otro. Por
esto rescatamos en el apartado anterior el marco en el cual se concretaron las
prácticas de escritura que dieron lugar a las producciones que pudieron
conocerse de manera pública, situación excepcional por fuera de lo que se
puede llegar a manifestar en términos individuales a través de cartas o notas,
o en los medios de comunicación en ocasiones donde lo que sucede en el
cotidiano del encierro sale a la luz mayormente en situaciones de conflicto o
muertes.
Los relatos son recuperados en tanto expresan la apropiación de las normas de
género y la problematización de las mismas, las diversas formas de
reconocerse mujer, madre y sujetas sexuadas, las diversas maternidades y
crianzas posibles dentro y fuera de la cárcel, la expresión y represión que
sufren las disidencias sexo-genéricas en el encierro y, por último, el lugar que
estas sujetas otorgan al Estado en sentido amplio, y a sus instituciones, leyes y
funcionarios.
La cárcel es el lugar de disciplinamiento para quién se sale de las normas. Las
mismas son tanto las que se pueden definir jurídicamente, como aquellas que
se presentan naturalizadas como el género y la sexualidad. A lo largo de los
acercamientos al espacio carcelario, y a la escuela dentro del mismo,
identificamos que existen diferentes formas de sanción para las mujeres, así
como diferentes normas que regulan el ser mujer.
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En primer lugar, son malas mujeres, y de las peores entre las presas, aquellas
que han violado su condición de madres protectoras.
Entran en esta categoría cargada de valoraciones negativas y consecuencias
concretas en la organización cotidiana de la vida en la cárcel, aquellas mujeres
que han cometido delitos contra menores, en especial sus hijos. Se encuentran
en esta categoría quienes han sido responsables de abusos, lesiones o muerte
hacia menores, pero también quienes no lo han impedido en el caso de que los
abusadores o agresores hubieran sido sus parejas u otros, por lo general
varones de un entorno cercano.
En segundo lugar, son malas aquellas mujeres que han delinquido, cualquiera
fuera el delito. Porque el delito es propio de los hombres. Y las mujeres al
hacerlo, comprometen algo más que su individualidad, ellas van cargadas de
hijos, hijas y familiares a cargo. El hombre está sólo, entra solo. La mujer carga
con su familia. La mujer que delinque es una delincuente de segunda,
subordinada a redes manejadas por varones, sin poder.
En tercer lugar, son malas mujeres aquellas que rompen la heteronorma. En
este sentido, la vinculación de mujeres y sexualidad-deseo aparece como
extrañamiento. Ya que la asociación a la sexualidad de las mujeres por lo
general está vinculada a la reproducción, lo que va acompañado de una
presunción de heterosexualidad. Las relaciones sexuales entre mujeres en el
encierro obligan a pensar de modos diferentes a las categorías imperantes ya
que problematizan incluso la noción de lesbianismo. Las mujeres se relacionan
afectiva y sexualmente con otras mujeres en el encierro no necesariamente
desde la asunción de una identidad relacionada al ser lesbianas, sino que lo
hacen como práctica contextualizada que se comprende en este espacio social
e institucional, y quizás no tiene puntos de comparación en su vida en el afuera.
En cuarto lugar, rompen con las nociones establecidas, aquellas identidades
trans que se presentan como masculinidades. Con estos sujetos se tiende a
reproducir los mismos estereotipos cargados de nociones hegemónicas sobre
el género: la masculinidad. Es así que se habilita que el varón trans pueda
sostener varias relaciones amorosas, o asuma un rol protector, también se
identifica al mismo con la fuerza, los celos, cierta relación de dominación y
control.
Se producen dos procesos contiguos de discriminación: para llegar a la cárcel
se produce una distinción de clase centralmente, ya que no se encuentran
privadas de su libertad todas las personas que delinquen, sino quienes en
contextos de delito no cuentan con herramientas culturales, sociales o
económicas para evitar el encierro como forma predominante de castigo. Una
vez dentro de la cárcel, comienza a evidenciarse el predominio de otros
organizadores de las relaciones de poder centrados mayormente en el género
y la sexualidad, más incluso que el delito cometido.
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• El adentro y el afuera de la opresión de género
El contexto de escritura posibilita la expresión de voces que –en la medida en
que pueden enunciar en primera persona determinadas vivencias- permiten
comprender procesos que no forman parte del universo de vida de quien
investiga y tampoco de quien se aproxima al contexto de encierro en tanto
educador/a. Resaltamos entonces la necesidad de incorporar una lectura
interseccional (Platero, 2012) que permita comprender las formas
constitutivas en que las opresiones de sexo y género asumen especificidad en
la medida en que se construyen a la par y de modo interrelacionado a otras
formas de opresión como son la clase, la raza, la religión y puntualmente el
encierro carcelario.
No me piensen como una loca, pero lo que me resulta extraño es que a pesar de
todo, yo he cambiado una ´cárcel´ por otra, mi vida era eso que llamaría contexto
de encierro voluntario extramuros, por una intramuros con algunas diferencias
bastante marcadas. Afuera vivía sin vivir, sin ser yo misma, perdida en un
laberinto de sombras que me acosaron durante muchos años. Al ingresar acá,
pero no sin culpa, miedo, enojos, lucha diaria, fueron cambiados por sueños
bastante tiempo esperados, acariciados y hechos realidad… (Abelleira, 2017,
p.138)
Es interesante reconocer la experiencia de las mujeres de sectores populares,
que fuera del encierro carcelario asumen una serie de roles y tareas que las
dejan reducidas a un estado similar a la servidumbre hacia sus parejas, sus
hijos, su familia, cediendo posibilidades de desarrollo personal por fuera de la
organización colectiva del entorno familiar. En pleno siglo XXI podemos decir
que el encierro doméstico es una realidad para muchas mujeres, que en
ocasiones desenvuelven sus vidas en el ámbito de su vivienda o viviendas
donde son alojadas, y por extensión en la arena estatal toda vez que las
necesidades familiares lo requieran (escolaridad, salud, solicitud de ayudas
sociales, etc.)
Comprender las palabras citadas desde lo que Lagarde nos aporta en “Los
cautiverios de las Mujeres” (Lagarde, 1990) hermana esta sensación personal
a una situación social determinada por múltiples formas de organización que
coloca a las mujeres bajo la tutela de un varón (esposo, hermano, padre) o
incluso Estado; y que históricamente ha castigado la disidencia con el encierro
o confinamiento ya fuera en los hogares, en hospitales o en prisiones. Es
preciso recordar en este sentido que el encierro correccional a las mujeres no
siempre estuvo relacionado a la comisión de una infracción contra una ley,
sino en tanto disidencia o ruptura de normas de conductas propias del ser
mujer. Esta situación ha asumido formas específicas en tanto las mujeres
pertenezcan a su vez a determinados sectores sociales, pero hasta avanzado el
siglo XX habilitó la autoridad del varón a encerrar a la mujer en un correccional
por motivos de disgusto respecto de su accionar.
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Esto podía deberse a un pedido de divorcio, a una infidelidad, o al
incumplimiento de pautas requeridas para una mujer en tanto esposa y/o
madre.
Las mujeres están cautivas porque han sido privadas de autonomía vital, de
independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad de
escoger y de la capacidad de decidir sobre los hechos fundamentales de sus vidas
y del mundo. […] El cautiverio de las mujeres se expresa en la falta de libertad,
concebida ésta última como el protagonismo de los sujetos sociales en la
historia, y de las particulares en la sociedad y en la cultura. En tanto que cautiva,
la mujer se encuentra privada de libertad (Lagarde, 1990, p.37)
La concepción del encierro carcelario como extensión de otros encierros
requiere comprender las formas particulares que asume para determinadas
mujeres el castigo. Pero a la vez, invita a pensar en el encierro carcelario como
forma de salida o cambio de un encierro por otro, donde lo que se produce no
es lo mismo. En este marco es válido preguntar sobre las continuidades y
cambios que proponen los encierros para las mujeres. Es posible imaginar
entonces que el encierro carcelario, en tanto liberador de otro encierro no
percibido antes como tal, pueda ofrecer determinadas condiciones de
posibilidad para las mujeres. Este encierro, en definitiva, es el que ha
posibilitado por ejemplo a algunas mujeres distanciarse temporalmente de
contexto de violencia de género ejercida por su pareja o familia, y disponer de
un acotado margen de maniobra para decidir finalizar, por ejemplo, su
escolaridad. La cita inicial invita a pensar entonces los múltiples cautiverios, tal
como lo propone Lagarde (1990) pero también los particulares modos de
opresión que se configuran en cada uno de ellos.
AFUERA: Los maridos no pegan. Pasamos hambre con nuestras/os hijas/os.
Sufrimos discriminación en el trabajo por riesgo de posibles embarazaos futuros
y por otras cosas. Sufrimos amenazas, torturas y femicidios. Somos víctimas de
la violencia de género. Por el simple hecho de ser mujeres nos violentan
económica, social, física, psíquica y emocionalmente. Sufrimos violaciones.
Tenemos miedo al hombre. Nuestras familias no nos aceptan por ser así como
somos hoy, lesbianas o bisexuales.
ADENTRO: Torturas psicológicas y físicas. Obligación a estudiar. Violencia,
maltratos. No nos dejan salir al área educación. Las oficiales te provocan la
reacción. No pagan el trabajo. Hay explotación laboral y medicalización forzada.
Existe la cama de sujeción en el servicio médico donde permanecemos entre 12
y 24 horas atadas de pies y manos. (Producción colectiva en Agenda Libro, No
más violencia contra las mujeres presas; 2012)
Por otro lado, es preciso considerar el lugar de las escritoras en tanto
protagonistas de los procesos relatados y no meras víctimas. Es posible así
pensarlas en un continuo de relaciones que las condicionan y constituyen en el
tiempo, pero que no se convierten en características esenciales del ser
mujer/víctima. Y en todo caso encuentran en la definición política de un
determinado modo de vivencia de la identidad ´mujer´ formas de resistencia a
los avatares que le deparan el haber sido colocada en ese lugar.
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Ser mujer en la cárcel es darte cuenta lo fuerte que sos. Es darte cuenta que en
verdad podemos hacer frente a la adversidad y aun así salir adelante. Es darnos
cuenta que podemos sufrir muchas carencias, maltratos, abusos, etc. Y seguir de
pie. Ser mujer en la cárcel es luchar todos los días por ser mujer. (Abelleira, 2017,
p.77)
Si le mojás la mano a la camaradería de los tribunales, si sos un millonario no sos
asesino, ni un ladrón, son un señor, y para nosotras ´las mujeres´ por ser el sexo
débil nos dejamos caer en este vacío, caer presas, algunas de garrón, otras por
nos dejamos llevar por la vida fácil, y todo tiene su precio. Sabemos que en algún
momento la suerte se acaba y perdés. Otras caen por ser víctimas del manipuleo,
la violencia psicológica, esa que te hace creer que no valés nada y para complacer
o para no tener problema accedés a complacer los deseos del otro, pareja,
hermano, padres, amigos, quién esté a tu lado… (Abelleira, 2017, p.785)
La conciencia de la desigualdad y la opresión de género habilita entonces la
posibilidad de comprender los diversos regímenes de poder en juego: la clase,
el género. Así como identifica a los sujetos que personalizan las jerarquías: la
camaradería como algo propio de varones, los tribunales como lugares de
predominio de varones, el ser señor, las diferentes formas de dominio de los
hombres en tanto pareja, padre, hermano.
• La apropiación de las formas hegemónicas del amor y
el rol materno
Sobre este tema, interesa rescatar diversos modos de comprender la
maternidad en torno a la apropiación de las formas hegemónicas de
comprender la misma. Esto no supone asociar las expresiones de las escritoras
en torno a ella de modo acrítico sino significando las formas que asume en el
contexto como construcción de estrategias de subsistencia personal y familiar.
Percibimos entonces que la maternidad puede ser una estrategia por construir
un encierro más llevadero, optando muchas veces por cursar embarazos en el
encierro como un plan de mediano plazo que ocupe el tiempo y las estrategias
de subsistencia en la cárcel, toda vez que se identifica que la experiencia de
mujeres madres y embarazadas puede ser apenas un poco menos violenta.
Aunque también la maternidad, como extensión de responsabilidades que no
se interrumpen con el encierro, queda obligada a resolver la situación de
crianza cuando no hay alternativas en el afuera.
…yo soy una madre que está criando a mi hijo de dos años, y para mí es muy feo
porque es tan feo ver un niño con una carita triste en un día del niño, en una
Navidad. Mi hijo está encerrado. A mí como madre me parte el corazón. Él
cumplió sus dos añitos acá porque yo no tengo nadie para que me lo tenga
afuera. (Relato en Agenda Libro, La niñez encarcelada; 2012)
La maternidad como sentido de estar viva, tanto dentro como fuera de la cárcel,
se torna en ocasiones una estrategia de subsistencia ante la enajenación de
derechos y posibilidades de proyectar una vida sin violencias y de modo libre.
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La entrega plena al cuidado de otros y otras puede ser entendida como el
mandato por primacía asociado a la maternidad hegemónica. Pero también
debe ser considerado como una práctica disruptiva cuando se ejerce el derecho
a tener descendencia para sectores de la sociedad vulnerados por el Estado y
las políticas económicas y sociales, y condenados muchas veces a una vida de
necesidades. El ejercicio de la maternidad en estos contextos, incluso como
mujeres solas, puede ser también comprendido como una forma de
apropiación de sí, de su cuerpo y su voluntad más allá de los mandatos de la
buena maternidad.
“El amor, palabra sublime puesta siempre en primer lugar. Tenerlo, sentirlo,
vibrarlo como el mayor de los sentimientos. Hay muchos modos de amar. El
amor más puro y sincero, es amor por los hijos. La magia de sentirlos parte de
nuestra vida, parte de nuestro ser, de nuestra piel. Un amor que nunca termina,
que nunca es rutina, que nunca nos traiciona. Saber que por ellos damos todo,
hasta nuestra propia vida. Un amor incondicional, desinteresado.” (Relato en
Agenda Libro, El amor en el encierro; 2012)
Lo que se evidencia en varios de los relatos sobre la vivencia de la maternidad,
es la soledad en la tarea. La ausencia del varón en el cuidado de los hijos es algo
destacable. Al momento de su detención muchas mujeres se encontraban
criando a los hijos y sosteniendo materialmente el hogar. En ocasión del arresto
se activan vínculos familiares que pueden acompañar en el cuidado de los hijos
e hijas –como madres o hermanas- pero en la mayoría de los casos los destinos
de los mismos será la separación de sus hermanos, una temprana
institucionalización o la subsistencia en soledad. Lo que sin dudas opera como
un régimen de opresión hacia las mujeres, es la imposibilidad de contar con el
apoyo estatal de manera certera para garantizar la crianza de niños, niñas y
adolescentes (4).
Cabe destacar que las normativas vigentes consolidan el rol de la mujer en el
cuidado de sus hijos e hijas, toda vez que la Ley de Ejecución Penal (1996) la
nombra sólo en tanto mujer madre, para señalar las especificidades del
encierro en caso de permanecer con sus hijos e hijas menores de cuatro años
en un establecimiento penitenciario.
Esta regulación, que ubica el cuidado de pequeños sólo como potestad de las
mujeres, no hace sino reforzar un mandato de género y des responsabilizar al
varón –en algunas ocasiones también detenido- de toda preocupación parental
de cuidado y manutención.
Notamos entonces cómo el Estado refuerza un mandato de género, pero no
responde a la par colaborando en la concreción del cuidado de niños y niñas, o
la garantía de los derechos de estos. ¿Qué supondría pensar que niños y niñas
pudieran permanecer con sus padres detenidos? ¿Es posible para el Estado
asumir una intervención que organice el cuidado parental ejercido por varones
y no sólo por las mujeres?
(4) Esto se expresa
y
visibiliza
en
diversos trabajos
como Ini (2000),
Caimari (2007), o
estudios del CELS
(2011)
por
mencionar algunos.
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Estas preguntas son relevantes, en tanto en los estudios que informan la
situación de las mujeres en prisión (CELS, 2011) se expresa de modo continuo
que la preocupación por los hijos –tanto de los que se encuentran dentro como
fuera de la cárcel-, el impedimento de verlos y cuidarles implica para las
mujeres y disidencias presas situaciones de gran vulnerabilidad y violencia.
Yo no quiero sacar a mi hijo (fuera del penal) porque con el arresto
(domiciliario) no me quiero ir porque yo se que a mí nadie me va a dar de comer
si me voy con un arresto. Voy a esperar la condicional que me falta un año y 8
meses. Y voy a trabajar o hacer lo que sea. El Juez te da un arresto pero no piensa
quién te va a dar de comer? Yo no voy a poder llevar mi hijo al jardín, no voy a
poder buscarlo, nada. O llevarlo a una escuelita de fútbol. Lo tiene que llevar otra
persona menos yo. Yo voy a estar encerrada. (Relato en Agenda Libro, La
libertad; 2012)
Las mujeres y disidencias presas interpelan de modo continuo los regímenes
de poder que pesan sobre ellas en desigualdad por su condición de género y su
sexualidad. Es preciso notar en sus escritos la mención continua a agentes
estatales que implementan las políticas sobre sus vidas, al Estado, a la justicia.
La denuncia por la soledad en que crían a su prole, por la falta de
acompañamiento antes, durante y fuera de la cárcel expresa continuos en que
las mujeres y disidencias pobres comprenden la desidia estatal como política
de control y castigo hacia ellas, pero no así hacia los varones.
• La disidencia penada, aunque no se halle norma escrita
(5)
La
Ley
de
Matrimonio Igualitario
(Ley n° 26618), Ley de
Identidad de Género
(Ley n° 26743), Ley
Protección Integral para
Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia
contra las Mujeres en los
Ámbitos
en
que
Desarrollen
sus
Relaciones
Interpersonales (Ley n°
26.485), son algunas de
las normativas vigentes
a nivel nacional. Las
cuales a su vez se
enmarcan en una serie
de acuerdos y tratados a
nivel internacional, al
que el Estado Argentino
ha suscripto.
En particular, en este apartado evidenciamos la situación de la disidencia
dentro de las cárceles. Los trabajos que han podido rastrearse en esta materia,
se encuentran enfocados en la situación de las mujeres trans alojadas en
cárceles de varones, y visibilizan los malos tratos que sufren en el contexto
carcelario debido a su condición de género y su sexualidad.
En este trabajo podemos aproximarnos -gracias a que ellas mismas tomaron
para sí un espacio de escritura donde hacer visible su situación- a la realidad
de mujeres, lesbianas y varones trans en la cárcel de mujeres respecto de los
modos en que su sexualidad y la vivencia de su identidad de género influyen en
su cotidiano en el encierro y fuera de él. Entendemos que la poca visibilización
de estas situaciones les coloca en situación de mayor vulnerabilidad en tanto la
imposibilidad de ejercer determinados derechos se encuentra vedada. Pero no
es sólo la falta de consideración lo que preocupa al recuperar los relatos, sino
el disciplinamiento sexual del que son objeto.
En este sentido, es posible enunciar que existen normas de funcionamiento
penal que no van en consonancia con las legislaciones vigentes en materia de
respeto de la identidad auto percibida y la lucha contra la discriminación y
violencia por cuestiones de género (5).
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“Tengo 24 años y mi apodo es Tincho. Bueno, me encuentro lamentablemente en
el correccional de Mujeres de Córdoba. Ya hace 4 años que me encuentro aquí.
Yo soy una mujer por dentro y por fuera soy un hombre, el cual ha decidido su
sexualidad hace mucho tiempo enfrentando en primer lugar a mi familia que no
fue fácil y en segundo lugar a una sociedad muy injusta y discriminadora la cual
no se da cuenta cuánto daña a chicas como yo y, a la vez, a chicos de la sexualidad
que sea. […] por su discriminación hacen que sin querer o sin pensar seamos
personas que no lo queremos ser y después […] he terminado en este lugar por
el solo hecho de que las puertas se te cierran. Es por mi sexualidad que mucha
gente me discrimina…” (Relato en Agenda Libro, El amor en el encierro; 2012)
Importa de este relato la percepción de la identidad de género como una
barrera social en la medida en que la autopercepción y la construcción de la
misma se distancian de lo esperable respecto de la construcción biológica
definida como femenina.
En este apartado, nos proponemos no encasillar a las mujeres y disidencias en
una identidad determinada o como parte de la población LGBTTTI, ya que eso
supone la asunción de una determinada identidad política no siempre
explicitada en los escritos. Entendemos en cambio que es preciso comprender
los procesos que atraviesan estas sujetas en tanto vivencias -algunas más
estables en el tiempo que otras- dando lugar a experiencias en torno a la
sexualidad que han sido posibles en tanto el encierro carcelario es el marco
para las mismas.
Contamos con la posibilidad de anunciar identidades trans, como las que se
expresan en la publicación de la agenda-libro mayormente, en tanto estos
sujetos se autodefinen como varones, aunque no han realizado un cambio de
identidad formalmente. Más adelante, evidenciamos las formas de vivencia de
la sexualidad que permiten a unas mujeres asumirse como lesbianas, en tanto
otras piensan los vínculos afectivos y amorosos con otras mujeres en tanto
formas de acompañamiento y resistencia en el encierro.
En primer lugar, entonces es preciso comenzar a nombrar a los varones trans
que habitan las cárceles de mujeres, así como a otras vivencias del género que
pueden no definirse como tales, pero están asociadas a figuras masculinizadas.
Las diferencias en algunos casos son sutiles, pero se relacionan por ejemplo a
las formas en que se nombra a los sujetos como varones (con el nombre que
han elegido para sí). Resulta importante esta relación, en tanto se señala en las
agentes de seguridad una constante insistencia por denominar como mujeres,
por su nombre y no sólo por su apellido, a quienes expresamente se hacen
llamar de otro modo. Esta situación adquiere otras características al momento
de participar de espacios escolarizados, donde se identifica en primer lugar el
nombre y la identidad autopercibida para dirigirse a la persona.
Esta diferenciación atrae algunas dificultades como puede ser la comunicación
con el personal del SP, necesaria en los momentos en que se convoca a las
mujeres y disidencias en los pabellones para asistir al espacio escolar.
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El tironeo constante por las formas de nombrar a los sujetos supone una
tensión entre diferentes actores. Esto sin dudas da cuenta de la falta de
apropiación de la normativa vigente en materia de identidad de género, así
como del predominio de concepciones sobre el género que se vuelve un
disciplinamiento constante. Los motivos del encierro, vinculados a un delito
determinado, pasan a un segundo plano quedando expuestos los sujetos a una
evaluación continua de su persona y sus acciones. Consideramos que la
sexualidad y la identidad de género son parte central de esa valoración
penitenciaria que finalmente adquiere consecuencias concretas en el
tratamiento penitenciario y en las posibilidades de los sujetos de avanzar en
las etapas del mismo. En este sentido la cita siguiente da cuenta de la
centralidad que adquiere en la organización de los espacios de vida de las
mujeres y disidencias, concentrando en la sexualidad un posible foco de
conflicto que es preciso desactivar.
“Y bueno, el tema también de las parejas… Acá, vos tenés tu pareja… Ellas (las
oficiales) se dan cuenta que vos estás en pareja en un mismo pabellón y ahí
nomás te cambian, te sacan porque ellas no quieren que hagamos parejas. No se
qué es tanto lo que les molesta porque si vamos al caso cuando vos tenés tu
pareja es cuando más vivís encerrada en tu pieza, de lo que andás en el salón. Y
sin embargo no nos dejan.” (Relato en Agenda Libro, El amor en el encierro;
2012)
“En este momento me encuentro re mal, estoy destruida porque me cambiaron
de pabellón y estoy en un pabellón que no estoy bien. Yo tengo mi pareja en el
otro sector. Ya no se qué hacer. No aguanto más porque yo mi contención la
tengo en el pabellón anterior. Necesito ayuda por favor. Necesito volver al
pabellón al otro pabellón por favor” (Relato en Agenda Libro, El amor en el
encierro; 2012)
Encontramos necesario destacar esta vivencia de la sexualidad en un espacio
en tensión entre lo público y lo privado en un contexto de encierro. En tanto
resaltamos que lo personal es político, comprendemos que la institucionalidad
penitenciaria así también lo comprende y en esa medida asume que las
relaciones íntimas y amorosas pueden irrumpir en el espacio carcelario
modificando las formas de gobierno y control hacia la población detenida.
El impedimento por sostener vínculos afectivos entre mujeres, y en particular
si las mismas son madres –ya sea que tengan a sus hijos dentro o fuera de la
cárcel- pareciera ser un objetivo por preservar la identidad como mujeres de
las detenidas en tanto pretensión de heterosexualidad como característica
estática y esencial de las mismas, y no en tanto vivencia de las relaciones
sociales en un contexto que dificulta todo contacto con el exterior.
La promoción en cambio de vínculos heterosexuales es la contracara de la
dificultad por concebir a los sujetos por fuera de los binarismos de mujer y
varón, y como actores libres de su sexualidad y su identidad de género.
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Palabras de cierre
El trabajo marco de este artículo invita a pensar sobre las tensiones
institucionales entre la escuela y la cárcel, referidas a la propuesta de educación
secundaria en la cárcel de mujeres en la provincia de Córdoba. En este sentido
es importante concebir el carácter productivo de la tensión como parte del
marco institucional en estudio, y comprender que no es posible desaparecer a
una de las partes, sino que se aspira a comprenderlas –identificarlas,
enunciarlas, estudiarlas- para poner en juego estrategias que desempantanen
las propuestas educativas y permitan activar procesos enriquecedores.
La recuperación parcial de los escritos de mujeres y disidencias presas que dio
lugar a este trabajo intenta ser un disparador de nuevas reflexiones, y sugiere
que las construcciones de género y la sexualidad son centrales en la
organización del encierro carcelario. A la par, se resalta la necesidad de
identificar los múltiples regímenes de opresión que han dado forma a su
experiencia de vida como sujetas sexuadas. La mirada intersectorial nos
permite comprender cómo es que estas sujetas se encuentran detenidas en una
cárcel de mujeres, qué políticas, qué marcos legales regulan esta estancia; pero
también qué opresiones se entrelazan y dan forma a una experiencia que
adquiere dimensiones importantes en la construcción de identidad, como es el
de ser presa del Estado y acompaña las trayectorias de clase y raza.
Entendemos para ello que es preciso pensar que son estas sexualidades e
identidades presas las que pueden enunciar una experiencia de vida –dentro y
fuera de la cárcel- como motor de conocimientos y estudios aún incipientes. Y
afirmamos que este lugar privilegiado como sujetas cognoscentes no es posible
de reconstruir desde otros lugares sociales o institucionales. No se trata
entonces de romantizar los relatos, sino de comprenderlos como
construcciones situadas de sujetos que pueden narrar situaciones no
consideradas con anterioridad, de otras maneras, con contradicciones y
angustias, pero con sentido de una realidad que hasta ahora no ha logrado ser
comprendida en su complejidad.
Mientras la cárcel infantiliza -en tanto apunta a un control externo de las
personas respecto de los aspectos cotidianos como la higiene, la alimentación,
el descanso, la recreación, las relaciones afectivas y amorosas- la escuela, a
través de las experiencias analizadas, logra habilitar un espacio de toma de la
palabra, de expresión legitimada de un conocimiento producido por
experiencias de vida disruptivas.
La palabra escrita no es sólo una herramienta para decir, sino la posibilidad de
legitimar un lugar como sujeto político dentro de un marco institucional
habilitante. El poder decir, se vuelve un poder ser, un poder sentir, un poder
resistir. La palabra se vuelve una herramienta de construcción de subjetividad,
de problematización de la propia experiencia de vida fuera y dentro del
encierro, como forma de reconocerse sujetos de derecho, sujetos no pasivos
dentro de sus propias historias.
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Al mismo tiempo, esta habilitación a producir escritos en el ámbito educativo
ya sea desde la escuela secundaria como desde la universidad, abre
cuestionamientos acerca del rol de la institución educativa ante las denuncias
expresadas. Cuáles son entonces los alcances del trabajo escolar, en tanto
viabilizador de estos discursos, en tensión con las posibilidades de plantear
formalmente cambios en las estructuras imperantes de opresión en este
contexto. Qué produce la denuncia en la institución educativa y qué efectos
tienen en la institución penitenciaria, es aún una pregunta abierta.
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FFyH, UNC.
A cerca de la autora
Vernier Yanina. Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación (FFyHUNC). Curso desde 2015 el Doctorado en Ciencias de la Educación. Me he
especializado en problemáticas vinculadas a educación de jóvenes y adultos,
referidas a contextos de encierro carcelario. Dentro de este campo de estudios,
realicé mi tesis de grado sobre la experiencia cotidiana de la escuela primaria
en la cárcel de mujeres. Me desempeñé como Coordinadora CAJ en la misma. Y
en la actualidad - desde mi tesis doctoral- continúo estudiando los conflictos y
tensiones referidas a las lógicas penitenciarias y escolares en la escuela
secundaria en la cárcel de mujeres, desde una perspectiva de clase y de género.
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¿Suspendidos y ejercidos?
Dilemas del acceso y ejercicio del derecho
educativo en cárceles argentinas
Mauricio Manchado
Universidad Nacional de Rosario. CONICET
[email protected]
Eva Routier
Universidad Nacional de Rosario. CONICET
[email protected]
María Chiponi
Universidad Nacional de Rosario
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
26/06/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
18/10/2019
Resumen
¿De qué hablamos cuando nos referimos al acceso y ejercicio del derecho
educativo en prisiones?
Si reconocemos que el encarcelamiento produce un estado de suspensión
indeterminado e impreciso de los Derechos humanos básicos de las personas
detenidas -entre ellos el educativo-, es preciso considerar que la intensidad y
modalidad de dicha suspensión no se produce de modo similar en los distintos
contextos carcelarios del país. Sus implicancias tampoco son homogéneas al
focalizar en el conjunto de unidades penales que integran el Servicio
Penitenciario de Santa Fe, caso sobre el trabajaremos en el presente artículo.
Partiendo de dicha observación en este trabajo nos proponemos presentar los
avances de investigación referidos a la construcción de datos preliminares que
arroja la realización de una encuesta/relevamiento sobre la situación y
trayectorias socio-educativas de las personas privadas de su libertad en las
cárceles del sur de la provincia de Santa Fe; instituciones transitadas
rotativamente por la mayoría de los jóvenes y adultos durante el cumplimiento
de la pena privativa de la libertad. En esta oportunidad pretendemos
reconocer, comparativamente, algunos procesos que hacen a los
condicionamientos y posibilidades en el acceso a la educación en los distintos
niveles (primario, secundario, superior) y modalidades (formal y no formal) en
dos de las cinco cárceles abordadas con el mencionado instrumento: la Unidad
Penitenciaria N° 3 y N° 6 de la ciudad de Rosario, identificando y describiendo
los perfiles institucionales que asume cada penal, y tratando de interrogarnos
si a partir de estos existen singularidades que permitan reconocer la existencia
de accesos y ejercicios diferenciales a los derechos educativos y culturales en
prisión
Palabras claves: cárcel; educación; cultura; Derechos
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Abstract
What are we talking about when we refer to the access and exercise of
educational law in prisons?
If we recognize that imprisonment produces a state of indeterminate and
imprecise suspension of the basic human rights of detained persons -including
the educational one-, it is necessary to consider that the intensity and modality
of such suspension does not occur in a similar way in the different contexts
prison of the country. Its implications are also not homogeneous when focusing
on the set of penal units that make up the Penitentiary Service of Santa Fe, case
on which we will work in this article.
Based on this observation in this work, we propose to present the research
advances related to the construction of preliminary data that leads to the
completion of a survey / survey on the situation and socio-educational
trajectories of people deprived of their liberty in the prisons of the south from
the province of Santa Fe; institutions rotated by the majority of young people
and adults during the execution of the custodial sentence. In this opportunity
we try to recognize, comparatively, some processes that make the conditions
and possibilities in the access to education in the different levels (primary,
secondary, superior) and modalities (formal and non-formal) in two of the five
prisons addressed with the aforementioned instrument: Penitentiary Unit No.
3 and No. 6 of the city of Rosario, identifying and describing the institutional
profiles assumed by each prison, and trying to interrogate us if, from these,
there are singularities that allow recognizing the existence of accesses and
differential exercises to educational and cultural rights in prison
Keywords: jail; education; culture; Rights.
Referencia para citar este artículo:
Manchado, M; Routier, M y Chiponi, M (2019) ¿suspendidos y ejercidos?
Dilemas del acceso y ejercicio del derecho educativo en cárceles
argentinas. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp.148- 166.
Introducción
Una primera pregunta se cristaliza en el diagrama de ambivalencias y
contradicciones de los procesos educativos en contextos de encierro: ¿de qué
hablamos cuando nos referimos al acceso y ejercicio del derecho educativo en
prisiones? El interrogante podría ser fácilmente resuelto si apelamos a las
definiciones formales de Convenciones,
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Pactos y leyes que describen tal acceso y ejercicio como la disposición material
y simbólica que asegura una trayectoria educativa –ya sea de carácter formal o
no formal-, más allá de la condición en la que se encuentre –privado o no de su
libertad ambulatoria- un sujeto universal –abstracto- pleno de Derechos. Sin
embargo, y no en desmedro de tal definición tan estratégicamente necesaria
(Raffin, 2006), la noción de Derecho y sobre ella la singularidad que yergue
sobre los procesos educativos en prisión, requieren al menos una salvedad
insoslayable: las prisiones se configuran en territorios de excepcionalidad
donde el Estado –para ser más precisos deberíamos hablar del estado en
minúscula (Abrams, 1988)- inscribe un juego perverso –pero no homogéneo ni
de absoluta potestad- a partir del cual “ciertos sujetos sufren la suspensión de
su estatuto ontológico de sujetos cuando el estado de emergencia es invocado”
(Agamben en Butler, 2006, p.97). Y en tanto las prisiones se encuentran en
estado de emergencia desde su propia invención como agencia penal moderna,
no habría demasiadas ambivalencias en afirmar que las personas privadas de
su libertad se asemejan bastante a aquello que Butler argumenta al analizar el
axioma agambeniano:
“un sujeto privado de sus derechos de ciudadano ingresa en una zona de
indiferenciación, ni está vivo en el sentido en que vive un animal político -en
comunidad y ligado a leyes- ni está muerto y por lo tanto afuera de la condición
constitutiva del estado de derecho” (Butler, 2006, p.97).
Por tanto, y sin sostener aquí que el privado de su libertad remite estrictamente
a la figura del homo sacer como aquella vida humana que es “insacrificable y a
la que, sin embargo, puede darse muerte” (Agamben, 2002, p. 99) o a la figura
del musulmán de los campos de concentración totalitarios (Agamben, 2002),
creemos posible afirmar que el mecanismo que opera en la cotidianeidad de las
prisiones se asemeja bastante: el Derecho se suspende indefinidamente sin
correrse estrictamente de los marcos legales; es decir, el Derecho es
suspendido apelando al propio Derecho.
Por tanto, la segunda pregunta que podría instalarse en el diagrama de
ambivalencias y contradicciones es si tal suspensión se inscribe con las mismas
modalidades y similares intensidades en las prisiones que componen el
archipiélago penal de cada país y, más precisamente, de cada servicio
penitenciario bajo análisis. Sin respuestas absolutas, podemos afirmar –o al
menos asumir como punto de partida- que ambas dimensiones son elementos
que dialogan y conviven en la cotidianeidad prisional.
Por una parte, el encarcelamiento produce un estado de suspensión
indeterminado e impreciso de los Derechos humanos básicos, pero, por otra
parte, existen singularidades y matices de dicha suspensión en distintos
contextos carcelarios, ya no sólo de una administración con otra - federales,
bonaerenses o provinciales- sino entre prisiones de un mismo servicio
penitenciario.
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Por tanto, indagar sobre los procesos educativos en contextos de encierro nos
exige construir –y analizar- los escenarios punitivos y pedagógicos de la forma
más precisa posible; sin dejar de contemplar los efectos de muerte en vida que
ontológicamente definen a la prisión en lo referido al acceso y ejercicio de los
derechos, pero tratando de reconocer las singularidades a partir de una
producción de conocimiento situado.
De allí derivan preguntas que recorrerán el presente artículo: ¿son los perfiles
institucionales de las prisiones una dimensión relevante para comprender los
accesos diferenciales a la educación en contextos de encierro? ¿son las
condiciones de excepcionalidad puntos de partida para la generación de
escenarios de posibilidad? ¿es el Derecho un campo que debe ser interpelado a
partir del análisis de las prácticas políticas y pedagógicas desplegadas en el
entramado de la prisión? Y por último, ¿es posible hablar de la prisión como un
territorio de suspensión de Derecho o sería más preciso hablar -considerando
las características socio-demográficas de quienes la habitan- de la
indeterminada extensión de su suspensión? Reconocer continuidades y
discontinuidades de los procesos educativos que los sujetos prisionalizados
transitan – o no- en relación a los generados en trayectorias extra-muros, será
una de las claves fundamentales para terminar de desandar –no de resolverese cúmulo de ambigüedades y contradicciones que definen al campo de las
prácticas socio-educativas en contextos de encierro.
Planteo del problema
En la provincia de Santa Fe no existe un registro general formalizado sobre las
situaciones educativas de los detenidos, ni sobre sus participaciones en las
distintas instancias educativas en el encierro (escuelas, talleres culturales,
cursos de capacitación en oficios, programas de alfabetización). Por tanto,
primero en el marco del objetivo de intervención del Programa “Educación en
Cárceles” de la Secretaria de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia
Política y RRII de la Universidad Nacional de Rosario, y luego como objetivo
específico del Proyecto de Investigación “Prácticas socio-educativas en el
encierro: entre la corrección, la incapacitación y la posibilidad. Disputas,
tensiones y efectos en las configuraciones subjetivas de personas privadas de su
libertad en cárceles del sur de la provincia de Santa Fe”, nos propusimos relevar
y sistematizar dicha información para construir de conocimiento en torno a la
problemática bajo estudio. Inscripto en el complejo campo de la educación en
contextos de encierro, la marcha de esta investigación, de la cual presentamos
aquí un avance parcial, replica una de las modalidades característica de los
trabajos que abordan procesos educativos en cárceles.
Muchos de ellos se encuentran en una suerte de cruce entre la extensión y la
investigación, donde generalmente se parte de un proceso de intervención o
realización de prácticas educativas y/o culturales, y a partir de ellas – y durante
sus mismos procesos- surgen preguntas e interrogantes que buscan indagarlas
(Chiponi et. al., 2016; Castillo y Manchado, 2018).
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En ese sentido, en el presente trabajo presentamos los avances de investigación
en los que analizamos datos preliminares construidos a partir de una encuesta
sobre trayectorias socio-educativas y culturales de las personas privadas de su
libertad en las cárceles del sur de la provincia de Santa Fe.
Esta pretende relevar y sistematizar información sobre la situación y
trayectorias educativas de las personas detenidas, reconociendo cuáles son las
condiciones y condicionamientos del acceso a los distintos niveles (primaria,
secundario, superior) y modalidades (formal, no formal, etc.) educativos en
Unidades Penitenciarias del Sur de la Provincia de Santa Fe, antes y durante la
situación de encierro.
Particularmente, este artículo tiene como objetivo tensionar los datos
preliminares de dos de las cinco cárceles abordadas, la Unidad Penitenciaria n°
3 y n° 6 de la ciudad de Rosario, identificando y describiendo los perfiles
institucionales que asume cada penal, y tratando de interrogarnos si a partir de
estos existen accesos y ejercicios diferenciales a los derechos educativos y
culturales en prisión.
A partir de su análisis daremos cuenta del entramado de relaciones y
condiciones complejas que configuran los procesos educativos en el encierro,
en el marco de un proyecto de investigación que intenta reflexionar sobre cómo
dichas prácticas se inscriben, engarzan o discuten los objetivos punitivos de
una agencia estatal como la prisión.
Metodología
La investigación se desarrolla desde un paradigma interpretativo que nos
permitirá indagar sobre las concepciones, acciones e intenciones de los sujetos
(Vasilachis, 2006) que conforman el entramado institucional de la prisión y la
articulación con la multiplicidad de prácticas socio-educativas que se inscriben
en ella. En ese sentido, realizamos un abordaje cualitativo que incorpore la
perspectiva de los participantes y su diversidad, analizando el “conocimiento
de los actores sociales y sus prácticas”, y teniendo en cuenta que, “en el terreno,
los puntos de vista y las prácticas son distintos debido a las diferentes
perspectivas subjetivas y a los disímiles conocimientos sociales vinculados con
ellas” (Vasilachis, 2006, pp.26-27).
A partir de la implementación de herramientas cualitativas y cuantitativas,
presentamos los resultados parciales de la implementación de una encuesta
(Hernández Sampieri, 2006; Padua, 2000) donde relevamos las trayectorias
socio-educativas de las personas privadas de su libertad en las cinco cárceles
del sur de la provincia de Santa Fe (UP n° 3, 5, 6, 11 y 16).
En este escrito abordaremos dos –UP n° 3 y UP n° 6-, tratando de recuperar no
sólo los tránsitos educativos formales sino también los ligados a prácticas
culturales y espacios de formación en oficios (talleres de oficio). Dichas
trayectorias pretenden ser reconstruidas a partir de lo que hicieron los
detenidos durante su estadía en el encierro, pero también más allá de éste
(antes de ingresar o en algún período entre condenas).
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Esto nos permitió sistematizar un conjunto de datos de carácter masivo que
actualmente se encuentran, en algunos casos de forma dispersa y asistemática,
y en otros inexistentes respecto de las trayectorias socio-educativas de las
personas privadas de su libertad.
UP n° 3 y UP n° 6
Existe una primera diferencia entre dos de las cinco cárceles que componen el
archipiélago penal del sur de la Provincia de Santa Fe que es tan significativa
como contundente para pensar las singularidades que asumen las prácticas
socioeducativas –tanto su acceso como ejercicio- en dichos contextos de
encierro. La Unidad Penitenciaria n° 3 de Rosario (UP n° 3) fue inaugurada en
el año 1894/95 y su construcción estuvo pensada y planificada desde sus
inicios como prisión.
Antiguamente denominada “cárcel de encausados” y posteriormente conocida
–coloquialmente- como “La Redonda”, la UP n° 3 se enmarcó en el proceso de
modernización del castigo de una incipiente urbe rosarina que ya no podía
albergar a sus presos en dependencias políticas o espacios de encierro como la
antigua “cárcel del crimen” (1), caracterizada por hacinamiento e insalubridad
(Manchado, 2015). Si bien la UP n° 3 fue objeto de múltiples críticas a poco de
su inauguración - informes de inspección demandaban su completa demolición
(Ballerini, 1915; Noguera, 1920)-, dicha cárcel fue parte de una planificación
del mapa punitivo de la provincia de Santa Fe. Razón por la cual –una de ellasdicho penal cuenta con una de las Escuelas en contextos de encierro más
antiguas de Latinoamérica. Inaugurada en 1907 por una dama de beneficencia,
Margarita Mazza de Carlés, la actual escuela primaria n° 2003 lleva ya más de
112 años funcionando en las instalaciones de una prisión ubicada en el macro
centro de la ciudad de Rosario (2).
Actualmente, la UP n° 3 cuenta con 10 pabellones dispuestos en un esquema
radial, habitan allí 270 hombres, y desde el año 2004 fue calificada como una
cárcel de mediana seguridad bajo la singularidad de albergar detenidos que no
poseen condenas mayores a los 5 años o que, en caso de que estas sean de más
extensión, estén transitado los dos últimos años de dicha pena. De esta forma,
una importante población de la UP n° 3 se encuentra cerca –o efectivamente
haciéndolo- de acceder a sus salidas transitorias o definitivas, es decir,
transitando el umbral de egreso carcelario (Manchado, 2015).
Contrariamente a ello, la Unidad Penitenciaria n° 6 de Rosario fue inaugurada
como tal en Octubre de 2014 y respondió a una doble urgencia. Por una parte,
la de desmontar una estructura fuertemente atravesada por la violencia y la
corrupción policial, ya que aquella construcción ubicada en la zona periurbana
de Rosario (3) funcionaba como Alcaidía y pertenecía a la Jefatura Regional de
Policía n° 2. Por otro lado, a la incipiente necesidad del Servicio Penitenciario
de descomprimir el resto de las cárceles bajo su órbita.
(1)
La “cárcel del
crimen” se encontraba
ubicada en las actuales
calles 1° de Mayo, entre
San Luis y San Juan.
(2)
La UP n° 3 se
encuentra
en
la
manzana comprendida
por
las
calles
Montevideo, Suipacha,
Zeballos
–entrada
principal- y Richieri.
(3)
La
Unidad
Penitenciaria n° 6 está
ubicada en la zona sur de
la ciudad de Rosario, en
Av. Francia 4951
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(4) En el año 2015
las autoridades de
la Escuela Primaria
n° 2003 realizaron
la presentación de
un Habeas Corpus,
exigiendo
a
la
Dirección General
del
SP
la
construcción de un
espacio específico
para el dictado de
clases de dicha
institución.
Tal
construcción
terminó
por
inaugurarse en el
año 2016.
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En esa combinación de urgencias, la UP N° 6 construyó un perfil específico
sobre su población y consolidó, por no tener las condiciones mínimas –de
seguridad desde la óptica del SP, de tratamiento desde el cuerpo profesional, y
de reaseguro de los Derechos Humanos básicos desde los organismos externospara funcionar como prisión, la idea de una “cárcel paramo”,
fundamentalmente por la escasez de actividades y movimientos.
La estructura de tres grandes galpones cual, si depósitos de mercaderías se
erigen monumentales sobre la planicie general del penal y en su margen
derecho la disposición de pequeños edificios, bajos, de ladrillos que se conocen
coloquialmente como las “H”. Recurrimos aquí al uso de mayúsculas porque la
referencia a la letra del alfabeto está estrictamente ligada a la distribución
espacial de 8 pabellones que se disponen, cuatro en cada lado de la “H”.
La línea que los une es imaginaria pero no por ello menos funcional, permite el
pasaje por los patios externos que distancian y conectan ambas agrupaciones
de pabellones. Los tres restantes, que componen el total de los 11 espacios de
alojamiento de la UP n° 6, son estructuras de doble piso que disponen, cada
uno, de 100 celdas. En total, dicho penal tiene una población de más de 570
personas distribuidas en espacios que en sus orígenes no fueron concebidos
como cárcel sino como Alcaidía, es decir, para alojar personas que debían estar
allí por períodos temporales breves.
El perfil de “paramo” respondía, fundamentalmente, a que el SP consideraba
insuficientes las condiciones de seguridad para generar movimientos internos,
sumado a que su inauguración fue realizada antes de avanzar con la creación
de espacios mínimos para actividades como, por ejemplo, el cursado de la
escuela primaria (4).
Sumado eso, se fue poblando una cárcel con detenidos provenientes de las UP
n° 1 (Coronda) y UP n° 11 (Piñero) que respondían a dos condiciones centrales:
1) poseían trayectorias de buena conducta en las cárceles que habitaban y 2)
provenían de los denominados “pabellones iglesias”, generando esto una
suerte de táctica de trasvase de espacios completos gestionados por iglesias
evangélicas.
Ambas definiciones explican, en parte, que actualmente 7 de los 11 pabellones
respondan a la condición de ser “iglesias”. Espacios que tienen como mayor
efecto demostrable frente a la gestión penitenciaria, la reducción de la
conflictividad interna y la generación de procesos de buenas calificaciones de
conducta para quienes lo habitan.
No nos adentraremos aquí en las singularidades y dinámicas que asumen estos
procesos (Manchado, 2015 a; 2016; 2017; 2017 a; 2017 b), sino sólo
destacamos un dato empírico irrefutable: la pacificación interna –en lo referido
a la violencia física directa- de dichos pabellones repercute en la gestión
integral del encierro.
En ese sentido, la UP n° 6 también podría asumir aquella definición coloquial
asignada a la UP n° 3 como “cárcel de conducta”; no sólo por la proporción de
pabellones iglesias existentes sino también porque el espacio que
antiguamente funcionaba como ingreso (pabellón 9) hoy es definido en esos
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términos y el pabellón 4 está destinado a quiénes se encuentran próximos –o
efectivamente lo están haciendo- a sus salidas transitorias.
En lo referido a la UP n° 3, ya hemos destacado que aquella definición de “cárcel
de conducta” o “escuela de monjas” –nominación coloquial de la propia
población detenida- remite a que la mayor cantidad de presos se encuentran
transitando el umbral de egreso de la prisión y es este uno de los motivos que
provoca ciertas condiciones de auto-regulación o auto-gobierno en la
resolución de conflictos.
Prácticas educativas y culturales en la UP n° 3 y n° 6
Una diferencia central emerge en los procesos de consolidación de las prácticas
educativas y culturales en cada una de las penitenciarías abordadas. Mientras
que en la UP n° 3 funcionan actualmente la escuela primaria, secundaria, y la
implementación del “Programa Educación en Cárceles” que habilita a realizar
trayectorias a nivel terciario y universitario, sumado al desarrollo de seis
talleres culturales (narrativas transmedias, herrería, narrativa y rap, cumbia y
radio), en la UP n° 6 tales espacios están en procesos de crecimiento y
consolidación, contando con escuela primaria (en 2018 logró abrirse el 3 ciclo
de dicho nivel educativo) y el Programa Educación en Cárceles que posibilita el
acceso a estudios terciarios y universitarios, pero sin presencia de escuela
secundaria.
En un mismo sentido, en la actualidad se desarrollan nueve talleres culturales
(comunicación, audiovisuales, arbitraje, textil, escritura, dibujo, entrenamiento
inclusivo e inglés), de los cuales dos fueron iniciados en el presente año,
mientras que los realizados en la UP n° 3 tienen mayor continuidad, algunos de
ellos transitando ya su tercer período de realización. Por tanto, en la UP n° 3 es
posible reconocer una consolidación de prácticas educativas y culturales que
puede ser explicada por la antigüedad y la ubicación geográfica de dicha prisión
(más de 120 años y el macrocentro de la ciudad), mientras que en la UP n° 6 se
está comenzando un proceso de expansión y consolidación de dichos espacios
en una Unidad Penal con breve historia y recorrido en lo que a procesos
educativos refiere. Desde estas descripciones y escenarios partiremos para
tensionar los perfiles institucionales con datos construidos en la encuesta de
trayectorias socio-educativas que venimos realizando desde el año 2016 en las
distintas cárceles del sur de la provincia de Santa Fe.
De sujetos, contextos y trayectorias formativas
Abordaremos tres variables que indican las características socio-demográficas
de la población encuestada: edad –al momento de la encuesta-, lugar de
residencia (barrio) y el nivel educativo alcanzado al iniciar el itinerario de
detención.
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Datos que son construidos desde una concepción de la prisión como institución
de encierro con límites porosos; espacio social donde se concentra y potencia
un conjunto de violencias (económicas, institucionales y simbólicas)
desigualmente distribuidas en toda la sociedad (Kalinsky, 2016). Procesos que
permean los cotidianos de las comunidades de pertenencia de los sujetos
selectivamente intervenidos y atrapados por el sistema penal.
Asimismo, nos referimos a las trayectorias formativas intramuros de los jóvenes
y adultos, entendida en términos de participación en distintos espacios socioeducativos en el marco de sus itinerarios de detención; es decir, como parte de
su tránsito por las distintas unidades penitenciarias de centro-sur provincial a
partir de sucesivos traslados durante el cumplimiento de una condena, salidas
transitorias y condicionales, y nuevas detenciones.
En este sentido, aunque no sea un dato que puntualizaremos en este escrito,
cabe mencionar que si contabilizamos el tiempo transcurrido desde las
primeras detenciones (en comisarías, alicaídas y unidades penitenciarias),
gran parte de las personas encuestadas cuentan con prolongados itinerarios
cuyos promedios exceden los diez y quince años de detención. Tal como
observa Cesaroni (2010), en la trama de las políticas y los procesos de
fragmentación social de las últimas décadas, la cárcel no es ya experimentada
como un “paréntesis de la vida” sino que constituye una parte importante de
las trayectorias vitales de las personas detenidas, sus familias y entornos
inmediatos.
En este marco, los trayectos educativos que emprenden los detenidos se ven
interferidos, obturados o posibilitados, debido a la existencia de distintas
condiciones y condicionamientos para el acceso a la educación en las diferentes
unidades penitenciarias.
Finalmente, en el último acápite de este apartado, detallaremos información
sobre la participación de las personas detenidas en espacios socio-educativos
desarrollados dentro de las unidades penales en que se realiza la encuesta: 171
entrevistados en la UP 3 y 433 entrevistados en la UP 6. Datos que serán
interpretados a luz de los perfiles y características de ambas unidades.
Al desligar los datos y rearmar la información sobre los itinerarios de
detención, las trayectorias formativas intramuros y los trayectos educativos en
ambas prisiones, la pregunta sobre las tensiones entre la suspensión y el
ejercicio de derechos durante el encarcelamiento se complejizan aún más.
Durante sus detenciones, los jóvenes y adultos ven suspendidos algunos de sus
derechos básicos; sin embargo, como parte de estas detenciones, aquellos
derechos que habían sido suspendidos o parcialmente ejercidos previamente a
la cárcel -como el acceso a la educación- encuentran modalidades de resolución
y apropiación novedosas y relevantes. La información construida respecto del
porcentaje de detenidos que accede a la educación secundaria estando en dicha
situación, veremos que expresa fuertemente estas tensiones.
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Los sujetos de la investigación.
Características sociodemográficas
A los fines de considerar los perfiles socio-demográficos de las personas
encuestadas, nos remitimos a la descripción de cuatro variables centrales:
edad; residencia y nivel educativo alcanzado, y trayectorias educativas
intramuros.
Edad
En la UP 6, de las 433 personas encuestadas, 317 tienen entre 20 y 35 años de
edad. Mientras que en la UP 3, de las 171 personas encuestadas, 124 tienen
entre 20 y 35 años. Datos que expresan una notable correspondencia respecto
de las franjas de edad más representadas en las estadísticas arrojadas por el
Informe del Sistema Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena (SNEEP)
del año 2017. Informe según el cual, el 17% de la población detenida en el país
para fines del año anterior tenían entre 21 y 24 años, mientras que el 39% tenía
entre 25 y 34 años.
Esta información nos permite considerar que la mayoría de los jóvenes y
adultos detenidos en las dos unidades penitenciarias, vivieron su niñez durante
los años noventa y los primeros del nuevo milenio. Bajo esta perspectiva es
probable que un gran número de ellos haya pasado sus primeros años de vida
en hogares pobres; aquellos que el segundo semestre del 2003 constituía el
71% de los hogares de menores de cinco años en Argentina (Kessler, 2014). Y
que, junto a sus familias, hayan sobrevivido a las transformaciones políticas y
sociales que produjeron el desmantelamiento del Estado y la recomposición
capitalista sobre la base de la apuestas financieras y precarización laboral en el
periodo abierto durante la última dictadura militar (Svampa, 2005).
Residencia
Observando la geografía urbana del Gran Rosario (5), en donde nacieron y
crecieron la mayoría de los detenidos en la UP 6 y UP 3, el lugar de sus viviendas
actuales es, mayoritariamente, en los barrios del margen sudeste de la ciudad entre el Barrio República de la Sexta y Villa Diego-, pasando por las barriadas
del territorio sureste de Rosario -entre ellos Las Flores y 1º de Agosto-, hasta
los barrios del noreste -Empalme Graneros, La Cerámica, Escalada-.
Al figurarnos el mapa de la ciudad de Rosario y de las localidades aledañas,
observamos que la ubicación de las residencias de las personas detenidas
expresa crudamente los procesos de selectividad territorial y de clase puestos
en juego por el sistema penal santafesino.
Asimismo, las personas detenidas también provienen y residen en barrios
periféricos de la capital provincial o de las grandes capitales del país, -Córdoba
y CABA-, así como de otras provincias como Chaco, Corrientes y Tucumán.
Incluso de países limítrofes como Paraguay.
(5)
Incluye
las
localidades aledañas
de Villa Gobernador
Gálvez al sudoeste, y
Granadero Baigorria
al norte de la ciudad
de Rosario.
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Las migraciones, relocalizaciones familiares y mudanzas individuales, han
marcado significativamente la vida de los detenidos.
Nivel educativo alcanzado
Una de las variables más significativas en lo referido a las trayectorias socioeducativas es la participación en los distintos niveles educativos relevados
(primaria, secundaria y terciaria/universitaria). Allí podemos reconocer que la
escolarización primaria ha sido significativa en las trayectorias educativas de
las personas detenidas.
En la UP 6, de un universo total encuestado de 433 personas, 132 cuentan con
la primaria completa (30,5%) y 147 (33,9%) no han finalizado dicha etapa
educativa; datos que dan cuenta de que, a pesar de la falta de cierre de dichos
procesos, el tránsito por alguna instancia de la educación primaria alcanza al
64,4 % de la población encuestada. Si a esto le sumamos que el 38,8 % curso el
6 to grado como último período de esta etapa de escolarización (el ciclo en la
provincia de Santa Fe es de 7 años), comprobamos que el vínculo con la
educación primaria es significativo.
En lo referido a la UP 3 los datos son similares, aunque con pequeñas
variaciones. Mientras que, de una población total encuestada de 171 detenidos,
53 (31,3%) finalizaron la formación primaria, otros 42 presos (24,65 %) no
concluyeron dicha etapa formativa, siendo también el 6 to grado el último año
cursado en la mayor parte de la población que no prosiguió los estudios
primarios (28,6 %).
Este último dato referido a cuál fue el último año cursado (6 to grado) es
importante porque permite interrogarnos, en futuras producciones, sobre las
experiencias de la niñez (particularmente durante la edad comprendida entre
los 10 y los 13 años) de las personas actualmente privadas de su libertad
ambulatoria.
En cuanto al nivel secundario, vale señalar dos situaciones aparentemente
contradictorias que podrían estar relacionados con un proceso iniciado en
nuestro país en las últimas décadas: el acceso a la educación media por parte
de sectores y grupos sociales anteriormente excluidos (Kessler, 2014).
En primer lugar, es preciso señalar el alto porcentaje de detenidos que nunca
han iniciado sus estudios en dicho nivel: 274 (64%) en la UP 6 y 99 (55,6%) en
la UP 3.
En segundo lugar, vale reconocer el porcentaje de los detenidos que han
iniciado sus estudios secundarios pese a no poder finalizarlos: 129 personas
(29,35 %) en la UP 6 y 54 (31,3%) en la UP 3.
Estos números son significativos si los observamos a la luz del Informe del
SNEEP del año 2003 (al que acudimos solo a fines ilustrativos, ya que el mismo
no discrimina la situación educativa de los detenidos por provincia).
Allí se sostiene que, del total de 42.687 personas presas en todo el territorio
nacional, solo el 14% habían iniciado sus estudios en el mencionado nivel;
porcentaje que ha crecido desde el año 2006 (año en que es sancionada la Ley
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de Educación Nacional y se estipula la obligatoriedad de la secundaria) hasta el
2016 cuando un 20% del total de privados de su libertad (76.261) habían
comenzado la secundaria al momento de ser detenidos (SNEEP, 2017). Como
vemos, este último porcentaje se equipará más a los datos arrojados por el
relevamiento en las dos unidades penitenciarias de Santa Fe, donde además
podemos destacar un leve incremento si tomamos como referencia la media
nacional.
En relación al porcentaje de detenidos que completaron la secundaria, sigue
siendo muy minoritario; mientras que en la UP 6 son 17 personas encuestadas
(3,9%) las que finalizaron dicho nivel, en la UP 3 sólo 15 (8,8%). Este
porcentaje guarda similitud con los datos arrojados por el informe del SNNEP
del 2016, según el cual, solo el 9% de los detenidos en todo el país tenían el
secundario completo.
El escenario bosquejado hasta aquí plantea que las condiciones de acceso y
continuidad en los niveles escolares obligatorios antes de ser detenidos dan
cuenta de regularidades en las que puede identificarse un importante
porcentaje de presos que transitaron por el nivel de educación primaria y,
contrariamente, una escasa cantidad que se ha vinculado con los estudios
secundarios. Estas dimensiones instalan preguntas cualitativas sobre las
condiciones de acceso y ejercicio de los Derechos educativos en el conjunto de
la población que luego serán objeto del sistema penal.
Trayectorias formativas intramuros
“Rotación”, un proceso destacado en los itinerarios de detención
El tránsito por las distintas unidades penitenciarias constituye un rasgo
sobresaliente de las modalidades que adquiere la detención en las cárceles de
la provincia de Santa Fe. Se trata además de un contingente poblacional que en
su mayoría no estará mucho tiempo en cada establecimiento sino muchas veces
en distintos espacios de encierro (Routier, 2017).
Rodriguez y Viegas Barriga (2015) reconstruyen un proceso similar para la
situación de las personas detenidas en unidades penales del Servicio
Penitenciario Bonaerense y crean la noción de “circuito carcelario” para referir
a la alta rotación de la población judicializada o en vías de serlo, por los
distintos espacios de encierro.
Esta modalidad se ve expresada en lo datos que arroja el relevamiento en la UP
3, donde un significativo porcentaje de los detenidos transitaron por otras
unidades penales del territorio nacional: el 81, 3% del total (139 detenidos).
De este grupo, un 95% -132 detenidos- transitaron por unidades penitenciarias
del centro-sur de la provincia de Santa Fe, especialmente por las unidades
penitenciarias n° 11 ubicada en la localidad de Piñero, n° 1 denominada “cárcel
de Coronda” y n° 6 de la ciudad de Rosario.
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Es posible inferir que esta característica se relacione con el “perfil
institucional” de la unidad penitenciaria, donde gran parte de las personas allí
detenidas se encuentran transitado el último período del cumplimiento de la
pena (Manchado, 2015).
En la UP 6 también pudimos observar las dimensiones que adquiere la rotación
como parte de los itinerarios de detención. En este caso, para relevar el tránsito
de los detenidos por otras unidades penitenciarias tomamos una muestra del
total de las encuestas realizadas.
La selección fue hecha buscando contemplar una población ubicada en
pabellones con distintas características, infiriendo que ello podría relacionarse
con la existencia de distintos itinerarios de detención. Por tal motivo se
tomaron las encuestas realizadas en el pabellón 11 (42 encuestados), en el
pabellón 9 “de ingreso” (31 encuestados), pabellón 6 (26 encuestados),
pabellón 10 (48 encuestado) y pabellón 2 (20 encuestados), todos calificados
como “religiosos” o “evangélicos”. Según esta muestra de 167 detenidos, 92
transitaron por otras unidades penitenciarias de la provincia de Santa Fe.
Si bien el porcentaje es algo menor al reconocido en la UP 3, se destaca que la
similitud del perfil de “cárcel de conducta” que poseen ambos penales, los
hacen ubicarse al final de un encadenamiento de rotaciones, haciéndolos
emerger como espacios que “deben cuidarse”.
En el caso de “La Redonda”, por la cercanía y las distintas ofertas educativas,
culturales y laborales que ofrece (que, aunque escasas siguen siendo
destacadas por los propios detenidos), y en el caso de la UP 6 por la cercanía
geográfica y un proceso de fuerte “pacificación” dado por los pabellones
iglesias existentes. Si bien no son dos variables que terminen de dar
explicaciones al fenómeno, pueden considerarse como punto de partida para
entender cómo estas prisiones se ubican en una cadena de rotaciones que las
tienen como destinos finales; y desde donde deberán construirse trayectorias
educativas posibles.
Participación en espacios socio-educativos durante los itinerarios
de detención
La característica de los itinerarios de detención de las personas privadas de su
libertad en la UP 3 y UP 6 señalada anteriormente, pueden constituir un
elemento explicativo de otro hecho significativo: el gran número de detenidos
que transitaron por espacios educativos dentro de unidades penitenciarias de
Santa Fe.
En el caso de la UP 3, del total de los entrevistados, un 56, 8% (139 personas)
contaba con al menos una experiencia por algún espacio educativo durante su
itinerario de detención previo al ingreso a esta unidad (esto puede contemplar
anteriores detenciones en la UP 3).
Entre los espacios educativos transitados se encuentran mayoritariamente las
instancias escolares (primaria 38 detenidos y secundaria 15 detenidos), los
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talleres culturales (30 detenidos) y cursos de capacitación laboral (29
detenidos).
Asimismo, nos interesa destacar el número de detenidos para quienes su
incorporación al Nivel Medio (secundario) ocurre como parte de sus itinerarios
de detención en unidades penitenciarias. Como muestra de ello y analizando
los datos por pabellón, se observa que en la mayoría de estos espacios son más
los detenidos que tomaron contacto con la escuela secundaria dentro de la UP
3 (iniciando o completando sus estudios) que lo que lo habían hecho fuera de
la cárcel. Por ejemplo, de total de 35 encuestados en el pabellón n° 2, 9 de ellos
comenzó o completó sus estudios estando detenidos; mientras que solo 1
completó el nivel estando en libertad, y el resto nunca lo inicio.
Similar es la situación arrojada por las encuestas en los pabellones nº 4.5.8, y 1,
donde también sucede que la mayoría de los entrevistados que tuvieron algún
tránsito en el nivel medio -o que lo completaron-, lo hicieron estando
detenidos. Finalmente, en los pabellones A, B y 7, -donde tendríamos que poner
en consideración ciertos aspectos que caracterizan a estos espacios de
reclusión y que posicionan a los detenidos que allí se alojan en mayores
desventajas para acceder a los espacios educativos- desciende levemente el
porcentaje de personas que iniciaron, retomaron y completaron la secundaria
estando presos.
En el caso de la UP 6, si tenemos en cuenta los 92 detenidos (de la muestra de
167) que transitaron por otras unidades penitenciarias durante sus itinerarios
de detención, encontramos que 59 de ellos participaron en distintos espacios
socio-educativos como parte de las mismas. Entre los espacios socioeducativos mayormente transitados se encuentran las escuelas primarias y
secundarias (34 del total), los espacios de capacitación laboral (35 del total) y
los talleres culturales (17 del total).
A partir de esta información cabe preguntarse ¿Qué ha sucedido y que está
sucediendo en las trayectorias de las personas privadas de su libertad que el
acceso a ciertas instancias educativas se produce como parte de los itinerarios
de detención y no antes? Vinculado a ello Kalinsky (2016) refiere a la “nuevas”
funciones que cumple la cárcel al “satisfacer” necesidades y permitir el acceso
a derechos, en este caso los educativos, a los que no se ha dado respuesta por
parte de otras instituciones en las comunidades de pertenencia de los
detenidos.
Por otro lado, sería pertinente preguntarse si dicho proceso es algo que está
ocurriendo a nivel local o si se expresa en la situación de la población detenida
en otras provincias y sistemas penitenciarios.
A nivel nacional contamos con los datos aportados por el SNEEP respecto de la
evolución del porcentaje de personas detenidas que participan en “Programas
educativos” dentro de unidades penales de todo el país.
Según hemos podidos reconstruir, entre el 2003 y el 2016 aumentó un 20% el
número de personas privadas de su libertad que participaban en estos
Programas, siendo el 58% del total en dicho 2016.
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Respecto del nivel secundario, entre el 2003 y 2016, dentro del porcentaje total
de detenidos que participaban en Programas Educativos, registramos un
sensible aumento de la cantidad de implicados en dicho nivel: 9% en el 2003 y
19% en 2016.
Estos datos vuelven a reafirmar la hipótesis según la cual, al ser la UP 3 y la UP
6 dos cárceles que aparecen en la etapa final de la cadena punitiva-rotativa del
servicio penitenciario santafesino, es posible reconocer las trayectorias
carcelarias, paradójicamente, como procesos de inclusión educativa; procesos
sobre los que no profundizaremos aquí en términos cualitativos, pero
pretendemos abordar en futuras producciones.
Participación en los espacios socio-educativos dentro de la UP 3 y
UP 6
(6) Señala: “se ha considerado
oportuno otorgar mayores
herramientas para valorar la
evolución del condenado, a
través de una regulación más
precisa del término ‘concepto’
(pp. 2-3), entendido éste como
un conjunto de parámetros
objetivos
que
indicarían
mayores
o
menores
perspectivas de reinserción
social. En el Decreto N° 598/11
vigente, se limitó a equiparar el
‘concepto’ a la ‘conducta’,
entendida como ausencia de
sanciones”, motivo por el cual a
partir de la nueva legislación el
“concepto” estaría fuertemente
ligado a las “actividades de
desarrollo
personal”
(educación,
trabajo,
actividades culturales, etc.) que
pudiera realizar cada detenido,
siendo esta un parámetro
central a los fines de evaluar su
progresividad.
Es en esta variable que pueden observarse las mayores diferencias entro los
datos arrojados por el relevamiento en la UP 3 y la UP 6, lo cual puede
relacionarse con ciertos aspectos de la historia y perfiles institucionales y la
heterogeneidad de los espacios socio-educativos en ambas UP.
En cuanto la participación en espacios educativos dentro de la UP 3, de171
detenidos encuestados 100 de ellos (58,5%) refirieron haber participado o
estar participando de los mismos.
De ese sub-total, 37 (36,6%) de estas personas asisten o asistieron a la escuela
primaria, mientras que 32 (31, 7%), asisten o asistieron a la escuela secundaria
dentro de la UP. En un mismo sentido, 50 de los jóvenes y adultos encuestados
(50 %) dijeron haber participado o participar de talleres culturales.
Sumado a eso, el 8% (17 detenidos) asiste o asistió a talleres de capacitación
laboral, mientras que 9 detenidos (6,9%) sostiene proyectos de producción
autogestivos. Finalmente, dos detenidos participan del Programa de
Integración a la Educación Superior de la UNR, cursando estudios superiores
y/o universitarios.
Esta significativa participación de los detenidos en espacios socio-educativos
dentro de la UP 3 se relaciona por un lado, con la oferta de espacios existentes
en esta unidad -más aún si lo consideramos en términos porcentuales y
comparativos entre cantidad espacios socio-educativos y cupos por la cantidad
de detenidos- y por el otro, con el hecho de que gran parte de los detenidos en
esta unidad se encuentra transitando -o cercano a transitar- el “periodo de
prueba”, una etapa del “régimen de progresividad” donde contar con
experiencias laborales y educativas se torna relevante.
Esto no solo en términos de los requisitos de dicho régimen para acceder a las
últimas etapas -más aún en el contexto actual luego del Decreto 4127/16-(6)
sino en relación a los sentidos y valoraciones que los detenidos próximos a salir
en libertad construyen y adjudican sobre su participación en los espacios socioeducativos.
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En cuanto a la UP 6, al momento de procesamiento de datos para el presente
artículo –todavía no se realizaron las distinciones entre actividades educativas
realizadas en la UP actual y otras penitenciarias- no es posible afirmar si el
tránsito por los espacios socio-educativos se dio en dicha unidad o en otras. Sin
embargo, sabemos que de los 433 detenidos encuestados 90 dijeron haber
transitado por espacios escolares como parte de sus itinerarios de detención
(69 primaria y 27 secundaria) mientras que 185 por otros espacios socioeducativos (105 en cursos de capacitación y oficios, 73 en talleres culturales,
32 en instancias de alfabetización, 4 en computación, 2 en idiomas).
Por tanto, sabemos que 158 detenidos en la UP 6 nunca transitaron por
espacios socio-educativos dentro de esa UP, ni en otras unidades
penitenciarias. Lo que sí puede destacarse es que al momento de realización de
la encuesta en la UP 6 -2016/2017- se registró una significativa escasez de
espacios educativos, culturales y laborales que habilitan una conjetura –
sustentada también en observaciones participantes resultantes de nuestra
prolongada estadía en el campo-: la mayor parte de esas trayectorias socioeducativas responden a prácticas realizadas en otras Unidades Penitenciarias.
Así, las diferencias entre la UP 3 y la UP 6 en lo referido al acceso y ejercicio de
los derechos educativos resultan una variable significativa tanto en este como
en futuros trabajos.
Reflexiones finales
Suspendidos, ejercidos y diferenciales; esta podría ser entonces la respuesta
devenida de aquella pregunta inicial sobre las condiciones de acceso y ejercicio
de los Derechos educativos y culturales en contextos de encierro. Trascender
el plano de la pregunta para instalarnos en la condición mayéutica de la
problemática implica no haber arribado a conclusiones definitivas sino
acercarnos un poco más –respaldados ahora por los datos empíricos- a aquellas
intuiciones teóricas donde suponemos que los derechos en prisión son
suspendidos en los propios marcos jurídicos, no fuera de ellos. Es decir, la
prisión antepone el peligro, el riesgo y la defensa social –lo que en términos
más simplistas podríamos denominar la seguridad- al acceso irrestricto de
aquellos derechos sociales, políticos y económicos que exceden a la libertad
ambulatoria de las personas detenidas. Pero dicha predilección es,
necesariamente, combinada y tensionada en las dinámicas prisionales
cotidianas.
Por una parte, es combinada por la imposibilidad de gobernar una prisión sólo
contemplando sus aspectos securitarios, tornando indispensable la existencia
de espacios alternativos al enclaustramiento absoluto, no sólo por los efectos
negativos sobre la condición humana de los sujetos sino también por las
instancias de negociación que habilitan la construcción de un orden carcelario.
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Por el otro, porque la porosidad que las prisiones argentinas -y particularmente
santafesinas- vienen atravesando desde hace aproximadamente 20 años
(Manchado, 2015), genera un proceso inevitable –y posiblemente irreversiblede combinatorias múltiples donde las prácticas culturales y educativas entran
en escena. Asimismo, podemos afirmar que si bien los cambios en las políticas
sociales y económicas a nivel macroestructural no se traducen de forma directa
en la reducción de los índices de punitividad (Sozzo, 2016), sí es un aspecto por
considerar en lo referido a las variaciones que adquieren las trayectorias
socioeducativas en el encierro. Por tanto, la episteme carcelaria puede hacer
convivir altos grados de punitividad con ciertas marcas de “garantización” o
“procuración de acceso” a derechos fuertemente vulnerados en periodos
históricos precedentes.
En mismo sentido, los perfiles institucionales de las prisiones santafesinas nos
permiten hacer una doble lectura. En sus similitudes, la UP 3 y la UP 6, se
encuentran al final de la cadena giratoria punitiva que define al sistema penal
en la provincia de Santa Fe, generando que los perfiles socio-demográficos de
los detenidos se reconfiguren a partir de sus tránsitos penales.
Paradojas de un Estado de Derecho sin derechos que pone en escena los
múltiples abandonos sobre un conjunto de la población que, en repetidas
ocasiones, accede, intensifica y/o completa por primera vez los tránsitos
educativos cuando son castigados por un Estado abandonico en términos
agambenianos: “el que ha sido puesto en bando no queda fuera de la ley sino
que es abandonado por ella, es decir queda expuesto y en peligro en el umbral
en el que vida y Derecho, exterior e interior, se confunden” (Agamben, 2002:
45). Asimismo, en sus distingues hay también un refuerzo de la diferenciación
en los accesos y ejercicios de los Derechos culturales y educativos en prisión,
ya que no correrá la misma suerte quien termine su proceso de detención en la
UP 3 que en la UP 6.
El proceso de incorporación de las prácticas educativas y culturales en esta
última prisión está sujeto al pasaje de su condición de Alcaidia policial a cárcel
–donde todavía, por ejemplo, no existe la escuela secundaria-, y a la
intervención de actores externos que hacen aumentar –a partir de múltiples
articulaciones con otros estamentos del Estado- las propuestas educativas y
culturales en dicho escenario.
Por tanto, suspendidos, ejercidos y diferenciales se convierten en tres
características inevitables al momento de problematizar el objeto de estudio
que nos ocupó en el presente artículo, más puntualmente al abordar las
modalidades que asumen las trayectorias socio-educativas de las personas
privadas de su libertad en el sur de la provincia de Santa Fe.
Característica que no hace más –ni menos- que agregar un elemento analítico
al complejo entramado de condiciones, condicionamientos y tensiones que
definen al campo de la educación en contextos de encierro.
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Acerca de los autores
Mauricio Manchado. Doctor y Profesor en Comunicación Social por la
Universidad Nacional de Rosario, Argentina; y pos-doctor en “Comunicación,
Medios y Cultura” por la Universidad Nacional de la Plata. Actualmente
investigador asistente del CONICET; integrante del área de Antropología
Jurídica de la Fac. de Humanidades y Artes, del “Núcleo de trabajo sobre
prácticas y experiencias culturales” del Centro de Estudios Ínterdisciplinarios
y del Centro de Investigaciones de Comunicación en Contextos SocioEducativos (UNR). Desde 2017, Coordinador del Programa “Educación en
cárceles” de la Secretaria de Extensión de la Fac. de Ciencia Política y RRÍÍ
(UNR).
Eva Routier. Profesora de Antropología, Becaria de CONICET y estudiante del
Doctorado en Humanidades (Mención Antropología) de Facultad de
Humanidades y Artes de la UNR. Integrante del Proyecto de Investigación
“Prácticas socio-educativas en el encierro: entre la corrección, la incapacitación
y la posibilidad. Disputas, tensiones y efectos en las configuraciones subjetivas de
personas privadas de su libertad en cárceles del sur de la provincia de Santa Fe”
y del Programa de “Educación en Cárceles” de la Secretaria de Extensión y
Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la UNR.
María Chiponi. Licenciada y Profesora en Comunicación Social por la
Universidad Nacional de Rosario. Argentina. Integrante del “Núcleo de trabajo
sobre prácticas y experiencias culturales” del Centro de Estudios
Interdisciplinarios y del Centro de Investigaciones de Comunicación en
Contextos Socio-Educativos (UNR). Coordinadora de Área de Vinculación
Territorial y de Programa de “Educación en Cárceles” de la Secretaria de
Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencia Política y RRII de la UNR.
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Educación integral de la sexualidad con
personas privadas de su libertad
Salinas Boldo Claudia
Universidad Autónoma de Baja California
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
26/06/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
10/08/2019
Be Ramírez Pedro Antonio
Universidad Autónoma de Baja California
[email protected]
Vázquez García Joaquín
Universidad Autónoma de Baja California
[email protected]
Resumen
Este trabajo describe un proceso de educación integral de la sexualidad con 60
hombres privados de su libertad en el CERESO Mexicali, ubicado en Baja
California, México. Con base en la Ley Nacional de Ejecución Penal, expedida en
el 2016, la Universidad Autónoma de Baja California, a través del Programa
Universidad Saludable: Educación para la Salud, inicia en el 2018, un programa
de formación en sexualidad y género, facilitado por estudiantes de psicología,
que a la fecha ha atendido a 60 internos y que tiene el objetivo de promover la
salud sexual por medio de la educación integral de la sexualidad con una
perspectiva de género. Los internos han planteado la necesidad de saber más
acerca de los temas de salud sexual, educación sexual y sexualidad en pareja. El
programa ha puesto en evidencia la presencia de factores como la violencia
emocional y las adicciones, que afectan la vida sexual de los internos.
Palabras claves:
Educación sexual, Personas privadas de su libertad,
Reinserción social, Educación penitenciaria, Cárcel
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Abstract
This work describes a process of integral education of sexuality with 60 men
deprived of their freedom in the CERESO Mexicali, located in Baja California,
Mexico. Based on the National Law of Criminal Enforcement, issued in 2016,
the Autonomous University of Baja California, through the Healthy University
Program: Education for Health, starts in 2018, a training program on sexuality
and gender, facilitated by students of psychology, which has formed 60 inmates
and has the objective of promoting sexual health through comprehensive
education of sexuality with a gender perspective. The inmates have raised the
need to know more about the issues of sexual health, sex education and
sexuality as a couple. The program has highlighted the presence of factors such
as emotional violence and addictions, which affect the sexual life of inmates.
Keywords:
Sex education, Persons deprived of their liberty, Social
reintegration, Penitentiary education, Prison
Referencia para citar este artículo:
Salinas Boldo, C; Be Ramírez, P.A y Vázquez Gracia, J. (2019) Educación
integral de la sexualidad con personas privadas de su libertad. Revista
Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 167-186.
Introducción
El proyecto educativo que aquí se describe, respondió a una inquietud
expresada por las autoridades del Centro de Reinserción Social (CERESO) de
Mexicali, de contar con un proceso de educación integral de la sexualidad (EIS)
con perspectiva de género para personas privadas de su libertad (PPL) de la
sección varonil de dicho centro.
La Facultad de Ciencias Humanas (FCH) de la Universidad Autónoma de Baja
California (UABC), cuenta con dos antecedentes de trabajo académico en el
CERESO Mexicali.
Estos son dos diplomados en Desarrollo Humano, impartidos durante el
semestre 2018-1, por estudiantes de la materia optativa de Educación
Penitenciaria de la Licenciatura en Ciencias de la Educación, bajo la
coordinación del Dr. Joaquín Vázquez García, coautor de este trabajo. Lo
anterior motivó a las autoridades a expresar a los profesores de la FCH, la
necesidad de continuar con la prestación de servicios académicos,
específicamente en cuestiones de sexualidad y género, dirigidos a la población
varonil.
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El CERESO Mexicali es un Centro de Reinserción Social que depende de la
Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Estado de Baja California. Se
encuentra en la ciudad de Mexicali y fue inaugurado como cárcel municipal en
el año de 1963. Fue hasta 1990 que se transfirió al gobierno estatal, pasando a
formar parte del Sistema Penitenciario del Estado.
En el Diagnóstico Estatal de Supervisión Penitenciaria 2017-2018 llevado a
cabo por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos Baja California
(CEDHBC), obtuvo una calificación de 7.67, en una escala en la que el 10 es la
calificación más alta posible. Al momento de realizarse dicho diagnóstico, el
CERESO Mexicali contaba con una población de 2,618 PPL, de las cuales 2,429
eran hombres y 189 mujeres. Cabe mencionar que la capacidad del centro es
de 1,780.
De acuerdo con el diagnóstico anteriormente mencionado, los espacios
educativos son “adecuados”, así como la programación de las actividades
educativas y otros aspectos vinculados con la educación.
Este trabajo describe tanto los elementos teóricos como metodológicos, que
fundamentan el Proyecto de Vinculación “Educación Íntegral de la Sexualidad
(EÍS) con Personas Privadas de su Libertad (PPL)” llevado a cabo por parte del
Programa Universidad Saludable: Educación para la Salud (USES) de la FCHUABC, en el CERESO Mexicali, ubicado en la ciudad de Mexicali, Baja California.
Este proyecto de vinculación, constituido como un proyecto de intervención
comunitaria, se llevó a cabo de septiembre de 2018 a junio de 2019 y tuvo el
objetivo de construir un espacio de prestación de servicios profesionales, en el
que los estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de Ciencias
Humanas que se encuentren en la etapa disciplinar de su formación, puedan
brindar educación integral de la sexualidad, desde la perspectiva de la salud
comunitaria; con base en conocimiento científico y orientada por la ética y la
responsabilidad social universitaria, a personas privadas de su libertad de Baja
California.
En este trabajo se describen los elementos tanto conceptuales como
normativos, que fundamental el Proyecto de Vinculación EIS con PPL. En la
dimensión conceptual se abordan los conceptos de salud sexual integral;
educación integral de la sexualidad; personas privadas de su libertad;
intervención; salud comunitaria; reinserción social; responsabilidad social
universitaria y ética en el trabajo con personas privadas de su libertad.
Los elementos de la dimensión normativa que fundamentan este proyecto son
Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los
Reclusos; la Ley Nacional de Ejecución Penal; el Modelo Integral de Reinserción
Social 2017; el Plan de Desarrollo Institucional de la UABC y los lineamientos
del Programa USES.
Las preguntas que motivaron la realización de este proyecto fueron:
a) ¿Qué entienden los internos por “sexualidad” y por “género”? y,
b) ¿Qué necesidades educativas vinculadas con el cuidado de su salud sexual
presentan los internos?
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La descripción operativa del proyecto, dimensión que también se toma en
cuenta en este trabajo, incorpora la descripción de metas, actividades,
programa y reglamento del curso: “Sexualidad y Género” dirigido a PPL del
CERESO Mexicali.
A manera de conclusión, se presentan extractos de los diarios de campo de los
estudiantes que participaron en este proyecto, en los que consta el impacto que
este proceso formativo tuvo en los PPL participantes.
Marco conceptual-normativo del programa EIS para PPL
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2018), la salud sexual se
define como:
Un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad.
Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones
sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y
seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia
La salud sexual va más allá de la dimensión anatómico-funcional de los seres
humanos. Para tener salud sexual es necesario contar con un equilibrio entre
las dimensiones anatómico-funcional, social y emocional, y la educación es una
herramienta básica para conseguirlo.
La OMS recomienda tanto la aplicación de programas de educación sexual
integral, como el hecho de que estos programas incluyan la perspectiva de
género. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (2015) nos dice que la
educación integral de la sexualidad utiliza como base la ciencia y el
pensamiento crítico; tiene como fundamento los derechos humanos
universales, y como parte de éstos, los derechos sexuales y reproductivos; Se
sitúa en un encuadre de curso de vida; está comprometida con la equidad de
género, y promueve una cultura de la prevención y el cuidado de la salud sexual
y reproductiva.
Si bien el espacio más común en el que se lleva a cabo la educación integral de
la sexualidad es la escuela, este proyecto propone un proceso de educación
integral de la sexualidad, dirigido a personas privadas de su libertad.
Con respecto a experiencias similares en América Latina, mencionamos la
investigación de Gabriela Cancela (2017), quien trabajó con hombres privados
de su libertad en Uruguay a través del método biográfico.
La autora encontró que el modelo de la masculinidad hegemónica influyó en la
construcción de la trayectoria delictiva de los internos, quienes crecieron en
entornos marcados por los valores patriarcales y la violencia.
Los internos indicaron que el consumo de alcohol y drogas, así como la
exposición a riesgos, eran conductas que se valoraban por contribuir al
mantenimiento de la hombría.
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Por otro lado, Martina Bostal (2017), quien participa en un proyecto
universitario que lleva talleres de género a centros penitenciarios de
Argentina, se plantea la posibilidad de cuestionar y deconstruir el modelo
hegemónico de masculinidad en hombres privados de su libertad, a través del
acto educativo.
La autora indica que los “detenidos” son individuos cuya vida entra en pausa
solamente en apariencia, pues siguen en movimiento y se siguen construyendo
como seres humanos. Asimismo, nos dice que todos ellos tienen en común la
procedencia de entornos marcados por la carencia y la exclusión, así como por
el modelo hegemónico de masculinidad. Por lo que, propone una educación
popular en la cual se retome la experiencia corporal y afectiva, para cuestionar
el modelo de masculinidad imperante y proponer nuevas formas de vivir la
masculinidad, más allá de los estereotipos.
Este proyecto se llevó a cabo desde la perspectiva de la salud comunitaria, la
cual se enfoca en el bienestar físico, social y cultural, como aspectos centrales
del desarrollo efectivo del ser humano para alcanzar un estado de vida
saludable. Dado que el individuo se encuentra inmerso en un contexto social, la
salud comunitaria se aboca a los distintos campos de acción que influyen y dan
sentido a su vida en comunidad, como lo es el medio ambiente, la cultura, o el
contexto político y económico. (Musitu, Buelga y Jiménez, 2009; Pasarín, 2011;
Correal-Muñoz y Arango-Restrepo, 2014; Pimentel y Correal, 2015).
Las personas privadas de su libertad conviven de manera constante con otras
personas en su misma condición, y forman una comunidad con ellas. Dada la
significativa frecuencia y cercanía que caracteriza la interacción de las
personas privadas de su libertad, la psicología comunitaria de la salud es el
enfoque más apropiado para abordar el tema de la salud sexual, mediante la
educación integral de la sexualidad, con perspectiva de género.
En Costa Rica, Schifter (2001) documentó experiencias de educación integral
en torno al tema de la salud, con personas privadas de su libertad y concluyó
que, en materia de sexualidad, se requieren abordajes que tomen en cuenta el
contexto penitenciario como un espacio en el cual se dan dinámicas de
convivencia estrecha, sin acceso a la privacidad. Lo anterior, aunado al hecho
de que los vínculos con el mundo exterior tienden a hacerse más frágiles,
convierte a las cárceles en espacios de descuido a la salud sexual de los
internos. El autor propone un abordaje desde lo comunitario pues indica que
muchos individuos privados de su libertad provienen de grupos sociales
marcados por la exclusión y la falta de recursos tanto económicos como
culturales, por lo cual, las intervenciones en materia de salud deben de hacerse
desde una comprensión de lo que el autor llama la “identidad marginal” de los
internos.
Asimismo, Schifter, propone trabajar desde la empatía, la cual considera como
un “…elemento fundamental para lograr resultados que lleguen a mejorar la
calidad de vida dentro de las posibilidades que la subcultura intracarcelaria
permite” (2001, p. 145).
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Desde Colombia, Bello y Parra (2016) reflexionan en torno a la falta de espacios
educativos como una condición que incapacita, aísla y destruye al privado de
su libertad, lo cual contribuye a reproducir desigualdades y reducir las
posibilidades de una auténtica reinserción social.
Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos
(2015); destacan el hecho de que el recluso o persona privada de su libertad,
es un ser humano, sujeto de derecho, y que esto no cambia por su estatus legal.
La Ley Nacional de Ejecución Penal (2016) indica que las personas privadas de
su libertad tienen derecho a recibir educación y que ésta podrá ser
proporcionada por instancias externas a los Centros de Reinserción Social.
Asimismo, el Plan de Desarrollo Institucional 2015-2019 de la UABC,
puntualiza que la institución considera como uno de sus objetivos, la atención
a grupos vulnerables, como lo son las personas privadas de su libertad. Si bien
ni la Ley Nacional de Ejecución Penal ni el Plan de Desarrollo Institucional
2015-2019 mencionan específicamente a la sexualidad, si mencionan la
importancia de promover la salud en grupos vulnerables, a través de valores
como la inclusión, el respeto, la equidad y la responsabilidad.
Uno de los valores que promueve la UABC, es la responsabilidad social
universitaria, la cual vincula la capacitación que los estudiantes reciben en las
aulas, con el deber moral que tienen las instituciones públicas, de atender a las
necesidades de la comunidad de una forma eficiente y ética (Casares, Carmona
y Martínez-Rodríguez, 2010).
El proyecto de vinculación a través del cual se brinda educación integral de la
sexualidad a internos del CERESO Mexicali, permite a estudiantes de psicología
que han aprobado la unidad de aprendizaje “Sexualidad humana”, llevar a la
práctica sus conocimientos con un grupo vulnerable como lo son las personas
privadas de su libertad. De esta manera, los estudiantes tienen la oportunidad
de aprender en entornos reales, vinculando a la UABC con la comunidad y
aplicando el valor de la responsabilidad social universitaria.
En el proceso educativo que aquí se describe, se retomaron los conceptos de
“sexualidad” y “género”, como elementos centrales de la formación. Ambos
conceptos fueron retomados de documentos emitidos por instituciones
oficiales a nivel nacional e internacional.
La sexualidad, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Mundial de Sexología
(WAS):
Se refiere a una dimensión fundamental del hecho de ser humano. Basada en el
sexo, incluye el género, identidades de sexo y género, orientación sexual,
erotismo, vínculo emocional, amor, y reproducción. Se experimenta o se expresa
en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores,
actividades, prácticas, roles y relaciones. La sexualidad es el resultado de la
interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales,
éticos y religiosos o espirituales. Si bien la sexualidad, puede abarcar todos estos
aspectos, no es necesario que se experimenten ni se expresen todos. En
resumen, la sexualidad se practica y se expresa en todo lo que somos, sentimos,
pensamos y hacemos. (2000, p. 08)
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Es decir, por sexualidad entendemos aquella dimensión humana que
trasciende lo biológico y abarca lo social, cultural, político, subjetivo y
espiritual. Es una dimensión compleja que debe de ser abordada de una manera
integral, a través de la escucha respetuosa, responsable, empática e inclusiva.
El género, de acuerdo con Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES)
(2007: 72), es “La categoría que analiza cómo se definen, representan y
simbolizan las diferencias sexuales en una determinada sociedad”
La desigualdad de género es definida por INMUJERES, como:
Distancia y/o asimetría social entre mujeres y hombres. Históricamente, las
mujeres han estado relegadas a la esfera privada y los hombres, a la esfera
pública. Esta situación ha derivado en que las mujeres tengan un limitado acceso
a la riqueza, a los cargos de toma de decisión, a un empleo remunerado en
igualdad a los hombres, y que sean tratadas de forma discriminatoria. La
desigualdad de género se relaciona con factores económicos, sociales, políticos
y culturales cuya evidencia y magnitud puede captarse a través de las brechas
de género. (2007, p. 51)
Con respecto a los principios pedagógicos que orientaron el proceso educativo
que aquí se describe, nos apegamos al Modelo Educativo vigente en la UABC, el
cual se basa en el humanismo y el constructivismo, lo cual se traduce en
estrategias educativas que buscan:
a) Promover la participación activa de los estudiantes en el proceso educativo,
para convertirlos en co-responsables de su propio aprendizaje;
b) Habilitar al docente como un facilitador del aprendizaje;
c) Alcanzar una formación integral que incluya tanto conocimientos y
habilidades como valores;
d) Sustentar el trabajo académico en los principios de responsabilidad,
honestidad y respeto y, finalmente;
e) Cerrar la brecha que existe entre la universidad y la sociedad, especialmente
los sectores marginados de la misma.
Lo anterior motivó la implementación de sesiones en las cuales:
a) Se retomaban los conocimientos previos de los participantes con respecto al
tema;
b) Se vinculaban los aprendizajes con aspectos de la vida cotidiana para lograr
que éstos fueran significativos;
c) Se promovía la escucha y el respeto a los otros;
d) Se daba la bienvenida a los temores, dudas e inquietudes de los
participantes;
e) Se discutían las implicaciones social y afectiva de cada contenido;
f) Se promovía la concepción del aprendizaje como un proceso inacabado y
perfectible;
g) Se promovía la concepción de la educación como un derecho y;
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h) Se colocaba la responsabilidad del proceso educativo, en todos los actores
involucrados, independientemente de su rol
Lo anterior permitió que las sesiones fluyeran a través del diálogo y la
construcción colectiva de conocimientos. Los ejercicios que se llevaron a cabo
consistieron en documentos escritos y lluvia de ideas, pues por cuestiones de
protocolo del centro, no se realizaron dinámicas que implicaran movimiento,
contacto físico o manipulación de materiales distintos a los lápices o las hojas
de papel.
Con el objetivo de promover tanto la atención educativa, como la labor
investigativa con grupos vulnerables de la comunidad, se llevó a cabo este
proyecto, acogiéndonos al marco normativo anteriormente mencionado y bajo
la estructura operativa que se describe a continuación.
Marco operativo del programa EIS para PPL
La descripción de este proyecto educativo, para efectos del presente
documento, se llevó a cabo a través del método etnográfico, descrito por
Restrepo (2016) como un método que enfatiza la descripción de algún aspecto
de la vida social, las interpretaciones situadas y los significados construidos
desde los actores sociales.
Se realizó un taller de 16 sesiones titulado “Sexualidad y género”, en el CERESO
de Mexicali, con 60 PPL, en un rango de edad que va de los 25 a los 35 años. En
el semestre 2018-2 se atendieron a 20 PPL y en el 2019-1, se atendieron a 40
PPL distribuidos en dos grupos.
Los profesores responsables del proyecto determinaron el rango de edad de los
participantes, con la intención de brindar formación en sexualidad a hombres
que sean padres de familia o responsables de menores, de tal manera que la
capacitación recibida pueda impactar también a su familia. La coordinación de
psicología del CERESO determinó, además, que los PPL participantes
estuvieran dentro del grupo clasificado como de peligrosidad “Baja” o “Media”,
es decir, internos que estuvieran en posibilidad de mantener una conducta
adecuada fuera de la celda, en grupo y en contacto con prestadores de servicio
externos.
El taller tuvo el objetivo de brindar a los participantes conocimientos básicos
acerca de sexualidad y género, así como desarrollar habilidades y actitudes
tales como el autocuidado, la responsabilidad y el respeto, que les permita
acceder a una vida sexual saludable, y a un entendimiento de la masculinidad
libre de violencias.
Durante el semestre 2018-2, participaron dos estudiantes en el proyecto, en
calidad de facilitadores del taller. En el semestre 2019-1, se contó con la
participación de seis estudiantes en calidad de facilitadores, los cuales se
organizaron en parejas formadas de manera aleatoria, para hacerse cargo de
cada tema.
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2.- Conducta
2.1.- Todos los prestadores y practicantes deberán mostrar seriedad y apego a los
reglamentos vigentes que regulan las actividades y funciones al interior del centro
2.2.- Deberán conducirse con todo respeto a las autoridades, empleados y
compañeros en general del centro
2.3.- Si un día antes, o el día del ingreso, consumió alcohol o sustancias ilegales, se les
pide no acudir al centro.
2.4.- Si requieren de apoyo para poder cumplir de manera óptima con sus funciones
como prestadores de servicio al interior del CERESO, favor de dirigirse a los
responsables-UABC para expresar su inquietud, duda o necesidad
2.5.- A los responsables-CERESO no se les pedirá nada más allá de lo inmediato
relacionado con la sesión.
3.- Dispositivos y objetos
3.1.- No se permite el uso de teléfonos celulares o artículos de radio comunicación
dentro del centro, por ello, queda estrictamente prohibido el ingreso de estos
artículos en el interior del centro
3.2.- Queda estrictamente prohibido el ingreso de artículos como: cámaras digitales,
lap top, USB o cualquier otro artículo electrónico de almacenaje de información e
imágenes
3.3.- Queda estrictamente prohibido el ingreso de objetos destinados a los internos
4.- Vínculos
4.1.- No se permite que los prestadores hagan amistad y establezcan confianza con
las personas privadas de su libertad que se encuentran en el centro
4.2.- Los estudiantes prestados no son sus confidentes ni sus terapeutas. Si algún
interno requiere de orientación o escucha, deben: a) Recordarle que aún son
estudiantes que no tienen permitido brindar servicios adicionales al taller y b)
Sugerirle a la persona que solicite un servicio psicológico o médico especializado al
centro
4.3.- El prestador y practicante afirma no tener familiares directos o indirectos y/o
personas que lo unan de forma afectiva con él dentro del centro. En caso de que se
identifique, será sujeto a sanción según el reglamento para prestadores de servicio
social profesional y estudiantes de prácticas profesionales
5.- Confidencialidad
5.1.- Deberán guardar confidencialidad de la información a la que tengan acceso y
no deberá prestarse a buscar familiares y servir de correo o mediador a las personas
privadas de la libertad.
5.2.- Queda estrictamente prohibido hacer preguntas o comentarios en referencia a
la situación legal de los internos o la razón por la cual se encuentran privados de su
libertad. No somos abogados, jueces, policías ni criminólogos
5.3.- Queda estrictamente prohibido hacer comentarios críticos acerca del centro,
sus procedimientos, reglamento o empleados/prestadores.
5.4.- Queda estrictamente prohibido difundir información o imágenes relacionadas
con este proyecto de vinculación, en cualquier espacio virtual. Esto incluye
dispositivos electrónicos y redes sociales.
6.- Lenguaje
6.1.- Está estrictamente prohibido el uso de lenguaje altisonante, vulgar o en doble
sentido
6.2.- Los estudiantes son “prestadores de servicio”, estudiantes, facilitadores o
practicantes. No son psicólogos
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6.3.- Los asistentes al curso son personas privadas de su libertad, internos,
participantes o asistentes. No “presos”, ni “reos” ni cualquier otro adjetivo similar.
6.4.- El CERESO es el centro o la institución. Evitar llamarle “cárcel”, “prisión” o algún
otro nombre similar e informal
6.5.- Es necesario llamar a las personas por su nombre o apellido, evitando el uso de
apodos o sobrenombres. Si no conoce el nombre de la persona puede referirse a él
como “señor” o “compañero”
6.6.- Hablar de “usted”
Después de cada sesión, la pareja responsable elaboraba un diario de campo en
el cual apuntaba los elementos más significativos de dichas sesiones, como se
observa en la tabla 1:
Tabla 1
Secciones del diario de campo
I.- Información general
1.1.- Número de sesión:
1.2.- Fecha:
1.3.- ¿Qué miembros del equipo
asistieron?
1.4.- Duración de la sesión
1.5.- Número de internos participantes
en la sesión:
II.- Relatoría de la sesión
2.1.- Tema de la sesión:
2.2.- Técnicas y materiales
didácticos empleados
2.3.- Observaciones:
2.4.- Reflexiones personales
Fuente: Creación propia
Como parte del marco normativo del proyecto, se incluyó un reglamento,
basado en el reglamento para prestadores de servicios, del CERESO Mexicali. El
reglamento –descrito en la tabla 2- contempló los siguientes aspectos de
apariencia; conducta; dispositivos y objetos; vínculos; Confidencialidad y
lenguaje. El reglamento tuvo un primer objetivo que fue el de regular la
actuación de los estudiantes al interior de un contexto en el que no se
encuentran habituados a trabajar y un segundo objetivo, enfocado en preservar
el orden y la disciplina al interior de un espacio en el que los estudiantes
representan, con su conducta y su trabajo, a la FCH-UABC.
Tabla 2
Reglamento del proyecto
1.- Apariencia
1.1.- Al momento de ingresar al centro, tanto hombres como mujeres, deberán vestir
de forma convencional, excluyendo en mujeres vestimentas tales como blusas con
escote, faldas, mini-faldas, pantalones rotos o entallados, tacones altos, plataformas,
joyería de todo tipo, pestañas y uñas postizas.
1.2.- Colores prohibidos: gris (vestimenta) y blanco (calzado)
1.3.- Al presentarse al servicio deberá portar bata y gafete en todo momento
1.4.- Presentarse con adecuado aseo y aliño, en vestimenta y persona, esto incluye
cabello arreglado, rasurado (hombres), uñas recortadas (hombres) y sin usar joyería
1.5.- En caso de tener tatuajes, se les pide mantenerlos cubiertos en todo momento
El programa del taller “Sexualidad y género” incluyó los temas de: Términos
básicos en sexualidad; salud sexual; anatomía sexual femenina; anatomía
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sexual masculina; respuesta sexual humana; sexualidad y pareja; violencia de
género y educación sexual. La primera sesión, identificada como sesión “0”,
estuvo destinada a la presentación del equipo de estudiantes-prestadores de
servicio, del programa y a la realización de un diagnóstico inicial, con el
objetivo de conocer las inquietudes que el grupo pudiera tener con respecto al
tema. La última sesión se destinó al cierre y a la entrega de constancias por
parte del equipo de estudiantes-prestadores de servicio.
Se elaboraron folletos con la información básica de cada tema del programa del
taller, con el objetivo de reforzar esta información a los asistentes al taller y de
hacer llegar esta información a aquellos PPL que, debido al nivel de
peligrosidad en el que se encuentran clasificados, no pueden participar en
procesos formativos presenciales.
De cada tema se retomó la información más importante, priorizando la
dimensión práctica y en atención al hecho de que la mayor parte de los internos
apenas cuentan con un nivel básico de formación académica.
La información que se retomó para cada tema se describe en la tabla 3.
Tabla 3
Programa del taller “Sexualidad y género”
0.- Diagnóstico (1 sesión)
0.1.- ¿Qué entiendes por “sexualidad”?
0.2.- ¿Qué entiendes por “género”
1.- Términos básicos en sexualidad (2 sesiones)
1.1.- Sexualidad: Es una dimensión fundamental de los seres humanos, vinculada con
el sexo. Se compone de aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Es decir, de
nuestro sexo, nuestra identidad de género, nuestra preferencia sexual y nuestras
prácticas sexuales. Se encuentra influenciada por construcciones sociales tales como
el erotismo y los estereotipos de género.
1.2.- Sexo: Es masculino o femenino, dependiendo de elementos exclusivamente
corporales
1.3.- Género: Es la idea que tenemos de lo que es un hombre o una mujer. Vinculados
a este concepto, tenemos los estereotipos de género, que es lo que la sociedad
considera que deben de pensar, sentir y hacer los hombres y las mujeres y la
identidad de género, que es la percepción que cada quien tiene, de considerarse
hombre o mujer
1.4.- Preferencia sexual: Es la inclinación a relacionarse sexual, erótica y
afectivamente con hombres, mujeres o ambos.
1.5.- Prácticas sexuales: Son todas aquellas actividades o conductas que asumimos
cuando tenemos experiencias sexuales, ya sea con uno mismo o con otros.
1.6.- La sexualidad es un tema que debe de tratarse abiertamente, sin indirectas ni
sobrenombres; seriamente, sin burlas ni insinuaciones; haciendo referencia a
nuestros derechos y responsabilidades, en vez de hablar de culpas, pecados y
castigos; con base en información científica; utilizando los términos adecuados para
identificar y nombrar cada elemento al que hacemos referencia.
2.- Salud sexual (2 sesiones)
2.1.- La salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional y social. Tener un
cuerpo sano es una condición necesaria pero no suficiente para tener salud sexual
completa. También es importante cuidar de nuestros pensamientos, emociones y
acciones hacia nosotros mismos y los demás.
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2.2.- Aspecto físico de la salud sexual: Cuidando su cuerpo: Lávese muy bien las
manos antes de tocar sus genitales o los de otra persona; asee su cuerpo con
regularidad y use ropa interior limpia; acuda al médico ante cualquier cambio que
observe o sienta en su cuerpo y utilice preservativo cada vez que tenga relaciones
sexuales
2.3.- Aspecto afectivo de la salud sexual: Solicite información de sexualidad a los
psicólogos, educólogos o médicos; pida apoyo ante cualquier sentimiento de
angustia, tristeza o confusión con respecto a su sexualidad; pida ayuda ante
cualquier situación de violencia sexual que esté enfrentando; recuerde que nadie
tiene derecho a hacerle tocamientos, comentarios o preguntas sexuales sin su
consentimiento.
2.4.- Aspecto social de la salud sexual: Respete el cuerpo de los demás. No haga
tocamientos sexuales a nadie sin su consentimiento; respete las emociones de los
demás. No haga comentarios, bromas ni preguntas sexuales a nadie sin su
consentimiento; respete la vida sexual de los demás. No se burle de las prácticas o
preferencias sexuales de los demás; respete la intimidad de los demás. No difunda
información acerca de la vida o condición sexual de nadie
2.5.- El lograr y mantener la salud sexual es una responsabilidad de todos los
miembros de una comunidad.
3.- Anatomía sexual femenina (1 sesión)
3.1.- La anatomía sexual se compone de: Órganos sexuales pélvicos internos (OSPIS),
que son aquellos elementos de la anatomía que se encuentran en el interior del
cuerpo, en la zona pélvica y órganos sexuales pélvicos externos (OSPES), que son
aquellos elementos de la anatomía que se encuentran en el exterior del cuerpo, en
la zona pélvica
3.2.- Los OSPIS femeninos son: Trompas uterinas o de Falopio, que son el canal de
paso de los espermatozoides y sitio en el que ocurre la fecundación; el útero: Forma
el endometrio, que se elimina cada mes, es el sitio en el que se desarrolla el feto;
ovarios, que contienen a los óvulos; cuello uterino, que es el canal de entrada al
útero; vagina: Es el canal de paso del semen y de la menstruación y glándulas de
Bartolino, que producen la lubricación
3..3.- Los OSPES femeninos son: Monte de Venus, que protege al hueso púbico; los
labios menores, que protegen la vagina; los labios mayores, que protegen a los labios
menores; el glande del clítoris, que protege al clítoris y el clítoris, que brinda placer
a las mujeres
4.- Anatomía sexual masculina (1 sesión)
4.1.- Los OSPIS masculinos son: Conductos deferentes, que conducen a los
espermatozoides maduros del epidídimo a los conductos eyaculadores y se cortan
cuando se hace la vasectomía; la uretra, que es el canal de paso de la orina y el semen;
los testículos, que se encargan de la producción hormonal y la producción de
espermatozoides; los epidídimos, que nutren a los espermatozoides hasta que
maduran; las glándulas bulbouretrales o de Cowper, que secretan líquido alcalino
para contrastar la acidez de la vagina; las vesículas o glándulas seminales, que se
encargan de la producción de semen; la próstata, que también se encarga de la
producción de semen; los conductos eyaculadores, que conducen el semen a la
uretra; el cuerpo esponjoso que se encuentra en el pene y evita que durante la
erección, se comprima la uretra y los cuerpos cavernosos, que también se
encuentran en el pene y hacen posible la erección cuando se llenan de sangre.
4.2.- Los OSPES masculinos son: Glande, que brinda placer; Pene, que sirve para la
micción y se erecta para permitir la penetración y el escroto, cuya función es
contener a los testículos.
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5.- Respuesta sexual humana (RSH) (2 sesión)
5.1.- La RSH es un proceso compuesto por seis etapas, durante el cual se experimentan
alteraciones tanto en lo corporal como en lo subjetivo (pensamiento y emociones), ante
una experiencia sexual.
5.2.- Etapas de la RSH: a) Estímulo Sexual Efectivo: El estado basal del organismo se
altera por la presencia de un elemento sexualmente estimulante, b) Excitación: La
sangre se dirige a la zona pélvica, la respiración se agita y el ritmo cardiaco se acelera
c) Meseta: Se
alcanza el punto máximo de excitación d) Orgasmo: La sangre sale de la zona pélvica
por medio de contracciones musculares involuntarias que duran unos cuantos
segundos, e) Resolución: El organismo vuelve a su estado basal, f) Periodo refractario:
Tiempo que le toma al organismo reiniciar un proceso de respuesta sexual.
6.- Sexualidad y pareja (2 sesiones)
6.1.- La vida sexual saludable y satisfactoria en pareja, es responsabilidad de ambos
miembros. Se requiere de información, comunicación, empatía y trabajo constante para
lograrla.
6.2.- Situaciones que generan insatisfacción sexual: a) Temor de no cumplir con ideales
de belleza o actuación sexual, b) Desinformación, desconocimiento ante el tema de la
sexualidad, c) Inseguridad, miedo o angustia, producto de experiencias pasadas, d)
Problemas de salud tanto física como mental, que afectan la sexualidad, e) Conflictos de
pareja que se reflejan en la dimensión sexual, f) Contextos o entornos inseguros,
hostiles, incómodos, faltos de privacidad e higiene, g) Culpas por no cumplir con el papel
o rol sexual asignado de acuerdo al género, h) Utilizar la sexualidad como forma de
satisfacer una necesidad no-sexual o solucionar un conflicto.
6.3.- Formas de promover una vida sexual sana y satisfactoria en pareja: a) Entender
que soy responsable de mi sexualidad, b) Buscar información adecuada acerca del tema
de la sexualidad, así como orientación de los especialistas, c) Aceptar que tanto yo como
mi pareja, tenemos derecho a una vida sexual saludable y satisfactoria, d) Prevenir y
atender cualquier problema de salud que afecte mi vida sexual, e) Mantener una
comunicación constante, empática, respetuosa y abierta con mi pareja. Negociar, tomar
acuerdos y respetarlos, f) Asumir responsabilidades en vez de sentirme culpable o
culpar al otro, g) Comprender que el amor por sí mismo no produce sexualidades
satisfactorias y saludables. La vida sexual sana y satisfactoria se construye todos los
días.
7.- Violencia de género (2 sesiones)
7.1.- La violencia de género es toda acción que resulte o pueda resultar en un daño físico,
sexual o emocional hacia las mujeres y que tenga como objetivo controlarlas, dominarlas
o someterlas, con base en supuestos o creencias sexistas, que justifican la idea de la
mujer como objeto al servicio del deseo o las necesidades de los otros.
7.2.- Formas de violencia de género: a) Violencia física, Golpes, empujones, bofetadas,
quemaduras, b) Violencia sexual, sometimiento sexual, comentarios, insinuaciones y
contacto no consentido, violación, c) Violencia emocional, Chantajes, manipulación,
mentira, minimización, descalificación, invisibilización, insultos, comparaciones, celos y
culpabilización
7.3.- La equidad de género: Es una perspectiva que busca el cuestionamiento a los
estereotipos de género, así como la igualdad de derechos y oportunidades para hombres
y mujeres. Asimismo, la equidad de género busca visibilizar la violencia que es producto
de la desigualdad y la discriminación que existe hacia las personas por razón de género,
preferencia sexual, clase social y otras.
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8.- Educación sexual (2 sesiones)
8.1.- La educación integral de la sexualidad es un derecho humano para hombres y
mujeres de todas las edades. Debe de estar basada en conocimiento científico y
promover la salud sexual integral; el reconocimiento y ejercicio de los derechos
sexuales y reproductivos y actitudes como la equidad, la inclusión, el respeto y la
responsabilidad.
8.2.- ¿Cómo responder a las dudas e inquietudes de los y las menores? A) Busca el
origen de dicha duda: “¿En dónde escuchaste eso? ¿Por qué este tema te causa
inquietud?”. No acuses ni reproches b) Es importante que el o la menor sienta que
su curiosidad es bien recibida c) Escucha lo que él o la menor piensa y siente al
respecto. Esto le enviará el mensaje de que su opinión es importante, d) Responde.
El silencio, la censura y las evasiones mandan el mensaje de que no es adecuado
hablar de la sexualidad
8.3.- Es nuestra responsabilidad como adultos, el brindar educación integral de la
sexualidad a los y las menores. El negarles la información y orientación no hará que
su curiosidad desaparezca. Los y las menores, buscarán información en otro lado. Si
les mentimos a los y las menores, corremos el riesgo de perder su confianza. Si no
conocemos la respuesta es necesario admitirlo, pedir ayuda, buscar información y
responder a las dudas de los y las menores, a la brevedad. La educación sexual es la
forma más efectiva de prevenir abusos sexuales infantiles, embarazos no deseados
e infecciones de transmisión sexual, entre otras problemáticas que afectan a los y las
menores
Cierre (1 sesión)
Respuesta a dudas finales
Entrega de constancias
Fuente: Elaboración propia
Tabla 4
Diagnóstico
Sexualidad
“Desconozco todo esto. Pero a mí sí me gustaría saber, aprender, conocer más de este
tema”
“Quisiera saber sobre el tema de satisfacciones sexuales y sobre las enfermedades de
la sexualidad”
“Quiero saber más de las reacciones de nuestro cuerpo”
“Me gustaría el tema de relación de pareja”
“Me gustaría el tema de relación de pareja y de relación hija-padre”
“Me gustaría el tema de relación de pareja y el tema de cómo explicar la sexualidad a
nuestros hijos”
“Me gustaría que se hablara de sexualidad para tener más claro el tema de las
enfermedades venéreas”
“Me gustaría que se hablara de sexualidad para tener más claro el tema de las
enfermedades de transmisión sexual”
“Cómo puedo explicarle u orientar a mi hija sobre temas de sexo para que en un futuro
se cuide”
Género
Es la diferencia entre hombre y mujer. Es como decir qué sexo es”
“Son dos tipos de sexo o personas”
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Durante el semestre 2019-1, se llevó a cabo una sesión de reflexión con los seis
estudiantes-prestadores de servicio. Esta sesión se realizó en el mes de abril,
previo al inicio del curso de “Sexualidad y género” con el segundo grupo de
internos. En esta sesión, los estudiantes comentaron que los internos
participantes mostraron particular interés en el tema de “Sexualidad y pareja”,
“Violencia de género” y “Respuesta sexual humana”, ya que en ambas sesiones
los internos tuvieron un nivel de participación mayor que en las demás,
planteando inquietudes y compartiendo experiencias en torno al tema de su
vida sexual y afectiva con sus respectivas parejas. Asimismo, los estudiantes
indicaron que el tema de “Anatomía sexual” –tanto femenina como masculinadespertó poco interés, debido a que los internos lo consideraron complicado y
tedioso.
Durante la impartición del curso con el primer grupo de internos, se cancelaron
tres sesiones, debido a dinámicas y actividades del CERESO. Esta situación nos
llevó a construir un programa que considerara más tiempo para cada tema, de
tal manera que la cancelación de sesiones no afectara de manera significativa
el proceso formativo de los internos.
Como resultado del proceso reflexivo llevado a cabo con los estudiantesprestadores de servicio, se tomó la decisión de modificar el programa del curso
“Sexualidad y género”, con el objetivo de adecuarlo a las necesidades
educativas e inquietudes de los internos y de minimizar el impacto de las
cancelaciones imprevistas. El programa del curso, revisado, se describe en la
tabla 5. Este programa también incluye una primera sesión de diagnóstico y
una última sesión de cierre, pero se elaboró contemplando catorce sesiones en
vez de dieciséis, con el objetivo de anticipar las cancelaciones.
Tabla 5
Programa revisado
Temas
0.- Diagnóstico
1.- Sexualidad y pareja
(4 sesiones)
2.- Violencia de género
(4 sesiones)
3.- Educación sexual
(4 sesiones)
Cierre
Subtemas
0.1.- ¿Qué entiendes por “sexualidad”?
0.2.- ¿Qué entiendes por “género”
1.1.- Anatomía sexual
1.2.- Respuesta sexual humana
1.3.- Asertividad sexual
2.1.- Género
2.2.- Formas de violencia de género
2.3.- Ética del cuidado en pareja
3.1.- Salud sexual
3.2.- Derechos sexuales y reproductivos
3.3.- Educación sexual infantil y adolescente
Respuesta a dudas finales
Entrega de constancias
Fuente: Elaboración propia
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En los diarios de campo, los estudiantes-prestadores de servicio, registraron
las dudas, inquietudes, comentarios y experiencias compartidas por los
internos durante las sesiones. Las experiencias más importantes de los diarios
de campo se rescatan en la tabla 6, divididas en los dos principales temas del
taller.
Tabla 6
Diarios de campo de los estudiantes-prestadores de servicio
El curso permite que los internos puedan salir de sus celdas y romper la rutina,
además de que la sexualidad es un tema que les parece interesante.
Si bien hubo una tendencia a hacer burlas y bromas a otros internos, el curso
transcurrió en un clima de respeto y escucha.
A los internos les inquieta el tema de las infecciones de transmisión sexual
Los internos reconocen tener prácticas sexuales de riesgo al interior del CERESO.
No cuentan con información básica que les permita cuidar de su salud sexual
adecuadamente
Es frecuente el uso de drogas durante las actividades sexuales
Las adicciones son un factor que afecta sus relaciones de pareja, de manera
significativa
Los internos y sus parejas presentan disfunciones sexuales con frecuencia. El curso
les permitió identificar estas disfunciones, así como conocer las posibles causas
Los internos plantearon muchas dudas en torno al tema de las expresiones
comportamentales de la sexualidad, el cual no era parte del programa del curso.
Los internos compartieron de manera abierta, experiencias personales e inquietudes
relacionadas con su vida en pareja
Los internos en su mayoría provienen de contextos marcados por la carencia de
recursos tanto sociales como económicos y educativos, lo cual se relaciona con el
descuido a su salud sexual y con la violencia que se presenta en sus relaciones de
pareja.
Los internos tienen particular interés en transmitir los conocimientos obtenidos en
el curso, con sus hijos e hijas, así como a otros menores que son cercanos a ellos.
Fuente: Elaboración propia
Conclusiones
La Ley Nacional de Ejecución Penal y el reconocimiento del valor de la
responsabilidad social universitaria, como pilar de la formación profesional en
la UABC, constituyen la base normativa que abre la puerta al trabajo educativo
en favor de un grupo vulnerable como lo es el de las personas privadas de su
libertad. Resulta de mayor importancia el mencionar que este proyecto nace de
una solicitud hecha por parte de las autoridades de la Secretaría de Seguridad
Pública, quienes conscientes del valor que la educación tiene como medio por
excelencia para alcanzar la meta de la reinserción social, solicitaron el apoyo
de los académicos de la UABC, en reconocimiento al derecho que los internos
tienen, de contar con información básica, que les permita cuidar de su salud
sexual adecuadamente.
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Cabe mencionar que este esfuerzo vincula a académicos de las licenciaturas en
psicología y en ciencias de la educación, así como a estudiantes que se
encuentran en la etapa terminal de su formación y que, a través de esta
experiencia, aplican tanto sus conocimientos como el valor de la
responsabilidad social universitaria.
Esta primera experiencia con personas privadas de su libertad en el CERESO
Mexicali, nos permitió diseñar un programa educativo más cercano a las
necesidades de los internos y adaptado a las dinámicas específicas de un
contexto altamente estructurado y complejo, como lo es el penitenciario.
Las personas privadas de su libertad que fungieron como participantes del
proceso educativo que aquí se describe, provienen de entornos marginados en
los que los recursos educativos son siempre escasos.
La información básica en torno al tema de la salud sexual y su cuidado no ha
estado a su alcance, lo cual trae como consecuencias prácticas sexuales de
riesgo e incapacidad para brindar una educación integral de la sexualidad
adecuada a sus hijos e hijas.
El proceso educativo que aquí se describe, nos permitió visibilizar cuestiones
directamente relacionadas con la educación en contextos penitenciarios, como
lo son:
a) La falta de reconocimiento de la persona privada de su libertad como sujeto
educativo que proviene de procesos truncos, lo ha llevado a concebir lo
educativo como una opción lejana o inaccesible;
b) La necesidad de promover lo educativo al interior de espacios
penitenciarios, como un derecho y como una forma de tener acceso a la
reinserción social, en vez de considerarse como un espacio de recreación;
c) La necesidad de formalizar los vínculos de colaboración entre la universidad
y la institución penitenciaria, de tal manera que estos esfuerzos educativos no
sean vistos como una donación de buena voluntad de la universidad a la
institución penitenciaria, sino como un acto de responsabilidad social y de
compromiso de la universidad hacia los sectores vulnerables y hacia la
formación de sus estudiantes, futuros promotores del cambio social;
d) La importancia de dar a conocer estas experiencias en textos académicos, de
tal manera que el tema de la educación penitenciaria se coloque como tema de
discusión prioritario, de tal manera que tanto el concepto de reinserción social
como el papel que en ella tiene la educación penitenciaria, puedan evolucionar
hacia definiciones y concepciones más precisas, oportunas y orientadas a la
acción;
e) La necesidad de acercar al estudiante de licenciaturas afines a lo humano y
lo social, con sectores excluidos y estigmatizados, de tal manera que conozcan
sus necesidades y puedan promover la inclusión social y la equidad desde sus
disciplinas;
f) La urgencia de sensibilizar a la institución penitenciaria hacia el trabajo
conjunto con instituciones externas, de tal manera que puedan diseñarse
proyectos, protocolos, convenios y procedimientos que permitan que el
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intercambio entre instituciones fluya de manera más ágil y eficiente, en
beneficio de la reinserción social de las personas privadas de su libertad y,
finalmente;
g) La importancia de llevar a cabo procesos educativos que incluyan el
diagnóstico y la evaluación, de tal manera que quienes coordinamos esta clase
de procesos en contextos penitenciarios, podamos detectar los recursos,
limitaciones, áreas de oportunidad y retos que este contexto nos plantea, con
sus dinámicas y características tan particulares.
Este proyecto, pretende ser el inicio de esfuerzos cada vez más efectivos, que
acerquen a los profesionistas en formación, a esos espacios en los que más se
necesita de sus servicios y que les brindan la oportunidad tanto de aprender
aplicando sus conocimientos, como de sensibilizarse a las necesidades de una
sociedad que demanda la presencia de una universidad fiel a los principios
humanistas que la sostienen y a la responsabilidad social con la que se
identifica.
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sistema carcelario en Colombia, en Revista Universitas Humanística, 82, 365391. Disponible en: http://www.scielo.org.co/pdf/unih/n82/n82a14.pdf
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Comisión Estatal de los Derechos Humanos Baja California. Diagnóstico Estatal
de Supervisión Penitenciaria 2017-2018. Recuperado de:
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Facultad de Humanidades
Dpto.. Ciencias de la Educación
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Salina Boldo, C,; Be Ramírez, P. A; Vázquez García, J.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Universidad Autónoma de Baja California (2015). Plan de Desarrollo
Institucional 2015-2019. http://www.uabc.mx/planeacion/pdi/2015-2019/
Acerca de los autores
Claudia Salinas Boldo, Licenciada en psicología, especialista en sexología
educativa, maestra en sexología clínica, maestra en antropología social y
doctora en antropología social. Actualmente es profesora de tiempo completo
en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja
California. Investigadora en temas de sexualidad, personas privadas de su
libertad y formación en investigación
Pedro Antonio Be Ramírez, Licenciado en psicología, maestro en
antropología social y doctor en antropología social. Actualmente es profesor de
tiempo completo y coordinador del Programa Universidad Saludable:
Educación para la Salud, en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad
Autónoma de Baja California. Investigador en temas de migración, trabajo
comunitario, ética y formación en investigación.
Joaquín Vázquez García, Licenciado en ciencias de la educación, maestro en
desarrollo organizacional y doctor en educación. Actualmente es profesor de
tiempo completo en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad
Autónoma de Baja California y coordinador de la Licenciatura en ciencias de la
educación-UABC en el CERESO El Hongo. Investigador en temas de gestión y
evaluación educativas, educación penitenciaria y transdisciplinariedad.
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Educación en contexto privativo de libertad:
significados y experiencias socioeducativas de
profesores y jóvenes en Chile
Carlos Burgos Gallegos.
[email protected]
Cristian Andrés Jullian Salgado
[email protected]
José Rebolledo Moya
[email protected]
Gabriela Espinoza
[email protected]
Fecha de recepción
Reception date
22/06/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
19/08/2019
Resumen
Fundación Tierra de Esperanza
Universidad de Concepción
Este estudio sobre educación en contexto de privación de libertad describe los
significados y experiencias socioeducativas de jóvenes y profesores en el
contexto de privación de libertad bajo la ley 20.084 chilena. Empleando
metodologías cualitativas, a partir de un enfoque fenomenológico, se desarrolló
una narrativa de los actores utilizando entrevistas y grupos focales, que
encontró como principales resultados una valoración positiva sobre el vínculo
socioeducativo, importante motivación sobre las experiencias educativas y
elementos singulares de las prácticas socioeducativas.
Palabras claves:
Privación de libertad; Prácticas socioeducativas;
Derecho a la educación; vinculo socioeducativo.
Abstract
This study about education in the context of deprivation of liberty describes the
socio-educational meanings and experiences of young people and teachers in
the context of deprivation of liberty under Chilean law 20.084. Using qualitative
methodologies, based on a phenomenological approach, a narrative of the
actors was developed using interviews and focus groups, which found as
prinicipal results a positive assessment of the socio-educational bond,
important motivation on educational experience and unique elements of socioeducational practices.
Keywords: Deprivation of liberty; socio-educational practices; the right to
education; socio-educational bond.
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Introducción
La investigación en torno a educación en contextos de privación de libertad es
el resultado de un proceso de investigación financiado por el Ministerio de
Desarrollo Social, del gobierno de Chile, que permitió describir y comparar
significados y experiencias de profesores/as y jóvenes asociadas a procesos
socioeducativos en contexto de privación de libertad que participan de los
centros de apoyo socioeducativo y colegio de Fundación Tierra de Esperanza.
Institución sin fines de lucro, con más de 20 años de presencia en el ámbito
nacional, que licita y ejecuta programas/planes de atención en el marco
educativo, provenientes del Ministerio de Educación y del Servicio Nacional de
Menores, a partir de lo cual administra recursos financieros y profesionales
para desarrollar dicha tarea en determinados dispositivos de atención
educativa.
Uno de esos dispositivos de atención son los Colegios, que entregan educación
formal a los jóvenes que se encuentran en cumplimiento de sanción penal (CIP)
o medida judicial (CRC) bajo la ley de responsabilidad penal adolescente
(20.084), que determina las acciones y cumplimiento de pena por comisión de
delito según la regularización del sistema penal en Chile.
Un segundo dispositivo de atención son los programas de reinserción educativa
insertos en el contexto privativo(ASR), que tienen por objetivo implementar
una oferta psico-socioeducativa que contribuya en la reinserción social, no
obstante, a partir de los últimos procesos licitatorios ha cambiado sus
orientaciones técnicas, tomando el nombre de programas de apoyo
socioeducativo (ASE) que tiene por finalidad entregar una intervención
especializada de carácter pedagógico y psicopedagógico que permita la
reinserción socioeducativa, trabajando el ámbito específico del acceso y el
reconocimiento por parte de los (as) adolescentes a la educación formal, como
también a los aprendizajes que pueda brindar la educación informal, asociada
a contenidos formadores de hábitos, valores, experiencias y habilidades.
Referencia para citar este artículo:
Burgos Gallegos, C.. et.al. (2019) Educación en Contexto privativo de
Libertad: significados y experiencias socioeducativas de profesores y
jóvenes en Chile. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp.187- 208.
MARCO TEÓRICO
La deserción escolar, entendida como el proceso paulatino de alejamiento y
abandono de un espacio cotidiano como es la escuela, implica, además el
abandono de ciertos ritos personales y familiares que inciden en el desarrollo
de la identidad y la proyección personal de un niño.
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Así mismo, estar fuera del sistema escolar aumenta la probabilidad de
vincularse con pares que refuercen factores de riesgo, disminuyendo el
contacto de los adolescentes en privación de libertad con agentes
socializadores que puedan monitorear sus conductas y facilitar la socialización
de conductas prosociales. Por otra parte, la falta de formación en las áreas
académica y de habilidades para la convivencia empobrece la capacidad de
integración social de los/as adolescentes.
De esta forma, la deserción escolar aumenta el riesgo de experimentar
resultados adversos en el largo plazo, como podrían ser el acceso restringido al
empleo o acceso a empleos de baja remuneración y otras consecuencias
sociales adversas
I. Jóvenes en situación de vulnerabilidad en Chile
En el contexto chileno, la Caracterización socioeconómica nacional del 2015 y
2017, da cuenta que del total niños entre 6 y 13 años un 9,5% no asiste a la
educación formal, cifra que ha disminuido según la última medición a un 8,5%
(1). Tendencia que se amplía en el caso de los jóvenes que participan en la línea
educativa de Fundación Tierra de Esperanza (2), quienes de acuerdo con un
instrumento de Caracterización Usuaria del 2015-2018, informan que los
jóvenes de sus programas de apoyo socioeducativo y colegios alcanzan un
38,2% de inactividad escolar, presentando un 80,5% de deserción escolar y un
79% de repitencia en al menos un nivel educativo en sus experiencias
educativas.
Datos que se contrastan con las proyecciones educativas declaradas por parte
de los jóvenes, quienes en un 78,2% piensan en finalizar sus estudios
incompletos básico en sistema formal (10,6%), básico a partir de nivelación o
programa de reescolarización (16,1%), educación media en sistema formal
(25,7%) y educación a partir de nivelación o programa de reescolarización
(25%) que permiten establecer expectativas de estos adolescentes que en
promedio tienen 16,7 años de edad con un mínimo de 14 años y un máximo de
28 años.
El contexto de sanción penal o medida judicial plantea complejidades que
limitan la potenciación de las experiencias socioeducativas en actividades
ligadas a la participación activa de los jóvenes en sus propios procesos de
aprendizaje. El control, el saber y las medidas correctivas asociadas al castigo,
en este caso la privación de libertad, tienden a anular su autonomía, sus voces
y el surgimiento de un proyecto de vida que les signifique una alternativa de
interacción prosocial (Foucault, 1986). En este sentido, la presente
investigación cobra gran importancia social y educativa al relevar las voces y
experiencias de los y las jóvenes, evidenciando con ello sus proyecciones,
avances, dificultades y desafíos en torno a sus proyectos de vida. Del mismo
modo, se relevan las voces y experiencias pedagógicas de los y las profesionales
de la educación que implementan el proceso socioeducativo en dichos
contextos.
(1)
Ministerio
de
Desarrollo
Social,
Gobierno
de
Chile.
(2017). Caracterización
Socioeconómica
Nacional. Encuesta de
hogares, de carácter
transversal
y
multipropósito,
principal instrumento de
medición
socioeconómico para el
diseño y evaluación de la
política social.
(2)
Fundación
Tierra de Esperanza.
(2019). Caracterización
usuaria de modalidad
educativa. Instrumento
de identificación de
variables
sociodemográficas,
familiares, educativas y
de
vulneración
de
derechos sobre usuarios
de atención.
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II. Educación en contextos de privación de libertad: La
realidad de los/as jóvenes que se encuentra bajo la ley de
Responsabilidad Penal Adolescente.
En este punto de la revisión teórica se trabajará principalmente con el concepto
de <<educación en contextos de privación de libertad>> o como también es
conocido <<educación en contexto de encierro>>, ajustándonos y reflejando la
realidad que viven los y las jóvenes que se encuentran bajo la Ley 20.084 de
Responsabilidad Penal Adolescente. Además, nos resulta importante abordarlo
desde un enfoque de derechos, y junto a ello, realzar el valor que cumple la
educación para los y las internos/as.
El concepto de educación en contexto de privación de libertad o también en
contexto de encierro, constituye a una modalidad de educación que tiene la
particularidad de ser realizada <<dentro de>> cárceles, instituciones de
menores, centros de internación provisoria o centros de régimen cerrado.
Resulta importante considerar, de acuerdo a lo mencionado por Gaete (2018),
que el concepto contexto de encierro puede ser entendido de manera equívoca
puesto que generalmente se asocia a centros carcelarios, independiente de que
existen muchos contextos que cierran y encierran a sujetos, no permitiéndoles
desarrollarse libremente.
Es por esta razón que nos referiremos a contextos de privación de libertad,
debido al trabajo realizado en centros de protección de menores de edad,
considerando de todas formas que, sin ser instituciones penitenciarias,
comparten lógicas y prácticas asociadas al funcionamiento que corresponden a
instituciones cerradas, cuyo fin es el control total de los y las individuos, en
donde la seguridad es el eje de funcionamiento (Gaete, 2018). Frente a lo
anterior, nos adentraremos en la realidad que viven adolescentes y jóvenes
privados de libertad en Chile, comprendiendo que en la última década el Estado
chileno ha ido desarrollando una preocupación especial por los y las jóvenes en
conflicto con la ley, específicamente con aquellos/as que han sido privados de
libertad.
Esto ha permitido que se configuren ejes de trabajo enfocados en las
vulneraciones de derechos, teniendo en un enfoque principal la situación que
viven los/as adolescentes privados de libertad que se encuentran bajo custodia
del Estado. Es por eso, y tal como señala Scarfó (2002), que, si bien estas
personas se encuentran privadas de su derecho a libertad, preservan otros
derechos fundamentales, entre ellos, la educación. De esta manera, el Estado
desde una temática de enfoque de derechos tuvo como respuesta un cambio
paradigmático al adecuar la normativa interna del país a los estándares
exigidos por la Convención de los Derechos del Niño, logrando establecer por
primera vez un sistema penal diferenciado al del adulto, lo que permitió la
creación de la Ley 20.084 sobre Responsabilidad Penal Adolescente (LRPA), la
cual busca disminuir la reincidencia y apoyar la reinserción social del/la
adolescente (INDH, 2017).
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Esta ley es sumamente clara al señalar que la educación para los/as jóvenes es
prioridad, es por eso que se debe responder a tal necesidad. Resulta
fundamental reflexionar sobre los sentidos de la educación al interior de los
centros de reclusión juvenil, los cuales, según Gaete (2018) constituyen una
práctica de libertad en un contexto como tal.
En apoyo de lo anterior, Scarfó (2002) indica que la educación en general, y
especialmente la de contexto privativos, actúa como resguardo de la condición
de ser humano ante aquellos/as que han infringido la ley, es por esta razón que
la internación de las personas no debe llevar consigo la privación de los demás
derechos civiles.
Es importante reconocer a la educación como una acción social que permite, en
efecto, la construcción social y la propia construcción subjetiva de las personas,
generando un lazo entre las sociedades humanas. Es por esta razón que
adquiere tanta importancia entre las personas, ya que es un derecho ineludible
para cada uno de nosotros, sin distinguir por ninguna condición.
En este sentido, se considera que las experiencias de aprendizaje mediado son
esenciales para lograr influir en las biografías de los sujetos y en sus
capacidades transformadoras de sus trayectorias de vida, con el fin de
adaptarse al medio e internalizar herramientas funcionales y pertinentes a sus
intereses personales y condiciones de vida.
En sintonía con lo que argumenta Sandoval (2014), y considerando la
importancia del rol que tiene la educación social en las instituciones
penitenciarias, es que el desarrollo cognitivo de un sujeto durante su
trayectoria vital estaría dado por su capacidad de cambio, flexibilidad y
adaptabilidad de éste, lo cual le permita avanzar desde un tipo de
funcionamiento a otro más complejo, lo cual le permita enfrentar, resolver y
adaptarse a nuevas situaciones o problemas.
III.
El trabajo pedagógico con jóvenes en centros
privativos de libertad
Con el afán de relevar las voces y experiencias tanto de los/as jóvenes como
los/as profesionales de la educación, en este punto se trabajará con aquellas
experiencias pedagógicas que significan el proceso socioeducativo dentro de
los contextos de privación de libertad. Entendiendo el trabajo pedagógico
llevado a cabo y cómo el enfoque de la pedagogía social se manifiesta en estos
espacios.
La función de la pedagogía social, entendida esta como disciplina científica, ha
sido siempre estudiar e intervenir en diversas realidades sociales, con el objeto
de incidir en el medio o contexto social a través de respuestas que permitan un
cambio en la calidad y condiciones de vida de grupos y personas, lo anterior
mediante una constante interrelación con el entorno que conforman (Añaños,
2010, en, Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012).
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En otras palabras, la pedagogía social se comprende a su vez como teoría y
praxis, cuyo objetivo es que los individuos sean conscientes de su medio, y,
además, sean capaces de reflexionar, criticar y resignificar su realidad para así
transformarla (Caride, 2010, en Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012).
Esta concepción de pedagogía social descrita con anterioridad resulta ser un
ideal de enfoque pedagógico para ser llevado a cabo dentro de los contextos de
privación de libertad, no obstante, dista bastante de lo esperado. La pedagogía
en estos contextos, a pesar de sus grandes avances, aún se encuentra relegada
a un segundo plano, donde con frecuencia no se utilizan fundamentos,
metodologías y acciones propias, situación que ha generado que en algunos
casos los/as profesores hayan tenido que mantener una función más de
gestión, que de acción socioeducativa (Caride y Gradaílle, 2013).
Para Gaete (2019) los docentes en contextos de privación de libertad creen en
una pedagogía del reconocimiento del otro en el cual se puedan generar
espacios de convivencia de respeto, aceptación y colaboración dentro del aula,
esperando que los y las jóvenes puedan extenderlos individualmente a otros
espacios de convivencia, los cuales han sido marcados por la agresión y la
deslegitimación, permitiendo ser un referente para el posicionamiento de
los/as docentes, ayudándolos a tomar decisiones y también para poder generar
propuestas pedagógicas transformadoras.
La autora, agrega que el trabajo con jóvenes en contextos de privación de
libertad presenta una diferencia con el trabajo en escuelas en el medio libre. Lo
anterior debido a que los/as jóvenes penetran el espacio del aula con sus
relatos de vida, historias, frustraciones, miedos y afecto, impidiendo que se
repliquen las relaciones frías y distantes de la escuela en medios libres. Es por
esto, que la neutralidad es imposible, los modos de convivencia requieren ser
alterados por el otro; en donde el encuentro mutuo y constante es
trascendental (Gaete, 2018).
Indudablemente el vínculo profesor-estudiante es una característica de la
educación en contextos privativos de libertad, es por esto importante
considerar varios elementos, Albornoz y Cornejo (2017) indican los siguientes;
la relación de mutua afectación, dialéctica y dinámica entre ambos actores,
donde participa, además, el contexto como el otro cultural.
Para finalizar, apoyándonos de lo expuesto por Sala, Abarca y Marzo (2012) el
trabajo pedagógico que se desarrolla en estos contextos está marcado por
emociones, las cuales implícitamente tendrán un papel fundamental no sólo en
el desarrollo emocional de los y las jóvenes sino también en la emocionalidad
del propio profesional y en la eficacia de su labor.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El proceso de investigación permitió conocer experiencias participativas,
relación socioeducativa, significaciones asociadas al proceso de enseñanza –
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aprendizaje otorgadas por los/as profesores y los/as jóvenes de los
dispositivos de educación descritos.
Estos ejes constituyen estrategias que incorporan el reconocimiento de las
historias de vida de los y las jóvenes, particularmente su trayectoria escolar, y
sus diferentes necesidades y potencialidades, adecuando los contenidos y la
metodología de enseñanza a cada joven.
Por otra parte, todas las estrategias desarrolladas por los Programas de apoyo
socioeducativo y Colegio ponen especial hincapié en que él o la joven sea actor
principal del proceso de enseñanza-aprendizaje, donde su opinión y
participación en la toma de decisiones respecto al curriculum, la metodología,
los objetivos de intervención y su evaluación son imprescindibles. Ello facilita
un mayor involucramiento y empoderamiento de los mismos en su propio
proceso.
Respecto a la innovación social, además de incorporar al alumno como sujeto
activo del proceso educativo, reconstituyendo su rol como sujeto de derechos,
estas estrategias propuestas en esta investigación sobre experiencias socioeducativas va más allá de la simple adquisición de conocimientos establecidos
en el curriculum escolar formal, apuntan a desarrollar competencias
ciudadanas que les faciliten su incorporación a espacios sociales y
comunitarios, a fomentar una educación en el marco de la escolarización, como
una alternativa real y factible de sus proyectos de vida.
METODOLOGÍA
El estudio empleo metodología cualitativa, de tipo descriptivo, su alcance fue
transversal, pues el interés de la investigación fue realizar un único
levantamiento de información (Vieytes, 2004). Se sustentó en un enfoque
fenomenológico, buscando indagar experiencias socieducativas, vinculo
socioafectivo y practicas socioeducativas, usando 12 entrevistas semi
estructuradas y 4 grupos focales para explorar los conocimientos y
experiencias de las personas en un ambiente de interacción, que permite
examinar lo que la persona piensa, cómo piensa y por qué piensa de esa
manera.
El muestreo utilizado fue no probabilístico por conveniencia, lo que permitió
incluir en el estudio solo los casos accesibles, lo que se definió en torno a la
factibilidad y proximidad de los sujetos con el investigador, de los centros de
ASR coronel, Colegio El Renoval de Coronel y Colegio Ruka Newen de Limache.
Para el análisis de datos se desarrolló un análisis de contenido técnica muy útil
para analizar los procesos de comunicación en diversos contextos, que tiene
como pretensión interpretar el sentido del discurso, transformando el habla en
texto, que tendrá como objetivo poder analizar las experiencias de forma
cuantitativa y cualitativa con la finalidad de alcanzar un nivel de comprensión
acabado de la temática (Krippendorff, 1990).
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Los criterios éticos conllevaron la firma de una carta de consentimiento
informado que da a conocer los objetivos y el rol del sujeto en el proceso
de investigación.
RESULTADOS
A partir del análisis de las entrevistas y grupos focales realizados, los hallazgos
de la investigación se estructuran en tres categorías: El vínculo docentesalumnos/as como pilar las relaciones socioeducativas; Motivaciones y
significados asociados a los procesos de enseñanza-aprendizaje en contexto de
encierro; y, por último, experiencias educativas en contexto de privación de
libertad.
i. El vínculo como pilar de las relaciones socioeducativas
Uno de los aspectos transversales a todos los discursos de las y los informantes,
sean jóvenes, profesores/as o profesionales, es la importancia que se otorga al
vínculo que se genera entre los primeros y los últimos. Las relaciones
socioeducativas mediadas por mayores grados de confianza y afecto entre
alumnos/as y docentes producen una mayor adhesión de los primeros hacia
los proyectos educativos, donde se producen procesos pedagógicos más
personalizados lo que favorece en gran medida la motivación por aprender y
alcanzar logros educativos. El vínculo mediado por la relación de mutua
afectación, dialéctica y dinámica entre ambos actores, en este contexto, tal
como señalan Albornoz y Cornejo (2017) se posiciona como uno de los
aspectos claves que sustentan las prácticas socioeducativas.
Sí, sí, y es imposible no encariñarse y que los chiquillos no se encariñen con uno,
porque si pensamos que los chiquillos que más van, son los que están
condenados, nos vemos todos los días, entonces hay chiquillos hoy en día, como
Marcelo, que nosotros lo conocemos en CIP sacando quinto básico y hoy en día
está en, sacando cuarto medio, entonces tiene una trayectoria súper larga con
nosotros y todo lo ha logrado con nosotros, entonces el lazo afectivo es súper
fuerte, es súper fuerte. (Profesora, Colegio El Renoval)
La escuela, además, opera como un “espacio de contención”, en tanto
profesores y profesoras logran establecer lazos de confianza importante con
los/as jóvenes, quienes muchas veces les cuentan sus principales problemas
que los aquejan y angustian, generando frecuentemente la primera contención
emocional a ellos/as. Así, lo emocional desempeña un rol clave en el trabajo
pedagógico que se desarrolla en contexto de jóvenes privados de libertad (Sala
et al., 2012). Este apoyo emocional, sostenido en el tiempo, permite que se
sientan más acompañados/as y favorece su participación en los procesos de
enseñanza-aprendizaje.
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Creo que se ha dado la posibilidad de que exista el diálogo, lo reconozco que eso
se da, con todo me atrevo decir con muchos de los profesionales que trabajamos
ahí ese depósito de confianza que existe entre los profesionales y los chiquillos,
ehm, ha dado pie para que ellos a veces, o sea, ellos intenten canalizar un poco
lo que tienen que ver con sus inquietudes, con sus dudas, con sus problemáticas,
con lo que los aqueja no cierto, con los que le molesta, ehm, ese es un espacio de
interacción que se da en espacios como súper naturales y no tan estructurados
ni tan como cuadrados, como puede ser una sala de clases o puede ser la
intervención en una sala psicopedagógica, sino que se da en espacios de
conversación, en el patio, a veces dentro de actividades que son como de
interacción grupal con el resto de la casa” (Profesional ASE Coronel)
Por otro lado, los vínculos familiares también son un factor que inciden de
manera importante en la motivación que presentan los y las jóvenes que
participan de la escuela. Cuando las familias se constituyen como redes de
apoyo positivas en términos de la importancia que otorgan a los logros
educativos, y visitan a los/as jóvenes constantemente, estos últimos guardan
sus pruebas, calificaciones y trabajos de la escuela, para mostrarlos con orgullo
a sus familiares.
Buena porque nos ayuda poh, de repente uno viene entero desanimao al colegio
así, desanimao, con problema personales y hablai con lo profesore y te podís
desahogar. Yo de repente me he desahogao con lo profesore, educadore, porque
no es lo mismo que te queji con tu mamá y te pongai a llorar delante de ella,
porque que le expresai a ella, que tu estai mal, preferí guardarte y ser fuerte,
porque a veces uno tiene que ser fuerte y no la persona delante tuyo. Igual es
triste el ambiente de aquí porque a las finales todo tenemos familia y somos
persona igual poh, cometimos errores (Joven, Grupo Focal Limache).
De esta forma, las relaciones socioeducativas que se establecen en la escuela y
otros espacios inciden de manera positiva en los y las jóvenes, siempre
teniendo como base el respeto y el mutuo reconocimiento, con normas que los
jóvenes respetan, en espacios como las aulas, donde muy pocas veces se
producen agresiones o violencia, tanto entre jóvenes como entre estos y los/as
profesores, muy distinto a otros espacios dentro del mismo contexto.
ii. Motivaciones y significados asociados a los procesos de
enseñanza-aprendizaje en contexto de encierro
Los significados asociados a los procesos de enseñanza-aprendizaje y a los
proyectos educativos ciertamente dependen de la posición en la que se
encuentra cada actor en dicho proceso, así también de las subjetividades,
biografías y trayectorias previas que permiten comprender los distintos
matices y la complejidad que conlleva la educación en contexto de encierro. Es
por esto que esta categoría se subdivide en dos ejes:
1) Los significados y motivaciones que subyacen a la experiencia docente en
contexto de privación de libertad y, por ende, a las prácticas socioeducativas y,
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2) los significados que posee la educación para los y las jóvenes, vinculados a
sus propias biografías, trayectorias educativas previas y, también, a su
experiencia de asistir a la escuela en contexto de encierro.
Trabajar como docente o profesional en este contexto es, sin duda, una labor
compleja, tras la cual subyacen emociones, motivaciones personales y desafíos
en términos profesionales que se ven reflejados en la actitud y disposición a
relacionarse con los y las jóvenes, y que explican también las relaciones
socioeducativas descritas anteriormente (Sala et al., 2012). En este sentido,
los/as profesionales valoran la experiencia de trabajar en un contexto tan
complejo y lleno de desafíos, donde no solo pueden aprender mucho desde lo
profesional, sino que también sienten que realizan una labor socialmente
importante y que los enriquece como personas.
Yo me he visto muy enriquecida de lo que vivo a diario, ehm, aprendo día a día,
creo que he aprendido de cosas que son súper, a lo mejor extrañas en un entorno
así y de experiencias personales, el, el empatizar con su historia, también con su
historia ha permitido que el trabajo sea más realista, sea aterrizado, sea con
compromisos reales, eh, siento que, yo he sentido que trabajar ahí, eh, ha sido
un desafío pero a la vez uno de los mayores logros profesionales que he tenido
que, en cuanto a enriquecimiento profesional y personal es muy positivo, y creo
que todo lo que uno saca de lo que está haciendo y del desafío, eh, porque te ves
enfrentado también al cambio de chicos diariamente y eso te hace también que
estés viendo bajo un mismo parámetro. (Profesional, ASE coronel)
Los significados asociados al ejercicio de la labor pedagógica durante varios
años en este contexto permiten comprender las fortalezas y debilidades que
posee el modelo educativo que se busca implementar, donde en el caso chileno
es necesario subrayar que no existe un currículum educativo adaptado
específicamente a este contexto, sino que el currículum utilizado es el de la
educación para adultos.
Distinto es el enfoque educativo que guía las escuelas y la práctica docente,
cuyas bases son la formación cívica orientada a la participación ciudadana y al
liderazgo. Sin embargo, la poca atención que recibe la educación en este
contexto hace que los/as profesionales valoren más su trabajo, y los procesos
socioeducativos que llevan a cabo con las y los jóvenes, valoración que también
realizan de sus colegas y/o equipos de trabajo.
Mira, como opinión, yo me siento súper orgullosa de trabajar en este colegio, y
me siento súper orgullosa por los jóvenes, y también por el (…) por el
compromiso que yo veo en mis colegas, o sea me siento súper afortunada.
(Profesora, Colegio Ruka Newen)
El enfoque educativo se sustenta, principalmente, en dos puntos: Por un lado,
en la necesidad de garantizar el derecho a la educación de los y las jóvenes que
se encuentran privados/as de libertad y, por otro, en la convicción de que como
seres humanos merecen respeto y un trato digno, que en muchos casos no han
recibido ni de parte del Estado, de la sociedad o de sus familias.
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Es por ello que su trabajo se enmarca bajo dos principios que aparecen de
manera transversal en los discursos de los/as profesionales entrevistados/as,
que son brindar a los jóvenes las oportunidades que no se les han dado y, por
otro lado, que estos puedan lograr una reinserción social, educativa y laboral
exitosa (Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012).
Este tipo de relación socioeducativa se desarrolla como una estrategia
pedagógica que tiene por objetivo fomentar la motivación y adherencia de
los/as jóvenes hacia los procesos formativos desarrollados por los equipos
educativos, siempre desde un enfoque de derechos, que implica reconocer a los
y las jóvenes como sujeto de derechos y, por tanto, valorarlos como un legítimo
otro (Scarfó, 2002; Gaete, 2008.).
(…) lo que más valoro yo es darle la oportunidad los jóvenes. En creer que todo
pueden llegar a un punto de tener la educación que los pueda reinsertar para lo
que sea afuera, pa que puedan continuar estudiando afuera (Profesora, Colegio
Ruka Newen)
La tolerancia a la frustración, la paciencia, la perseverancia y la empatía, junto
a la importancia que otorgan a la labor que realizan son aspectos que remarcan
los y las profesoras que trabajan en las escuelas. Si bien cada establecimiento
educacional tiene su propio sello educativo, hay elementos transversales en lo
formativo que van más allá de los contenidos mínimos curriculares, y que
tienen que ver con potenciar las habilidades sociales de los/as jóvenes, su
participación ciudadana y con trabajar la importancia que tiene la educación
para el desarrollo personal.
Las prácticas socioeducativas que se desarrollan al interior de las aulas distan
mucho de las formas tradicionales en que se imparten los contenidos en los
establecimientos educacionales, puesto que se busca articular los contenidos
con el desarrollo de competencias orientadas a la reinserción social y laboral
de los/as jóvenes, tal como se ejemplifica más adelante (Gaete, 2019). Por otro
lado, las clases son planificadas de forma de hacer atractivos los contenidos a
los jóvenes, fomentando la utilidad práctica de cada uno de los contenidos
repasados.
Por último, los abordajes pedagógicos personalizados, enfocados en que
todos/as puedan aprehender los contenidos vistos en sus propios términos, y
resolviendo de manera individual las dudas, consultas e inquietudes es uno de
los sellos identitarios del trabajo docente en contexto de privación de libertad,
contrario a lo evidenciado por Caride y Gradaílle (2013), quienes sostienen que
el contexto genera que los profesores desempeñen funciones más asociadas a
la gestión que de acción socioeducativa propiamente tal.
“Claro, porque yo te estoy hablando de lo actitudinal a cosas que van a lo
conceptual. Peor en el caso del colegio lo que más remarca es el tema de la
participación, también el tema del pensamiento crítico y el tema relacionado con
ser ciudadano, con la formación ciudadana” (Profesor, Colegio Ruka Newen)
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El trabajo de los profes, el darle identidad poh, que tú eres Carlos, tú eres Pedro,
"ya, ¿esto te cuesta? ven, trabajemos", entonces los profes igual tienen eso de
trabajo individual con los jóvenes y de acuerdo a sus necesidades. Ellos saben
las necesidades de cada joven y qué les gusta. También se trabaja a nivel de
dirección ese vínculo que se hacen en los consejos cuando empiezan a ver los
casos, por ejemplo, profesor de matemática, "cómo es esta clase, cómo te
resulta", "bien, mira mi clase la hago así y así logro la atención de los jóvenes",
“ya, porque a mi este joven no me responde”, "a no poh”, dice, “es que tú con este
joven tiene que trabajar de esta manera, esto es lo que le gusta", entonces esa
comunicación de los profe hace enriquecer mucho las clase y hace que el joven
no vaya perdiendo el hilo. Eso a los jóvenes también les va creando lazos porque
el profe se acerca más, te conoce más (Profesora, Colegio Ruka Newen)
Muchos de los y las jóvenes entrevistados recalcan las malas experiencias que
han tenido en contextos de educación formal más tradicionales en el medio
libre, los que han marcado sus trayectorias educativas. En este sentido, valoran
de manera importante los esfuerzos que realizan los/as profesores/as por
buscar otras formas de entregar los contenidos, de manera más dinámica,
didáctica y lúdica, acorde al contexto educativo y siempre fomentando su
interés por la educación y su adhesión a la escuela. La frialdad, distancia y
despersonalización de la educación formal en el medio libre, se contrasta con
lo que ocurre en este contexto, donde se posibilita una pedagogía del
reconocimiento del otro (Gaete, 2019).
Aquí las rutinas son de 45 minutos cada bloque, tenis un recreo de 15 minutos,
empiezan a las 8:15 y terminan a la una de la tarde el bloque de la mañana, en la
tarde no lo tengo muy claro el horario de la tarde, porque no estoy en ese bloque,
pero en la mañana es así, eh, las profesoras tratan de buscar el lado donde te
llegue más la materia, sino es escribiendo tratan de ir explicándote verbalmente,
buscan el lado para que te concentri porque cuesta concentrarse aquí, de
aprender cuesta caleta, de estar porque igual estar aquí encerado (Joven, CRC
Coronel)
Un aspecto importante mencionado brevemente más arriba se relaciona con la
valoración que realizan los/as jóvenes de los trabajos realizados en clases,
cuando obtienen buenas calificaciones es un motivo de orgullo para ellos
mismos, lo que se demuestra en que solicitan las guías o pruebas calificadas a
los/as profesores/as para mostrárselas a sus familiares los días que tienen
visitas. De esta forma los significados asociados a la educación formal que
tienen se van transformando y la escuela comienza a posicionarse poco a poco
como un espacio de superación y re-encanto con la educación.
Bueno, esto es lo diferente de un aula normal, porque de repente en las salas
normales el profesor de un libro o empieza a escribir, escribir, explicar, pero acá
era como más conversado, se iba contando, claro, iban leyendo el libro, pero el
libro te lo iban relatando, y así uno también tenía la capacidad de poder
imaginarse también la situación po, la historia que te estaban contando (Joven
egresado, CRC Coronel)
Uno de los aspectos centrales de las prácticas socioeducativas que desarrollan
los docentes tiene que ver con aspectos que se relevan mucho más que en los
centros educativos del medio libre, tales como el fomento de la participación y
el liderazgo positivo. Lo anterior busca promover instancias de implicación
activa de los y las estudiantes sus propios procesos socio-educativos, los cuales
apuntan a la resignificación de la educación propiamente tal y a la reinserción
social de los y las jóvenes (Gaete, 2008; Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012).
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Estamo recién empezando como monitor de biblioteca. Estamo ordenando lo
libro, yendo a la casa a motivar a los cabro para que vayan, que va a estar
entretenio y será un lugar agradable. Van a salir de la rutina de la casa, yo creo
que todo los jóvenes aquí buscan lo mismo, salir de la casa (Joven, CRC Limache)
Respecto de las prácticas socioeducativas que se desarrollan fuera de las aulas,
principalmente por parte de los profesionales que trabajan en el ASE, así como
de otras actividades que realizan en ocasiones especiales los profesores, éstas
se desarrollan principalmente en talleres, donde se les enseña a trabajar con
distintos materiales, aprendizajes que los jóvenes también valoran mucho.
Eso poh, así calcamos los dibujos en una madera, los pintamos en una madera y
ahí nos resulta y lo regalamos a la familia, otros los pegamos en la pieza y así va
siendo siempre que hay trabajos distintos (Joven, CIP Coronel)
El taller del ASR, igual, es más rato el trabajo, hartos trabajos bonitos con la tía
Ana y los martes, los jueves, todos los martes, no falto nunca, porque siempre
nos lleva trabajos nuevos pa hacer (Joven, Grupo Focal CIP Coronel)
En síntesis, los y las jóvenes valoran especialmente los aspectos en los que se
distancia la educación que reciben en este contexto respecto de la que han
recibido en establecimientos educacionales del medio libre. Lo anterior abre la
posibilidad de que se marque un punto de inflexión en sus trayectorias
educativas, marcadas por el rezago y deserción escolar.
iii. Experiencias educativas en contexto de privación de
libertad
Las prácticas socioeducativas que desarrollan los equipos educativos de
Limache y Coronel son planificadas con una intencionalidad evidente. Apuntan
a articular los contenidos curriculares con el desarrollo de competencias
orientadas a la reinserción social de los/as jóvenes, es decir, los procesos
formativos siempre tienen como finalidad el medio libre y por lo tanto, se
orientan a preparar a los/as alumnos/as para su desempeño fuera del Centro
de Privación de Libertad.
Estas prácticas, además, buscan incorporar los intereses y motivaciones
personales de cada uno/a de los/as jóvenes para que los aprendizajes sean
significativos, que penetren en sus propias redes semánticas y posibiliten una
relación entre los aprendizajes ya adquiridos y los nuevos aprendizajes. Todas
las actividades que se desarrollan buscan un propósito específico que permita
dar sentido a los procesos educativos.
De esta forma, la personalización del proceso de enseñanza se relaciona con la
necesidad de establecer metodologías que se adapten a las distintas
necesidades educativas de los/as jóvenes. Para lograr lo anterior, los/as
docentes buscan enfatizar en las formas y ritmos de aprendizaje que cada joven
posee.
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Es por ello que, las prácticas socioeducativas no se limitan solo al aula escolar,
sino que se desarrollan también en las casas en que los jóvenes residen, en
espacios para talleres, patios, salas de atención individual, gimnasios, etc.
Los/as jóvenes valoran de sobremanera los espacios que permiten o
involucren su vinculación con el medio externo (Gaete, 2008).
Esta última categoría de análisis pone énfasis en las experiencias
socioeducativas que se han desarrollado en los Centros de privación de libertad
de Limache y Coronel.
Dentro de las actividades que se realizan en el centro, tanto profesionales
como jóvenes mencionan que es necesario generar más actividades que
vinculen a los/as jóvenes con el medio libre, puesto que cuando se han
realizado actividades de ese tipo, como visitas de equipos de fútbol u otras
organizaciones desde el medio libre, éstas han tenido un impacto significativo
en los jóvenes, quienes se sienten más incluidos en la sociedad a la que
pertenecen, lo que facilita todos los procesos de reinserción que se busca llevar
a cabo con ellos/as.
Lo anterior se posiciona también como uno de los principales desafíos de la
educación en contexto de privación de libertad, la articulación entre los y las
jóvenes y el medio libre, a partir de experiencias participativas que permitan
hacerlos sentirse parte de la sociedad (Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012).
Estamos poniendo puro taller de la tía Fran y la tía Ana que viene pa acá a
trabajar con nosotros, pero no tuvimos más talleres y queremos más talleres, pa
cortar el día más rápido (Joven, Grupo focal CIP coronel)
Los jóvenes solicitan que existan más instancias como los talleres y
capacitaciones, las que son ejecutadas por parte de profesionales de SENAME,
y son certificadas. Además de los talleres de arte, madera, sexualidad, música,
etc. que se realizan, se dan actividades especiales tales como la celebración de
la semana de la ciencia, mediante olimpiadas de la ciencia al interior del centro,
la celebración del día del libro, el día de la interculturalidad y el desarrollo de
murales al interior del centro, por ejemplo.
Los profesores destacan la importancia de realizar actividades que impliquen
actividad física por parte de los jóvenes, puesto que los ayuda a liberar energía,
aspecto muy relevante teniendo en cuenta el contexto en que se encuentran
los/as jóvenes.
Sí aprendí hartas cosas, haciendo cuadros, hicimos unas calaveras, hicimos unas
cosas así, talleres de mueblería, de electricidad, mecánica, eran hartas cosas
(Joven Egresado, CIP-CRC Coronel)
Ah, y llegan capacitaciones de mecánica, pero esas son capacitaciones
certificadas, yo tengo tres, dos de mecánica y soldadura (Joven, Grupo Focal CRC
Coronel)
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Las capacitaciones certificadas que llegan por parte de SENAME entregan
competencias a los jóvenes para que puedan tener una reinserción exitosa,
siendo éste otro de los aspectos formativos que ellos/as valoran de
sobremanera. Estas capacitaciones también pueden estar vinculadas a
prácticas laborales en el caso de los/as jóvenes que logran un buen desempeño
en las mismas.
Igual que el colegio, uno llega, su rutina, que tiene que (…) el taller de cocina cada
uno se hace su rutina, depende de lo que vaya a hacer la profe igual, porque la
profe dice “ya, hoy día vamos a hacer chocolate”, ya todos pescan sus moldes, los
chocolate, empezai a calentar los chocolate, y ahí cada uno se hace los chocolate
pa uno nomas. Si la profe tiene alguna actividad pa hacer se juntan todo en la
bandeja y ahí la profe hace la actividad que tiene que hacer ella. El taller de
teatro, ten que actuar, teni que comprenderte con el otro (Joven, Grupo Focal
Limache)
He hecho varios cursos, hice uno de panadería y repostería, uno de mecánica,
hice dos, uno de mecánica automotriz y interpretación de planos, y otro de
mecánica básica, otro de soldadura que ahí vienen incluida soldadura TIC, arco
manual, MIC y oxicorte, y esos cursos están aprobados, buenas calificaciones,
buenas notas (Joven, CRC Coronel)
En términos de participación y formación cívica, se han realizado simulacros
de las elecciones y talleres donde se discute de política y actualidad, lo que
también vincula a los/as jóvenes con el medio, desarrolla pensamiento crítico
y fortalece sus procesos educativos.
Los profesionales fomentan las relaciones positivas que se generan entre los
jóvenes, si bien muchas de las relaciones que se dan entre ellos son de tipo
negativo (peleas, provocaciones, etc., violencia de género) si es posible
observar relaciones de carácter positivo, como la generación de grupos de
estudio, acompañamiento a los compañeros que se encuentran afligidos, entre
otros.
En este sentido, los colegios ayudan a generar relaciones de compañerismo
entre quienes asisten a un mismo curso, pues las otras relaciones significativas
que se dan son con los compañeros de casa o entre compañeros que asisten a
alguno de los talleres que se realizan. Aunque los jóvenes recalcan con
insistencia que amistades no realizan al interior de los centros, sino que sus
amigos se encuentran en el exterior.
A veces por el grupo etario, por el grupo curso que les toca estar juntos, no sé
poh, a veces me ha tocado con el grupo de las niñas que han estado juntos en el
mimo nivel se han potenciado (…) incluso me ha tocado en que, no sé, un gran
número de jóvenes de una casa son de un nivel educativo a lo mejor superior y
existe a lo mejor un niño o una niña que es de un nivel inferior, los que están en
un nivel más alto apoyan al que está en un grado inferior (…) yo reconozco que
existen chicos que han tomado liderazgos muy positivos dentro de lo que tienen
que ver con grupos (Profesional, ASE Coronel)
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Respecto de la participación de los y las jóvenes, hay distintas formas en que se
respeta su derecho a la participación, brindándoles la oportunidad de
participar, conocer sus inquietudes, problemas, quejas, etc. tanto respecto de
la escuela como de los talleres u otras actividades. Se recalca también el
importante rol que han ido adquiriendo las jóvenes al interior de los centros,
donde a pesar de ser minoría han sido capaces de mostrar sus necesidades
particulares.
Mira, hoy creo que ellas, hoy en día están un poco más empoderadas en lo que
tienen que ver son su rol, con su presencia, porque han tomada voz y parte en el
asunto para poder ser escuchadas en su necesidad de ser escuchadas, incluso en
requerimientos que son básicos y en condiciones que se les tienen que brindar,
que son distintas a las de los hombres en el centro (Profesional, ASE Coronel)
Una de las iniciativas que se ha desarrollado para poder recoger las opiniones
de los y las jóvenes son los buzones que se han instalado en distintos puntos de
los CIP-CRC, donde ellos pueden expresar su opinión o necesidad si es que no
quieren hacerlo cara a cara. También se han desarrollado instancias especiales
para fomentar la participación de los jóvenes, se menciona un parlamento
educativo sumado a la creación del consejo escolar, donde participan los
presidentes de cada uno de los cursos junto a los/as profesores/as.
Hemos tenido experiencias sumamente exitosas de intervención en, no sé, un
parlamento educativo con otros tipos de estudiantes de otros centros que, pero
no centros privativos sino que tienen que ver con un establecimiento municipal
donde se han ideo a hacer debates a nuestro centro, por ejemplo de temas y
contingencia súper en este momento en boga, eh, y eso ha hecho que los
chiquillos, eh, ellos también se sientan iguales a los otros, y lo otro los hemos
notado una participación y también un grado de empoderamiento en cuanto lo
que tiene que ver su rol en la sociedad, como adolescentes, entonces ha
permitido experiencias bastantes enriquecedoras, eso en un ámbito, en el
ámbito deportivo el hecho de tener interacción con otros jóvenes en una
disciplina deportiva por ejemplo, no siempre jugar con los mismos, también es
algo que los aprovechan actividades, no sé, teatro, música, eh, cuando son
espacios en los cuales no, ese tipo de actividades no se dan, han ido, entonces lo
han aprovechado bastante (Profesional, ASE Coronel)
Estamos todos los presidentes de cada curso y ahí opinamos todos (Joven, CIP
Coronel)
También se ha dado la oportunidad a los jóvenes que tienen un buen
rendimiento en la escuela y las ganas de participar de ser monitores o
ayudantes. En el caso del centro de Limache se está creando una biblioteca, la
cual cuenta con uno de los jóvenes que se desempeña como monitor. Estas
prácticas ayudan, también, a fomentar el desarrollo de liderazgo positivo en los
jóvenes, los que desempeñan un papel importante al motivar a sus compañeros
para que participen, así como de demostrarles que con esfuerzo se pueden
lograr mayores grados de confianza y participación en distintas instancias.
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Estamo recién empezando como monitor de biblioteca. Estamo ordenando lo
libro, yendo a la casa a motivar a los cabro para que vayan, que va a estar
entretenio y será un lugar agradable. Van a salir de la rutina de la casa, yo creo
que todo lo jovene aquí buscan lo mismo, salir de la casa (Joven, CRC Limache)
Debatís cosas, sugiriendo, pero claro con fundamentos, no podi decir una cosa
que no te van, que nunca van a llegar aquí, que se puedan, que se puedan
organizar con gente de SENAME, con la directora de escuela, con la profesora,
llegar a un acuerdo pa hacer posible nuestras peticiones, no ha sido muy
complicado, las peticiones no han sido muchas, claro de, de mejorar se supone
que es de mejorar la escuela, del recinto donde estamos estudiando, eh, no andar
escuchando esta feria y cualquier cosa así (Joven, CRC Coronel)
Como se mencionó anteriormente, la promoción de liderazgos positivos es otro
de los aspectos centrales en el trabajo que realizan los equipos al interior de
los centros. Las monitorias cumplen un rol fundamental en esta labor,
fomentando el liderazgo positivo por parte de ciertos jóvenes, quienes ayudan
a sus compañeros, pero además ganan confianza respecto de los propios
procesos educativos, desarrollando competencias para desenvolverse de otras
formas en las salas de clases (Gaete, 2019; Gaete, 2008).
Si poh, mira hay un joven que estuvo con nosotros en primer nivelo medio
empezó, y era súper disruptivo. Era una persona que era muy, que explotaba
muy fácilmente, y empezó a querer ser monitor y se supone que para ser
monitor tiene que hacer un trabajo previo con el profesor, planificar las cosas
que van a enseñar y este joven el año pasado estuvo yendo unas monitorias y de
verdad él tenía un cuaderno donde anotaba y entonces se creyó el cuento y al
creerse el cuento que era capaz de hacer eso empezó a ayudar a los demás, el
ayudaba al profe de básica, que era mucho más fácil (…) se creyó el cuento, o sea,
eso ayudaba para que tuvieran un liderazgo positivo porque le decían “ya no lo
molesten, ya yo te voy a ayudar a trabajar”, o sea a ese nivel, no te digo que va a
ser siempre constante pero ya ves que con ese joven se puede (Profesional,
Colegio Ruka Newen)
Si bien estos potenciales escenarios de aprendizaje para el ejercicio de la
participación y el liderazgo forman parte de las estrategias pedagógicas de los
colegios y del proyecto de reinserción educativa, no se logra apreciar que exista
continuidad y sistematicidad en su implementación, a excepción del Consejo
Escolar, que está reglamentado en la Ley General de Educación y cuyo
propósito es estimular la participación de diferentes miembros de la
comunidad educativa. Bajo esta perspectiva, el ejercicio de participación y
liderazgo es inseparable del aprendizaje cuando se produce en contextos de
interacción socio-cultural y educativa significativos para los diversos
miembros de la comunidad.
Yo creo que esto del liderazgo es súper importante y lo hemos hablado, y yo creo
que todos los profes cuando notamos jóvenes que tienen esta cosa que pueden
ser líderes, se utiliza, se utiliza hacia algo que sea positivo y siempre con relación
a temas educativos, y yo creo que eso todos los profesores lo hacen. De que dé
más resultado en algunos jóvenes si, y tal vez no tanto en otros (Profesora,
Colegio Ruka Newen)
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Las experiencias presentadas posibilitan la resignificación del sujeto de
aprendizaje, reconociendo en éste sus fortalezas, necesidades e intereses,
recuperando con ello, su derecho a involucrarse en los asuntos que son de
relevancia para su vida y para la sociedad en la que se encuentra inmerso/a
(Añaños-Bedriñana y Del Pozo, 2012). Desde esta perspectiva, se plantean y
desarrollan algunas estrategias socio-educativas de involucramiento activo de
los/as estudiantes, que les han permitido destacarse, reconocer sus propias
capacidades y promover acciones de cambio en sus comportamientos y
actitudes, mostrando con ello, que la participación puede llegar a ser un acto
de transformación y cambio (Gaete, 2019).
CONCLUSIONES
Las prácticas socioeducativas desarrolladas por los docentes de aula y
profesionales de apoyo educativo en los Centros de Privación de Libertad de
Limache y Coronel se fundamentan en el establecimiento de relaciones
socioeducativas basadas en el afecto, el respeto y la confianza mutua donde el
diálogo permanente entre alumnos/ as y docentes juega un papel fundamental.
Los/as jóvenes valoran los espacios educativos como espacios seguros donde
pueden expresar sus opiniones, inquietudes, problemas y anhelos sin que ello
signifique sufrir algún tipo de menoscabo, violencia o represalia. Respuestas,
estas últimas, tan comunes en contextos de privación de libertad.
La construcción de este vínculo se desarrolla como una estrategia pedagógica
que tiene por objetivo fomentar la motivación y adherencia de los/as jóvenes
hacia los procesos formativos desarrollados por los equipos educativos, y tiene
su fundamento en el enfoque de derechos, ya que los/as docentes entienden la
educación como un derecho humano fundamental y por lo tanto los procesos
de deserción y abandono del sistema escolar vivenciados por sus alumnos/as
son entendidos como una importante vulneración de derechos que restringe el
acceso de los mismos a una educación de calidad y dificulta el ejercicio de otros
derechos como lo son el acceso a salud y trabajo digno, el ejercicio de la libertad
de expresión o de participación, etc.
Los/as docentes, al entender los procesos de abandono escolar como una
vulneración de derechos, renuncian a responsabilizar de los fracasos escolares
a sus alumnos y ponen el foco en la responsabilidad de la sociedad, en general,
y del Estado, en particular, de garantizar el derecho a la educación y hacer
posible la inclusión educativa y social.
Al hacer esto rompen con el esquema tradicional que impera en la educación
chilena que tiende a caracterizar a estos/as jóvenes como “alumnos problema”
incapaces de aprender y se centra en las potencialidades de los mismos y en la
confianza en sus capacidades, no sólo para aprender, sino que también para
desarrollarse como ciudadanos activos en sus comunidades.
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Esta mirada respecto a los/as jóvenes, que marca profundamente la forma que
tienen los/as docentes de relacionarse con ellos/as, contrasta fuertemente con
las experiencias traumáticas vividas por estos/as en sus trayectorias
educativas previas, caracterizadas por presentar diversas complejidades que
van desde las dificultades conductuales hasta la deserción y abandono escolar,
lo que hace que presenten una baja motivación por dar continuidad a sus
procesos educativos ya que tales experiencias tienden a inhibir cualquier
interés por retomar sus estudios.
Al mismo tiempo que entran en conflicto con las lógicas de control y castigo
imperantes al interior de los Centros de Privación de Libertad. Todo ello se
traduce en una reconfiguración del espacio escuela en el imaginario de los/as
jóvenes que vivencian procesos socioeducativos al interior de estos centros,
transformándolo en un espacio seguro, de contención emocional, de libertad
para expresar sus anhelos, ideas y también sus penas; al mismo tiempo que se
sienten acogidos y valorados por sus profesores/as, lo que redunda
directamente en su motivación para desarrollar procesos de enseñanzaaprendizaje, a la vez que fortalece el autoconcepto de sí mismo reivindicando
sus fortalezas y potencialidades, y su capacidad como legitimo aprendiz.
En el abordaje de estas problemáticas, se observan tensiones en torno al rol
docente y profesional en este contexto, ya que éste no solo está supeditado a la
enseñanza de contenidos y al desarrollo de aprendizajes en el espacio de clases
o de talleres, sino que se enfrenta también en el abordaje de estas otras
situaciones; que se manifiestan con mayor intensidad en este contexto por la
ausencia de los padres, madres, familiares y carencias afectivas que afligen a
los/as jóvenes, estados de tristeza, llanto, rabia, entre otros.
En muchas oportunidades se escapan las posibilidades de solución o respuesta
lo que genera en docentes y profesionales sentimientos de frustración,
impotencia y desconsuelo. De allí la importancia de un trabajo mancomunado
que permite proyectar e implementar en conjunto las acciones posibles para el
abordaje de dichas situaciones.
Por otra parte, si bien se aprecia una mejor disposición y motivación de los/as
jóvenes a participar de los procesos socioeducativos a los que se les invita, se
observa un rechazo de su parte a los aspectos formales de la educación.
Rechazan los procesos que se adscriben a una propuesta general y homogénea,
rechazan los caminos y resultados objetivos preestablecidos por la institución
escolar a través del curriculum escolar nacional, rechazan las estructuras
horarias rígidas, la despersonalización de los procesos de aprendizaje y las
clases poco atractivas.
De ahí surge la importancia de que los equipos educativos que funcionan al
interior de los CIP-CRC (Colegios y ASE) puedan desarrollar procesos de
enseñanza-aprendizaje con menor grado de formalidad, que fortalezcan los
vínculos con sus alumnos/as, que privilegien la creación de relaciones más que
el aprendizaje de contenidos, que fomenten las preguntas más que las
respuestas, que asuman que el aprendizaje no es sólo un proceso lineal que
requiere de prerrequisitos organizados curricularmente en niveles secuencia
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dos. En fin, pongan en el centro del proceso a los/as jóvenes y no a los/as
profesores.
En Coronel y en Limache, a pesar de las complejidades del contexto de
privación de libertad, esto se expresa en el desarrollo de diversas instancias
que apuntan a promover la participación y el liderazgo de los/as jóvenes en el
proceso socioeducativo.
La resignificación del sujeto de aprendizaje, reconociendo en éste sus
fortalezas, necesidades e intereses, permite recuperar su derecho a
involucrarse en los asuntos que son de relevancia para su vida. Desde esta
perspectiva, se plantean y desarrollan algunas estrategias socio-educativas de
involucramiento activo de los/as jóvenes (Grupos de Estudio, Consejo Escolar,
Parlamento Educativo, Directivas de Cursos y Monitoría Educativa), que les han
permitido destacarse, reconocerse como personas que pueden y tienen la
capacidad de aprender y promover acciones de cambio en sus comportamientos y actitudes, mostrando con ello, que la participación puede llegar a ser un
acto de transformación y cambio.
En estos espacios se debaten y se sugieren propuestas de cambio con la
participación de diferentes actores que forman parte del Centro, favoreciendo
el consenso y los acuerdos en conjunto para hacer posibles los cambios.
En estas instancias, los/as jóvenes tienen la oportunidad para el ejercicio de
una ciudadanía activa, no únicamente en términos de responsabilidad cívica,
sino principalmente en el rol que como sujetos de derecho tienen en la sociedad. En este sentido, es en estos espacios donde se potencia el análisis, la
reflexión crítica y el sentido colectivo de participación y liderazgo, en función
de propósitos educativos comunes.
Bajo esta premisa, el ejercicio de participación y liderazgo es inseparable del
aprendizaje cuando se produce en contextos de interacción socio-cultural y
educativa significativos para los diversos miembros de la comunidad.
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vínculo con sus estudiantes: tensiones, enfrentamiento y distancia. Estudios
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Universidad Nacional de Catamarca
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Vieytes, R. (2004). Metodología de la investigación en organizaciones, mercado
y sociedad. Buenos Aires.: Editorial de las ciencias.
Acerca de los autores
Carlos Burgos Gallegos, Psicólogo de la Universidad del Desarrollo, Magíster
en Investigación Social y Desarrollo de la Universidad de Concepción.
Profesional de Investigación de Fundación Tierra de Esperanza, Metodólogo de
estudio “Caracterización de jóvenes infractores de ley – Zona Norte”,
Coordinador Técnico de investigación “Sistematización de experiencias
socioeducativas en proyectos de reinserción educativa y colegios de Ftde”.
Docente Universitario de Metodologías de la Investigación, Universidad de las
Américas.
Cristian Andrés Jullian Salgado, Sociólogo de la Universidad de Concepción,
Magíster (C) en Investigación Social y Desarrollo en la misma universidad.
Docente universitario, con trabajo en temas de género, parentalidad, familias y
juventudes. Trabajos recientes en FONDEF ÍD1710111 “Protocolo de actuación
para la atención en justicia con enfoque de género y diversidad” y relator del
curso SENCE “Técnicas de aplicación de buenas prácticas de género y
diversidad en la U. de Concepción”. Metodólogo de investigación
“Sistematización de experiencias socioeducativas en proyectos de reinserción
educativa y colegios de Ftde”
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Burgos, Gallegos, C. et. al.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
José Rebolledo Moya, Profesor de Historia y Geografía de la Universidad de
Concepción. Magister en Historia. Coordinador Técnico de la línea de
Educación, Fundación Tierra de Esperanza. Asesor técnico de proyectos
ejecutados en convenido con Ministerio de educación y Servicio Nacional de
Menores. Asesor técnico especializado para la implementación del proyecto
“Apoyo Socioeducativo Nueva – Mente”, desafíos de la Educación para la
reinserción social del fondo Fortalecimiento de Fundación Colunga.
Gabriela Espinoza Pérez, Socióloga de la Universidad de Concepción.
Profesional de Investigación e Investigadora, Fundación Tierra de Esperanza
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ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
RESEÑAS
Aroca Negron, A.
ISSN: 2618-1789 | N°6 (I) JUN-NOV
Reseña bibliográfica
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Ana Laura Deborah Aroca Negron
[email protected]
Ínstituto de Educación Superior “Estanislao Maldones”
PEUCEC-Facultad de Humanidades- UNCA
Fecha de aceptación
Date of acceptance
15/10/2019
Abelleira, N. (Ed.). (2017). Las del mundo al revés: cartas
inevitables para todos desde la cárcel. Córdoba, Argentina:
Universidad Nacional de Córdoba
Las del mundo al revés. Cartas inevitables para todxs desde la cárcel es un libro
que reúne la producción del Taller de Lectura y Escritura de Cartas, propuesto
como proyecto de extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en el marco del Proyecto
Universitario en la Cárcel (PUC). La coordinación estuvo a cargo de Marcela
Carignano, Julia Monge, Flavia Romero y Lucía Scoles, quienes junto a las
talleristas conforman el colectivo MuGeres con Voz, responsable de esta
publicación.
En dicho taller, llevado a cabo entre 2015 y 2016 en la Cárcel de Mujeres de
Bouwer, provincia de Córdoba (Argentina), alrededor de veinte mujeres,
mediante ejercicios de lectura y escritura, concretaron una producción
epistolar que se propuso como vehículo de las voces de un “submundo” que late
a destiempo, muchas veces silenciado –o ignorado-, entre el barullo de la
sociedad.
Los textos fueron escritos antes, durante y después de los encuentros
semanales del taller, donde los disparadores propuestos tanto por las
talleristas como por las asistentes partían de la lectura de otros textos, de ideas,
reflexiones, discusiones, teatralizaciones, música y dibujos y seguían
germinando entre los días que separaban cada jornada de taller.
La diversidad de los disparadores denota el aspecto lúdico del trabajo de
escritura y esto se evidencia no sólo en las producciones, sino también en la
disposición del libro, que ofrece tres índices: por eje temático, por autor y
finalmente, por lector.
Llama mucho la atención la tercera propuesta de esta triada de índices, que se
presenta como un espacio en blanco, una hoja que llama a la creación, a
completar ese horizonte que sólo se termina en la interacción con los lectores
y las lectoras, quienes son invitados/as a interpelar las palabras y los trazos de
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Aroca Negron, A.
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las autoras, a escribir sus propios trayectos de lectura y de alguna manera, a
ser no sólo destinatarios, sino remitentes de esa correspondencia.
El género epistolar se caracteriza, por un lado, por la libertad de abarcar una
gran variedad de tópicos y propósitos y por el otro, por transgredir el circuito
comunicativo unidireccional estándar del texto literario, interpelando
fuertemente al lector desde la perspectiva de la intimidad de la voz que narra,
lo cual posibilita generalmente una diversidad de factores que acompañan a la
palabra escrita y la potencian a través de elementos sensoriales, como fotos,
dibujos y distintos elementos físicos que evocan el momento de creación del
mensaje.
Las cartas, además, proponen un juego singular con el espacio y el tiempo,
elementos determinantes del contexto en el cual se producen estos escritos. En
palabras del colectivo MuGeres con Voz (2017):
Las cartas se revelaron como un soporte poderoso para reencontrar y dar curso
a toda la trama de relaciones –palabras que tejen el mundo, donde se cruzan lo
íntimo y lo social, lo secreto y lo público, las pasiones y las razones, el testimonio
y la ficción-. (p. 22).
Las autoras se apropian del género y lo utilizan como un vehículo a través del
cual logran transgredir no sólo los límites físicos del encierro, sino también los
estigmatizados muros de un espacio al que la sociedad le da la espalda.
El título del libro habla de un “mundo al revés”, que es rememorado
constantemente por las autoras como punto remitente desde el cual se dirigen
al “mundo al derecho” a través de cartas “inevitables”, necesarias para develar
un submundo que para la sociedad funciona como un cajón en el cual se
acumula lo indeseable, lo desviado de la norma y que se configura como el
espejo que refleja una imagen que no se quiere ver, cuya negación opera
escindiendo, silenciando y finalmente, invisibilizando. Por lo tanto, las cartas
trascienden su función comunicativa y estética y se configuran como denuncias
escritas e ilustradas del resultado de dicho proceso de enajenación.
Esta intención y el amplio abanico de propósitos que sostiene esta
correspondencia están expresados en el manifiesto ubicado a modo de antesala
de los distintos segmentos del libro. Esa página, titulada “Queremos de nuestro
libro…”, revela los deseos enunciativos de las autoras, entre los que se destaca
la intención de mostrar al mundo esa otra realidad ignorada que se vive tras
las rejas y a partir de ello, gestar un cambio que mejore o devele ese universo
desconocido.
Asimismo, el manifiesto inaugura uno de los rasgos más interesantes de esta
edición: la inclusión de los manuscritos de muchos de los textos que conforman
este libro, lo cual introduce el aspecto dialógico entre los escritos y la polifonía
que recorre toda la obra y que alcanza su punto más álgido en las producciones
logradas a través de la técnica cadáver exquisito, donde se puede apreciar las
diferentes caligrafías y trazos que reflejan las diversas individualidades de las
participantes.
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Es un rasgo transversal la presencia de notas al pie que hacen referencia a los
ejercicios de escritura con los cuales se trabajó en determinados textos. A partir
de dichas actividades, que generalmente rondaban alrededor de lecturas
disparadoras, surgieron las líneas temáticas con las que se llevaron a cabo las
producciones.
Siguiendo la propuesta del índice por ejes temáticos, se puede distinguir siete
capítulos centrados en distintos tópicos. El primero, “Cruzar el espejo de
nuestra realidad”, esboza los planteamientos iniciales en el ejercicio de la
reflexión, considerando siempre que escribir una carta no sólo es dirigirse a
otro u otra buscando una respuesta, sino en primera instancia dirigirse a sí
mismo/a, dialogar con los pensamientos propios, otearse a uno/a mismo/a y
a su propia circunstancia para que, a través de esa introspección, las ideas se
configuren en mensajes dirigidos a los hijos, las instituciones y a ellas mismas.
En “Presas pero no muertas. Sólo nos separa una reja”, las cartas hablan de
sentimientos y cavilaciones, cuyos disparadores se encuentran en su día a día,
en las pequeñas cosas y en los rituales cotidianos que construyen ese universo
negado y amurado con el que las autoras dialogan constantemente. “Este
espacio es el único cómplice y testigo de nuestro padecer” (p. 63), escribe una
de las mujeres que asisten al taller y se dibuja a sí misma con un trazo certero
e ineludible.
“Mujeres dignas, lugar indigno” tiene tres textos medulares escritos
pluralmente en formato cadáver exquisito: “Ser mujer en una cárcel de Córdoba
es…”, “Mujeres que quieren justicia es…” y “Una mujer explotada es…”. La
primera gira en torno a la experiencia de ser mujer en la cárcel, situación que
conlleva una doble estigmatización: transgredir la ley como parte de la
ciudadanía y alejarse del paradigma de mujer al ser recluida: “Ser mujer en una
cárcel es luchar todos los días por ser mujer” (p. 77). El segundo texto propone
como tópico central el concepto de justicia, la reivindicación social de la mujer
y la libertad de expresión: “Buscar justicia es una lucha que nunca termina, que
nos lleva a reivindicarnos como mujeres que somos y que con trabajo y
dedicación buscamos solamente hacer de este mundo algo mejor para todos”
(p. 83). La Justicia se describe a lo largo de este capítulo como un sistema
burocrático viciado, donde los pobres son los más afectados y las mujeres son
consideradas como el sexo débil, siempre inclinadas a la vida fácil y la
codependencia:
Justicia… ¿cuál? La lenta, la sorda, la tramposa, la mentirosa, la verduga, la ciega.
Yo no quiero ninguna de estas. Quiero la verdadera, la actual, que con una
balanza equilibrada saca la verdad a la luz. A esa sí que la quiero. (MuGeres con
Voz, 2017, p.86)
El tercer cadáver exquisito denuncia la vulneración de los derechos de las
mujeres, las diferentes y crueles formas de explotación, el desmoronamiento
de la dignidad a causa del rechazo social y el desgaste del cuerpo por el dolor y
la carencia afectiva y económica.
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Una mujer explotada es la que no es dueña de su tiempo ni de su vida. La mujer
explotada no termina nunca de hacer las cosas. Siempre está trabajando para
salir adelante, luchando como si todas fuéramos una, aunque a veces sientas que
vos no sos todas, que tu lucha es la mía, la misma, la de siempre, la de nunca
acabar (…). (MuGeres con Voz, 2017, p.97)
“Anidar en una jaula” es uno de los capítulos más breves, pero tal vez el más
fuerte de esta obra. Todos los textos dialogan en torno a la experiencia de
maternar tras las rejas y las dificultades que esto conlleva, ya sea para las
madres que viven el encierro con sus niños, como para aquellas que
sobrellevan como pueden la maternidad a distancia. Hay un recurso que resulta
bastante interesante y que se repite en este capítulo: el de escribir desde la
perspectiva de los hijos. En estos casos, son sus niños los que narran la historia,
los que describen el espacio que habitan, mostrándole al lector a carne viva la
arista más desgarradoramente inocente de ese mundo, sin dejar de lado el
deseo de que no haya más niños en la cárcel:
Las ventanas tienen un montón de palitos duros y las mujeres de estrellitas
pasan a golpearlos con otro palito duro dos veces al día, me parece que les gusta
jugar con los palitos de la ventana, hace un ruido como una cadena de golpes, a
mí ese ruido me asusta como la cadena de las puertas y el ruido de esos
portazos que escucho en la noche, pero no me importa porque sé que mi mamá
me cuida. (MuGeres con Voz, 2017, p. 106)
“Desamor y amor tras las rejas” reúne escritos que expresan las reflexiones
nacidas del amor en sus diferentes manifestaciones: maternal, conyugal,
propio. Hablan del deseo y la tolerancia en la pareja, reflexionan sobre las
transiciones propias, dialogan sobre la templanza necesaria para sobrellevar la
disrupción de las coordenadas espacio-temporales que separan a estas mujeres
de sus afectos y la certeza de saber que “la peor cárcel está dentro de uno
mismo” (MuGeres con Voz, 2017).
Las cartas de “Mi mundo puede ser tu mundo, conocelo” ilustran el universo del
encierro y le dan un final a la paulatina configuración de ese “mundo del revés”
al que se hizo alusión desde los primeros escritos. La cárcel, espacio paralelo
con ritmos y reglas disímiles al exterior, es nombrada como “mundo
desconocido” donde se gesta la lucha interna por las ganas de vivir; escenario
de transición o metamorfosis; “laberinto del tiempo” donde las horas huyen,
pero se estancan; “mundo paralelo al mundo”, donde el tiempo transcurre
distinto y la realidad es más cruel. Las autoras hablan de un universo
obligadamente reducido y portátil, plástico e imparcialmente inofensivo, donde
las rejas no sólo encierran el paisaje geográfico, sino que también encapsulan
el paisaje humano y todas sus ramificaciones.
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“Se corrió la voz”, capítulo final de este libro, cierra con un texto sorpresa que
irrumpe el ritmo de las epístolas e introduce un nuevo sonido a la polifonía
femínea sobre cómo se vive el encierro.
A modo de conclusión, se observa que, descontando algunos pocos casos, la
mayoría de las epístolas no tiene un destinatario explícito; es decir, se puede
inferir que los escritos están dirigidos a las mismas autoras; son un ejercicio
de reflexión que ellas practican diariamente y que suele enmarañarse, pero
funciona como el huso que hila el tiempo en las horas de eterna espera. Sin
embargo, puede leerse entre líneas el esbozo de un destinatario sin nombre,
casi tácito, pero interpelado; nombrado solapada y explícitamente: el “mundo
del derecho”, receptor pasivo de las palabras del adentro, de las denuncias de
injusticia y olvido, donde el tiempo corre y la libertad es inconsciente.
Estas cartas son inevitables porque el placebo social muchas veces puede tapar
los dolores, pero no puede callar las voces de aquellas personas que ya están
cansadas de habitar el silencio.
Ana Laura Deborah Aroca Negron: Profesora en el Instituto de Educación
Superior “Estanislao Maldones” Íntegrante del proyecto de extensión
“Alternativas pedagógicas. Prácticas de intervención desde el arte, la imagen y
la escritura en la Unidad Penal N° 2 de Mujeres de la provincia de Catamarca”.
Programa de Extensión Universitaria en Cárceles de Catamarca (PEUCEC)
Integrante del Proyecto de investigación: “Prácticas organizacionales en
instituciones penitenciarias- Tramas relacionales y factores de resignificación
simbólica” Facultad de Humanidades – UNCA.
Referencia de citación:
Aroca, Negro, A.L.D (2019). Reseña Bibliográfica “Las del mundo al revés”.
Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp.187- 209-214
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Reseña bibliográfica
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Fecha de aceptación
Date of acceptance
30/09/2019
Claudia Ceballos
[email protected]
Instituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María
“Rompiendo Fronteras”: palabras que vitalizan el encierro
Contextualización
La cárcel como institución total absorbe a los sujetos a un “mundo propio” en
el que “son aislados de la sociedad por un período apreciable de tiempo,
comparten el encierro y una rutina diaria administrada formalmente”
(Goffman,1998, 10). Al reducir al mínimo los ámbitos de decisión individuales,
la disciplina resulta óptima para crear cuerpos dóciles y transformar sujetos
anormales en sujetos productivos económicamente y pacíficos, respetuosos del
sistema de autoridades, jerarquías y poderes establecido, del orden político, es
decir, sujetos acríticos, absolutamente disciplinados (Foucault, 1975).
La exclusión que genera el encierro trae aparejado un empobrecimiento del
lenguaje y un enmudecimiento de las personas que les imposibilita pensar,
reflexionar y proyectarse en el futuro (Valverde Molina, 2010). Por lo tanto,
participar en el proceso de comunicación es un factor liberador y de
apaciguamiento porque permite simbolizar las tensiones psíquicas y sociales y
reflexionar sobre aspectos centrales de la experiencia.
Recuperar la voz propia, dejar de ser narrados por fiscales, jueces o por un
expediente, leer en voz alta lo pensado y escrito, ser escuchado y leído implica
ejercer la autoría poniendo en juego un espacio de autonomía, significa un
paréntesis en los efectos del poder disciplinario y en la regulación de la
comunicación (Segato, 2003).
Desde el año 2009 se desarrolla el proyecto “Comunicación para la Ínclusión”
en el Establecimiento Penitenciario N°5 de Villa María, provincia de Córdoba,
dependiente del Instituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa
María.
El proyecto busca generar instancias de expresión y reflexión para sujetos en
condición de encierro, habilitando el ejercicio pleno del derecho a la
comunicación.
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Ceballos, C.
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El mismo comprende el desarrollo de un Taller de Comunicación donde se
llevan a cabo actividades de lectura, escritura, e intercambio oral, fomentando
la escucha y la interacción entre las personas privadas de la libertad.
Se abordan diferentes temáticas relacionadas a los vínculos interpersonales en
la cotidianidad carcelaria, reflexiones en torno a los vínculos afectivos, a las
expectativas de futuro, vivencias, debates de temas actuales y disparadores que
invitan a pensar su posición como sujeto de derechos en un contexto de
reclusión.
En este sentido, el Taller como espacio de educación no formal dentro de la
cárcel es una propuesta flexible y adaptable a las características de sus
destinatarios, pero mantiene el espíritu intacto de su propuesta pedagógica:
brindar un espacio en donde la palabra de aquellos silenciados por las
condiciones del encierro y las características oclusivas de la institución
encuentre su lugar para ser expresada y también ser escuchada por la sociedad.
El Taller tiene como producto físico la revista “Rompiendo Fronteras” que se
edita anualmente, cuyos contenidos surgen de las producciones de los
participantes, y lleva publicadas ocho ediciones.
“Comunicación para la Ínclusión” realiza también desde el año 2013 el
Concurso Literario “Palabras con Alas”, un espacio que extiende las instancias
participativas a los integrantes del Taller, ampliando su convocatoria a todas
aquellas personas alojadas en el Establecimiento Penitenciario n° 5. Esta
propuesta brinda la posibilidad a los privados de la libertad de expresarse a
partir de la escritura y la adaptación de diversos géneros literarios como
cuentos, poesías, relatos y cartas, contando con un Comité evaluador que
otorga un dictamen seleccionando las obras destacadas.
El proyecto extensionista organiza además jornadas de reflexión sobre
comunicación y educación en contextos de encierro, y encuentros de
experiencias de comunicación en cárceles destinadas a estudiantes, docentes y
público en general.
Trama argumentativa
La revista “Rompiendo Fronteras” se edita desde el año 2010 de forma
continuada y en sus páginas recopila los escritos en sus distintos géneros, y
dibujos desarrollados en cada encuentro por los participantes, poniendo de
manifiesto la necesidad de plasmar y materializar sus voces en una publicación
gráfica.
Al leer las ocho ediciones se vislumbra un camino recorrido que tiene como
núcleo el compromiso de comunicar.
El nombre “Rompiendo Fronteras” fue elegido por los asistentes al Taller y cada
año proponen un subtítulo que hace referencia a la impronta de cada nueva
edición.
Rompiendo Fronteras (2010)
El primer número comprende reflexiones sobre la vida, la soledad, y poesías
que a lo largo de 16 páginas plasman sentimientos y emociones que buscan
traspasar las fronteras del encierro.
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Rompiendo Fronteras. La libertad interior (2011)
Esta edición reúne valoraciones y opiniones sobre diferentes problemáticas
sociales: chicos en la calle, consumismo, identidad de género, desmontes en la
provincia de Córdoba, trata de personas. También incluye una reflexión sobre
la aplicación de la ley 24.660. Las mismas son el resultado del diálogo, el debate
y el trabajo colectivo realizado durante el año 2011.
Rompiendo Fronteras. Sin Límites (2012)
El anuario incluye reflexiones sobre la educación y la resocialización de las
personas privadas de la libertad, los valores humanos, la resiliencia, el encierro.
Una crónica sobre la visita del Licenciado en Filosofía Gonzalo Pedano al Taller.
Y una nutrida cantidad de ilustraciones realizadas por los participantes que
llenan de vida las 18 páginas.
Rompiendo Fronteras. Vientos de cambio (2013)
El cuarto número ofrece palabras que apuestan al mañana, sentimientos a
corazón abierto y pensamientos profundos sobre el significativo acto de vivir.
Vientos de cambio fluyen en relatos que cuentan la experiencia de estudiar en
la cárcel, de tocar en una banda de cuarteto, acompañados de poesías y dibujos
realizados por los participantes del Taller durante el 2013.
Rompiendo Fronteras. Historias del corazón (2014)
Esta edición nos ofrece reflexiones sobre la educación, el encierro, el futuro, y
opiniones, vivencias (y sufrimientos) experimentados durante el Mundial de
Fútbol. También comprende un espacio dedicado al Concurso Literario
“Palabras con Alas” con las obras ganadoras de los años 2013 y 2014.
Rompiendo Fronteras. Voces que no callan (2015)
Esta publicación constituye un puente que lleva las voces de los detenidos hacia
la sociedad, voces que no callan a través de la narración de sus pensamientos
sobre la vida, los sueños, las vivencias y recuerdos sobre el barrio, reflexiones
sobre la discriminación en la sociedad. También comprende un espacio
dedicado a la tercera edición del Concurso Literario “Palabras con Alas”.
Rompiendo Fronteras. Volver a la vida (2016)
El séptimo número reúne escritos donde se plasman apreciaciones sobre la
comunicación interpersonal, y la resiliencia. Relatos, poesías, y reflexiones van
al encuentro de los lectores junto a las obras presentadas en el IV Concurso
Literario “Palabras con Alas”.
Rompiendo Fronteras. Soltando alas (2017)
Los escritos se focalizan en la reflexión sobre las características de la sociedad
actual atravesada por el consumismo, y en la importancia de la comunicación
interpersonal para la vida cotidiana.
Rompiendo Fronteras. Vivir con identidad (2018)
Este número propone reflexiones sobre la construcción de la identidad, un
“reconocer (nos)” a partir del nombre propio, asintiendo la relevancia humana
y subjetiva de ser nombradx. Así también, en estas páginas se asume el desafío
de la escritura a través de la utilización de recursos literarios como la metáfora,
siendo la herramienta para expresar los sentimientos
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Comentarios
La tapa de cada edición está conformada por un dibujo realizado por los
participantes del Taller y también las ilustraciones en las páginas interiores.
Los ejemplares de Rompiendo Fronteras son distribuidos al interior del
Establecimiento Penitenciario N° 5, en puntos estratégicos de la ciudad de Villa
María, y divulgados en eventos académicos y extensionistas a los que asiste el
equipo coordinador del Proyecto, a fines de socializar e intercambiar
experiencias con características similares.
En el año 2016 Rompiendo Fronteras formó parte de la Mesa de publicaciones
en el tercer Encuentro Nacional de Escritura en la Cárcel realizado en el Centro
Cultural Paco Urondo de la ciudad de Buenos Aires y en el año 2017 integró la
Muestra de Publicaciones en Contextos de Encierro realizada en la Universidad
Nacional de Villa María.
Referencias bibliográficas
Foucault, M. (1979) “Microfísica del poder”, La Piqueta, Madrid
(1995) “Vigilar y castigar”, Siglo veintiuno editores
Goffman, E. (1961) “Ínternados: Ensayos sobre la situación social de los
enfermos mentales”. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Segato, R. (2003) “El sistema penal como pedagogía de la irresponsabilidad y el
proyecto “habla preso: el derecho humano a la palabra en la cárcel”. Texto leído
en el encuentro Culture, Violence, Politics, and Representation in the Americas
en
la
University
of
Texas,
EEUU.
Extraído
de:
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o.pdf 10/04/2010
Valverde M. J. (2010) “Pensar y hacer educación en contextos de encierro.
Educación y salud. Algunas reflexiones sobre las consecuencias del encierro”
Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación
Claudia Ceballos. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, Especialista
Docente de Nivel Superior en Educación en Contextos de Encierro. Doctoranda
en Ciencias Sociales. Auxiliar docente del Instituto de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Villa María. Coordinadora del Proyecto “Comunicación
para la Ínclusión” del Ínstituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa
María. Integrante de proyectos de investigación sobre comunicación y
educación en la UNVM.
Referencia de citación:
Ceballos, C. (2019). Reseña Bibliográfica “Rompiendo fronteras”: palabras
que vitalizan el encierro. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp. 215-218
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Herrera Castellanos, M.
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Reseña bibliográfica
Fecha de recepción
Reception date
26/07/19
Fecha de aceptación
30/10/19
Marcia Herrera Castellanos
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“El Feriante” documental transmedia
Contextualización
El documental “El feriante” fue realizado en co-producción entre los colectivos
“Facultad Libre” de Rosario y “La Bemba del Sur”. El primero de ellos se trata
de una institución de educación no formal autogestiva que surge con el objetivo
de resignificar el concepto de educación en relación con la tradición del
librepensamiento, innovaciones pedagógicas y didácticas que están orientadas
a la interdisciplinariedad, el cruce de saberes, experiencias y a construir
colectivamente herramientas de reflexión que permitan la formación de
vínculos alternativos con el saber, instituyendo algo distinto de lo ya
establecido para el nivel superior. Por su parte, la bemba del sur, es un colectivo
de talleristas que desarrollan actividades culturales al interior de las cárceles
de Rosario apuntando a construir otros modos de promover lazos con las
personas privadas de su libertad, suscitando el ejerciendo de derechos
históricamente negados para tales contextos.
Algunas de las propuestas que desarrollan son talleres de comunicación,
vinculadas a la radio, la música y el periodismo; talleres de arte vinculados al
uso de la cerámica, el mosaiquismo; por su parte también proponen actividades
desde el teatro y la filosofía. A continuación, nos centraremos en el proyecto
audiovisual el “Feriante”.
A fines del año 2016 “El Feriante”, resulto uno de los proyectos ganadores de la
convocatoria del programa Espacio Santafesino del Gobierno de Santa Fe en la
categoría transmedia. El objetivo de este proyecto fue visibilizar las prácticas
desarrolladas en los talleres culturales al interior de las Unidades
Penitenciarias del sur de la provincia, y su extensión hacia el afuera. Para ello,
los colectivos de talleristas que funcionan en estas instituciones expusieron la
realidad penitenciaria desde otra perspectiva diferente a la difundida
convencionalmente por los medios gráficos, valiéndose de múltiples soportes
alternativos integrados por: el documental “El feriante”, una revista
“Conexiones. (Entre el adentro y el afuera)”, una serie de postales gráficas
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interactivas “Lugares comunes”, un CD musical, micros de radio y un libro “A
pesar del encierro. Prácticas políticas, culturales y educativas en prisión”.
En el caso del proyecto “El feriante”, considero apropiado destacar que su
contenido se presenta mediante una narrativa transmedia, cuyo formato,
visible desde múltiples medios y plataformas de comunicación, permiten
lecturas autónomas o compartidas en interrelación, como se observa en el
documental en cuestión.
Trama argumentativa
Este proyecto está constituido, como se dijo anteriormente, por un documental,
que reúne en cinco capítulos las actividades que se realizan en talleres
artísticos y culturales en varias cárceles de Rosario, evidenciando el impacto y
el interés que las propuestas educativas despiertan en la población carcelaria,
derribando los prejuicios instalados en la sociedad que ve a las personas
privadas de su libertad como “desinteresadas”, y “perdidas”. A ello, se suma las
problemáticas socio económicas que atraviesan las historias de vida de los
detenidos, que confirman la vigencia de la “regla” donde parecería ser que la
cárcel es para los pobres, y la justicia solo para quien puede pagarla.
En el primer capítulo, denominado “Sujetos seleccionados”, Ángel relata su
historia en primera persona, comentando su experiencia en los distintos
talleres de formación artístico y cultural durante el proceso de cumplimiento
de su condena. Será durante este proceso que, con la aplicación de las técnicas
aprendidas, materializa en el afuera la elaboración de productos para vender
como forma de sustento, del mismo modo que aludirá a su trabajo de “feriante”,
el cual consiste en gestionar la circulación de las producciones realizadas al
interior del penal, en distintas ferias de la ciudad. También se muestra por
momentos, las particularidades del acceso a la institución penitenciaria
marcado por las jerarquías y las distintas instancias de control atravesadas por
los talleristas; y como la cara de otra moneda, se observa, la activa participación
de “los internos” en las charlas, debates y análisis sobre aspectos reales y
actuales, como ser la modificación de la ley de ejecución penal, o la baja a la
edad de imputabilidad, así como las redes de contención que se despliegan en
el marco de estas experiencias colectivas entre los participantes de los talleres,
posibles de ser captadas por el espectador del documental.
En el segundo capítulo, “¿Culturas detenidas?”, se exhiben las instancias de
conexión entre el adentro y el afuera, con la introducción de nuevos actores a
los talleres, que se suman con sus propias propuestas, como la de un taller de
rap, que habilita a la producción de escritos de los participantes recuperando
sus experiencias, subjetividades y voces en clave musical.
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También se manifiestan las expectativas con el afuera, en charlas sobre los
proyectos y oportunidades cuando se recupere la libertad. En este punto, el
papel de los talleres y el de la formación educativa adquiere un lugar central en
los proyectos que se trazan a futuro, tal es así, que se observa la apuesta a la
educación universitaria y talleres de oficio.
De la misma forma, en las conversaciones se hace alusión desde adentro al
trabajo como “feriante” visto como una posibilidad laboral real, “para salir de
todo esto, que ya no va más”. En otra parte de Santa Fe, Ángel en las distintas
ferias, se encuentra con personas interesadas en adquirir y conocer las
producciones realizadas adentro del penal, tanto los artículos utilitarios como
las producciones literarias que permiten conocer la población carcelaria desde
otro lugar, como creadores de cultura y conocimiento.
El tercer capítulo, “Los que vienen de afuera”, nos muestra las redes
interpersonales e interinstitucionales desplegadas entre cárceles y
universidades de distintas partes del país, en un evento organizado en la
Universidad de Santa Fe, con la presencia de diversos actores institucionales
cuya labor es llevada a cabo en el marco de programas académicos,
extensionistas, sanitarios, en torno a actividades educativas y culturales en
contextos de privación de la libertad.
Con la presencia constante de Ángel como nexo del adentro y el afuera, se
propician intercambios de experiencias y reflexiones sobre la actividad
colectiva de los talleres, en contraposición al aislamiento y división que
pregona e impone la cárcel.
En el cuarto capítulo llamado “Otro laburo me espera”, nuevamente se instala
el tema de la educación en cárceles, por un lado desde la perspectiva de una de
las talleristas que explica la ausencia y/o limitaciones de la educación superior
y universitaria como programa en las penitenciarías de la provincia, y por otro
lado, al interior de los muros, con la imagen de las personas detenidas
apostando a la educación para “poder superarse, ampliar los conocimientos,
tener una salida laboral, y no quedar excluido”, agregando que “la educación es
algo prioritario” según sus palabras.
En el taller de radio, hay una invitada especial, Sabrina Gullino Valenzuela
Negro, nieta recuperada, que cuenta su historia de vida y su relación con la
justicia, abriendo al debate sobre la misma, en un contexto donde la palabra
“justicia” es reconstruida permanentemente desde la subjetividad del
entramado carcelario.
El quinto y último capítulo, “Creaciones libres” inicia con una socialización de
los vendedores feriantes y sus producciones, posibilitando una forma de
conocimiento y articulación de lo que es, ni más ni menos, instancias
alternativas de economía social con productos de elaboración propia, caseras,
autogestivas y naturales.
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A su vez, al interior del penal, se puede apreciar la concreción del trabajo de
integrantes del taller, que resulta en la propuesta documental de “El feriante”,
con una interesante reflexión de Ángel, que habla de la voluntad y el cambio
desde su experiencia, y por último un llamado a la
sociedad, recordando la condición humana de quienes están privados de la
libertad, y del estímulo que implica la confianza y la contención para hacer
posible la transformación.
Otro de los recursos de este proyecto transmedia, consiste, como se mencionó,
en una revista, llamada “Conexiones (entre el adentro y el afuera)”, cuyo
objetivo es habilitar instancias de apertura, debate, disputa y reflexión de los
sentidos, lógicas e imaginarios que circulan en torno a, y desde el espacio
carcelario. El nombre de la revista lleva a pensar a la prisión no como un
espacio apartado de la sociedad, sino como una institución dentro de ésta, con
prolongaciones y continuidades “marcadas por múltiples vulneraciones de
derechos (…)” (Conexiones, 2017:3). Es por ello, que desde las distintas
propuestas culturales que se hacen en las unidades penitenciarias, se aspira al
reconocimiento, ejercicio y fortalecimiento de los derechos humanos desde
prácticas colectivas y horizontales.
Entre las páginas de la mencionada publicación se pueden encontrar notas,
entrevistas y reflexiones realizadas por las personas privadas de su libertad,
como así también aportes de otros actores y actrices que se desenvuelven de
una u otra forma en este escenario (agentes penitenciarios, profesionales,
estudiantes, docentes, etc.) contribuyendo a deconstruir y desnaturalizar
prácticas y discursos instalados sobre la vida carcelaria y su población, a través
de la observación, interrogación y critica de estos espacios. Para ello se analiza
insistentemente las prácticas políticas y socio educativas que se despliegan en
la cárcel, con sentido emancipador y como parte de un complejo proceso
colectivo.
En este sentido, la cárcel entendida como una “institución total”, como la
describe Goffman, caracterizada por el encierro, el aislamiento y la quietud,
también presenta intersticios donde disputarle alcances y significados, tanto
materiales y simbólicos. Adentro de la misma se reproduce, pero también se
produce; se obedece y se cuestiona; se destruye y se construye; y son estas
particularidades las que crean nuevos sentidos y subjetividades que aun
cuando la lógica del castigo/beneficio pretende atenuarlas, siguen vigentes, y
posibles de ser potenciadas.
En consonancia con la perspectiva de la revista, encontramos el libro “A pesar
del encierro: prácticas políticas, culturales y educativas en la prisión”, como
otra de las partes integrantes del proyecto presentado. En dicha obra, se
pueden encontrar variados artículos que en torno al eje de la cárcel, elaboran
interrogantes, cuestionamientos y análisis sobre la misma como una
institución punitiva del Estado, con mecanismos, discursos y propósitos,
muchas veces deficientes respecto de lo que se enuncia de forma manifiesta,
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pero coherente con las configuraciones de un sistema capitalista sobre el que
se halla inmersa, reproduciendo y profundizando desigualdades, a través de
mecanismos excluyentes y racistas, con la cárcel como lugar de alojamiento del
“descarte social”.
Por otro lado, también se intenta reflexionar sobre las prácticas políticas,
culturales y educativas que se desarrollan al interior de la institución
penitenciaria, y apuntan a la construcción de otros modos de pensar y hacer a
pesar del encierro.
En este sentido, dichas actividades se constituyen en estrategias de
intervención de carácter micropolítico, posibilitando la construcción de
sentidos, significados, discursos, modos y formas “desde abajo”, recuperando
el potencial transformador colectivo, que, aun cuando las circunstancias
transitorias de la perdida de libertad tiendan a la desintegración, y el
individualismo, es posible construir otras realidades superadoras que
cuestionen lo que se concibe como “natural”.
Finalmente, es importante destacar, para quienes creemos en la educación
como instancia de transformación de la realidad, y por el contrario, el
punitivismo, visto como modo de exclusión social y prolongación de la
violencia, la capacidad del trabajo en red al interior de aquellas instituciones
caracterizadas por la pérdida de la libertad, porque posibilitan la recuperación
de voces y discursos de quienes transitan estas circunstancias, proponiendo
una contraparte a lo que “la psicología, la sociología, la criminología, los
trabajadores sociales, los técnicos, los científicos, los educadores, los medios de
comunicación, nos dicen lo que son”. (Bixio, 2017, p.133)
Además, los talleres educativos y culturales contribuyen a la promoción de
análisis, observación, discusión y critica de la realidad, lo que supone muchas
veces la propia desnaturalización de preconceptos y prácticas arraigadas desde
lo socio cultural, tanto adentro como afuera de la prisión.
Como parte de la postura política que una asume para pensar las identidades y
la cárcel, y reconociendo que todas las desigualdades se profundizan en
contexto de encierro, el documental invita a la búsqueda de aquellas
características no abordadas que tienden a la marginación e invisibilización de
otros colectivos, potenciando la discriminación y la violencia hacia los mismos.
En este sentido, resulta necesario ampliar el abordaje, y poner en perspectiva
las situaciones y problemáticas, considerando también el modo en el que se
presentan las relaciones de género en la sociedad en general, y en la prisión en
particular.
En el documental analizado estas cuestiones no alcanzan a percibirse, puesto
que los talleres son realizados en instituciones penitenciarias masculinas, lo
que lleva necesariamente a reconocer y traer al centro de análisis, que
experiencias universitarias o extensionistas llevadas a cabo en poblaciones
femeninas y/o de diversidades, necesariamente deben articularse con posturas
políticas tendientes a la deconstrucción del discurso heteropatriarcal,
considerando que el sistema carcelario funciona a través de lógicas opresoras
patriarcales, y que esto resulta en poblaciones doblemente vulneradas.
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Referencias bibliográficas
Chiponi, M; Castillo, R y Manchado, M (2017) A pesar del encierro. Prácticas
políticas, culturales y educativas en prisión. Rosario, Sta. Fe.
Chiponi, M; Castillo, R y Manchado, M (2017) Conexiones. Entre el adentro y el
afuera. Ed. Especial N°7. Rosario, Sta. Fe.
Foucault, M. (2008) Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión Ed. Siglo XXI.
Buenos Aires.
Goffman, E. (1972) Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos
mentales. Ed Amorrortu. Buenos Aires.
Segato, R. (2018) Contrapedagogias de la crueldad Ed. Prometeo. Buenos Aires.
http://elferiante.com.ar/
Marcia Herrera Castellanos: alumna del Profesorado en Historia, Facultad de
Humanidades. UNCA. Becaria por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Integrante del proyecto de extensión “Alternativas pedagógicas. Prácticas de
intervención desde el arte, la imagen y la escritura en la Unidad Penal N° 2 de
Mujeres de la provincia de Catamarca”. Programa de Extensión Universitaria
en Cárceles de Catamarca (PEUCEC). Integrante del Proyecto de investigación:
“Prácticas organizacionales en instituciones penitenciarias- Tramas
relacionales y factores de resignificación simbólica” Facultad de Humanidades
– UNCA.
Referencia de citación:
Herrera Castellanos, M. (2019). Reseña Bibliográfica “El feriante “documental
transmedia. Revista Alquimia Educativa. N° 6. V.I. pp.187- 219-224.
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Recepción hasta el 21 de febrero
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