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miércoles, 15 de febrero de 2017

Panorama editorial emergente de LIJ en España (4ª Parte)


Es un secreto a voces que, durante los últimos años y al amparo de la crisis económica, el negocio de los álbumes ilustrados se ha disparado. Bien por la pasión manifiesta de algunos, bien porque la necesidad apremia, se han abierto numerosas librerías especializadas en muchos puntos de nuestra geografía, y escritores e ilustradores se han lanzado a probar suerte en esto de la LIJ, pero lo que más llama la atención es la proliferación de casas editoriales, modestas, minúsculas, que intentan abrirse un hueco en esto de los libros para niños, algo que he intentado recoger en ESTA SECCIÓN que creé hace ahora unos tres años.
Como bien dije AQUÍ, aunque el nacimiento de todas estas editoriales ha permitido que muchas obras desconocidas pudieran ver la luz en nuestra lengua y ha dado oportunidad a muchos autores que de otra manera nunca hubieran salido a la palestra, también hay que hablar de la empinada cuesta que muchas de ellas deben afrontar para seguir en el candelero para poder constituirse como empresas solventes. De hecho, algunas de esas editoriales que recogí al comenzar con este panorama se han ido desinflando poco a poco, e incluso en algunos casos, no son más que los rescoldos de lo que otrora eran muchos sueños.
Es por ello que en esta cuarta entrega del panorama emergente de LIJ española me gustaría hacer un llamamiento, no sólo a las instituciones, unas con cierta responsabilidad a la hora de diversificar las opciones culturales que deben ofrecer a los ciudadanos, sino también a legisladores y gobernantes para que elaboren una hoja de ruta dirigida a todas estos pequeños empresarios que se ven sepultados por las cuotas, los plazos y cánones de los circuitos de venta y distribución, y un montón de obstáculos más que frenan su afianzamiento. Por una vez, y aunque parezca lamentable, dejaré al público -nosotros, los aficionados al libro-álbum- a un lado, no sólo porque no queda mucho que rascar, sino porque muchas veces somos los que sufrimos la desaparición de libros geniales que mucho tienen que decir dentro del mundo de los álbumes ilustrados.
Sin más reivindicaciones (que ya son), me pondré a enumerar y ejemplificar todas aquellas empresas con nacionalidad española que he ido descubriendo en los últimos tiempos y que han apostado por el álbum en sus múltiples variantes.

En primer lugar redimirme con Silonia, una editorial que surgió hace un par de años, con un catálogo impecable del que ya he reseñado parte de sus títulos. Es un lujo contar con ella, tanto por el rescate que ha hecho de títulos antiguos, como por sus novedades de producción propia. Como sus responsables no se prodigan mucho por las redes sociales, me haré eco de algunos títulos que me encantan: los Illustration school de Sachiko Umoto, ¡Oh! ¡Un zig-zag! de Antonio Ladrillo, el Si yo fuera mayor... de Janikovszky y Réber, El huevo maravilloso y el Me gustan los animales, libros informativos de Ipcar, el Leotolda de Olga de Dios o su edición de la Alicia de Carroll.





Sobre las editoriales catalanas tenemos La casita roja, una editorial con muy poco recorrido (unos mesecitos, más o menos), pero que ha saltado al terreno de juego con mucho garbo, no sólo porque ha apostado por obras relacionadas con el cómic y la novela gráfica infantiles (les recomiendo echar un ojo a títulos como El globo rojo en la lluvia de Liniers o La caja sorpresa de Art Spiegelman), sino por llevar como bandera el humor blanco y la línea narrativa clásica de trama, nudo y desenlace en álbumes como Las aventuras de Lester y Bob de Ole Könnecke u Ovejas, muchas, muchísimas ovejas de Haluka Nohana. Sin muchas vueltas de tuercas ha destacado y esperemos que siga trayendo nuevos títulos a reseñar en los espacios monstruosos.





La topera, otra casa nacida en Barcelona, aunque cuenta con sólo tres títulos en su haber, también empieza a llamar la atención por haber editado al penúltimo ganador del Premio Lazarillo (edición 2015), Martín, una historia de Alaine Aguirre y Maite Gurrutxaga. Esperemos que siga dando pasos en esta andadura de los álbumes ilustrados.



La editorial catalana Mosquito Books Barcelona es un proyecto que irrumpe con fuerza en las librerías de nuestro país. Con un acabado excelente e historias muy cercanas a los lectores, sus primeros libros hacen una apuesta clara por autores nacionales más o menos desconocidos que, como Mia Cassany, Ana de la Sima, Asís Percales o Mikel Casal, harán las delicias de muchos durante los meses venideros con libros ilustrados, humorísticos, surrealistas, para colorear o informativos sobre todo lo que nos rodea.





Nos trasladamos a Madrid con Libros de las Malas Compañías, un sello editorial que me gusta bastante por fijarse en colecciones de cuentos tradicionales de nuestro país (Mapa legendario de Gran Canaria) como de fuera (Cuentos noruegos), también en formatos más arriesgados como El principito ha vuelto o Si tuviera que escribirte (me parece una idea fabulosa, editar poesía en formato de postales), o en álbumes como La mujer esqueleto o El ratón que quería un palacio. Sin duda, dará mucho que hablar.



Llega el turno con dos colecciones de libros infantiles dentro de dos sellos editoriales para adultos, algo que durante los últimos años se viene observando dentro del entorno de los libros para niños de nuestro país. En primer lugar tenemos La casa azul, una colección inserta en Frida ediciones, que aboga por álbumes de autores patrios como Ismael Serrano, Mar Blanco, Maxim Huerta y María Cabañas, unos títulos que empiezan a tener visibilidad dentro de los mercados.



En segundo lugar, me gustaría apuntar hacia Monterrey Ediciones y sus libros para niños. Aunque de carácter pedagógico y con unas colecciones que se centran en lo didáctico, podríamos destacar algunos de sus libros incluidos en la colección Valores Horus, donde se han incorporado obras de otros entornos donde destacan autores como Monika Filipina.



Es cierto que la LIJ procedente de los países boreales sigue siendo una gran desconocida por estas latitudes donde el sol brilla más, por lo que es de agradecer que la editorial Gato Sueco, formada por Leticia y Tora, una española y una sueca (no esperaba menos), haya decidido editar en castellano algunos álbumes ilustrados firmados por autores nórdicos más o menos conocidos por aquellos lares y que se centran en sostenibilidad social e inteligencia emocional. Son una de las apuestas más plausibles a la hora de inculcar valores entre los pequeños.




Aunque Koala Ediciones es una empresa ecléctica que comercializa tanto libros de actividades, como boardbooks para los lectores más pequeños, no podía dejar pasar la oportunidad de centrarme en la colección de álbumes pop-up de Rudolf Lukes, cuatro maravillas de 1965 que, finalmente, se han materializado en castellano gracias a esta pequeña editorial y que les recomiendo encarecidamente, no sólo por el valor histórico, sino por tu aire vintage y su gran aceptación entre los pequeños lectores.




El proyecto maño (Ontinar del Salz, Zaragoza) bautizado como Ediciones sinPretensiones, es uno de esos proyectos editoriales con el que da gusto terminar este recorrido anual. La apuesta que desde el pequeño municipio de Zuera se hace por álbumes de producción propia es notable y reconocida a nivel internacional (vean sus menciones dentro de los premios Cuatrogatos). A pesar de tener cierto recorrido en esto de la LIJ y de que todos los libros están escritos por la misma persona, Daniel Nesquens, incluyen a ilustradores como Ana Lóbez (El sombrero volador), Elisa Arguilé (Un agujero) y Alberto Gamón (Nada de nada, Seis leones y Un perro), ejemplos de cómo, desde la modestia y lo regional, puede alcanzar el universo de la excelencia y lo global.





jueves, 19 de mayo de 2016

Abrazos sin prejuicios (incluidos los editoriales)


Bien por lo evidente, bien por el contenido, solemos juzgar con cierta ligereza todo lo que nos rodea. Unas veces se perfila como anecdótico (es lo que hay que hacer: no dejarse engañar por las apariencias) y otras trasciende al tiempo (una pena teniendo en cuenta que siempre nos perdemos algo), pero los prejuicios siempre están presentes. Y no crean que sólo llenan los rincones más mundanos de la vida, sino que incluso están presentes en los resquicios culturales... No obstante, cada día que pasa constato más que los juicios poco fundamentados no valen nada, y que las parcelas humanas, o bien acaban engullidas por alguna ¿mala? y fértil yerba que se sale del tiesto, o siguen girando en torno a quien levante más la voz (¿A eso lo llaman pluralidad? Que me meo...).
Como muestra, ejemplifico con las opiniones que se vierten sobre un servidor... Charlatán, malhablado, cínico, básico, provocador, y hasta comercial, son apelativos con los que amigos y enemigos se despachan de lo lindo. Menos mal que, como no soy río, me vuelvo cuando quiero, respondo (¡pobres cuerdas vocales!), les doy unas palmaditas en la espalda, unos besicos y, aquí sigo, sin poner la otra mejilla, dando guerra y capotazos...


Extrapolándolo al mundo de los libros ilustrados me gustaría llamar la atención sobre un punto.... Últimamente, parece ser que sólo las editoriales denominadas “independientes” son las únicas capaces de publicar libros de cierta calidad (se ve que lo de ir a su aire les proporciona más objetividad y ojo clínico, además de cierta heroicidad y estoicismo), pero el caso es que, a pesar de ser denostados en los circuitos y sectores especializados y críticos, los grandes grupos editoriales siguen editando buenos libros, aunque sea a tenor de los primeros. 
No hay que negar que muchos gigantes editoriales están cegados por los productos comerciales y de gran rentabilidad (¡Que levante la mano quien no!), pero tampoco creo que sea una cuestión inherente a ellos, sino a cualquier empresa que quiera seguir creciendo y dando de comer a sus empleados. Es más: Goliat sigue mirando hacia David para proveerse de buenos productos, de libros geniales, algo muy necesario en un mundo de sinergias que algunos rechazan, e incluso abominan por su estrechez de miras (¡Qué malo es eso...!).



Así que no se pongan a la defensiva. Ni todo es tan oscuro, ni todo tan claro, y la industria editorial necesita de todos para dar voz a buenos productos que, de otra forma pasarían desapercibidos. Yo lo llamo “grandes oportunidades dentro de pequeñas editoriales con un éxito comercial visible”...
Como muestra, les traigo un botón: Abrázame, de Simona Ciraolo y editado en castellano por el SM, es un álbum ilustrado que seguramente muchos tacharán de ñoño, estéticamente pobre y simplista, sólo por haber sido editado por uno de nuestros gigantes editoriales. Pero lo que no saben es que fue Flying Eye Books, un sello infantil inglés (Nobrow) tildado de independiente debido a su gran apuesta por el álbum gráfico y el circuito de librerías especializadas, quién adquirió los derechos mundiales de este álbum debut hace unos años. Con ello quiero decir que me apuesto el cuello y no lo pierdo, a que más de un detractor que lo ha conocido en alguna gran superficie de nuestro país, se hubiera corrido del gusto mientras lo leía en el pequeño establecimiento que la casa editorial tiene en el hipster y londinense Shoreditch. 
Despelótense, les dejo... mientras tanto, no se preocupen, que como aquí el único independiente y poco prejuicioso (tengo los míos, pero me río/olvido con/de ellos fácilmente) soy yo, les traigo este exquisito y tierno libro que, con mucho humor (ácido en ocasiones) y unas ilustraciones fabulosas realizadas por una gran profesional que ha estudiado bajo la tutela de Marta Altés y Martin Salisbury, nos enseña que todos los abrazos, son necesarios. Y al que le pinche (guiño al libro), que se rasque.


miércoles, 3 de febrero de 2016

Panorama editorial emergente de LIJ en España (3ª Parte)


Al finalizar el pasado año conocíamos la noticia de que el mercado editorial español está en alza... Si lo pensamos bien, esta buena nueva tendrá más que ver con el número de nuevas editoriales que han aparecido durante los últimos años, que con el volumen de ventas total realizado (no seamos tan optimistas, no sea que vayamos a leer de más...). Aunque si bien es cierto que, a mayor oferta literaria (cada casa editorial orienta su proyecto hacia un tipo de lector), mayor posibilidad de diversificar los productos y una mayor probabilidad de captar nuevos clientes.
Al igual que en el mundo de la literatura para adultos, son bastantes los que se arriesgan a hacer negocio y divulgar la narrativa y poesía infantil, así como a impulsar el género del álbum ilustrado. De esta manera se dibuja un notable y agradecido panorama editorial emergente (si pinchan AQUÍ y AQUÍ podrán ir contando cuántas nuevas editoriales han nacido en los últimos años). Como la cosa sigue yendo a más, hoy añado otra serie de sellos literarios que apuntan a esto de la literatura infantil y que están dejándose ver por las librerías y bibliotecas de nuestro país.
Y sin más preámbulos, me pongo al quite:
En primer lugar tenemos a Sally Books... Esta pequeña editorial afincada en Antequera (Málaga) se decanta por libros de pequeño formato (cuadrado generalmente), historias divertidas y una estética bastante digital en cuanto a ilustraciones se refiere. De entre su reducido catálogo se pueden señalar títulos como Gordito (Mar Hernández, Malota) o La oveja bala (Pablo Je Je).


Seguimos con Bira Biro, una editorial fundada en el año 2015 y radicada en Barcelona. Tiene un catálogo reducido aunque bastante heterógéneo. En el destacan colecciones de libros para lectores competentes, como Leer es jugar o las aventuras de Jake (Spillman & Nixon), y una serie de álbumes ilustrados entre los que podemos destacar Quién Qué Quién de Olivier Tallec o Lola se va a África de Anne Villeneuve. Tienen previsto desarrollar una nueva línea editorial en la que primarán los autores nacionales, un propósito más que loable.


Bonito Editorial, además de dedicarse a editar libros ilustrados (son tres los títulos que llevan publicados hasta el momento, Calabazas, Memoria de un pez bueno y Álbum para días de lluvia) que hacen honor a su nombre (estética, cuidado y mimo abanderan unas producciones más que aptas para el regalo), también realiza numerosos cursos y charlas sobre ilustración, edición y escritura destinadas a un público especializado.


La cuarta es Fun Readers, una casa editorial nacida el año pasado de la mano de cinco amantes de la LIJ y con sede en Bigastro (Alicante). Ha lanzado sus dos primeras propuestas de lectura, La cabra que no estaba, un libro de Pablo Albo y Guridi con bastante aceptación y visibilidad en el panorama lijero, y Aprendiz de Fantasma (Jesús López Moya y Gallego Bros). Son dos libros orientados a todos aquellos que ya saben leer y que gustan de divertirse con los libros.


También podemos hablar de la línea infantil de Milenio-Páges, llamada Nandibú, una serie de libros de producción propia (Anna Obiols, Subi, Marta Mata o Carmé Solé Vendrell) y extranjeros (Jean de Brunhoff o Hans de Beers) que, editando en castellano y catalán apuestan por historias cercanas y divertidas.


También tenemos a Libros del Imaginario, una propuesta editorial parecida a las dos anteriores (el texto tiene una notable presencia) que combina tres colecciones diferentes -Letrarium, Gran Letrarium e Ilustrarium- orientadas a distinto público y en distintos formatos que ha empezado con trabajos de Mar Pavón y Guiomar González, Sandra Glover y Kate Glove, y Susana Isern y Zuzanna Celej.



Pequeño Fragmenta, la filial infantil de la editorial Fragmenta, también intenta abrirse hueco en el mundo de la LIJ a través de su serie de álbumes ilustrado, concretamente con tres título de Álex Tovar y África Fanlo (Funámbulus), Inês Castel-Branco (Respira) y Halil Bárcena y Marina Cabassa (Historias de Nasrudín), perfilando una pequeña colección de buena factura que ahonda en el conocimiento personal del lector y como apoyo a educadores y padres



Principal de los libros, aunque se perfila como una empresa dedicada a los libros para adultos, también ha apostado durante los últimos meses por álbumes ilustrados de impecable factura como son Yo mataré a los monstruos por ti (Santi Balmes y Lyona -Marta Puig-), un título muy conocido dentro del mundo del libro ilustrado, y Míster Garabato (Lyona y Marcus -Marc Torrent-) una fresca y divertida propuesta para los amantes de las curvas, las líneas, la insatisfacción y la imaginación.



Para finalizar la última entrega de este panorama de editoriales emergentes dentro del mundo de la LIJ y el álbum ilustrado, tenemos a Pastel de Luna, un proyecto cuyo catálogo mira hacia oriente, no sólo por el origen de sus autores, sino también por las temáticas y el estilo de sus ilustraciones. De entre todos estos libros me gustaría citar El paraguas de Jae Soo Liu y Dong Il Sheen (una poética mirada a los colores y su interacción) y Una casa de 100 pisos de Toshio Iwai que se perfila uno de los mejores libros para primeros lectores de lo que llevamos de año.