28 de julio de 2014

Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca.


A veces se reparten tortas y, sin saber cómo, te llevas un par.
No por nada, solo porque estabas en el camino de la mano.
A veces la gente está frustrada y se le va la olla.
A veces alguien quiere dar tortas hacia arriba y, como no puede, las reparte hacia abajo.
Aunque a los dos minutos tenga las pruebas de que se le ha ido la mano y, entonces, el tono cambie, volviendo a la simpatía y casi colegueo.
Ese cambio de humor que no, no se contagia y te dan ganas de decirle "ahora no me vengas con monadas".
Pero bueno, como sabes que, si escupes para arriba, te acaba cayendo encima... lo mejor es adoptar la frialdad necesaria, acabar lo urgente e irte para casa.
Seguro que mañana lo ves de otra manera.
Y, si no, al menos no estarás tan calentita.

4 comentarios:

  1. Ánimo.... Pero sí hay mucha frustración.... besos :)

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  2. A veces la gente no es perfecta y además se le olvida. Eso es lo peor. La alternativa no existe. Un beso.

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    Respuestas
    1. Cuando eso pasa hay que saber adaptarse, según quién sea el que habla de más, supongo.
      Un beso.

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