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viernes, 18 de marzo de 2016

¿Te has parado alguna vez a escuchar tu propio corazón?

Fuente
No el de tu pareja, al reposar tu cabeza sobre su pecho. El tuyo. Y no hablo en sentido metafórico. ¿Por qué no le prestas más atención?

Ese órgano dentro de ti que late al ritmo de tus emociones, bombeando vida roja en tus entrañas para hacerle sentir. ¿Lo escuchas alguna vez? ¿Depositas tu mano sobre tu pecho, en una habitación oscura, con el ruido de una ciudad en tu ventana, y te concentras en su ritmo?

A veces le damos mucha importancia a los simbolismos. Recordamos como si nos tatuaran en el cerebro la primera vez que escuchamos el latido de alguien a quien, sabiéndolo o quizás aún sin ser del todo conscientes, amaremos más de lo que nuestro egoísmo quisiera reconocer. Somos capaces de grabar en nuestra memoria sonidos, olores y tactos que sólo registramos una vez en nuestra cabeza, emociones que son tan únicas que, al volver a sentirlas, en un sueño reminiscente, en una tarde de otoño, o en medio de una obra de teatro, hacen florecer electricidad en tu piel y sientes algo tan fuerte dentro de ti que debes reprimir la emoción de haber despertado aquello olvidado. Esos instantes, aún y estando rodeada de un millar de personas ruidosas que ríen y hablan y comen y te miran de vez en cuando, son sólo tuyos. Te paras a pensar, de repente, ¿cuántos momentos tienes a solas?

Y no recuerdas una vida que no fuera compartida.

¿Cuántos suspiros, sonrisas, lágrimas? ¿Cuántas veces bebes vino, a solas, sólo por el placer de ese agua divina? ¿Cuántas veces escuchas a tu propio cuerpo, escuchas realmente lo que piensas?

La vida, como dijo el gran poeta Halley, son dos sílabas. Aprendamos a brindar una en compañía y, la otra, en el placer de estar a solas.




miércoles, 9 de abril de 2014

Pétalos

Las montañas, el sosiego. El silencio invisible, robado con delicadeza por el viento. Frente a mí, maravilla. ¿Quién iba a decir que un lago podía ser mi medicina?

Si pudiera vivir aquí. Para siempre, sin nada más. Quizás me aburriría. O quizás no. Me levantaría con la pereza del sol madrugador. Pondría leña en la chimenea. Siempre hace frío en Irlanda si eres una chica del sur. Escogería un libro, y éste sería mi amante durante las siguientes horas. En algún momento, entre las tareas del hogar y la comida, saldría a pasear. Puede que el sol me visitara al mediodía. Y me perdería entre estos mares terrestres de fantasía, verde musgo y ramas corrompidas, viento feroz y montañas sabias.

Y pensaría que estaría viviendo los días más felices de mi vida, siendo consciente aún, de esa gran mentira. 

Todo lo que me rodea me invita a respirar sonrisas. Pero es primavera, y, cuando esta mañana, al salir de casa antes de dirigirme a estas solitarias montañas, los árboles vestían la acera de minúsculos pétalos rosas, rompí a llorar. El estallido de tu risa ha resonado en mi cabeza, como el más doloroso de los estruendos. ¿Recuerdas aquel Abril? Despertaste al sentir las cosquillas que uno de esos pétalos causaban en tu oreja izquierda, víctima de las travesuras que a veces me vienen a la mente. 

A veces sólo hace falta un silencio incierto para recordar. Otras, es suficiente para lograr romper en mil pedazos lo que llevas en ti. Y de ello, sólo brotan lágrimas eternas. Quizás invisibles, pero imparables.

¿Sabéis lo que es el silencio?

El silencio es una ilusión. No hay mar ni montaña que mude mis lágrimas.


miércoles, 5 de marzo de 2014

Esconderé el dolor
























Diré
No fue más
que una absoluta y absurda
pérdida de tiempo.

Un fallo en el sistema.

Una vulnerabilidad ya solventada.
Y nada
será verdad.

jueves, 24 de octubre de 2013

Sense esperar que un dia tornaràs


Potser no ho entendràs. Que avui, aquesta nit, podria ser més que la teva amant.

Els meus dits juguen amb el teu rostre afaitat. Somrius, mig adormit. Les meves pestanyes t'han fet pessigolles a les galtes.

M'agrada que t'adormis així, entre els meus braços i amb els meus cabells, foscos com el cel, sobre el teu pit. Sovint et miro mentre somies. La teva respiració es torna melòdica i profunda, com un himne poètic a la nit.

Les teves mans tenen tatuades mil i unes aventures. Qui ets, com eres. Qui seràs, qui esdevindràs. Al meu llit sempre ets un llibre obert a mitjanit. I si tu poguessis mirar enrere, al meu passat, potser sabries qui sóc. Jo mai t'ho diré. Els teus petons són més dolços que les meves paraules.

La nit és freda i la teva pell m'escalfa. És possible tenir-te aquí, sota el meu cos, i alhora trobar-te tan lluny del meu costat? 

Tan debò poguessis veure't des dels meus ulls, entendre que ets tot allò que sempre he volgut ser. Lliure, valent, etern viatger. La teva respiració fa olor a fred nòrdic, els teus ulls reflecteixen la calidesa australiana. M'arrapo al teu braç. El teu cor batega fort. Respiro profundament... I obro els ulls.
No, no hi ets.

Potser no ho entendràs, però et trobo a faltar.

sábado, 19 de octubre de 2013

7 Nocturnidades y media jornada

Noche 1: La sorpresa

Sus labios.
Sus dedos.
¿Cómo es siquiera posible?

Volviendo.
Delante de una iglesia.
Lo veo, aún lo huelo.
Su sonrisa está todavía
en mi pelo.
                     ¿Quién soy?













Noche 2: Recuerdo

Tu olor
se desprende
a través de toda mi piel.













Noche 3: Tú

¿Qué estoy haciendo?
¿No es esto
lo que en secreto
había venido a buscar?













Día 4: ¿Nosotros?

Dosed.
Fuente
Esperar.
Nervios.
Dosed.
Fuente.
Viento.
Tenemos que hablar.













Noche 4: Sin conclusión

Hoy
esperaba
sólo
poder dormir.














Noche 5: Quizás

Explicar tu vida
verso a verso.
Consumirte el alma
beso a beso.


















Noche 6: Hombres

Y después de tantas sábanas
creo
que te busqué
en cada cama.































Noche 7: Jueves

Hoy silencio.
El séptimo día
toca descansar.
Dulces sueños,
pero sólo
si tú apareces en ellos.







lunes, 14 de octubre de 2013

Silencio

Viernes por la mañana, tu olor en mi almohada.

Yo, que nunca creí en mí. Yo, que nunca creí en que algo así fuera a suceder. Y, sin embargo, aquí estoy, enredada entre tus brazos, sumergida en tu cuello, cobijándome en tu cuerpo. Tus dedos me hacen cosquillas. Sonríes al sentir mi piel erizarse bajo estas sábanas.

Tu respiración es lenta, tus manos melodiosas. Mi espalda es un instrumento que sólo ellas saben tocar. Te espío. Tu expresión es tan pura, tan sincera, que apenas puedo creerla. Con los ojos cerrados tus pestañas parecen más gruesas, tu barba más espesa. Quién me iba a decir que en este mundo aún quedaban unos cuantos locos. Tu corazón late bajo mi piel. ¿Qué has visto en mí?
En nuestra ventana llueve, el planeta crece: pasa el camión de la basura, una mujer con tacones y alguien llevando una maleta. Pero qué lejos suena ese mundo que tenemos bajo nuestros pies, a apenas dos metros de distancia. Esta habitación se ha convertido en un templo y el silencio en nuestro dios. ¿Cómo puedes verme tan directamente el alma con los ojos cerrados?


No te vayas. Quédate. Enredémonos un rato más. El tiempo no pasará para los dos. Anochece en el mismo lugar en el que acabamos de amanecer. Pero no me dejes ahora.

Y, sin embargo, soy incapaz de decirte nada. 

sábado, 12 de octubre de 2013

Belice



La parte más difícil del día es la noche. Es entonces cuando la pesadez del madrugar se evapora y no importa cuán larga se haya hecho la jornada.

Llegar a casa, prepararme alguna bebida caliente y sentarme en la cama, esperando.

Miro el móvil a cada sorbo, con ansia, de reojo, siempre esperando un mensaje tuyo. Una disculpa, un reproche. Qué más da. Verte cada día se vuelve insuficiente. Eres la droga más vital a la que jamás me hubiera podido aficionar.

sábado, 15 de junio de 2013

And for once there is nothing up my sleeve

It's Saturday afternoon and I can't study. I turn on the radio, a song starts to play

I wish this was eternal. The sun on my skin, the white sheets araound my legs, your smile on my cheeks. I wish I didn't have to think of me saying goodbye to you.

You know, it's hard to find someone. But not just someone. Someone you're totally comfortable with. Someone who understands your irony and your passions, although you don't share them. Someone tho enjoys so much watching you laughing, laughing loud, crying of laughs; and tells you about it just by looking at you with his bright eyes.

"I used to run at first sight of the sun..."It's so curious. How many times I would have heard this song, but not listened to it. And now it feels so close. I could perfectly sing it to you while we're togetehr in the shower, fighting playfully for the coconut soap. 

It's a love song. You know it's love when you suddenly realise that you're waiting for someone to wake up next to you. And that's all I'd like to so right now. Spend a whole life waiting for you to open your eyes and immediately smile at seeing my messy hair. How easy is to be selfish and forget the rest of the world when you're happy, don't you think?

But, of course, I could never tell you this. We know what we have, but we don't say it loud. We won't cry, we won't make drama. We will just pretend we're mature people saying goodbye to a perfect time in our lives, but we will never tell in words what's the thing we have. It would make things more complicated, wouldn't it?

Three weeks left. Dammit. I wanted so bad vacation to arrive until I realised you woulnd't be here for them, the moment I realised you were actually my real vacation from my everyday life, my routine, my mess.

The song finished a few minutes ago. But I can still feel the singer's voive running through my veins, next to the endorphines that your kisses created on my organism. Dammit, I used to run to be alone. Now I'd spend my whole life running for the time not to catch us. Bring forever young. Forever in early summer. Forever next to you. 

But this is the real life, isn't it...

miércoles, 15 de mayo de 2013

Restless


I, en la foscor dels nostres propis cossos, buscar la claror i escalfor que mai vam ser capaços de trobar. Imaginar que res va passar. I és que seria més fàcil, senzill, així. No vull recordar el tacte de la teva pell recorrent curiosa, al ritme dels teus dirs, la meva esquena.

Sabia que si despertava al dia següent al teu costat, tu culparies les cerveses de més que ara inundaven la teva taula, el teu terra, la teva mirada. Pero n'érem, de conscients. A cada moment. No sé què et va impulsar a tu a voler-me atrapar de nou entre els teus braços. Però jo, jo... Què va ser, la pena, la nostàlgia? La calidesa de les teves abraçades, que tant m'havia mancat? La llàstima de veure't de nou, tan oblidat? Vaig pensar que la soledat em faria forta, fins que vas trucar la meva porta.

Suposo que havíem deixat la nostra frase amb punts suspensius fins que els teus ulls, tan foscos en tota la seva blavor, van decidir fer d'aquell moment una coma més, entre tantes altres.

I tornar a la rutina, d'escapar-me a mitjanit, sense trobar-me a mi mateixa entre els solitaris carrers d'aquesta càlida ciutat, que, capritxosa, plora llàgrimes de primavera a les matinades, i em deixa sola amb els meus pensaments, desitjant, de nou, tancar els ulls i que, senzillament, tot desapareixés. Tu, jo, les nits, els dies. La foscor.



lunes, 29 de abril de 2013

El arte de contar historias (II)

Lunes, empieza la semana. Llueve y el cielo está amarillo. Voy a la uni, vuelvo en bus y me bajo en la Diagonal. Me encanta bajar por Josep Tarradellas mientras llueve, el día está gris pero el suelo rojo y los árboles mucho más verdes que de costumbre.

Y volviendo de la universidad releo los relatos que hicimos para la pasada práctica de Taller de Copy el lunes pasado. ¿Recordáis la entrada que publiqué hace poquísimo? Pues aquí traigo las historias. Cortas, sencillas. Pero que me encantan, sobre todo si es para leerlas en un día en que el tiempo acompaña. Un cafetito, lluvia, algo de los Red Hot y... ¡a leer!

PD: Si leísteis la entrada anterior, sabréis que cada historia debía tener una temática que estaba ligada a una ilustración, la cual aparece en las imágenes de los platitos que encontraréis al lado de las historias. Lo que hay escrito en ellos no es nada de lo que hicimos para clase, pero así tendréis una idea sobre cómo era el poema visual que debíamos relatar. Para verlo en grande, ¡solo hay que clikar en la imagen!



Historia 1: Romántica – Lluvia (96 palabras) | Título: Cobijo

Hacía frío y fuera llovía. El café estaba lleno: estudiantes, gente que había salido de trabajar. Algunos preferíamos leer el periódico que conversar. Entonces la vi. Entró con las mejillas sonrosadas de tanto correr, y llevaba hasta las medias empapadas. Había entrado para cobijarse, dijo. El camarero la sentó a mi lado. Y yo no podía quitarle los ojos de encima. Le ofrecí mi bufanda, estaba helada. Y sus ojos me paralizaron. En aquel momento deseé pasar todas las tardes de mi vida allí, a su lado, bebiendo café y con el paraguas en la mano.



Historia 2: Sentimental/triste – Bolsita de té (~200 palabras) | Título: Siempre

Veinte años con la misma tradición. Domingo a las cinco, en el café de siempre. Cada fin de semana, siempre a la misma hora, mi madre me dejaba con un beso en la mejilla al cuidado de mi abuela. No
importaba si hacía frío o calor, siempre era un buen momento para tomar té, decía. Ella, tan elegante. Cada vez que entraba la encontraba leyendo alguna novela de culto, moviendo con suavidad la cucharita en el té con cierto aire distraído. Y al verme se le iluminaba la cara. Recuerdo la sensación de su de piel, cada año menos tersa que el anterior, pero siempre igual de cálida, cogiéndome de la mano. Me sentaba a su lado y pedía otro té. “Flojo, que es para mi nieta”. Y sonreía.

Me fascinaba. Su aire, su porte, su manera de ser. Sus historias fantásticas, algunas reales y otras literarias, pero siempre sorprendentes. Me gustaba oírla hablar del abuelo que nunca llegué a tener. Me maravillaba poder pasar las tardes así, escuchar atentamente el tono de su voz, suave como el terciopelo.

Pero nada es para siempre. Y hace ya tres años que vengo sola al café, y leo alguna novela de culto. Soy todo lo que ella me enseñó a ser. Gracias, abuela.



Historia 3: Libre – No | Título: No

¿Estás solo?

Nunca me había hecho esa pregunta. Y, sin embargo, al pasar por la calle la leo en un cartel. ¿Estoy solo? Nunca había pensado en una posible respuesta. No tengo hijos, es verdad. Ni un matrimonio feliz como esos que tan a menudo salen en pantalla. Soy camarero, trabajo prácticamente todo el día y mi tiempo libre quizás sea escaso, pero siempre resulta provechoso. Me gusta correr, leer. Cosas que se hacen en soledad. Pero, ¿estoy solo?

Llego al trabajo y me cambio. La señora Robbs ha vuelto hoy. Claro, es martes. Antes de acercarme, ya sé que pedirá unas tostadas con las que acompañar un té de menta. Y el señor Hughson me saluda, como cada mañana, con un chiste algo verde, mientras le acerco el periódico. Siempre me hace reír, no importa de qué humor esté ese día. Son las ocho menos cuarto. En tres minutos pasará el grupo de estudiantes que entran cada mañana para pedir un café antes de salir corriendo a la universidad. Siempre llegan tarde, pero nunca se van sin darme los buenos días antes. Hoy Jane dijo que llegaría una hora tarde, ya que su hijo tiene cita para el médico. Para compensármelo, sé que traerá uno de sus deliciosos sándwiches caseros para que me lo coma durante mi hora de descanso. Aquí siempre cuidamos los unos de los otros.

¿Estoy solo? Vuelvo a pensar. Miro a mi alrededor y sonrío. Ya sé la respuesta.



Historia 4: Libre – Anillo | Título: Donde los sueños nacen

Recuerdo ser pequeña y tropezar con una piedra en una fría tarde de otoño. Caí al suelo, haciéndome un profundo corte en la rodilla. No debía tener más de seis años. Y me había perdido. Con los ojos llorosos por el miedo de no saber dónde estaba mi madre, solté un gran berrido al ver la sangre roja en mis calcetines blancos. Un par de hombres mayores se me acercaron y me preguntaron qué me pasaba. Como lloraba sin parar, no lograban entenderme. “Mamá, mamá…” Era lo único que apenas comprendían. Me cogieron en brazos y me llevaron a un lugar cálido y seguro. Me senté en una silla de madera, pero aún no podía parar de llorar. Entonces la camarera se me acercó con una sonrisa en los labios y el puño cerrado. “¿Sabes qué tengo aquí?”. Dije que no con la cabeza. “Esto es un secreto. Un secreto que debes cuidar, porque proviene del lugar donde los sueños nacen. Es un anillo mágico. Tan mágico que borrará las lágrimas de tu cara en cuanto te lo pongas.” Y yo creí. Creí en el dulce tacto de su voz, en un mundo de fantasía y mágicos anillos de diamantes que borraban la tristeza de cualquier rostro.

Aún recuerdo la risotada de aquel par de hombres cuando me sorprendí al ver el anillo. Me parecía espectacular, enorme, brillante. Los ojos de un niño son capaces de ver tesoros que los adultos no comprenden. Al cabo de unos minutos llegó mi madre, aquellos hombres habían conseguido encontrarla. Ella lloraba de alegría, lloraba de miedo. Y yo, que estaba convencida de que aquella camarera era en realidad un hada, sonreí a mi madre. Me quité el anillo y lo puse en su mano. Mamá me miró confundida. “¿Un anillo de plástico?”

No, mamá. Un anillo mágico. Del lugar donde los sueños nacen.

domingo, 7 de abril de 2013

Poema sense anissos

Después del éxito de la pasada "Sinergia Lunar" con mi amiga Mónica y su blog "Sense anissos", donde va colgando algunos de sus dibujitos, publico la segunda ilustración que ha hecho de uno de mis poemas, esta vez "Otherside". El poema lo publiqué hace ya tiempo, y lleva como título una de mis canciones preferidas de los Red Hot Chili Peppers, porque, aunque la letra de la canción no hable de lo mismo exactamente, para mí esa canción es la perfecta descripción musical de mi poema.

El resultado, esta vez, me ha sorprendido más aún, porque con el trazo dulce de Mónica y sus colores alegres creo que ha sabido reflejar bastante bien las sensaciones que (o al menos que yo quisiera) el poema transmite. Para mi gusto es un choque que se complementa a la perfección. ¡Esperamos que os guste el restultado tanto como a nosotras!

Otherside

Mis brazos mueren. 
Y mi cerebro baila. 
Delirios de medianoche. 
He despertado en un mar. 
Océano de lágrimas y sudor.
Sudor mío.
Sudor frío, sudor vacío.
 

Echo de menos la sal de tus brazos.
     

miércoles, 6 de marzo de 2013

Never ending city

 I'm gonna miss this city. The way it smells when it rains, the long avenue that takes you to the sea. How all those cafés where I like to go on Sundays remind me better days in Paris. But I need to get the hell out of here. Todo me asfixia. El ruido ya no es ninguna cosmopolita melodía. El tráfico me llena los pulmones de mentiras. Je dois partir, très loin d'ici. Where it rains everyday et la lune se lève à midi. 


Tengo que irme para encontrarme.

sábado, 23 de febrero de 2013

Llunes & anissos

Una de las cosas que más me gusta de la universidad es que, en comparación al colegio, tus amigos tienen características, sino parecidas a las tuyas, que las complementan. Me gusta estar rodeada de pequeños "artistas", como los llamo. A unos les gusta leer como a mí, a otros escribir, a otros se les da bien el cine, y a tantos otros... la ilustración.

Es el caso de mi amiga Mònica, que recientemente ha creado (¡por fin! :3) un blog donde publicar sus ingeniosos dibujos. Esta mañana, al abrir el Facebook, me he encontrado con una genial propuesta suya: "Oye Aida, ¿y si ilustro alguna de tus historias?". Y la idea me ha encantado. Sobre todo, porque, además de encantarme sus dibujos, tan sencillos y a la vez tan ingeniosos, me daría una visión ajena a la propia sobre lo que yo escribo. Así pues, he decidido pasarle algunos de mis poemas, y ella ha escogido uno de mis favoritos para hacer un dibujo que, a mi gusto, refleja bastante bien todo lo que soy.

Y bien, el resultado ha sido este.... ¡esperamos que os guste! :)



Poesía de Mierda (I):  
                                Y si me canso de ti…

 
 El cielo será azul
La lluvia fue mojada
Y si me canso de ti
El mar seguirá salado

Y si me canso de ti
No será tragedia
No será mayor drama
Más bien una comedia

Las estrellas brillarán
Algunas murieron ya.
Y si me canso de ti
El universo es una incógnita

Y si me canso de ti
Podré respirar sin
Que me falte tu aire

Y si me canso de ti
Podré ver otros ojos
Sin andar a tientas azules

El cielo será negro
La lluvia fue de gotas
Y si me canso de ti
La noche seguirá al acecho


Esperamos hacer más cosas juntas, visto el éxito de esta primera "sinergia lunar". Si queréis ver más cosas bonitas de la mano de esta artista, ¡os animo a visitar su blog!:
                                                  

jueves, 21 de febrero de 2013

he was like the wind

En un banco. Donde siempre. Frente al mar, en el puerto. El agua refleja los destellos de esta ciudad nocturna bajo la madera, a mis pies.Hay viento y la humedad no tardará en calarme los huesos. Pero necesitaba volver aquí, lugar maldito, lugar secreto, donde tantas veces soñé llorarte y tantas otras realmente lo hice.

El repiqueteo de los barcos, a merced del viento y marea, parece una triste melodía compuesta de más ruido, de cláxons y motores, de gente susurrando, riendo, de cámaras haciendo fotos, de gaviotas gaznando las buenas noches. Quizás alguien a mis espaldas inmortalice este momento. Y yo nunca lo sabré, jamás descubriré que fui la protagonista de una melancólica fotografía en aquel viaje del aventurero que se dispuso a dar la vuelta al mundo.

Estebanco es como tantos otros. Y sin embargo, lo siento muy mío. Yo también le hice una foto en el pasado, aquella en la que salían dos bobos enamorados. Dos bobos de setenta años cogidos de la mano.

El dulce e humeante olor a gofres me hace salivar y mi estómago ruge con ternura. Sabe que no debe molestar, que suficiente tengo con la coraza de melancolía que aísla mi corazón. ¿Cçomo lo sé? Los síntomas son claros: sensación de soledad, ahogo, ojos rojos, miedo hasta en las piernas, vacío en el estómago, manos frías y mente soñadora.

Algún día volveré a compartir este banco con alguien. Quizás un desconocido que se siente a leer un rato. O quizás... Quizás sólo sea el viento.

martes, 5 de febrero de 2013

Ciudad eterna: No sé hablar de otra cosa





No sé hablar de otra cosa
Escribir de otra cosa
Soñar con otra cosa.

No sé hablar de paz ni guerra
No sé escribir de música ni teatro
Soñar con cielos libres y verdes campos.

No sé.
No sé deshacerme de ti.
Tu flecha me envenena
Y mi cuerpo espera.

No sé.
Amor, no sé.






















Luna de Coco

domingo, 13 de enero de 2013

Where is my mind?

 Miro nerviosa el reloj del móvil bajo el paraguas. Ahí está, sentado, en la misma mesa de siempre, la misma cafetería de siempre, con la misma mirada perdida de siempre. Entraré y nos daremos dos besos, ¿cómo te va la vida?, con una sonrisa que parecerá sincera con la luz cálida del lugar. Hace seis meses que no lo veo. Seis meses desde nuestro último encuentro. Encuentro de tantos otros encuentros fugaces que siempre acaban con cierto sabor a decepción y a recomfort. El corazón vuelve a latir en mi pecho con normalidad al pensar que esta vez no será distinta, que volveré a casa bajo un paraguas vacío mientras él corra a cojer rápidamente su moto para no llegar tarde a cenar. 


Y no podía estar más lejos de la realidad. Al entrar, mi garganta decide llevarse el diálogo ya aprendido a base de tanto repetirlo a mi estómago. Me quedo de pie, mirándolo con curiosidad, intentando adivinar qué hay bajo esa expresión de falsa melancolía en su rostro, que ahora sólo se fija en mí. Sacudo la cabeza con suavidad, y al fin logro pronunciar algunas palabras a tropezones. Me quito el abrigo, pido un capuccino en esta tarde de frío. Me siento sin descolgarme el pequeño bolso cruzado en mi tronco. Su mirada inquisitiva sigue pidiéndome algo que no sé descifrar, y el miedo me oprime el estómago. El silencio se apodera de esta mesa, creando una burbuja entre nosotros lejos de las conversaciones ajenas y voces chillonas del local.

Necesito aire, necesito escapar de sus ojos, su mirada, sus sentimientos. No sé qué hago aquí. Salgo corriendo hasta el fondo de la cafetería y pulso el botón que encenderá una luz automática durante unos minutos. Entro en el baño confundida, me miro al espejo. Apoyo las manos, una a cada lado de la pica, mientras suspiro. ¿Qué narices hago aquí?, me repito una y otra vez. ¿Por qué nos hacemos esto?

Cierro los ojos para que mis párpados retengan lágrimas llenas de furia. ¿Es posible sentir tantas cosas a la vez? Escucho la puerta corredera abriéndose tras de mí y veo por el espejo su alta silueta. Nos quedamos así, mirándonos en silencio, a través de un espejo que parece una muralla. Cierra la puerta a sus espaldas sin mirarla siquiera. 

 - ¿Qué...?

Y de mis labios no puede salir ninguna palabra más. Su mirada los ha sellado, ahogando mi voz. Y así permanecemos, un segundo, dos minutos, tres horas, siete vidas, mirándonos, con los ojos empañados de confusión y los iris teñidos de sentimientos escondidos. En un parpadeo percibo que se acerca, su pecho casi roza mi espalda y noto su inconfundible aliento en mi nuca casi desnuda. Siento un escalofrío que no llega a manifestarse en mi piel. Su cara es el pleno reflejo de la tristeza, pero el gesto en sus labios me indica que va a hacer algo que no quiere hacer. Algo que no debe hacer. Algo que sí quiere hacer. Estoy paralizada. Sus manos se posan sobre las mías y miro al suelo, como si desviando la mirada pudiera evitar algo. Y, sin darme cuenta, estoy de cara a él, con los ojos muy abiertos y las pestañas empapadas, después de que me haya dado la vuelta bruscamente con sus manos, y aprieta sus labios ferozmente contra los míos. Quiero escapar. ¿Pero dónde están mis fuerzas? Sus manos parecen de hierro sobre mis brazos de mantequilla y mis lágrimas empiezan a bañar nuestras mejillas. He estado tanto tiempo esperándote...

Me dejo llevar. Le respondo a ese beso con furia, con dulzura, con amargura. Le respondo con todas las palabras antes silenciadas, con todas las miradas de reojo y todo el orgullo de estos años. La luz automática del lavabo se apaga y casi ni me inmuto. Siento una explosión de algo indescreptible dentro de mí. Es como escuchar música psicodélica, como probar algo por primera vez, como bajar con fuerza en una atracción. Y es mucho mejor que las cosquillas en mi brazo después de una de sus caricias no intencionadas, mucho más fuerte que el dolor que me oprimía el pecho después de decirle adiós y volver a la cama vacía de mi casa.

Pero, al salir de esta cárcel de sentimientos inmortalizada en el lavabo de una gran cafetería, todo volverá a tener el mismo sabor a vacío de siempre. Saldré corriendo, y él no me seguirá. Se quedará en el oscuro recuerdo de lo que acaba de pasar, pasmado, intentado averiguar si ha sido verdad, tratando de pensar cómo lo sobrellevará en la rutina de los próximos días. Olvidaré, con las prisas, el paraguas, la chaqueta, mi vida. Mis lágrimas seguirán brotando contra las órdenes de mi orgullo, mientras piense en cuánto tardaremos en volvernos a hablar esta vez. Quizás esta vez haya sido la gota que colme el vaso, y al fin dejemos de fingir que no nos hacemos daño. ¿Significa esto que jamás volveré a ver su sonrisa, tan perfectamente grabada en mi memoria?

Y, al correr por las calles oscuras de la ciudad, empapándome de esta lluvia oportuna, me reprocharé la cobardía que ayuda a mis piernas a escapar de algo que he estado esperando todas las tardes de domingo de mi vida.


lunes, 3 de diciembre de 2012

Nocturnidades



Las distancias no miden lo mismo
de noche y de día.
A veces hay que esperar la noche.
 


                                   R. Juarroz





A veces duermes conmigo por las noches. Duermes en mis sueños, duermes en mi mente. Y las distancias son entonces inexistentes. Exploramos en Amazonas, nos bañamos en el Pacífico y volamos hasta el espacio para ver más de cerca las estrellas. Bajo mis finos párpados, todavía manchados de rímmel, contemplo las más grandes maravillas cuando suena el reloj a medianoche y la luna me espía desde la ventana.

Pasan cinco, seis, siete horas que se convierten en apenas un puñado de minutos al despertar. Qué amargo es abrir los ojos. Y mi cansancio aumenta, mis músculos se tensan, cuando siento tu lado frío de la cama. Y si me levanto, es por pensar "con suerte, en unas horas, volverás a ser mío..."

martes, 20 de noviembre de 2012

Y más fotos de Ámsterdam...

Hoy subo algunas de las fotos que tomé cuando estuve en Ámsterdam el pasado septiembre, y prometí que algún día subiría. Además, os dejo linkado a la última palabra del texto, una canción de The Drums que me gusta recordar mirando estas fotografías. En ellas veréis bicicletas, verde parques, preciosas casas, a mi amigo Gus en alguna que otra, una escultura de la estrella de David en honor a los judíos que sufrieron las fuerzas nazis en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, rincones escondidos de la ciudad con Coffe Shops... ¡Disfrutad!