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viernes, 26 de febrero de 2016

PARA QUITARSE UN PESO DE ENCIMA

El gobierno liberal “…emitió ayer los primeros 12.000 millones de pesos en bonos con vencimiento en 2018 y 2020 y tasas de interés superior al 30 por ciento anual, que forman parte de un programa de endeudamiento para este año que alcanzará los 40.000 millones. Estas colocaciones buscan ser un aporte a la tarea del Banco Central de contraer la base monetaria y secar lo más posible la plaza de pesos, en el marco de la receta ortodoxa contra la inflación y ofrecer un activo cuyo rendimiento le quite presión a la demanda de dólares.”


Un endeudamiento de corto plazo por temas inmediatos; y sigamos “El diagnóstico del equipo económico (…) es que existe un exceso de pesos en el sistema que presiona sobre los precios y que esa liquidez se traslada a la compra de dólares. En el marco de esta visión monetarista en la que la emisión de pesos es la única causa de la suba de los precios, el Ministerio de Hacienda y el BCRA coordinan una política agresiva de contracción del circulante.”

Entonces, inflación y compra de dólares por privados, por la emisión de moneda. Todo eso de las cadenas oligopólicas en la formación de los precios, el rol de los supermercados en este tema, la fuga de divisas… no tiene nada que ver ni es tema de atención. Si se le ocurrió algo sobre el impacto sobre su salario y el mercado interno, sepa que ud jamás llegará a nada. El tema, se lo dicen claramente, es la emisión de moneda y que usté anda aún con mucha plata para gastar en pelotudeces.

Y sepa algo más: “El Central además comenzó a vender dólares en el mercado también para frenar la escalada en el precio. En una semana ya lleva vendidos 237,2 millones de dólares para abastecer la demanda en un contexto de baja liquidación por parte de los exportadores de granos. En lo que va de febrero las reservas acumulan una caída de 1.308 millones de dólares para cerrar en 28.766 millones, o sea 23.766 millones si se descuenta el préstamo de 5.000 millones por parte de bancos extranjeros. Pero la expectativa de suba se mantiene…”

De ahí que vamos con deuda –como se dice en el primer párrafo- para tapar estos agujeros. Pero es deuda de corto plazo a una tasa más que conveniente (para el que presta) y que, claramente, se podrá renegociar y estirar cobrando las consabidas comisiones y volviendo a vivir del Estado como se hizo casi siempre. Bien, ¿es esta la deuda? Nooooooooooooooooooooooooo. Esta es la caja chica. La de verdad viene cuando se arregle con los joldauts buitres, que en eso andamos (con una ayudita de los amigos). Porque en ese momento, se abrirán nuevamente las puertas del mundo al que dejamos de pertenecer por doce largos años, y nos van a empomar por un período muy interesante de tiempo (qué solucionará otro peronista, como lo hizo Néstor).

Suena de resentido, y si. Resiente ver cómo la derecha se come el país de nuevo y esta vez gracias al voto “popular”. Resentimiento, vergüenza, bronca. Porque encima te echan la culpa, por algo que vienen preparando desde hace mucho pero mucho tiempo. Desde el megacanje de Cavallo y De la Rúa.

A irse enterando. A tomar nota.

* Las citas corresponden a “Volver a tomar deuda como único salvavidas”; Página 12 del 26-02-2016; págs. 10 y 11.


viernes, 19 de febrero de 2016

Y TAMBIÉN... (la pesada herencia)

La vecina se encoge de hombros después del suspiro que viene a reemplazar a un “cómo dejaron al país, es lógico”. Es lógico, es natural, es de sentido común. Generalmente, las cosas que no tienen una explicación clara y cercana a lo racional, suelen validarse con aseveraciones de tal magnitud. Juicios cerrados, ideas preconcebidas, aunque sea por otros. ¿La vecina en cuestión es estúpida? Sin duda, pero además es cándida, ingenua, cualidades que se dan curiosamente cuando pensar complejamente da dolor de cabeza y hace perder el tiempo.


Le parece lógico que la inflación se desate, que nadie controle precios ni nada, que echen a estatales, que se cierren programas sociales, que encarcelen a los piqueteros (la india esa de Jujuy), que prohíban cortar la calle, quequeque… no se le ocurre más nada. Ya se lo dirán y lo repetirá. Eso no le quita responsabilidades, la vecina es medio facha cuando no tibiamente de derecha, y cuando la encuentran de buen humor parece medio progre de derecha. Ocurre que le preocupa estar de acuerdo con los que conoce, interactúa, estar bien socialmente, opinar lo mismo que la gente que ve todos los días que es como decir opinar lo mismo que toda la gente. Algo de razón le asiste, cuando pudo auparse a un cincuenta y un por ciento.

La señora (que bien podría ser su marido, ese fulano que mira puteadoramente a todo el mundo pero no lo dice y hasta es simpático de a ratos) difícilmente va a enterarse, pero Kicillof (Axel; actual diputado del Frente para la Victoria y ex ministro de Economía) le dijo en una nota publicada en Página 12 algo sobre lo “lógico”…

El gobierno de derecha de la Argentina está llevando a cabo “un clásico programa de ajuste” (…) “que ha decidido usar como ‘justificación’ para su plan económico la presunta ‘pesada herencia’ que recibió de Cristina.”

Y va fundamentando, con esa costumbre de explicar y dar vuelta todo lo que aparecía tan claro, tan lógico… “para Argentina 2015 no fue un año recesivo. Según la consultora Ferreres, la economía creció un 1,7%, la i9ndustria 1,1 y la inversión un 1%. Para el FMI, el crecimiento fue del 1,5%. Es decir, la economía no estaba estancada ni en caída, ni siquiera para los detractores del gobierno de Cristina. Tampoco se sufría una aceleración inflacionaria. Es más, todas las consultoras privadas reconocían que la inflación venía cayendo fuertemente desde 2014.”

“Comparando enero-noviembre de 2014 con el mismo lapso de 2015, según Elypsis la inflación había caído del 31,4 al 18,2%, es decir, una marcada desaceleración del 13,2%. Las estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires mostraban lo mismo, ya que la inflación pasó de ser del 33,6% en 2014 al 19,7 en 2015, es decir, la desaceleración fue del 13,9 en un año. Lo mismo para el IPC Congreso que pasó del 33,5% al 20,4, es decir, se redujo un 13,1%. Las reservas estaban al 10 de diciembre en 25 mil millones de dólares, después de pagar en octubre el vencimiento más grande de la década: 5.900 millones de dólares del Boden 15.”

Agrega finalmente: “A toda esta construcción marketinera, hay que agregar un punto más: el déficit fiscal.” (…) “el ministro de Hacienda dijo que el déficit fiscal de 2015 –medido como lo hacen todos los países del mundo- alcanzó el 2,3% del PIB. Pero ese nivel de déficit no servía como excusa para su plan, …” (…) “El objetivo era ‘elevar’ ese déficit para que cumpliera el papel propagandístico.”

El ex ministro demuestra en un par de párrafos la manera en que se arribó al número mágico dicho hasta el cansancio durante la campaña: un irreal e indemostrable 7%. Eso es lo que les dijeron a la vecina y a su marido, que estaban predispuestos a creerlo.

“Este déficit totalmente inventado es el que están usando como justificación para echar gente, achicar al Estado, quitar subsidios, modificar el régimen de jubilaciones y aumentar tarifas.” Un ajuste clásico para achicar al Estado, congelar el consumo y dar liberad total al sector financiero para que vuelva a dirigir la economía sin inconvenientes ni mirones. Hacer bolsa al mercado interno, al mismo tiempo que se hace difícil exportar. Complicado ¿no?, a menos que el objetivo sea llevársela en pala y de paso, retrasar el desarrollo nacional unos añitos.

Total, para pagar los platos rotos esta el “populismo” y boludos como la vecina y su marido.



* Las citas corresponden a “El caso del falso déficit fiscal” por Axel Kicillof; Página 12 del 18/02/2016.

viernes, 27 de enero de 2012

LAS CUESTIONES SILENCIOSAS DE LA LEALTAD

Un poco preocupado terminando el año pasado. Y si, lo admito. El cuestionamiento presidencial del proyecto de ley para el reparto de ganancias de las empresas justo frente a la crema de los empresarios, el frío con la CGT, el acto de Moyano, algunos desajustes en la comunicación con la paulatina quita de subsidios, las subas de precios. La salpicadura mediática de que habría un techo del 18% para las próximas paritarias, el fogoneo incesante con las internas intragubernamentales. La verdad es que –esto ya lo dije, y lo digo de nuevo- la desaparición electoral y/o ausencia colectiva de una oposición (aún tan boba como la autóctona), nos traía la confrontación adentro. Siempre pasa.

Un primer dato tranquilizador lo acerca una paritaria tempranera: los compañeros aceiteros cerraron un 24% y no hubo piso, techo, ni injerencia (por lo que uno puede saber) del Ejecutivo. Me dirán que el gremio de aceiteros no mueve el amperímetro y que hay que esperar a los “grandes”. Puede ser, pero el dato es real. En marzo comenzarán las grandes rondas de casi todos los sindicatos y podremos ver cómo se desarrolla el tema. Sabemos –desde el 2003- que hay negociaciones colectivas todos los años (y por experiencia propia, algunas veces se las ha podido mantener abiertas por varios meses, negociando una y otra cosa que se tradujo en dinero al bolsillo del trabajador y también mejoras en condiciones laborales y escalafonarias). Esta “costumbre” peronista aleja bastante el choque con los sindicatos que muchos auguran a derecha y a izquierda. Eso no quiere decir que, en una economía en crecimiento, la puja distributiva no cause sobresaltos. Más bien, yo diría que eso es saludable.

La contracara de este asunto es la suba de precios. Insisto, suba de algunos (tal vez muchos) precios y no suba generalizada, abrupta y continua de todos los precios que sería propiamente “inflación”. Y acá todos podemos opinar, disentir y argumentar: qué cómo se establece la cadena de valor, la real intervención del Estado en la formación de los precios, los controles necesarios, el valor de la competencia, si los índices del INDEC y bla bla bla. Sin duda es uno de los temas que importan a todos, vayan o no a las marchas, lean o no los diarios, vean o no 678.

El otro gran tema es el crecimiento de la economía nacional y, claro, su relación con el marco internacional en el que está inserta. Antes nos iba bien por el “viento de cola” y ahora corremos el riesgo de seguir creciendo solitos, o solitos con la región (¿será “viento de arrastre”?). Y lo que nos preocupa a muchos es que afuera –y afuera es el gran afuera, el mundo desarrollado al cual debíamos parecernos y por suerte no- está todo para el carajo. Se caen economías, la alianza francogermana (con el acento en el segundo componente de esta curiosa y histórica palabra compuesta) se lleva puesta Europa y la eurozona. Los yanquis con un déficit ya difícil de calcular. Todo ese panorama va a impactar sin duda, y mucho dependerá de los mecanismos regionales que ya está poniendo en marcha la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y deberíamos agregar, más específicamente, la UNASUR y el MERCOSUR. Y también, en lo interno, las políticas gubernamentales para mantener una relación sana (y virtuosa, dicen los economistas) entre superávit fiscal, reservas, exportaciones e importaciones.

Hay un tembladeral ahí afuera y no es pavada. Mantener este modelo de desarrollo sin bajar los niveles (y los ritmos) de distribución progresiva es el tema. Digamos que un buen gobierno se ocupa de eso (y contar desde el 2003 es poco tiempo como para hablar de una tradición incorporada).

Y entonces todo me lleva por un lado a lo institucional y, para hablar mejor y más claro, a lo político. Por eso, ver ayer a la Señora volviendo, hablando, teleconferenciando, gobernando, como que da una tranquilidad importante. Tengamos en cuenta que nuestro sistema político está parado sobre muy poco. Una figura, un equipo. La militancia, si, la gente, si, pero sabemos que no alcanza. Es precario todo esto, no jodamos. A ver si la desaparición de Néstor no nos hizo un agujero infinito… Pensar, por un minuto, qué pasaba si esta intervención quirúrgica a la Presidenta se hubiera dado con el miserable de Cobos haciendo la segunda. Dios mió.

¿Hay que callarse la boca para preservar este tiempo político? ¿Hay que minimizar lo de Famatina, los muchos que están en negro y no los representa nadie, los muchos que cobran el mínimo o un poco más? ¿Hay que hacerse el boludo con lo que aún queda –y no es poco- de neoliberalismo? No. NO.

Pero hay que saber cuidar lo que tenemos. Esto no es una pelotudez, es madurez política. Ni confianza ciega en los gobernantes (aunque sean los de uno), ni confianza ciega en la “acción de las masas”, por favor. Sentido común, confianza, lealtad, ponerse en el lugar de los otros, estar atento. Esas cosas tan peronistas.

Nuestro país tiene una historia corta, para tantos y tan largos períodos de mierda. Hoy no estamos en camino al socialismo (y que me digan qué carajo vendría a ser eso hoy), no incorporamos a todos los que se cayeron, la economía crece y hay que ver si se desarrolla. Estamos ahí, con muchas posibilidades de seguir avanzando o de volver a los primeros casilleros. Me parece muy terrible pensar que tenemos por delante los cuatro años de Cristina y después, que Dios nos ayude. Aunque esté en el terreno de las posibilidades, uno no puede vivir como si el recreo esta vez fuera más largo.

Hay que defender este tiempo (el nuestro).