miércoles, 27 de febrero de 2013

Bous al carrer




Mi padre insultaba a los políticos
cada vez que veía sus rostros
en la pantalla del televisor de 20 pulgadas
conectado en la salita
del primero primera.

Cuando dejó de hacerlo
y se dedicó a ver en silencio els bous al carrer
en las televisiones locales
comprendí que la demencia vascular
había ganado el pulso
y no habría partido de vuelta
tras aquella derrota.


(* Fiestas de toros en la calle muy populares en los pueblo de la Comunidad Valenciana)
 
 

lunes, 25 de febrero de 2013

Poetas de guardia: Canto a nuestra posición, de Roque Dalton


A Otto René Castillo 

Nos preguntan los poetas de aterradores bigotes, 
los académicos polvorientos, afines de las arañas, 
los nuevos escritores asalariados, 
que suspiran porque la metafísica de los caracoles 
les cubra la impudicia: 
¿Qué hacéis vosotros de nuestra poesía azucarada y virgen? 
¿Qué, del suspiro atroz y los cisnes purísimos? 
¿Qué, de la rosa solitaria, del abstracto viento? 
¿En qué grupo os clasificaremos? 
¿En qué lugar os encasillaremos? 
Y no decimos nada. 
Y no decimos nada. 
Y no decimos nada. 
Porque aunque no digamos nada, 
los poetas de hoy estamos en un lugar exacto: 
estamos 
en el lugar en que se nos obliga 
a establecer el grito. 
(Ah, como me dan risa los antiguos poetas 
empecinados en vendarse los ojos 
y en embadurnar de pétalos y de pajarillos famélicos 
la giba del dolor anonadante 
que se encarama sólida 
encima del hombro positivo universal 
desde el primer amanecer y el primer viento, 
y que se olvidaron del hombre) 
Estamos 
en el lugar exacto que la noche precisa 
para ascender al alba. 
(Muchos poetas inclinaron sus insomnios antiguos 
sobre la fácil almohada azul de la tristeza. 
Construyeron ciudades y astros y universos 
sobre la anatomía mediocre 
de un nido de muñecas cristalinas 
y exiliaron la voz elemental 
hasta planos altísimos, desnudos 
de la raíz vital y la esperanza. 
Pero se olvidaron del hombre.) 
Estamos 
en el lugar donde se gesta definitivamente 
la alegría total que se atará a la tierra. 
(Ay, poetas, 
¿Cómo pudisteis cantar infamemente 
a las abstractas rosas y a la luna bruñida 
cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre 
y se sentía el alma sepultada 
bajo un volcán de látigos y cárceles, 
de patrones borrachos y gangrenas 
y oscuros desperdicios de vida sin estrellas? 
Gritasteis alegría 
sobre un hacinamiento de cadáveres, 
cantasteis al plumaje regalón 
y las ciudades ciegas, 
a toda suerte de tísicas amantes; 
Pero os olvidasteis del hombre). 
Estamos 
en el lugar donde comienza el astillero 
que va a inundar los mares con sonrisas lanzadas. 

(Ay, poetas que os olvidasteis del hombre, 
que os olvidasteis 
de lo que duelen los calcetines rotos, 
que os olvidasteis 
del final de los meses de los inquilinos, 
que os olvidasteis 
del proletario que se quedó en una esquina 
con un bostezo eterno inacabado, 
lleno de balas y sin sangre, 
lleno de hormigas y definitivamente sin pan, 
que os olvidasteis 
de los niños enfermos sin juguetes, 
que os olvidasteis 
del modo de tragar de las más negras minas, 
que os olvidasteis 
de la noche de estreno de las prostitutas, 
que os olvidasteis de los choferes de taxi vertiginosos, 
de los ferrocarrileros 
de los obreros de los andamios, 
de las represiones asesinantes 
contra el que pide pan 
para que no se le mueran de tedio 
los dientes en la boca, 
que os olvidasteis 
de todos los esclavos del mundo, 
ay, poetas, 
¡como me duelen 
vuestras estaturas inútiles!) 

Estamos en el lugar en que se encuentra el hombre. 
Estamos en el lugar en que se asesina al hombre, 
en el lugar 
en que los pozos más negros se sumergen en el hombre. 
Estamos con el hombre 
porque antes muchísimo antes que poetas 
somos hombres. 
Estamos con el pueblo, 
porque antes, muchísimo antes que cotorros alimentados 
somos pueblo. 
Estamos con una rosa roja entre las manos 
arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! 
¡Estamos con una rosa roja entre las manos 
arrancada del pecho para ofrecerla al hombre! 
¡Estamos con una rosa roja entre las manos 
arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo! 
¡Estamos con una rosa roja entre las manos 
arrancada del pecho para ofrecerla al Pueblo! 

Roque Dalton

martes, 19 de febrero de 2013

aniversario




estoy cruzando edades en un tren invisible
por puentes suspendidos de argollas de viento estoy
viendo la luz sin haber entrado en el túnel

como un mantra en hora punta
insonoro al oleaje de las masas
inhalo 3/4 de respiración
en cada bocanada de futuro

mañana es el día del padre y no tengo
el regalo oportuno colgado de una percha

perdí las llaves del mar 
y se me seca febrero en los bolsillos



domingo, 17 de febrero de 2013

01:58




Volver a descender los ángulos que te enmarcan.

Como una alegría primera
volver a palpar los bordes de tu esqueleto
con la necesidad de un desahuciado
y comprobar que el tiempo
fue una losa ayer.

Y alzar urgente el obelisco que descubre la soledad de los peces
………..en tus simas jíbaras
………..en los montes que atenazan la piel que se confunde
………..donde los remos actúan unísonos como todos los segundos.

Así
…..volver
como quien vuelve al cuerpo que le dio la vida
y aspira aroma y toca 
todas las noches en un pecho
anunciando el futuro del Hombre en una sola acción.

Mañana
los cuerpos cansados ante la máquina
rendirán su júbilo en el altar del vertebrado.

Mañana
todo puede ir a peor
en el país del asco y la vergüenza.



martes, 12 de febrero de 2013

Última Planta




El pasillo pintado de rosa
como habitación infantil
suplica a los ojos que le miran
una cruel hipocresía.

Es la planta tercera.
La última.

¿Qué hay más allá?
Más arriba
un golpeo de pájaros mudos

¿Es la letra ch una letra?
¿O un abandono de datos 

y siluetas?
Un ven(ir) hacia la nada
la exhausta canción de un viernes oxidado
desde el NO ser
donde el NO anclar las sienes en un momento lúcido.

El pasillo pintado de rosa no tiene manchas
junto al interruptor
si se repinta cada final de mes
cada noche atada a tu sentencia.

Firmo
la penúltima estadía de barras en cama
¿Son flores de plástico?

El pastel de cumpleaños
¿tiene una línea de glucosa en sus vértebras?

Las gotas que nos emigran
¿no son simétricas?
Su pálida dulzura
su cortante esgrima
nos distancia como puertos suspensivos
en planetas espaciados
a años luz de los años
enmohecidos
del pasado que giró sus páginas
hacia el borrado comercial.

Desasosiego.

Fuentes que desisten
su lento fluir de agua.
Girasoles que abren
la noche enquistada
a jirones
como lazadas hirsutas
edades sin ojivas
ni rápida energía que las cubra.

Soy un jinete sin alas
en el ámbar gris de tu demencia.



domingo, 10 de febrero de 2013

Desconciertos




Donde dejé el poema anoche
ahora hallo un bocadillo
envuelto en papel de plata.
En el sueño de ayer un magma
huidizo que resbala
por las venas del parque
y crea
una isla que nace
en el atolón de mis horas muertas.

Y quiero retener .... el cruce con el roce
la puerta abierta que deja pasar
el aroma y la mirada
el cómo
y el cuándo
pero no el porqué
.



martes, 5 de febrero de 2013

Qué hago ahora yo aquí?



Estamos.
 
Nos duelen las piernas
si subimos escaleras.
Una deriva difusa
nos borra las huellas
y como animales perdidos
difuminamos el paso
cuando las horas aprietan
y el caos
se resiste a sucumbir.

Tanta Historia enajenada
tanta duda y otra vez
una pregunta
que enlentece el movimiento
vacía las manos
y ciega las válvulas
hasta el vértigo.

Hemos
gritado esta vez
en un tono mayor
como calculando el daño
pero no juntos
levantando una vertiente
que erosiona.

Pantallas planas para todos
raciones de miedo a domicilio
mientras miran a otro lado.
Pero aquí
perros de lluvia
sin instinto
espinas como clavos
en el encuentro.
Estamos.
 

viernes, 1 de febrero de 2013

A Llüisa


A Llüisa 
que nació un uno de febrero


Mira la plaza herida
con las sombras casi inmóviles,
restos del exterminio.

Y esa chica que la cruza
con paso vacilante.
Las dunas de su cuerpo
llevan un sol de desierto
que las cubre.

Recuerda aquella noche de verano
inventado la vida que te espera.
En algún lugar del mundo
el escarnio de la sangre derramada.

Pero tu sonrisa aplaca,
con la fuerza de tus ramas desgajas el tiempo
y aunque llegues cansada
inundas de primavera los ojos
que te miran cuando
te aferras al fértil segundo
en el que te has concretado.