viernes, 5 de marzo de 2010

Jesus

Hoy primer viernes del mes de marzo ha sido el día de Jesús de Medinaceli. La Basílica estaba llena a rebosar y la cola para besar el pie de la imagen de Jesús, tenía lo menos tres kilómetros. Para los madrileños que no hallan ido les diré que: empezaba la cola en la misma puerta de la Basílica, recorría toda la calle de Jesús hasta llegar a la calle de Atocha, iba hacia abajo, rodeaba el hotel Nacional, subía por el Paseo del Prado hasta la Caixa Forum, luego subía...bueno yo ya no se donde subía por que desde el Paseo del Prado donde yo estaba no veía el final de la cola.
Piluca y yo hemos oído misa de una y de dos, digo esto por que como mi amiga llega siempre tarde, después de terminar la misa mía, me he quedado a oír otra con ella. Lo he hecho con mucho gusto; la he ofrecido por todos los parados, para que encuentren trabajo los que quieran trabajar, sobretodo los padres de familia que me imagino que lo estarán pasando muy mal. También he rezado por mis vecinos, por los que creen y por los ateos (que también los hay). Lo que se me ha olvidado pedir al Señor, ha sido que dejara de llover porque desde la una de la tarde que ha empezado y hasta las doce de la noche que son ahora no ha parado en todo el día.
Como después de la misa ibámos a comer en el Hotel Mora, yo me había puesto muy guapita, con mi abriguito de pieles, mis zapatitos de charol, mi bolsito de ídem, mis guantes de raso...en fin iba de "durse"como dicen los andaluces. Cuando yo he llegado a la Basílica no había empezado a llover, pero cuando hemos salido...llovía más que cuando enterraron a la tacones. A pesar de ello, la calle estaba llena de gentes de todas partes. Además de madrileños había gente de Guadalajara, de Toledo, de Barcelona y hasta unas señoras que me han dicho que venían desde Argentina...!muy bien hecho guapas! Pues bien como seguía lloviendo nos íbamos enredando con los paraguas, si te tapabas con el tuyo, te mojaba la persona que iba a tu lado, en fin una incomodidad, otra incomodidad en el restaurante apenas había sitio, tenías que esperar, los servicios hechos una porquería, algunas personas que no se saben comportar...en fin, poco más que una odisea. Menos mal que esto solo ocurre una vez al año, los demás viernes vamos tranquilitos casi siempre solo los madrileños, salvo excepciones. Cuando yo he llegado a casa: el abrigo lo he tenido que poner sobre una mesa para secarlo con una toalla, los lindos zapatitos los he puesto en la terraza,chorreando, igualmente los guantes, la bufanda, los pantalones, yo creo que me he mojado hasta...bueno que he llegado con toda la ropa mojada, pero sabéis una cosa...ha valido la pena. Amen

No hay comentarios:

Publicar un comentario