Historias desopilantes, anécdotas curiosas, rarezas antiguas: bienvenidos a los siglos curiosos.
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domingo, 8 de diciembre de 2013
¿Eres un Nimrod?
Entre los múltiples insultos y palabrotas que tus profesores de inglés, tan puros y universitarios ellos, probablemente nunca te enseñaron sobre el idioma, está "nimrod". En realidad, llamar a alguien "nimrod" no tiene las mismas connotaciones que un bien encajado MUDAFAKA al estilo del Samuel Jodío L. Jackson, pero aún así es más o menos similar a "moron" o "idiot". Incluso si ustedes están familiarizados con la discografía de Green Day, recordarán que su quinto (y no demasiado interesante) álbum de 1997 se llama precisamente "Nimrod" (la canción más conocida es la diabética "Good Riddance (Time Of Your Life)"... pero me desvío aquí). Lo irónico del caso es que si ustedes se van a otras fuentes... descubrirán que Nimrod es el nombre de un personaje de la Biblia. Un poderoso cazador y rey. Tanto, que la tradición extrabíblica lo considera el constructor de la Torre de Babel, nada menos (aunque como el Faraón del Exodo, la Biblia no nos da el nombre). Y es poco probable que una banda pretendidamente reberrde como Green Day haya llamado con el nombre de un egregio personaje bíblico a un álbum pseudo-punk, ¿verdad?
Recapitulemos un poco. En la Biblia, y más concretamente en el Génesis, Nimrod apenas se lleva una referencia. El capítulo 10 de dicho libro es otra de esas extensas genealogías con las cuales la Biblia de tarde en tarde se acuerda de que hay que aburrir al auditorio, y nos planta la descendencia de Noé y sus hijos. A lo mejor se conocen la historia: después del Diluvio, Noé pasó las penas plantando una viña y emborrachándose. Cam se burló de esto, y por lo tanto Noé lo maldijo con esas floridas maldiciones bíblicas de esto y aquello. Lo que no impidió a Cam ponerse a parir como conejo, como buen patriarca bíblico (o poner a parir a sus esposas, mejor dicho), entre quienes estaba un tal Cus, del que a su vez nació Nimrod. O sea, Nimrod es biznieto de Noé. Además es un "poderoso cazador ante Dios", chúpense ésa. Y debió ser quizás también un rey, si se considera que Miqueas y el Primer Libro de Crónicas hablan acerca de la "tierra de Nimrod". Eso es todo. La historia entonces de que Nimrod es el constructor de la Torre de Babel, si bien la Biblia no la niega, tampoco la afirma.
De ahí que el diccionario Webster incorpore como primera definición de Nimrod (la traducción es gentileza de Siglos Curiosos): "Un descendiente de Cam representado en el Génesis como un poderoso cazador y un rey de Senaar". Y una segunda definición: "Cazador". Y una tercera: "Idiota, gilipollas"... ¡Un momento! ¿Qué pasó aquí? ¿Cómo es que el pobre Nimrod fue a darse un costalazo tan grande, de ser sinónimo de cazador gallardo y bien parao, a ser... gilipollas? La explicación... y ahora es cuando las cosas se ponen bizarras... Elmer el Gruñón. Sí, el mismo. El de los dibus de la Warner.
Resulta que en alguno de los primeros enfrentamientos entre Bugs Bunny y Elmer el Gruñón, el condenado conejo se burla, pesado que es él, de Elmer y su inepcia como cazador llamándolo "Nimrod", de manera irónica, por supuesto. Eran los tiempos en que los niños todavía iban a catecismo. O a lo mejor no tanto y por eso no pescaron la referencia. El caso es que los niños se quedaron convencidos de que "Nimrod" era un insulto muy cool, probablemente sin pescar la alusión bíblica. De ahí el término pasó al habla popular, como sinónimo de idiota y gilipollas... y de ahí al disco de Green Day... Torre de Babel, cuarenta siglos te contemplan.
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domingo, 1 de abril de 2012
¿Qué son las setenta semanas de años?
Todos los que hemos estado expuestos a... bueno, a ciertas cosas relacionadas con el Apocalipsis, el fin del mundo, etcétera, de tarde en tarde nos hemos encontrado con las famosas "setenta semanas de años". Uno de los deportes favoritos de los profetas del fin del mundo es hacer contabilidad numérica sobre cuánto falta para el grande finale, y conceptos como las setenta semanas de años obviamente dan mucho juego. Así es que acá en Siglos Curiosos haremos un repaso acerca de la profecía de las setenta semanas de años. Profecía que, partamos diciendo, no está contenida en el Apocalipsis, sino en el libro de Daniel, en la Biblia, cuyos capítulos 8 a 12 tienen un estilo críptico y oracular que es como ponerle alfalfa a los caballos, en lo que a alimentar el eterno combustible de los cabalistas de pacotilla se refiere.
El libro de Daniel tiene una estructura clara y distintiva, que hace pensar en varios autores. Los primeros siete capítulos son fábulas y leyendas sobre Daniel en la corte del Imperio Caldeo, y tienen un estilo muy narrativo. Los capítulos 8 a 12, en cambio, son proféticos, y el cambio de estilo es tan notorio como para hacernos pensar que un autor posterior tomó la historia de Daniel, y le endilgó ese material adicional para darle un sello de respetabilidad. Luego, en algunas ediciones de la Biblia, vienen unas historias que aparecen en la Septuaginta griega, no en el original hebreo, que se suelen llamar a veces "adiciones a Daniel", y que contienen historias tan divertidas como la de la casta Susana, o el dragón de Bel (que, decepciónense los amantes de la literatura fantástica, no es un dragón sino la estatua de uno). La profecía de las setenta semanas de años está contenida en el capítulo 9, en la sección más densamente oracular, y por lo tanto, debemos adjudicársela no al autor del texto original de Daniel, sino a un escritor posterior, de nacionalidad hebrea, que le incorporó un apéndice.
En breve, el capítulo nueve se ambienta en el primer año del reinado de Darío, y vemos a Daniel lamentándose porque Jerusalén sigue en ruinas (esto parece una incongruencia histórica porque ya Ciro, padre de Darío, había autorizado el regreso de los judíos en Babilonia a Jerusalén). El centro de estas lamentaciones es la profecía de Jeremías de que la desolación durará setenta años. Entonces desciende un ángel que le informa a Daniel de que ahora estamos aplicando repactaciones, y resulta que el pacto entre Dios y su pueblo será totalmente restaurado al pasar no setenta años, sino setenta "semanas de años". El texto no deja de ser sorprendente, ya que el ángel parece querer enmendarle la plana a Jeremías: ¿acaso Jeremías estaba sordo y entendió mal, cuando Dios lo inspiró a leer su texto bíblico? ¿Acaso Dios cambió de opinión y trata de borrar con el codo lo que escribió con la mano...? Misterio.
Si asumimos que "una semana de años" son siete años, como pareciera ser el sentido más obvio de la expresión entonces setenta semanas de años son 490 años. Y esto nos entrega una pista acerca de quién y por qué podría haber redactado este pasaje. Primero habla de "siete semanas" para la restauración de Jerusalén, lo que coincide con el período del Cautiverio de Babilonia (49 años clavados, desde la destrucción de Jerusalén en 587 a.C. a la caída de Babilonia en manos de Ciro en 538 a.C.). Luego se refiere a otras 62 semanas al final de las cuales, el Templo habrá de ser destruído. Aunque esto debería situarnos en el año 104 antes de Cristo, debemos tener presente que el escritor no es un historiador muy ducho (ya hemos mencionado el error de considerar a Jerusalén desolada en tiempos de Darío), además de que la cronología como ciencia en la época no era muy exacta. Además, en 168 antes de Cristo, en efecto el Templo fue profanado y saqueado por el monarca seléucida Antíoco IV Epifanes, lo que desató la rebelión de los Macabeos. Luego viene otra semana de años adicional, o sea, siete años, al final de los cuales el pacto sería restaurado. Por lo tanto, la profecía de las setenta semanas de años no tendría nada que ver con el apocalipsis o el fin del mundo, sino que sería un texto escrito por algún hebreo del siglo II antes de Cristo, que sirviera como panfleto propagandístico para apoyar la causa de los Macabeos. Así de simple, y de triste si se lo piensa bien.
El libro de Daniel tiene una estructura clara y distintiva, que hace pensar en varios autores. Los primeros siete capítulos son fábulas y leyendas sobre Daniel en la corte del Imperio Caldeo, y tienen un estilo muy narrativo. Los capítulos 8 a 12, en cambio, son proféticos, y el cambio de estilo es tan notorio como para hacernos pensar que un autor posterior tomó la historia de Daniel, y le endilgó ese material adicional para darle un sello de respetabilidad. Luego, en algunas ediciones de la Biblia, vienen unas historias que aparecen en la Septuaginta griega, no en el original hebreo, que se suelen llamar a veces "adiciones a Daniel", y que contienen historias tan divertidas como la de la casta Susana, o el dragón de Bel (que, decepciónense los amantes de la literatura fantástica, no es un dragón sino la estatua de uno). La profecía de las setenta semanas de años está contenida en el capítulo 9, en la sección más densamente oracular, y por lo tanto, debemos adjudicársela no al autor del texto original de Daniel, sino a un escritor posterior, de nacionalidad hebrea, que le incorporó un apéndice.
En breve, el capítulo nueve se ambienta en el primer año del reinado de Darío, y vemos a Daniel lamentándose porque Jerusalén sigue en ruinas (esto parece una incongruencia histórica porque ya Ciro, padre de Darío, había autorizado el regreso de los judíos en Babilonia a Jerusalén). El centro de estas lamentaciones es la profecía de Jeremías de que la desolación durará setenta años. Entonces desciende un ángel que le informa a Daniel de que ahora estamos aplicando repactaciones, y resulta que el pacto entre Dios y su pueblo será totalmente restaurado al pasar no setenta años, sino setenta "semanas de años". El texto no deja de ser sorprendente, ya que el ángel parece querer enmendarle la plana a Jeremías: ¿acaso Jeremías estaba sordo y entendió mal, cuando Dios lo inspiró a leer su texto bíblico? ¿Acaso Dios cambió de opinión y trata de borrar con el codo lo que escribió con la mano...? Misterio.
Si asumimos que "una semana de años" son siete años, como pareciera ser el sentido más obvio de la expresión entonces setenta semanas de años son 490 años. Y esto nos entrega una pista acerca de quién y por qué podría haber redactado este pasaje. Primero habla de "siete semanas" para la restauración de Jerusalén, lo que coincide con el período del Cautiverio de Babilonia (49 años clavados, desde la destrucción de Jerusalén en 587 a.C. a la caída de Babilonia en manos de Ciro en 538 a.C.). Luego se refiere a otras 62 semanas al final de las cuales, el Templo habrá de ser destruído. Aunque esto debería situarnos en el año 104 antes de Cristo, debemos tener presente que el escritor no es un historiador muy ducho (ya hemos mencionado el error de considerar a Jerusalén desolada en tiempos de Darío), además de que la cronología como ciencia en la época no era muy exacta. Además, en 168 antes de Cristo, en efecto el Templo fue profanado y saqueado por el monarca seléucida Antíoco IV Epifanes, lo que desató la rebelión de los Macabeos. Luego viene otra semana de años adicional, o sea, siete años, al final de los cuales el pacto sería restaurado. Por lo tanto, la profecía de las setenta semanas de años no tendría nada que ver con el apocalipsis o el fin del mundo, sino que sería un texto escrito por algún hebreo del siglo II antes de Cristo, que sirviera como panfleto propagandístico para apoyar la causa de los Macabeos. Así de simple, y de triste si se lo piensa bien.
jueves, 29 de marzo de 2012
El Señor de las Moscas.
Es casi un cliché dentro del más moderno cine de terror en Hollywood. En cada peli con demonio circulando por aquí y por allá, habrá alguna escena con insectos. Esos insectos serán grandes y horripilantes, y aparecerán en lugares recónditos del cuerpo del pobre infortunado que ronda alrededor de Satán, o bien serán una plaga de miles y miles que consumirán las carnes del pobre infortunado que ronda alrededor de Satán, a elección del guionista y de lo que quede más chulo en el departamento de efectos especiales. Y sin embargo, la asociación de Satán con los insectos es casi como un meme desarrollado de manera inesperada y colateral desde los textos bíblicos y la literatura rabínica paralela. Bienvenidos en este posteo de Siglos Curiosos, a la fabulosa historia de El Señor de las Moscas. El original que es Belcebú, no la novela de William Golding por supuesto.
Partamos diciendo que en los orígenes, Belcebú no era Satán, y de hecho, esta distinción era bien conocida por los escolásticos medievales, quienes solían distinguirlos a las horas de repartir cargos y prebendas en los círculos infernales con su calenturienta imaginación. Parece ser que Belcebú era simplemente uno de los tantos dioses adorados a lo largo de Canaán: la primera sílaba derivaría de la palabra "baal", el título que designa a dichos dioses cananeos. El Libro Segundo de Reyes menciona que el rey Ocozías de Israel, sintiéndose enfermo, envía mensajeros a Belcebú el dios de la ciudad de Ecrón, ante lo cual el Yahveh bíblico se lleva un cabreo mayúsculo y condena al rey desobediente a muerte, por consultar a dioses que no son EL DIOS. Belcebú era por tanto el baal local de Ecrón, que aparentemente tenía su propio negocio de salubridad pública.
Se ignora el origen del nombre Belcebú, pero una alternativa plausible es que el nombre original sería "Ba'al Zabub", que significaría "El Señor del Lugar Alto" (del Cielo, se entiende). Pero los hebreos, siempre dispuestos a mofarse de los ídolos que tienen boca y no comen, tienen ojos y no ven, etcétera, habrían hecho un juego de palabras con otra palabra hebrea, de donde habría salido "Señor de las Moscas". A qué se referían no es seguro. Una posibilidad es que se burlaran de sus seguidores, que revolotearían alrededor del santuario como moscas. Otra, que se burlaran de que estos ídolos que tienen boca y no comen se les diera comida como ofrenda, las que al pudrirse, harían que Belcebú se manifestara en forma de moscas buscando putrefacción, precisamente. Como puede verse, hasta el momento no tenemos ninguna asociación de Satán con los insectos. Esta podría ser una derivación tardía: recordemos que Belcebú no era propiamente un demonio sino un dios extranjero, y haberlo homologado con Satán para denigrarlo habría tenido como consecuencia colateral que uno de sus atributos, los insectos, se haya abierto camino hacia la figura del Demonio en el Cristianismo.
Resulta sintomático que en la Biblia, en al menos un par de ocasiones, los insectos aparecen no en arsenal de Satán, sino... en el de Dios. Cuando Yahveh envía las plagas contra el Faraón de Egipto, una de ellas es de langostas. Más revelador aún es el Apocalipsis. En el capítulo 9 del final de la serie, el quinto ángel de la serie de Siete Trompetas toca, y los abismos se abren. De él emergen unas langostas muy pintorescas (la descripción, que el amable lector la busque en la Biblia, que es larga, pero por alucinógena no tiene desperdicio) a las que se ordena castigar a todos los seres humanos que carecen del sello de Dios, durante cinco meses, pero sin matarlos. Estas langostas son encabezadas por un ángel llamado Abaddon (en griego Apolión, en castellano probablemente "Destrucción"). Del contexto del Apocalipsis se puede inferir que Abaddon y sus langostas no son demonios ni ángeles caídos o rebeldes, porque obran en perfecto cumplimiento de las instrucciones de Dios. Aunque aquí se trata de langostas y no de moscas, es difícil no ponerse a hacer asociaciones al respecto.
Partamos diciendo que en los orígenes, Belcebú no era Satán, y de hecho, esta distinción era bien conocida por los escolásticos medievales, quienes solían distinguirlos a las horas de repartir cargos y prebendas en los círculos infernales con su calenturienta imaginación. Parece ser que Belcebú era simplemente uno de los tantos dioses adorados a lo largo de Canaán: la primera sílaba derivaría de la palabra "baal", el título que designa a dichos dioses cananeos. El Libro Segundo de Reyes menciona que el rey Ocozías de Israel, sintiéndose enfermo, envía mensajeros a Belcebú el dios de la ciudad de Ecrón, ante lo cual el Yahveh bíblico se lleva un cabreo mayúsculo y condena al rey desobediente a muerte, por consultar a dioses que no son EL DIOS. Belcebú era por tanto el baal local de Ecrón, que aparentemente tenía su propio negocio de salubridad pública.
Se ignora el origen del nombre Belcebú, pero una alternativa plausible es que el nombre original sería "Ba'al Zabub", que significaría "El Señor del Lugar Alto" (del Cielo, se entiende). Pero los hebreos, siempre dispuestos a mofarse de los ídolos que tienen boca y no comen, tienen ojos y no ven, etcétera, habrían hecho un juego de palabras con otra palabra hebrea, de donde habría salido "Señor de las Moscas". A qué se referían no es seguro. Una posibilidad es que se burlaran de sus seguidores, que revolotearían alrededor del santuario como moscas. Otra, que se burlaran de que estos ídolos que tienen boca y no comen se les diera comida como ofrenda, las que al pudrirse, harían que Belcebú se manifestara en forma de moscas buscando putrefacción, precisamente. Como puede verse, hasta el momento no tenemos ninguna asociación de Satán con los insectos. Esta podría ser una derivación tardía: recordemos que Belcebú no era propiamente un demonio sino un dios extranjero, y haberlo homologado con Satán para denigrarlo habría tenido como consecuencia colateral que uno de sus atributos, los insectos, se haya abierto camino hacia la figura del Demonio en el Cristianismo.
Resulta sintomático que en la Biblia, en al menos un par de ocasiones, los insectos aparecen no en arsenal de Satán, sino... en el de Dios. Cuando Yahveh envía las plagas contra el Faraón de Egipto, una de ellas es de langostas. Más revelador aún es el Apocalipsis. En el capítulo 9 del final de la serie, el quinto ángel de la serie de Siete Trompetas toca, y los abismos se abren. De él emergen unas langostas muy pintorescas (la descripción, que el amable lector la busque en la Biblia, que es larga, pero por alucinógena no tiene desperdicio) a las que se ordena castigar a todos los seres humanos que carecen del sello de Dios, durante cinco meses, pero sin matarlos. Estas langostas son encabezadas por un ángel llamado Abaddon (en griego Apolión, en castellano probablemente "Destrucción"). Del contexto del Apocalipsis se puede inferir que Abaddon y sus langostas no son demonios ni ángeles caídos o rebeldes, porque obran en perfecto cumplimiento de las instrucciones de Dios. Aunque aquí se trata de langostas y no de moscas, es difícil no ponerse a hacer asociaciones al respecto.
jueves, 28 de julio de 2011
Errores científicos en la leyenda de la Creación.
A estas alturas del partido, para mucha gente debe resultar cansino repasar los errores científicos de la Biblia. Después de todo, para el grueso de la sociedad que se mueve entre el ateísmo radical y esa afable condición acomodaticia que es el "soy cristiano a mi manera", la Biblia no debe ser leída como una descripción minuciosa de la naturaleza, sino como un texto de enseñanzas morales. Sin embargo, de cara a quienes aún sostienen que la Biblia es un texto científico, hasta el extremo de preferir que sus seres queridos se mueran antes de recibir una salvadora transfusión de sangre, no sobra hacer un repaso de los errores científicos que comete. Sobre la creación, según el texto del capítulo 1 del Génesis, en lo que a este posteo se refiere.
Obviemos que la Biblia reduce la cronología de miles de millones de años a apenas seis días. Partamos con el tema de la luz: la luz fue creada en el primer día (Génesis 1:3). ¿De dónde salió, si no existieron estrellas hasta el cuarto día? Suponiendo que Dios haya inspirado el pasaje, podría referirse entonces a la radiación de fondo del universo, en el período de tiempo en que se enfrió hasta el punto de que su longitud de onda pasó por el espectro visible (en la actualidad su longitud de onda se ha corrido hasta llegar a la radiación de microondas, en donde la pueden captar los radiotelescopios). Sin embargo... el texto bíblico dice que Dios llamó "día" a la luz y "noche" a las tinieblas, lo que descarta esa teoría (en primera, en esa época no había Sol ni Tierra y por tanto no hay movimiento de rotación que pueda marcar la sucesión del día a la noche, y en segunda, en esa época no puede haber existido oscuridad porque el universo mismo debería haber sido literalmente pura luz). Descontemos claro está que cuando fueron creadas la luz y las tinieblas, la Tierra ya preexistía según la Biblia, cuando en realidad, la Tierra surgió DESPUÉS del nacimiento del Sol... lo que aconteció en el cuarto día según la Biblia. Y como última perla: el Sol y la Luna fueron creados de manera conjunta, cuando la ciencia modernamente aceptada señala que el Sol debió nacer primero, la Tierra después, y la Luna al último, producto de una fenomenal colisión cósmica.
La cosa se pone mejor en el segundo día, cuando Dios crea "el firmamento". Desde la óptica de la ciencia moderna, este paso sería innecesario porque el "firmamento" en realidad es el universo, y éste ya existe de antemano. Pero además, resulta que crea el firmamento... para separar las aguas superiores de las inferiores (Génesis 1:7). ¡De manera que la Biblia explica que el cielo es azul porque se trata de un océano celeste retenido por una cúpula transparente! Nótese que, capítulos más adelante, Dios desata el Diluvio Universal abriendo las compuertas del cielo y dejando por tanto ese océano celeste vaciarse en la Tierra (Génesis 7:11). Aparentemente, las estrellas están tachonadas contra la cúpula transparente, porque de otra manera no se explica que no se apaguen. Aunque en tiempos de los escritores bíblicos se suponía que las estrellas visibles eran todas las que existían: faltaba aún para que Galileo Galilei armado de un telescopio demostrara que existen muchas más estrellas, éstas invisibles a la mirada humana desnuda.
Volviéndose hacia la vida biológica, Dios realiza el sinsentido de crear la vegetación en el tercer día... cuando aún no había Sol que irradiara luz y permitiera hacer la fotosíntesis. Este pequeño desajuste en la tabla cronológica hizo que las plantas permanecieran por tanto un día entero pasando hambre, hasta el cuarto día en que por fin es creado el Sol. También respecto de la vida animal hay algunas incongruencias, ya que la vida de los océanos es creada en el quinto día, y la vida terrestre junto con el ser humano en el sexto, lo que es correcto a rasgos generales... salvo porque las ballenas fueron creadas ANTES que los insectos y presumiblemente que los reptiles, cuando en la historia paleontológica del planeta aparecieron exactamente al revés. Además, resulta que las plantas con flores (angiospermas) fueron creadas dos días ANTES de los animales terrestres, cuando en la realidad surgieron exactamente al revés (muchas plantas con flores no pueden sobrevivir sin insectos que efectúen la polinización cruzada, aunque por dos días...). Un rasgo del texto bíblico sí es interesante: le dedica un día entero a la creación de las bestias marinas, anticipo de lo extensos y mal conocidos que eran y siguen siendo los mares en su profundidad y variedad viviente, en comparación a la mucho más fácil de explorar tierra firme.
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jueves, 21 de abril de 2011
Jesús el rol asesino.
Independientemente de si eres cristiano, de otra confesión religiosa o ateo, es indiscutible que Jesucristo es uno de los personajes más importantes e icónicos en la Historia Universal, razón por la cual era inevitable que se rodaran pelis sobre él. Y sin embargo, el rol de Jesucristo en el cine es probablemente uno de los más arriesgados para los actores, porque sus carreras se estancan en el mejor de los casos, o bien se van a pique en el peor. Quizás tenga que ver con el encasillamiento de la gente, que ya no acepte ver a un actor que ha interpretado a Jesús, tratando de hacer roles más "terrenales". O con que no pocos Jesucristos del cine han sido contratados más por guaperas que por talento. El caso es que la Historia del Cine presenta varios actores que han interpretado a Jesús, y que ése fue el pináculo de su carrera. Acá en Siglos Curiosos enunciaremos a algunos, no todos por razones de extensión, claro está, sino los más representativos e importantes. No todos ellos se fueron a pique después, pero sobre varios de ellos es poco lo que se supo después. O si no, la lista siguiente no tendría ningún suspenso (ni fílmico ni del otro)...
-- H.B. WARNER ("Rey de Reyes", 1927). A pesar de haber interpretado a Jesús ya en la cincuentena (¡¡!!), Warner consiguió hacer después la transición al sonoro, y tuvo una carrera en roles modestos pero en pelis importantes, al menos.
-- ROBERT LE VIGAN ("Gólgota", 1935). Mencionamos a este actor francés de esta producción francesa más que nada porque ya había salido en Siglos Curiosos (leer "El destino de los actores de 'Gólgota'". Le Vigan tuvo una carrera fílmica nutrida en sus días, y olvidada en los nuestros.
-- JEFFREY HUNTER ("Rey de Reyes", 1961). Jeffrey Hunter tenía un currículum más o menos vistoso (había actuado con John Wayne en "Más corazón que odio"), pero después de interpretar a Jesús de Nazaret, su carrera cayó en la irrelevancia. En 1969, a los tempranos 42, después de golpearse y romperse el cráneo, falleció de la hemorragia cerebral subsiguiente. Para la trivia, interpretó al capitán Pike en el piloto de "Star Trek" de 1967... que no fue aceptado, siendo reemplazado por William Shatner como su sustituto, el capitán Kirk.
-- ENRIQUE IRAZOQUI ("El Evangelio según San Mateo", 1965). En esta realización de Passolini, el cineasta siguió las convenciones de la cinematografía italiana y contrató a un chico guapo que conocía, doblándole la voz con otro actor. Huelga decir que de Irazoqui no se supo nunca más.
-- MAX VON SYDOW ("La más grande historia jamás contada", 1965). Este es quizás el Jesús más exitoso de todos. Venía de ser prota recurrente de Ingmar Bergman (¡incluyendo "El séptimo sello", ahí es nada!), y su carrera después siguió bien en activo. Resulta un tanto curioso mencionar que este Jesús interpretó también a un oficial nazi ("Escape a la victoria", 1981), a Ming el Despiadado ("Flash Gordon", 1980) y al padre de Robin Hood ("Robin Hood", 2010): roles variopintos y vistosos, nótese.
-- TED NEELEY ("Jesucristo Superestrella", 1973). Neeley en realidad no era actor de cine sino cantante de Broadway, y llegó a la peli porque había interpretado el mismo rol en el musical de Andrew Lloyd Weber que es adaptado en esta peli (irónicamente, cuando se sometió al casting en Broadway, aspiraba al papel de Judas). Neeley no tuvo mayor presencia posterior en el cine, privilegiando su faceta de cantante... y le siguió sacando dividendos a su Jesús interpretándolo más de treinta años después en el mismo musical.
-- ROBERT POWELL ("Jesús de Nazaret", 1977). Aunque no estrictamente cinematográfico, lo incluimos so pretexto de que en algunos países sí se estrenó en cines, en versión más o menos condensada (la miniserie original dura sus buenas siete horas). Siendo el Jesús más reconocido de todos, en parte porque en todos los países cristianos se emitió la miniserie Semana Santa sí y Navidad también todos los años ad nauseam, Powell siguió trabajando principalmente en la televisión, y en efecto nunca volvió a tener un rol tan importante como éste.
-- WILLEM DAFOE ("La última tentación de Cristo", 1986). Dafoe es otro actor que consiguió sobrevivir a su rol de Jesús. Ya era actor reconocido en ese tiempo, y siguió manteniendo un cierto estatus y reputación a pesar de haber rodado cosas como "El cuerpo del delito" con Madonna. Aunque no es menos cierto que "La última tentación de Cristo" es bien poco convencional, y es más bien una crítica de la figura de Jesús, que un intento serio por retratar al personaje histórico o al héroe mesiánico.
-- CHRISTIAN BALE ("María madre de Jesús", 1999). Se lo crean o no, Christian Bale interpretó a Jesús en esta producción para la televisión basada en su madre. Pero el rol no parece haberle calado hondo, ya que al año siguiente se hizo reconocido por uno bastante opuesto, el del asesino serial de "Psicópata americano". Y aún después, interpretó al algo más "normal" Batman en "Batman inicia" y "The Dark Knight"...
-- JIM CAVIEZEL ("La pasión de Cristo", 2004). A comienzos de los 2000s, Jim Caviezel tenía todos los créditos para una futura exitosa carrera actoral. Pero luego de interpretar para Mel Gibson a un Jesús cubierto de sangre como si fuera Carrie, su carrera se ha ido desvaneciendo con posterioridad. Y por cierto... Jim Caviezel es católico practicante.
domingo, 27 de febrero de 2011
¿Las minas del rey Salomón?
La Biblia se refiere al reinado de Salomón (en el siglo X antes de Cristo) como una edad de oro para los hebreos. Aunque se discuten los alcances del gobierno de Salomón (algunos lo consideran como un gran gobernante que extendió su poder desde Egipto hasta Mesopotamia, mientras que otros ni siquiera lo reconocen como personaje histórico y consideran el relato bíblico como un cuento para niños, sin contar todas las posturas intermedias), su leyenda ha sobrevivido en el tiempo. Uno de los mitos más recurrentes al respecto son las legendarias "minas del rey Salomón". Henry Rider Haggard (el creador de Ayesha) escribió una reputada novela acerca del tema, adaptada para el cine en "Las minas del Rey Salomón" de 1950 o un remake de 1985 con Sharon Stone, entre otras versiones. Según Haggard, dichas minas estaban en Africa. Otros ni siquiera lo reconocen como historia verdadera. Pero el hallazgo de las minas en Khirbat podría poner una nueva piedra en el templo de la arqueología bíblica y dilucidar el problema de una vez por todas... o no.
La arqueología bíblica es una hazaña difícil, por motivos extrínsecos a la ciencia. El territorio bíblico está disputado desde 1948 entre Israel y los palestinos, y por lo tanto la arqueología moderna lo ha tenido difícil para excavar allí. Además, las excavaciones no se hacen por puro amor al conocimiento, sino que muchas veces tienen agendas políticas: los palestinos apoyan excavaciones que minimicen el alcance histórico de los hebreos, y los israelíes a la vez prefieren financiar excavaciones que muestren a los antiguos hebreos como un pueblo glorioso que les habrían heredado sus títulos (algo discutible, porque como dijimos alguna vez en Siglos Curiosos, hebreos e israelíes no son lo mismo). En cuanto a las minas del rey Salomón, su descubrimiento fue proclamado en 1940 por Nelson Glueck, en territorio no del Israel salomónico, sino de Edom, pero luego este reclamo fue desestimado: las dataciones arrojaban fechas cercanas al siglo VII antes de Cristo, tres centurias después de Salomón. La Biblia tampoco lo pone fácil: no entrega grandes datos sobre las minas en cuestión, aunque pueden inferirse debido a la gran cantidad de cobre que existía en el interior del Templo de Salomón, dándole siempre crédito al relato del Libro Segundo de Reyes. (La arqueología clásica considera que las minas del rey Salomón estarían en el Valle de Timna, cerca de Eilat, en una localidad cercana al puerto bíblico de Ezion Geber, en el Mar Rojo, que sí fue controlado por Salomón, según la Biblia).
Las cosas parecieron cambiar con las excavaciones realizadas en Khirbat en Nahas, bastante más al norte de Timna, por obra de Yosef Garfinkel y Thomas Levy, a partir de 1997. Ya el nombre de Khirbat en Nahas en árabe es prometedor: "ruinas de cobre". Está más cerca de Jerusalén y posee vastos depósitos de cobre. Las dataciones se aproximan asimismo al siglo X antes de Cristo (concretamente, 22 semillas de dátil), y por ende, corresponderían con la época de Salomón. Por alguna razón desconocida, la actividad minera parece haberse detenido en el siglo IX antes de Cristo. Además, aparecieron amuletos egipcios datados de la época del faraón Sheshonq (a quien ya nos hemos referido en Siglos Curiosos), que invadió Palestina después de la muerte de Salomón. ¿Habrá sido Sheshonq quien interrumpió la producción de cobra en Khirbat es Nahas...?
En todo caso, los detractores de Yosef Garfinkel y Thomas Levy alegan que las pruebas todavía son incidentales. De partida, no es absolutamente seguro que las dataciones arranquen del siglo X antes de Cristo, y en cualquier caso, aunque dichas minas de cobre estuvieran a plena actividad en la época de Salomón, esto no es más que una prueba incidental respecto al eventual poderío de Salomón (¿y si las minas eran controladas por otra potencia que no eran los hebreos...?). La cuestión sigue abierta, naturalmente, para beneplácito de los lectores de aventuras que, por un tiempo al menos, podrán seguir imaginando su locación favorita para las legendarias minas del rey Salomón.
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jueves, 2 de diciembre de 2010
Lesbianas en la Biblia.
Es bien sabido que la Biblia le tiene una inquina especial a la homosexualidad. Así, ordena que "no te echarás con varón como con mujer: eso es abominación" (Levítico 18:22), y respecto de su castigo, "cualquiera que tuviere ayuntamiento con varón como con mujer, abominación hicieron: entrambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre" (Levítico 20:13). En este y otros pasajes se remarca en particular la homosexualidad como una cuestión masculina (para prohibirla, naturalmente). Esto tiene su lógica dentro del mundillo patriarcal en que vivían los escritores bíblicos, ya que para ellos, la principal preocupación era la defensa del linaje y la familia, para que éstos se perpetúen a través de las generaciones, cosa que no podría ocurrir si repentinamente algún varón cortara su propio linaje por la vía de preferir el sexo con hombres y no tener relaciones con mujeres para dejarlas embarazadas. (Sin perjuicio de que tales cosas no tengan sentido para el común de los lectores del mundo moderno, que eso es tema aparte). En la historia de Sodoma y Gomorra, en la cual supuestamente ambas ciudades fueron castigadas por la sodomía, se describen homosexuales varones, no mujeres (son los varones de Sodoma quienes van a buscar a los huéspedes de Lot, inadvertidos de que no son hombres sino ángeles, para violarlos). Y sin embargo, ¿qué pasa en la Biblia con las mujeres? ¿Se refiere la Biblia a las lesbianas?
Siendo la Biblia un texto eminentemente machista y patriarcal, no resulta raro observar que en el tema de la homosexualidad, así como en muchos otros, la mujer (la lesbiana, en este caso) en la Biblia tiene una presencia bastante menguada. Casi no existen pasajes que aludan al lesbianismo como fenómeno social, ni siquiera para castigarlo. Posiblemente la única excepción en el Antiguo Testamento es el siguiente versículo: "No vestirá la mujer hábito de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es á Jehová tu Dios cualquiera que esto hace" (Deuteronomio 22:5), si bien trata de un fenómeno tangencial al lesbianismo o la sodomía mismos, como son el travestismo (que si bien suelen presentarse asociados a la homosexualidad, no siempre es así). Debemos esperar nada menos que hasta el Nuevo Testamento para encontrarnos con una referencia directa al lesbianismo (aunque a renglón seguido, volvemos a la homosexualidad masculina, que es la homosexualidad importante porque es de los varones, claro). Veamos lo que dice el honorable varón San Pablo al respecto: "Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío" (Epístola a los Romanos 1:26-27).
Situemos un poco el pasaje en su contexto. La Epístola a los Romanos tiene un objetivo fundamental, que es tratar el problema de la salvación de los pueblos gentiles. Porque se supone que la Revelación fue hecha primero a los hebreos, y Jesús mismo dijo que debía respetarse la Ley, y por lo tanto, eso deja en principio a los gentiles fuera del mapa. ¿Qué pasa entonces con esos pobres paganos del mundo grecorromano, cómo pueden aspirar a la salvación? Y una cuestión más angustiosa, ¿alcanza la salvación para ellos? San Pablo opta por la afirmativa: aunque Dios no se haya revelado a sí mismo en el mundo grecorromano por medio de profetas y la Ley, ha dejado signos claros que cualquier alma iluminada puede seguir si tiene fe. ¿Y qué pasa cuando un alma de esos pobres paganos, en vez de tener fe en el Dios de Pablo, decide extraviarse en razonamientos necios o filosóficos que son contrarios a la doctrina correcta, que casualmente es la de Pablo mismo? Pues bien, se vuelven personas que deshonran sus propios cuerpos y los hace esclavos de pasiones vergonzosas, entre las cuales se cuentan por supuesto el lesbianismo y la sodomía. Durante más de mil años, la Biblia había dejado más o menos tranquilas a las lesbianas, en ese limbo de "está prohibido, pero no machacaremos especialmente sobre el tema" pero llegó San Pablo y puso las cosas sobre su lugar: las lesbianas son tan abominables como los sodomitas. Palabra de Dios.
Pero no todo es tan negativo para las lesbianas en la Biblia. Algunas personas interpretan la existencia de una relación lésbica a lo menos platónica entre dos mujeres: Rut la Moabita y su suegra Noemí. Dice el Libro de Rut: "Mas ellas alzando otra vez su voz, lloraron: y Orpha besó á su suegra, mas Ruth se quedó con ella. Y Noemi dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto á su pueblo y á sus dioses; vuélvete tú tras ella. Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada: así me haga Jehová, y así me dé, que sólo la muerte hará separación entre mí y ti. Y viendo Noemi que estaba tan resuelta á ir con ella, dejó de hablarle" (Rut 1:14-18). La interpretación mayoritaria considera que este pasaje es un simple ejemplo de fidelidad de una nuera hacia su suegra (los dos hijos de Noemí, maridos de Rut y de Orfa, habían fallecido, y por lo tanto eran mujeres solas, desamparadas en un mundo que sólo concebía a las mujeres al cuidado de un varón que se hiciera cargo de ellas). Pero una interpretación minoritaria considera las palabras de Rut como una verdadera declaración romántica. Aunque, todo sea dicho, más avanzado el relato, Rut termina contrayendo matrimonio como corresponde, o sea, con un varón, concretamente con Booz. Aunque cuando Rut y Booz tienen un hijo, sospechosamente acaba siendo Noemí quien lo cría... Quizás interpretar la historia de Rut en clave lésbica sea algo un tanto alucinógeno, pero por otra parte, también es descabellado suponer que una realidad social como el lesbianismo no hubiera existido en la época de los textos bíblicos y no hubiera podido quedar reflejada en la literatura de su tiempo, siquiera de manera soterrada. Como de costumbre, faltando evidencia y tratándose de una materia opinable, no hay una respuesta definitiva, por lo que tendrá que ser el amable lector de Siglos Curiosos quien saque sus propias conclusiones.
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domingo, 28 de noviembre de 2010
¿Cuál fue el pecado de los sodomitas?
La pregunta del título es una de ésas que parecen obvias a primera vista. ¿Cuál fue el pecado de los sodomitas? Pues... la sodomía, si después de todo la palabra "sodomía" (y por extensión, el nombre de la banda thrash ¡alemana! Sodom) viene de la ciudad bíblica de Sodoma y los sodomitas. Y sin embargo, como de costumbre con la Biblia, las cosas no siempre resultan tan fáciles. Veamos.
Repasemos un poco la historia de la Biblia. En forma muy resumida, Lot era sobrino de Abraham. Después de llegar de Mesopotamia, el ganado era mucho y la tierra poca, así es que Abraham y Lot se separan, y Lot se dirige al valle del Jordán, en ese entonces muy fértil según el texto bíblico, y en donde está la ciudad de Sodoma, en donde Lot acabó por instalarse, a pesar de ser una ciudad pecadora (Génesis 13). Nótese que Abraham rehusa tener tratos con Sodoma, incluso cuando ellos le ofrecen un rescate por unos prisioneros que Abraham ha tomado, y a según la descripción de Sodoma como ciudad rica, está implícito que el rescate es espléndido (Génesis 14:21-24). El caso es que Dios se enoja finalmente con los pecados de Sodoma, y envía a unos ángeles a investigarla a manera de espías (el Dios Omnipotente, nótese), aunque le asegura a Abraham que no destruirá la ciudad si encuentra a lo menos diez justos en ella (Génesis 18). Cuando los ángeles llegan a Sodoma, están dispuestos a pernoctar en la plaza del pueblo, pero Lot les ofrece alojamiento e insiste hasta que los convence. Suerte para los ángeles: porque en la noche, los sodomitas van a golpear la puerta de Lot, y le piden que entreguen a los ángeles para directamente abusar de ellos. Aquí viene algo un poco incomprensible para la mentalidad moderna: para honrar la hospitalidad que ha conferido a los ángeles, Lot ofrece algo suyo a la multitud en vez, a saber, sus propias hijas vírgenes (sí, para que los sodomitas abusen de ellas en vez de abusar de los ángeles... debe recordarse que según la Biblia, las mujeres son posesiones de los hombres, y nadie dijo que la Biblia no fuera machista). Pero los sodomitas no aceptaron, e incluso trataron de forzar la puerta: son los ángeles quienes salvan la situación, extendiendo los brazos y cegando con sus superpoderes a los atracadores. El resto es la famosa historia de cómo llovió fuego y azufre desde el cielo y las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron arrasadas (Génesis 19).
Es en el rechazo de los sodomitas a violar a las hijas de Lot, y preferir violar a los ángeles (varones), que se basa la leyenda de los sodomitas como... bueno, como sodomitas justamente, como homosexuales, y de hecho en numerosos pasajes de la Biblia se utiliza en ese sentido la palabra "sodomita" (un gentilicio así como "sanfranciscano" lo es de ese otro antro gay que es San Francisco en Estados Unidos). Y sin embargo, hay indicios que ofrecen una interpretación diferente. En Ezequiel 16:49-50, dirigiéndose a Jerusalén, se dice lo siguiente: "He aquí que ésta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso. Y ensoberbeciéronse, é hicieron abominación delante de mí, y quitélas como vi bueno". Nótese como en ninguna parte se menciona el pecado de la sodomía como propio de los sodomitas. Los pecados de Sodoma según este pasaje tienen más que ver con el egoísmo de los ricos, y la dedicación a la búsqueda desenfrenada de placeres. Recordemos que Sodoma era una ciudad opulenta en una región fértil y rica, según Génesis 13, y no es extraña la idea de ver a los sodomitas como tipos que, enriquecidos con la agricultura, el comercio y la industria, hayan desarrollado una visión materialista y hedonista de la vida. ¿Por qué Ezequiel omitió del listado un pecado tan típicamente castigado por la Biblia como la sodomía? ¿Puede ser que no considerara a la sodomía como un pecado tan grave, o que no considerara a los sodomitas como homosexuales? ¿Acaso no lo mencionó porque el lector de su época podía darlo por sobreentendido? ¿O fue simplemente por pureza literaria, para remarcar los otros pecados de Sodoma, los que sí podían aplicársele a Jerusalén, contra la cual Ezequiel dirige estas palabras? Adicionalmente, en el Nuevo Testamento, Jesucristo utiliza la metáfora de la destrucción de Sodoma siempre como ejemplo del castigo contra la injusticia y la iniquidad, no contra la homosexualidad directamente (véase Mateo 10:12-15, Mateo 11:20-24, Lucas 10:10-12, Lucas 17:28-30, todas advertencias que no tendrían sentido dentro de su contexto si se consideraran como admoniciones contra la homosexualidad, en vez de lo que en verdad son, advertencias contra el orgullo, el egoísmo, la prepotencia y la búsqueda inmoderada de placeres sensuales).
En cualquier caso, el hecho de que el pecado de Sodoma haya sido el egoísmo, el hedonismo y la falta de caridad, tampoco estas actitudes son incompatibles con un gusto por la homosexualidad. Puede que los sodomitas hayan incurrido en la homosexualidad precisamente como una manera de "explorar nuevos placeres", luego de que se hubieran agotado los placeres que se podían obtener pagando dinero por ellos. En cualquier caso, como puede observarse, las respuestas no son fáciles y el texto bíblico es más bien parco en describirnos a Sodoma y Gomorra mismas, como no sea la escena de su destrucción. Por otra parte, poniéndonos un poco maliciosos, hay mucha gente que ha interpretado históricamente la Biblia de una manera o de otra, y a quienes les conviene más tomar la historia de Sodoma como un castigo contra la homosexualidad, que como una advertencia contra el orgullo de los ricos por gozar de sus riquezas de manera prepotente, abusiva o autodestructiva. Porque como se sabe, las religiones suelen predicar la humildad de espíritu a los pobres y no tanto a los ricos, para que ni los ricos se molesten ni los pobres se rebelen, manteniendo así un orden social en que las religiones puedan profitar de sus riquezas... habidas sólo para asegurarse de que las personas alcancen la salvación eterna, no se piense mal tampoco.
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domingo, 15 de agosto de 2010
La Biblia y el método científico.
Ya es casi una tradición que, con cada posteo de Siglos Curiosos en que se pone la Biblia en tela de juicio, aparecen los inevitables defensores del Libro de los Libros poniendo el grito en el cielo. Lo que no tendría nada de malo si es que de verdad se pudiera defender que la Biblia es la Palabra de Dios. Y sin embargo, ¿lo es? Uno puede decir que sí porque la misma Biblia lo dice, pero eso no es una prueba porque yo puedo escribir que Siglos Curiosos es la Palabra de Dios, y si Siglos Curiosos lo dice, entonces debe serlo. Y evidentemente, este blog Siglos Curiosos no es Palabra del Altísimo. Otros señalan que su corazón les dice que deben creer en la Biblia, pero eso tampoco es un argumento, en primera porque es una vivencia personal y no una prueba objetiva, y en segunda porque las emociones son fenómenos de la química cerebral, y no hay prueba de que tengan conexión con una actividad divina. Por lo tanto, para averiguar si la Biblia es la Palabra de Dios, debemos atenernos a los hechos. Y la mejor manera de hacerlo es aplicarle el método científico: 1.- Constatación de hechos, 2.- Formulación de hipótesis, 3.- Enunciación de predicciones que deberían cumplirse si la hipótesis fuera correcta, 4.- Verificación y formulación de una ley científica o falsación y desecho de la hipótesis. Así, pues...
Los hechos que tenemos a la vista son los siguientes: 1.- Existe un grueso libro llamado la Biblia, 2.- Existe gente que postula la Biblia como la Palabra de Dios porque Dios mismo la ha inspirado. A partir de ahí formularemos una hipótesis que puede estructurarse en dos partes: 1.- Existe un Dios, y 2.- Ese Dios ha inspirado a los escritores de la Biblia para señalarle la Verdad a los seres humanos. A partir de esta hipótesis formulada en dos partes, haremos algunas predicciones, y veremos si éstas se cumplen o no.
PREDICCIÓN 1: LA BIBLIA DEBERÍA SER UN LIBRO CIENTÍFICAMENTE EXACTO. La idea es que Dios a lo mejor no revela todas las verdades científicas del universo, pero tampoco habría permitido que se filtre a un libro inspirado, el mas mínimo dato científico erróneo que pudiera llevar a la gente a sospechar en su contra. Y la corroboración acá es forzosamente negativa. La cantidad de datos científicos erróneos es bastante importante. De partida, la Biblia considera que la Tierra es plana. En segundo lugar, considera que los vegetales no son seres vivos, como se deduce de que pudieron sobrevivir un año entero sumergidos bajo la inundación del Diluvio Universal, en un medio fuertemente salino como es el agua de mar, y sin realizar fotosíntesis. En tercer lugar, señala que las estrellas son más pequeñas que la Tierra (cuando dice en varios pasajes que las estrellas caen del Cielo, etcétera). Y así sucesivamente. Por lo tanto, la Biblia no pasa la prueba de la exactitud científica.
PREDICCIÓN 2: LA BIBLIA DEBERÍA SER UN LIBRO HISTÓRICAMENTE EXACTO. Si Dios lo sabe todo, entonces quienes escriben bajo su inspiración no deberían cometer el más mínimo error histórico, ni incurrir en contradicciones. Y la Biblia los comete. En primer lugar, señala que el mundo fue creado unos 4000 años antes de Cristo. En segundo lugar, el Diluvio Universal jamás acaeció en los términos que describe la Biblia. En tercera, posee genealogías contradictorias (Zorobabel, por ejemplo, figura con dos padres distintos en dos pasajes diferentes). Y así, suma y sigue.
PREDICCIÓN 3: EN CASO DE ESTABLECER NORMAS, ÉSTAS DEBERÍAN SER COHERENTES DE PRINCIPIO A FIN. El punto aquí es que si hay un único Dios que es legislador, entonces las leyes de la Biblia deberían ser todas coherentes entre sí. Y la verdad es que no sucede de ese modo. Existe una fuerte brecha entre las leyes del Antiguo Testamento (que prescriben entre otras cosas la esclavitud, la poligamia y la circuncisión), y las leyes del Nuevo Testamento. Incluso Jesús dice que antes pasarán los Cielos y la Tierra antes de que cambie una coma de la Ley, y poco después, sus apóstoles dicen que la ley antigua ya no es obligatoria. El caso fue tan escandaloso, que hubo al menos un teólogo, Marción de Sinope, que hacia el año 150 dijo que el Dios vengativo y castigador del Antiguo Testamento no podía ser el mismo Dios amoroso y protector del Nuevo Testamento (quizás el del Antiguo fuera Satanás). Por supuesto que Marción fue condenado como hereje. Nuevamente, la hipótesis formulada resulta errónea.
PREDICCIÓN 4: EN CASO DE REDACTARSE PROFECÍAS, TODAS Y CADA UNA DE ELLAS DEBERÍAN CUMPLIRSE. Y sabemos que esto no es así. Hay algunas profecías que Dios no cumplió (la maldición sobre Jeconías o la muerte de Josías, por ejemplo). Y hay otras que no sólo no cumplió, sino que tampoco van a cumplirse jamás, debido a la imposibilidad física de que eso suceda (por ejemplo, la predicción de que en el fin de los tiempos caerán las estrellas de los cielos, que presupone estrellas de tamaño mucho menor a la Tierra, cuando en realidad es justamente al revés).
Por todo lo anterior, es claro que una de las dos partes de nuestra hipótesis se cae: o bien no existe un Dios, o bien si existe, éste no inspiró la Biblia, y ésta fue una invención más o menos afortunada por parte de un esforzado grupo de escritores tratando de hacer lo que mejor podían con lo que tenían. (Existe una tercera posibilidad: que Dios inspiró la Biblia pero que los escritores no le hicieron caso ni escucharon bien, lo que por supuesto no deja muy bien parada la Omnipotencia de Dios).
jueves, 22 de julio de 2010
La profecía sobre Jeconías que no se cumplió.
Los partidarios de creer que la Biblia es un libro inspirado por Dios, suelen citar como evidencia de dicha inspiración, las distintas profecías que se habrían cumplido. Todos saben que los profetas han lanzado regularmente profecías a los reyes, incluyendo el exilio en Babilonia, el regreso a Palestina, etcétera... ¡Y han cumplido! Claro que todas estas profecías están bajo sospecha porque no existen fuentes externas de terceros confiables que den fe de lo dicho por la Biblia, y siempre cabe la posibilidad de que sean textos redactados con posterioridad (cuando los acontecimientos se han cumplido), y achacados a los profetas antiguos para hacerles parecer verdaderos videntes. Y sin embargo... el texto bíblico también contiene varias profecías que manifiestamente NO se cumplieron. Y dichas profecías han sido lanzadas por piadosos hombres de Dios cuyos textos se conservan en la Biblia. Con lo que surge la pregunta: ¿para qué diablos querría Dios incorporar en Su Palabra, material que hiciera dudar a los creyentes? En este caso nos vamos a centrar en una profecía proferida por Jeremías contra Jeconías, que manifiestamente NO se cumplió.
Jeconías fue rey por apenas tres meses y un día. Podemos fechar con cierta exactitud su reinado hacia 598 o 597 a.C. Jeremías, a la sazón profeta, no le tiene mucho cariño, y le lanza lo que es casi una maldición gitana: "¿Es Jeconías una vasija rota e inútil, un trasto que nadie quiere? ¿Por qué son lanzados él y sus hijos a una tierra desconocida? ¡Tierra, tierra, tierra; escucha la Palabra del Señor! El Señor dice: "Anoten a este hombre en los registros como un hombre sin hijos, como un hombre que fracasó en la vida. Porque ninguno de sus descendientes llegará a ocupar el trono de David para reinar de nuevo en Judá" (Jeremías 22:28-30). Dejando de lado la cuestión de por qué los descendientes de Jeconías iban a tener que pagar sólo porque Dios se la tenía jurada a un ancestro suyo a cientos o quizás miles de años de distancia en el pasado, el caso es que Nabucodonosor depuso a Jeconías, y lo exilió en Babilonia (esto es el primer asedio de Jerusalén, porque después hubo un segundo en el cual fue quemado el Templo de Salomón original, y ahí sí que se acabó la independencia hebrea). Hasta ahí, todo bien. Después se ponen buenas las cosas.
Resulta que hacia 520 a.C. (según Ageo 1:1), Zorobabel recibió la misión de llevar a los judíos exiliados desde Babilonia hasta Israel. ¿Y quién era este Zorobabel? Era hijo de Pedaías (1 Crónicas 3:17-18) o de Sealtiel (Ageo 1:1). Ya aquí tenemos una contradicción entre dos textos supuestamente inspirados por Dios. Claro, uno puede suponer que lo importante es el mensaje de fondo o la moraleja, no el detalle histórico, pero no se ve claro por qué Dios habría de dejarle clarito a dos profetas distintos, como clara seguramente es la Palabra de Dios cuando la inspira el Creador de todas las cosas, que un personaje histórico tan importante como Zorobabel es hijo de uno o de otro. Pero, yendo al grano, en lo que a nosotros se refiere... ¡la discrepancia no interesa porque Pedaías y Sealtiel eran hermanos, y ambos eran hijos de Jeconías! Aunque por boca de Jeremías, la descendencia de Jeconías estaba maldita hasta que las montañas se hicieran polvo, resulta que a la tercera generación, un nieto del maldito por Dios era la máxima autoridad política de los hebreos. No era rey, claro, sino apenas gobernador en nombre de los persas (entretanto, los hebreos saludaban a Ciro como el mesías), pero un trono sigue siendo un trono, sea con el título que sea.
Y se pone aún mejor. Resulta que desde tiempos anteriores al exilio en Babilonia, una de las señas características del mesías era que debía ser del linaje de David. Este elemento fue incorporado a la mitología bíblica (según los escépticos) o profetizado (según los creyentes) por Isaías (lean Isaías 11 completo al respecto). Vale que Ciro fue saludado como mesías, pero al final resultaba que no era (a pesar de lo cual, el autor anónimo llamado "Deuteroisaías" porque se atribuyó la identidad de Isaías y escribió una secuela del libro original, lo saludó como tal en el capítulo 45, contradiciendo lo dicho en el 11 por el Isaías de verdad, porque Ciro no era del linaje de Jesé o su hijo David). A tanto llegaba esto, que los evangelistas Mateo y Lucas no perdieron tiempo alguno en escribir sendas genealogías de Jesús (que por cierto, en un a estas alturas del partido no demasiado sorprendente giro, se contradicen ambas si se toman la molestia de leerlas), en que se "demuestra fehacientemente" que Jesús es descendiente de David. ¿Y quién está injertado en medio de la generalogía de Mateo? Pues nuestro buen conocido Jeconías, denunciado como antepasado de Jesús, a pesar de que ningún descendiente de David llegaría a ocupar el trono de Judá... Uno puede argumentar que desde el punto de vista cristiano, el mesías en realidad no es un salvador terreno que restaurará el Reino de David, sino un salvador espiritual, y que los judíos entendieron esto trágicamente mal. Pero si ese fuera el caso, ¿por qué entonces Mateo le sacó lustre a su genealogía metiendo a Jeconías en el sarao, si con ello nada le aportaba al retrato de Jesús como el verdadero Ungido del Señor, dejando de paso a un hombre tan "inspirado por Dios" como Jeremías como un embustero, al menos en lo que a tal profecía se refiere...? Porque ninguno de sus coetáneos iba a aceptar un mesías que no fuera descendiente de David, claro está. Así es que no queda más remedio que admitir la existencia de un lapsus en el texto bíblico. Y como a estas alturas me empieza a doler la cabeza (e imagino que a ustedes también), lo dejaré hasta aquí por el minuto. Saquen sus propias conclusiones.
Jeconías fue rey por apenas tres meses y un día. Podemos fechar con cierta exactitud su reinado hacia 598 o 597 a.C. Jeremías, a la sazón profeta, no le tiene mucho cariño, y le lanza lo que es casi una maldición gitana: "¿Es Jeconías una vasija rota e inútil, un trasto que nadie quiere? ¿Por qué son lanzados él y sus hijos a una tierra desconocida? ¡Tierra, tierra, tierra; escucha la Palabra del Señor! El Señor dice: "Anoten a este hombre en los registros como un hombre sin hijos, como un hombre que fracasó en la vida. Porque ninguno de sus descendientes llegará a ocupar el trono de David para reinar de nuevo en Judá" (Jeremías 22:28-30). Dejando de lado la cuestión de por qué los descendientes de Jeconías iban a tener que pagar sólo porque Dios se la tenía jurada a un ancestro suyo a cientos o quizás miles de años de distancia en el pasado, el caso es que Nabucodonosor depuso a Jeconías, y lo exilió en Babilonia (esto es el primer asedio de Jerusalén, porque después hubo un segundo en el cual fue quemado el Templo de Salomón original, y ahí sí que se acabó la independencia hebrea). Hasta ahí, todo bien. Después se ponen buenas las cosas.
Resulta que hacia 520 a.C. (según Ageo 1:1), Zorobabel recibió la misión de llevar a los judíos exiliados desde Babilonia hasta Israel. ¿Y quién era este Zorobabel? Era hijo de Pedaías (1 Crónicas 3:17-18) o de Sealtiel (Ageo 1:1). Ya aquí tenemos una contradicción entre dos textos supuestamente inspirados por Dios. Claro, uno puede suponer que lo importante es el mensaje de fondo o la moraleja, no el detalle histórico, pero no se ve claro por qué Dios habría de dejarle clarito a dos profetas distintos, como clara seguramente es la Palabra de Dios cuando la inspira el Creador de todas las cosas, que un personaje histórico tan importante como Zorobabel es hijo de uno o de otro. Pero, yendo al grano, en lo que a nosotros se refiere... ¡la discrepancia no interesa porque Pedaías y Sealtiel eran hermanos, y ambos eran hijos de Jeconías! Aunque por boca de Jeremías, la descendencia de Jeconías estaba maldita hasta que las montañas se hicieran polvo, resulta que a la tercera generación, un nieto del maldito por Dios era la máxima autoridad política de los hebreos. No era rey, claro, sino apenas gobernador en nombre de los persas (entretanto, los hebreos saludaban a Ciro como el mesías), pero un trono sigue siendo un trono, sea con el título que sea.
Y se pone aún mejor. Resulta que desde tiempos anteriores al exilio en Babilonia, una de las señas características del mesías era que debía ser del linaje de David. Este elemento fue incorporado a la mitología bíblica (según los escépticos) o profetizado (según los creyentes) por Isaías (lean Isaías 11 completo al respecto). Vale que Ciro fue saludado como mesías, pero al final resultaba que no era (a pesar de lo cual, el autor anónimo llamado "Deuteroisaías" porque se atribuyó la identidad de Isaías y escribió una secuela del libro original, lo saludó como tal en el capítulo 45, contradiciendo lo dicho en el 11 por el Isaías de verdad, porque Ciro no era del linaje de Jesé o su hijo David). A tanto llegaba esto, que los evangelistas Mateo y Lucas no perdieron tiempo alguno en escribir sendas genealogías de Jesús (que por cierto, en un a estas alturas del partido no demasiado sorprendente giro, se contradicen ambas si se toman la molestia de leerlas), en que se "demuestra fehacientemente" que Jesús es descendiente de David. ¿Y quién está injertado en medio de la generalogía de Mateo? Pues nuestro buen conocido Jeconías, denunciado como antepasado de Jesús, a pesar de que ningún descendiente de David llegaría a ocupar el trono de Judá... Uno puede argumentar que desde el punto de vista cristiano, el mesías en realidad no es un salvador terreno que restaurará el Reino de David, sino un salvador espiritual, y que los judíos entendieron esto trágicamente mal. Pero si ese fuera el caso, ¿por qué entonces Mateo le sacó lustre a su genealogía metiendo a Jeconías en el sarao, si con ello nada le aportaba al retrato de Jesús como el verdadero Ungido del Señor, dejando de paso a un hombre tan "inspirado por Dios" como Jeremías como un embustero, al menos en lo que a tal profecía se refiere...? Porque ninguno de sus coetáneos iba a aceptar un mesías que no fuera descendiente de David, claro está. Así es que no queda más remedio que admitir la existencia de un lapsus en el texto bíblico. Y como a estas alturas me empieza a doler la cabeza (e imagino que a ustedes también), lo dejaré hasta aquí por el minuto. Saquen sus propias conclusiones.
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domingo, 18 de julio de 2010
Dios le gasta una broma pesada a Josías.
Ya nos hemos referido a Josías en este blog Siglos Curiosos. Es el rey de Judá que, hacia el año 620 a.C. (año más, año menos, esto de la datación bíblica tiene sus complicaciones), que promovió una reforma basada en el "descubrimiento" de nuevas leyes dictadas por Dios, sobre cuya artera manera de ser "encontradas" ya nos hemos referido en Siglos Curiosos (ver "¿De dónde salió el Deuteronomio?"). Resulta que, con ocasión de tal evento, Josías ordenó consultar a una profetisa (sí, una mujer profeta, la Biblia está llena de sorpresas). Y por intermedio de la profetisa, Dios lanzó una de sus típicas arengas de combate: "Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes (...) porque ellos me han abandonado y han quemado incienso ante otros dioses, irritándome con todo lo que han hecho. Mi cólera se ha encendido contra este lugar y no se apagará". Pero para Josías, las palabras de Dios son más tranquilizadoras: "No te alcanzarán las amenazas de este libro, porque tu corazón se ha conmovido y has hecho penitencia en la presencia de Dios al oir lo que he dicho contra este lugar y contra sus habitantes, que pasarán a ser ejemplo de espanto y maldición. Tú has rasgado tus vestidos y has llorado ante mi; por eso, yo también te he escuchado (...) y voy a reunirte con tus padres; tú morirás y serás sepultado en paz, sin haber visto ninguno de los males que voy a mandar contra este lugar" (2 Reyes 22:15-20).
Ante semejante oráculo, Josías podía haberse echado a la bartola y ser otro gobernador discreto, porque después de todo, Dios le había dado ya la bendición. Pero Josías era un rey eficiente, y no se conformó con eso, sino que además, preocupado por el bienestar de su pueblo, llevó a cabo su reforma religiosa. Este nombre es el eufemismo que podemos darle a destruir y quemar ídolos, perseguir homosexuales (2 Reyes 23:7), acabar con los altares paganos que Manasés (abuelo de Josías) había instalado, degollar sacerdotes de las religiones que no le gustan al Unico Dios (2 Reyes 23:20), terminó con espiritistas y adivinos, etcétera. En suma, la alegre tolerancia religiosa anterior a Josías se convirtió en un fundamentalismo teocrático en toda regla (la Biblia no lo llama así, claro).
¿Y cómo se lo tomó Dios? Leamos al propio texto bíblico: "No apartó el ardor de su cólera. Su enojo se había encendido contra Judá por todo el mal que había hecho Manasés. Dios dijo: También a Judá lo apartaré de mi presencia, como he apartado a Israel, y rechazaré a esta ciudad que había elegido, a Jerusalén, y a la Casa de la que había dicho: Mi Nombre está en ella" (2 Reyes 23:26-27). Y como si tamaña ingratitud por parte de Dios no fuera suficiente, resulta que además la promesa que le había hecho de tener una muerte pacífica, tampoco se la cumplió. Porque resulta que el faraón Necao (el mismo que ordenó la circunnavegación de Africa, ver "Los fenicios circunnavegan Africa" en Siglos Curiosos) invadió Judá, y Josías salió al encuentro. El relato bíblico dice: "Necao le mandó mensajeros para decirle: '¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? No he venido hoy contra ti, sino contra otro con el cual estoy en guerra; y Dios me ha mandado para que me apresure. Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, no sea que él te destruya'. Pero Josías no se apartó de él, pues estaba decidido a darle batalla, y no escuchó las palabras de Necao, que venían de boca de Dios. Y avanzó para librar batalla en la llanura de Meguido. Los arqueros tiraron contra el rey Josías, y dijo el rey a sus servidores: 'Llévenme fuera, porque estoy gravemente herido'. Sus servidores lo sacaron del carro y, pasándolo a otro carro que tenía, lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías" (2 Crónicas 35:21-24). ¿Este Josías que fue fiel a Dios, expurgó toda herejía de su reino, y salió a defender sus dominios cuando un faraón prepotente quería utilizarlo de calzada, fue tiroteado a flechazos y sufrió una buena agonía sobre los traqueteos de un carro de combate, es el mismo al que Dios le había dicho antes "morirás y serás sepultado en paz"? Porque si es así, ya estoy alistando el lápiz para firmar por una religión con un dios que tenga un sentido del humor algo más suave...
domingo, 23 de mayo de 2010
¿Omnipotente...?
¿Es Dios omnipotente? La respuesta obvia para cualquier creyente es que sí. Si Dios lo es todo, Dios es el Absoluto, Dios creó todas las cosas, ¿cómo es posible que no pueda hacerlo todo? Y sin embargo, la respuesta no es tan sencilla como eso. Porque como apuntó Homero Simpson en alguna ocasión: ¿puede Dios calentar un panecillo en el microondas tanto que ni él mismo pueda tocarlo? Piénsenlo. Si no puede calentar el panecillo hasta ese punto, no es omnipotente. Y si puede, entonces no podrá tomar el panecillo, por lo tanto habrá algo que no pueda hacer, y por lo tanto vuelta a no ser omnipotente. Formulada en términos más abstractos, la cuestión es la siguiente: ¿puede un ser omnipotente, abdicar su propia omnipotencia? Si no puede, entonces no es omnipotente. Y si puede, entonces después de abdicar su propia omnipotencia ya no es omnipotente después de haberlo sido, y omnipotencia significa ser todopoderoso en cualquier tiempo y lugar, no sólo en cierto tiempo (por ejemplo: un ser omnipotente podría desdoblarse a sí mismo y viajar en el tiempo, y con eso burlaría su propia abdicación). Se ha tratado de burlar todo lo anterior, argumentando que todo depende de cómo entendamos la omnipotencia, pero si nos atenemos al sentido etimológico del término, la respuesta es clara: ser omnipotente significa poder hacerlo TODO ("omni" significa "todo", por lo que ser omnipotente es sinónimo a ser todopoderoso, y si hay algo que se puede hacer, se podrá ser "muy poderoso", pero no "todo-poderoso").
El tema ha mosqueado a los teólogos por varias razones, aunque no tanto en abstracto, como en relación a otros problemas. Uno de ellos es el de la bondad divina. Si suponemos que Dios es bondadoso, entonces no debería ser capaz de maldad porque su propio estatus moral lo limitaría, y por lo tanto no es omnipotente. Si por el contrario lo suponemos capaz de hacer el mal, entonces no es necesariamente bondadoso. Escalofriante, si lo piensan bien. Otra cuestión relacionada es el libre albeldrío. Si el Ser Omnipotente que creó a los seres humanos los dotó de libre albeldrío, entonces estaría abdicando su propia omnipotencia para darle poder a los seres humanos sobre su propio destino, y reproducimos la paradoja del panecillo de Homero Simpson. En un universo con un ser omnipotente (llámese Dios o de cualquiera otra manera), el libre albeldrío carece de sentido. También en un universo con un ser omnipotente, carecen de sentido las leyes naturales, entendidas como regularidades y conexiones causales que estructuran la realidad, porque ese ser omnipotente podría saltarse tales leyes a capricho (haciendo milagros, por ejemplo), y por lo tanto el conocimiento científico en tanto capacidad para pronosticar el futuro y manejar la naturaleza (por ejemplo, usando las leyes naturales para fabricar tecnología, como la conexión a Internet que Ud. está usando para leer este posteo de Siglos Curiosos por ejemplo) también carecerían de sentido.
Aunque la Biblia se hace eco de estas cuestiones, no lo plantea directamente. Sin embargo, como en otras materias, el texto bíblico se traiciona a sí mismo. En varios lugares se dice que Dios lo puede hacer todo, o al menos, tal cosa no le requiere el gran esfuerzo (no citaré aquí, pero si tienen interés, consulten Génesis 18:14, Job 42:1-2, Mateo 19:26, Marcos 10:27 y Apocalipsis 19:6). Y sin embargo... hay versículos en contrario. Es llamativo el texto de Hebreos 6:13-20 (léanlo ustedes, por favor). En éste, el escritor exhorta implícitamente a creer en la Palabra de Dios, argumentando sobre la base del juramento que Dios le hizo a Abraham. Y el versículo 18 es revelador: según éste, debemos confiar en la Palabra de Dios porque Dios no puede mentir ni romper su propio juramento. Vale decir, Dios no es omnipotente porque hay algo que no puede hacer. Pero mi favorito está en el Antiguo Testamento, concretamente en Jueces 1:19, que sí lo transcribiré porque tiene chicha: "Y aunque el Señor acompañaba a los de Judá, y ellos pudieron conquistar las montañas, no pudieron echar de los llanos a los que allí vivían, porque éstos tenían carros de hierro". ¡Menudo omnipotente este Señor, que no se la puede auxiliando a sus protegidos contra unos vulgares carros de hierro, y ya no hablemos si le toca defender a los verdaderos creyentes contra una buena piña atómica! (Por si me quieren decir cualquier cosa, usé la traducción de las Sociedades Bíblicas Unidas).
El Corán reproduce en algún punto la misma paradoja. En un pasaje dice: "El dominio de los cielos y de la tierra pertenece a Dios. Dios es omnipotente" (3:189). Y en otro dice: "(...) Añade a la creación lo que Él quiere. Dios es omnipotente" (35:1). Pero en otro señala implícitamente algo que Alá no puede hacer: "Creador de los cielos y de la tierra. ¿Cómo iba a tener un hijo si no tiene compañera, si lo ha creado todo y lo sabe todo?" (6:101). Aunque, admitámoslo, descarta esta posibilidad no por imposible para Alá, sino como algo falto de lógica (la sura respectiva forma parte de una parrafada en contra de quienes sostienen que Dios tiene hijos, como los cristianos por ejemplo). Aunque puede contraargumentarse que para alguien omnipotente también sería posible saltarse las leyes de la lógica, porque un ser omnipotente lo puede todo, incluso darse el lujo de ser ilógico. De seguro que los teólogos musulmanes tienen alguna respuesta para esto, pero para no alargar todavía más este posteo, dejaremos hasta aquí el asunto (bueno, al menos hasta que aparezca algún tipo autollamado para iluminar sus almas y etcétera, como los que de cuando en cuando dejan comentarios en los posteos religiosos de Siglos Curiosos).
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jueves, 20 de mayo de 2010
La Biblia y la vida después de la muerte.
¿Habla la Biblia sobre una vida después de la muerte? ¿Promete un mundo ultraterreno para nosotros los sufrientes vivos? La respuesta que todos ustedes me dirán de corrido es: ¡SÍ! Desde luego, si el propio Jesús lo prometió, ¿no? Es lo que enseñan en todas partes, que si eres creyente en la Biblia, entonces Dios te resucitará. Hay muchos versículos de la Biblia que apoyan esto. Y sin embargo... curiosamente, hay muchos otros que NIEGAN la posibilidad de resucitar de entre los muertos. Entonces... ¿a quién le hacemos caso?
De partida, observemos que los cuatro evangelistas están contestes en que hay vida después de la muerte. Según la Biblia, Jesucristo habría llevado a cabo al menos dos resurrecciones en vida. Una de ellas fue la hija de Jairo, episodio referido en Mateo 9, Marcos 5 y Lucas 7 (los detalles no solo son divergentes, sino que mezclan dos episodios: la hija de Jairo, y el hijo o sirviente del capitán, según la versión). El otro fue la famosa resurrección de Lázaro, referida en Juan 11. Se supone que estos milagros tenían como finalidad el testificar que Jesús es en realidad la vida eterna, y que con su sacrificio nos abriría la misma a todos. Hechos de los Apóstoles así lo proclama (véase Hechos 26:23). Y para que quede bien claro el mensaje, el evangelista Mateo, pasándose un poco de roscas, dice que cuando éste murió, se rasgó la cortina del templo, hubo terremoto... ¡y hubo creyentes que resucitaron, fueron a Jerusalén y se le aparecieron a la gente (después de la resurrección, claro, por si acaso)! Si no me creen, consulten Mateo 27:52-53.
Pero este mensaje de que Jesús es el Gran Resucitador, queda un poco opacado por el hecho de que... también hay resurrecciones en el Antiguo Testamento. Pocas, pero hay. Una de ellas la hace Elías, que en la Biblia es descrito como un profeta a lo macho, y que resucita al hijo de la viuda de Sarepta (Primero de Reyes 17). Eliseo, discípulo de Elías, también obró su propio milagrito de resurrección, para no ser menos que su maestro (Segundo de Reyes 4). E incluso como el Cid ganaba batallas después de muerto, Eliseo obraba milagros en lo propio, porque un muerto cuyo cuerpo fue a chocar con los huesos de Eliseo, resucitó instantáneamente (Segundo de Reyes 13:21). Si los profetas anteriores a Jesús (algunos de ellos, por lo menos) eran capaces de obrar estos milagros, entonces lo de Jesús ya no se ve tan impresionante, probablemente.
Y ahora viene lo bueno. Porque en otras partes de la Biblia se declara explícitamente que, ¡no hay vida después de la vida! Isaías 38:18 es tajante: "Porque el sepulcro no te celebrará, ni te alabará la muerte; Ni los que descienden al hoyo esperarán tu verdad". Y cuando se refiere a los enemigos de Israel castigados por Dios, Isaías 26:14 abunda: "Muertos son, no vivirán: han fallecido, no resucitarán: porque los visitaste, y destruiste, y deshiciste toda su memoria" (o sea, no resucitarán ni siquiera para recibir un castigo eterno: simplemente murieron y hasta ahí llega el asunto). En la misma línea prosigue Eclesiastés 9:5, al filosofar: "Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido". Y en Salmos 6:5 se es enfático al señalar que los muertos no pueden honrar a Dios: "Porque en la muerte no hay memoria de ti: ¿Quién te loará en el sepulcro?". Y en Salmos 88:5 también se apunta que Dios no se acuerda de los muertos: "Libre entre los muertos, Como los matados que yacen en el sepulcro, Que no te acuerdas más de ellos, Y que son cortados de tu mano". Y suma y sigue. Pero el fragmento más interesante, probablemente, viene del Génesis. En un capítulo tan importante para la Historia Sagrada, como lo es la Entrada del Mal en el Mundo, Dios le lanza su célebre maldición: "En el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas á la tierra; porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo serás tornado" (Génesis 3:19). Debemos convenir en que Dios debe tener una personalidad un tanto voluntariosa, si consideramos que después de darle tamaña destrucción como destino a la pobre criatura de barro llamada "ser humano", permitió que Elías, Eliseo y Jesús resucitaran gente, y este último llegara incluso a prometerle la vida eterna a todos quienes creyeran en esto o aquello...
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domingo, 28 de febrero de 2010
¿Estás amenazado por Dios?
Quienes sostienen que el Dios de la Biblia es un padre celestial amoroso y protector con sus hijos, citan una tonelada de versículos en que éste se expresa de tal manera. Otros dicen, en cambio, y con sobrada razón, que si es tan amoroso, cómo es posible que haya ordenado una y mil veces varios atroces genocidios, no sólo contra otros pueblos, sino también contra los propios israelitas insurrectos que se atrevían a adorar becerros de oro y otras barbaridades semejantes. Pero claro, quizás te sientes seguro porque ni los amalecitas ni los estos-o-aquellos existen, y Dios no las emprende con los pueblos "de ahorita", ¿no? Lee bien de nuevo. El Dios del Antiguo Testamento tiene una larga lista de gentes a las que se la tiene jurada, ¡y de qué manera! Digamos que sólo unos cuantos en nuestra vida moderna podrían salvarse, si siguiéramos las leyes del Antiguo Testamento. Claro, si eres un fundamentalista cristiano, eso no es un problema, pero si eres un cacho más liberal que eso, tendrás problemas con Dios. Para el presente posteo, hemos tenido en cuenta solo el material de los libros Levítico y Deuteronomio, los más legalistas de toda la Biblia, y que por lo mismo no suelen ser tomados demasiado en cuenta, por áridos y aburridos. Pero por lo mismo es bueno volver sobre ellos: para no olvidar que la Palabra de Dios es TODA la Biblia, no las porciones selectas que se citan antojadizamente para hacer creer que los escritores bíblicos no se referían a lo que en realidad dijeron. No cito textualmente, pero dejo las referencias para cualquiera que desee abrir su Biblia en las partes recomendadas. ¿Estás en la lista de quienes son amenazados por Dios...? Veamos.
-- ¿ERES HOMOSEXUAL? Que un hombre tenga relaciones con otro hombre es abominable (Levítico 18:22), y ambos deben ser eliminados del pueblo (Levítico 18:29), y para ser más específicos, deben ser ejecutados limpiamente (Levítico 20:13). Para que nos hagamos una idea, la Biblia considera que ser homosexual es tan abominable como tener sexo con un animal (Levítico 18:23).
-- ¿ERES TRAVESTI? Si eres hombre y te gusta vestir ropas de mujeres, o eres mujer y te gustan las ropas de hombre, eres alguien abominable (Deuteronomio 22:5).
-- ¿ERES ASTRÓLOGO, ADIVINO O TAROTISTA? También estás en la lista (Levítico 19:26, Deuteronomio 18:10-12) si consultas la tabla ouija, aunque sea por juego. ¡Y ni siquiera pienses en consultar el tarot! (Levítico 19:31). Y si perteneces a una secta y tienes sexo con el líder de tu secta, entonces ya te puedes ir dando por eliminado del pueblo (Levítico 20:6). Por si caben dudas sobre qué quiere decir "eliminado del pueblo", la Biblia sugiere que una manera apropiada de lidiar con los tarotistas, incluyendo a los que leen las cartas por televisión, podemos suponer, es apedrearlos hasta que mueran (Levítico 20:27).
-- ¿CREES QUE DEBERÍA HABER LIBERTAD RELIGIOSA? Ni hablar, que si propagas una religión que no es LA religión, debes morir (Deuteronomio 13:1-5). Esto es tan importante, que si tu hermano, mujer o amigo te habla sobre otras religiones, no debes tenerle piedad alguna por la relación o la buena intención que tenga para contigo, sino que debes ser un soplón, denunciarlo a toda la comunidad, y cuando entre todos lo maten, tú debes asestar el primer golpe (Deuteronomio 13:6-11). Y no te vayas a vivir a una ciudad que no sea judeocristiana, porque hasta allá llegarán los creyentes para pasarte a cuchillo y a que incendien tu casa y tus bienes (Deuteronomio 13:12-16). Pero aunque estarás muerto y tus cosas materiales habrán sido destruidas, tendrás el consuelo de que al menos nadie robará lo tuyo (Deuteronomio 13:17). Pero si vives en una ciudad judeocristiana la pena será más leve: no destruirán tus cosas ni te pasarán a cuchillo, sólo te apedrearán hasta matarte (Deuteronomio 17:2-5).
-- ¿TU PELUQUERO TE CORTA MAL EL PELO? Aunque no lo creas, si te rapas la cabeza en redondo o le cortas los bordes a tu barba (¡¡!!), entonces ya estás en el ojo de Dios (Levítico 19:27), así es que nada de barbas de candado ni cortes a lo Príncipe Valiente.
-- ¿TE HAS HECHO TATUAJES? Estás frito. Dios odia los tatuajes (Levítico 19:28).
-- ¿ERES UN DISCAPACITADO? Bueno, tanto como apedrearte no, pero ni se te ocurra acercarte al templo, o al menos, al altar, porque para Dios no existe la discriminación positiva. Y se nos ofrece una lista, en caso de dudas: ciegos, cojos, desfigurados, desproporcionados (¡¡!!), fracturados de pie o de mano (¡¡!!), jorobado, enano, estrábico, sarnoso, tiñoso, o ¡que tenga problemas con sus testículos! (Levítico 21:16-20). Y si tienes problemas con tus testículos o tu pene, ya no se trata de acercarse al altar, sino que ni siquiera puedes participar de la congregación religiosa misma (Deuteronomio 23:1).
-- ¿ERES BLASFEMO? Ley específica, lo que se dice ley específica, puede discutirse si hay, pero a cambio tenemos un precedente: la Biblia refiere cómo el blasfemo en cuestión fue apedreado hasta la muerte (Levítico 24:10-16).
-- ¿HAS CONTRAÍDO UN MATRIMONIO INTERRACIAL? Esos abominables pueblos inferiores pueden corromperte, así es que en vez de buscar esposa o marido en pueblos ajenos al tuyo, irás y destruirás sus templos y altares y etcétera (Deuteronomio 7:3-5).
-- ¿SABES BIEN DE QUIEN ERES HIJO? Qué bueno, porque si eres hijo nacido fuera del matrimonio, no puedes ir a la congregación religiosa (Deuteronomio 23:2). La prohibición vale incluso... ¡si el abuelo del bisabuelo de TU bisabuelo era un bastardo! ¡Lean bien, dice "décima generación"!
La guinda de la torta es lo que te pasará si se te ocurre desobedecer. Léanse el capítulo 26 entero del Levítico para mayores referencias, y si con eso no quedan convencidos, Dios tuvo a bien repetirnos las mismas cosas y peor en el capítulo 28 entero del Deuteronomio. Pero te anticipo: tu vida será putada sobre putada si no apedreas a los adivinos, a los tatuados, a los homosexuales, a los blasfemos... Pero si no eres homosexual, ni te gusta el tarot, tienes un buen peluquero como Dios manda, no tienes discapacidades físicas, no blasfemas, no coqueteas con religiones "que no son", y no te has casado con una raza que no te corresponde, entonces no hay problema, que Dios te quiere mucho y será todo amor para ti.
-- ¿ERES HOMOSEXUAL? Que un hombre tenga relaciones con otro hombre es abominable (Levítico 18:22), y ambos deben ser eliminados del pueblo (Levítico 18:29), y para ser más específicos, deben ser ejecutados limpiamente (Levítico 20:13). Para que nos hagamos una idea, la Biblia considera que ser homosexual es tan abominable como tener sexo con un animal (Levítico 18:23).
-- ¿ERES TRAVESTI? Si eres hombre y te gusta vestir ropas de mujeres, o eres mujer y te gustan las ropas de hombre, eres alguien abominable (Deuteronomio 22:5).
-- ¿ERES ASTRÓLOGO, ADIVINO O TAROTISTA? También estás en la lista (Levítico 19:26, Deuteronomio 18:10-12) si consultas la tabla ouija, aunque sea por juego. ¡Y ni siquiera pienses en consultar el tarot! (Levítico 19:31). Y si perteneces a una secta y tienes sexo con el líder de tu secta, entonces ya te puedes ir dando por eliminado del pueblo (Levítico 20:6). Por si caben dudas sobre qué quiere decir "eliminado del pueblo", la Biblia sugiere que una manera apropiada de lidiar con los tarotistas, incluyendo a los que leen las cartas por televisión, podemos suponer, es apedrearlos hasta que mueran (Levítico 20:27).
-- ¿CREES QUE DEBERÍA HABER LIBERTAD RELIGIOSA? Ni hablar, que si propagas una religión que no es LA religión, debes morir (Deuteronomio 13:1-5). Esto es tan importante, que si tu hermano, mujer o amigo te habla sobre otras religiones, no debes tenerle piedad alguna por la relación o la buena intención que tenga para contigo, sino que debes ser un soplón, denunciarlo a toda la comunidad, y cuando entre todos lo maten, tú debes asestar el primer golpe (Deuteronomio 13:6-11). Y no te vayas a vivir a una ciudad que no sea judeocristiana, porque hasta allá llegarán los creyentes para pasarte a cuchillo y a que incendien tu casa y tus bienes (Deuteronomio 13:12-16). Pero aunque estarás muerto y tus cosas materiales habrán sido destruidas, tendrás el consuelo de que al menos nadie robará lo tuyo (Deuteronomio 13:17). Pero si vives en una ciudad judeocristiana la pena será más leve: no destruirán tus cosas ni te pasarán a cuchillo, sólo te apedrearán hasta matarte (Deuteronomio 17:2-5).
-- ¿TU PELUQUERO TE CORTA MAL EL PELO? Aunque no lo creas, si te rapas la cabeza en redondo o le cortas los bordes a tu barba (¡¡!!), entonces ya estás en el ojo de Dios (Levítico 19:27), así es que nada de barbas de candado ni cortes a lo Príncipe Valiente.
-- ¿TE HAS HECHO TATUAJES? Estás frito. Dios odia los tatuajes (Levítico 19:28).
-- ¿ERES UN DISCAPACITADO? Bueno, tanto como apedrearte no, pero ni se te ocurra acercarte al templo, o al menos, al altar, porque para Dios no existe la discriminación positiva. Y se nos ofrece una lista, en caso de dudas: ciegos, cojos, desfigurados, desproporcionados (¡¡!!), fracturados de pie o de mano (¡¡!!), jorobado, enano, estrábico, sarnoso, tiñoso, o ¡que tenga problemas con sus testículos! (Levítico 21:16-20). Y si tienes problemas con tus testículos o tu pene, ya no se trata de acercarse al altar, sino que ni siquiera puedes participar de la congregación religiosa misma (Deuteronomio 23:1).
-- ¿ERES BLASFEMO? Ley específica, lo que se dice ley específica, puede discutirse si hay, pero a cambio tenemos un precedente: la Biblia refiere cómo el blasfemo en cuestión fue apedreado hasta la muerte (Levítico 24:10-16).
-- ¿HAS CONTRAÍDO UN MATRIMONIO INTERRACIAL? Esos abominables pueblos inferiores pueden corromperte, así es que en vez de buscar esposa o marido en pueblos ajenos al tuyo, irás y destruirás sus templos y altares y etcétera (Deuteronomio 7:3-5).
-- ¿SABES BIEN DE QUIEN ERES HIJO? Qué bueno, porque si eres hijo nacido fuera del matrimonio, no puedes ir a la congregación religiosa (Deuteronomio 23:2). La prohibición vale incluso... ¡si el abuelo del bisabuelo de TU bisabuelo era un bastardo! ¡Lean bien, dice "décima generación"!
La guinda de la torta es lo que te pasará si se te ocurre desobedecer. Léanse el capítulo 26 entero del Levítico para mayores referencias, y si con eso no quedan convencidos, Dios tuvo a bien repetirnos las mismas cosas y peor en el capítulo 28 entero del Deuteronomio. Pero te anticipo: tu vida será putada sobre putada si no apedreas a los adivinos, a los tatuados, a los homosexuales, a los blasfemos... Pero si no eres homosexual, ni te gusta el tarot, tienes un buen peluquero como Dios manda, no tienes discapacidades físicas, no blasfemas, no coqueteas con religiones "que no son", y no te has casado con una raza que no te corresponde, entonces no hay problema, que Dios te quiere mucho y será todo amor para ti.
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jueves, 25 de febrero de 2010
¿Considera la Biblia que la Tierra es plana o redonda?
Hace un par de semanas atrás, un inquieto lector de este blog Siglos Curiosos me sugirió escribir sobre la cuestión de si la Biblia considera a la Tierra como plana o redonda, y como me parecía haber leído algo sobre el particular, vuestro seguro servidor el General Gato puso su inquisitiva nariz en marcha. Cualquier persona escéptica con una base científica de conocimientos, así como muchos creyentes, no se calentarían la cabeza por el tema, sea que una u otra postura tengan razón, ya que consideran que la Biblia es un texto religioso y no científico, y no se supone que exprese verdades científicas sobre el mundo (a pesar de que, bien mirado, si la Biblia fuera en verdad un libro inspirado por Dios, el Señor de los Ejércitos podría haber tenido la amabilidad de escribir sobre la vacunación, los antibióticos o la talla de lentes ópticos, y le hubiera hecho un tanto más llevadera la vida a sus súbditos israelitas, por no hablar de nosotros). Pero para los fundamentalistas de la Biblia, el tema es mortalmente serio. Precisamente tengo a la vista dos libritos de los Testigos de Jehová ("La vida, ¿cómo se presentó aquí? ¿por evolución, o por creación?", y "La Biblia, ¿la palabra de Dios, o palabra del hombre?"), que afirman la exactitud de la Biblia en su sentido más literal. Y ambos librillos defienden (entre otros gruesos errores lógicos y fácticos) que la Biblia proclama una Tierra redonda ("La vida..." pags. 200-202, y "La Biblia..." pags. 99-100, si tiene un ejemplar no se moleste en consultar el otro porque dicen lo mismo casi textualmente). Así es que vale la pena indagar un poco en el particular, para confirmar o refutar el texto bíblico - en lo que se refiere al tema presente, claro está.
Existen dos citas esgrimidas por los defensores de "la Biblia preconiza una Tierra redonda": una de Job, y otra de Isaías (para efectos, usaré la versión Reina Valera de 1909). Job dice: "Extiende el alquilón sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada" (Job 26:7), lo que se toma como que el texto bíblico habla de una Tierra suspendida en el vacío del espacio exterior. Isaías, por su parte, dice: "El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar" (Isaías 40:22). Leídos así, suenan impresionantes: ¿acaso de verdad los escritores de la Biblia sabían que la Tierra era redonda y estaba suspendida en el vacío dos milenios antes que Copérnico y Galileo...? Pero si escarbamos un poco más, descubrimos otras cosas. La traducción acá de Isaías es falaz porque la palabra original es "círculo", o sea, un disco plano, y no "globo", como hasta el propio texto de los Testigos de Jehová debe admitir (si bien alega que para los antiguos hebreos ambas palabras son idénticas, lo que no es así tampoco). Además, si Isaías compara los cielos como las cortinas de una tienda de campaña, es lógico que la Tierra sea como el suelo de esa tienda. Y hasta el momento no me ha tocado saber de una tienda de campaña que tenga el suelo esférico en vez de plano. En cuanto a Job, si en vez de limitarnos a esa cita nos leemos el capítulo 26 completo, es claro que habla de una Tierra plana, ¡y con columnas! Particularmente ilustrativo es que según este mismo autor, los mares están cercados, lo que no tiene sentido en una esfera (como efectivamente los océanos terrestres no están cercados ni mucho menos), pero esta cita sí que tiene sentido si la Biblia concibe una Tierra plana: "El cercó con término la superficie de las aguas, Hasta el fin de la luz y las tinieblas" (Job 26:10). Y sobre las columnas del cielo: "Las columnas del cielo tiemblan, Y se espantan de su reprensión" (Job 26:11). Y a mayor abundamiento, el propio Job dice en otro pasaje: "¿Has tu mandado á la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, Para que ocupe los fines de la tierra, Y que sean sacudidos de ella los impíos?" (Job 38:12-13), cuando claramente en una Tierra redonda el alba no podría ocupar ningún lugar en el confín de la Tierra, ya que las superficies de las esferas carecen de confines, mientras que las superficies planas sí que los tienen.
Pero, desmontados los argumentos en favor de "la Biblia dice que la Tierra es redonda", hay todavía más argumentos a favor de que la Biblia concibe al mundo como un plano. Uno de ellos implica la idea de que en un mundo plano habría un "arriba" y un "abajo" claramente definidos, mientras que ambos conceptos pierden sentido si asumimos (como efectivamente es) que la Tierra es una esfera (lo que es arriba para un terráqueo, es abajo para otro situado en sus antípodas). Ejemplos hay varios: el Génesis, el más cosmológico de los libros de la Biblia, menciona que el cielo es azul porque son "aguas superiores" separadas de las "aguas inferiores" (los mares) durante el Segundo Día de la Creación (Génesis 1:6-8). Más adelante, durante el episodio de la Torre de Babel, la gran preocupación de Dios es que cuando los que construyen la Torre la terminen, tomen literalmente el cielo por asalto, como si de asaltar las murallas de una ciudad se tratara. Y este sinsentido se prolonga incluso hasta el Apocalipsis, ya en tiempos cristianos, cuando la Nueva Jerusalén desciende también desde el cielo (¿desde qué parte del Cielo?).
Y se pone peor. Proverbios 8:27-29 hace decir a Dios: "Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía á la mar su estatuto, Y á las aguas, que no pasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra" (nótese que "la sobrefaz del abismo" es la Tierra, que es plana y circular porque es señalada "por compás", y que habla de "los fundamentos de la Tierra", o sea, las columnas sobre las que se sostiene el mundo). Y cuando interpreta un sueño, Daniel dice (Daniel 4:10-11): "Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecíame que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y hacíase fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra". Si la Tierra es una esfera, no tiene sentido hablar de "el medio de la Tierra", y que crezca hasta "alcanzar el cielo", por no hablar de que sólo si la Tierra es plana podría el árbol verse desde todas partes (si la Tierra fuera redonda, como efectivamente lo es, el dichoso árbol no podría verse en las antípodas debido a la curvatura de la superficie terrestre). La misma cuestión sobre ver toda la superficie de la Tierra se plantea en el Nuevo Testamento, cuando Satán le muestra a Jesús todos los reinos de la Tierra (Mateo 4:8). Volviendo al Antiguo Testamento, se nos dice que "De los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores cercanos á ti, ó lejos de ti, desde el un cabo de la tierra hasta el otro cabo de ella;" (Deuteronomio 13:7), cuando en realidad la superficie de una esfera no puede tener un cabo, y menos dos. Por no alargar este reporte en este blog Siglos Curiosos, no seguiré citando más versículos de la Biblia en que se sigue hablando de cabos y confines de la superficie terrestre, de cosas que están arriba o debajo de ella, de pilares del mundo o de los cielos, etcétera. Baste entonces todo lo anterior para dejar sólidamente asentado que la Biblia considera que la Tierra es plana, y así ha quedado como Palabra de Dios, amén.
Existen dos citas esgrimidas por los defensores de "la Biblia preconiza una Tierra redonda": una de Job, y otra de Isaías (para efectos, usaré la versión Reina Valera de 1909). Job dice: "Extiende el alquilón sobre vacío, Cuelga la tierra sobre nada" (Job 26:7), lo que se toma como que el texto bíblico habla de una Tierra suspendida en el vacío del espacio exterior. Isaías, por su parte, dice: "El está asentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas: él extiende los cielos como una cortina, tiéndelos como una tienda para morar" (Isaías 40:22). Leídos así, suenan impresionantes: ¿acaso de verdad los escritores de la Biblia sabían que la Tierra era redonda y estaba suspendida en el vacío dos milenios antes que Copérnico y Galileo...? Pero si escarbamos un poco más, descubrimos otras cosas. La traducción acá de Isaías es falaz porque la palabra original es "círculo", o sea, un disco plano, y no "globo", como hasta el propio texto de los Testigos de Jehová debe admitir (si bien alega que para los antiguos hebreos ambas palabras son idénticas, lo que no es así tampoco). Además, si Isaías compara los cielos como las cortinas de una tienda de campaña, es lógico que la Tierra sea como el suelo de esa tienda. Y hasta el momento no me ha tocado saber de una tienda de campaña que tenga el suelo esférico en vez de plano. En cuanto a Job, si en vez de limitarnos a esa cita nos leemos el capítulo 26 completo, es claro que habla de una Tierra plana, ¡y con columnas! Particularmente ilustrativo es que según este mismo autor, los mares están cercados, lo que no tiene sentido en una esfera (como efectivamente los océanos terrestres no están cercados ni mucho menos), pero esta cita sí que tiene sentido si la Biblia concibe una Tierra plana: "El cercó con término la superficie de las aguas, Hasta el fin de la luz y las tinieblas" (Job 26:10). Y sobre las columnas del cielo: "Las columnas del cielo tiemblan, Y se espantan de su reprensión" (Job 26:11). Y a mayor abundamiento, el propio Job dice en otro pasaje: "¿Has tu mandado á la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, Para que ocupe los fines de la tierra, Y que sean sacudidos de ella los impíos?" (Job 38:12-13), cuando claramente en una Tierra redonda el alba no podría ocupar ningún lugar en el confín de la Tierra, ya que las superficies de las esferas carecen de confines, mientras que las superficies planas sí que los tienen.
Pero, desmontados los argumentos en favor de "la Biblia dice que la Tierra es redonda", hay todavía más argumentos a favor de que la Biblia concibe al mundo como un plano. Uno de ellos implica la idea de que en un mundo plano habría un "arriba" y un "abajo" claramente definidos, mientras que ambos conceptos pierden sentido si asumimos (como efectivamente es) que la Tierra es una esfera (lo que es arriba para un terráqueo, es abajo para otro situado en sus antípodas). Ejemplos hay varios: el Génesis, el más cosmológico de los libros de la Biblia, menciona que el cielo es azul porque son "aguas superiores" separadas de las "aguas inferiores" (los mares) durante el Segundo Día de la Creación (Génesis 1:6-8). Más adelante, durante el episodio de la Torre de Babel, la gran preocupación de Dios es que cuando los que construyen la Torre la terminen, tomen literalmente el cielo por asalto, como si de asaltar las murallas de una ciudad se tratara. Y este sinsentido se prolonga incluso hasta el Apocalipsis, ya en tiempos cristianos, cuando la Nueva Jerusalén desciende también desde el cielo (¿desde qué parte del Cielo?).
Y se pone peor. Proverbios 8:27-29 hace decir a Dios: "Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía á la mar su estatuto, Y á las aguas, que no pasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra" (nótese que "la sobrefaz del abismo" es la Tierra, que es plana y circular porque es señalada "por compás", y que habla de "los fundamentos de la Tierra", o sea, las columnas sobre las que se sostiene el mundo). Y cuando interpreta un sueño, Daniel dice (Daniel 4:10-11): "Aquestas las visiones de mi cabeza en mi cama: Parecíame que veía un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y hacíase fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra". Si la Tierra es una esfera, no tiene sentido hablar de "el medio de la Tierra", y que crezca hasta "alcanzar el cielo", por no hablar de que sólo si la Tierra es plana podría el árbol verse desde todas partes (si la Tierra fuera redonda, como efectivamente lo es, el dichoso árbol no podría verse en las antípodas debido a la curvatura de la superficie terrestre). La misma cuestión sobre ver toda la superficie de la Tierra se plantea en el Nuevo Testamento, cuando Satán le muestra a Jesús todos los reinos de la Tierra (Mateo 4:8). Volviendo al Antiguo Testamento, se nos dice que "De los dioses de los pueblos que están en vuestros alrededores cercanos á ti, ó lejos de ti, desde el un cabo de la tierra hasta el otro cabo de ella;" (Deuteronomio 13:7), cuando en realidad la superficie de una esfera no puede tener un cabo, y menos dos. Por no alargar este reporte en este blog Siglos Curiosos, no seguiré citando más versículos de la Biblia en que se sigue hablando de cabos y confines de la superficie terrestre, de cosas que están arriba o debajo de ella, de pilares del mundo o de los cielos, etcétera. Baste entonces todo lo anterior para dejar sólidamente asentado que la Biblia considera que la Tierra es plana, y así ha quedado como Palabra de Dios, amén.
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jueves, 24 de diciembre de 2009
La primera precuela en la Historia Universal.
Parte del negocio cinematográfico y literario de hoy en día son las precuelas. Son una consecuencia inevitable de la situación en que contar historias se transforma en un negocio multimillonario en torno a franquicias multimedia, dicho esto sin afán de crítica o alabanza, sino simplemente como un hecho del mundo actual. Después de todo, si un productor de cine se ha forrado con una película, ¿por qué no iba a rodar una secuela? Y si para un escritor ha funcionado financieramente una novela, ¿por qué no iba a escribir una continuación? En fecha tan lejana como el siglo XVI, el "Amadís de Gaula" conoció al menos unas diez secuelas, no todas ellas escritas por su autor, y el Segundo Libro del Quijote es en realidad una secuela escrita por Miguel de Cervantes como segunda parte alternativa al "Quijote de Avellaneda". Y si al público le sigue gustando, ¿qué debería haber de malo en eso? El punto es que no siempre se pueden seguir rodando secuelas ad infinitum, simplemente porque el material no puede estirarse tanto, o bien por el reclamo de los fanáticos que piden la historia de "cómo todo llegó a ser como es", en primer lugar.
El término fue popularizado después de que George Lucas estrenara su "segunda trilogía" ("La amenaza fantasma", "El ataque de los clones" y "La venganza del Sith"), que refiere cómo el Darth Vader visto en "La guerra de las galaxias", "El Imperio contraataca" y "El regreso del Jedi" llegó a ser quien es. Pero ya anteriormente, "Indiana Jones y el Templo de la Perdición", posterior a "Los cazadores del arca perdida", estaba ambientada con anterioridad, y por lo tanto, técnicamente es una precuela. Y en la literatura se conocen varios ejemplos. Isaac Asimov, por ejemplo, publicó en los '80s las novelas "Preludio a la Fundación" y "Hacia la Fundación", precuelas ambas de "Fundación" y el resto de la saga. Pero si caracterizamos una precuela como "un relato narrativo o cinematográfico que amplía un universo narrativo preexistente, refiriendo con cierto detalle los hechos anteriores al mismo" (definición propia, porque la RAE no ha recogido el neologismo), entonces deberíamos convenir que la primera precuela... ¡está en la Biblia! ¡Y en su primer libro, que es el Génesis! ¡Y nada menos que en el primer capítulo mismo del Génesis!
A estas alturas ustedes estarán pensando qué se bebió su buen amigo el General Gato quien esto escribe. Me explico. La tradición atribuye la escritura del Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio) a Moisés. Sin embargo, desde el siglo XVIII se sabe, debido al estudio de la evidencia interna de los textos, plagados de interpolaciones, reiteraciones, cambios de estilo e incluso contradicciones en conceptos de fondo y en descripciones de hechos puntuales, que el Pentateuco no pudo haber sido escrito por una sola mano. A grandes rasgos, la tesis más aceptada es que el Génesis fue la compilación de dos relatos distintos, atribuidos a dos autores apodados el Yavista y el Elohísta (desconocemos sus verdaderas identidades), y que fue complementado después por otra fuente anónima, conocida como "el Sacerdote" o la "Fuente Sacerdotal", y que por sus ideas es posible que haya sido el profeta Jeremías, o alguien cercano a él (Jeremías vivió en los últimos años de la independencia de Judá, poco antes de la conquista de Jerusalén por los caldeos en 587 a.C.). El mapa es un poco más complejo que esto, y de hecho se discute la identidad del Sacerdote, pero para los efectos, con esta explicación basta por ahora.
El relato de la Creación abarca tres capítulos del Génesis. El primero detalla la creación de los cielos y de la tierra. El segundo se refiere al Paraíso del Edén. Y el tercero, a la Tentación y Caída de Adán y Eva. Pero en un análisis detenido, es claro que los capítulos 2 y 3 fueron escritos por una mano diferente al capítulo 1. El primero escribe en un estilo muy literario, concibe a Dios como una criatura antropomórfica (incluyendo el detalle de ponerse a buscar hoja por hoja en el Jardín del Edén a los muy escondidos Adán y Eva), crea el mundo en un solo día, y sus medios de creación son aplicarse con las manos a moldear el barro e insuflarle vida. El segundo, en cambio, escribe en un tono seco y ritualista, concibe a Dios como una especie de potencia abstracta y cuasifilosófica, crea el mundo en seis días, y como medio de creación utiliza la palabra como expresión de su propio pensamiento (en castellano, que dice "hágase la luz" para que la luz se haga, sin trabajo físico o material de por medio). En resumen, el capítulo 2 y 3 se le atribuye al Yavista, mientras que el capítulo 1 se le atribuye al Sacerdote. Y como el Sacerdote presenta concepciones filosóficas más refinadas, se le supone bastante posterior al Yavista. Por lo tanto, el capítulo 1 del Génesis, atribuido al Sacerdote, debió por fuerza ser escrito después que los capítulos 2 y 3. Por lo tanto... ¡el capítulo 1 del Génesis, el primer capítulo del Antiguo Testamento y de toda la Biblia, es en realidad una precuela de lo que un autor anterior ya había narrado en los capítulos 2 o 3! Para que vean que las "terceras partes que son primeras" no principiaron con "Inframundo 3: La rebelión de los lycans" ni con el "Silmarillion" de Tolkien... En cuanto a la datación, si suponemos que el Sacerdote es efectivamente Jeremías, entonces debemos concordar en que la precuela más antigua conocida en la Historia Universal tendría más o menos unos 2600 años. Casi nada.
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domingo, 6 de diciembre de 2009
¡Grande es la Artemisa de los efesios!
En nuestra época, mirando hacia esas sucias supersticiones paganas llamadas "mitología", estamos acostumbrados a asociar promiscuamente panteones mitológicos completos con pueblos también completos. Así, la "Mitología Griega" es considerada la "mitología de todos los griegos". Afirmación que, sin ser incorrecta, sí es inexacta, porque a según qué localidades, tales o cuales dioses eran más adorados aquí o allá que en otros lugares. Pasaba con los dioses griegos un poco como los santos y el culto mariano en el Cristianismo: aunque los santos y la Virgen lo son para todos los cristianos, hay lugares y templos más asociados con tal o cual santo, o con la Virgen, que otros. En la Antigua Grecia, la diosa de la naturaleza Artemisa era asociada a dos grandes santuarios, uno en la isla de Delos, y el otro en la ciudad de Efeso, en la costa de lo que actualmente es Turquía. Y no por casualidad.
Puede suponerse que el culto de Artemisa es una adaptación a la Mitología Griega, de un culto prehelénico anterior a la Gran Diosa Madre. Mucho antes de que los griegos cruzaran el Mar Egeo para instalarse en la costa turca, la zona de Efeso estaba bajo la órbita de la influencia cultural hitita, y en dicha cultura, la Gran Diosa Madre era adorada bajo la advocación de Arinna. Aunque Artemisa no es una traducción literal de Arinna (la diosa hitita lo era del Sol, y Artemisa pasó a serlo de la Luna), sí comparten ambas la característica de ser diosas de la naturaleza, asociadas a rituales salvajes e incluso los sacrificios humanos, así como mantener tensas relaciones sentimentales con sus amantes (otra variante griega de Arinna, más ajustada a su original hitita, es la Gran Madre griega por excelencia, la diosa Cibeles, madre de Zeus o Júpiter). Efeso era uno de los más importantes puertos de Jonia, a su vez una de las más boyantes regiones de la antigua cultura griega, y los efesios se permitieron construir un templo, el famoso Templo de Artemisa en Efeso, que es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo. En realidad, existieron varios templos de Artemisa en Efeso, pero el más famoso fue construido hacia el año 550 a.C., y quemado en 356 a.C. por Eróstrato, un terrorista que aspiraba a pasar a la Historia por cometer un crimen célebre (como puede verse, lo logró).
Las relaciones entre los cristianos y el culto de Artemisa en Efeso fueron cualquier cosa, menos pacíficas. Debido a su celo monoteísta, los cristianos de la región odiaban el mucho más exitoso culto de Artemisa. Por otra parte, seamos justos, el culto de Artemisa había generado a su alrededor un floreciente mercadeo que tenía muy poco de sacro, y mucho de comerciante (como las estampitas de los santuarios cristianos, vaya). Cuando Pablo de Tarso llegó a predicar allí y se quedó durante dos años, según la Biblia, un platero llamado Demetrio, cuyo modus vivendi era fabricar orfebrería relacionada con Artemisa, en conveniencia con los de su gremio, promovió un tumulto popular y consiguió que expulsaran al predicador con cajas destempladas, al grito de "¡Grande es la Artemisa de los efesios!" (Hechos de los Apóstoles, capítulo 19). Algo después, en el "Apocalipsis", en las cartas que Jesucristo ordena escribir a Juan para las Siete Iglesias, Juan escribe a la comunidad de Efeso que se han mantenido firmes en la fe, pero que han perdido el sentimiento del amor fraterno, algo entendible por otra parte considerando que Efeso era una de las ciudades comerciales más importantes de su tiempo, y el amor fraterno y la caridad no suele ser el sello característico en la personalidad de "la gente bien" que se ha enriquecido lucrando a mansalva contra su prójimo (véase Apocalipsis 2:1-7).
Finalmente el Cristianismo consiguió destruir el culto de Artemisa, pero fue una victoria pírrica. Un último Templo de Artemisa fue quemado por una turba de cristianos fanáticos que lo arrasó bajo la dirección de Juan Crisóstomo. Luego, en el siglo V, se celebraron dos concilios sucesivos en la ciudad de Efeso (en 431 y 449). Ambos concilios fueron, por decirlo suavemente, turbulentos, ya que las facciones en disputa (católicos y nestorianos, fundamentalmente) recurrieron a tretas bastante sucias para conseguir que sus respectivos dogmas fueran aprobados. Entre las materias debatidas estuvo el problema de si Cristo era humano, divino, o ambos. Colateralmente, y de manera obviamente consecuencial, se debatió si la Virgen María era Christotocos ("madre de Cristo", o sea, madre sólo de la parte humana de Jesús) o Theotocos ("madre de Dios", o sea, madre de Jesús como un todo divino y humano). Los católicos adoptaron finalmente la segunda posición, lo que puso a María en el estatus, incómodo para una religión monoteísta, de... ¡ser una criatura capaz de parir nada menos que a un dios! (al final, lo arreglaron diciendo que a la Virgen se le debe una devoción especial o "hiperdulía", pero no una adoración o "latría" como a Dios... pero esos son tecnicismos teológicos, al final del día). Lo interesante del caso es que al reconocerle a María estatus de Theotocos, al hacérsela madre de un Dios, se la proclama entre líneas como una Gran Diosa Madre... exactamente como eran adorados Artemisa y Arinna antes que ella, y en la misma ciudad que era el centro de operaciones del culto de Artemisa, para remate. De manera que a la par que literario, no es realmente inexacto decir que, cuando un cristiano abraza el culto mariano, un destello de las antiguas diosas madres asoma por los ojos de la figura femenina allí adorada...
Puede suponerse que el culto de Artemisa es una adaptación a la Mitología Griega, de un culto prehelénico anterior a la Gran Diosa Madre. Mucho antes de que los griegos cruzaran el Mar Egeo para instalarse en la costa turca, la zona de Efeso estaba bajo la órbita de la influencia cultural hitita, y en dicha cultura, la Gran Diosa Madre era adorada bajo la advocación de Arinna. Aunque Artemisa no es una traducción literal de Arinna (la diosa hitita lo era del Sol, y Artemisa pasó a serlo de la Luna), sí comparten ambas la característica de ser diosas de la naturaleza, asociadas a rituales salvajes e incluso los sacrificios humanos, así como mantener tensas relaciones sentimentales con sus amantes (otra variante griega de Arinna, más ajustada a su original hitita, es la Gran Madre griega por excelencia, la diosa Cibeles, madre de Zeus o Júpiter). Efeso era uno de los más importantes puertos de Jonia, a su vez una de las más boyantes regiones de la antigua cultura griega, y los efesios se permitieron construir un templo, el famoso Templo de Artemisa en Efeso, que es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo. En realidad, existieron varios templos de Artemisa en Efeso, pero el más famoso fue construido hacia el año 550 a.C., y quemado en 356 a.C. por Eróstrato, un terrorista que aspiraba a pasar a la Historia por cometer un crimen célebre (como puede verse, lo logró).
Las relaciones entre los cristianos y el culto de Artemisa en Efeso fueron cualquier cosa, menos pacíficas. Debido a su celo monoteísta, los cristianos de la región odiaban el mucho más exitoso culto de Artemisa. Por otra parte, seamos justos, el culto de Artemisa había generado a su alrededor un floreciente mercadeo que tenía muy poco de sacro, y mucho de comerciante (como las estampitas de los santuarios cristianos, vaya). Cuando Pablo de Tarso llegó a predicar allí y se quedó durante dos años, según la Biblia, un platero llamado Demetrio, cuyo modus vivendi era fabricar orfebrería relacionada con Artemisa, en conveniencia con los de su gremio, promovió un tumulto popular y consiguió que expulsaran al predicador con cajas destempladas, al grito de "¡Grande es la Artemisa de los efesios!" (Hechos de los Apóstoles, capítulo 19). Algo después, en el "Apocalipsis", en las cartas que Jesucristo ordena escribir a Juan para las Siete Iglesias, Juan escribe a la comunidad de Efeso que se han mantenido firmes en la fe, pero que han perdido el sentimiento del amor fraterno, algo entendible por otra parte considerando que Efeso era una de las ciudades comerciales más importantes de su tiempo, y el amor fraterno y la caridad no suele ser el sello característico en la personalidad de "la gente bien" que se ha enriquecido lucrando a mansalva contra su prójimo (véase Apocalipsis 2:1-7).
Finalmente el Cristianismo consiguió destruir el culto de Artemisa, pero fue una victoria pírrica. Un último Templo de Artemisa fue quemado por una turba de cristianos fanáticos que lo arrasó bajo la dirección de Juan Crisóstomo. Luego, en el siglo V, se celebraron dos concilios sucesivos en la ciudad de Efeso (en 431 y 449). Ambos concilios fueron, por decirlo suavemente, turbulentos, ya que las facciones en disputa (católicos y nestorianos, fundamentalmente) recurrieron a tretas bastante sucias para conseguir que sus respectivos dogmas fueran aprobados. Entre las materias debatidas estuvo el problema de si Cristo era humano, divino, o ambos. Colateralmente, y de manera obviamente consecuencial, se debatió si la Virgen María era Christotocos ("madre de Cristo", o sea, madre sólo de la parte humana de Jesús) o Theotocos ("madre de Dios", o sea, madre de Jesús como un todo divino y humano). Los católicos adoptaron finalmente la segunda posición, lo que puso a María en el estatus, incómodo para una religión monoteísta, de... ¡ser una criatura capaz de parir nada menos que a un dios! (al final, lo arreglaron diciendo que a la Virgen se le debe una devoción especial o "hiperdulía", pero no una adoración o "latría" como a Dios... pero esos son tecnicismos teológicos, al final del día). Lo interesante del caso es que al reconocerle a María estatus de Theotocos, al hacérsela madre de un Dios, se la proclama entre líneas como una Gran Diosa Madre... exactamente como eran adorados Artemisa y Arinna antes que ella, y en la misma ciudad que era el centro de operaciones del culto de Artemisa, para remate. De manera que a la par que literario, no es realmente inexacto decir que, cuando un cristiano abraza el culto mariano, un destello de las antiguas diosas madres asoma por los ojos de la figura femenina allí adorada...
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