miércoles, 28 de abril de 2021

¡Atención:... se rueda!


Ingrid Bergman

Acabo de suprimir el texto escrito hoy y cuando ya estaba en la plantilla del propio blog dispuesto a publicarlo… Una última relectura, señaló ¿la “sandez”, inapropiado, “pero qué dices”, etc., del mismo.

¡Ángela María! ¡A qué sequedad de ideas, creatividad, imaginación, me lleva ¿nos?, este momento de pandemia y sus consecuencias.

No es que la situación en sí me afecte especialmente. Estamos tranquilos en la familia, interactuamos, a gusto en casa, salimos a la calle, viajamos, por motivos de ocupación comercial y cuando queremos, a unos 90 kms de casa, etc.

Pero sí que en general, y en particular hay también algunos cambios, la suma de esto y aquello, aquí, allá y acullá, puede que esté influyendo más de lo que pareciese…

Respecto a los blogs, creo percibir que algunos habituales, de años ya, publican menos. Otros, me consta, se han pasado, o se combinan con otras redes sociales. Otros, ¡vaya usted a saber qué!…

El caso es que hasta los propios lectores, anónimos, que muchos ni tan siquiera comentaban, pero leían, van desapareciendo…

¿Está llegando la hora de aprender a jugar al “tute”, servidor, para juntarnos cuatro y el del tambor en una mesa?

Menos mal que, como reza el dicho en la película “Casablanca”, 1942,: “...siempre nos quedará París”…

Claro que aquí, en el suelo patrio, algo más modesto y de menor glamour, nos quedan las elecciones de Madrid. Que nunca alcanzarán el brillo de la película y, esperemos, su dramatismo.

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¿Y no cree usted que hubiese ganado más este artículo si hubiese puesto la imagen de una de las dos protagonistas, "cara" y "cruz", más relevantes de esta campaña electoral?

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viernes, 23 de abril de 2021

Tataranietos!

 


Acabando de leer y comentar a algunos/as amigos/as del mundo de los blogs, y constatando que tampoco parecen prodigarse nuevas publicaciones en este día, no suele hacerse los fines de semana, y por seguir “tecleando”, que el hecho en sí tiene su encanto… Al margen de que lo que se escriba sea o no relevante, retomo ese texto en espera que dio pie a la entrada anterior. “Los Peribáñez”.

Leídos vuestros comentarios al respecto de esa “posible opinión mía en suspenso”, así decía: En realidad es una opinión mía. Una exposición de algo… que ha surgido… ¡Un hecho!” Decido publicarla como esto último. ¡Un hecho!

Y como tal y para no levantar susceptibilidades ni contradecir creencias, lo hago en primera persona.

¡Esto soy yo!

En las fotografías antiguas, cuando acompañado por los demás, y cuando los "demás" puede que ya no estén, en ocasiones surge el recuerdo de los mismos... Por sí mismos o en relación a nosotros. Y a veces ese recuerdo, o ausencia, genera pesar, tristeza, añoranza de lo que fue... y no volverá! Este sería un sentimiento bastante generalizado, del que creo, no se tiene verdadera consciencia.

¿Qué cabría lamentar de un hecho incuestionable, que fue. Y cuya existencia es ya solo visible en el recuerdo. Podemos hacer girar de nuevo el "tiovivo" en el que se subieron, nos subimos con ellos, muchas veces en las innumerables experiencias de vida compartidas... ¡Podemos sí!... Pero solo en el campo emocional, sentimental, mental. No hay más realidad con la que construir la nada. ¿Da vértigo esto?

¡Fue! Fueron... Fuimos con ellos!... Viven en nosotros a través del recuerdo... ¡¡Mientras nosotros mismos vivamos!! Ya en la tercera generación, nietos, puede que la cosa no esté tan definida. Y no digamos ya de la cuarta, biznietos, que puede que jamás hayan oído hablar de "aquellos"...

¿Dónde queda, pues, esa "realidad" emocional que nos embarga?. Y que en ocasiones desborda. Y en otras desestabiliza... Y lleva a hacer vivir, revivir, lo que no son sino "sueños" sentimentales... ¡Nada en realidad!

Como nada seremos nosotros mismos, el día de mañana, en las vidas de esa tercera, o cuarta, generación. ¿Vértigo?

Pero es que hay más! Nosotros mismos, al poco tiempo de haber "partido", cuando la mentalidad humana que tuvimos, y nos permitió vivir aquí, empieza a diluirse..., y surge la nueva acorde con la realidad que seremos/somos, esa nueva escala de valores, hoy impensable, ¡nada tendrá que ver con “los de antes”!

¿Y, según usted, dónde queda el consuelo, dónde los sueños, el soñar?

El dormir es necesario. El soñar puede representar una distracción!

lunes, 19 de abril de 2021

...los Peribáñez.

 


Al hilo de una entrevista que estaba teniendo Jordi Évole este domingo por la tarde en el programa de Cristina Pardo, “Liarla Pardo”, en la Sexta, y en relación a las declaraciones que un “negacionista”, de la pandemia, el virus, los hospitales saturados y los fallecidos en el mundo, había vertido en un programa del propio Évole, éste venía a reconocer que muchas de las declaraciones del entrevistado resultaban difíciles de “tragar”. Y no tanto ellas en sí, sino en contraposición a la opinión y conocimiento general que todos tenemos de la situación sanitaria en el mundo.

Dicho de otra manera: ¿cómo “presentar” las declaraciones del “negacionista” a los miles de contagiados, ingresados en hospitales y UCIs, familiares de fallecidos, etc.?

Y llegaban ambos a la conclusión, Cristina y el propio Évole, que en muchas ocasiones el periodista se siente tentado, obligado más bien, a “dulcificar” al público ciertas noticias o declaraciones de terceros.

Y terminaban reconociendo que, en realidad, debían dar las informaciones periodísticas tal y como eran… Y dejar que el público que es, en parte, heterogéneo, múltiple y cambiante, cuando no errático y contradictorio, sacase sus propias conclusiones.

Viene esto a cuento porque en ocasiones también cualquiera de nosotros siente la “necesidad” de censurar-se en sus expresiones, temas por publicar, compartir… Y ello, principalmente por esa heterogeneidad de quienes nos leen.

¡Qué dirán los de “Pérez”, Peribáñez o Alvargonzález si publico esto!

Tengo un texto en reserva para publicar precisamente por esto mismo. El “cuidado” que en ocasiones creemos que les debemos a “nuestros” lectores y comentaristas.

En realidad es una opinión mía. Una exposición de algo… que ha surgido… ¡Un hecho!

Como millones de “hechos” así hay en la vida. Aunque todavía no hayan rozado tu conciencia… No sepas nada de ellos. O sabiendo, los niegues, no los aceptes.

Para ser una simple opinión, parece bastante determinado en ello…

─Simple apariencia! Ningún interés en difundir nada.

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¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro. El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.” (Anthony de Mello).

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miércoles, 14 de abril de 2021

...en pos de algo.

 


Si ya la búsqueda de uno mismo, el real, no era fácil de percibir antes de la pandemia, la vorágine que ésta representa en nuestras vidas la hace casi imposible… Y sin embargo nada fuera de esto sería relevante!

─¿Ya empieza con sus cosas?…

─¡Desde luego que no! Reconozco que no es fácil esa tarea… Y como digo, casi imposible! Por ello, ¡Ni una palabra más!

─¿Y entonces…, quiere decir que estamos perdidos? ¿Qué el ser humano esta condenado a vagar sin rumbo concreto?

─¡En absoluto! ¡No hay pérdida alguna! El ser humano solo se “pierde” cuando cree que tiene que ir en pos de algo… Metas que él mismo se crea. Cuando cree que, habiendo cometido el pecado original, ¡maldita herencia impuesta por la ignorancia… interesada!, debe ir en busca de la redención.

La eterna noria de la vida girando sobre sí misma, con esfuerzo y dedicación, ¡valle de lágrimas!, para no ver la inutilidad de girar y avanzar… sin llegar a ninguna parte.

De hecho, sin moverse del sitio. Cuando se haga consciente de ello, cuando despierte a la realidad, ¡sabrá que ha llegado!

domingo, 11 de abril de 2021

"Cara" y "cruz"...

 


Pido un Rueda (vino blanco frío) en la barra de la cafetería habitual en los últimos 2 o 3 años… Suelo preferir la calle al interior para tomarlo. Cogí la copa y salí afuera. Había dos mesas altas con taburetes en el borde de la acera. No había nadie sentado. Tampoco yo lo hice. Dejé la copa en una de ellas y acercándome a la cristalera miré hacia el interior observando la tv al fondo.

Al rato me vuelvo para dar un sorbo al vino y… ¿dónde carajo está mi copa? Observo que las vacías de la otra mesa también han desaparecido.

Entro en la cafetería y veo que el dueño con los dedos metidos en varias copas, una la mía por estar casi llena, las eleva del mostrador en dirección a la fregadera…

¡Mi copa mi copa! Exclamo sonriendo…

Vuelven las copas al mostrador, vía dedos, y, apartando la más llena, la empuja con el dedo en la base hacia mí… diciendo: “tal vez es ésta...”

Mientras el que las recogió en las mesas de fuera, también con los dedos dentro, un cliente bien intencionado, se disculpaba por haberla cogido…

Ante el impresentable gesto del dueño, simple camarero de tercera a pesar de llevar toda la vida en hostelería, merecía dos opciones. Opté por la única que no me ponía a su altura, y definitiva! ¡Jamás he vuelto a poner un pie ahí!

Di media vuelta y salí del establecimiento. Y comenté los hechos con unos conocidos que ya estaban sentados en las mesas de fuera. Desde el interior se observaba toda la escena…

A los pocos minutos sale un amigo mío, y cliente habitual como yo del establecimiento… Con dos copas de vino en las manos. Una para mí y la otra para la otra persona con la que hablaba. “Deduzco” que el dueño ha reconocido su falta de profesionalidad e impresentable actuación, y, en principio, acepto el hecho… ¡Cuestión de segundos!

Luis, ¿quién ha pagado esto?…

¡He sido yo!

Este buen amigo, tratando de quitar hierro al asunto, le preguntó al impresentable: ¿qué toma Ernesto? Y el impresentable debió responderle. A lo que Luis le pidió que pusiese una copa para mí y otra para su amigo. ¡¡Y se las cobró!!

¡Impresentable por partida triple!

Bien, ya hemos conocido la cara de este asunto, o más bien al “cara” en cuestión. ¿Pero dígame, y la cruz a la que se refiere?

Bueno, la “cruz” es la que siente cada vez que se cruza conmigo en la calle… Y revive una y otra vez, lo que no olvidará en su vida, su impresentable actuación y falta de profesionalidad.

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He calculado que ha dejado de ingresar en caja por mi ausencia unos 1.352€ anuales. (Que multiplicados por 10 años, suman 13.520€). Si a esto le añadimos que por las restricciones de la pandemia, cambios de costumbres en la gente, etc., ha visto reducida su clientela a un tercio... Más que "cruz", le parecerá un calvario!

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viernes, 9 de abril de 2021

Los de 1960...

 



¿De qué escribir, qué compartir? En estos momentos cruciales en la vida de tantos… ¡Que puede que no seas ni tú ni yo! Que tenga un cierto sentido de algo, sea éste de interés, curiosidad, entretenimiento, etc.

(…)

Este era el principio de una reflexión que surgió y escribí hace unos días. Y que gracias a… que desde entonces y en plenas fiestas me quedé sin conexión a Internet, no pude publicar. ¡Una suerte! Pues tanta “trascendencia” (expresión irónica) en un momento como el actual, pandemia, elecciones en Madrid pero que están generando más revuelo y expectativas que unas generales, hoy me hacen suprimirla. Y pasar a un tema más intrascendente: Los carteros de 1960.

Tras hacer sonar el silbato desde el portal del bloque de viviendas, para que todos en los pisos estuviésemos atentos, decía en voz alta los nombres de quienes recibían correspondencia. Y que bajaban con cierta expectativa a ver quiénes les habían escrito. ¿Y el que no estaba en casa en ese momento? ¡Mañana será otro día!

No cabría negar ese cierto encanto que todo ello representaba… Y que concluía con la tarjeta de felicitación de Navidad que los carteros repartían en señalada fecha y en busca del merecido aguinaldo.

¿Volveremos a oírles gritar nuestros nombres cartas en mano? No parece probable, el invento de los buzones en los portales acabó definitivamente con ello.

─Sí sí, pero yo me he quedado varios días sin poder comunicarme por la red… Ni blog, ni comentarios, ni lectura, cartas, mails, etc. Y… ¡oh! sorpresa. ¡Esta mañana mientras levantaba las persianas de las ventanas, surgió el pensamiento de que nada relevante había sucedido! Y pensé que si este fallo individual de comunicación mundial llegase un día a fallar, atisbos ya se producen de vez en cuando, siempre nos quedaría de nuevo, aunque ya sin voz, las cartas de antaño.

─¡Hombre, no compare!

─No, no comparo. Señalo una posibilidad, que no niego que impensable, y que supondría para muchos de nosotros, ¡hecatombe mundial al margen!, la provisión de sobres y sellos con los que mantener viva estas relaciones y amistades de hoy.

No me atrevería a decir que ello supusiese, después de todo, un gran problema… Cierto que el cambio sería trascendental, pero creo que ganaríamos en profundidad en nuestras relaciones y comunicaciones personales!