Foto intervenida
La noche se
perfuma de azahares
y la brisa
es aroma de naranjo
esparcido en
cada sueño,
en cada
beso de amores desvelados,
en la piel
de los amantes que no rezuman
sales,
ni sudores
sino jugos
de naranjo,
cuando se
agita el mar de sus adentros
y se
desborda brioso
en la costa
de sus cuerpos.
Esta noche,
un niño
duerme bajo
las alas de
un naranjo
se sueña
cazando estrellas,
tirando su
red en lo ancho del cielo.
Pero las
deja ir enternecido,
y ellas lloran
lágrimas amarillas,
lágrimas
del naranjo
que le da
alas a su sueño.
Esta noche
se ha quedado
el azahar
en tu pelo,
y en tus
besos el sabor al naranjo dulce
que con
tanto amor
alguna vez
sembramos en el patio