De un tiempo a esta parte, el aquí firmante empieza a detectar una variedad inusitada de álbumes que mezclan ficción y no ficción. Esta realidad puede deberse a la diversificación de unos textos que, en aras de parecer más atractivos hacia un público que gusta del humor, la cercanía y siente algo de animadversión por los contenidos académicos que tanto se promueven desde el contexto escolar, adoptan nuevas formas que alcanzan a otros lectores potenciales.
Si a ello añadimos que el álbum es uno de esos formatos de literatura posmoderna en los que la imagen adquiere una importancia igual o similar a la del lenguaje escrito, he creído oportuno hacer un nuevo espacio para alojar esta tanda de libros que no son estrictamente descriptivos, sino que son productos híbridos y difícilmente clasificables.
Presentados en orden alfabético (apellido del primer autor), aquí tienen estos ocho títulos con los que disfrutarán y aprenderán a partes iguales.
Nota: Como suelo olvidarme de alguno, escriban en los comentarios aquellos títulos de esta temporada de novedades que echen en falta para abrirme el apetito.
Ximo Abadía. El pueblo. Zahorí. Como ya hizo con la playa y la montaña, el artista valenciano se sumerge esta temporada en el ambiente rural de la mano de un pequeño protagonista que nos va mostrando todo un sinfín de elementos relacionados con cualquier pueblo mientras disfruta del paso de las estaciones. Todo empieza durante las vacaciones invernales en las que acude a visitar a sus abuelos. Puede jugar con la nieve, encender la chimenea y desayunar chocolate caliente. En primavera ya se puede disfrutar del campo y las flores. El verano es para bañarse en el río o ir a la piscina. Y durante el otoño toca recoger setas y castañas.
Así, este libro se llena de fauna doméstica y salvaje, oficios tradicionales, especies hortícolas, juegos o deportes. Cada doble página se transforma en un muestrario de elementos cotidianos que se van sucediendo gracias a colores brillantes y composiciones estudiadas. Un imaginario muy especial que, además de aprender, permite a los críos perderse en estampas idílicas y postales agrestes de la mano de uno de los mejores creadores patrios. Y a los no tan críos: ¿se acuerdan de aquellos días en el pueblo?
Pablo Albo (texto) y Frank Sett (ilustraciones). Extrañas parejas. Pastel de luna. Con el sobrenombre de Fascinantes historias de simbiosis, el narrador Pablo Albo se interna en su primer libro informativo (al menos que yo sepa) gracias a las relaciones interespecíficas que establecen veinticuatro animales. El mutualismo entre el cocodrilo y el chorlito, la cebra y la avestruz, la rana y la tarántula o las hormigas y los pulgones se describen en sus páginas. Un total de doce parejas de seres vivos se tratan desde esa vis tan humorística que destila el autor alicantino.
Y ahora, un juego visual muy interesante: tras sumergirnos en esos relatos sobre matrimoniadas y otro tipo de relaciones desde una perspectiva muy colorista (N.B.: La caracterización de los personajes en las ilustraciones es una maravilla, incluso me he encontrado con guiños a algunos cuadros), nos encontramos con una doble página explicativa con datos sobre cada pareja de animales acompañados de unas ilustraciones en blanco y negro que nos alertan de que esa información es mucho más formal y contrastada. En definitiva un buen álbum híbrido que merece la pena conocer.
Javier Bermúdez (texto) y Mercè López (ilustraciones). Nuestra vida en los árboles. Pastel de luna. Bea y Guille son hermanos, pero no unos hermanos cualesquiera, sino un par de gibones a los que les encanta celebrar su cumpleaños encaramados en la copa de los árboles junto a sus padres, auténticos melómanos que se pasan la vida cantando (y saltando) de rama en rama. Y así, entre el Let It Be de los Beatles, óperas de Verdi y alguna ranchera, estos dos simios nos presentan algunos de los árboles más curiosos del mundo. Está Matusalén, el pino de las Montañas Blancas de California, los tumbo de Namibia, la sabina de la isla de El Hierro, los álamos de Utah, los manglares de Campeche o Hyperion, el árbol más alto de nuestro planeta.
Con mucho salero, humor y desenfado, los protagonistas de este libro van hilando una historia con otra, mientras nos hablan de sus quehaceres diarios. Inocencia y humor se cogen de la mano en un libro de ilustraciones preciosistas y descriptivas, en el que no falta el alegato conservacionista ni algunos detalles técnicos que nos gustan a los amantes del álbum, como las guardas peritextuales o esos esqueletos a los pies del ahuehuete. Con información ampliada gracias a códigos QR y diferentes estilos de escritura (hasta poesía), es un libro muy completito.
Glenn Boozan (texto) y Priscilla Witte (ilustraciones). Hay mamás mucho peores que tú. Litera. Aunque por el título podría decirse que este libro está dirigido a las malas madres, en realidad es para todos los públicos y en él se hace acopio de un buen puñado de comportamientos supuestamente reprochables que muchas hembras de diferentes especies del reino animal tienen hacia la prole.
El libro empieza con toda esa serie de dudas y planteamientos que cualquier mujer se hace ante la llegada de un hijo. ¿Seré muy estricta? ¿Aprenderá a leer? ¿Estará comiendo bien?... ¡Detente! ¡Hay madres mucho peores que tú! Por ejemplo, la jirafa le da patadas a sus hijos para que aprendan a andar, las águilas dejan que sus polluelos se desplumen hasta morir y las madres koalas les dan como alimento sus propios excrementos. Así que, ¡déjate de rollos y disfruta de tus hijos! ¡Nunca serás perfecta!
Un libro crítico que, utilizando un tono muy cercano al libro de autoayuda, nos hace reír con las realidades de la naturaleza que, con mucha ironía, se contraponen a esta autoexigencia y sobreprotección que las madres de medio mundo tienen hacia sus hijos.
Óscar Dalmau (texto) y Jesús Morentin (ilustraciones). Un libro repleto de letras. CocoBooks. Si eres un apasionado de la letra impresa o no sabes lo que es la tipografía, este libro te resultará más que agradable. En él se nos presentan todas las letras del abecedario con grafemas de diferentes fuentes tipográficas, al mismo tiempo que se utiliza la rima para enseñarnos pequeñas cuestiones sobre ellas. Hay letras que se pueden leer, boca arriba o boca abajo, otras que tienen patas, a veces son alargadas y otras más bajitas, alguna parece otra cuando le das la vuelta y otras son capaces de recordarnos sonidos cercanos.
Con un pequeño texto explicativo final en el que se hace referencia a la imprenta y los tipos móviles, no deja a nadie indiferente, pues elegante y colorista, cada doble página nos deja entrever la importancia de la letra impresa y su capacidad, no solo para transmitirnos ideas a través de las palabras, sino de darle forma al movimiento, transmitirnos emociones y construir imágenes (fíjense en los retratos de los autores).
Aparentemente sencillo, este libro nos invita a conocer las curvas sinuosas o los ángulos obtusos que dibujan las palabras. Un sinfín de vestidos para cada letra que no solo nos acercan al diseño, sino a ver el mundo desde una visión plural en la que caben muchas formas y colores.
Meritxell Duran. Una manzana. Kókinos. Las manzanas son una de las frutas más típicas del otoño. Reineta, Golden, Fuji o Granny Smith, cualquier manzana es una maravilla (sobre todo si nos gusta el Apfelstrüdel), algo en lo que se reafirma este libro protagonizado por uno de estos frutos que tanto consumen en Inglaterra y Europa entera.
Ana Garralón (texto) y María Pascual de la Torre (ilustraciones). Calle de la Oca. Ekaré. Ana Garralón se lanza al mundo del álbum de la mano de Oliver, un chavalín al que sus padres no pueden acompañar al colegio durante toda la semana. Aprovechando la coyuntura, un puñado de familiares y amigos, se ofrecen a echarles un cable y llevar al chico hasta la puerta de la escuela y recogerlo más tarde. Serán esos pequeños paseos por la calle que da título a este álbum, los que servirán como excusa para que la curiosidad de Oliver se vaya enriqueciendo.
Primero es su abuelo, un historiador, quien le habla del pasado, sus quehaceres, oficios olvidados y otras costumbres. Su tía Patricia le insta a fijarse en los pequeños detalles de la naturaleza que habita el barrio. Los árboles y los pájaros tienen mucho que decirle, también los alimentos, incluso en los charcos hay montones de seres vivos. Enrique, el escritor, Manuel, el filósofo, Cristina, que es fotógrafa o su primo Joaquín le incitarán a conocer de primera mano el pequeño universo que le rodea.
Guiños a escritores de literatura infantil, imágenes en blanco y negro que nos recuerdan a las fotografías antiguas, metáforas que recubren la fachada del colegio, pisadas que dibujan un camino, guiños artísticos y un sinfín de detalles más, se abigarran en cada doble página que nos presenta una calle multidisciplinar muy cercana.
Mar Hernández (texto) y Elvira H. Mateu (ilustraciones). Polilla tiene una pelota. A buen paso. Pasamos a uno de los álbumes de cantos redondeados que esta editorial tan acertada regala a los lectores más pequeños de la casa. Jugar con las palabras y conocer los fenómenos naturales que nos rodean son los dos objetivos de un libro de gran calado visual que nos sumerge en un universo misterioso y nocturno en el que una polilla disfruta de la luna, su compañera. Noche tras noche se encuentran. Mientras que una baila por diferentes escenarios y se topa con jilgueros, felinos, serpientes y algún reflejo, la otra sigue creciendo o menguando, llenándose y vaciándose.
Como en otros títulos de esta serie, el libro incluye un pequeño epílogo explicativo que ahonda en la vida de estos insectos nocturnos y las fases lunares. Un plus que, añadido a unas ilustraciones a doble página de composiciones muy estudiadas, encara la noche como un espacio en el que pueden suceder muchas cosas a las que no le solemos prestar atención. En definitiva, se convierte en una caricia con la que aprender los entresijos de la vida de unos seres vivos muy desconocidos para el gran público.
Justine de Lagausie, Raphaël Martin (texto) y Daniel Sponton (ilustraciones). Investigomanía. Transportes. Librooks. Para terminar, me detengo en unos libros muy peculiares. Llega a las librerías un nuevo título de esta colección basada en unos juegos de búsqueda que también nos enseñan cuestiones interesantes. En este volumen, cada doble página representa un escenario diferente relacionado con diferentes medios de transporte.
Motocicletas, naves espaciales, trenes, bicicletas, globos aerostáticos, coches de fórmula 1 y hasta carros se mezclan con un montón de personajes. El barullo es tan grande que se hace difícil encontrar a todos los que hace referencia el texto, pero seguro que tú logras dar con ellos. Una forma divertida de aprender cuestiones sobre algunos vehículos entre animales.