Volví después de muchos años,
de noche,
allí estaba la casa
y el andén donde de niño
me tendía a coger las estrellas,
con la red de mis manos
pero ya no había estrellas,
una nata ceniza de humo,
había borrado su cielo limpio,
claro.
Entré a la casa
y los cuartos que la recordaban,
ya no huelen a agapantos
era ella quién los regaba.
*Foto propia intervenida. Piedecuesta.