Una cosa que he aprendido este verano es a que todo (lo que no es realmente importante) me resbale. Lo que internamente llamo "I don't give a fuck".
Puede sonar un poco radical pero aplicarlo es maravilloso.
No era consciente de todo lo que cargaban mis hombros que no tiene ningún valor. Sobre todo porque la mayoría de esa carga te la ponen los demás. ¿A qué me refiero?
>¿Quedamos para comer y mis tres acompañantes pasan dos horas -literales- hablando de lo mal que están su trabajo, bla, bla, bla, sin descanso? Vale, me evado asintiendo cuando toca y paso del tema o me pongo a jugar con los niños.
>¿Operan a mi padre y decide -contra todo pensamiento racional- que en vez de ir al médico va a quitarse los puntos él solo? A parte de marearme cada vez que lo pienso (no soporto los puntos), lo dejo hacer. Si le sale bien, bien por él. Aunque sé que, cuando vea que no puede o que se hace daño, me llamará para que pida cita con la enfermera. (como así ha sido).
>¿Que te han dicho que si no pierdes peso la operación que te tienen que hacer en la espalda tiene mucho riesgo de acabar mal pero tú solo pones excusas de porqué no puedes hacer ejercicio? Te sugiero que igual deberías salir a caminar, un ratito, cada día. Pero, vale chico, es tu espalda y es tu vida.
>¿Que te duele un brazo desde hace meses pero no me haces caso cada vez que te digo que vayas al médico? Vale, en algún momento te dolerá lo bastante y acabarás yendo. Cada vez que te quejas te escucho y al final te pregunto si ya has pedido hora al médico. (spoiler: va esta tarde).
>¿Que me llamas para soltarme algún sermón y, como siempre, me acabas soltando alguna impertinencia? Aguanto el sermón mientras hago tareas de casa sin que me oigas y, cuando metes la patita en el lugar equivocado, te pongo en tu sitio amablemente y seguimos charlando tan amigas.
>¿Que empiezas a hacer un gran discurso sobre todo lo que harías si mi padre fuera de otra manera y todo lo que harás cuando realmente necesite ayuda, pero en realidad cuando sí se te necesitó pusiste excusas y no fuiste capaz ni de ir a visitarlo al hospital? "Aha, aha, aha, asiento, aha, aha, aha" hasta que termines y dejo que lo que sea que has dicho entre y salga de mi cerebro con total facilidad. Ni siquiera voy a tratar de recordar lo que has dicho y luego no harás.
>¿Estás super preocupado por la inflacción? Vale, "aha, aha, aha". Cuando lleguen las facturas ya me ocuparé de pagarlas.
>¿Que me he comprado un bañador rojo divino y, cuando me ves con él me dices que me hace un pecho muy bonito pero que "se me ve mucho"? Sonrío y traslado mi atención a los niños. Lo sé, me he mirado en el espejo antes de salir de casa, varias veces, estoy perfecta. No traslades a mí tus inseguridades.
Si alguna vez habéis entrado a mi twitter habréis visto que tengo fijada una imagen con la frase "grow up". Pues se trata mucho de eso: he dejado de hacerle de madre a la mitad de mi entorno. Solo hay un ser, mi BB precioso al que tengo que tratar como una madre, porque es lo que soy. Los adultos deben comportarse como adultos y, si no lo hacen, no es asunto mío, ellos sufrirán las consecuencias. Cuando vengan llorando pondré mi hombro y ayudaré si puedo, pero no voy a preocuparme por sus malas decisiones antes de que las tomen.
Tampoco voy a dejar a nadie traspasar ciertas líneas, por no ofenderles o no ser brusca, o bla, bla, bla. Mis líneas rojas son mis líneas rojas y, por ahí no paso.
Y la tercera, aún en desarrollo: me da igual lo que cualquiera piense de mí. ¿Te gusta mi corte de pelo? Gracias. ¿No te gusta mi corte de pelo? Perfecto. Y así con todo.
Cada vez que algo amenaza con perturbarme me canto la canción de Lizzo ('Cause I give a fuck way too much I'ma need like two shots in my cup)
y listo.
Lizzo - About Damn Time